BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º 29. ENERO. 1963. |
LA FE EN LA VIDA |
A pesar de la sacudida
profunda a que el materialismo |
somete a la humanidad de
nuestros días, sigue siendo, el |
hombre, un ser
esencialmente religioso. Tal vez el asedio de |
esta visión, a veces
demasiado materialista de la vida, de |
sus motivos y del sentido
del hombre (capitalismo, comunis- |
mo: en su respectiva y
demasiado radical polarización de |
alternativas), no pase,
dentro de los planes de la Providen- |
cia, de una previa y hasta
necesaria afirmación —con el |
evidente riesgo del
exceso— de los valores de la creación |
sensible, para luego, sin
regateos, ni escrúpulos, ni mutila- |
ciones, poder referirlas,
purificadas, más conscientemente a |
Dios, hacia quien, desde
siempre, tienden y conspiran nece- |
sariamente, como razón de
todo y causa final del universo, |
todas las cosas. |
En esta coyuntura, la vida
vale en tanto que la informa el |
sentido religioso. |
Por esto se puede decir
que, el mundo de hoy, será lo que |
sean los cristianos. Pero
los cristianos serán lo que seamos los |
católicos, y los católicos
seremos lo que sea nuestra fe en nues- |
tra vida, y nuestra vida
será lo que sea nuestro amor. |
1 |
LAS DOS GRANDES
PREOCUPACIONES DEL PAPA |
En sus continuas
referencias al Concilio, el Papa no ha cesado de |
destacar, entre todas
estas dos grandes preocupaciones de su corazón |
de pastor universal de las
almas: el problema de la separación de tantos |
hermanos cristianos,
atomizados en infinidad de sectas, fuera de la |
Iglesia católica, y el no
menos triste y dramático de la multitud inmen- |
sa de pobres que hay que
evangelizar, en este mundo en ebullición |
que, al paso que nos pasma
por la grandiosidad de sus progresos téc- |
nicos, nos pone al
descubierto el gran desequilibrio existente entre los |
hombres, en orden a la
participación de los bienes creados. En una |
frase ha resumido el Papa
esta profunda angustia y no menos hondo |
deseo de su corazón, al
decir, el 11 de septiembre de 1962, un mes antes |
de abrir el Concilio sus
sesiones, que la "Iglesia quiere serlo de todos y, |
en particular, quiere ser
la Iglesia de los pobres". |
Con muy breve o ningún
comentario, citamos, a continuación, al- |
gunas palabras insignes y
cifras de por si elocuentes, que ilustran la |
doble preocupación del
Sumo pontífice. |
LA IGLESIA DE TODOS |
... Y no habrá más que un
solo rebaño y un solo Pastor> |
(Juan 10, 16). Fuertemente
alentado por esta dulce esperanza, |
hemos anunciado nuestra
intención de convocar un Concilio |
ecuménico, en el cual
participen todos los obispos del mundo |
entero, para tratar de
grandes problemas religiosos. El fin prin- |
cipal del Concilio
consistirá en promover el desarrollo de la fe |
católica, la renovación
moral de la vida cristiana de los fieles, |
la adaptación de la
disciplina eclesiástica a las necesidades y |
métodos de nuestro tiempo.
Esto ha de constituir, seguramente, |
un admirable espectáculo
de verdad, de unidad y de caridad, |
cuya contemplación
esperarlos confiadamente que sea, para los |
que están separados de
esta Sede apostólica, una dulce invita- |
ción para buscar y hallar
en la unidad, por la cual Jesucristo ha |
dirigido a su padre
celestial una tan ardiente plegaria. |
Juan XXIII |
Enc. Ad Petri Cathedram,
20 Jun. 1959. |
Tanto si quieren como si
no quieren ellos son nuestros her- |
manos. Solamente dejarían
de serlo cuando ya no dijeran |
Padre nuestro». |
San Agustín. |
2 |
A los observadores y
huéspedes no católicos del Concilio: |
Mis queridos hermanos en
Cristo:... permitidme que me |
dirija a vosotros con
estas sencillas y significativas palabras: |
mis queridos hermanos en
Cristo. |
Es necesario que no se
enfríe nuestra fe en la eficacia Irre- |
sistible de la gracia de
Cristo y en la obra del Espíritu Santo en |
cada bautizado |
Con espíritu de oración,
de fe en la gracia del Señor, de |
caridad y de mutua
confianza, queremos sin duda alguna con- |
sagrarnos todos durante el
Concilio a esta obra que nos ha sido |
expresamente confiada por
Nuestro Señor. |
Cardenal Bea, S. J., |
15 oct. 1962. |
Las cifras siguientes son,
de suyo, harto expresivas para que |
las demos sin comentario: |
Población del mundo: 2 644
millones de habitantes. |
De ellos, son cristianos:
900 millones aproximadamente. |
De estos 900 millones, son
católicos: 496 millones, casi todos |
pertenecientes al rito
latino, menos 10 millones de católicos |
orientales. |
Los demás cristianos,
diseminados en multitud de matices |
se pueden reunir en los
principales grupos siguientes: |
Ortodoxos orientales: 129
millones. |
Monofisitas: 15 millones. |
Anglicanos: 40 millones. |
Baptistas: 40 millones. |
Metodistas: 20 millones. |
Luteranos: 80 millones. |
Presbiterianos reformados:
15 millones. |
Calvinistas: 30 millones. |
Otras confesiones 24
millones. |
Las demás religiones del
mundo comprenden: |
Israelitas: 12 millones. |
Musulmanes: 420 millones. |
Hindúes: 322 millones. |
Confucianos, Sintoístas,
Taoístas: 380 millones. |
Budistas: 150 millones. |
Sin religión o con tipos
de creencias no calificadas: 460 |
millones. |
Estadística de Unité des
Chrétiens.- Ed. GEFAC |
3 |
LA IGLESIA DE LOS POBRES |
Ante la situación dolorosa
de una gran cantidad de hombres, |
como resultado de un
reparto demasiado desigual de las rique- |
zas, la eficacia de
nuestro trabajo en el Concilio, depende de |
este problema. Nosotros
debemos insistir cerca de los respon- |
sables para poner remedio
a este mal. |
Cardenal Gerlier. |
26 oct. 1962 |
La pobreza es una cuestión
de vida o muerte para la Iglesia: |
No se trata precisamente
de una cuestión de «pobres» y «rico», |
sino más bien de los
obreros, que son la fuerza viva d I mundo |
de hoy. |
Con todo mi corazón yo me
pongo al lado de todo lo que |
se haga para remediar
esto. Y si algo se decide, seré el primero |
en ponerlo en práctica y
en sacrificar lo poco que tengo. Se trata |
de renovar el espíritu, no
de la Iglesia movida por el Espíritu |
Santo, sino de los hombres
de la Iglesia... que no todos son |
santos. Yo pido a Dios
gracias y bendiciones para el bien de la |
Iglesia y del pueblo. |
Máximo IV, Patriarca de
Antioquia. |
La Iglesia debe tener, no
sólo el lenguaje, sino el estilo de |
la pobreza. |
Cardenal Lercaro. |
6 dic. 1962 |
¿Fue para pedir que
sonaran estas voces en el Concilio, que el |
Papa, en las mismas
vísperas de su apertura, peregrinó a Asís, para |
pedir al pobrísimo San
Francisco, que este espíritu enardeciera los co- |
razones de los príncipes
de la Iglesia? |
LAUS DEO |
(Con las debidas
licencias) |
Depósito Legal.1 1103-02 |
4 |
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