BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º 78. ABRIL. 1969. |
¡ES PRIMAVERA! |
Para el cristiano la vida
siempre es esperanza; pero ésta es más fácil de |
entusiasmar cuando el
logro parece más cercano, cuando lo que se espera ya |
comienza a tenerse. La
alegría pascual tiene precisamente este sabor para el |
alma; tenemos, a pesar de
que todavía nos falta; nos falta, pero ya comen- |
zamos a tener. Pascua
florida, Pascua granada... Flor y fruto. |
También para esta época
—II Domingo después de Pascua— se celebra en |
el mundo el DIA UNIVERSAL
DE LAS VOCACIONES. Porque las vocaciones |
son, para la Iglesia, como
las flores de su campo: flor y esperanza que ha de |
cuajar en fruto y cosecha.
El fruto y la cosecha de la Iglesia siempre es la |
santidad. |
Por esta razón, cuando le
pidamos al Señor que mande más obreros a la |
mies, porque la mies es
mucha, antes, todavía, que pensar en el número ma- |
yor de operarios,
pidámosle por la santidad de los mismos. |
Ni dejemos que cunda en
nosotros el desaliento por los efectos de noticias |
relativas a hechos
concretos según las cuales mengua, relativamente, el núme- |
ro de los candidatos al
sacerdocio y a la profesión de la vida evangélica. La |
Iglesia, por impulso del
Señor que jamás la abandona, crece siempre y su |
crecimiento, cuando se
hace menos aparente en la cantidad, es que profundi- |
za en la calidad. Las
circunstancias del mundo que nos toca vivir, no impiden |
ni excluyen, sino que
siguen reclamando, si cabe con mayor fuerza, que se |
preste atención a la
llamada de Cristo: "Ven, sígueme". Lo único que ocurre |
es que se necesita más
generosidad, más maduración personal, una fe más pro- |
funda. |
Pidamos todo esto, al
Señor de la mies, para todos y todas las que El llame |
a su campo, para que, por
medio de ellos, la presencia de Cristo en el mundo se |
1 (41) |
extienda y fructifique, ya
que "Dios los ha predestinado para que reproduz- |
can la imagen de su
Hijo, para que sea como el primogénito entre muchos |
hermanos: por esto los que
ha predestinado, también los ha llamado" (Roma- |
nos 8, 29-30). Y serán, en
frase también de San Pablo, "el olor de Cristo" en |
el mundo, el campo
florido, la primavera del reino de Dios. |
DIOS TE NECESITA |
Si: Dios te necesita. |
La mies es mucha y los que
quieran |
trabajar para llevar la
cosecha a los |
graneros de Dios, son
pocos. Es verdad |
que hacen falta más
operarios. Aquí y |
lejos de aquí. Sin sueños
de aventuras |
ni romanticismos: hacen
falta opera- |
rios de verdad, que
trabajen como hi- |
jos de Dios en los campos
de la Igle- |
sia. O mejor: hijos de
Dios de verdad, |
que trabajen con el amor
de hijos. |
Porque siempre será cierto
que traba- |
jan más y mejor los hijos
para el Pa- |
dre que aman, que los
operarios para |
el Amo que temen. |
Dios te necesita. La
inquietud que |
demuestran los hombres y
esa agita- |
ción que zarandea el
mundo, lo de- |
muestran. Es la masa que
espera la |
levadura. Son, 4 veces,
tinieblas en es- |
pera de luz; pero de una
luz que ha de |
elevarse prendida en la
antorcha de |
una vida. ¿La tuya? |
¿Tienes miedo?.. Hay quien
tiene |
miedo de que Dios le pida
demasiado y |
acaba en la tristeza del
joven rico del |
Evangelio: "Anda, ve,
vende todo lo |
que tienes y da su precio
a los pobres; |
y luego ven y sígueme, que
tendrás un |
tesoro en los
cielos"... Pero es que el |
joven, por lo visto, sólo
quería más |
alabanzas en la tierra.
Volvió a lo su- |
yo; se encerró en sí
mismo. No quería |
dar, sino que quería aún
más. No mi- |
raba fuera, en el campo de
Dios, las |
cosas grandes, hermosas,
santas que |
había por hacer. |
También hoy hay cosas
grandes, |
hermosas y santas por
hacer: grandes |
y hermosas como el mundo;
urgentes |
y santas como el amor. |
Cosas por hacer... |
Muchos de los que más
declaran |
podrían comenzar a
hacerlas. Pero es |
más cómodo esperar a que
otros den |
u otros me den, que
decidirse a dar y a |
darse. Una cosa es dar,
otra recibir. Y |
los hombres se acostumbran
fácilmen- |
te a que les den: si son
pobres, el ali- |
vio de su pobreza; si son
ricos, hono- |
res y privilegios. El que
es rico, no |
piensa que así puede dar
más, sino |
que así tiene más
derechos. Indiscuti- |
bles. |
(Rico de tener, rico de
saber, rico |
de poder). |
"¿Dónde dan? ¿Dónde
dan?"... Y la |
gente corre
avariciosamente veloz, |
egoísta. Hay negocios
fabulosos mon- |
tados sobre el engaño de
"dar" y "re- |
galar". Hasta en las
mismas cosas de |
Dios, hay un número
inmenso de per- |
sonas "buenas"
que no buscan mucho |
más, en su religiosidad,
que una ben- |
dición que facilite sus
deseos tempora- |
les, o un remedio que cure
sus males, |
o un socorro que compense
su pereza, |
o tranquilizantes de
conciencias, o di- |
versiones
"santas" si ya están tran- |
quilos. |
2 (42) |
Se quejan, juzgan,
critican; pero |
no hacen, o hacen poco,
tan poco, que |
su labor no rebasa el
límite de lo me- |
ramente —pobremente—
simbólico. Al- |
gunos "piensan"
y acaban, en el pen- |
sar, todo su hacer: luego
se encierran |
en su vida cómoda,
tranquilizados por |
haber resuelto
teóricamente el pleito |
entre el bien y el mal del
mundo que |
les corresponde vivir.
Otros, ni siquie- |
ra piensan, porque ni
saben, ni pue- |
den pensar. Hay también
los que re- |
nuncia a pensar, ante el
presenti- |
miento horroroso de verse
acusados o |
comprometidos. Es como un
suicidio de |
la inteligencia y del
corazón. Nada de |
car y menos darse. Jamás
entregarse |
del todo a lo que pueda
exigir algo |
más que la elegancia del
gesto inicial, |
teatral pero infructuoso.
No son bas- |
tante desprendidos para
ser humildes; |
ni bastante humildes para
limpiarse de |
la avidez interior,
sensualizante, de |
consuelos: hasta en lo
bueno necesi- |
tan o el aplauso del mundo
o, por lo |
menos, el de sus propios
sentidos y |
satisfacción. |
Y así, quedan tantas cosas
hermo- |
sas, grandes y santas por
hacer. La |
mies es mucha y los
obreros pocos... |
¿Has pensado, alguna vez,
en ha- |
cer cosas grandes para
Dios? ¿Has |
pensado que Dios puede
necesitarte? |
Hombre o mujer, corazón
joven: tal |
vez Dios te necesite. Y te
muestra un |
programa inmenso de bien,
por hacer |
aún, que Él ha dejado al
cansancio de |
tus manos y al amor de tu
corazón, |
para que, muy por encima
de los aplau- |
sos o de las censuras y
oposiciones del |
mundo, puedas participar
—ahora o |
más tarde— del gozo divino
de "hacer |
el bien": verdadero
gozo de Dios y en |
Dios. |
Dios te necesita, porque
no quiere |
hacerlo sin ti. No obrará
milagros |
mientras queden, en el
mundo, reser- |
vas de almas que le puedan
seguir co- |
CONVERSACIONES |
DEL ORATORIO |
Viernes, día 25 de abril,
a las |
8'30 de la tarde sobre el
tema |
CUALIDADES |
POSITIVAS |
DEL CRISTIANISMO |
Y CONTRASIGNOS |
DEL CARACTER |
MANCHEGO |
dirigirá el coloquio |
D. RAMON BELLO BANON |
mo los apóstoles, como las
santas mu- |
jeres del Evangelio... |
Dios te necesita para que
hagas y |
digas y recuerdes con tu
ejemplo y tus |
palabras, sumado al
impulso de la Igle- |
sia, movido dócilmente por
la gracia, |
porque lo reciban de ti
directamente, |
o a través de las obras a
las que entre- |
gues todo tu esfuerzo y tu
vida...; |
Dios te necesita para que
el fermento |
del Evangelio vaya
transformando el |
mundo y se despierten del
letargo tan- |
tas perezas, y se abran a
la generosi- |
dad tantos egoísmos, y se
rectifiquen |
tantas actitudes y se
conozcan mejor |
las ideas, las
"palabras de vida" que |
3 (43) |
salieron de la boca del
Señor, para que |
los que digan tener fe, no
se limiten a |
profesarla con los labios
sin llevarla a |
la vida; para que tantos
sabios de las |
cosas de este mundo, no
sigan igno- |
rantes de las de Dios;
para que Dios y |
la Iglesia no sean
utilizados, sino ama- |
dos y servidos, para que
venga el reino |
de Dios, ese que no es ni
se confunde |
con los reinos de este
mundo. |
Si lograras pensar y
desear todo es- |
to olvidándote de ti
mismo, puedes |
pensar fundadamente,
también, que le |
aprovechas a Dios, que
cuenta contigo, |
para todas esas cosas
grandes, hermo- |
sas y santas que hay que
hacer, sin re- |
clamar sueldos al consuelo
o a la va- |
nidad; resignándote a que
te crezca el |
amor, día a día, más
limpio y más |
grande. Un amor que ni el
mundo o |
los hombres pueden dar ni,
muy a me- |
nudo, entender. |
*** |
Si te decides —ni el
Señor, ni la |
Iglesia fuerzan a nadie—,
en el mismo |
momento en que te propones
seguir a |
Cristo con una entrega
verdaderamen- |
te total, olvídate de que
Él te necesita |
y hasta olvídate de
proyectar las cosas |
que vas a hacer por El.
Piensa, más |
bien, que eres tú quien le
necesitas, que |
eres tú a quien has de
permitir que se |
te haga el bien, y abre
los ojos de la |
fe para reconocer ese bien
que recibes. |
Y asimílalo, sin
demasiados cálculos, |
pero con la humildad de un
gran espí- |
ritu de pobreza: con esa
necesidad de |
que Dios te lleve y te
vaya transfor- |
mando. Una necesidad que
se hace |
"hambre y sed"
del alma. Y luego no |
cuentes ni juzgues lo que
vale o lo que |
sirve lo mucho o lo
poquísimo que |
aciertes a hacer. Porque,
en realidad, |
no vas a hacer, sino a
hacerte. Deja que |
Dios te moldee. Lo
contrario sería "ju- |
gar a apostolados".
El apostolado no es |
computable por
estadísticas. El apos- |
tolado es imitación de la
vida de Cristo |
llevando a la tuya el
Evangelio. |
Otras ideas sensualizan,
industriali- |
zan o convierten en reino
del mundo |
lo que es reino de Dios.
Son profanacio- |
nes del Evangelio. |
En realidad, la verdad más
profun- |
da, es que sirves para lo
que Dios te |
necesita si descubres que
tú le necesi- |
tas. Antes que nada Él te
llama a una |
transformación, a que
apures todo lo |
posible las exigencias de
tu bautismo: |
sin esta convicción
profunda, durarías |
poco tiempo en el camino
que empren- |
derías. Porque no es un
camino de |
aventuras, sino una vida. |
Una vida que enriquece,
día a día, |
el corazón; una vida en la
que crece |
incesantemente la libertad
del alma, |
sincera, abierta a la
verdad; una vida |
caminando hacia la verdad
completa. |
Y un camino, ciertamente
abnegado, |
pero que ya tiene gusto de
llegada. |
De una estadística, hecha
en 1952, se llegó a esta conclusión en cuanto |
a la procedencia de las
vocaciones, en función de la situación económica |
de las respectivas
familias: procedían de familias |
ricas, el 0’8 por ciento, |
acomodadas, el 13’5 » » |
situación media, el 60'5 »
» |
pobres, el 17'2 » » |
míseros, el 3’2 » » |
Las reflexiones brotan
espontáneamente. |
4 (44) |
AFIRMACIONES CONCILIARES |
(L. G., cap. VI) |
Los consejos evangélicos
(castidad, pobreza, obediencia), fundados en las |
palabras y los ejemplos
del Señor y recomendados por los apóstoles, son un |
DON divino que la Iglesia
recibió del Señor. |
La autoridad de la Iglesia
no impone a nadie la profesión de estos consejos, |
pero interpreta y regula
su práctica. |
Las diversas familias
religiosas que profesan la vida de perfección, ofrecen |
a sus miembros todas las
condiciones para una mayor ESTABILIDAD en su |
modo de vida, una DOCTRINA
EXPERIMENTADA para conseguir la perfección, |
una COMUNDAD FRATERNA en
la milicia de Cristo y una LIBERTAD me- |
jorada por la obediencia,
para avanzar en la vida de amor con espíritu gozoso. |
Accesible al clero y a los
laicos, es el GOCE DE UN DON particular para |
contribuir a la misión
salvífica de la Iglesia. |
Es una ENTREGA TOTAL AL
SERVICIO DE DIOS para conseguir un fruto |
más abundante de la gracia
bautismal. |
Es una LIBERACION de los
impedimentos que podrían apagar el fervor de |
la caridad y la
realización perfecta del culto divino. |
La profesión de los
consejos evangélicos UNE DE MANERA ESPECIAL con |
la Iglesia y su
ministerio. |
De ahí el deber de la
ORACION y del TRABAJO para implantar en las almas |
al reino de Dios. |
La profesión de los
consejos evangélicos es una SEÑAL para ayudar a los |
demás cristianos a cumplir
sus deberes. |
Es una MANIFESTACION
ANTICIPADA de los bienes del cielo; es un TES- |
TIMONIO de la vida nueva y
eterna conseguida por Cristo; un PREANUNCIO |
de la resurrección futura;
una IMITACION más aproximada de la forma de |
vida que escogió el Hijo
de Dios al venir al mundo y que propuso a los que |
quisieran seguirle. |
Pone a la vista de todos
la ELEVACION del Reino de Dios sobre todo lo |
terreno. |
Pertenece, de manera
inseparable, a la misma VIDA Y SANTIDAD de la |
Iglesia. |
5 (45) |
EL MATRIMONIO Y EL
CELIBATO |
En relación con el tema
vocacional, pueden ayudar a clarificar |
conceptos y decisiones
algunos de los párrafos que publicaba, hace |
poco, "La
Croix", de Paris, firmados por Paul Chauchard, y que se- |
leccionamos del siguiente
modo. |
El celibato, libremente
escogido, supone que aquellos que prefieren el ma- |
trimonio, no se casan para
escapar del celibato. También el matrimonio debe- |
ría descansar sobre una
"vocación", que es menos común de lo que imaginamos. |
El que no esté seguro en
el celibato corre el peligro de no estarlo tampoco |
en el matrimonio, y de
llegar a la separación y al divorcio. |
Cuando un adulto, que lo
es verdaderamente, siente que le asalta la duda de |
si se ha equivocado en su
celibato o en el matrimonio, debe aprender a asumir |
libremente aquello que se
ha impuesto. En esto está la verdadera libertad hu- |
mana: no en la fantasía
caprichosa de hacer lo que sea, persiguiendo un equi- |
librio que jamás se
encuentra, porque la equivocación está en pretender reali- |
zarlo buscándolo fuera y
no en uno mismo, que es donde debería. |
El verdadero célibe no
entiende su estado como apoyándose en una actitud |
negativa, sino todo lo
contrario: si ha renunciado al matrimonio y a la familia, |
es precisamente para estar
más disponible en las relaciones viriles y paternales |
o femeninas y maternales.
Y convertirse, de esta manera, en testigo y ejemplo |
del verdadero amor en un
mundo que quita valor al amor y lo confunde con |
la sensualidad. Lo que
Dios ha querido es el diálogo del masculino y del fe- |
menino, de lo que la
pareja conyugal no es más que un caso particular. |
Valorizar de este modo el
celibato es mostrar que la situación normal de la |
pareja exige renuncias:
renuncia, en ciertos momentos, al servicio del amor; |
renuncia a la sensualidad,
cosa que es más difícil que en el celibato; renuncia, |
sobre todo, para una
caritativa disponibilidad total, porque hay que dedicar el |
tiempo al otro y a los
hijos. |
No se puede tener un
concepto justo del matrimonio sin tenerlo también del |
celibato. No se puede
llegar a este concepto para uno y otro estado, sin apren- |
der a controlarse desde la
adolescencia, y prepararse así para la libertad de |
la opción y para un
equilibrio de vida tanto si es elegido el matrimonio como |
si se decide el celibato.
No debe ser casarse, simplemente, porque no se puede |
guardar la continencia.
¿Qué matrimonio resultaría?.. |
No olvidemos que el ideal
monogámico fue presentado por Cristo al mismo |
tiempo que el celibato
cuyo aspecto positivo señaló: "... por el reino de los |
cielos" (Mateo, 19,
12). |
6 (46) |
Las cartas del Papa Juan |
a sus familiares |
Recogida y prologado por
mons. Loris Capovilla —que fue su fiel |
Secretario—, se ha
publicado, en Italia, la correspondencia del Papa |
Juan XXIII a sus
familiares, y se anuncia, también, su próxima apa- |
rición vertida al
castellano. Tendrá, sin duda, una acogida parecida |
a la del DIARIO DEL ALMA,
y constituye otro documento para pe- |
netrar en el espíritu de
este gran hombre de Dios que ha marcado |
proféticamente el camino
de la Iglesia de nuestros días. |
El amor a los suyos, su
espíritu evangélico, su fidelidad a la Igle- |
sia, fluyen con sencillez
y sinceridad en cada una de sus páginas. |
Ofrecemos el anticipo de
unos breves fragmentos de las mismas. |
SU PRIMERA CARTA DE
SEMINARISTA ROMANO |
Roma, 12 de enero de 1901. |
Queridísimos familiares: |
A buen seguro que hace
tiempo que esperáis noticias mías. El Señor no po- |
día bendecirme más de
cuanto lo ha hecho... La acogida que me hicieron ape- |
nas llegado a Roma está
por encima de todo elogio, y el afecto y lo que me |
quieren los Superiores. He
encontrado excelentes compañeros con los que ya me |
he hecho tan amigo, que
puedo considerarme casi como de los antiguos en el |
Seminario. Tengo una
habitación para mí solo, en la que la cama, a decir ver- |
dad, es algo dura, pero
que me hará mucho bien, y tengo todas estas como- |
didades: cómoda, mesa,
sillón, estantería para los libros, lavabo, etc. La clase y |
el estudio no me causan
fastidio alguno; más bien me resultan agradables. |
También en lo que respecta
a la piedad aquí pueden hacerse las cosas muy |
bien... |
RECIEN ORDENADO SACERDOTE |
Roma, 1 de enero de 1905. |
Amadísima madre: |
Siento inmensamente que
usted haya podido dudar ni siquiera por un mo- |
mento de mi amor por
usted. Después de Dios, después de las cosas del cielo, |
¿cuál es la persona más
querida que yo tengo sobre la tierra, sino usted? |
7 (47) |
Aunque yo fuese papa,
usted sería siempre para mí la más grande mujer de |
este mundo... |
CONCIENCIA CRISTIANA
FRENTE AL FASCISMO |
Roma, 4 de abril de 1924. |
Mis queridos padres y
hermanos: |
Hubiera podido ir a veros
con ocasión de las elecciones: pero, a deciros la |
verdad, prefiero no
moverme, por varias razones que también vosotros com- |
prenderéis. Votar por los
fascistas no me lo consiente mi conciencia de cris- |
tiano y de sacerdote. Cada
uno es dueño de pensar lo que quiera. Veremos al |
final quién lleva razón;
vosotros hacer como os parezca. Mi consejo sería éste: |
dar el voto a la lista
popular, si hay libertad de votación. Si por el contrario |
existe el peligro de
complicaciones, quedaros en casa y dejar que el mundo |
vaya como quiera. Podéis
estar seguros de una cosa: que la salvación de Italia |
no puede venir por medio
de Mussolini, por más ingenio que tenga. Sus fines |
quizá sean buenos y
rectos, pero los medios empleados son inicuos y contrarios |
a la ley del Evangelio.
Por consecuencia, quien viva verá... |
REPRESENTANTE PONTIFICIO
EN BULGARIA |
Sofía, 7 de febrero de
1928. |
Mis queridos primos: |
He tenido que ir a
Filipópolis, una ciudad a 5 horas de tren desde Sofía, |
por causa de un incendio
que destruyó completamente la gran casa de los sa- |
cerdotes. Apenas llegado
leo la noticia de la muerte de vuestra venerada ma- |
dre y querida tia mía,
Ancila. |
Podéis muy bien imaginar
qué sorprendido y dolorido he quedado. He pen- |
sado en seguida en
vosotros y en mi padre, que pierde así a la única hermana |
que tenía. Y he comenzado
a rezar: |
De veras os doy mi
pésame... |
Pero viendo las cosas de
aquí abajo a la luz de la fe, tenéis razones para |
consolaros. El Señor os ha
dejado disfrutar de su compañía durante mucho |
tiempo; pudo asistir hasta
lo último a su marido y seguir todavía mucho tiem- |
po para repetir las buenas
enseñanzas cristianas, que serán un gran tesoro |
para toda la familia. |
En cuanto a su alma sólo
merece envidia de nuestra parte. Ella está ahora |
contenta, sonriente y
alegre como nunca lo estuvo sobre la tierra: ahora sa- |
borea todos los méritos de
los muchos dolores soportados en la tierra. Todas |
las tribulaciones, las
penas, las preocupaciones han pasado... Y se encuentra |
en condiciones de ayudar a
su familia más que antes... |
Yo recordaré siempre el
amor que me mostró desde cuando, siendo todavía |
8 (48) |
niño de unos diez años, me
llevaba adentro de la viña, hasta la escalera, para |
darme con gran secreto
diez o veinte céntimos mientras me prometía que |
siempre rezaría por mí a
la Virgen de Caneve, hasta el último día de mis va- |
caciones en Sotto il
Monte, cuando asistió a mi Misa, precisamente en Cane- |
ve, comulgó con tía
Catalina y luego se dejó fotografiar junto conmigo. Y |
ahora estoy muy contento
de conservar el recuerdo de aquel último encuen- |
tro que tuvimos sobre la
tierra. |
¡Oh, la alegría de aquel
día, en que volveremos a encontrarnos en los cie- |
los, y ya no harán falta
fotografías, porque nos veremos todos juntos en la |
luz del Señor,
eternamente! |
NUNCIO EN FRANCIA |
Orleans, 7 de mayo de
1952. |
Mi queridísima sobrina,
sor Josefina Roncalli: |
Me he retirado aquí, en
las tierras del Loira. |
Yo te acompaño
profundamente en tu alegría, en tus incertidumbres y en |
alguna que otra inquietud.
Todos en nuestra vida hemos pasado y pasamos |
por ahí. A veces el
cansancio, la misma 1.0sotonia de las ocupaciones repeti- |
das nos dan la impresión
de que se apaga nuestro fervor espiritual, Pero mien- |
tras nuestra voluntad sea
fuerte, mientras reine el amor de Jesús en nuestros |
corazones y exista el
deseo de hacer e interpretar en todo la voluntad divina |
más bien que la nuestra,
no tenemos nada que temer... No es nada. Un acto |
de abandono en Dios, como
yo te dije, como veo que te esfuerzas en hacer; |
abrirte a tu excelente
Superiora, volver a tus ocupaciones ordinarias, y todo |
se habrá pasado. |
... Querida sor Ángela,
puede ser que alguna vez oigas palabras elogiosas |
de tu tío. Al menos son
exageradas. Pero si hay algo de verdad en ellas, todo |
proviene de la respuesta
del Señor a mi esfuerzo y a mi búsqueda de sencillez |
y de humildad absoluta. Y
de la voluntad de Dios, no de la mía. |
Entre las grandezas de
este mundo, en medio de las cuales me encuentro, |
No sé cómo ni por qué,
aprecio cada vez más la modestia y la pobreza, no me- |
nos que el respeto y el
amor de Dios como tiene nuestra gente de Sotto il Mon- |
te, de donde el Señor ha
querido sacarnos a ti, a mí y a tus sobrinos de la |
Gerola. Animo y adelante.
Estamos en el buen camino. |
Mi salud es buena.
Ciertamente envejezco en años y en el aspecto. Pero |
ésta es una bendición del
Señor: vivir mucho tiempo para trabajar por la |
santa Iglesia conservando
la juventud del Espíritu. |
9 (49) |
LOS HONORES NO VALEN NADA |
París, 30 de noviembre de
1952. |
Mis queridos hermanas,
hermanos, sobrinos y parientes: |
Como veis, ciertas
noticias se propagan rápidamente sin que les dé tiempo |
a los interesados para
anunciarlo. Es verdad: mi pobre nombre ocupa un lu- |
gar en la lista para
nuevos cardenales... |
Aceptadlo con sencillez y
humildad, como hago yo también. Ni aun el ser |
cardenal sirve de nada si
no está ordenado para nuestra santificación. Este |
fue el camino que
recorrieron el santo Padre Pio X, ahora beato, y el cardenal |
Ferrari, que quizá también
lo sea dentro de poco. Seguir estas huellas en la |
vida es lo que vale; lo
demás, es decir, la púrpura, honores mundanos, satis- |
facciones de la tierra, no
vale absolutamente nada. |
Os recomiendo a todos
vosotros sencillez y reserva absolutas. Especialmente |
libraros de los
periodistas: aun los mejores son indiscretos, incluso con buena |
intención. Ya saben
bastante de mí sin que les digáis más cosas. |
"PERTENEZCO AL
MUNDO" |
Roma, 15 de agosto de
1959. |
Querida sobrina Enrica: |
Os perdono de todo corazón
por no haberos dejado ver durante todos estos |
largos años. He terminado
por no pertenecer casi a nadie, y a la vez perte- |
nezco al mundo entero. El
Señor, en su gran bondad, ha querido servirse de |
mi humilde persona para
grandes cosas. Debo servirle lo mejor que pueda. |
Con independencia de las
creencias e ideologías de |
cuantos se dedican a la
información, es inmoral —entre |
cristianos es pecado— la
actitud que tiende a seleccionar |
y destacar las noticias,
verdaderas o menos verda- |
deras, que contribuyen a
la difamación de la Iglesia y |
de sus ministros. Tales
informadores harían muy bien |
en ocuparse,
imparcialmente, de aquellos asuntos |
profanos y civiles que son
de su competencia. |
10 (50) |
La «Gaudium et spes» |
y el Cardenal Tabera |
De su última pastoral, que
nuestros lectores pueden encontrar |
publicada en la integridad
de su texto en el Boletín de la archidió- |
cesis de Pamplona, nos
limitamos a reproducir, únicamente, las pa- |
labras que él mismo cita
de los números 41, 43, 58, 74, 75 76 y 87 de |
la constitución conciliar
"Gaudium et spes" De paso alude, también, |
a los números 27, 59 y 73.
La carta pastoral —que es un ejemplo de |
fidelidad a los principios
doctrinales de la Iglesia— discurre sobre el |
entramado de las palabras
del Concilio. |
Hay en el hombre moderno
una conciencia y una afirmación cada día más |
aguda de la dignidad de la
persona humana y de sus derechos, y la Iglesia, en |
virtud del Evangelio a
ella confiado, proclama y estima en mucho el dinamismo |
con que en todas las
partes se promocionan tales derechos. |
*** |
Los seglares pueden
esperar de sus sacerdotes orientación e impulso, sin que |
puedan pensar que sus
pastores están en condiciones de poder dar inmediata- |
mente solución a todas las
cuestiones graves que surjan: no es ésta su misión. |
*** |
La Iglesia, por razones de
su misión y competencia, ni se confunde en modo |
alguno con la comunidad
política, ni está ligada a sistema político alguno. |
*** |
Es de justicia que la
Iglesia pueda, en todo momento y en todas partes, dar |
su juicio, incluso sobre
materias referentes al orden público cuando lo exijan los |
derechos fundamentales de
la persona, |
11 (51) |
Sólo dentro de una
ordenación legítimamente establecida y respetada por |
todos (gobernantes y
gobernados), es posible el ejercicio de las libertades. |
*** |
Esto exige que el
ejercicio de la autoridad política pueda realizarse según un |
orden legítimamente
instituido o por instituir, que establezca la protección efi- |
caz e independiente, el
reconocimiento, el respeto y la promoción de los derechos |
de las personas, de las
familias y de las asociaciones y, al mismo tiempo, los de- |
beres cívicos de cada uno. |
*** |
Los ciudadanos han de
estar informados, con garantía de verdad, acerca de |
los acontecimientos
públicos y sobre la situación y las necesidades del país. |
Del mismo modo que Cristo
tuvo más éxito cuando |
curaba enfermos o
multiplicaba panes, que cuando |
proponía la abnegación de
sí mismo, la conversión de |
corazón, el «nacer de
nuevo», ha sucedido siempre |
que, el mundo, ha alabado
o tolerado que otros abra- |
cen la vida evangélica,
según el beneficio temporal |
que le reporte la
actividad de los consagrados a ella. |
Su egoísmo le ha llevado a
olvidarse de lo principal: |
que los que profesan la
vida evangélica se esfuerzan |
en imitar la misma vida
del Señor para que ellos |
mismos y todos los hombres
amen la vida en el |
tiempo, no como un
término, sino como una opor- |
tunidad maravillosa para
entrenarse y prepararse a la |
eterna bienaventuranza. |
12 (52) |
UN CONCILIO PASTORAL |
CIMENTADO SOBRE |
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN |
La aparición en España, de
dos ediciones simultáneas del famoso |
Catecismo holandés,
coincidiendo con el Día del Libro, nos sugiere |
la oportunidad de
transcribir el siguiente artículo de André Vimeux, |
publicado en Témoignage
chrétien del 16 de enero de 1969. |
"Cardenal Alfrink; su
posición ante Roma, ¿no se parece más bien a la de |
Dubcek frente a
Moscú?" Así apostrofaba una joven delegada, en uso de la pa- |
labra, a pocos pasos de
distancia del arzobispo de Utrecht, en el concilio pastoral |
de la Iglesia holandesa,
que se celebró del 5 al 8 de enero, en Noordwijkerhout |
(a unos treinta kilómetros
al norte de La Haya). Por sí solas estas palabras ponen |
de relieve la libertad de
expresión que ha campeado en las sesiones. No fueron |
pronunciadas entre
dientes, en el auditórium del colegio diocesano "Leeurwen- |
horst", donde 109
delegados con derecho a voto (64 laicos, de los cuales 29 eran |
mujeres, 4 religiosas, 2
hermanos legos, 30 sacerdotes y los nueve obispos), asisti- |
dos por expertos y en
presencia de invitados y de observadores no católicos, a |
los que era permitido
tomar parte en los debates, han discutido largamente las |
"recomendaciones
pastorales" presentadas después de tres ponencias sobre: la |
actitud moral del
cristiano en el mundo; el matrimonio y la familia, las condi- |
ciones necesarias para el
desarrollo de la juventud. |
¿UN CONCILIO O UN CONSEJO? |
Para esta tercera asamblea
plenaria del Concilio pastoral holandés, los pe- |
riodistas son tan
numerosos como los delegados: son holandeses, pero también |
extranjeros, franceses,
alemanes, belgas... Ante tal muestra de interés por estar |
al corriente de lo que
pasa en la Iglesia holandesa, no es rara una situación |
entre halagadora e
incómoda. Porque por más que sea cierto que los holandeses |
viven una experiencia
original, no quisieran aparecer, ante el mundo, como si |
intentaran dar lecciones a
la Iglesia universal. Y puesto que, en último término, |
es preferible que la
resonancia recogida por la prensa internacional, sea lo más |
fiel posible —sin
deformaciones, ni amplificaciones—, se ha proporcionado a ca- |
da grupo lingüístico
algunos intérpretes alrededor de los cuales se agrupan, más |
o menos, los periodistas. |
La técnica usada en las
discusiones desconcierta un poco. Las tres ponen- |
13 (53) |
cias básicas estudiadas en
las diferentes diócesis han dado pie a la redacción, |
por comisiones
especializadas, de las "recomendaciones pastorales" que han su- |
frido numerosas
modificaciones durante los debates. Tanto es así, que el texto |
discutido y aceptado
resulta sensiblemente distinto del establecido inicialmente |
por el ponente. |
Para poder comprender la
originalidad del Concilio holandés, es preciso pres- |
cindir de un
espíritu excesivamente cartesiano. La asamblea de Noordwijkerhout |
no tiene por objeto tomar
decisiones. En este sentido, el paralelo que pudiera |
establecerse entre este
tipo de asamblea y, por ejemplo, un sínodo protestante, |
es falso. La misma palabra
"Concilio", mantenida en la terminología de los |
participantes, es
cuidadosamente evitada por el cardenal Alfrink, que la substi- |
tuye por la de
"Consejo", más limitativa. |
No como un organismo para
tomar decisiones, sino como un órgano de re- |
flexión y profundización,
el Concilio pastoral se esfuerza, sin tabú alguno, en ex- |
presar su parecer sobre
todo lo que preocupa, en el día de hoy, al cristiano ho- |
landés verdaderamente
deseoso de vivir su fe. |
Lo cual no significa que
se realice sin dificultades, ciertamente que no, y no |
faltan delegados laicos
que se levantan a preguntar, sin rodeos, y tal como lo |
facilita el clima de
abierta franqueza que caracteriza a la Iglesia de Holanda, si |
los obispos están allí
presentes sólo para registrar o tomar el pulso a la opinión |
común, pero conservando,
finalmente, la última palabra a la hora de cerrar |
todas las discusiones. |
Nada de eso. Los obispos
participan con todos en la búsqueda y la reflexión, |
y aceptan con buen humor y
simplicidad las interpelaciones de que son objeto. |
Cada voto, levantando la
mano, va precedido por la consulta de los obispos hecha |
del mismo modo. Y no es
extraño que, como ocurre con la configuración de la |
sala, los obispos se
dividan en muchas posiciones. |
Si las opiniones más
audaces se expresan libremente con calma y tolerancia, |
las minorías adictas a una
concepción más tradicionalista de la Iglesia —y que |
allí han dado en llamarles
"los inquietos"—, intervienen con la misma libertad |
y consiguen muchas veces
que los textos admitidos sean modificados en un senti- |
do más moderado. |
Algunos —por ejemplo el
padre Maltha, dominico—, discutirán la representa- |
tividad de la sala, la
cual, aunque la cifra sea incontrolable y rehusada por los |
otros, viene a ser la
imagen de un cuarenta por ciento de los católicos holande- |
ses: los otros, la gente
del campo, tienen una concepción mucho más tradicional. |
LA "HUMANAE
VITAE" |
Pero, después de la
"Humanae vitae", es evidente que el debate sobre el "ma- |
trimonio y la
familia", es el que capta principalmente la atención. El cardenal |
Alfrink ha puesto en él
toda la mesura de su agudeza y de su habilidad diplomá- |
tica, puesto que,
finalmente, el texto propuesto por los obispos será admitido |
14 (54) |
por la mayoría de la
asamblea (100 votos favorables; 4 contrarios; 5 abstencio- |
nes). No ha pasado
desapercibida la notable ausencia —seguramente intencio- |
nada— del internuncio,
durante este debate: la faja morada y la sotana del re- |
presente de Roma aportaba
una curiosa nota de anacronismo indumentario |
en este ambiente donde,
cardenal y obispos, en "clergyman", no se diferencian |
demasiado de su clerecía. |
La primera redacción del
texto relativo a la "Humanae vitae" era contrario a |
la encíclica que
calificaba de "inaceptable"; lo cual habría obligado a los obis- |
pos, por lo menos, a
abstenerse de votar. El texto definitivo, no sin habilidad, |
dice así: "la
asamblea plenaria solicita un dialogo ulterior con el episcopado |
mundial, el Papa, los
matrimonios y los expertos, sobre un concepto cristiano del |
matrimonio que sea de
nuestro tiempo". Por otra parte "la asamblea considera |
que los argumentos que
suministra la encíclica para rehusar en absoluto los me- |
dios artificiales
anticonceptivos, no son convincentes", y precisa que "conviene |
respetar los factores que
determinan la decisión bien ponderada de la conciencia |
de los esposos". |
La asamblea cree, pues,
"que las discusiones sobre la vida del matrimonio no |
están cerradas". Por
lo cual, en contra de los que deseaban que la asamblea se |
expresase de manera
tajante contra la encíclica, ha prevalecido una posición más |
matizada que los obispos
han aprobado unánimemente. |
CRITICAS A LA PONENCIA
SOBRE LA JUVENTUD |
La ponencia sobre la
juventud ha sido objeto de fuertes críticas. Lo ha reco- |
nocido el mismo
cardenal Alfrink: es necesario organizar el diálogo con los jó- |
venes. Una participación
más efectiva de los jóvenes ha sido a diversos niveles |
del Concilio de pastoral
de la Iglesia holandesa, del cual, en verdad, han estado |
demasiado alejados.
Efectivamente, algunos delegados jóvenes (el más joven de |
todos tenía diecisiete
años) forman parte de la sala; pero la edad media de la |
asamblea no baja de los
cuarenta años. De todos modos, ya desde la primera se- |
sión, se celebra una
asamblea compuesta por jóvenes invitados, que se desenvuel- |
ve según la moda más pura
de "Sorbona ocupada", con banderines, trompetas. |
etc... bajo la mirada
benevolente del cardenal Alfrink, mientras fuma tranquila- |
mente su cigarro. |
ENSAYAR
"EXPERIENCIAS" |
Otra noción poco habitual
es la de la "experimentación". Un texto adoptado |
por unanimidad (pero sobre
el cual el obispo de Roermond, Mons. Moors, de ten- |
Dios nos necesita; pero si
antes nosotros nos damos cuenta |
que «necesitamos de Dios». |
15 (55) |
dencia conservadora, se
abstendrá de pronunciarse) precisa que "cuando la si- |
tuación no aparezca
bastante madura para pronunciar un juicio, las autoridades |
eclesiásticas deben
abstenerse de emitirlo como definitivo, para dejar abierta |
la posibilidad de ensayar
experiencia". Esta fórmula, muy poco jurídica por |
cierto, facilita la
posibilidad de un cierto número de pruebas y tanteos —por |
ejemplo litúrgicos— donde
ello sea posible sin necesidad de que deriven de una |
ley general. |
A pesar de que la cuestión
del celibato eclesiástico no haya sido abordada, ca- |
be imaginar que la tesis
de la experimentación será defendida por algunos obis- |
pos holandeses, en el
próximo sínodo, para obtener mayores posibilidades en fa- |
vor de los episcopados
nacionales, en lo relativo a la ordenación de hombres ca- |
sados, o sobre las tareas
pastorales que puedan confiarse a sacerdotes ya casados, |
EL CATECISMO: UN GUIA
SEGURO |
Y he aquí un último gesto,
simbólico, de la asamblea reunida en Noordwij- |
kerhout: expresar su
parecer sobre el catecismo holandés (90 votos favorables; |
2 contrarios; 7
abstenciones; los obispos no participaron en esta votación), y |
declarar que "en su
forma original continúa siendo un guía seguro y digno de |
confianza". Esta
fórmula, de la cual el cardenal Alfrink no ha disimulado "que |
gustaba" a los
obispos en la medida en que les manifestaba confianza, evita, adem- |
ás, pronunciarse sobre las
"adiciones" reclamadas por Roma. En cuanto a |
esto ha dicho el cardenal
que "cuando se mira el catecismo sin prejuicios, se |
encuentra en él una
expresión de fe cristiana. Pero que puede compararse con |
el código de circulación:
siempre hay gente que quiere más señales de tráfico". |
PRIMAVERA DE LA IGLESIA
HOLANDESA |
Durante mucho tiempo
encerrada en sí misma, la Iglesia católica en Holan- |
da, se despierta
bruscamente en el mundo, sin perder ninguna de las precaucio- |
nes que caracterizan el
entramado, muchas veces lento y difícil, de otras igle- |
sias europeas. Esta
actitud de querer encararse con todos los problemas, de ana- |
lizarlo todo, a
veces desconcierta. Pero es preciso decir a los que se irritan por |
ello, que por encima de
nuestras prudencias seculares, actualmente se vive en |
los Países Bajos una
experiencia que merece mucho más que una mirada |
escéptica. |
En general la Iglesia es
como son los ojos de quien la mi- |
ra. El Señor ya dijo: «Si
tu ojo es limpio...» Hay ojos sucios |
a los que daña la luz y
por eso buscan las tinieblas. |
16 (56) |
LA «ACCIÓN» DEL P. FERRER |
"Alberto Oliveras,
del equipo USTEDES SON FORMIDABLES, se |
halla gravemente enfermo
en la India, con motivo de un viaje que |
está realizando allí con
el padre Ferrer, con quien salió de Madrid el |
pasado día 28 de
marzo". Esta noticia recogida de los periódicos, y |
el inmediato regreso del
popular locutor a España, ha puesto otra |
vez, indirectamente, en
primera plana la figura del famoso jesuita, |
cuya benéfica labor y
consiguientes dificultades, son conocidas. Tal |
vez lo sea menos "su
filosofía", o lo que el insigne benedictino, pa- |
dre Mauro M. Boix, viene
en llamar "paradojas elementales" y que |
tan bien expone en este
artículo que reproducimos. |
Oír hablar al padre
Ferrer, que explica sus experiencias en la India, es en- |
contrar otra vez, de
alguna manera, las formas originarias del Evangelio. Al pa- |
dre Ferrer le gusta
hablar, sobre todo si se encuentra envuelto por un clima de |
interés y confianza. Su
conversación en fluida, ligeramente vacilante a la hora |
de elegir ciertas
palabras, inicialmente apoyadas en el inglés, mientras se des- |
liza el amable buen humor
del catalán despabilado, que ha conseguido superar |
múltiples situaciones, y
las evoca con ojos vivos y palabra cordial, repasando sus |
increíbles incidencias.
"Es de miedo", dice a menudo. "No os lo podéis imaginar: |
es como una novela".
Y el ancho gesto de sus brazos, siempre activos, ponderati- |
vos, enmarca las pequeñas
pausas del relato en unos silencios breves, vibrantes, |
envueltos en la sonrisa de
una manifiesta, juguetona, complacencia. Contempla- |
mos al hombre acostumbrado
a actuar en función de multitudes, que es cons- |
ciente de su propia
popularidad y siente el gozo espiritual de sentirse llamado, él |
solo, entre amigos y
enemigos, encumbrados a bajos, desvalidos o poderosos, a |
ser, como Jesucristo, un
signo de contradicción. Porque, en el fondo de todo está, |
firmemente, sencillamente,
el cristiano. |
El padre Ferrer os
advierte, desde un principio, que él "ha repensado la teo- |
logía". Sobre todo
desde el momento que la teología no son los libros, sino la |
vida. Y en concreto, la
acción, el acontecimiento. Su estimación entusiasta, to- |
talmente vital, casi
mística, del acontecer, como a suceso divino de la existen- |
cia, os conduce fácilmente
a pensar en otro jesuita, sumamente discutido. Al pa- |
dre Teilhard de Chardin le
gustaba tomar la idea de un geólogo, Pierre Termier, |
cuando decía que "el
acontecer es adorable", y lo glosaba así en una carta: "por- |
que tiene el privilegio de
ser la forma tomada por la Realidad que nace". |
En el principio era la
acción, han proclamado modernamente muchos auto- |
res, desde Fausto hasta
nuestros días, como si enmendaran la frase inicial del |
evangelio de San Juan,
pero en realidad apoyándose en ella, en tanto que la |
17 (57) |
Palabra de Dios es
esencialmente Acción. También el padre Ferrer, que ha repen- |
sado en la actividad de la
vida los viejos libros de su formación sacerdotal, la teo- |
logía de acción: que no se
hace con palabras, conceptualmente, sino con las |
obras. En el acontecer de
la vida se nos manifiesta la acción de Dios, pero esta |
sobre todo es manifestada,
participada, por la acción del hombre. |
Propiamente, esta acción,
humana, divina, no es más que una: el amor. Ac- |
tuamos verdaderamente
sobre los demás, sólo cuando les ayudamos a descubrir |
el amor fraterno de hombre
a hombre, cuando los ponemos en el camino de |
amar a todos como a
hermanos. |
"Los hombres somos
hermanos, pero no lo somos", concreta el padre Ferrer |
con una de sus frecuentes
paradojas. Continuamos también por ahí en los orí- |
genes del Evangelio. La
fraternidad entre todos es fundamental, esencial, "on- |
tológica", puntualiza
el padre Ferrer. Pero de hecho no la vivimos. Es preciso |
actuarla. Los hombres no
somos hermanos porque, en realidad, no llegamos a ser |
hombres. La concepción
sorprendente, formulada como una paradoja con regus- |
to de contrasentido
evangélico, es que no hemos de hacernos primero hombres |
para acabar siendo
hermanos, sino que solamente actuando como hermanos lle- |
garemos a ser hombres. De
rechazo, al ser realmente hombres nos convertiremos |
más plenamente en
hermanos. |
NO SE TRATA DE RECIBIR,
SINO DE DAR |
La acción que hermana, la
acción propiamente fraterna, es dar. El egoísmo |
que se encierra en sí
mismo ignorando a los demás, busca solamente recibir. En |
cambio, tratamos al otro
como a un hermano, cuando nos abrimos a él, cuando |
le damos algo con el
propósito de ayudarle. |
Y reaparecen los
contrasentidos: El que solamente desea recibir, el egoísta, es |
pobre, porque siempre
quiere más y, naturalmente, siempre echa de menos algo. |
En cambio, el que da es
rico, porque aprende a desprenderse de las propias ape- |
tencias y, cuanto más da,
más liberado se siente; en el bien del otro, y no en el |
bien egoísta, encuentra el
propio bien. |
Estas son, más o menos
bien expresadas, las paradojas elementales que han |
desencadenado la acción
del padre Ferrer en la India. Está claro que no se trata |
de imitar a los ermitaños
de aquella primitiva colonia, empleados en pasarse su- |
cesivamente, de unos a
otros, para mejor gozo del vecino, un racimo de uvas que |
alguien había traído,
hasta que, terminada la vuelta, era recuperado por el pri- |
mero, que había iniciado
la vuelta, al recibir el obsequio. De lo que se trata en |
realidad es de potenciar
los recursos materiales y morales del conjunto, mien- |
tras se constituye entre
los miembros una cadena de solidaridad fraterna. La |
generosidad de cada uno
hará mayor el beneficio de todos. |
Ya es conocido el
procedimiento puesto en práctica por el padre Ferrer: los |
pozos. Facilitar un pozo a
un hombre, a una familia, significa darles el impulso |
18 (58) |
inicial para levantar el
propio nivel de vida y hacerles capaces de proporcionar |
otro pozo a otro hombre, a
otra familia. |
Puede decirse que el
clásico do ut des, bilateral, del mercantilismo egoísta, |
queda proyectado
linealmente hacia fuera, siempre en vistas a un tercero: "te |
doy para que puedas
dar". |
UN MILAGRO |
Es así como, una y otra
vez, el padre Ferrer ha hecho "el milagro", como dice |
él mismo, de convertir en
económicamente prósperas a familias y regiones ente- |
ras, en beneficio también
del desarrollo general del país. Su "milagro" econó- |
mico, precisa aún el padre
Ferrer, consiste simplemente en tener en cuenta un |
factor generalmente
infravalorado en los libros de economía: el espíritu. Es de- |
cir, el hombre impulsado
por el espíritu, el hombre convertido de verdad en |
hombre por el espíritu de
hermano. |
APOSTOL DE JESUCRISTO |
Ante los hindúes, por
naturaleza muy desinteresados, los misioneros cristia- |
nos aparecen demasiado
preocupados en hacer proselitismo, conversiones, es- |
tadísticas bautismales.
Parece como si trabajasen más bien en vistas al éxito |
apostólico que interesados
en hacer el bien a los propios del país. El padre Fe- |
rrer se ha sentido siempre
fuertemente impresionado por todos los que se lo han |
recordado. De donde su
atención tan señalada por una base material, Ahora con- |
templa con gozo que su
actuación misional, más bien de misión que de misiones, |
más de aproximación humana
y de diálogo, que de conquista, ha sido apoyada |
por el Concilio —que por
otra parte es solamente un punto de partida— y por |
la doctrina de Pablo VI
sobre la evangelización de los pueblos subdesarrollados, |
Es necesario darse
realmente, humildemente, de hombre a hombre, en la |
máxima generosidad de un
contacto recíproco, sin otros títulos que el de ser |
apóstol, no de una
civilización bimilenaria, en verdad defectuosa, sino del hom- |
bre divino que se ha
entregado él mismo para todos. Todos podemos vivir par- |
ticipando de su
generosidad. La fe en él nos hace máximamente hermanos. Dis- |
puestos a dar también la
vida por los demás. Sirviéndoles. Hasta donde sea pre- |
ciso. Tal vez hasta morir.
El apóstol siente siempre la tentación, el anhelo de |
ser mártir. |
VOLVER A EMPEZAR |
Cuando la acción del padre
Ferrer, al cabo de años, hizo sentir su influjo no |
LAUS se reparte
gratuitamente a quien lo solicita. Escriba |
al apartado 182, Albacete. |
19 (59) |
solamente en la tierra
baja de los descastados, sino también entre los miembros |
de las castas, surgió el
enfrentamiento con el hinduismo oficial. La expulsión, |
las protestas
multitudinarias, las gestiones insospechadas a altos niveles. Final- |
mente, hace bien poco, le
ha sido permitido volver a la India; pero a un territo- |
rio diferente del
primitivo. El padre Ferrer confiesa su alegría al verse tan abso- |
lutamente pobre. Y no
solamente porque tenía que volver a empezar de nuevo, |
Sentía, además, como los
ojos de todos estaban puestos en él, con una mirada de |
exigencia cargada de
recelo, vaticinando fracasos. Amigos y enemigos. Por razo- |
nes diferentes, pero
coincidentes. |
AYUDA FRATERNA |
El filósofo Lavelle
escribía que "el mayor bien que podemos hacer a los de- |
más, no es entregarles
nuestra riqueza, sino descubrirles la suya propia", aun- |
que con estas palabras no
era bastante preciso, bastante completo. Porque, en |
realidad, la mejor manera
de revelar a los otros su riqueza puede ser, precisa- |
mente, comunicándoles la
nuestra. |
La acción del padre Ferrer
en la India, con un designio misionero llevado a la |
raíz de la conciencia
fraterna, mediante unos procedimientos de realismo muy |
concreto, no es más, a fin
de cuentas, que una proyección, a nivel muy amplio |
y elevado, de nuestro
antiguo espíritu gremial, de cálida hermandad... Se trata |
de que cada uno afirme su
derecho y su deber de ser lo que es y lo que ha de |
ser, para ayudar de verdad
a los demás a ser lo que son. En todos los campos, |
idílicos o crispados, de
nuestra vida de hombres, Mejor dicho, de hermanos. Pa- |
ra una acción efectiva
como la de este hombre que ha hecho tanto ruido y tanto |
trabajo en la India. |
LAUS DEO |
Director: P. Ramón Mas, C.
O. Edita: Congregación del Oratorio. - Apartado 182.- Albacete |
Imprime: LA VOZ DE
ALBACETE, S. López, 14 - 17-4-69. Depósito Legal: AB-103-62. |
20 (60) |
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