BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º 68. MARZO. 1968. |
A LOS RICOS. CON AMOR |
No es verdad que sea
inútil hablar sinceramente a los ricos. Y hablarles |
sinceramente es amarles.
Una buena parte de la dureza de corazón que en gene- |
ral se les atribuye, será
por culpa suya, por cerrarse y no querer ver ni saber |
nada que no sea ellos
mismos, porque el rico piensa que él vale más que nadie |
y confunde el ser con el
tener, y como los demás no tienen, por eso no valen |
ni hace ya falta que
tengan... Si además se le despierta —¡es tan fácil!— la fie- |
bre de tener aún más, ya
con nada se sacia su hambre, ni le interesan para nada |
los demás, próximos o
lejanos: solamente le interesan los que le sirvan para |
enriquecerse más. Se le
seca el corazón, que no podrá amar jamás, si no es por |
un milagro, bastante
difícil, según dijo el Señor. |
El reino de Dios para él
es un cuento de hadas con ángeles, o el triunfo |
de unas elecciones. |
Pero tiene una disculpa,
que puede serlo más o menos según el grado de |
su inteligencia y buen
sentido de una honradez no deformada. Esta disculpa es |
el silencio de los que
deben hablarle y se callan. El que calla no les ama. Por- |
que el amor siempre
comienza siendo una verdad. Y todo el amor es toda la |
verdad. Entendemos que la
fidelidad a la verdad no se salva con evitar el decir |
mentiras, sino que es
preciso proclamar algo tan real que nos sea indispensable |
1 (41) |
para conseguir la plenitud
de lo auténtico, y para realizarnos en esa plenitud |
de bien. |
Los ricos han tenido y
tienen quien les ama sinceramente. Es Cristo, que |
les ha dicho, entera,
serenamente, toda la verdad, precisamente respecto de las |
riquezas. Si quieren
mirarla, ya tienen la luz; si quieren seguirla, ya tienen cami- |
no. El que dice que no ve
la luz cuando la llama arde, el que pregunta por el |
camino cuando ya lo
conoce, es que con las preguntas quiere hacer tiempo para |
retrasar o evitar dar
algún paso, o que ama las tinieblas más que la luz. |
Cristo ha amado a los
ricos y algunos ricos han amado a Cristo; pero me- |
nos que los pobres, hasta
que no se han hecho pobres por su amor como El |
"se hizo pobre,
siendo rico", por el nuestro. |
Siempre se dice que Cristo
amo a los pobres, pero también amo a los ricos. |
Es muy posible que
eligiera el ser pobre precisamente para dar un ejemplo cla- |
rísimo a los ricos, y no
sólo para consolar a los pobres en su estado. |
Ya en este mismo Boletín,
el mes pasado, dábamos a conocer un escrito |
reciente de un obispo
español, monseñor Añoveros, que nos parece que consti- |
tuye un verdadero acto de
amor a los ricos, que son los que mejor pueden enten- |
derlo y los que han dado
motivo para que se escribiera. Otras veces hemos ofre- |
cido otros ejemplos de
esta verdad difícil y necesaria, y en el presente no faltan |
tampoco testimonios
parecidos. Con amor, y por amor a los ricos. Con el deseo |
de bien y para el bien de
sus almas. Hay que decir la verdad, aunque a veces no |
guste. Cuando la verdad no
gusta es que falla el amor en el que la recibe, pero |
no falla en el que la da.
Porque la verdad es el primer bien, es la raíz del amor. |
Donde falla la verdad,
fracasa el amor. Y donde no hay amor es imposible |
el cristianismo. Y es
absurda la vida. |
CONVERSACIONES DEL
ORATORIO |
Domingo, día 17 y lunes
día 18, a las 8'30 de la tarde. |
Tema: CONSIDERACIONES
SOCIOLOGICAS SOBRE LA MUJER |
Hablarán: Pedro Mancebo y
Antonio Barba. |
2 (42) |
LA IGLESIA |
Y LOS DERECHOS DEL HOMBRE |
La lucha por los derechos
del hombre es tan antigua como la humanidad. |
Hombres y mujeres han
peleado sin cesar por una vida digna y libre contra el |
despotismo, la
intolerancia y la superstición. |
La institución de las
Naciones Unidas ha representado un momento im- |
portante en esta lucha. El
preámbulo de la Carta de la ONU proclama, en |
efecto, el compromiso de
los pueblos miembros de la Organización en la re- |
afirmación de la fe en los
Derechos del hombre, en la dignidad del hombre y |
en el valor de la persona
humana, en la igualdad de derechos entre hombre y |
hombre, lo mismo que entre
naciones grandes y pequeñas. El artículo prime- |
ro de la Carta afirma que
"constituye el fin principal de la ONU la coopera- |
ción internacional para
promover el respeto de los derechos humanos y de la |
libertad para todos, sin
distinción de raza, de lengua, de religión". |
Sin duda que el primero y
más importante paso dado por las Naciones |
Unidas, en el campo de los
derechos humanos, fue la adopción de la Decla- |
ración Universal sobre los
Derechos del Hombre. En 1947, en Ginebra, la Co- |
misión para los Derechos
del Hombre, elaboró un esquema de declaración que, |
el 10 de diciembre del año
siguiente, en París, era aprobado por la Asamblea |
General. El voto fue
unánime, pero se abstuvieron los seis miembros del blo- |
que soviético, la Arabia
Saudita y la Unión Sudafricana. |
El documento es una
Declaración de principios generales del más elevado |
valor moral. |
En seguida la Declaración
Universal se convirtió en un punto de referen- |
cia para poder juzgar el
comportamiento de los Gobiernos y de los individuos. |
Tales derechos humanos,
los principios y afirmaciones con que se anun- |
cian, ¿son tal vez
diversas de las que proclama y enseña la Iglesia? |
Es verdad que a la Santa
Sede no le gustó la ausencia del nombre de Dios, |
como fuente de la dignidad
humana, y que algunos artículos adolecían de |
esta carencia para poder
definir adecuadamente el derecho a la libertad reli- |
3 (43) |
giosa y la libertad de
enseñanza. Pero no obstante, la Santa Sede ha recono- |
cido que la adopción de la
Declaración ha constituido una empresa noble, ha- |
bida cuenta de la
diversidad de matices y de ideologías de los miembros de |
la Asamblea General. |
Una vez proclamada la
Declaración Universal, queda para las Naciones |
Unidas, una tarea aún más
difícil, consistente en concretar tales principios |
bajo la forma de tratados
que puedan someterse a la correspondiente aproba- |
ción y ratificación de los
Estados miembros y convertirse así en parte de sus |
respectivas leyes
nacionales. |
Son ya quince los acuerdos
de esta naturaleza adoptados, de los cuales |
diez son efectivos en la
actualidad, tales como el Acuerdo sobre la esclavitud, |
el Acuerdo sobre el
genocidio, el Acuerdo sobre los derechos políticos de la |
mujer y el Acuerdo sobre
la supresión de la discriminación racial. Todos ellos |
se han adoptado bajo los
auspicios de las Naciones Unidas. Otros cuatro |
sobre los trabajos
forzados, sobre la discriminación en los empleos y ocupa- |
ciones, sobre la
equitativa retribución del trabajo y sobre la libertad de aso- |
ciación lo han sido por la
"Organisation Internationale du Travail". La |
UNESCO ha estimulado la
adopción del Acuerdo sobre la discriminación en |
la educación. Otros dos
acuerdos—sobre la eliminación de toda forma de |
intolerancia religiosa, y
sobre la libertad de información están actualmente |
sometidos al examen de la
Asamblea general de la ONU. |
Muchos de estos acuerdos
han sido ratificados por la Santa Sede. Ella ha |
sido una de las primeras
en depositar los documentos de ratificación, por |
ejemplo, del Acuerdo sobre
la discriminación racial. |
La Santa Sede, además, ha
apoyado la proposición para constituir un Al- |
to Comisario de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, un "Om- |
budsman"
internacional. La propuesta está aún bajo el examen de la Asam- |
blea General. Tal
proposición favorece los llamados derechos de petición, los |
cuales permitirían a
Organizaciones no gubernativas la denuncia de violacio- |
nes de los derechos
humanos en cualquier país. |
Las Naciones Unidas, sin
embargo, van llevando adelante la causa de los |
Derechos del Hombre en
diversos sentidos. En la ONU—"escuela de paz", |
como ha dicho Pablo VI—la
lección de los derechos humanos se va apren- |
diendo lenta y
fatigosamente, pero se aprende. La actividad de las Naciones |
Unidas no basta. Debe ser
secundada por los gobiernos de todo el mundo. Pe- |
ro los gobiernos sólo
podrán secundarla, cuando los pueblos pidan un siste- |
ma internacional que
garantice realmente los derechos del hombre, y cuando |
tanto los gobiernos como
los pueblos estén preparados para aceptar las limi- |
taciones al nacionalismo
que implicará un tal sistema, en cierta medida. |
4 (44) |
Las enseñanzas de los tres
últimos Pontífices han destacado la necesidad |
de esta institución de
tipo superior, dotada de poderes supranacionales, por- |
que solamente una
institución de este género puede resolver adecuadamente los |
problemas de la vida
internacional contemporánea. El éxito de esta empresa |
depende de cada hombre y
de cada mujer del mundo entero. |
En esta lucha por los
Derechos del Hombre, en esta fundamental "ope- |
ración para construir la
paz", nadie puede ser neutral, nadie puede reducir |
su papel al del
espectador: estamos todos comprometidos en la empresa. Nues- |
tro objetivo está aún
lejos de ser alcanzado. Queda mucho todavía por ha- |
cer. Las libertades
personales y la dignidad humana siguen siendo ultrajadas. |
El mito de la desigualdad
de las razas y de los pueblos se mantiene vivo. El |
escándalo de la política
del "apartheid" aún existe. La impresionante dispari- |
dad entre naciones ricas y
pobres, el hambre, la ignorancia, la miseria, la dis- |
criminación, permanecen
aún como barreras que impiden la realización de |
un mundo mejor. |
Todos nosotros nos
encontramos frente a un gran compromiso moral y a |
un gran desafío. Pero los
compromisos carecen de sentido, si van desprovistos |
de la esperanza del
mejoramiento de las condiciones humanas. Todos los hom- |
bres y todos los pueblos
del mundo esperan y exigen de nosotros, cristianos y |
católicos nuestra
respuesta a este desafío. |
Mons. ALBERTO GIOVANETTI |
Observador Permanente de
la S. Sede en la ONU |
HORAS |
DE LAS MISAS |
HASTA JUNIO INCLUSIVE |
EN EL ORATORIO |
DIAS LABORABLES: 7'45
mañana y 8 tarde |
DOMINGOS Y DIAS FESTIVOS:
9, 10, 11 y 12 mañana y 8 tarde. |
SABADOS Y VISPERAS DE DIAS
FESTIVOS Misa vespertina a las 8. |
Anticipada del Domingo o
Fiesta siguientes, respectivamente. |
5 (45) |
PUNTUALIZACIONES |
DEL SEÑOR OBISPO |
DE CÁDIZ |
Ante la declaración del
señor alcalde de Cádiz, |
don José León de Carranza,
marqués de Villapesadi- |
lla, publicada en un
periódico español, relativa a la |
instrucción pastoral (que
nuestros lectores ya conocen) |
sobre el estado social del
campo en aquella diócesis, |
el Secretariado de Prensa
del Obispado gaditano dio |
a la publicidad, hace un
mes, las siguientes aclara- |
ciones: —La declaración
dice: "Creo que el señor obispo ha profundizado en |
una materia, la evolución
de la cual no ha podido conocer, ya que hace pocos |
años que está en
Cádiz". |
—Este Secretariado hace
constar: El día 17 de febrero de 1968 se cum- |
plirán trece años desde
que el señor obispo hizo su entrada en esta diócesis |
—La declaración dice:
"El señor obispo ha recibido informaciones so- |
bre la situación de
nuestro campo que lo han podido confundir y engañar". |
—Este Secretariado
manifiesta: El señor obispo ha obtenido casi todas |
sus informaciones
visitando personalmente los diversos lugares en su recorrido |
frecuente y minucioso por
toda la diócesis, y con el contacto directo y perso- |
nal con sus diocesanos,
los cuales han experimentado las situaciones que trata |
en su pastoral. |
Cádiz, 27 de enero de 1968 |
Del señor marqués son
también las siguientes pintorescas palabras: |
"En Cádiz, capital,
no hay diferencias de clase; fuera, en la provincia, |
tal vez haya algún pueblo
donde aún existe esta absurda separación de clases, |
a menudo influida por el
propio temor de los modestos a acercarse a los que |
denominan señores. En las
cacerías a las que concurro, en las que se reúnen |
con los cazadores un
centenar de ojeadores, se adopta un trato afable, cual |
supone el carácter abierto
entre ricos y pobres gaditanos". |
6 (46) |
CUBA: |
UNA LECCIÓN DOLOROSA |
Y UN SÍMBOLO |
No hace más de un par de
meses que la Prensa es- |
pañola trajo una noticia
breve, al pie de una fotogra- |
fía en la que se veía al
primer ministro cubano, Fidel |
Castro, que asistía a la
recepción ofrecida por mon- |
señor César Zacchi,
encargado de negocios de la San- |
ta Sede en la Habana, dada
en la Nunciatura Apos- |
tólica de Miramar, con
motivo de su consagración |
episcopal. Había otras
personalidades eclesiásticas y |
civiles. La fotografía
causó sorpresa a muchas perso- |
nas, sin más información,
sobre Cuba, que las que se |
han venido ofreciendo
hasta aquí. Las palabras que |
a continuación ofrecemos
son de monseñor Antonio |
B. Fragoso, obispo de
Crateus, en el Nordeste brasi- |
leño, quien a propósito de
otras reflexiones sobre los |
treinta obispos más de
aquella misma región, ha es- |
crito lo siguiente sobre
Cuba, que puede servir para |
completar conceptos de lo
sucedido con Fidel Castro, |
actualmente comunista,
pero antes cristiano. |
ASI COMENZO AQUELLA
REVOLUCION |
Me atrevo a decir que la
valentía de la pequeña Cuba es un símbolo y |
un ejemplo para América
Latina. ¿Por qué?. |
Existen varias respuestas. |
He aquí la primera. Había
en Cuba una vergonzosa dictadura, la de Ful- |
gencio Batista. Durante
treinta años el general Fulgencio Batista fue allí el |
dictador y dominó Cuba.
Más de la mitad de las riquezas de la isla estaban |
en las manos de los
familiares de Batista. |
Mientras tanto, el ochenta
por ciento de los cubanos eran analfabetos. Las |
universidades eran
solamente accesibles a los privilegiados. La tierra estaba |
7 (47) |
repartida en escandalosos
latifundios. Cada "week-end", los ricos norteameri- |
canos venían a darse una
vuelta por los "bajos fondos". Venían para pasar los |
fines de semana en los
cabarets de Cuba. Cabe preguntar: ¿quién ha protestado |
contra esta abominable
dictadura que contaba en su haber con el asesinato |
de 23.000 presos
políticos? ¿Quién ha protestado? |
Protestó un joven
universitario católico que se llamaba Fidel Castro. Pen- |
só que, en conciencia, él
debía protestar. Pero protestar en medio de la calle |
como puede hacerse en
otras partes, no le era posible, porque habría sido fusi- |
lado inmediatamente, como
lo fueron, sin ni siquiera proceso, aquellos 23.000 |
presos políticos. Entonces
organizó su protesta como guerrillero, en Sierra |
Maestra. Se unió a él un
obispo, varios sacerdotes, los responsables de la J.O.C. |
cubana, militantes de
Acción Católica, porque todos pensaban que era una |
causa sagrada la de
defender la isla de Cuba de la dictadura abominable e in- |
moral del general
Fulgencio Batista. |
Fue entonces, queridos
amigos, que la historia comenzó. Una vez conse- |
guida la victoria y
establecida la revolución, Fidel Castro dijo: "Vamos a llevar |
a la práctica la reforma
agraria", esa reforma agraria que los aldeanos del Bra- |
sil desean y de la que
tienen tanta necesidad, y que el gobierno brasileño no |
ha tenido aún la valentía
de emprender. Fidel Castro dijo: "Nosotros vamos |
a hacerla". Entonces
él escribió un texto y monseñor Serentes, arzobispo de |
Santiago, en una carta
pastoral que yo mismo he podido leer, dijo que la re- |
forma agraria que Fidel
Castro pedía estaba evidentemente inspirada en la doc- |
trina social de la
Iglesia. Pero la reforma agraria debía comprender las tierras |
del cultivo de la caña de
azúcar; el 90 por ciento del presupuesto de Cuba |
depende de la caña de
azúcar, y se vendía exclusivamente a los Estados Unidos. |
Por otra parte, el 40 por
ciento de las tierras de caña de azúcar estaban en las |
manos de norteamericanos.
Cuando Fidel Castro ha querido aplicar la reforma |
agraria a este 40 por
ciento de tierras pertenecientes a los norteamericanos, el |
Departamento de Estado
americano se ha opuesto. Pero a pesar de ello, en- |
tonces, en nombre de una
pequeña isla y de sus seis millones de habitantes, |
Fidel Castro ha dicho al
gigante más rico y mejor armado del mundo con sus |
doscientos millones de
habitantes: "¡No cederemos! ¡No haremos marcha |
atrás! ¡La reforma se
hará!". |
La reacción de los Estados
Unidos no se hizo esperar: no comprarían más |
azúcar a Cuba. Y como el
90 por ciento de la vida económica de Cuba depen- |
día del azúcar, ello
significaba estrangular, de una sola vuelta de mano, a la |
pequeña isla de seis
millones de habitantes. |
Pero en este momento
aparece Rusia y dice: "En tal caso, nosotros acep- |
8 (48) |
tamos vuestro azúcar y os
lo compramos, y os damos dinero y os ofrecemos |
nuestros técnicos".
En este momento Fidel Castro y Cuba pasaron dentro |
de la chita de la
República soviética y de las Repúblicas socialistas populares. |
¿Quién tuvo la culpa? No
soy yo quien os va a dar la respuesta. Un tal |
llamado John FitzGerald
Kennedy, candidato a la presidencia de los Estados |
Unidos, la dio
explícitamente en una declaración, en el curso de su campa- |
ña electoral: "La
culpa, la responsabilidad de la salida de Cuba de la unidad |
continental y de su
entrada en la órbita soviética corresponde a los Estados |
Unidos, porque no supieron
dar el apoyo debido a las aspiraciones, a la libertad |
de la pequeña isla".
No es, por lo tanto, sobre Fidel Castro que debemos des- |
cargar la acusación, sino
sobre Estados Unidos, porque son éstos los culpables. |
Inmediatamente Fidel
Castro movilizó al país entero. Y dijo: "El 80 por |
ciento de los cubanos son
analfabetos. Si el pueblo sigue en el analfabetismo, |
permanecerá siempre al
margen de los avances de la sociedad y será siempre |
arrastrado como de un
cabestro. Es preciso pues que todos los ciudadanos de |
edad adulta tomen
conciencia de esta situación y participen en la lucha por la |
liberación de su
país". Entonces cerró las universidades y las escuelas secun- |
darias; reunió consigo a
los profesores, los preparó y entusiasmo para su plan |
y, en el transcurso de
tres meses, fueron alfabetizados todos los adultos cuba- |
nos. No puede negarse a
este gesto el mérito de una valentía y una belleza |
moral, perfectamente de
acuerdo con la línea del Evangelio; gesto que nosotros, |
en Brasil, ni hemos
sabido, ni hemos querido llevar a cabo. Nosotros seguimos |
aquí, en nuestro estado de
Ceará, con el 70 por ciento de analfabetos. ¿A qué |
gobierno se le ha ocurrido
un gesto parecido? ¿Por qué el gobierno no tiene la |
valentía de cerrar las
universidades y las escuelas de segunda enseñanza y reunir |
a un millón de profesores
para que vayan a alfabetizar y a despertar las con- |
ciencias de estos 40
millones de analfabetos brasileños olvidados? ¡Sin miedo, |
como Fidel Castro en Cuba! |
ES PRECISO RECONOCER ESTAS
VIRTUDES EVANGELICAS |
Por esto os digo, queridos
hermanos, que reconocer estas virtudes evangé- |
licas en un hombre que,
actualmente, ya no es cristiano, es afirmar que nos- |
otros sí somos cristianos.
Ocultarlas sería traicionar nuestro cristianismo. Si |
no tenemos la valentía y
la honradez de reconocer lo que hay de bueno en los |
enemigos, no seríamos
cristianos. Si el obispo de Crateus, al hablar de Cuba, |
puede dar a todos los que
le escuchan, un testimonio tan elemental de honra- |
dez, es que reconoce lo
que hay de positivo en su pueblo, es que le tiene |
confianza. |
9 (49) |
Pero además de todo eso,
además de la valentía y de los ejemplos de Fidel |
Castro, existen por
América infiltraciones de guerrilleros por todas partes. Y |
yo no estoy de acuerdo con
todo eso. Constituye una falta de respeto ante la |
autodeterminación de
Venezuela, de Bolivia, de Perú. Yo no estoy de acuerdo |
con Cuba en este punto,
como tampoco estoy con la dictadura de Brasil. Tam- |
bién, en todas las
escuelas de Cuba se enseña actualmente a toda la juventud |
cubana la filosofía
comunista, osa que llaman marxista-leninista. Esto es una |
falta de respeto que
atenta contra la libre conciencia de los cubanos. Yo no |
estoy de acuerdo con todo
eso. |
Pero sí estoy de acuerdo
con la valentía de la pequeña Cuba, y pido a |
Dios que me dé la valentía
de imitarla para poder remover la conciencia de |
mi pueblo para que también
imite esta valentía. |
VENID A OIR LA PALABRA DE
DIOS. |
Que no sea como los
mundanos, que van a sermones y con- |
ferencias religiosas, como
podrían ir a conciertos; sólo que les |
resulta más barato. |
Que no sea como los
egoístas que buscan, en la religión, |
una fórmula para dos
cielos y alguna información gratis para |
no perderse, en sus
hambres terrenas, todo lo que puedan rete- |
ner y gozar sin pecado, o
con pecado «perdonable», incapaces |
de amar a Dios, ni a
nadie. |
Que no sea como los
disfrazados de cristiano, que se valen |
de este nombre con miras
terrenas y observan y murmuran de |
los ministros de la
palabra de Dios, si les niegan la lisonja y no |
son utilizables para sus
medros profanos. «Observar» no es «oír |
la palabra de Dios». |
Venid a oír la palabra de
Dios con sencillez de corazón y con hambre |
y sed de justicia y
santidad, que Cristo bendice y sacia con la abundancia |
profunda y mansa de su
gracia a todos los que, sinceramente, buscan y |
anteponen a todo el reino
de Dios. |
10 (50) |
CONFERENCIAS |
CUARESMALES |
tema: |
tema: |
Hombres, tema: |
LA MORAL |
del 25 al 30 de Marzo, a
las 8'30 de la tarde |
Señoras, tema: |
LA CARIDAD |
del 1 al 6 de abril, a las
4'30 de la tarde |
Señoritas, de 30 a 50
años, tema: |
LA MUJER Y CRISTO |
del 20 al 23 de Marzo, a
las 8'30 de la tarde |
Juventud, tema: |
EL HOMBRE NUEVO |
del 1.º al 6 de abril, a
las 8'30 de la tarde |
A todos, encarecidamente,
les recomendamos y agradeceremos |
la puntualidad. |
11 (51) |
LA FE DEL PUEBLO ESPAÑOL |
Ofrecemos un resumen de la
conferencia pronun- |
ciada por Mons. Gabino
Díaz Merchán, obispo de |
Guadix-Baza, durante las
II Jornadas nacionales de |
pastoral litúrgica,
celebradas recientemente en Ma- |
drid. Su sinceridad nos
puede hacer mucho bien, tan- |
to en orden a rectificar
cómodas apreciaciones perso- |
nales, como en el
verdadero bien y en la formación |
de cuantos dependan de
nosotros. |
1. ¿COMO ES LA FE DE LOS
CATOLICOS ESPANOLES? |
Para unos el catolicismo
español se ha vaciado totalmente de contenido |
auténticamente cristiano;
para otros, sin embargo, España es profundamen- |
te católica y
constituye, en medio de las turbulencias de los tiempos, un reduc- |
to de la fe. Estas
valoraciones simplistas y generalizadoras contribuyen no po- |
co a la desorientación.
Hemos de intentar una valoración más objetiva, ba- |
sándonos en un estudio
sistemático y serio sobre la fe de nuestros católicos. |
El hecho de que la inmensa
mayoría—moralmente todos—nos hemos bauti- |
zado en la Iglesia
católica, nos obliga a plantearnos si realmente hemos per- |
sonalizado, si hemos hecho
nuestra, de cada uno, después de llegar al uso de |
razón, la fe recibida en
el Bautismo. |
Es preciso reconocer que
el catolicismo se recibe en España como una he- |
rencia casi biológica o
cultural. Esto que en cierto sentido es un bien aprecia- |
ble, tiene la
contrapartida de exponer al individuo a que no interiorice su fe |
y que se limite fácilmente
a una actitud de religiosidad meramente externa. |
La práctica religiosa en
España es muy desigual: las zonas rurales son más |
practicantes que las
urbanas; el paso de la infancia a la juventud representa |
un descenso muy notable en
todas las zonas geográficas y ambientes sociales. |
Lo cual nos demuestra que
muchos de nuestros cristianos no han personaliza- |
do su fe. Por otra parte,
sobre todo en ambientes rurales, se puede afirmar que |
ciertas prácticas
religiosas van marcadas con el sello de la rutina y del con- |
formismo social. Se ve por
el formalismo que se observa en la demanda de |
algunos sacramentos, tales
como el bautismo, la primera comunión, las bo- |
das, los últimos
sacramentos. Es por lo tanto urgente y necesario hacer de |
12 (52) |
modo que la vida religiosa
se ejerza en un clima suficientemente equilibrado, |
donde la fe se personalice
en el grado máximo. |
No se ha estudiado aun
científicamente cómo es el Dios en el que creen |
nuestros cristianos, pero
podemos descubrir graves y frecuentes deformacio- |
nes de la imagen de Dios:
un Dios terrorífico que castiga; un Dios bonachón |
al que es muy fácil
contentar; un Dios negociante a quien se puede acudir pa- |
ra comprar la salvación
eterna; un Dios lejano que no se entera de lo que pa- |
sa en el mundo, y aún
otras caricaturas de Dios... Las vivencias religiosas fun- |
dadas en una imagen
desfigurada de Dios, aunque se apoyen en la profesión |
verbal del Dios verdadero,
explican las crisis agudas en la fe de muchas per- |
sonas, cuando al
desarrollarse su personalidad descubren la poca consistencia |
de la imagen de Dios en
que realmente han cimentado su vivencia religiosa. |
En realidad, es ignorancia
y falta de cultura religiosa. |
No podemos ufanarnos, los
católicos españoles, de estar bien instruídos; |
es raro encontrarse con
cristianos que sepan dar razón de su fe. Existe mucha |
ignorancia bíblica, no
hemos comprendido el sentido comunitario de la Igle- |
sia, seguimos pensando
siempre en singular... A lo sumo la fe queda en la |
cabeza, como un credo de
fórmulas abstractas e intelectuales, sin que influya |
en la vida, que sigue
rigiéndose por estímulos materialistas o pasionales: ava- |
ricia, orgullo,
sensualidad, egoísmo. Los demás no cuentan. |
Nos falta conciencia
social. En materia política nuestro pueblo demuestra, |
en todos los niveles,
graves deformaciones de conciencia. Se adoptan posturas |
dogmatistas que niegan el
margen de libertad necesaria para las diferentes op- |
ciones políticas,
perfectamente compatibles con la doctrina católica. Ante este |
mundo en evolución social
y política, que hay que iluminar desde dentro con |
la luz de la fe, muchos
católicos españoles tienden a situarse en la postura de |
meros espectadores. |
2. ¿COMO EDUCA LA IGLESIA
DE ESPANA LA FE DE SUS |
BAUTIZADOS? |
Es preciso observar, en
primer lugar, que la estructuración de las diócesis |
y parroquias españolas
presenta una configuración poco propicia a la acción |
pastoral educadora. Se
cree que todos los bautizados son creyentes y por esto |
la acción sacerdotal se
desarrolla casi exclusivamente para atender a los ser- |
vicios religiosos, dejando
a los alejados completamente marginados; aun cuan- |
do en la actualidad se
observa una reacción renovadora de mentalidad comu- |
nitaria y misionera. De
todos modos, hay que reconocer que la catequesis de |
los años de la infancia,
se preocupó casi exclusivamente de la enseñanza me- |
13 (53) |
morística del catecismo, y
tuvo abandonados a los adultos. Constituye un dato |
positivo el hecho de que
los padres españoles deseen que sus hijos se eduquen |
cristianamente, pero no lo
es tantos el que estos mismos padres se sientan inca- |
paces de educarles
religiosamente ellos mismos, y abdiquen de esta obligación |
mientras pretenden
justificarse con la idea de que sus hijos ya reciben forma- |
ción religiosa en las
escuelas o de los sacerdotes de las parroquias o de centros |
de apostolado. Por otra
parte, la obligación de la religión como asignatura en |
los planes de estudio, ha
disminuido su valoración como elemento educativo |
cristiano. Por esta razón
ha surgido un gran avance en los movimientos de |
apostolado seglar en orden
a la pedagogía de la fe, que promete esperanza- |
dores resultados. |
En definitiva: no puede
sostenerse sensatamente la opinión de que nues- |
tros adultos estén
suficientemente instruidos en su fe por la catequesis recibi- |
da en la infancia o por el
ambiente en que se desenvuelve su vida religiosa. Es |
muy urgente emprender una
acción pastoral de todo el pueblo de Dios en |
orden a personalizar la fe
de los adultos, haciéndoles tomar conciencia de su |
compromiso personal con
Dios, con los hombres, dándoles la necesaria ins- |
trucción y acentuando el
sentido comunitario de su pertenencia a la Iglesia |
por el bautismo. |
A LOS JOVENES. |
Los jóvenes, hoy más que
nunca, aman la libertad. ¡Bendita |
Palabra!. Pero no olviden
que la libertad, ni la venden ni la re- |
galan, ni puede heredarse.
Hay que conquistársela. La tentación |
de la vida fácil es muy
fuerte y si su voluntad no se vigoriza |
con la oración y los
sacramentos, jamás serán libres. Libres, se |
entiende, para elegir lo
bello, lo grande, lo heroico. |
A todos los que sois
libres y a todos los que queréis serlo, |
se os invita a considerar,
atenta y generosamente, la posibilidad |
de que el Señor os llame
por el camino del sacerdocio. Es cierto |
que también hacen falta
fervorosos padres de familia; pero no |
olvidéis que jamás podrá
haberlos sin sacerdotes santos que los |
alimenten con la palabra
de Dios y los Sacramentos. |
Mons. MASNOU, ob. de Vich. |
14 (54) |
LA VOZ DE LA IGLESIA |
EN EL NORDESTE DEL BRASIL |
El arzobispo brasileño,
monseñor José M. Pires, en carta a un periodista, |
responde a la acusación de
un ministro del Gobierno, que ha declarado que la |
Iglesia estaba fomentando
la subversión en el Norte de Brasil. He aquí los |
párrafos más importantes
de esta carta: |
Si lo que el doctor
Raimundo de |
Brito afirma es que el
clero ha promo- |
vido la subversión en el
Norte, estoy de |
acuerdo con su
formulación, pero di- |
siento completamente de la
interpreta- |
ción que el da sobre la
actuación del |
clero. |
Sabemos por la historia
que el |
Evangelio trastocó el
orden constitui- |
do, no atacándolo con
armas y solda- |
dos, sino transformándolo
por dentro... |
El Evangelio es un mensaje
que se |
caracteriza por la lucha.
Nuestro Señor |
dijo que no había venido a
traer la paz, |
sino la espada. Y es muy
característico |
que quienes lo presentaron
a Pilatos |
como reo de muerte
hicieron exacta- |
mente la acusación que el
doctor Rai- |
mundo de Brito hace al
clero: "lo |
acusamos de
subversión"... En San |
Lucas, capítulo 23, verso
5, leemos: |
"Ellos insistían una
y otra vez: está |
revolucionando el pueblo,
enseñando |
por toda la Judea, desde
Galilea hasta |
aquí". Cristo,
acusado ante los tribu- |
nales, porque
revolucionaba al pue- |
blo, practicando la
subversión. Y esta |
fue la tónica del
cristianismo. Y no pu- |
do ser de otra forma.
Cuando quiera |
ser fiel a Cristo tendrá
que ser un fer- |
mento. Y el fermento tiene
que revolu- |
cionar a la masa, tiene
que transfor- |
marla. Y si esa masa fuera
humana, los |
cristianos, para ser
fermento, la tienen |
que transformar en pueblo
consciente. |
Por eso, en todos los
tiempos, los cris- |
tianos han sido acusados
de subversión. |
A veces por sus propios
hermanos en |
la fe... |
Pablo y los cristianos no
admitían |
un orden en el que se
adoraban los ído- |
los, se quemaba incienso a
los empe- |
radores, en el que los
hombres eran es- |
15 (55) |
clavos de otros hombres.
Esta es la |
subversión que el clero
del Nordeste |
predica. Adaptada, es
evidente, a los |
ídolos de hoy y a los
esclavizadores de |
hoy. Por ello estoy de
acuerdo con el |
doctor Raimundo de Brito y
felicito al |
clero del Nordeste, por
ser un clero re- |
conocidamente subversivo,
en el senti- |
do en el que el Evangelio
es una sub- |
versión permanente y
progresiva hasta |
la Parusía en que Cristo
sea todo de to- |
dos. |
En realidad, el clero no
puede estar |
de acuerdo con un orden en
el que só- |
lo algunos tienen derecho
a comer, só- |
lo algunos tienen derecho
a poseer una |
casa decente, sólo algunos
tienen dere- |
cho a que sus hijos
reciban instruc- |
ción; un orden basado en
la injusticia |
en el que muchos trabajan
para enri- |
quecer a unos pocos. Sólo
hace falta te- |
ner ojos para ver y
sensibilidad para |
percibir que los niños
mueren de ham- |
bre, que los padres de
familia no tienen |
empleo, que la situación
del Nordeste |
es infrahumana. Y esto no
es por falta |
de recursos, el Brasil es
un país riquísi- |
mo y el Nordeste tiene
condiciones pa- |
ra dar alimento a todos
sus hijos. |
No acusamos ni culpamos
directa- |
mente a nadie; sólo
exponemos los he- |
chos. Pero es necesario
que quienes |
tengan conciencia de su
misión profé- |
tica prediquen un
evangelio encarnado, |
un evangelio de acuerdo
con la situa- |
ción real de donde se
predica, un evan- |
gelio que presenta a un
Dios liberta- |
dor. El mensaje cristiano
no es de nin- |
gún modo "el opio del
pueblo". Pre- |
fiero mil veces la
acusación de subver- |
sivo a la de "opio
del pueblo". Porque |
cuando dicen que somos
subversivos, |
podemos pensar, por lo
menos, que es- |
ta misma acusación fue
hecha a Cris- |
to, en circunstancias muy
parecidas a |
las nuestras, a saber,
cuando combatía |
los privilegios de los
grandes de su |
tiempo. Pero cuando dicen
que la re- |
ligión está siendo
"opio del pueblo", |
resulta tremendamente
humillante pa- |
ra nosotros, porque quiere
decir que no |
estamos cumpliendo nuestro
deber, que |
no estamos siendo
representantes au- |
ténticos de la Iglesia que
vino a evan- |
gelizar a los pobres... La
acusación |
"opio del
pueblo" indica que estamos |
traicionando el mensaje
del Evangelio, |
que no es una anestesia,
sino un fer- |
mento... |
Hace poco el cardenal
Suenens, ha- |
blando sobre su visita a
Brasil, dijo que |
había visto aquí cosas muy
bellas, pero |
que quedó aterrado al
presenciar lo |
que llamó "estado
social de pecado", |
es decir, una sociedad que
permite la |
miseria, la pobreza, el
hambre, y no por |
falta de recursos, que son
abundantí- |
simos, sino porque hay
algo mal orga- |
nizado, algo que no
funciona bien... |
Ojalá nuestro clero del
Nordeste y |
del Brasil esté dispuesto
a luchar por |
todos los medios lícitos
para que esta |
revolución no se detenga
en el trabajo |
inicial de restablecer el
respeto a la au- |
16 (56) |
toridad, de combatir la
anarquía de las |
huelgas que se organicen
oportuna e |
inoportunamente con motivo
o sin mo- |
to. Que no se quede
solamente en un |
trabajo negativo. Que los
responsables |
públicos tengan la
valentía de caminar |
adelante y de liberar al
Brasil de las |
presiones de fuera, y
adopten una po- |
lítica más decisiva, más
agresiva contra |
el hambre y el
subdesarrollo... |
En cuanto al advenimiento
de esta |
revolución que no queremos
sea san- |
grienta, sino
transformadora como el |
fermento nosotros los
cristianos, pero |
sobre todo los obispos y
los sacerdotes, |
debemos predicar un orden
nuevo, fun- |
dado en la justicia y en
la verdad: el |
reino de Dios que comienza
en este |
mundo. |
LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS |
No se trata de sugerir a
los padres un tema que podrían explotar para |
que sus hijos
"hicieran penitencia", durante esta Cuaresma, a base de morti- |
ficarse por la privación,
por lo menos parcial, de algunos programas televi- |
sivos. Eso de perder el
tiempo ante la televisión, cediendo más bien a la co- |
mezón de la curiosidad que
espera siempre algo que supere lo ordinaria- |
mente mediocre, que al
buen criterio de seleccionar y gozar de programas ver- |
daderamente interesantes,
sería un aviso que habría que dirigir más bien a |
los mayores, que incluso
llegan a perder el hábito de la conversación fami- |
liar, hipnotizados por la
magia de la pequeña pantalla... |
Solamente nos permitimos
indicar algunos consejos que pueden servir |
a los mayores, en orden a
conseguir un uso conveniente y fructuoso de la |
televisión para los niños.
Helos aquí: |
– No todas las
transmisiones son aptas para los menores de edad; |
por ello no se les debe
conceder a éstos la facultad de abrir a su antojo el |
televisor. |
— |
"La prudente admisión
a los programas de los hijos según su edad, |
17 (57) |
y su alejamiento de los
programas no aptos, incumbe como un grave deber |
de conciencia a los padres
y educadores." (Pío XII). |
— Es necesaria una
prudente moderación en el uso del televisor, a |
fin de que los niños, a
causa del excesivo divertirse, no acaben por formar- |
se un concepto hedonístico
de la vida, y no corran el peligro de convertir- |
se en unos holgazanes. |
— Esta moderación está
exigida también por razones de higiene fí- |
sica. De hecho, un uso
exagerado de la televisión impone al niño o al joven |
una prolongada inmovilidad
e inercia, cuando tiene necesidad de movimien- |
to y de acción,
especialmente después del estudio. |
— La pantalla del
televisor —como la del cine—, con la luminosidad |
y movimiento de las
imágenes, ejerce un influjo debilitante sobre algunos |
órganos del cuerpo humano,
especialmente sobre la vista y el sistema ner- |
vioso. |
— El uso exagerado de la
televisión puede crear la llamada "pasión |
televisiva", que, al
igual que la "pasión cinematográfica", es como una in- |
toxicación del espíritu,
que debilita la voluntad, extingue la iniciativa y el |
incentivo para la acción y
hace perder el gusto por cosas mejores. |
— Utilizar con finalidad
educativa los programas televisivos positi- |
vamente buenos; esto es,
los programas que no solamente son inofensivos, |
sino también útiles; que
no sólo informan, sino que, además, forman. |
— Aún los programas
positivamente buenos, nunca deben ir en me- |
noscabo del estudio y
deberes escolares, |
— Cuando sea necesario,
sepan los padres dar ejemplo, renunciando, |
aún con sacrificio
personal, a determinados programas. |
No deje de asistir a las
CONFERENCIAS CUARESMALES |
|
18 (58) |
CRITIQUEN, POR FAVOR |
Es frecuente oír por ahí,
cuando no se saben recibidas, críticas de los |
sermones y predicaciones
de los sacerdotes: abundan chistes y lamentos bos- |
tezados de cansancios
beatiles, no siempre infundados. Pero lo que es de lamen- |
tar es que, sólo
indirectamente, sólo veladamente lleguen al sacerdote esas crí- |
ticas que, bien
enunciadas, seguro que las encajaría y agradecería, porque no |
le ha de costar aceptar lo
que puede brindarle un criterio más acertado para |
hacer eficaz en los fieles
que le oyen, el ministerio de la palabra de Dios. |
¿Es respeto a la persona
del sacerdote? ¿Es indiferencia por el bien que |
los fieles deben esperar
de su palabra? ¿Es duda por encontrar la forma y me- |
dida de exponerle lo que
realmente pensamos y desearíamos de su predicación, |
y tememos contrariarle o
tal vez ofenderle? |
Pueden ser aún más los
motivos, pero lo cierto es que el sacerdote, por lo |
común, ha de
"suponer" si predica bien o mal, porque los fieles, si no son ala- |
banzas, sinceras o de
"cumplido", otra cosa no le dicen. Ni todo puede rele- |
garse, en el sacerdote, a
la preparación para predicar que haya recibido de sus |
maestros o a las normas y
avisos de sus superiores. Estos mismos necesitan te- |
ner en cuenta si se recibe
y cómo se recibe la palabra de Dios entre los fieles. Y |
no nos referimos precisa y
exclusivamente a la dignidad literaria de los discur- |
sos religiosos, sino, en
su conjunto, a las buenas condiciones de alimento sobre- |
natural de las mentes
cristianas. Cada vez más, afortunadamente, se va elimi- |
nando esa piedad (?)
talismánica y supersticiosa, de comuniones sin misa o de |
misas recortadas, y los
cristianos que desean profesar conscientemente su fe, |
desean ser iluminados con
la luz de la palabra de Dios, desprendida de la lectu- |
ra atenta y respetuosa de
los Libros Santos. Y por esta misma razón, hay que |
considerar la predicación
de las misas, no como un espacio facultativo para que |
los rezagados y perezosos
retarden su llegada al templo hasta el momento en |
que la misa "ya
vale", sin darse cuenta, en su inveterada ignorancia, que de na- |
da les aprovechan las
misas oídas con esta disposición casuística y farisaica; |
sino que la predicación,
como glosario de la Biblia aplicado a las necesidades |
concretas del pueblo de
Dios, es una parte integrante de la celebración sagra- |
da y santificadora. |
19 (59) |
Por esto es necesario
predicar bien, por respeto a la palabra de Dios y por |
respeto al bien que hay
que hacer en las almas de los fieles. |
Descartados los
"comulgantes talismánicos" y los tradicionales cristianos |
que, cada fiesta,
"cumplen y mienten" ("cumplimiento" = "cumplo y
miento") |
con Dios, es muy útil al
sacerdote conocer los criterios de los cristianos que es- |
peran el alimento de la
palabra, y que la desean ágil y eficiente de quien se la |
imparte. |
A éstos agradeceremos sus
críticas, porque criticar es exponer criterios. Nos |
harán mucho bien si, por
amor a la palabra de Dios, por amor a ellos mismos |
y por amor a los demás
hermanos en la fe, nos señalan esos defectos en que, |
probablemente, incurrimos
y que nos soportan, en parte por lo menos, porque |
nosotros mismos
desconocemos. Digan, Por favor: ¿Se hace pesada la |
predicación que les
dirigimos? ¿Por demasiado larga? ¿Cuánto debería durar, |
como máximo, en los días
festivos y en los de diario? ¿Queda centrado el te- |
ma que les exponemos, o se
diluye en un exceso de consideraciones o aplica- |
ciones que les distraen?
¿Es preferible una sola idea o ejemplificar una inter- |
pretación más completa?
¿Se entiende nuestra dicción? ¿Llegamos a su men- |
talidad o nos adaptamos a
ella? ¿Les sirve para la vida todo lo que les decimos, |
o solamente les distrae
piadosamente, en alienaciones del sentimiento religioso, |
en las que el alma,
descansando, recobra fuerzas para volver a la vida? ¿... O |
realmente les despertamos
inquietudes que les comprometen en la vida?.. |
Sería largo un
cuestionario, que tampoco creemos que necesiten las perso- |
nas que nos leen, a las
que invitamos que nos den su parecer, mejor en forma |
anónima y escrita, que nos
pueden mandar a esta dirección: Oratorio. —Apartado- |
182.—Albacete. |
Nos harán una obra de
caridad, si nos escriben cuanto antes. Y Dios se lo |
pagará. |
¡Muchas gracias! |
LAUS DEO |
Director: P. Ramón Mas, C.
O. |
Edita: Congregación del
Oratorio - Apartado 182.— Albacete. |
Imprime: LA VOZ DE
ALBACETE, S. López, 14 - 12-3-68. |
Depósito Legal: AB-103-62. |
20 (60) |
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