BOLETIN
DEL ORATORIO ALBACETE. |
Nº 98. OCTUBRE. 1971. |
ESPERANZA DE OTOÑO |
Otoño nos viene encima, en
transición rápida —especialmente en La Man- |
cha— del calor al viento y
del viento al frío. La vegetación tiembla y se desploma. |
Enseguida, los árboles
desnudos, como manos huesudas, envejecidas, estáticas, |
abiertas al aire frío de
la tierra y a la luz helada del ciclo, comenzarán en silencio |
la larga súplica anhelando
la lejana primavera, también breve, pero consoladora |
—ángel anunciador del
verano—, cuando recomienza el ciclo de las claridades y |
de las cosechas, de las
promesas y de las recolecciones que acabarán, otra vez, |
en el silencio invernal. |
Es la imagen de la vida,
de la historia y del camino de los hombres, cuando |
lo entendemos no como un
círculo que se cierra poco a poco, sino como una |
espiral que se encarama
con Dios al centro: una abertura hacia arriba, modulada |
sobre la repetición
cíclica de recogimiento, esperanza, trabajo y madurez co- |
sechada, subiendo,
recomenzando siempre, purificados en la interiorización, en |
el optimismo sereno, en la
laboriosidad constante, en el fruto pacifico que nos |
acerca a Dios, mientras se
simplifica la visión, se amplía la perspectiva, se espi- |
ritualiza el esfuerzo y
sublima la generosidad. |
La vida no es un
paréntesis que se abre con la cuna y se cierra con la |
sepultura; ni un círculo
que repite monótonamente su camino como las norias. |
Nada se repite. Ningún
otoño es igual. Dios y su obra y el mundo siempre |
es nuevo. Nuevo sin
desorbitarse de la constante ascendente del bien que crece. |
Nada muere: esos mismos
árboles que el frío depaupera y paraliza por fuera, irán |
creciendo en sus raíces,
más deprisa que en verano. Así sucede con el hombre |
y con las instituciones en
las que él es actor. Así sucede en la Iglesia, continua- |
1 (53) |
mente renovada,
purificándose, encaramada a Dios, digan lo que digan los |
manipuladores que hasta de
lo santo quieren hacer estrategia para sus débiles |
construcciones terrenas.
La Iglesia se purifica. No es un círculo cerrado de |
intransigencias, sino una
espiral creciente de pureza, mientras va creciendo en la |
comprensión del hombre, en
la perspectiva del mundo, en el acercamiento a |
Dios, y en la esperanza de
más primaveras, predicando este sueño que parece |
imposible de creer, pero
que todos los hombres anhelan cuando limpian su |
corazón de egoísmos: la
hermandad universal de la humanidad, como un árbol |
de vida" cuyo tronco
es Dios. |
OBISPOS Y SACERDOTES |
Ha sido de una importancia
extraordinaria para la Iglesia, en España, |
la reciente Asamblea de
obispos y sacerdotes. Sobre la misma nos ha llegado |
información buena y mala,
e incluso tendenciosa, como han lamentado varios |
obispos, entre los cuales
monseñor Mauro Rubio, de Salamanca, el doctor |
Pont y Gol, arzobispo de
Tarragona y el mismo cardenal primado Enrique |
Tarancón. |
La misma extraordinaria
trascendencia de la Asamblea, dentro de la his- |
toria de la Iglesia, en
España, puede haber sido motivo para ello. El diario |
de Murcia, LA VERDAD, ha
dicho en un expresivo párrafo: "Ya es la Igle- |
sia española, con su
jerarquía al frente, la que con voz unánime, pide sinceri- |
dad. libertad,
desasimiento de apoyos temporales, testimonio de pobreza, ho- |
nestidad y denuncia de la
injusticia y de la opresión donde quiera que las haya". |
La mejor y más completa
información publicada en España ha venido en |
la excelente revista
semanal |
"VIDA NUEVA" |
en el ejemplar con los
números 799/800, del 25 de septiembre y 2 de octubre. |
Puede pedirse a |
Propaganda Popular
Católica |
Acebo, 54 — Apartado
19049. |
Madrid (16) |
2 (54) |
LA IGLESIA |
EN LA SOCIEDAD MODERNA |
El cardenal Joseph
Hoeffner, arzobispo de Co- |
lonia y miembro del
Secretariado para los no Creyen- |
tes, estableció en diez
tesis las diferentes relaciones |
entre la Iglesia y la
sociedad moderna. Las formula- |
ciones del cardenal han
gozado de notoria difusión |
especialmente en Alemania.
Entre nosotros un aspecto |
de su pensamiento puede
ser conocido a través de |
una obra suya, editada por
Rialp, con el título de |
DOCTRINA SOCIAL CRISTIANA,
precioso com- |
pendio, por su claridad,
brevedad y solidez. |
Reproducimos el enunciado
de las Diez Tesis, con |
sucintos comentarios del
mismo cardenal. |
TESIS 1 |
LA MISION DE LA IGLESIA,
QUE ES ANUNCIAR LA SALVACION DE |
CRISTO, NO EXCLUYE LA
ACCION SOCIAL, SINO LA INCLUYE |
Esto significa que Cristo
ha liberado al hombre total, tanto en el plano del |
individuo cuanto en el
plano de la comunidad. Sería traicionar el mensaje cris- |
tiano de salvación
reducirlo a una llamada al alma aislada y limitarlo a una |
tentativa de consuelo
individual. Contra un sobrenaturalismo ampliamente difun- |
dido hay que afirmar que,
aun después de la caída, existe un orden de la vida |
humana colectiva enraizado
en la disposición social del hombre, querido por |
Dios. Las oposiciones
"Iglesia y mundo", "Iglesia y Estado", "gracia y
naturaleza" |
"fe y razón"
tienen, ciertamente, su significación, pero no deben ser entendidas |
como si la Iglesia se
encontrara absolutamente fuera del mundo. Pero también |
sería falso disolver el
misterio de la Iglesia en la sociología. |
3 (55) |
TESIS 2 |
EN EL PLURALISMO RELIGIOSO
E IDEOLOGICO DE NUESTRO |
TIEMPO. LA IGLESIA SOLO
PUEDE ESTAR PRESENTE Y ACTIVA |
EN LA MEDIDA EN QUE CUENTE
CON EL TESTIMONIO DE LOS |
CRISTIANOS |
Sería una reducción
nefasta descansar sobre tradiciones superadas y |
posiciones jurídicamente
aseguradas. Cuando falta el testimonio |
vivo de los cristianos que
deben obrar en su medio de trabajo, de profesión, de |
estudio, de habitación, de
recreación, de colectividad local" (Decreto conciliar |
sobre los laicos, núm.
13), la Iglesia ya no puede llenar el espacio espiritual de |
la sociedad moderna, y
otras fuerzas se introducirán y se impondrán. |
TESIS 3 |
EN LA SOCIEDAD PLURALISTA,
ES EL DEBER DE LA IGLESIA |
PROCLAMAR LOS VALORES
FUNDAMENTALES, SIN LOS CUALES |
ES IMPOSIBLE LA VIDA
COLECTIVA |
El pluralismo, en sí
mismo, no comporta ninguna fuerza integrante. Un plu- |
ralismo integral
contendría un germen de muerte. Sin el reconocimiento de |
valores y de derechos
fundamentales, ninguna sociedad es posible entre los |
hombres y los pueblos. La
Iglesia estima que su misión consiste en proclamar |
"la justicia y el
amor" y en crear "por su universalidad misma, un vínculo muy |
estrecho entre las
diferentes comunidades humanas y entre las diferentes nacio- |
nes" (Const.
"Gaudium er spes", núm. 42 y 76) La Iglesia busca lo que liga a |
los hombres entre sí y
reconoce que todos los hombres, creyentes o no cre- |
yentes, deben trabajar en
la justa construcción de este mundo, en el cual |
vivimos juntos. Por lo
cual la tolerancia reviste una importancia decisiva. Nadie, |
dice el Concilio, debe ser
obligado a "obrar contra su conciencia"; pero, igual- |
mente, ninguna persona ni
ninguna comunidad pueden ser impedidas de vivir |
de conformidad con su
propia convicción. (Decl. conciliar sobre la libertad re- |
ligiosa del Concilio
Vaticano II). |
TESIS 4 |
LA IGLESIA TIENE EL DEBER
DE DIRIGIR ADVERTENCIAS Y DE |
ELEVAR PROTESTAS CADA VEZ
QUE EN LA SOCIEDAD Y EL |
ESTADO ESTAN EN CAUSA EL
DERECHO A LA VIDA, A LA |
LIBERTAD YA LA INTEGRIDAD
CORPORAL |
El hombre, afirma el
Concilio (Cons. "Gaudium et spes", núm. 12, 14, 24 y |
41), supera "al
universo de las cosas", pues no puede ser considerado únicamen- |
te como una parcela de la
naturaleza" o como un "elemento anónimo de la |
sociedad humana". Por
lo cual el Evangelio rechaza "cualquier esclavitud". |
4 (56) |
TESIS 5 |
CUANDO LA IGLESIA SE
COMPROMETE POR EL DERECHO Y LA |
DIGNIDAD HUMANA. LO HACE
EN VIRTUD DE LA AUTORIDAD |
QUE SACA DE SU MISION Y NO
EN VIRTUD DE UNA AUTORIDAD |
COERCITIVA, CUALQUIERA QUE
FUERE EL SENTIDO QUE SE |
LE ATRIBUYA |
La Iglesia no ejerce
ninguna compulsión física; es, en efecto la comunidad |
de los que creen en el
Señor por una libre decisión y que reconocen libremente el |
orden y la forma de la
Iglesia previstos y queridos por Cristo. Por esta razón, la |
tensión entre la autoridad
y la libertad no tiene la misma acuidad en la |
Iglesia que en el Estado.
Mientras que en el Estado se trata de una pertenencia |
obligatoria, nadie es
obligado a pertenecer en la Iglesia. En las recientes discu- |
siones sobre la autoridad
y la libertad de la Iglesia, se confunde frecuentemente |
a la Iglesia con un
Estado. Los discípulos de Jesús tienen una misión de pre- |
dicación, no de imposición
o retorsión. "Si no los quieren recibir ni escuchar lo |
que digan, váyanse de esa
casa o de esa ciudad y sacudan hasta el polvo de sus |
pies" (Mateo, 10,
14). Violencia y anuncio de buena noticia Evangelio se |
oponen
irreconciliablemente. La Iglesia no ha venido a perseguir a nadie, aun- |
que ella misma,
prolongación de Cristo vivo, sigue el camino comenzado por |
Cristo cargado con la cruz
y perseguido. Su fuerza reside en la verdad y en la |
gracia, no en la fuerza
exterior ni las guerras. |
TESIS 6 |
EN SU COMPROMISO POR EL
DERECHO Y LA DIGNIDAD HUMANA, |
LA IGLESIA UTILIZARA DOS
METODOS: EL LLAMAMIENTO A LA |
CONCIENCIA PERSONAL Y,
CUANDO ESTO NO BASTE, LA PROTESTA |
PUBLICA |
El segundo procedimiento
fue empleado frecuentemente, y no en vano, |
durante la época del
nazismo, por los obispos alemanes, como podría verse en |
la carta colectiva de
octubre de 1943, contra los excesos de las autoridades nacio- |
nalsocialistas de aquella
época. |
TESIS 7 |
EN LAS CUESTIONES SOCIALES
Y POLITICAS EN LAS CUALES |
LOS CRISTIANOS PUEDEN
TENER UNA OPINION DIFERENTE SIN |
PELIGRO PARA SU FE, LA
IGLESIA NO TOMARA POSICION |
AUTORITARIA |
A la hora de tratar de la
forma concreta que hay que dar a la sociedad y |
al Estado, los cristianos
pueden, como declara el Concilio, llegar a un juicio di- |
ferente, con una igual
sinceridad, sobre la misma cuestión ("Gaudium et spes" |
núm. 43). En tales casos,
nadie tiene el derecho de "reivindicar exclusivamente |
para su opinión la
autoridad de la Iglesia". |
5 (57) |
TESIS 8 |
EN LA SOCIEDAD PLURALISTA
MODERNA. LA IGLESIA NO SOLO |
HARA ADVERTENCIAS Y
ELEVERA PROTESTAS, SINO QUE |
OFRECERA SUS SERVICIOS,
SOBRE TODO, EN EL TERRENO |
EDUCATIVO Y SOCIAL |
En la sociedad actual,
pluralista desde el punto de vista ideológico de tole- |
rancia exige también que
se acepte una ampliación en el terreno educativo y so- |
cial. El abandono al
Estado de todas las instituciones sociales y educativas cau- |
saría daño a la libertad
de conciencia y a la tolerancia. El Concilio Vaticano II |
rechaza el monopolio del
Estado en estos términos: "Todo monopolio de este |
género es opuesto a los
derechos innatos de la persona humana, al progreso de |
la difusión de la cultura
misma, a la concordia entre los ciudadanos, en fin, al |
pluralismo que es hoy la
regla en gran número de sociedades ("Gaudium et spes", |
núm. 84). |
TESIS 9 |
EN EL TERRENO SOCIAL, ES
NECESARIO ESTABLECER UNA DISTINCION |
ENTRE LA RESPONSABILIDAD
DEL FIEL INDIVIDUAL O DE |
GRUPOS DE FIELES Y LA
RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA EN |
CUANTO COMUNIDAD ORDENADA
JERAROUICAMENTE |
Los fieles se referirán a
los valores fundamentales y cristianos en el ejercicio |
de sus deberes y derechos;
pero, por otros medios, obrarán en función de su |
responsabilidad propia. |
TESIS 10 |
EL FIN DEL APOSTOLADO EN
EL TERRENO SOCIAL NO ES LA |
CREACION DE UN PARAISO
TERRESTRE, SINO LA CREACION |
DE UN ORDEN SOCIAL DONDE
EL HOMBRE TENGA LA POSIBILIDAD |
DE CUMPLIR LO MEJOR
POSIBLE LA VOLUNTAD DE |
DIOS Y DE LLEVAR UNA VIDA
CRISTIANA |
Una evasión, en este
siglo, fuera de la finitud y de la limitación del hombre |
para acceder a la esfera
de la libertad defensiva y eterna, no es posible. Todas |
las instituciones serán,
finalmente, superadas y juzgadas por Cristo a su retorno. |
Pero el realismo de
nuestra contingencia humana, terrena y temporal, lejos de |
inhibirlos frente a la
superación de que la humanidad es capaz de ir alcanzando, |
nos estimula al continuo
mejoramiento, fieles a este camino, u orden", sabedor |
6 (58) |
de la corruptibilidad de
toda instalación estática, tendente, por ello mismo, a dis- |
traernos de la esperanza y
de la construcción activa de lo mejor, indefinidamente |
superable. |
Por ejemplo: lo social |
El amor a la Iglesia y la
pertenencia a la misma como miembro vivo, no |
se satisface con
autoconfesiones de fe católica, blasonadas según la vanidad o |
el oportunismo aconsejen,
sino siguiendo de cerca su vida y asimilando la ver- |
dad del Evangelio en
nuestro pensamiento, en nuestros compromisos aun sim- |
plemente humanos y en la
totalidad de nuestra conducta. Ver, juzgar, actuar |
con integridad cristiana,
sin mutilaciones utilitaristas a la fe: depurarnos de |
sentimentalismos
engañosos, de etiquetajes farisaicos, de acomodaciones aprove- |
chadas que conducen a la
profesionalización demagógica con pretextos idealistas. |
Cada vez que el
Cristianismo deja de considerarse como algo muy privado |
o interior, para
proyectarlo hacia los demás y la realidad amplia y compleja de |
la vida, surge este
peligro. Por otra parte, el signo de nuestra época es emi- |
nentemente social. Es
preciso revisar continuamente nuestra formación y ase- |
gurarnos una información
merecedora de confianza, como cristianos. |
Para seguir con atención
el pensamiento social de la Iglesia, aplicándolo |
a la situación presente
histórica del mundo y de España, nos permitimos re- |
comendarle. |
"MUNDO SOCIAL" |
Pablo Aranda, 3 — Madrid
(6). |
Es una revista publicada
por la Casa de Escritores de la Compañía de |
Jesús. También puede
adquirirla en Albacete, en la Librería BIBLOS, Con- |
cepción, 7 (59) |
ELOGIO DEL ARTE |
Dijo Dios: «Que exista la
luz». Y la luz |
existió. Y vio Dios que la
luz era bella. |
Génesis 1, 3-4. |
Parece una tarea inútil,
la del artista, y sus obras se consideran, muchas ve- |
ces, como el producto de
una ociosidad privilegiada. Cierto que es tarea difícil |
la de establecer fronteras
entre lo que es necesario y lo que consideramos super- |
fluo, o entre el bien
urgente y el aplazable; pero esta misma tendencia clasifica- |
dora, llevada al extremo,
es una de nuestras grades debilidades que nos inclinan |
a perpetuar la absurda
visión maniquea de la vida, y a considerarla más como |
una división entre el bien
y el mal, que como una ascensión a la cumbre del |
bien, única meta de lo
absoluto. |
. Para entusiasmarnos con
el bien hace falta percibir, dejarse bañar por su |
resplandor. A ese
resplandor le llamamos belleza. Y al que sabe expresarla, de |
manera consciente y
reflexiva, bajo formas sensibles, le llamamos artista. Arte |
es la expresión sensible y
reflexiva de lo bello. |
Si decimos que el mundo es
bello y que es la gran obra de Dios perceptible |
a los hombres, es evidente
que proclamamos que Dios es el primer y el más grande |
artista y fuente, además,
de toda belleza: desde el mismo inagotable, desde nos- |
otros inalcanzable —luz,
"resplandor inaccesible", diría San Pablo—. Pero el |
resplandor de la bondad
divina envuelve toda la vida humana: reconocerlo y pro- |
pagarlo es ser artista; el
arte es siempre una comunicación, además de un éxtasis, |
de una vibración profunda
del espíritu en presencia de las harmonías del bien, |
porque piden ser
expresadas. |
ARTE Y BONDAD |
El bien y el arte
concurren. No puede haber arte sin expresión de lo bueno; |
sin transformar, por lo
menos, lo malo en bueno mientras es expresado. Los san- |
tos han sido artistas, los
"artistas de la Gracia", y los artistas y los amigos de |
los artistas de la
expresión sensible de lo bueno. Hay maneras de presentar una |
santidad tan
"utilitaria" y contabilizada, que nada o poco tiene que ver con la |
verdadera santidad. ¿Hemos
reparado en la belleza de las parábolas de Cristo, |
en lo que sería su gesto,
su mirada, el tono de su voz..? Reducimos lo sobrenatu- |
ral, a veces, a un
automatismo mágico y extraterreno, como si se condenara o |
marginase la obra sensible
de la creación, toda ella elocuencia de la bondad y de |
la santidad de Dios. |
8 (60) |
Joubert decía: "Nada
hay más bello que Dios; después de Dios la cosa más |
bella es el alma; después
del alma el pensamiento; después del pensamiento la |
palabra." Y nos
atreveríamos a añadir a esta gradación: después de la palabra |
el signo, después del
signo el silencio. Con estas condiciones: cuando el silencio |
se hace elocuencia; cuando
la palabra es vehículo expresivo del pensamiento; |
cuando el pensamiento es
la nitidez reflejada del alma; cuando el alma es espejo |
de Dios. |
De Dios fluye, a Dios
lleva toda belleza. Puede equivocarse el artista en |
la denominación de la
Divinidad, pero la luz que aureola su arte es divina y, |
tarde o temprano,
descubrirá su origen, si lo ignorara. Por esto los artistas casi |
nunca son blasfemos,
porque están cerca o se acercan siempre al Absoluto, con |
la avidez pura del niño
que estrena el beso del bien en el camino, todavía nuevo |
para él, de la vida. |
NECESITAMOS ARTISTAS |
Utilitarismo y pereza se
confabulan contra el arte, estandarizan la existen- |
cia humana y la paralizan
para que no sea capaz de descubrir el resplandor vir- |
gen de lo bueno, o de
añadir bondad a su descubrimiento. Y así impiden el |
gozo o lo hacen engañoso y
doblemente efímero, desplazando la inevitablemente |
pequeña, pero posible,
felicidad de esta vida. |
Los artistas nos ayudan a
salvar este riesgo y hasta nos demuestran que todos |
podemos ser un poco
artistas, si sabemos captar la belleza que ellos nos ofrecen |
con ánimo de hacer
participantes de algún modo a los demás de tal ofrenda. |
Porque el arte no es
solamente para que aprendamos a valorar el equilibrio, |
la proporción, la
completez e integridad y el gusto que causa la contemplación o |
percepción de lo bello,
sino que, como hace referencia siempre a lo bueno |
—redime en buenas todas
las cosas— pide ser comunicado. Todo bien incomuni- |
cable (?) deja de ser, por
ello mismo, un bien verdadero. De donde tanta falsa |
belleza y tanta ignorada
belleza... |
DESCUBRIR. ELEGIR |
El bien, la verdad o
autenticidad, la belleza, no están siempre señalizados, |
en el camino de la vida.
Hay bien y belleza inexplorada. En la óptica de lo |
bello existe siempre un
resplandor inédito que se deja descubrir y recoger; y en |
el corazón del verdadero
artista, se despierta una generosidad creadora y comuni- |
cadora irresistible, por
la que al mismo tiempo que ve, añade, y, al contem- |
plar, se suma a la belleza
descubierta mientras se abre a comunicarla. Como una |
misma agua no pasa dos
veces por un río, así la captación estética no se realiza, |
ni siquiera en el mismo
individuo, a modo de repetición matemática. La iteración |
del gozo estético es
irrepetible, jamás idéntica. Esa novedad añadida es un gozoso |
descubrimiento. |
9 (61) |
Pero también es una
elección. El artista no solamente ha de tener la capacidad |
transparente para
percibir, sino que ha de afrontar el riesgo, prudente y valiente |
a un mismo tiempo, de
elegir. Elegir es completar y añadir algo subjetivo, propio, |
a la percepción de la
belleza. Un artista no es un copista; todavía menos, no es |
un glotón precipitado,
catador de todo lo que le parece deleitable, manoseador |
de apariencias, que relega
y olvida enseguida, ávido de nuevas presas para su |
sensibilidad superficial o
estragada. |
El artista no es un
sensual. Elegir es purificarse, muchas veces dolorosamente, |
por un gozo espiritual
que, aunque se presiente, no pide compensaciones o hala- |
gos a la sensibilidad: la
música no es ruido, la forma no es masa, el color no es |
mancha, la luz no es
fuego, la palabra no es enigma... Toda borrosidad se per- |
fila, se define, se afina,
señala, conspira hacia el equilibrio expresivo, elocuente |
y luminoso de la belleza,
conjugada en la integridad simplificada de los medios |
elegidos para ser
transmitida. En aras de esa comunicabilidad el artista ha de |
hacer previos y verdaderos
esfuerzos de simplificación de elección y lograr |
decir o expresar lo más
posible y lo más sinceramente posible, en lo menos y más |
inteligible, añadiendo a
su ofrenda la humildad de saberse inacabado en la obra |
que brinda y que hace
comunicable para que crezca, se reparta, se haga social, |
se difunda como
corresponde a lo verdaderamente bueno. El que sea capaz de |
elegir el gesto, el
movimiento, el color, la luz, la forma y el volumen, el sonido, |
la voz, la palabra, el
silencio y el momento para conseguir la mejor comunicación |
de lo bello, ese es un
artista. |
LA BELLEZA CERCANA |
Pero, con la belleza nos
sucede lo que con tantas cosas más o menos buenas: |
la mitificamos en algún
símbolo externo a nosotros mismos pero que consideramos |
"nuestro",
evitando identificaciones incómodas, demasiado cercanas. Ser com- |
patriotas de un pintor
célebre o espectadores de una competición deportiva, ni |
nos hace artistas ni
deportistas. Lo bueno no debe ser lujo, ni exhibición, ni |
capricho. Confundir el
bien del arte con alguna de estas cosas, denota plebeyez. |
El artista es un
evangelizador de la simplicidad, no de la dejadez; de la sinceri- |
dad, no de la rudeza o del
insulto. La educación para captar y transmitir lo bello |
que él brinda a la
sociedad, no estriba en hacernos visitadores asiduos de los |
museos para poder colocar
etiquetas culturales a nuestras conversaciones vul- |
gares, sino que debe
enseñarnos a descubrir la belleza de las cosas más cercanas, |
tanto de las que
encontramos como de las que tenemos que hacer, venciendo |
rutinas,
desprofesionalizando los esfuerzos hasta comunicar a nuestro cotidiano |
quehacer el calor personal
de una harmonía y generosidad interiores que nos |
hacen descubridores y
creadores de belleza en lo pequeño y lo grande que hemos |
de hacer para que, al
ofrecerlo a los demás, lo sepamos transmitir puro y lumino- |
10 (62) |
so, como un acto de amor
capaz de ser enriquecido por quien nos lo acepte, |
para que "lo más
precioso no sea destinado a la inmundicia ni pisoteado", como |
nos diría Cristo en su
evangelio. |
Dicen que el arte se
estudia; pero en las escuelas pueden enseñar a descubrir |
la generosidad creadora,
pueden disciplinar en una ascesis depuradora, pero no |
pueden hacer creadores,
como deben ser los artistas. El artista no se hace, nace. |
De donde, todos nacemos,
más o menos, artistas; todos podemos depurarnos, más |
o menos, en la expresión y
transmisión luminosa del bien; todos debemos inten- |
tarlo... Los más
adelantados, esos que llamamos "artistas", nos preceden como |
un estímulo ejemplar, no
como figuras míticas a las que basta aplaudir sin |
imitar. |
Precisamente, en este fin
de verano, se ha celebrado en Londres, muy cerca |
del Oratorio, en el mismo
barrio de Brompton, una exposición artística insólita y |
aleccionadora, cuya divisa
podía ser muy bien Arte Cristiano para el Hogar. En |
ella un grupo de artistas
católicos pretendían sensibilizar a sus visitantes en orden |
a relacionar el
cristianismo y su expresión artística en el seno del hogar, conven- |
cidos del valor del
influjo ambiental para la educación de la sensibilidad y del |
buen gusto. No era mera
sugerencia para una mejor decoración hogareña: se |
pretendía, más allá de las
pinturas, esculturas, cerámicas y complementos arte- |
sanos expuestos, insistir
en estos dos conceptos: en la de relación entre arte y |
cristianismo y el de
ambiente y arte. |
Pero no supongamos que el
sentido artístico se adquiere por el solo hecho |
de cubrir paredes con
lienzos comprados en exposiciones o colocar cerámicas |
sobre tablas de caoba. Es
preciso y —es lo que principalmente querían decirnos |
aquel grupo de artistas—
saber descubrir en las cosas y los elementos sencillos |
de la vida diaria, el
resplandor de lo bueno y de lo bello, para ser cristianos, |
para ser felices, y para
hacer más felices a los que tenemos junto a nosotros. |
Arte también es ese buen
gusto para realizar las tareas cuotidianas y los mismos |
quehaceres profesionales o
domésticos. No es la abundancia de medios y de re- |
cursos lo que favorece el
descubrimiento de lo bello y lo que estimula a par- |
ticiparlo con los demás,
sino más bien la inteligente simplicidad del corazón |
capaz de descubrir y
agradecer el resplandor que también contiene lo escaso |
que, por serlo, da más
gusto cuando se descubre. Antonio Gaudí había dicho |
al final de una reunión de
artistas, como si despertara de una profunda medi- |
tación: "La verdadera
elegancia se descubre en la pobreza". Como en ese per- |
sonaje de Pasolini, de la
deliciosa fábula que nos ofrece en Le Streghe: la po- |
bre sordomuda recién
casada que, al llegar a la choza inmunda que ha de ser |
su hogar, cierra los ojos
de su marido y de su hijastro para que puedan ver, |
transformada por la magia
de su trabajo y su limpieza, el resplandor ingenuo de |
la pobreza ordenada y
limpia, como el heno de la campiña romana, sin añadir |
nada más que la
simplicidad ordenadora del amor y la alegría de hacer felices |
a los demás. |
11 (63) |
ARTE Y AMOR |
El arte no depende de la
riqueza, sino del amor. La riqueza, o el despecho |
que origina la envidia,
aunque se envuelva en cortezas de humildad, hace dege- |
nerar lo bello hacia el
esplendor quincallero, brillante y facilón. Donde no hay |
tradición y cultivo de la
belleza, tampoco hay amor ni espíritu creativo: a lo |
sumo se vive del
aprovechamiento de una renta a extinguir, progresivamente de- |
formable. hasta el
recuerdo arqueológico, posteriormente útil nada más para |
una cita que adorne la
vanidad. Del mismo modo que la palabra "amor" se |
aplica abusivamente para
encubrir tantas variedades de egoísmo, también se |
llama "arte",
con frecuencia, a residuos del mal gusto, a falsedades del orden |
estético, a quincalla
dorada. El arte es esplendor del bien y de la verdad. Don- |
de no haya búsqueda de ese
bien y afán de autenticidad, no brotarán artistas |
y menos la masa que forma
la sociedad, poseerá ese nivel medio de buen gusto |
que le ayude a aureolar la
vida con la unción de la belleza que Dios ha repar- |
tido en toda la creación.
Por esta razón, Dios, el Cristianismo, tienen que ver |
con el arte. Sin Dios, o
sólo con ídolos deformaciones de Dios en el alma, |
no se puede ser artista,
ni descubrir belleza. Sólo con el afán del Absoluto en el |
espíritu se puede leer,
con los sentidos, o acusar en las vibraciones profundas |
del alma, el bien
traducible en expresión lúcida que se ofrece con generosidad |
y aumenta con su ofrenda. |
Bien, verdad, belleza,
arte, Dios: son palabras siempre relacionadas, conver- |
gentes del amor. Tal vez
del arte no pueda decirse que es el mismo amor; pero |
es su signo o su lenguaje,
o la modulación de este lenguaje. De todas formas, |
si no es el mismo amor,
por lo menos sí es, siempre, adverbio del amor, si el |
amor es la dinámica del
bien. |
LAUS DEO |
Director: P. Ramón Mas, C.
O. Edita: Congregación del Oratorio - Apartado 182.- Albacete |
Imprime: LA VOZ DE
ALBACETE, S. López. 24. 16-10-71 Depósito Legal: AB-103-62. |
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