BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º 81. OCTUBRE. 1969. |
LA SANTIDAD |
DE HOY |
A decir verdad, la
santidad no es de hoy, ni de ayer, ni de mañana; la |
santidad debe ser algo más
permanente y más fluido también. Lo que antes |
era verdaderamente santo,
lo ha de ser siempre; lo que lo sea hoy, tam- |
bién lo será siempre.
Cuando de algo se dice que antes era bueno y santo y |
que ahora no lo es, se
debe a que tampoco lo era entonces. Algo parecido a |
lo de aquellos timoratos o
sorprendidos, o supersticiosos inconscientes, que |
un buen día dicen:
"He perdido la fe, me han hecho perder la te", y no se |
dan cuenta que no la han
perdido, porque tampoco la tenían. Simplemente, |
estaban confundidos y
tomando por fe, lo que solamente se le parecía, pero |
que no era más que una
falsificación, culpable o inconsciente, según los casos, |
Pero cuando decimos
"santidad hoy", es preciso mirar a este "hoy con |
los ojos bien abiertos, y
ser capaces de captar el relieve providencial que en |
todo se revela y mirar a
Dios, buscando sincera rente su voluntad, y mirar |
las cosas, "la
vida", desde esta actitud orientada totalmente hacia Dios. Por- |
que lo que si es cierto,
que hoy no se puede ser santo, olvidándonos, pres- |
cindiendo del conjunto
circunstancial y providencial que nos envuelve. Nin- |
gún santo prescindió jamás
del suyo. |
Existen Ideas, se
confeccionan planes, se elaboran técnicas de santidad, |
que son obra de hombres, y
es preciso no confundirse. La confusión nos ha- |
ría sectarios, nos
separaría o nos retrocaría, por lo menos, en nuestro camino, |
1 (93) |
La santidad es una vida de
le llevada hasta las últimas consecuencias, i- |
nteligentemente , pero
generosamente, hasta los más totales compromisos. Es |
algo muy grande y muy
sencillo al mismo tiempo. Exige generosidad, capa- |
cidad de amar y limpieza
de corazón. |
No nos hagamos un Dios a
imagen nuestra: no nos hagamos una religión |
a la medida de nuestras
conveniencias egoístas, ni una moral para atrinche- |
rar privilegios. No seamos
tan abstractos, tan asépticos y parciales, en nuestra |
"vida de fe",
porque entonces no sería "vida", ni seria "fe". No nos
defenda- |
mos con Dios, no tomemos
el nombre de Dios en vano, no utilicemos a Dios. |
Mirémosle simplemente, con
fe suplicante, que se sabe siempre incompleta, y |
abrámonos a la vida, ésta
que tenemos aquí, tan cerca, que es la que Dios nos |
da precisamente a
nosotros, ahora, para que la iluminemos con nuestra fe. Y |
no aplacemos para más
tarde–la eternidad por medio de una esperanza |
más perezosa que
teológica, todo el esfuerzo, toda la entrega que es preciso |
que hagamos de nosotros
mismos, para que ese tan etéreo, vago y melifluo |
ideal de amor, de igualdad
y de paz, se haga pronto concreto ―se encarne―, |
con sacrificio si es
preciso ―es preciso―, en la realidad cotidiana, La santidad |
no es para luego; es para
hoy, y para que la hagamos nosotros aquí, con los |
medios que Dios nos da.
Hemos de convertirnos sin cesar, nosotros mismos, y |
hemos de cambiar
profundamente lo que nos envuelve para hacerlo cristiano. |
Porque hoy ya no basta
poner letreros. |
CONVERSACIONES DEL
ORATORIO |
Viernes, día 31, a las
8'30 de la tarde, |
conversación abierta sobre
el libro de |
JOSE LUIS L. ARANGUREN |
La crisis del Catolicismo, |
NOTA.― Este libro es
el n.º 184 de la colección El libro de bolsillo de |
Alianza Editorial: consta
de 206 páginas y su precio es de 50 pesetas. |
2 (94) |
LO PROPIO DEL ORATORIO |
Cuando la Iglesia asume e
Insti- |
tucionaliza las obras de
los santos y |
fundadores, lo hace no
solamente por- |
que reconoce la
oportunidad de exal- |
tar el valor universal de
las mismas, |
sino porque vienen a
enriquecer con |
nuevas modalidades, la
encarnación |
del Evangelio en la vida.
Cada obra |
de apostolado, cada
empresa de vida |
de perfección, cada
sociedad o Institu- |
to religioso constituyen
otras tantas |
manifestaciones de un
mismo dina- |
mismo apostólico y
santificador, ejer- |
cido en nombre de Cristo,
vivido en |
Cristo. Unidad y variedad
que son, |
providencialmente, fuerza
y agilidad |
a un mismo tiempo,
indispensables a |
su misión. |
Cada una de estas empresas
es ce- |
losa de lo que la
distingue y especifica |
dentro de la Iglesia. Se
trata de un |
celo perfectamente
justificado: por- |
que en esta razón
especifica está su |
propio origen y la
motivación de su |
existencia. |
No pocas veces ha sido
tarea difí- |
cil pretender encuadrar o
"envasar" |
en leyes, necesarias a
toda institución, |
lo más original y propio,
lo más ca- |
racterístico de las obras
de los san- |
tos. Los oratorianos
sabemos la repug- |
nancia que san Felipe
profesaba ha- |
cia el exceso de leyes, y
como se avi- |
no, urgido finalmente por
el mismo |
Papi en persona, a erigir
en Congre- |
gación aquella comunidad
espontánea |
―diríamos hoy―
de tiempo reunida |
en torno a él mismo,
gobernada sin |
leyes, con sólo la
caridad. |
Pero ¿qué era lo propio y
especifi- |
co en la obra de san
Felipe? ¿Qué era |
lo nuclear en el Oratorio?
¿Qué era |
lo que podía dar motivo
para que su |
obra se
institucionalizara? ¿Qué lla- |
maría la atención de los
hombres de |
Iglesia para empujarle a
aceptar la |
erección de su obra en
Congregación? |
Li denominación "del
Oratorio", |
que luego ha prevalecido,
vino del lu- |
gar donde se celebraban
las reunio- |
nes: pasados los años de
aquellos pri- |
meros encuentros, en
pequeño núme- |
ro de asistentes, que
tenían lugar en |
su misma habitación, de
una mane- |
ra Informal y espontánea,
fue necesa- |
rio disponer de un lugar
más espacio |
so, medio salón medio
templo, para |
el que li palabra
"oratorio" parecía |
adecuada. De esta palabra,
y también |
de una parte de lo que en
tales reu- |
niones se hacia, se quiso
deducir ―tal |
vez demasiado
precipitadamente― |
que la obra de san Felipe
era una co- |
mo genial empresa de
"apostolado de |
la oración". No se
podría negar que |
el Santo fue tanto un
hombre de ora- |
ción que, en ciertas
épocas de su vida, |
por lo menos, ocupó el
ejercicio de la |
misma muchas horas del día
y noches |
enteras, y que siempre fue
el respirar |
de su alma, gozosa rente
amiga de |
Dios. Y que supo enseñar a
los demás |
a tratar con Dios,
enfervorizándoles, |
hasta elevar sus mentes y
convertir |
3 (95) |
en oración los
pensamientos y la vida. |
Pero todo esto era más
bien el fruto; |
la obra del Oratorio tenía
otro centro. |
El "ejercicio propio
del Oratorio |
consistía en el peculiar
modo de tra- |
tar de la Palabra de Dios:
los "sermo- |
ni", los
"ragionamenti", el modo es- |
pontáneo de las
"conversaciones", ge- |
neralmente dialogadas,
pero no tan |
divagantes, en las que
sacerdotes y |
seglares participaban, sin
aires docto- |
rales, "sin buscar
aplauso, a la mane- |
ra popular, como hacia san
Francisco |
de Asís", escribía el
discípulo predilec- |
to de Felipe, Tarugi (29.
6. 1584). |
En los primeros tiempos en
que es- |
ta forma comienza a
prosperar, exis- |
te, en la comunidad
oratoriana inme- |
diatamente formada por san
Felipe, |
un celo muy concreto e
interesado en |
mantener la pureza
original de su es- |
tilo "sobre la
conversación de la for- |
ma antigua del Oratorio en
la cual |
Intervienen todos los que
hablan en |
él". Repetidas
revisiones quieren ase- |
gurar la fidelidad a lo
que se reputa |
como peculiar y
característico del |
ejercicio del Oratorio, es
decir, "la pa- |
labra de Dios, tratada de
manera sen- |
cilla, familiar, con fruto
y dignidad". |
Los primeros padres del
Oratorio (Tal- |
pa) atribuyen a Tarugi el
saber inter- |
pretar este estilo de
manera magistral |
por lo que es llamado
"Maestro y dux |
verbi del Oratorio". |
Cuando el Oratorio,
abierto a to- |
dos, sacerdotes amigos y
seglares que |
reciben el Influjo
espiritual de san Fe- |
lipe, parece que tiende a
desviarse o |
perder algo de este estilo
y modo pe- |
culiar de tratar la
"palabra de Dios", |
se comienzan a tomar
precauciones |
y establecer normas (Lib.
II Decr., |
16. 7. 1587: 18. 10. 1589;
Lib. III Decr., |
1. 1. 1594) para que los
invitados a |
hablar, que no son del
Oratorio, se |
avengan a su estilo.
Finalmente se |
llega a excluir a los
eclesiásticos aje- |
nos al Oratorio (Drec. 20.
5. 1596). |
En cambio, cuando los
Escolapios |
redactan sus
Constituciones se dice en |
ellas (Pars III, cap. 7)
que se observe |
en la predicación la
elocuencia fami- |
liar "que usan los
RR. Padres del Ora- |
torio de Roma". |
"Nosotros hablamos al
corazón", |
decía Tarugi. Era un
género nuevo de |
elocuencia, muy distante
del usado en |
aquel tiempo: nuevo hasta
formar es- |
cuela, hasta ser algo
típicamente pe- |
culiar del Oratorio, hasta
constituir |
lo más
"original" de sus reuniones, a |
las que acudían las almas
ansiosas de |
verdad y sinceridad. Eran,
estas reu- |
niones, "una
conversación con los |
En realidad, para ser
cristiano, más que guardar un depósito, |
se trata de incorporarse a
una «historia»: la historia de la |
acción de Dios en la
tierra, la historia de la Iglesia en |
marcha. |
JOSE LUIS L. ARANGUREN. |
4 (96) |
oyentes; así lo entendían
unánime- |
mente todos los Padres: la
predica- |
ción familiar era la
característica |
esencial del
Oratorio" (Ponnelle-Bor- |
det). |
J. H. Newman, en una de
sus con- |
ferencias sobre el
Oratorio, refiere el |
testimonio del P. Manni,
hijo espiri- |
tual del Santo, que
recordaba que "el |
oír diariamente la palabra
de Dios, va- |
le por todos los demás
ejercicios de |
piedad". |
El P. Gulden, del Oratorio
de Leip- |
zig escribe: "Por
palabra de Dios, no |
se entendía solamente in
palabra de |
las Sagradas Escrituras,
sino también |
el "verbum", que
había tomado forma |
en la historia de la
Iglesia, en su vida |
y en sus obras, y también
el "verbum" |
que nosotros podemos
encontrar en |
todo ser humano, hermano
nuestro, si |
estamos dispuesto u
recoger su "inge- |
nium" y lo que el
Espíritu Santo le |
dicta. No se trata, hoy,
de detenernos |
a estudiar
escolásticamente todos es- |
tos aspectos de la palabra
de Dios", |
sino de meditarla
Individual y colo- |
quialmente, y responder
con la oración |
y asimilarla y fundirla en
nosotros |
con la plegaria, hasta
realizarla en las |
obras. Dispuestos a llegar
hasta las |
fuentes, y hacer que nos
influya, aco- |
giéndola dentro de
nosotros, pero con |
referencia siempre al ser
humano, tal |
como hoy se
presenta..." |
Luego la oración es sobre
este ob- |
jeto, es el trabajo
interior del espíritu |
desde este objeto, hacia
Dios... |
Y, desde aquí, podría
añadirse lo |
de la "sola
caritas", el capítulo de la |
alegría, de la libertad. Y
hasta llegar |
a la predilección
tradicional del Ora- |
torio por la Liturgia, que
siempre co- |
mienza, o debe comenzar,
siendo el |
anuncio del Evangelio,
palabra que |
ha de hacerse vida, sin lo
cual reduci- |
ríamos a esquemas rituales
inútiles, lo |
que debería ser el
encuentro gozoso |
del hombre con Dios. |
Hace cuatro siglos, pues,
que el |
Oratorio trajo a la
Iglesia esa vuelta |
a la simplicidad del
anuncio del Evan- |
gelio, del comentario
vivo, sencillo, se- |
rio, espiritual,
encarnado, de la pala- |
bra de Dios. Entonces
impresiono, por- |
que respondía a la
realidad. Que es la |
urgencia que subsiste
siempre, cuan- |
do se trata del Evangelio,
de la pala- |
bra de Dios, del Dios que
habla en las |
Santas Escrituras, en la
vida de la |
Iglesia, en la Historia
del mundo y en |
la conciencia de los
hombres. |
LAS REUNIONES |
DEL ORATORIO |
Además de otras reuniones
espe- |
ciales, todos los jueves,
a las 8:30 de |
la tarde, tiene lugar un
Oratorio gene- |
ral, para jóvenes y
adultos de uno y |
otro sexo. |
― Los sábados por la
tarde, a las 5:30, |
la del Oratorio infantil,
para |
niños y niñas de más de 8
años. |
— Los domingos, después de
la misa |
de 12, la de los
adolecentes |
— El retiro para Señoras
cada primer |
jueves de mes, a las 4'30
de la |
tarde. |
Las «conversaciones» se
anuncian |
cada vez y suelen
coincidir en |
Viernes. |
5 (97) |
CUANDO LA IGLESIA ES
NOTICIA |
La Iglesia, hoy más que
nunca, es objeto de interés informativo en su doc- |
trina, en su jerarquía y
sacerdotes, en sus estructuras, en los acontecimientos |
que en su seno se
producen, en sus realizaciones y experiencias, tanto en el |
aspecto religioso como en
el social y humano. Esto es, ciertamente, un progreso |
en el mundo, un avance de
la verdadera civilización, a la que interesa en gran |
manera el fenómeno
religioso. |
Pero es también cierto que
la información que se hace sobre la Iglesia es |
muchas veces incompleta,
cuando no tendenciosa o quizás falsa, tanto en la se- |
lección como en el
contenido de los hechos y noticias, cultivando el sensaciona- |
lismo en la exposición
presentación e interpretación que acompaña al dato infor- |
mativo. Además, sabemos
que hoy se vive tan deprisa, que apenas hay tiempo |
para pensar y
profundizar ni para leer y analizar la información que se nos |
ofrece. De ahí proviene el
hecho de que mucha gente se forma sus criterios a |
base de los titulares de
la prensa. |
Esta situación acucia y
apremia a la Iglesia cada vez más a ejercer su dere- |
cho y su deber de informar
objetiva y ampliamente sobre los sucesos que en su |
seno se producen. Nadie
mejor que ella misma puede conocerlos. |
MONS. JUAN HERVAS, OB. DE
C. REAL |
«Los curas jóvenes sufren
un proceso muy semejante al de los |
anarquistas: están
haciendo un sacrificio personal porque han llegado |
a la idea, por otra parte
muy cristiana, de que sin sacrificio no hay |
autenticidad. Y como han
llegado a esta idea y quieren justificar una |
larga historia de
inautenticidad ―incluso, a veces, una biografía de |
inautenticidad―
hacen lo que hacían los anarquistas: justificar su |
propia vida con el
sacrificio». |
Así habla Tierno Galván;
pero nosotros llegaríamos un poco |
más lejos en una buena
justificación del sacrificio, porque lo relacio- |
naríamos con Cristo. Tal
vez, las palabras del ilustre ex catedrático |
no excluyan esta relación. |
6 (98) |
PARA QUE NO HAYA GUERRAS |
Pablo VI, en la populorum
progressio, dice: "Son muchos los jóvenes que se |
han puesto espontáneamente
a disposición de organismos oficiales y privados |
que colaborar con los
pueblos en vías de desarrollo. Sentimos viva satisfacción |
al saber que en ciertas
naciones el servicio militar puede ser reemplazado por |
otro, de carácter social.
Bendecimos estas iniciativas y la buena voluntad de |
quienes las
secundan". |
El cristiano es un hombre
encarnado en la realidad. No se evade de ella |
porque no la teme. Al
contrario, quiere animarla de un espíritu nuevo con su |
mensaje de esperanza. Por
eso tiene que reconocer que mientras subsista el pe- |
cado de la división y la
injusticia entre los hombres, la violencia seguirá vigen- |
te en el mundo. Esto
justifica desde un punto de vista ético la existencia de un |
aparato defensivo contra
los enemigos externos e internos que conspiran contra |
el orden y la seguridad.
Así pues, los que conforman este aparato cumplen una |
misión necesaria en la
época en que vivimos. |
El cristiano es
"realista", pero también es "profeta". En sus palabras y
en |
su vida está llamado a
mostrar etapas futuras de la historia de la Humanidad, |
que es la obra lenta, pero
irreversible, de la unión de todos los hombres en una |
sola gran e inmensa
nación, la Tierra, y en Cristo, principio y fin de todo lo |
que existe. |
Por eso, el cristiano es
un futurista" que sueña y trabaja por un mundo sin |
fronteras y, por lo tanto,
sin guerras. En este sueño está en germen la realidad |
del mañana. |
En la película "Las
Sandalias del Pescador", de Morris West, uno de los per- |
sonajes futuristas
―el Padre Tel´dmond―, hace una reflexión muy pertinente: |
Durante mucho tiempo el
asesinato no constituyo delito. Más aún, era hasta |
una forma de adoración de
la divinidad (¿Qué otra cosa fue el frustrado homi- |
cidio de Isaac que iba a
perpetrar Abraham?). Hoy en día, la conciencia natural |
censura el homicidio, pero
todavía acepta la guerra, que es una forma de asesi- |
nato colectivo. Yo sueño
el día en que la humanidad condene las guerras como |
algo indigno de la
condición humana y recuerde con horror los conflictos bélicos |
que hemos provocado". |
7 (99) |
Algunos cristianos se
sienten especialmente llamados a esta vocación de fu- |
turistas, de profetas.
Esto no significa que sean mejores que los demás, pero si |
es cierto que han
descubierto una dimensión nueva y más profunda de su fe. A |
ellos les corresponde
plantear ―con respeto, humildad y auténtico afán de ser- |
vicio― al resto de
la comunidad nacional un proyecto que permita la realización |
de un servicio social a
quienes rechazan toda forma de violencia. |
El servicio social
propuesto debería tener las siguientes características fun- |
damentales: — Podrían
enrolarse en él todos los muchachos que manifestaran oponerse, |
por razones de fondo, al
servicio militar. Y también las mujeres jóvenes deseosas |
de participar en esta
labor. |
— El trabajo se
desarrollaría bajo las órdenes de las autoridades del país |
respectivo, las cuales
determinarían también el tipo y lugar de acción a realizar. |
— El servicio social se
sujetaría a normas disciplinarias tan estrictas como |
el militar, porque no se
trata de proponer una alternativa para los flojos o có- |
modos, sino para los que
desean honestamente servir a la comunidad en una |
forma diferente, |
— El trabajo se realizaría
absolutamente al margen de cualquier intención |
política o proselitismo de
otro tipo. |
EL GIBRALTAR VATICANO |
El paréntesis que el Papa
hace en relación a las sedes |
vacantes, toca ciertamente
un punto en carne viva que colea |
desde el Concilio y desde
que otras naciones han renunciado |
al privilegio de
presentación de obispos. Yo le llamaría a este |
punto «el Gibraltar del
Vaticano». Con toda sinceridad digo |
que, lo mismo que no
entiendo a los ingleses, tampoco entien- |
do a los que no saben, o
no tienen el coraje de decir que en |
esto, no nos defienden ni
los mejores amigos. |
PADRE ARIAS. |
8 (100) |
CUENTA ATRÁS |
DE LA |
CREACIÓN |
"FRÈRES DU
MONDE", en su número 59, |
reproduce el siguiente
texto, sacado de una |
revista de la Sinagoga
Americana. |
DÍA |
SEPTIMO |
Al fin el hombre destruyó
el cielo que había llamado |
tierra. Porque la tierra
habia sido magnifica y feliz has- |
ta que el espíritu
destructor del hombre la animó. Este |
fue el día séptimo antes
del fin. |
DÍA |
SEXTO |
El hombre dijo:
"Posea yo todo poder sobre la tie- |
rra". Y vio que el
poder parecía bueno y llano Grandes |
Jefes a quienes detentaban
el poder y dio el nombre de |
débiles, comprometidos,
pacifistas, a quienes únicamen- |
te querían servir y buscar
la reconciliación. Este fue el |
sexto día antes del fin. |
DÍA |
QUINTO |
El hombre dijo: "Que
se produzca una escisión en me- |
dio del pueblo y se pongan
a un lado las naciones que |
están a ni favor y a otro
las que están en contra mía". |
Este fue el quinto día
antes del fin |
9 (101) |
DÍA |
CUARTO |
El hombre dijo:
"Juntemos nuestras fortunas en |
un lugar y creemos más
instrumentos de poder para de- |
fendernos: la radio para
controlar el espíritu de los hom- |
bres, la movilización y el
registro para controlar los cuer- |
pos de los hombres, los
uniformes y los símbolos de poder |
para adueñarnos de las
almas de los hombres". Este es |
el cuarto día antes del
fin. |
DÍA |
TERCERO |
El hombre dijo: "Que
haya una censura para distin- |
guir la propaganda de la
verdad". Y creó dos grandes |
instituciones de censura
para controlar los pensamientos |
de los hombres; una para
decir solamente la verdad que |
desea dar a conocer al
extranjero y otra para la verdad |
que desea se conozca en el
interior. Este fue el tercer día |
antes del fin. |
DÍA |
SEGUNDO |
El hombre dijo:
"Fabriquemos armas que puedan des- |
truir ingentes
multitudes, millones, centenas de millones, |
a distancia". De este
modo perfeccionó la guerra bacte- |
riológica, arsenales de
muerte, submarinos, proyectiles |
teledirigidos, grandes
escuadrillas de aviones de comba- |
te y una potencia
destructora que llega a decenas de mi- |
les de millones de T.N.T.
Este fue el día segundo antes |
del fin. |
DÍA |
PRIMERO |
El hombre dijo:
"Hagamos a Dios a nuestra propia |
imagen. Digamos que Dios
obra como nosotros obramos, |
que quiere lo que nosotros
queremos y que mata cuando |
nosotros matamos". Y
el hombre encontró los medios de |
matar con la potencia y el
polvo atómicos incluso a los |
que todavía no han nacido.
Y dijo: "Es necesario: no |
hay otra alternativa. Es
la voluntad de Dios". |
Y el último día se produjo
un enorme ruido sobre to- |
da la superficie de la
tierra, y el hombre y todas sus |
obras dejaron de existir.
Y, al fin, la tierra, desolada, |
descanso. |
10 (102) |
LA ACTITUD DE LOS
CRISTIANOS |
FRENTE A LA VIDA |
Hay varias actitudes
equivocas frente al mundo. |
A) EL INTEGRISTA. |
Así se llama al cristiano
que vive soñando con un mundo perfecto en el |
cielo y que, sin saberlo,
menosprecia su condición humana actual, |
Mira el mundo en forma
despreciativa y no quiere contaminarse con la |
maldad que flota en el
ambiente. Posiblemente, sin darse cuenta, vive pen- |
sando que todo tiempo
pasado fue mejor", y tiene grandes nostalgias de |
otras épocas en la
Historia. |
El integrista no logra
entender que cada época tiene su bondad y su mal- |
dad. Confunde cristianismo
con ciertas tradiciones humanas y no tiene sen- |
tido de adaptación. Tiene
miedo a todo cambio, en la Iglesia o en el mundo. |
El integrista quiere
conservar toda tradición y estima que la solución a la |
actual crisis estaría en
el regreso a lo antiguo, a las tradiciones... |
b) EL DUALISTA. |
Así se llama el cristiano
que separa la vida de la religión. |
El mundo, "la
vida", los negocios son una realidad. El cristianismo, la fe y |
el Evangelio son otra
realidad. Ambas realidades existen, pero no se comple- |
mentan. |
El dualista defiende la
libertad del pensamiento: quiere "vivir su vida" y |
desea una Iglesia que sólo
hable de religión abstracta y no toque el problema, |
social, el mundo del
trabajo, los problemas familiares. |
El Evangelio puede servir
para la vida privada y si la Iglesia dice algo |
sobre la vida social o
económica, el dualista lo recibe con indignación, por- |
que "la Iglesia opina
de política". |
c) EL PROGRESISTA. |
Así se llama al cristiano
que se quedó en el hombre y olvidó a Jesucristo. |
Es el cristiano que desea
ver en la Iglesia una institución de desarrollo y |
11 (103) |
de progreso. Para él seria
mejor que, en lugar de Misas, hubiera reuniones de |
promoción social. |
Califica de
"momio" al que no piensa como el. Habla mucho de
"alienación", |
de "etapas
superadas". Pero jamás hace una reflexión seria y profunda de |
esas realidades que
critica. |
El progresista y el
integrista son parecidos. Opinan de todo con gran segu- |
ridad y afirman saber y
conocer la historia, el pasado y el porvenir. |
Estos tres tipos de
cristianos no existen químicamente puros, y hay motivos |
en las personas que
dificultan clasificarlas e forma rígida en alguno de es- |
tos grupos. |
¿CUAL ES, PUES, LA ACTITUD
VERDADERAMENTE CRISTIANA FRENTE |
AL MUNDO? |
Es la actitud del que ha
entendido la frase del Concilio: "El mundo es la |
familia completa, con el
conjunto universal de las realidades entre las que se |
vive; es el teatro de la
historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias". |
(Igl. y mundo actual, núm.
2). |
Ha entendido la palabra
del Génesis: "Vio Dios que todo era bueno" (Gen. |
1. 21) y, al apreciar que
Cristo se ha hecho hombre, ha logrado asimilar la |
bondad de la creación y
del ser humano. |
El cristiano bien
orientado reconoce que la creación es el lugar privile- |
giado de la acción de Dios
y que se está construyendo aquí en la tierra el Reino |
de los cielos. |
Sabe que algún día
tendremos "cielos suevos y tierras nuevas", como dice |
el Apocalipsis (21, 1). |
Ve lo bueno, está
interesado por el progreso y por la Historia, pero no es |
un ingenuo porque ve el
mundo incompleto, ve la miseria, la angustia y la |
desorientación. |
El cristiano sabe que el
pecado es la causa profunda que trastorna el co- |
razón del hombre y es la
explicación a las situaciones dolorosas y opresoras. |
Ve el progreso humano y
está atento a sus peligros. Sabe que en el mundo |
hay bondad y reconoce que
está mezclada con la maldad y el egoísmo |
. |
El cristiano bien
orientado es fundamentalmente optimista. Ve la fuerza |
que hay en la vida y en el
mundo y reconoce que Dios gobierna y orienta la |
marcha de los
acontecimientos. |
Finalmente sabe que vive
en una época de la Historia, en un país deter- |
minado, en una región y en
un ambiente propio. Se sabe solidario y respon- |
sable del mundo en el cual
vive, en lo bueno y en lo malo. Acepta el desafío |
de afrontar con valentía
los problemas de nuestro tiempo. |
12 (104) |
La Iglesia debe ser signo
de unidad": tiene el papel de ser "constructora |
de la solidaridad".
Debería buscar caminos concretos y no quedarse en un ver- |
balismo para aligerar li
conciencia. |
Los cristianos necesitan
examinar los problemas reales para infundir en |
estos problemas el
espíritu del Evangelio. El Concilio ha dicho que "el divor- |
cio entre la fe y la vida
diaria, en el que incurren muchos, debe ser conside- |
rado como uno de los más
graves errores de nuestra época" (Igl. y mundo, s. 43). |
LA SOCIEDAD ACTUAL |
Nos encontramos ante una
situación profundamente ambigua. Por una par- |
te, gracias al progreso de
la técnica, hay una creciente dominación del hom- |
bre sobre la naturaleza,
que abre la posibilidad de satisfacer mejor las nece- |
sidades del hombre. |
Por otra parte, no faltan
los motivos de inquietud. Porque los valores nue- |
vos que deberían servir al
hombre, se vuelven en su contra. En el momento |
actual, la organización
social, en muchos casos no libera al hombre, el dinero, |
factor indispensable del
progreso y de la producción, se transforma en un |
ídolo que todo lo devora.
El hombre conoce nuevas formas de esclavitud. |
Se puede decir que el
centro de la crisis del mundo occidental está en el |
tipo de sociedad que hemos
heredado, aceptado o construido. El motor y la |
meta de esta sociedad es
la producción de bienes materiales y el dinero. Esto |
es lo que enseñaba el Papa
Pablo VI en su Encíclica Populorum progressio |
(número 25 y 26). |
Nuestra sociedad se define
como una sociedad de consumo. El afán de ga- |
nancia desencadena el
proceso: producción, propaganda, consumo. Se trata de |
ganar dinero haciendo que
el hombre consuma productos. La propaganda se |
encarga de crear hábitos y
reflejos condicionados de consumo. |
El dinero y el afán de
ganancia es el centro dinámico de nuestra sociedad. |
Son brújula del hombre. |
Una serie de ideales a los
cuales el hombre aspira, son efecto de este vivir |
centrados en el dinero.
Ellos a menudo no son plenamente conscientes en el |
hombre: ni queridos
libremente ni racionalmente. Pero la sociedad los Impo- |
ne. Solo una lúcida
conciencia crítica puede tomar distancia intelectual para |
detectarlos. Estos valores
generados por el dinero son (sin pretender exclusivi- |
El esteticismo, la belleza
por la belleza, no puede ser el único justifi- |
cativo de una vida. |
RAMON J. SÉNDER |
Premio Planeta 1969 |
13 (105) |
zar zar ni jerarquizar):
individualismo, confort, comodidad, pasarlo bien, mínimo |
esfuerzo para máxima
ganancia, disolaridad, éxito, ambición de poder, ambición |
de destacar, búsqueda del
placer, etc. |
Estas son las reglas del
juego de la sociedad movida por el dinero. La pro- |
paganda se encarga de
difundirlas, de convertirlas en reflejos condicionados: |
en imágenes de valor
grabadas hasta la inconsciencia. Basta hojear un diario |
o una revista y estudiar
críticamente las motivaciones valorativas de la pro- |
paganda para descubrir
esta distorsión del hombre. Se percibe, incluso, cuando |
se le quiere educar o
emprende estudios. No se trata de formar un hombre, |
sino un instrumento apto
para producir, y estimularlo con las promesas de 1a- |
yol ganancia. |
Esta situación se ha visto
intensificada, hace pocos años, con la invasión de |
los medios de comunicación
social (Cine. TV. Radio, diarios, revistas...). Esta |
situación es máximamente
grave en el caso de la juventud, porque es más per- |
meable al impacto de la
propaganda. |
Para muchos, el actual
sistema político que rige la sociedad, imposibilita |
el cambio profundo de esta
situación. Para otros, al menos, la dificulta enor- |
memente. En todo caso, es
más un juego de poder, el que existe, que una bús- |
queda del Bien Común. El
Bien Común existe sólo cuando se da cierta Igual- |
dad real y no sólo legal).
Cuando tal igualdad es inexistente, la sociedad se par- |
cela en grupos
oligárquicos de presión: oligarquías sindicales, empresariales, |
bancarias, políticas,
parlamentarias, etc. Ellas pretenden crear y mantener pri- |
vilegios. Ya no se busca
el Bien Común, aunque se nombre, sino el triunfo o |
equilibrio de las
oligarquías. |
SOCIEDAD QUE BUSCAN LOS
CRISTIANOS |
UNA SOCIEDAD CENTRADA EN
EL HOMBRE Y EN EL BIEN COMUN. |
Una sociedad cuyo centro
dinámico no sea el dinero, sino el hombre. |
Una sociedad en que el
hombre sea el centro, la causa y el fin de toda ac- |
ción, plan, estructura. |
Una sociedad en qua le
economía, el dinero, el urbanismo, la educación, la |
diversión, etc., todo esté
al servicio del hombre. |
Una sociedad no
alienadora, sino servidora del hombre; no al servicio del |
"tener", sino
del "ser"'. |
Entre realizarse como
persona o ser feliz, la burguesía elige ser feliz. |
JOSE L. MARTIN DESCALZO |
14 (106) |
Una sociedad centrada en
el bien común y no en el egoísmo individualista. |
Los cristianos buscan una
sociedad en la que los esfuerzos y las energías con- |
sigan realmente el bien de
las mayorías y en que el resultado común del es- |
fuerzo productivo sirva a
todos. Una sociedad que ofrezca oportunidades a to- |
dos y que disponga de los
medios para defenderse de cualquier grupo de presión. |
UNA SOCIEDAD QUE HAGA
POSIBLE UN HOMBRE NUEVO. |
Esto significa una
sociedad centrada en valores nuevos, centrada en el hom- |
bre y en los valores que
de él se derivan: solidaridad, servicio, generosidad, fra- |
ternidad, sentido
comunitario, trabajo, aprecio de las cualidades y virtudes hu- |
manas, de la cultura. |
Una sociedad en que todo
el esfuerzo productivo esté al servicio del hom- |
bre, en que el desarrollo
sea integral. "Desarrollar ―ha dicho Mons. Manuel Larrain― |
es promover al hombre, a
todos los hombres y a todo el hombre. El |
desarrollo es un
humanismo. Debe responder a la triple hambre: física, cultu- |
ral y espiritual que
atormenta al hombre individual y a la sociedad moderna, |
Se trata de ser hombre y
más hombre". |
UNA SOCIEDAD QUE HAGA
POSIBLE LA VIDA CRISTIANA. |
Pablo VI, en su mensaje de
Pascua de este año, invitaba a construir una |
sociedad terrena
"donde el hombre pueda vivir como hombre, en la verdadera |
libertad, en la justicia
social, en la búsqueda del saber, en la laboriosidad, en |
la justa distribución del
pan y del bienestar, en el amor honesto y amigo, en |
el orden siempre nuevo y
en la paz; en una palabra, esa alegría de vivir que |
Cristo mismo ha anunciado
como fruto abundante, para quien busca por en- |
cima de todo el Reino de
Dios". |
La Iglesia debe denunciar
una sociedad deshumanizada y estimular la cons- |
trucción de otra sociedad
humana, porque en Cristo encuentra la revelación |
plena del misterio del
hombre. |
En el misterio de Cristo
"la Iglesia muestra al hombre el sentido de la pro- |
pia existencia, es decir,
la verdad más profunda acerca del ser humano". (Igl. |
y mundo, número 14). |
La Iglesia adquiere en
Cristo, el sentido del hombre y puede por ello criti- |
car lo que atenta contra
el hombre. |
Sólo una sociedad basada
en el hombre, hará posible que el hombre y la |
sociedad encuentren a Dios
y logren una vida religiosa verdadera. |
MONS. CARLOS GONZALEZ, Ob.
DE TALCA |
El hombre perfecto es el
que más inteligentemente se entrega a los |
demás. |
ENRIQUE MIRET MAGDALENA |
15 (107) |
«NO HUYAS |
DE TI...» |
No huyas de ti, |
quédate unido contigo. |
Pues, ¿qué te infundirá |
ánimo, al caer de la
noche, |
quién te bajará las
persianas |
o te apoyará cuando |
el portón resuene |
bajo el puñetazo del
mundo? |
No huyas de ti, |
quédate unido contigo. |
Es que nadie te llama, |
escuchas tan sólo el
vierto, |
y la canción de la alondra |
engaña a la muerte |
en la cara, |
y el mundo que te
deslumbra |
sólo oculta sus achaques. |
No huyas de ti, |
quédate unido contigo. |
Te dejan solo, |
para que te abandones; |
es lo que quiere el mundo. |
Te incita |
extorsionando a la
alondra, |
mira cómo posa sus garras |
sobre las garras de
porcelana. |
No huyas de ti, |
quédate unido contigo. |
Que los vientos alienten |
el fuego de tu hogar. |
y al grillo del atardecer |
escucha que escuches su
canto. |
Zumba en las venas del
silencio |
tan dulce como tu sangre. |
No huyas de ti, |
quédate 272ido contigo. |
¿Quién estará a tu lado |
en el cuarto o |
quién te ayudará a callar? |
No huyas de ti, |
el mundo posa en garras de
pájaro, |
su canto te está
engañando. |
WLFDIETRICH SCHNURRE |
16 (108) |
DECLARACIONES DEL P.
ARRUPE |
La revista ÍNDICE, en su
número del 15 de sep- |
tiembre pasado, ha hecho
un buen servicio al obte- |
ner y publicar unas
declaraciones del P. Arrupe, |
general de los Jesuitas,
cuyas palabras, aplicadas |
directamente a la Compañía
de Jesus, pueden servir |
igualmente para comprender
la actitud de la Iglesia |
en general, comprometida
en transmitir el mensaje |
evangélico al mundo y a
los hombres de hoy. Trans- |
cribimos un fragmento
continuo de tales declaracio- |
nes, por juzgarlo
singularmente esclarecedor y |
ecuánime. |
Cambio de estructuras |
La Compañía de Jesús, que
reconoce la necesidad del cambio de estructuras, |
toma una posición
enteramente constructiva. Es decir, procura elaborar, en lo |
posible, la aplicación de
la doctrina social de la Iglesia, que especialmente se |
presenta en la "Mater
et Magistra" y en la "Populorum progressio". Estudia |
con decisión los
problemas, trata de descubrir en cada país la aplicación con- |
creta de esa doctrina.
Estamos convencidos de la necesidad de esos cambios de |
estructura, que ha de
verificar a través de una reforma fundada, no tanto en |
la parte negativa y
critica de las situaciones actuales, cuanto en la elaboración |
de unos programas
positivos, en los que realmente se puedan encontrar las |
soluciones viables. |
¿La Compañía ha de
participar en la política? |
Si y no. Según lo que se
entienda por política. Lo primero que la Compañía |
quiere que se reconozca es
que el apoliticismo, como rechazo sistemático de |
17 (109) |
toda presencia en lo
político, es inaceptable para el hombre apostólico de hoy, |
No pocas veces, las
decisiones y las acciones en el terreno de lo político lesionan |
o pueden lesionar los
valores radicales del hombre y desvirtuar el verdadero |
sentido de la existencia
humana, personal y socialmente considerada. Por ejem- |
plo, ante una
política" racista, los miembros de la Compañía no pueden perma- |
necer pasivos: si no nos
comprometiéramos en casos como este, o en otros co.IO |
el de la "violencia
institucionalizada", según la expresión de los obispos america- |
nos en el documento de
Medellín, faltaríamos a nuestra vocación. |
La misión propia de la
Compañía, como la de la Iglesia, no es de orden |
"político". El
fin que asignó Cristo es de orden religioso. Por lo tanto, cuando los |
miembros de la Compañía
intervienen, deben hacerlo por motivos evangélicos |
"en la medida en que
las funciones, luces y energías que derivan de su misión |
religiosa pueden construir
y fortalecer la comunidad humana según la ley divi- |
na" ("Gaudium et
Spes". 42). Nuestra presencia en el mundo debe respetar la |
autonomía propia de lo
político. |
Frente a la injusticia |
Nos oponemos
diametralmente a aquellos que pretenden deducir directa- |
mente del Evangelio una
actitud política pasiva ante la injusticia social. Esta |
posición nos parece una
traducción indebida del mensaje evangélico en términos |
políticos, una complicidad
con la iniquidad vigente. Tampoco es válido pretender |
deducir directamente del
Evangelio una ideología y una estrategia revolucio- |
narias. El Evangelio exige
"transformaciones profundas, innovadoras" (P.P. 32). |
Es decir, una profunda
reforma en el sentido amplio de la palabra, a base de |
una conversión colectiva y
personal. Implica un proyecto histórico de cambio |
que los laicos deben
traducir en términos políticos. Pero la misión de la Iglesia |
y, por lo tanto, de la
Compañía no es armar ideológicamente una operación |
política, sino dejar que
los laicos tomen libremente sus opciones políticas y |
ayudarlos para que se
inspiren en el espíritu evangélico. Y esto en todas las |
ocasiones, aun en las
revolucionarias en que puedan encontrarse. Por consiguien- |
te, respecto del
"compromiso temporal", no puede la Compañía sustituir a los |
laicos en su tarea propia;
no puede tomar la forma de un poder ante el poder |
establecido, porque la
Iglesia no tiene ninguna jurisdicción en la sociedad civil |
y no puede ejercer
presiones de tipo partidista. La libertad, con respecto a las |
"ideologías
políticas", es la condición de nuestra audacia en las acciones nece- |
18 (120) |
sarias. Hay que insistir
sobre esta conducta cuando se hallan comprometidos en |
el sector político el
sentido del hombre y el de la humanidad. |
Cuando se encuentren ante
lo Injusto o lo Inhumano, los miembros de la |
Compañía pueden o, mejor,
deben actuar no sólo con sus predicaciones, sino |
también con sus
orientaciones y manifestaciones doctrinales. Actúan, entonces, |
en nombre de una ley
divina que supera a toda ley humana. No pretenden sus- |
tituir a los poderes
políticos en el cumplimiento de su tarea propia. Les ayudan, |
ni contrario, a orientarse
de acuerdo con los valores del hombre y de la humani- |
dad. Muchas veces, en el
pasado, no hemos cumplido suficientemente con nues- |
tra misión en este campo.
Por falta de libertad, por compromisos políticos con |
la sociedad vigente y con
los poderosos, hemos dejado de ser, tal vez, la sal de la |
tierra y la luz del mundo.
Y el hecho de que algunos hayan caído en cierto |
extremismo, que puede
proceder de la misma falta de libertad, no justifica la |
pasividad ante lo injusto
y lo inhumano. |
LAS IGLESIAS « NACIONALES |
El primado de Pedro es de
derecho divino: y, sin embargo, la |
autoridad de las
conferencias episcopales es discutible. La Iglesia está |
dividida en diócesis y no
en naciones. Los cismas todos han nacido |
por nacionalismos; de ahí
que exista un peligro en la denominación |
de «conferencias
nacionales, ya que éstas tienden a estar influidas |
por la política de los
propios países. |
Me parece muy bien que se
reúnan los obispos del país, de va- |
rios países y hasta de
varios planetas, si en el futuro allí hay habitan- |
tes y es necesario nombrar
obispos para los nuevos descubrimientos |
del espacio. |
Es necesario profundizar
en la teología de las iglesias locales. |
Pero no hay una teología
de las Iglesias nacionales. |
CARDENAL WRIGTH, |
Presidente de la S.
Congregación del Clero, |
19 (121) |
LAS MISAS DEL ORATORIO |
Las MISAS de los Domingos
y días festivos, en el Oratorio se |
celebran a las 10, 11 y 12
de la mañana y 8 de la tarde. También, los |
Sábados y vísperas de
fiesta, tenemos la Misa anticipada, a las 8 de |
la tarde. |
Pero por poco que te sea
posible, no te resignes con este «cum- |
plimiento». Si consigues
ordenar el tiempo de tus ocupaciones hasta |
conseguir acudir a la
santa Misa en los días de diario, no tardarás |
en darte cuenta que te
acercas, día a día, a Dios, y que también |
creces en la hermandad con
los demás hombres. Las Misas en los |
días laborables, en el
Oratorio, se celebran a las 745 de la mañana |
y 8 de la tarde, y se
tiene siempre una breve homilía. |
Finalmente, un consejo:
procura llegar con puntualidad, a ser |
posible algún minuto antes
de la hora exacta, no sólo por motivos |
de corrección y respeto
hacia lo santo en que te dispones a participar. |
Sino para que te permita
la necesaria concentración de espíritu. |
LAUS DEO |
Director: P. Ramon Mas CO.
Edita: Congregación del Oratorio - Apartado 182.- Albacete |
Imprime: LA VOZ DE
ALBACETE, S. López, 24. 24-10-69 Depósito Legal: AB 103-62. |
20 (122) |
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