BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º 69. ABRIL. 1968. |
SIEMPRE LA PAZ |
Varias veces, desde este
Boletín, hemos hablado de la paz: en espe- |
cial en el mes de
enero, para secundar los deseos del Santo Padre, afligido en |
la infructuosidad de sus
nobilísimos intentos, porque se acabe con la guerra |
vietnamita, como rezuman
explícitamente las palabras de sus múltiples dis- |
cursos sobre el mismo
tema, y como todos podemos conocer. No hace falta |
referirse a los documentos
conciliares en los que se deploran los gastos in- |
gentes que son escándalo
para la humanidad y "perjudican a los pobres de ma- |
nera intolerable"
(Gaudium et spes, 81). Ni la sugerencia de que "las leyes |
tengan en cuenta, con
sentido humano, el caso de los que se niegan a tomar |
las armas por motivo de
conciencia y aceptan al mismo tiempo servir a la co- |
munidad humana de otra
forma" (Gaudium et spes, 79). Porque "la paz es |
la suprema aspiración de
toda la humanidad a través de la Historia" (Pacem |
in terris, núm. 1),
solamente posible cuando, "alejada toda injusticia, deseo de |
dominio y de desprecio por
las personas" (Gaudium et spes, 83), "se consi- |
dera a la sociedad, ante
todo, como una realidad de orden principalmente es- |
piritual" (Pacem in
terris, 36), porque lo contrario sería "una sociedad que |
se apoye sólo en la razón
de la fuerza, la cual tendría que calificarse de in- |
humana" (Id. 34). |
En estos días próximos a
los misterios más altos de nuestra redención, y |
para recordar las palabras
de Cristo como algo más que un suceso histórico |
1 (61) |
de hace veinte siglos,
invitamos a todos nuestros amigos a recoger con aten- |
ción las lecciones que nos
ofrece el relato sagrado de la pasión del Señor y, |
muy en particular, lo que
nos predica y anuncia la paz. Desde el grito a San |
Pedro, en Getsemaní, por
el cual Cristo le prohíbe el uso de la espada ni si- |
quiera para defenderle a
EI, hasta el saludo reiterado de Cristo resucitado |
—"¡No con la
espada!" "La paz sea con vosotros"— Todos podemos ha- |
cernos las aplicaciones
necesarias y extenderlas a la misma Iglesia, a pesar que |
a través de su historia
tantas veces, los que han pretendido seguir a Cristo sin |
conocerle e intentaron,
con la espada, no sabemos si defenderlo o defenderse |
El Concilio y el Papa se
han referido a la necesidad de una renovación de |
las mentes, especialmente
entre la juventud, en favor de la paz. Por nuestra |
parte, mientras preparamos
selecciones de textos pontificios y episcopales con |
la breve ilustración
interpretativa requerida, invitamos a leer y reflexionar so- |
bre todos los extremos de
los documentos conciliares y pontificios que se re- |
fieren a la paz, con el
debido apoyo de una base natural y humana, para que |
nunca se pudieran reducir
a simple teoría alienadora y descomprometida. Por |
esta misma razón, apoyados
en las repetidas y explícitas alusiones pontificias, |
reproducimos en este
número el texto íntegro de los derechos humanos" de |
la O.N.U. |
Mientras deploramos que,
por el atropello de estos derechos, otra vícti- |
ma de la "no
violencia", Martin Lutero King, haya sido abatido, como otro |
Cristo. El Papa ha dicho
que, ante esta muerte, "unirá su recuerdo a la tra- |
gedia de la pasión de
Cristo", el primer gran "no violento", el cual, en aquel |
grito, "¡No con la
espada!", resumía todo el sermón de la montaña: la po- |
breza, la mansedumbre, la
transparencia de corazón, la misericordia, y bende- |
cía el dolor de las
víctimas de la injusticia. |
NOTICIAS DE AMERICA LATINA |
Esperamos, en estos días,
la visita del M. Rdo. P. Dieter Gustavo Felten, |
Prepósito del Oratorio de
Valparaíso (Chile), del que podremos recibir noti- |
cias de primera mano sobre
la situación de la Iglesia y la labor del Oratorio |
en aquel continente.
Avisaremos oportunamente a los amigos del Oratorio |
que deseen participar en
la «conversación» sobre tan interesante noticias |
del continente hermano. |
2 (62) |
El nombramiento de los |
Obispos, es España |
En estos días, dos diarios
madrileños han mantenido un debate que ha |
despertado la atención de
los españoles al discutir un tema que estaba, de |
tiempo, en el ánimo de
todos: el hecho de que, a pesar del "humanísimo |
ruego" del Concilio,
aún sigue en España el "nombramiento de los obispos |
por el Estado. La negativa
de la Santa Sede a los sucesivos candidatos que |
el Gobierno siga
presentando para su designación efectiva, no impiden que |
la persona designada lo
sea más, en su conjunto, por la voluntad guberna- |
mental que por el parecer
de la Santa Sede; so pena de alargar indefinida- |
mente las provisiones de
diócesis vacantes —con evidente daño para las al- |
mas— hasta llegar, por lo
menos, a una aquiescencia recíproca. |
El diario "Ya"
constata que la renuncia, por el Estado, a tal privilegio, |
no se ha obtenido hasta la
fecha y, naturalmente, desea e insiste para que se |
haga cuanto antes. |
El diario
"Arriba", por su parte, pretende rebatir las razones de
"Ya" |
con reticencias
cesaristas; razonamientos inadmisibles en esta época, aunque |
comprensibles en la línea
política que mantiene. A propósito de la insinua- |
ción de aspecto económico
que este diario apunta, le contesta "Ya" (28-3-68): |
"No estimamos
acertada la alusión de los privilegios económicos de |
la Iglesia, los cuales no
son canjeables con su libertad, sino que tienen |
una raíz absolutamente
distinta. Nos atreveríamos a recordar que exis- |
ten dos razones de
contribución del erario del Estado al presupuesto |
eclesiástico: la primera,
de restitución (que por nuestra parte desearía- |
mos ver pronto
definitivamente cancelada mediante acuerdo especial, al |
menos porque resulta
"anacrónica" una restitución hecha a plazos y por |
siglos indefinidos); la
segunda, porque el catolicismo del Estado con sus |
deberes anejos (como otras
religiones en otros países) es un resultado |
del catolicismo
mayoritario de la sociedad, cuya fe se trasfunde a ma- |
nifestaciones prácticas de
la vida pública, en lo cultural, en lo artístico, |
en la beneficencia y en el
mismo culto. Muchas naciones encuentran vá- |
lidas razones para
subvencionar a las Iglesias por su actividad y servicio." |
3 (63) |
Esta primera razón de
restitución en la que se apoya el argumento de |
"Ya", viene
consignada claramente en el texto del Concordato y aceptada, |
consiguientemente, por el
Estado, aunque sea de lamentar el no haberse cum- |
plido el número 1 del Art.
XIX, con lo cual la Iglesia sigue, dependiendo, en |
lo económico, del Estado.
A esta equivoca situación ha dado lugar, segura- |
mente, la interpretación
menos acertada que se ha dado al número 2 del |
mismo Art., y que permitía
al Estado aplazar demasiado la urgencia de la |
restitución. He aquí el
texto interesante de dicho Art, concordatario: |
"Art. XIX. 1. La
Iglesia y el Estado estudiarán, de común acuer- |
do, la creación de un
adecuado patrimonio eclesiástico que asegure la |
congrua dotación de culto
y clero. |
2. Mientras tanto, el
Estado, a título de indemnización por las pa- |
sadas desamortizaciones de
bienes eclesiásticos y como contribución a la |
obra de la Iglesia en
favor de la Nación, le asignará anualmente una |
adecuada dotación." |
A pesar de todo, es decir,
de que el Estado es deudor a la Iglesia, existe |
cada vez más, en el seno
de la misma—como no han faltado ejemplos para |
demostrarlo—la disposición
creciente a renunciar aún a lo justo, si ha de |
ser interpretado como
precio de una renuncia a la libertad con que ha de dar |
testimonio del Evangelio,
en todos los niveles, tanto si esta falta de libertad |
puede proceder del modo
como los poderes públicos la atienden, como de la |
interpretación popular,
espontánea o dirigida. |
He aquí el pensamiento de
la Iglesia, tanto en lo referente a los posibles |
privilegios del poder
civil, como a la estimación que merezcan al ser inter- |
pretados por los hombres: |
"Con el fin de
defender debidamente la libertad de la Iglesia, y de |
promover más apta y
expeditamente el bien de los fieles, es deseo del |
sacrosanto Concilio que,
en lo sucesivo, no se concedan a las autoridades |
civiles más derechos o
privilegios de elección, nombramiento, presenta- |
ción o designación para el
cargo del episcopado; en cuanto a las autorida- |
des civiles, cuya
obediente voluntad para con la Iglesia reconoce y alta- |
mente estima el Concilio,
humanísimamente se les ruega que quieran |
renunciar espontáneamente,
después de consultada la Sede Apostólica, a |
los derechos o privilegios
susodichos, de que, por pacto o costumbre, go- |
zan hasta el
presente." (Decr. "Christus Dominus" núm. 20). |
La Iglesia no se confunde
en modo alguno con la comunidad polí- |
tica ni está ligada a
sistema político alguno. |
4 (64) |
[…] No pone, sin embargo,
su esperanza en privilegios dados |
por el poder civil: más
aún, renunciará al ejercicio de ciertos derechos |
legítimamente adquiridos
tan pronto como conste que su 150 puede em- |
panar la pureza de su
testimonio o las nuevas condiciones de vida exi- |
jan otra disposición. Es
de justicia que pueda la Iglesia en todo momen- |
to v en todas partes
predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doc- |
trina social, ejercer su
misión entre los hombres sin traba alguna y dar |
su juicio moral, incluso
sobre materias referentes al orden político, cuan- |
do lo exijan los derechos
fundamentales de la persona o la salvación de |
las almas." (Const.
"Gaudium et spes" núm. 76). |
Por esto no es de extrañar
que algunos obispos españoles se hayan refe- |
rido a la necesidad de una
revisión del Concordato entre España y la Santa Se- |
de. A pesar de la escasa
publicidad que se le diera en su día, todos podrán re- |
cordar el explícito deseo
que formuló, en este sentido, Monseñor Mauro Ru- |
bio, obispo de Salamanca,
especialmente grato a los albacetenses por haber na- |
cido en nuestra provincia.
No menos claras que aquéllas son estas palabras re- |
centísimas del cardenal
Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla, en unas decla- |
raciones hechas al
"Diario de Navarra": |
"La provisión de las
sedes episcopales vacantes está sujeta a las nor- |
mas establecidas en el
acuerdo entre la Santa Sede y el Estado español, |
el cual está vigente
mientras no se reforme. Después de los deseos mani- |
festados por el decreto
conciliar "Christus Dominus" el Concordato no |
refleja el espíritu de la
Iglesia que busca una libertad auténtica en la de- |
signación de los pastores
sin que quede sujeta a limitaciones civiles." |
El diario "El
Alcázar", del 3 de este mes de abril, escribía al comentar |
las palabras del cardenal: |
"Por mucho que se
quiera lucubrar hay un hecho clarísimo: hoy en |
España sigue el Gobierno
nombrando —aunque se empleen los eufemis- |
mos que se quiera para
evitar esta palabra— a los obispos, y eso está en |
contradicción con lo que,
de manera muy clara, es el deseo de la Iglesia." |
Y el "Correo
Catalán", del día 2: |
"Ninguna explicación
oficial se ha dado a por qué España aún no ha |
renunciado tal como hace
ya años ha pedido solemnemente el Vaticano |
Il y siguiendo el ejemplo
de otras naciones oficialmente menos católicas." |
Podría seguir la antología
documental y de comentarios. Pero nos parecen |
5 (65) |
suficientes los aducidos
para dar una idea general del problema que, por si |
mismo, reclama una rápida
solución. Ya no es posible disimular la urgencia |
y la importancia de los
intereses espirituales que están en juego, digan lo que |
digan los interesados en
silenciarlo. No puede continuar la persistencia de una |
situación que dificulta,
después del Concilio, la provisión rápida de personas |
idóneas para el gobierno
de la Iglesia en las diócesis españolas. La rapidez |
sólo sería posible si
prevaleciera el método concordatario y sin poner reparos |
a los candidatos
presentados por el Gobierno; lo cual precisamente es contra- |
rio a lo que pide el
Concilio y a lo que exige la naturaleza, la autonomía y la |
necesidad de la Iglesia
española; máxime cuando, así las cosas, son en realidad |
una veinte a los
nombramientos que actualmente, por una u otra razón, ha- |
bría que hacer. |
SOBRE LA FE |
Dios no es algo que,
artificiosa o engañosamente, introducimos ahí; |
no metemos en esa
experiencia del amor —en un juego mayúsculo de |
prestidigitación— al
«idolátrico Emperador del mundo», en que muchos |
creyentes han creído, y
contra el que se resolvía el también filósofo |
Maritain. |
Y si alguno me llamase
ateo —lo mismo sea religioso que arreligio- |
so el que me increpe— le
diría: «te engañas si piensas que amando a tu |
hermano no amas a Dios,
pues forzoso es que amando a tu hermano amas |
al amor mismo, y el amor
es Dios» (Com. 1." Epístola S. Juan, S. Agustín). |
Yo no hallo otro camino
religioso para encontrar a Dios: «solamente |
en la relación humana
entre yo y tú, podemos encontrar a Dios». Eso es |
lo que creo con Martin
Buber, el profundo pensador judío de El eclipse |
de Dios. Un eclesiástico y
filósofo —verdadero filósofo— se lo plantea del |
mismo modo: «el hombre en
cuanto hombre, que vive en la presencia |
respetuosa y amorosa del
otro, es en quien se hace presente el Absoluto» |
(Prof. José Manzana,
«Ateísmo contemporáneo») Cuando me doy cuenta |
que tengo que construir un
mundo nuevo, para que sea una realidad «el |
respeto a todo hombre»
—que es lo que pedía San Pedro—.Cuando no |
reduzco a los otros al
nivel de cosas, o de instrumentos de mi capricho o |
de mi ventaja —cuando les
trato y pido que se les trate como personas—, |
vive presente en mi algo
absoluto y decisivo en mi vida, que me envuelve |
constructivamente. Vivo
entonces el bien absoluto, vivo a Dios. |
6 (66) |
Creo convencidamente en el
hombre, aunque no siempre en los |
hombres. Y creo que todo
el que lucha por el bien de los otros, por una |
mayor justicia y una mejor
convivencia entre los humanos, sin guerras ni |
discriminaciones —como no
me cansare de repetir— raciales, sociales, polí- |
ticas, culturales o
religiosas, en virtud del dinamismo interno de su |
elección del bien por el
único motivo de hacer el bien, quiere y ama el |
bien en sí como fin último
de su existencia. Y éste que así lo hace —se |
lame creyente o no se lo
llame— «conoce a Dios sin saberlo» (Maritain, |
«Búsqueda de Dios»). Y le
conoce, no conceptualmente, sino de forma más |
importante, sin etiquetas
ni títulos, en «un conocimiento radicalmente |
práctico..., existencial»
(Maritain, O.C.) Dios ya no será para él ningún |
impedimento para ser
hombre, ninguna pantalla para no querer directamente |
a cualquier ser humano,
ninguna alineación. Es un hecho real en la vida |
propia, liberador, que
unos llaman de un modo y otros de manera |
distinta. |
Enrique Miret Magdalena. |
Palabras de Martín Lutero
King |
SOBRE LA NO VIOLENCIA (al
fiscal, desde la cárcel de Birmingham, |
1963): "En su
exposición, usted defendía que nuestras acciones, aun cuando |
sean pacíficas, deben ser
condenadas, porque precipitan a la violencia. ¿No |
es esto lo mismo que
condenar al hombre que ha sido robado, porque su po- |
sesión del dinero
precipitó el acto del robo? ¿No es lo mismo que condenar |
a Jesús, porque su
conciencia de un Dios único y su incesante fidelidad a la |
voluntad divina
precipitaron el acto de la Crucifixión?" |
SOBRE LA NO CONFORMIDAD
(1963):" Esta hora de la historia ne- |
cesita un grupo dedicado
de no conformistas. Peligrosas pasiones de orgullo, |
odio y egoísmo se
entronizan en nuestras vidas; la verdad yace postrada so- |
bre las ásperas colinas de
anónimos Calvarios. La salvación de nuestro mun- |
do, sumido en tan indeciso
destino, vendrá, no a través del complaciente arre- |
glo de una mayoría
conformista, sino a través del desarreglo creador de una |
minoría no conformista. Yo
declaro que no me conformare jamás con los ma- |
les de la segregación, ni
con los desastrosos efectos de la discriminación, ni |
con la moral degenerada
del fanatismo religioso, ni con los corrosivos efectos |
de un sectarismo mezquino,
ni con las condiciones económicas que privan a |
los hombres de trabajo y
de comida, ni con las locuras del militarismo o los |
efectos destructores de la
fuerza física". |
7 (67) |
SOBRE LOS DERECHOS CIVILES
(en la marcha desde Selma a Mont- |
gomery, 1965): "Como
una idea cuya hora ha llegado, ni siquiera la oposi- |
ción de ejércitos
poderosos podría detenernos. Estamos en camino hacia la |
tierra de la libertad.
Marchamos hacia la realización del sueño americano. |
Marchamos contra la
segregación de viviendas; marchamos contra la segre- |
gación de las escuelas;
contra la pobreza; contra las armas. Marchamos con- |
tra las armas hasta que la
raza de los aprovechados desaparezca de la arena |
política, hasta que los
Wallace de nuestra generación, lejos de aquí, tiemblen |
en silencio. ¡Escucha
pueblo mío: la suerte de la batalla está en nuestras |
manos!" |
SOBRE LA PAZ (1964):
"Más pronto o más tarde, todos los hombres |
del mundo tendrán que
descubrir un camino para vivir juntos en paz y así |
transformar la elegía de
un mundo incierto en un salmo de hermandad. Re- |
husó aceptar el panorama
de la humanidad limitada trágicamente a la media- |
noche sin estrellas del
racismo y la guerra; rehusó aceptar que el claro ama- |
necer de la paz y la
hermandad entre los hombres no pueda ser una realidad. |
Y no lo acepto, porque el
derecho vencido temporalmente es más fuerte que |
el mal triunfante." |
EL SUEÑO DE LA LIBERTAD
(1963): "Aunque hemos de afrontar |
las dificultades de hoy y
de mañana, yo todavía sueño. Sueño que un día esta |
Dación se levantará y
vivirá el verdadero significado de su creencia: que to- |
dos los hombres han sido
creados iguales. Sueño que un día incluso el Estado |
de Mississippi, un Estado
sofocado en el odio de la opresión, será transfor- |
mado en un oasis de
libertad y justicia. Sueño que mis cuatro hijos vivirán |
un día en una nación donde
no serán juzgados por el color de su piel, sino por |
el agrado de su carácter.
Tengo hoy un sueño y si América ha de ser una gran |
nación, esto llegará un
día a ser verdad... Cuando esto ocurra, cuando re- |
suene por todo el mundo la
llegada del día de la libertad, nos apresuraremos, |
todos los hijos de Dios,
blancos y negros, judíos y gentiles, protestantes y ca- |
tólicos, y nos
encontraremos para estrechar nuestras manos y cantar con las |
palabras del viejo canto
espiritual negro: ¡LIBRES AL FIN, LIBRES AL |
FIN, GRACIAS, OH DIOS
TODOPODEROSO, PORQUE SOMOS LI- |
BRES AL FIN! |
EN LA VISPERA DE SU MUERTE
(3 de abril, 1968): "Tenemos días |
difíciles ante nosotros.
Pero eso realmente ahora no me importa. He llegado |
ya a lo alto de la
montaña. No me protegeré. Como a todo el mundo me gus- |
taría tener una vida
larga. La longevidad tiene también su puesto. Pero no |
me interesa esto ahora. Yo
sólo quiero hacer la voluntad de Dios. Y él me ha |
permitido subir a la
montaña. Y he mirado más allá y he visto la Tierra Pro- |
metida. Yo no puedo ir
allí contigo, pero quiero que sepas esta noche que, |
como pueblo, llegaremos a
la Tierra Prometida. Es así como soy feliz esta |
noche. No tengo miedo a
ningún hombre. Ya muchos ojos han visto la gloria |
de la llegada del
Señor." |
8 (68) |
¿QUÉ ES LA PAZ? |
Actualmente, intentar
definir lo que |
es la paz no resulta
demasiado difícil. |
Todos tenemos un concepto
bastante |
claro de lo que es la paz
y de lo que es |
la guerra. Los modernos
medios de co- |
municación nos permiten
seguir al día |
cualquier conflicto armado
en cualquier |
parte del mundo. La
televisión, las fo- |
tos, los comentarios y
artículos —sec- |
ción permanente en todos
los periódi- |
cos— hacen que
aborrezcamos la vio- |
lencia y los horrores de
la guerra. Sin |
embargo, lo que ya no está
tan claro, |
es el saber distinguir
entre la paz apa- |
rente y la paz verdadera;
es decir, en- |
tre la violencia no
aparatosa, disimula- |
da y los fundamentos de
una paz au- |
téntica y sincera. |
Si preguntásemos a cada
uno de los |
ciudadanos de un país que
se dice vivir |
en la paz, en qué cosas
concretas se |
manifiesta ésta, la
mayoría nos respon- |
dería, sin duda, que en el
orden, la es- |
tabilidad, la ausencia de
conflictos, la |
tranquilidad, el
desarrollo económico, |
un cierto bienestar, etc.
Pero bajo es- |
tas definiciones no
quedarían las cosas |
del todo claras; por
ejemplo: el orden |
y la estabilidad, ¿son
siempre expresión |
del respeto mutuo entre
los hombres, |
o por el contrario en
muchas ocasio- |
nes son resultados del
conformismo, la |
sumisión y la represión
gubernativa?, |
¿hasta qué extremo la
ausencia de con- |
flictos significa que
todos pensamos |
igual, o quizá la causa es
la falta de |
cauces adecuados donde
poder expre- |
sar las diferentes formas
de pensar?, |
¿el desarrollo económico
beneficia a to- |
dos por igual, o más bien
enriquece en |
mayor proporción al
capitalista que al |
trabajador?, ¿dicho
desarrollo econó- |
mico lleva consigo la
promoción social |
del trabajador,
permitiéndole ocupar |
puestos de dirección, o
por el contra- |
rio frustra este derecho y
a cambio le |
da como estímulo
artificial el consumo |
a gran escala?, ¿el deseo
de bienestar |
y de tranquilidad son tan
sólo una lí- |
cita aspiración humana, o
más bien la |
mayoría de las veces son
consecuencia |
de un egoísmo
individualista y de una |
despreocupación y falta de
ideales?, |
¿hay violencia solamente
cuando existe |
agresión física, o también
el orden es |
otra forma de violencia
disimulada |
cuando un grupo social o
un Estado |
intenta ordenar y
justificar las cosas so- |
gún sus propios intereses? |
Si por paz entendemos,
fundamen- |
talmente, la no violencia,
es claro que |
lo dicho hasta aquí es
insuficiente pa- |
ra descubrir si bajo la
apariencia de |
paz y orden no se esconde
esta otra for- |
ma de violencia
disimulada. Para ello |
tendríamos que profundizar
un poco |
más y ver el contenido
concreto de es- |
te orden social. Para
hablar de verda- |
dera paz tendríamos que
constatar que |
la libertad no es
solamente una teórica |
igualdad de derechos, sino
también una |
efectiva igualdad de
posibilidades para |
9 (69) |
expresar y defender los
propios intere- |
ses ante los intereses de
los poderosos; |
que la distribución de
bienes no es só- |
lo un relativo bienestar
para la mayoría |
y la opulencia para una
minoría, sino |
una participación plena de
todos en la |
producción y el disfrute
de la riqueza; |
tendríamos que decir,
igualmente, que |
para que unos hombres
(también una |
minoría) no hicieran
violencia al resto |
de los hombres, habría que
evitar que |
unos pocos monopolicen la
cultura, de- |
terminen ideológicamente a
los demás, |
y acumulen en sus manos
todo el po- |
der de decisión y coacción
política. |
Tendríamos que afirmar, en
definitiva, |
que sólo existe la paz en
la medida que |
se fundamenta en un
desarrollo inte- |
gral de la persona,
teniendo en cuen- |
ta: su derecho a una
libertad real y |
operante. A una
participación correla- |
tiva en esfuerzo-beneficio
en lo econó- |
mico, en lo cultural y en
lo político. |
Del mismo modo, la paz
entre los pue- |
blos sólo es real cuando
sus relaciones, |
lejos de basarse en
situaciones de pri- |
vilegio y de fuerza de los
Estados po- |
derosos, sobre los pueblos
subdesarro- |
llados, se construya en
una actitud de |
acercamiento y de sincera
colabora- |
ción. Sustituyendo la
paternalista e in- |
teresada ayuda, por el
justo pago de |
las riquezas que tiene
cada país, cesan- |
do de este modo la
explotación y el co- |
lonialismo. |
Por todo esto, aunque en
un país o |
en una comunidad de
naciones veamos |
un orden y una
estabilidad, un desarro- |
llo económico e incluso
una legislación |
teóricamente justa, no
habrá auténtica |
paz si en la realidad
práctica de los |
hechos hay una clase o un
grupo que |
disfrute de la mayor parte
de la renta; |
si junto con las clases
cuitas coexiste |
una masa ignorante; si un
grupo domi- |
na y mentaliza al resto de
la sociedad; |
si son unos pocos los que
controlan el |
aparato estatal; si un
sistema se esta- |
blece autocráticamente sin
contar con |
la opinión de los
ciudadanos. Si hay |
millones de hombres que
tienen que |
emigrar de sus hogares, en
busca de |
medios de subsistencia; si
no hay li- |
bertad de asociación para
que los tra- |
bajadores defiendan con
garantía de |
éxito sus legítimos
intereses; si la mu- |
jer sigue siendo relegada
a tareas se- |
cundarias; si los adultos
no tienen en |
cuenta la iniciativa y los
valores de la |
juventud; si todo esto
ocurre, aunque |
haya una paz aparente, no
hay una au- |
téntica paz, porque sigue
habiendo vio- |
lencia, violencia
silenciosa, tan inteli- |
gente como cínicamente
disimulada, |
violencia, en fin, de los
más elementa- |
les universales e
inviolables atributos y |
derechos del ser humano y
de los pue- |
blos. |
Incluso yendo más lejos,
habría que |
decir que en esta
situación de domina- |
ción, el siempre loable
pacifismo sería |
una traición a la causa
misma de la paz. |
Es más, cuando un hombre o
un pue- |
blo es violentado en lo
más íntimo y |
sustancial de sus
derechos, la única for- |
ma de alcanzar la
verdadera paz es, |
mediante una toma de
conciencia de |
esta realidad, una
superación personal |
y una solidaridad con el
resto de los |
hombres y de los pueblos
para cam- |
biar el orden instituido
injusto. |
ENRIQUE DEL RIO. |
10 (70) |
LO FUNDAMENTAL DEL
CRISTIANISMO |
He ahí lo fundamental de
la expe- |
riencia cristiana del
hombre: descubrir, |
caer en la cuenta de que
la vida en su |
última substancia consiste
en tener que |
ser dedicada a algo, no en
ocuparse de |
esto o de lo otro dentro
de la vida, que |
eso sería lo contrario,
meter en la vida |
algo que se considera
valioso, sino to- |
mar en vilo nuestra
existencia entera y |
entregarla a algo,
dedicarla..., ésa es la |
averiguación fundamental
del cristia- |
nismo, lo que
indeleblemente ha puesto |
en la historia, es decir,
en el hombre. |
El hombre antiguo ignoraba
eso: pa- |
ra él, en el mejor de los
casos, la vida |
recta consistía en
aguantar con digni- |
dad los golpes de la
fortuna —esto era |
en su mejor extremo el
estoicismo: la |
vida como aguantar, el
sustine de Sé- |
neca. Pero desde el
cristianismo el hom- |
bre, por ateo que sea,
sabe, ve, no ya |
que la vida humana debe
ser entrega |
de sí misma, vida como
misión preme- |
ditada y destino interior—
todo lo con- |
trario que aguante de un
externo des- |
tino sino que lo es,
queramos o no. |
¿Qué otra cosa significa
la frase tan re- |
petida en el Nuevo
Testamento y como |
casi todo el Nuevo
Testamento tan pa- |
radójica: "el que
pierde su vida es el |
que la gana"? Es
decir, da tu vida, ena- |
jénala, entrégala;
entonces es verdade- |
ramente tuya, La has
asegurado, ga- |
nado, salvado. |
Y esta concepción de la
vida como |
dedicación de sí misma a
algo, como |
misión y no simplemente
como uso dis- |
creto de algo que nos
hubiesen regala- |
do y dado ya hecho, tiene
un reverso: |
que entonces la vida es en
su propia |
esencia responsabilidad de
sí misma. |
¿Quién sino el
cristianismo ha hecho |
este descubrimiento de la
vida como |
consintiendo en
responsabilidad? |
José ORTEGA Y GASSET |
en la lección,
RENACIMIENTO Y RETORNO. |
¿CRISTIANOS? |
Cada vez que una
escuadrilla de aviones pilotados por cristianos |
destruye un poblado de
Asia con sus habitantes, en el mismo momento, esa |
misma escuadrilla aérea
borra del Oriente, una a una, las frases más bellas |
del Evangelio. |
Mons. Jean Rodhain,
obispo-presidente de Caritas Internacional. |
PORQUE: |
Toda acción bélica que
tienda indiscriminadamente a la destrucción |
de ciudades enteras o de
extensas regiones junto con sus habitantes, es un |
crimen contra Dios y la
humanidad que hay que condenar con firmeza y |
sin vacilaciones. |
Vat. II, GS, 80. |
11 (71) |
COMPRA - VENTA |
Aquellas treinta monedas
cobra- |
das por Judas,
"precio de sangre ino- |
cente", brillan aún
como estrellas me- |
tálicas en el cielo
siniestro de las mal- |
dades humanas. Desde
entonces, po- |
ner precio al bien, a la
verdad y a la |
libertad de los hombres,
es algo más |
que abusar de su dignidad:
es renovar |
la memoria del misterio
del pecado en |
el mundo, donde aunque no
siempre |
todo comercio es
necesariamente peca- |
do, si es siempre, todo
pecado, forma |
denigrante de comercio,
abuso y en- |
gaño, atropello y robo de
los dones de |
Dios a los hombres, que
llevan su ima- |
gen y que son los hermanos
de Cristo: |
"lo que hacéis con
uno de los más dé- |
biles y pequeños, a mí me
lo hacéis". |
No obstante, el afán de
comprar o |
la urgencia de vender
parecen llenar el |
frenesí y la angustia de
la vida, como |
si todo en ella fueran
cosas, o fuera |
convertible en cosas, que
se compran |
y se venden: si se
pueden" comprar, |
si se "quieren"
vender... |
Más justamente o menos
justamen- |
te, se compra trabajo y se
venden tiem- |
po y fuerzas: y los ricos
se enriquecen |
y los pobres, por lo
menos, comen. |
Pero se compran y se
venden más |
cosas, cuando se
"pueden" comprar y |
si se "quieren"
vender... Se compran |
casas y campos, alimentos
y vestidos, |
coches y libros, pero se
compran tam- |
bién y se venden honores y
títulos, vic- |
torias y éxitos, palabras
y silencios, |
traiciones y amistades. Y
con dinero |
se fabrican mentiras que
parecen ver- |
dades y se infectan y
pudren verdades |
para que sean mentiras, y
se tapan las |
bocas y se cierran los
ojos que escru- |
tan y delatan,
disconformes a seguir |
siendo encubridores y
cómplices cons- |
cientes y gratuitos de la
injusticia. En |
las amistades, en el
trabajo, en los ne- |
gocios, en los cargos, en
la política, en |
los deportes, en el arte,
en los medios |
de información... en todo
lo que es ca- |
paz de convertirse en un
valor estima- |
tivo temporal, en todo lo
que puede |
ser medido en el mercado
de la vida |
humana. |
Hasta la misma religión
tiene que |
defenderse, sin cesar, del
asedio de |
quienes quisieran
utilizarla para lo que |
no es del reino de Dios, y
pagarían el |
precio de su prostitución
con dinero |
robado. |
Es difícil deshacerse de
los tenta- |
dores, sin descomponerse,
sin perder la |
propia dignidad
insobornable, porque |
al que le interesa
comprar, sabe tender |
redes y encerrar en
círculos de com- |
promiso, moralmente
irrompibles, des- |
de donde parece más cómoda
la escla- |
vitud conformista y
recompensada, |
aunque indigna, que el
riesgo limpio |
de la libertad que sabe
que hay razo- |
12 (72) |
nes para vivir que valen
más que la |
vida. |
La víctima elegida, por lo
común |
—por eso es elegida— no
posee una ca- |
pacidad de autodefensa
capaz de con- |
trarrestar los medios y
recursos del que |
la asedia y que por eso
actúa como pro- |
pietario indiscutible del
patrimonio del |
alma" ajena. Si la
indefensa víctima se |
resiste o quiere huir de
la red tendida, el |
mínimo reproche que se le
escupirá es |
el del orgullo y de la
ingratitud, mientras |
se le cierne encima,
despótica e impla- |
cable, la venganza temida.
El poderoso |
y despechado comprador de
todo, jamás |
podrá comprender la
autenticidad lúcida |
y profunda de quien, dueño
de su propia |
conciencia, no puede
traicionarla ni al |
precio de todo el oro y la
seducción de |
todos los triunfos y
vanidades mundanas |
— "Todo esto te daré
si me adoras" |
que valen mucho menos que
"el patri- |
monio del alma", para
quien crea aún |
que éste "sólo es de
Dios", como dijo el |
poeta. |
Pero faltan poetas en el
mundo. Y |
no precisamente para que
nos envasen |
la belleza en palabras o
nos la canten en |
música o nos la declamen
en escenarios, |
sino para que la ausculten
en sus pro- |
pias almas y descubran el
bien, la sed de |
verdad y la luz de belleza
que Dios ha |
puesto en ellas y,
agradecidos, salgan de |
sí mismos para admirar y
respetar en |
los demás un tesoro
parecido, igualmen- |
te hermoso, real y bueno,
que sería pe- |
cado arrancar, deformar o
despreciar, |
aunque fuese poniendo un
precio. |
Hay en el mundo todavía
corazo- |
nes generosos que se
resisten a admitir |
que la vida sea un
espectáculo y, me- |
nos, que ellos deben
intervenir como |
actores a sueldo; sino que
la conci- |
ben como un proyecto de
bondad y |
belleza, siempre
perfectible a pesar |
de la miseria humana, y
que puede y |
debe realizarse con
libertad de con |
ciencia y respeto, porque
de otro mo- |
do no sería jamás posible
el amor y |
porque sólo con el amor se
llega a la |
paz verdadera, tan ansiada
en todas |
partes, siempre, por
todos. |
Las generaciones jóvenes
se |
muestran cada vez más
capaces de es- |
te ideal de bien, de
sinceridad, de |
respeto, de libertad, de
justicia y de |
amor, y no faltan síntomas
elocuentes |
que lo proclaman sincera y
desintere- |
sadamente. Las sombras que
oscure- |
cen, a veces, la nobleza
de sus gestos |
o de sus actitudes, o son
impaciencia |
desatada ante la lentitud
paralizante |
de los mayores ya
instalados, o torpe- |
za y duda confusa ante las
seducciones |
egoístas con que éstos les
hacen vaci- |
lar, o simplemente los
primeros sínto- |
mas deformantes de esta
misma siem- |
bra de egoísmo |
, que ya arraiga: único |
bagaje que han sabido
darles, ineptos |
y cobardes, los que así
les preparan |
(?) para la vida. |
En el mundo habrá siempre
com- |
pradores de todo: muchas
veces ricos, |
según el mundo, pero, en
realidad, |
profundamente miserables,
porque les |
falta todavía por
descubrir su propia |
riqueza interior, lo que
Dios les ha da- |
do, y agradecerlo. Esos,
aunque le |
nombren por elegancia, no
miran a |
Dios. Miran fuera de sí
mismos, a los |
demás, para envidiarles, y
todo bien |
ajeno les parece daño
propio, y lo des- |
truyen como sea, o lo
comprar al pre- |
cio que sea, o lo maldicen
si no se |
vende, o lo matan si no se
muere. El |
día que serenamente,
humildes y agra- |
decidos, descubran el
tesoro que les |
basta tener en sí mismos,
dejarán de |
sentirse tan miserables y
se alegrarán |
del bien que también
tienen los demás. |
Eso será el comienzo del
amor, la úni- |
ca riqueza, que no se
compra ni se |
vende: que se da y que se
respeta. |
13 (73) |
DECLARACIÓN UNIVERSAL |
DE |
DERECHOS HUMANOS |
El 10 de diciembre de 1948
la Asamblea General de las Naciones |
Unidas aprobó y proclamó
la Declaración Universal de Derechos Hu- |
manos. En todo el mundo se
celebra este año el XX Aniversario de di- |
cha proclamación y
pensamos hacer un servicio a nuestros lectores si |
les ofrecemos el texto
íntegro, cuyo contenido se conmemora, porque |
en esta Declaración, tal
como afirmó Juan XXIII en su Encíclica PA- |
CEM IN TERRIS, se
"reconoce solemnemente la dignidad de la persona |
humana de todos los
hombres y se afirman los derechos que todos tie- |
nen a buscar libremente la
verdad, a observar las normas morales, a |
ejercer los deberes de
justicia, a exigir una vida digna del hombre y |
otros derechos vinculados
a éstos. Derechos que porque brotan inmedia- |
tamente de la dignidad de
la persona humana son universales, inviola- |
bles e inalienables".
También el Estado español ha manifestado su ad- |
hesión, oficialmente, a
esta conmemoración. |
PRE AMBULO |
CONSIDERANDO que la
libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen |
por base el reconocimiento
de la dignidad intrínseca y de los derechos igua- |
les e inalienables de
todos los miembros de la familia humana; |
CONSIDERANDO que el
desconocimiento y el menosprecio de los derechos |
humanos han originado
actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de |
la humanidad; y que se ha
proclamado, como la aspiración más elevada del |
hombre, el advenimiento de
un mundo en que los seres humanos, liberados |
del temor y de la miseria,
disfruten de la libertad de palabra y de la libertad |
de creencias; |
CONSIDERANDO esencial que
los derechos humanos sean protegidos por un |
régimen de Derecho, a fin
de que el hombre no se vea compelido al supremo |
recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión; |
CONSIDERANDO también
esencial promover el desarrollo de relaciones amis- |
tosas entre las naciones; |
CONSIDERANDO que los
pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en |
la Carta, su fe en los
derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y |
14 (74) |
el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y |
mujeres; y se han
declarado resueltos a promover el progreso social y a ele- |
var el nivel de vida
dentro de un concepto más amplio de la libertad; |
CONSIDERANDO que los
Estados Miembros se han comprometido a ase- |
gurar, en cooperación con
la Organización de las Naciones Unidas, el respeto |
universal y efectivo a los
derechos y libertades fundamentales del hombre; y |
CONSIDERANDO que una
concepción común de estos derechos y liberta- |
des es de la mayor
importancia para el pleno cumplimiento de dicho com- |
promiso; LA ASAMBLEA
GENERAL |
proclama |
LA PRESENTE DECLARACION
UNVERSAL DE DERECHOS HU- |
MANOS como ideal común por
el que todos los pueblos y naciones deben |
esforzarse, a fin de que
tanto los individuos como las instituciones, inspi- |
rándose constantemente en
ella, promuevan, mediante la enseñanza y la edu- |
cación, el respeto a estos
derechos y libertades, y aseguren, por medidas pro- |
gresivas de carácter
nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación |
universal y efectivos,
tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como |
entre los de los
territorios colocados bajo su jurisdicción. |
ARTICULO 1. Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dig- |
nidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben com- |
portarse fraternalmente
los unos con los otros. |
ARTICULO 2. 1. Toda
persona tiene todos los derechos y libertades pro- |
clamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, |
idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional |
o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición. |
2. Además, no se hará
distinción alguna fundada en la condición po- |
lítica, jurídica o
internacional del país o territorio de cuya jurisdicción de- |
penda una persona, tanto
si se trata de un país independiente, como de un |
territorio bajo
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cual- |
quier otra limitación de
soberanía. |
ARTICULO 3. Todo individuo
tiene derecho a la vida, a la libertad y a |
la seguridad de su
persona. |
ARTICULO 4. Nadie estará
sometido a esclavitud ni a servidumbre; la |
esclavitud y la trata de
esclavos están prohibidas en todas sus formas. |
ARTICULO 5. Nadie será
sometido a torturas ni a penas o tratos crue- |
les, inhumanos o
degradantes. |
ARTICULO 6. Todo ser
humano tiene derecho, en todas partes, al re- |
conocimiento de su
personalidad jurídica. |
15 (75) |
ARTICULO 7. Todos son
iguales ante la ley y tienen, sin distinción, |
derecho a igual protección
de la ley. Todos tienen derecho a igual protec- |
ción contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda |
provocación a tal
discriminación. |
ARTICULO 8. Toda persona
tiene derecho a un recurso efectivo, ante |
los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que vio- |
len sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley. |
ARTICULO 9. Nadie podrá
ser arbitrariamente detenido, preso nj des- |
terrado. |
ARTICULO 10. Toda persona
tiene derecho, en condiciones de plena |
igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independien- |
te e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para |
el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal. |
ARTICULO 11. 1. Toda
persona acusada de delito tiene derecho a que |
se presuma su inocencia
mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a |
la ley y en juicio público
en el que se le hayan asegurado todas las garan- |
tías necesarias para su
defensa. |
2. Nadie será condenado
por actos u omisiones que en el momento de |
cometerse no fueron
delictivos, según el Derecho nacional o internacional. |
Tampoco se impondrá pena
más grave que la aplicable en el momento de la |
comisión del delito. |
ARTICULO 12. Nadie será
objeto de injerencias arbitrarias en su vida |
privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su |
honra o a su reputación.
Toda persona tiene derecho a la protección de la |
ley contra tales
injerencias o ataques. |
ARTICULO 13. 1. Toda
persona tiene derecho a circular libremente y a |
elegir su residencia en el
territorio de un Estado. |
2. Toda persona tiene
derecho a salir de cualquier país, incluso del |
propio, y a regresar a su
país. |
ARTICULO 14. 1. En caso de
persecución, toda persona tiene derecho |
a buscar asilo, y a
disfrutar de él, en cualquier país. |
2. Este derecho no podrá
ser invocado contra una acción judicial real- |
mente originada por
delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos |
y principios de las
Naciones Unidas. |
ARTICULO 15. 1. Toda
persona tiene derecho a una nacionalidad. |
2. A nadie se privará
arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho |
a cambiar de nacionalidad. |
ARTICULO 16. 1. Los
hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, |
tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o re- |
16 (76) |
ligión, a casarse y fundar
una familia; y disfrutarán de iguales derechos en |
cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del ma- |
trimonio. |
2. Sólo mediante libre y
pleno consentimiento de los futuros esposos |
podrá contraerse el
matrimonio. |
3. La familia es el
elemento natural y fundamental de la sociedad y tie- |
ne derecho a la protección
de la sociedad y del Estado. |
ARTICULO 17. 1. Toda
persona tiene derecho a la propiedad, individual |
y colectivamente. |
2. Nadie será privado
arbitrariamente de su propiedad. |
ARTICULO 18. Toda persona
tiene derecho a la libertad de pensamiento, |
de conciencia y de
religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de |
religión o de creencia,
así como la libertad de manifestar su religión o su |
creencia, individual y
colectivamente, tanto en público como en privado, por |
la enseñanza, la práctica,
el culto y la observancia. |
ARTICULO 19. Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y |
Una «broma» del diario
ARRIBA (24, enero 1968). |
{viñeta graciosa}
INTERNATIONAL YEAR FOR |
HUMAN RIGHTS |
—¡Estoy de los derechos
humanos hasta la coronilla! ¿Cuántos quedan? |
17 (77) |
de expresión; este derecho
incluye ci de no ser molestado a causa de sus opi- |
niones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundir- |
las, sin limitación de
fronteras, por cualquier medio de expresión. |
ARTICULO 20. 1. Toda
persona tiene derecho a la libertad de reunión |
2. Nadie podrá ser
obligado a pertenecer a una asociación. |
ARTICULO 21. 1. Toda
persona tiene derecho a participar en el gobier- |
no de su país,
directamente o por medio de representantes libremente esco- |
gidos. |
2. Toda persona tiene el
derecho de acceso, en condiciones de igualdad, |
a las funciones públicas
de su país. |
3. La voluntad del pueblo
es la base de la autoridad del poder público; |
esta voluntad se expresará
mediante elecciones auténticas que habrán de ce- |
lebrarse periódicamente,
por sufragio universal e igual y por voto secreto u |
otro procedimiento
equivalente que garantice la libertad del voto. |
ARTICULO 22. Toda persona,
como miembro de la sociedad, tiene de- |
recho a la seguridad
social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la |
cooperación internacional,
habida cuenta de la organización y los recursos de |
cada Estado, la
satisfacción de los derechos económicos, sociales y cultura- |
les, indispensables a su
dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. |
ARTICULO 23. 1. Toda
persona tiene derecho al trabajo, a la libre elec- |
ción de su trabajo, a
condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a |
la protección contra el
desempleo. |
2. Toda persona tiene
derecho, sin discriminación alguna, a igual sala- |
rio por trabajo igual. |
3. Toda persona que
trabaja tiene derecho a una remuneración equita- |
tiva y satisfactoria, que
le asegure, así como a su familia, una existencia con- |
forme a la dignidad humana
y que será completada, en caso necesario, por |
cualesquiera otros medios
de protección social. |
4. Toda persona tiene
derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para |
la defensa de sus
intereses. |
ARTICULO 24. Toda persona
tiene derecho al descanso, al disfrute del |
tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vaca- |
ciones periódicas pagadas. |
ARTICULO 25. 1. Toda
persona tiene derecho a un nivel de vida ade- |
cuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en es- |
pecial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los ser- |
vicios sociales
necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de |
desempleo, enfermedad,
invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de |
sus medios de subsistencia
por circunstancias independientes de su voluntad. |
18 (78) |
2. La maternidad y la
infancia tienen derecho a cuidados y asistencia es- |
peciales. Todos los niños,
nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tie- |
nen derecho a igual
protección social. |
ARTICULO 26. 1. Toda
persona tiene derecho a la educación. La edu- |
cación debe ser gratuita,
al menos en lo concerniente a la instrucción elemen- |
tal y fundamental. La
instrucción elemental será obligatoria. La instrucción |
técnica y profesional
habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios supe- |
riores será igual para
todos, en función de los méritos respectivos. |
2. La educación tendrá por
objeto el pleno desarrollo de la personali- |
dad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las |
libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amis- |
tad entre todas las
naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promo- |
verá el desarrollo de las
actividades de las Naciones Unidas para el manteni- |
miento de la paz. |
3. Los padres tendrán
derecho preferente a escoger el tipo de educa- |
ción que habrá de darse a
sus hijos. |
ARTICULO 27. 1. Toda
persona tiene derecho a tomar parte libremente |
en la vida cultural de la
comunidad, a gozar de las artes y a participar en el |
progreso científico y en
los beneficios que de él resulten. |
2. Toda persona tiene
derecho a la protección de los intereses morales y |
materiales que le
correspondan por razón de las producciones científicas, li- |
terarias o artísticas de
que sea autora. |
ARTICULO 28. Toda persona
tiene derecho a que se establezca un or- |
den social e internacional
en el que los derechos y libertades proclamados en |
esta Declaración se hagan
plenamente efectivos. |
ARTICULO 29. 1. Toda
persona tiene deberes respecto a la comunidad, |
puesto que sólo en ella
puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. |
2. En el ejercicio de sus
derechos y en el disfrute de sus libertades, toda |
persona estará solamente
sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con |
el único fin de asegurar
el reconocimiento y el respeto de los derechos y li- |
bertades de los demás, y
de satisfacer las justas exigencias de la moral, del |
orden público y del
bienestar general en una sociedad democrática. |
3. Estos derechos y
libertades no podrán en ningún caso, ser ejercidos |
en oposición a los
propósitos y principios de las Naciones Unidas. |
ARTICULO 30. Nada en la
presente Declaración podrá interpretarse en |
el sentido de que confiere
derecho alguno al Estado, a un grupo o a una per- |
sona, para emprender y
desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la |
Supresión de cualquiera de
los derechos y libertades proclamados en esta De- |
claración. |
19 (79) |
CONVERSACIONES DEL
ORATORIO |
Viernes, día 26, a las
8'30 de la tarde |
ENRIQUE MIRET MAGDALENA |
ESCRITOR |
hablará sobre: |
LA FE Y EL MUNDO QUE HEMOS
DE CONSTRUIR, |
Sábado, día 27, a las 8'30
de la tarde |
JOSE M. BALLESTEROS |
SACERDOTE |
hablará sobre: |
LA ESPERANZA DE LOS
JOVENES, |
LAUS DEO |
Director: P. Ramón Mas, C.
O. |
Edita: Congregación del
Oratorio.— Apartado 182.— Albacete. |
Imprime: LA VOZ DE
ALBACETE, S. López, 14 - 20-4-68. |
Depósito Legal: AB-103-62. |
20 (80) |
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