Boletín
del Oratorio de Albacete. |
Núm. 106. JUNIO. Año 1972. |
SUMARIO |
EL sol fecunda la tierra,
como Cristo ―el gran Sacra- |
mento del mundo―,
prepara la madurez de la Iglesia, |
que crece y se purifica, a
través del tiempo, por la |
eficacia de los signos de
su Gracia, para la evolución hacia |
la transparencia de su
luz. |
VACACIONES, PERO NO PARA
EL ESPÍRITU |
LA FE DE LOS JÓVENES |
CALIFICATIVOS |
LA SUPRESIÓN DE LAS
SOLEMNIDADES |
EN LA COMUNIÓN |
«EL EVANGELIO NO PUEDE
QUEDAR EN LA |
DOCTRINA MUERTA DE UN
CONVENCIONALISMO |
SOCIAL» |
¿DILEMA O SÍNTESIS? |
HAY QUE RESCATAR A LA
VIRGEN QUE HA |
SIDO
"SECUESTRADA" POR LA IDEOLOGÍA |
BURGUESA |
1 (93) |
VACACIONES |
PERO NO PARA EL ESPÍRITU |
VACACIONES, algo que jamás
se puede permitir el espíritu, que ha de |
estar siempre activo. Pero
el cambio de ritmo que, para muchos, supone |
el verano, facilita, para
el que la busque, una ocasión para dedicar al |
espíritu un poco más de
atención que de ordinario. No podemos creernos cris- |
tianos por el solo hecho
de pensar que hemos recibido una fe que nos esforzamos |
en mantener inalterada. La
fe es para la vida y, como la vida, es dinámica, y |
nos ha de servir para dar
forma cristiana a ese incesante devenir de nuestra |
existencia. De donde nos
conviene reconstruir, también incesantemente, la |
síntesis de nuestra
mentalidad cristiana, educida del Evangelio y de las enseñan- |
zas de la Iglesia, y
proyectada sobre la vida de aquí, de ahora, en nosotros |
mismos y en el contorno
que nos envuelve. La predicación, las lecturas en libros |
y revistas cristianas, nos
son indispensables para no pasar ajenos por el mundo |
y olvidados de la
presencia de Dios en él que, en su providencia, ha asignado un |
papel para cada uno de
nosotros y para todas las circunstancias que nos |
envuelven. |
No recetamos, pero, un
cristiano consciente, no puede dejar de acudir a los |
textos sagrados del
Evangelio y del Nuevo Testamento en general, buscando |
una interpretación para la
vida presente. Una interpretación de la Escritura, |
para no perderse en teoría
remota, ha de ser hecha con algún conocimiento |
ordenado del conjunto de
la fe cristiana y, por eso, es indispensable volver |
siempre a la reflexión que
facilita un buen catecismo ―por ejemplo, el llamado |
CATECISMO HOLANDES, o un
buen manual como el también construido por |
Manuel Benzo con el título
de TEOLOGIA PARA UNIVERSITARIOS, con la |
MORAL, del mismo
autor...― |
Existe en muchos una
pereza o dejación para todo lo que se refiere al espí- |
ritu, que está en
contradicción con el interés que ponen en tantas cosas menos |
importantes. |
Otro aspecto que un
cristiano de nuestros días debe cuidar, es el de poseer |
una buena información
referente a la vida de la Iglesia que, en la actualidad, |
todavía más que en épocas
pasadas, ofrece un interés excepcional, dada la evo- |
lución del mundo y de la
inserción de su mensaje, entre claridades, penas y |
dolores, que a todos nos
pertenecen por haber recibido una fe que no puede |
ser reducible a
individualismos desvinculantes de esa proyección de Cristo en |
el mundo, que es su Cuerpo
Místico, con todas las esperanzas de bien no logrado |
todavía, y con todas las
imperfecciones y balbuceos que la limitación humana |
produce, pero que es el
medio por el cual el Evangelio nos ha sido transmitido |
y, por el cual, entre
todos, podemos ir limpiando "la faz de la Iglesia" hasta |
hacerla más conforme con
el rostro de Cristo. |
2 (94) |
LA FE |
DE LOS JÓVENES |
HACE algo más de treinta
años, en un libro publicado en Madrid, con el |
título de ESPAÑA... ¿ES
CATÓLICA?, el P. Sarabia recordaba que, antes |
de 1939, había grandes
zonas del territorio español en las que "casi la |
mitad de los niños no se
bautizaban". Pero después de la guerra civil, dadas las |
presiones sociales que
ejerce el nacional-catolicismo, puede asegurarse que son |
escasos los niños sin
bautizar. Puede decirse que la "sacramentalización" es |
plena entre nosotros;
aunque no ocurra lo mismo con la "evangelización". Por |
esta razón, mientras en
teoría puede continuar afirmándose que el bautismo |
es el sacramento de
entrada en la Iglesia, en la práctica viene a resultar el de |
salida: porque no se toma
en serio el criterio tradicional de bautizar a niños |
que fuesen hijos de padres
cristianos (no solamente de nombre), en cuyo caso |
existe la seguridad moral
de que serán iniciados, como creyentes, en la familia |
y en la comunidad
cristiana. |
En los primeros tiempos
cristianos se bautizaba a los adultos, como norma |
general, y se comenzó a
bautizar también a los niños cuando los padres garan- |
tizaban ese cristianismo
"anticipado" de sus hijos. En la actualidad el bautismo |
―como las
"primeras comuniones", como las bodas…― tiene, en muchísimos |
casos, el significado de
una fiesta social o familiar, en la que permanece muy |
difusa, relegada u
olvidada la conciencia de recibir o asistir a la recepción de |
un sacramento que
configura con Cristo y que entraña, por lo tanto, un compro- |
miso total, personal y
transformante. |
Este cristianismo
simplemente sociológico, o poco más, por falta de vida de |
fe en la familia y por
falta de verdadera comunidad creyente, luego se diluye, |
se olvida o simplemente se
sacude ante la más leve sorpresa de exigencias no |
pactadas que, en su
nombre, se pretendiera recordar al bautizado entrado en |
edad consciente. Cuando en
tales casos se habla de pérdida de la fe" ―lo que |
tiene lugar más bien en
jóvenes estudiantes, relativamente más capaces de |
reflexión―, se es
poco exacto, porque en la mayoría de ocasiones se trata de |
una incredulidad que no es
el resultado de haber perdido nada, simplemente |
porque no se tenía nada
que perder. Podían existir unos determinados con- |
vencionalismos, pero no
una fe, ni en el bautizado ni en los padres. Sí, eran |
bautizados, pero ni vivían
en cristiano en sus casas, ni formaban ni aprendieron |
a formar parte de
comunidades cristianas. Su cristianismo no pasaba, a lo sumo, |
de un matiz ideológico,
moralizante u honorable, pero no comprendieron ni tu- |
3 (95) |
vieron ocasión de
comprender, por el testimonio inmediato de su familia, que el |
cristianismo era un
compromiso que empeñaba la vida, gozosamente, generosa- |
mente, para un ideal
personal y universal. Descubrieron, a lo más, in contraste |
entre las etéreas,
elevadas y posteriores ―enajenantes― elucubraciones de la |
fe y la realidad de la
inmediatez vital, para la cual eran equipados con criterios |
todavía profundamente
paganos, materialistas, prevalentemente económicos, si |
bien con el adorno
levemente sentimental, con intermitencias simbólico-altruis- |
tas bien dosificadas, para
obtener la buena apariencia y el decoro superficial |
apetecibles, y nada más.
En tal caso era evidente que el cacareo cristiano-cató- |
lico de sus mayores nada
tenía que ver con el Evangelio, ni podía influir en |
las convicciones
personales que, a la hora de la responsabilidad, hubieran |
debido de asumir respecto
a la fe heredada. Y abandonan a la Iglesia al darse |
cuenta de que pertenecen a
la misma por razones institucionales o sociológicas, |
no por razones personales. |
Las desviaciones |
Fuera de un auténtico
cristianismo evangélico, las desviaciones se dan |
incluso con su mismo
nombre cristiano, cuando la fe no se entiende, ante todo, |
como un compromiso con
Dios, sino como un aditamento calificativo y soporta- |
dor de otros intereses no
precisamente sobrenaturales que, al hacerse colectivos, |
dan lugar a la pervivencia
del caduco concepto sociológico de "cristiandad". El |
concepto de
"cristiandad" incluye la fusión y confusión institucionalizada de |
las realidades temporales
con las sobrenaturales, con la pretensión de anticipar |
la hora del Reino de Dios,
no porque las realidades terrenas, purificadas, se |
dejaran penetrar
totalmente por las exigencias espirituales del Evangelio, sino |
porque el honor, el
prestigio de éste sirviera de mayor apoyo a los intereses |
mundanos de los hombres y
por el error de que el Evangelio puede ser defen- |
dido directamente por la
fuerza del poder secular. |
Otras desviaciones se
encuentran fuera de la ley y hasta en contra de la fe |
cristiana cuando, al
suponer que ésta adormece la capacidad perceptiva de los |
verdaderos problemas
humanos y frena las soluciones que éstos reclaman, |
buscan la universalización
de una justicia que no tenga nada que ver con el |
"opio de la
religión". Los jóvenes inquietos, preocupados por el porvenir de la |
humanidad, son más
sensibles a esta búsqueda de la justicia que a soluciones |
de
"cristiandad", salvo en los casos que la corrupción, al precio de
seguridades |
económicas a plazo fijo,
barre toda posibilidad de ideal y de generosidad. Pero |
estos jóvenes, envejecidos
prematuramente por el egoísmo burgués, ya no son |
"jóvenes": serán
los futuros papás que seguirán bautizando hijos para que |
tampoco sean cristianos. |
¿Y la escuela? |
En general, los padres que
mandan sus hijos a escuelas confesionales o, |
mejor dicho, de
religiosos, lo hacen no solamente o no principalmente para |
4 (96) |
que reciban una enseñanza
religiosa, sino por suponer una mejor calidad |
pedagógica, o disciplina
de estudio, o parecidos motivos. (No digamos nada de |
los padres
―¿"padres"?― que mandan sus hijos al colegio sólo para
quitárselos |
de encima...). Luego, sin
que ellos ―los padres― hayan ayudado nada en la |
colaboración formativa
cristiana de los hijos, se quejan de que no han recibido |
buena formación como
creyentes. Pero la catequesis escolar, dada en escuelas, |
religiosas o no, en vano
puede suplir la acción formativa familiar. Dreher ha po- |
dido afirmar: «El fracaso
permanente de la catequesis escolar no reside en una |
carencia cualitativa
teológica o metodológica, o en fallos de pedagogía catequísti- |
ca, ni siquiera en su
estructura escolar... sino en su aislamiento de la comunidad |
de adultos». |
La primera comunidad de
adultos es la familia; las demás comunidades que |
puedan crearse tratarán de
parecérsele y de complementarla, pero en vano |
podrán substituirla. La
crisis siempre está en la familia, o porque ella misma, |
inmatura, es incapaz, o
porque, perezosa, delega en otros lo que forma parte |
de su primera
responsabilidad respecto a los hijos. ¿Qué hijos pueden salir de |
la ignorancia de los
padres, o del egoísmo perezoso y comodón, incluso pres- |
cindiendo de las
exigencias sobrenaturales de la fe? A este propósito escribía, |
hace poco, en una revista
española, el profesor Lee Thayer, de la Universidad |
de Iowa: «necesitamos una
licencia especial para conducir, pero no para la |
maternidad, aun cuando
sabemos que las madres producen infinitamente más |
daño que los automóviles»;
madres y padres, naturalmente cuando ellos mismos |
no saben educar. |
Paternidad responsable |
Es claro que, en
cristiano, cuando se hable de "paternidad responsable" se |
debe entender,
principalmente, en esa capacidad de transmitir la práctica de la |
fe a los hijos... aunque
la mayoría se limiten a sacarle aplicaciones respecto a |
la regulación de
nacimientos. |
La responsabilidad de los
padres cristianos está en esta capacidad y voluntad |
de transmisión que
inútilmente se puede esperar si, comenzando por ellos, |
carecen ya de fe viva, más
allá de un conjunto borroso, elemental (por no decir |
infantil), por debajo del
nivel de los demás conocimientos (incluso, con frecuen- |
cia, cuando se trata de
personas cultivadas intelectualmente en campos profa- |
nos), aglomerando una real
ignorancia, disimulada, por complejo, con críticas |
tópicas y altivas que no
cumplen con otra misión que la de aplazar el problema |
íntimo, sepultado, de una
conciencia necesitada de sinceridad, o de más since- |
ridad. Esa sinceridad que
ha de ser el principio de la encarnación de la fe en |
la vida. |
Porque la fe plena no
consiste en "tener por verdaderas" las afirmaciones |
de la revelación, sino que
afecta al proyecto total y al sentido profundo del |
hombre en lo que respecta
a su plenitud y sobrenatural liberación. Tampoco es |
la fe, dice Floristán, una
ética o un tener que guardar" unas normas o precep- |
tos asimilados
frecuentemente a unos comportamientos morales; sino que es |
5 (97) |
una aceptación personal,
libre y profundamente comprometedora del Dios de |
Jesucristo en la Iglesia.
El creyente cristiano se adhiere a la persona de Jesucris- |
to, cuyo ser y actuar lo
descubre en la comunidad cristiana, donde el Evangelio |
adquiere contornos
humanos. |
La fe cristiana así basada
en Jesucristo se articula en contenidos que no son |
verdades científicas
aceptadas por las facultades intelectuales, sino sucesos |
mediante los cuales Dios
actúa, salva y libera al hombre. No es un saber que |
se acepta, sino una praxis
liberadora de uno mismo y para sí mismo, mediante |
la comprensión de Cristo,
verdad operativa total, que le orienta plenamente |
hacia el Reino de la
totalidad del mundo y de la plenitud del hombre, a saber: |
el reino de la libertad. |
Depurados del sociologismo
religioso a que nos ha inducido fatalmente la |
pervivencia de la idea de
"cristiandad", y purificados de falsos mesianismos, |
aunque recogiendo los
deseos universales de bondad y de justicia, sería posible, |
a partir precisamente del
Evangelio, ofrecer a la juventud un ideal y una vida |
verdaderamente hermosa,
como proyecto de un hombre y de un mundo nuevo |
según Dios. Solamente se
harían atrás los "ricos" según el mundo, los codiciosos |
de seguridades egoístas;
los que tímida o cautamente se acercan, sin tocarlo, al |
Evangelio, para ver qué es
eso de la "otra vida", porque sienten tanta codicia |
por la presente... que
quisieran dos. No, el Evangelio no puede ser comprendido |
por esos. El Evangelio es
de una sola vida, que comienza ahora ―¡eso es lo |
comprometedor!―,
aquí, pero que no acaba aquí, porque es grande, total. |
CUANDO se piensa en la
juventud, se piensa ante todo en el cuer- |
po. Por varias razones: en
primer lugar, el alma tiene un frescor |
más prolongado, que a
veces llega a ornar la vejez de la persona; en |
segundo lugar, el alma es
más perfecta en cierto momento de la |
madurez que en la
juventud. Sobre todo, el espíritu ―inteligencia y |
voluntad― es, sin
duda, más vigoroso en la plena cima de la vida que |
Ha en su etapa
ascensional... Lo admirable del mozo es su exterior; lo |
admirable del hombre hecho
es su intimidad: Dice Ortega y Gasset. |
Y añade: Desde un punto de
vista más general tiene sentido decir que |
la vida no es sino
juventud, o que en la juventud culmina la vida, o |
que vivir es ser joven, y
lo demás es desvivir. |
Tal vez, pensando en eso
mismo, un anciano famoso de nuestros días, |
Pablo Picasso, ha podido
decir: Hace falta vivir mucho tiempo para |
llegar a ser joven. |
Los creyentes sabemos que
la eternidad es la juventud de Dios. |
6 (98) |
Calificativos |
El P. José María
Díez-Alegría, S. J.. profesor |
de la Universidad
Gregoriana de Roma, publica- |
ba "unas reflexiones
teológicas ajenas a la polé- |
mica política", en la
excelente revista MUNDO |
SOCIAL, de los Padres
Jesuitas, sobre la opor- |
tunidad del calificativo
"cristiano" aplicado a |
partidos o movimientos
políticos. Reproducimos |
los siguientes párrafos. |
UN día dijo Jesús: «Dad al
César lo que es del César y a Dios lo que es de |
Dios». Fue una palabra
dicha por él para salir al encuentro de una |
añagaza. Pero la palabra
es profunda y fue revolucionaria, dentro de la |
mentalidad ―judía y
grecorromana― de la época. Esto lo confirma el estupor |
que produjo en los
oyentes. |
La palabra de Jesús
significa que Dios no se confunde con ningún César. |
Ninguno puede decir: «yo
soy el César de Dios»... |
El cristianismo es
profecía y no política de hombres y partidos. No puede |
haber un partido político
ni un movimiento cristiano. |
Modernamente se ha llegado
a una cierta clarificación con decir que las |
democracias
cristianas" no son partidos confesionales, sino partidos simple- |
mente de inspiración
cristiana. Pero tampoco esta fórmula deja de suscitar |
equívocos. |
Por una parte, hay que
afirmar con fuerza, contra los que quieren mante- |
ner un concepto de
cristianismo que no tiene nada que ver con los problemas |
sociopolíticos, que el
cristianismo es una religión de amor y justicia. De aquí |
que el cristianismo, si es
genuino, inspira al creyente en su toma de conciencia |
frente al problema
político. |
Pero, por otra parte, la
inspiración cristiana es demasiado radical para |
poder considerarla como un
principio propiamente político. |
La inspiración cristiana
consiste en el amor al prójimo como a sí mismo, |
en la liberación de la
codicia y del egoísmo, en el respeto de la dignidad del |
prójimo como persona, en
la oposición a la opresión de los débiles, es decir, en |
el sentido bíblico de la
justicia. |
Estos principios, en el
cristianismo, no son principios doctrinales, ni mucho |
menos políticos, son
principios proféticos, para ser vividos personalmente. Que |
un cristiano viva esos
principios, al menos de algún modo, seriamente; y luego |
ya veremos lo que hace en
política. Dejémosle. No queramos crearle un nido |
7 (99) |
político cristiano, que
serviría para ahogar el impulso profético (en su posible |
proyección política) y
quizá para cubrir con la etiqueta de cristiano algo dema- |
siado "humano",
en el sentido peyorativo del término. |
En una época en que los
católicos mayoritariamente querían identificar el |
cristianismo con políticas
autoritarias, clasistas y opresivas del pueblo, mino- |
rías clarividentes de
católicos crearon los movimientos de "democracia cristia- |
na", reivindicando
para el cristiano la libertad de estar políticamente contra el |
absolutismo opresor. Esto
era justo y el nombre podía tener una oportunidad |
histórica. Hoy las
circunstancias son diversas y el nombre de democracia cris- |
tiana" se hace cada
vez más equivoco. |
TODA LA VERDAD SOBRE LA
IGLESIA |
en |
vida nueva |
Semana tras semana un
grupo de sacerdotes y seglares nos aso- |
mamos a ese ancho mundo
religioso para ofrecer a nuestros lectores |
ese latido vivo de Dios a
la historia. Nuestro grupo no es de derechas |
ni de izquierdas, ni
depende de nadie ―aunque, como es lógico, escuche |
sobre todas las voces la
jerárquica― ni se dirige contra nadie. Trata |
simplemente de servir a la
verdad, entendida como una verdad viva. |
A la Iglesia, entendida
como una Iglesia en movimiento, fiel al Concilio |
y su renovación. |
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LA SUPRESIÓN |
DE LAS SOLEMNIDADES |
EN LA COMUNIÓN |
EN Francia existe todavía
la costumbre de celebrar, además de la primera |
comunión de los niños en
edad temprana, la de repetirla en edad de doce |
años, cuando parece que se
es más responsable y, previa una catequiza- |
ción más o menos
sistematizada, los niños acceden a una llamada "comunión |
solemne" completada
con la renovación de las promesas del bautismo. En |
realidad se trata de una
división en dos, de la ceremonia de comulgar de los |
niños, al anticipar a
siete u ocho años la primera comunión y reservar para |
una mayor madurez el acto
de la renovación de las promesas bautismales. De |
todos modos, no ha
demostrado siempre ser del todo eficaz el sistema, o así lo |
ha parecido,
recientemente, en una población del Pas-de-Calais, donde los |
sacerdotes han decidido
suprimir tales solemnidades, al estimar que servían |
más bien para marcar el
cese de la práctica religiosa y del interés por el cultivo |
posterior de la fe, porque
«los que habían alcanzado la comunión solemne ya |
eran cristianos completos,
hasta que se casaran»... y volvieran a acercarse a |
comulgar, si alguna fe les
quedaba. Han juzgado que, al suprimir la solemnidad, |
queda más libre el fiel,
que no dejará de frecuentar la eucaristía si pertenece a |
una familia creyente, y lo
hará libre de convencionalismos y de ostentaciones |
sociales que, en realidad,
distraen a niños y a mayores del verdadero significado |
de la celebración
eucarística en la que se dice participar. |
Uno de los sacerdotes
responsables de tal decisión decía que, mientras tantas |
personas afirman, como
tópico, que el día de la comunión solemne es «el más |
bello de la vida, para
ellos, los sacerdotes, era el más triste del ano», debido a |
la mundialización en que,
generalmente, ha decaído la fiesta de las primeras |
comuniones. |
Ni que decir que no han
faltado las protestas de los ultra-conservadores que |
han intentado calificar de
infidelidad el acuerdo puesto en práctica precisamente |
este año; es el revivir de
la mentalidad "guerrillera" y reaccionaria cerrada a |
toda renovación fundada en
la sinceridad y la libertad, y demasiado preocupada |
por las apariencias y las
fastuosidades, entre las cuales la religión constituye un |
capítulo y una
conveniencia más. Pero no parece que consigan restaurar lo ya |
suprimido. El criterio de
que se ha de purificar de ostentaciones y de mundi- |
alización un acto tan
santo como el de comulgar, se impone en todas partes. Lo |
9 (101) |
mismo que ocurre entre
nosotros, donde los padres más conscientes y sinceros |
con la fe que desean para
sus hijos, ya les enseñan ―y debe ser lo normal―, |
acudir a la celebración de
la Eucaristía y participar en ella con sencillez, a |
partir precisamente de la
primera vez que se acercan a recibir al Señor. Para |
ello sobran disfraces
blancos o uniformes extravagantes, sobran banquetes, |
sobran invitaciones de
vida social, sobran regalos y ostentaciones vanidosas, |
sobran gastos
―forzados o no― que mantengan la comercialización escandalosa, |
aunque tontamente
admitida, en que ha degenerado un acto sencillo y espiritual. |
Los que para lograr que el
día de la comunión resulte el "más feliz", necesiten |
de tal embotamiento, vale
más que no comulguen, que reflexionen y que espe- |
ren y, cuando con más
pureza y sencillez se sientan capaces del gozo del Señor, |
se acerquen con sus hijos
a recibirle, sin empanar de mundanidad el abrazo |
que quieren dar a Cristo. |
Allí donde todavía los
hitos cristianos de la vida familiar deban constituir |
el contenido de las
"notas de sociedad" o el pretexto para vanidades, osten- |
taciones o
sentimentalismos de ocasión, tanto más exagerados cuanto menos |
continuidad y coherencia
exista con la verdadera vida de fe personal, familiar |
y social, es que todavía
existe un cristianismo ―si existe...― en pleno subde- |
sarrollo, capaz de dar el
barniz de apariencias solamente, de lo que se exagera |
y desvirtúa, tanto si es
por ignorancia como por presunción. |
La "herejía de la
tradición" |
En nombre de la tradición
o del pasado, se invocan |
sistemas, prácticas, modos
de hacer y de proceder en |
uso en la Iglesia en otras
circunstancias de tiempo y de |
lugar. Pero es la misma
Iglesia la que, pudiendo cam- |
biarlas, las cambió,
pudiendo retocarlas, las retoca y |
pone al día aquellas cosas
que no afectan al depósito |
de la fe inmutable, del
cual es custodio la jerarquía. |
No se puede aceptar que,
para defender el depósito de |
la fe, se ataque con
descaro a aquellos que son sus |
custodios. Y ocurre que a
título de la tradición y con |
pretexto de ortodoxia, se
está organizando una iglesia |
paralela, pero de sentido
contrario a la verdadera |
Iglesia de Cristo, la que
Él encargó al gobierno del |
Papa y de los obispos en
comunión con El. |
JOSÉ PONT Y GOL, Arzob. de
Tarragona. |
10 (102) |
Congresos eucarísticos |
«El Evangelio no puede
quedar |
en la doctrina muerta |
de un convencionalismo
social» |
LO que en otras épocas ha
podido parecer justificado, no lo parece tanto en |
la actualidad, y son
muchos los que dudan de la conveniencia de que |
sean repetidas antiguas
conmemoraciones multitudinarias turístico, |
piadosas y, más
concretamente, de que fuese oportuna la reciente celebración |
del Congreso Eucarístico
Nacional, de Valencia. En realidad, al margen de lo |
que personalmente cada
cual pueda pensar, lo cierto es que esta celebración, |
apenas terminada, se ha
caracterizado por la ausencia de sacerdotes. Es com- |
prensible que ante la duda
de que pudiera ser salvada la significación cristiana |
de las circunstancias del
Congreso, la inhibición y hasta la contestación ―como |
ahora se dice― hayan
sido las notas acompañantes y verdaderamente significa- |
tivas de su celebración.
Inhibición y contestación por parte de aquéllos que han |
creído que actos como éste
se prestan, con demasiada facilidad, a interpretacio- |
nes temporalistas y
triunfalistas sin acuerdo posible con los principios del |
Evangelio ―«Dios no
está aquí»― y que se convierten, en vez de significacio- |
nes positivas de la fe y
de reflexión de su vivencia personal y social, en sig- |
nificaciones meramente
humanas que alejan a los más conscientes y confunden |
las esperanzas de quienes,
pacientemente, siguen creyendo que las palabras |
prometedoras de una
auténtica renovación, es verdad que se quieren llevar a |
la práctica. |
Parece que la misma Santa
Sede, hasta donde ha creído que podía hacerlo, |
ha querido reducir el
exceso de boato exterior, al conferir el nombre de |
"enviado
pontificio", en vez de "legado pontificio" ―como hasta
aquí era de |
costumbre en otras
celebraciones del género―, al cardenal destinado a presi- |
dirlo. Y el propio
cardenal Tabera, apenas llegado, se apresuraba a decir en |
su discurso que, por
encima de lo espectacular, el Congreso había de «ir en |
busca de realidades
auténticas, de auténticos mensajes y de auténticos compro- |
misos de vida». |
Pero lo espectacular es
inevitable, y es el único mensaje que llega a los más |
sencillos que, también
inevitablemente, persisten en la confusión que tienen |
respecto al significado de
la Iglesia en nuestra sociedad. |
11 (103) |
Ellos no acuden ni tienen
noticia del contenido de las sesiones de estudio |
que suelen acompañar a
estas celebraciones, y aunque se hayan podido califi- |
car por los menos
conformistas como de excesivamente unilaterales, es innega- |
ble la profundidad y
actualidad de varias de las ponencias desarrolladas. En |
particular despertaban
expectación las que debían exponerse en el primer día |
por el Padre Bouyer, del
Oratorio, y por el Padre Alfaro, jesuita. |
El Padre Bouyer, profesor
de Teología en la Universidad de Estrasburgo, |
leyó en castellano su
conferencia sobre "La Eucaristía, centro de toda la Litur- |
gia". Partiendo de
las celebraciones de la liturgia judía, hizo un análisis de la |
celebración eucarística a
través de la tradición patrística, en la que el culto era |
contemplación y meditación
teológica. Los teólogos patrísticos eran cantores y |
contemplativos antes que
pensadores de teología, porque la «teología hecha |
culto, no es sólo discurso
lógico, sino también contemplación; pero contempla- |
ción para la vida». |
"Eucaristía y
compromiso |
en la construcción del
mundo" |
Este era el tema de la
conferencia del Padre Alfaro, profesor de la Gregoria- |
na, de Roma, quien tras
una amplia exposición de lo que entraña teológicamente |
la Eucaristía en el mundo,
dijo: «El sentido último del mundo es ser para el hom- |
bre, valor supremo para el
que Dios ha creado el mundo y lo ha puesto en manos |
del hombre. Pero el hombre
y el mundo han sido creados por Dios y redimidos |
por Cristo y ésta es la
relación de la Iglesia con el hombre y con el mundo ante |
Dios. Cristo ha dado un
sentido nuevo al mundo, por eso la presencia de la |
Iglesia en el mundo supone
una exigencia evangelizadora. Y el Evangelio no |
puede ser la rutina muerta
de un convencionalismo social de tantos cristianos |
de nombre que confiesan su
fe en Cristo y se olvidan de proclamarlo ante la |
sociedad, violando los
derechos del prójimo, explotando a los débiles, negando |
el derecho a la libertad.
La situación actual de progreso científico está explotada |
por el egoísmo, y se ha
aplicado al belicismo, dando origen a un desnivel |
económico entre pueblos
desarrollados y subdesarrollados. Este Evangelio es el |
que el mundo exige de
nosotros como prueba de nuestro cristianismo, que debe |
parecer a aquél que tenía
sabor cristiano del Pan repartido». |
¿Cómo debe ser la
predicación? |
La predicación, siempre
más necesaria y también más difícil, a causa de esa |
larga costumbre de verla
como un complemento, cuando no como un adorno... |
o un añadido innecesario a
la celebración de la liturgia. La vulgaridad espiritual |
de los
"cumplidores" dominicales y festivos, perseverantes de las misas
recor- |
tadas, a las que
"van" o "están", sin más participación que la mínima de |
aceptar una disciplina o
soportar una costumbre entre las menos difíciles de |
una religiosidad tomada
como moral, ha sido siempre contraria a la predicación, |
12 (104) |
o por lo menos crítica. Se
soporta, a lo más, que se recuerden las diatribas de |
los profetas y las
urgencias del mismo Evangelio, pero con referencia a tiempos |
muy pasados o lugares muy
lejanos, como un recuerdo histórico y sentimental, |
de adhesión a un Cristo
pretérito y a un Evangelio ya sobradamente cumplido |
en él, sin necesidad de
más aplicación actual que las del sentimiento interior o |
de una moral individual,
lo más imprecisa posible. Para lo externo basta un |
folklore religioso y
espectacular, sin más... No puede negarse que asistimos a |
una fase crítica en la que
nos estamos purificando, a veces dolorosamente, de |
tantas superficialidades
que han adulterado y que todavía retrasan la prepara- |
ción del Reino de Dios.
"Dios no está allí donde esta adulteración persista, a |
pesar de todos los signos
externos que pudieran confundirnos para creer lo |
contrario. |
El Padre Roguet, dominico,
profesor del Instituto Superior de Liturgia de |
París habló de la relación
entre palabra y Eucaristía. «La predicación litúrgica, |
dijo, debe ser una llamada
a la conversión y al compromiso. No debe, pues, |
volar en la región etérea
de los principios. Ella puede muy bien, sin decaer, |
llamar al compromiso
político en el sentido más noble, y también en el más |
concreto del término: no
para una lucha de partidos, sino para la construcción |
de un mundo más justo». |
Comulgar, vivir |
No tratamos, en estas
líneas, de dar una antología de todas las ponencias |
del Congreso. Solamente
queríamos indicar que, en lo doctrinal ―lo publicita- |
riamente menos relevante,
pero en realidad lo más o lo único constructivo―, a |
pesar de la ambigüedad
aludida por los más exigentes, no se ha perdido el |
tiempo. Unas palabras de
Mons. Suquía, obispo de Málaga, fueron, al final del |
día 27, como una divisa,
cuando dijo en su ponencia: «El pueblo primitivo veía |
con simpatía, no a los que
comulgaban, sino la conducta de los que comulgaban. |
Si la liturgia se siente
alienante hoy se debe a que no hemos sabido estimu- |
larla con una dimensión
fraternal y social». |
LAUS |
no se publica durante los
meses |
de JULIO, AGOSTO y
SEPTIEMBRE. |
Reaparecerá el mes de
OCTUBRE. |
13 (105) |
¿Dilema |
o síntesis? |
UNA parte que pertenece a
la substancia de la misión de la Iglesia, es la de |
«iluminar el orden
temporal y la de ser acicale hacia la justicia». Si la |
Iglesia traicionara su
misión, no solamente se perjudicaría a sí misma, |
sino también al bien común
de la sociedad. La doctrina pontificia es |
abundante a este respecto.
En el caso concreto de España, decía la revista VIDA |
NUEVA, en su número 835,
del 3 de junio: La Iglesia española se encuentra, |
evidentemente, entre dos
tentaciones... Tras muchos años de confinamiento en |
una pastoral predominante
o puramente espiritualista, la reacción ha llevado a |
muchos a no ver otra
acción pastoral que la marcada por el sello político-social. |
La contra reacción de
muchos ambientes eclesiales y de no pocos ambientes |
políticos ha sido el afán
por reconducir la pastoral a lo puramente espiritua- |
lista. |
Sólo como un fenómeno de
contra reacción puede interpretarse la campana |
de ciertos medios contra
posturas tan objetivamente moderadas en su conjunto |
como pueden ser las
conclusiones de la Asamblea Conjunta, contra documentos |
como el de los obispos en
torno a problemas sindicales e incluso frente a ciertos |
textos pontificios. |
Y el P. Fernando
Sebastián, claretiano, Rector Magnífico de la Universidad |
Pontificia de Salamanca,
también ha escrito: La creciente tendencia a poner la |
eficacia de la fe en la
lucha social, tiene que entenderse como un intento de los |
creyentes para hacer
presente ante el mundo la credibilidad de la fe. Puede ser |
que en algunos grupos de
cristianos haya como una polarización hacia el |
compromiso social. ¿Por
qué cuando se habla de vivir la fe comprometida, el |
compromiso de la fe se
entiende casi exclusivamente como una participación |
en la lucha social? Quizá
estamos viviendo la adolescencia de nuestro desarrollo |
político como cristianos. |
Lo que sí es absolutamente
claro, y creo que tenemos que defender en estos |
momentos con absoluta
intransigencia, es el derecho y la obligación de la Iglesia |
a anunciar y vivir la fe
teniendo muy en cuenta los aspectos seculares de su |
expresión y de su
exigencia. No es posible vivir fielmente la fe ni anunciarla |
decorosamente, sin
descubrir las exigencias del amor fraterno en las institucio- |
nes y acontecimientos
reales de la vida social. |
Preconizar un cristianismo
indiferente a las realidades sociales, si es para |
vivirlo, me parece un
sutil fariseísmo, y si es para exigirlo, me parece una |
persecución de guante
blanco. Imponer hoy a la Iglesia el silencio sobre las |
realidades temporales,
reducirla al culto y al folklore religioso, es obligarla a |
perderse en el irrealismo,
no permitirle iluminar las conciencias de sus miem- |
bros, no dejarla aparecer
como algo serio ante los hombres. |
14 (106) |
Hay que rescatar a la
Virgen |
que ha sido
"secuestrada" |
por la ideología burguesa |
Entrevista de María Luisa
Bouvard a |
José M. González Ruiz,
publicada en el |
número 833 de VIDA NUEVA. |
ON José María González
Ruiz, escriturista, teólogo, se muestra complaci- |
do de conversar un rato
sobre la Virgen María. Porque cree un error |
considerar este tema, como
tantos otros, monopolio exclusivo de deter- |
minados sectores del
catolicismo. Y le gusta hablar de María. |
―Las cosas han
cambiado tanto últimamente... Con respecto a la Virgen, algunas |
personas se aferran a las
devociones tradicionales. Y los que no, no saben a qué |
acogerse. Hay un gran
desconcierto. |
―Ese desconcierto
es, sobre todo, no sólo sobre la Virgen. Estamos en un |
momento de cambio radical
de un cristianismo convencional a un cristianismo |
opcional. Concretamente,
este cristianismo convencional del que estamos |
saliendo es fruto de la
ideología burguesa del siglo XVIII. Gentes que al princi- |
pio se presentaron como
anticlericales e incluso antirreligiosos, pero que cuando |
ya estaban cerca del poder
pensaron que lo mejor era manipular e integrar la |
conciencia cristiana
(entre nosotros la conciencia católica). Y así todos los |
aspectos de la vida
religiosa fueron manipulados a favor de aquella clase o |
grupo. Claro, ahora, al
derrumbarse el cristianismo convencional y dar paso a |
un cristianismo opcional,
mucha gente no se da cuenta de que lo que hay que |
abandonar no es el
contenido, sino la manipulación. Por consiguiente, una de |
las cosas fundamentales
que hay que hacer es rescatar de esa ideología burguesa |
la cantidad de cosas
secuestradas. Y precisamente aparece como uno de los |
secuestros más importantes
la mariología. Entre los objetos de nuestra fe han |
sido secuestrados la
Virgen, la Eucaristía mucho, y ciertas devociones, como el |
Corazón de Jesús. Si uno
sigue siendo cristiano, católico, lo que tiene que hacer |
es rescatar del secuestro
todo eso, pero no dejarle al enemigo el contenido. |
La devoción mariana es
lucha |
―¿Qué significa la
Virgen en este momento actual de la Iglesia? |
―La Virgen es la
autora del Magníficat, un himno revolucionario, subversivo, |
porque dice que Dios ha
derrocado de sus tronos a los poderosos y ha ensalzado |
a los humildes. Y San
Lucas, que presenta a la Virgen en las comunidades |
primitivas como elemento
esencial de la atención de los fieles, lo hace precisa- |
15 (107) |
mente así, como autora del
Magníficat. La Virgen es también el símbolo del |
conflicto. El cristianismo
es esencialmente un conflicto. La profecía de Simeón: |
una espada atravesará tu
alma, Cristo será una bandera discutida. O sea, una |
devoción a la Virgen que
no implique una lucha decidida, una proclamación de |
las desigualdades que
existen en el mundo, una lucha para que los poderosos |
bajen del trono y los de
abajo suban, una devoción a la Virgen que no implique |
la aceptación total del
necesario conflicto del cristianismo, realmente no tiene |
sentido. Que es lo que ha
querido hacer la ideología burguesa de la devoción |
mariana, la evasión, una
especie de droga celestial. Para mí éste es el gran sacri- |
legio; porque la devoción
mariana se ha convertido en una droga celestial. |
―¿Cómo podría
traducirse todo eso a la vida práctica? |
―Lo que estoy
diciendo es muy práctico, es tremendamente práctico. El |
recuerdo de la Virgen en
esta actualización de la economía de la salvación sig- |
nifica todo esto y hay que
hacer de ello algo fundamental. Todas las fiestas de la |
Virgen y todo el recuerdo
del pueblo cristiano tiene que ir cargado de esto. Y |
concretamente alguien lo
ha hecho ya. Estoy recordando el poema del obispo |
español misionero en
Brasil, Casaldáliga, "Romance Guadalupano". |
«Señora de Guadalupe, |
patrona de estas Américas: |
por todos los indiecitos |
que viven muriendo, ruega. |
¡Y ruega gritando, Madre! |
La sangre que se subleva |
es la sangre de tu Hijo |
derramada en esta tierra |
a cañonazos de injusticia |
y en la cruz de la
miseria. |
¡Ya basta de procesiones |
mientras se caen las
piernas! |
Mientras nos falten
pinochas |
¡te sobran todas las
velas! |
Ponte la mano en la cara |
―carne de india
morena― |
¡la tienes llena de
esputos, |
de mocos y de vergüenza! |
¡La justicia y el amor!: |
ni la paz ni la violencia. |
Señora de Guadalupe: |
por aquellas rosas nuevas, |
por esas armas quemadas, |
por los muertos a la
espera, |
por tantos vivos muriendo, |
salva a tu América!». |
―Esto me parece a
mí― prosigue, un ejemplo espléndido. En vez de luchar |
directamente contra todas
estas perversiones religiosas en el aspecto mariano, |
empecemos ya a ir
sustituyendo. Hay dos maneras de borrar una cinta magneto- |
fónica: una, borrándola y
otra grabando encima. Y eso es lo que le falta a la |
llamada izquierda
eclesial. |
Sustituir el sentido |
―Si las
tradicionales devociones marianas no tienen demasiado sentido, |
habría que sustituirlas
por otras. ¿Cuáles? |
―Más que sustituir
unas devociones por otras, es sustituir el sentido, que |
dejen de ser drogas. Yo no
tengo ningún inconveniente en que la gente rece el |
rosario. Lo que no me
parece bien es la absolutización de eso, como se ha hecho |
hasta ahora, como si fuera
una especie de avasallamiento de las conciencias. Yo |
16 (108) |
Magníficat |
PROCLAMA mi alma la
grandeza del Señor, |
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador |
porque ha mirado la
humillación de su esclava. |
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones. I |
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mi: |
su nombre es santo. |
Y su misericordia llega a
sus fieles |
de generación en
generación. |
Él hace proezas con su
brazo: |
dispersa a los soberbios
de corazón, |
derriba del trono a los
poderosos |
y enaltece a los humildes, |
a los hambrientos los
colma de bienes |
ya los ricos los despide
vacíos. |
Auxilia a Israel, su
siervo, |
acordándose de la
misericordia, |
como lo había prometido a
nuestros padres, |
en favor de Abrahán y su
descendencia para siempre. |
Lucas 1, 46-51 |
puedo recor- |
dar una cosa |
que ocurrió en |
la guerra civil |
española, en |
una familia de |
Andalucía. Un |
chico de diez y |
siete años va al |
frente y escri- |
be a su madre, |
que estaba muy |
preocupada: |
«Mamá, no te |
preocupes por- |
que yo no mue- |
ro. En primer |
lugar porque |
tengo el esca- |
pulario de la |
Virgen, pero |
sobre todo yo |
he hecho los |
nueve primeros viernes de
mes. Y como el que ha hecho los nueve primeros |
viernes de mes no muere en
pecado, yo estoy en pecado hasta que acabe la gue- |
rra». Era puramente
lógico. Esto es lo que hay que evitar, naturalmente. O sea, |
más que las devociones,
que pueden tener un sentido u otro, es el significado. |
A mí, si en un momento
dado, en una lucha liberadora, un grupo de cristianos |
reza el rosario en un
campamento por la noche, me parece estupendo. Porque |
es un rosario que tiene un
sentido liberador, no sacralizador de la opresión, |
sino animador de una lucha
de liberación. |
―¿Qué opina usted
sobre la imitación de las virtudes de la Virgen? |
―Pues lo que he
dicho antes. Su virtud fundamental fue proclamar; Ella es la |
autora del Magníficat. Es
lo único que los evangelios nos dicen que Ella dijo. |
―Pero
tradicionalmente se han propuesto como modelo de imitación, una serie |
de virtudes (humildad,
pureza, sencillez, espíritu de aceptación, de sacrificio, etc.) |
que se han aplicado en
grado sumo a la Virgen. |
―Esto es un abuso en
general. Hemos hecho una moral o una ascética a nues- |
tra medida y después la
hemos aplicado a aquellos símbolos o personas sagradas |
que nos parecía que debían
ser modelo, pero esto no es específico del problema |
mariano. A Dios le hemos
remodelado a nuestro gusto y así se llega por ejemplo |
a la Teología de la muerte
de Dios, de los norteamericanos, que es hacer de |
Dios un cadáver muy
bonito, muy bien embalsamado, para que sea objeto de |
adoración, pero que no nos
traiga sorpresas. Si lo fundamental en el dogma |
mariano es que la Virgen
es corredentora, la que va al lado de Cristo, su segun- |
17 (109) |
da de a bordo, por así
decirlo, en la economía de la salvación, las consecuen- |
cias son claras. ¿Qué es
la economía de la salvación? Es la búsqueda de un más |
allá del individuo y un
más allá de la historia pero a través de una liberación |
en el más acá. Por
consiguiente, mi recuerdo de la Virgen tiene que estar en |
función de esto, porque si
no sería una visión herética. Cuando yo veo una de- |
voción mariana que sirva
de droga, de sacralización de opresiones, de explota- |
ciones, de ingenuidades me
estoy dando cuenta de que ha sido secuestrada. |
Poco sentido religioso |
―La figura de la
Virgen, me parece a mí, cuando más se ha ido desplazando, |
olvidando, es cuando más
se ha buscado a Cristo como salvador, como redentor y |
se ha tratado de instaurar
el reino de Cristo en la tierra. |
―Lo que está cayendo
es todo un secuestro. No se puede plantear el problema |
de la Virgen únicamente,
sino que es toda la economía de la salvación. Se ha |
entendido la salvación del
alma como una cosa evasiva, algo que tranquilizaba |
el orden, o el desorden
establecido (porque hasta ahora no se ha establecido |
ningún orden en la vida).
Se ha sacralizado y fijado eso y así la mariología ha |
tenido a veces un aspecto
incluso sacrílego. Yo soy andaluz y no puedo dejar de |
reconocer que en muchos
casos la devoción mariana en Andalucía tiene rasgos, |
no sólo folklóricos, sino
sacrílegos, no conscientes, pero objetivamente sí. El |
desahogo del pueblo cuando
la Macarena entra en el templo por la mañana o la |
Virgen del Rocío en el
monte o tantas otras tiene mucho de desahogo de repre- |
sión. Los piropos que le
dicen a la Virgen, imágenes preciosas, bellísimas... Eso |
no tiene sentido religioso
apenas. Eso lo tenemos que denunciar. Decir que se |
enfría la devoción mariana
porque se corrija eso, yo no lo diría; intentaría darle |
un contenido. Y la única
manera es corregir ese falso cristianismo y entonces |
automáticamente también se
corregirá la devoción mariana; no sabemos cómo, |
porque estamos empezando,
pero sí me parecería falso y no revolucionario el no |
intentar rescatar, entre
otras cosas, la devoción mariana secuestrada por la ideo- |
logía burguesa, que ahora
insiste mucho en la posesión de esos valores, aun |
cuando deformados, para
achacar a los grupos de renovación, incluso a la |
misma Iglesia oficial, que
no son católicos. |
―El Concilio habla
de los deberes de los cristianos hacia la Virgen. ¿Cuáles |
serían esos deberes? |
―Pues lo mismo.
Habrá que desmontar, eso sí, tanto folklore. Porque cuando |
hablamos de devoción
mariana ¿de qué hablamos? De folklore. En un 95 por |
ciento, la devoción
mariana es folklore; y en el otro cinco por ciento algo impor- |
tante habrá que rescatar.
Porque en nuestro pueblo ha habido sectores que no |
se han dejado secuestrar.
Todo esto se va acabando en la medida en que el |
cristianismo convencional
va dejando de serlo para pasar a un cristianismo |
opcional. Y estamos en ese
momento. |
―Entonces tendrá que
irse elaborando poco a poco la mariología. |
―No. La mariología
está elaborada y es sencilla. No creo que tenga que |
cambiar nada; me parece
muy bien. |
―Las devociones del
pueblo, sí. |
―Sí. Pero tenemos
que tener cuidado ―para mí es importante esto― no de- |
jarnos arrebatar algo que
debemos poner al día. Incluso ciertas manifestaciones |
18 (110) |
públicas en un pueblo
determinado. Lo que hace Casaldáliga. La gente seguirá |
yendo a Guadalupe ¡cómo
no! Pues darle a eso el sentido que tiene que tener. |
La Virgen, la consoladora
de los afligidos, la Madre de los oprimidos... eso tiene |
un sentido, sobre todo a
partir del evangelio de San Lucas, que es de donde parte, |
por así decirlo, toda la
reflexión que nosotros sepamos que hacen los primitivos |
cristianos sobre el
significado de la Virgen en la historia de la salvación. |
Proyecto de salvación |
―Pero de la Virgen
no sabemos casi nada. El Evangelio de San Lucas se refiere, |
sobre todo, a la infancia
de Jesús. |
―Todo evangelio es
la reflexión que hace una comunidad. El evangelio no lo |
escribió un señor, refleja
las preocupaciones de una comunidad y está montado. |
Yo había seguido la
opinión ―tengo en prensa un comentario―, de que el evan- |
gelio de San Marcos era
tremendamente primitivo, de alrededor del año 50, y de |
una comunidad de Cesárea.
Ahora, con el descubrimiento de los papiros hecho |
por el padre O' Callaghan
se confirma. El evangelio de San Lucas es también |
muy primitivo, aunque
posterior; puede llegar al año 60 y pico, pero no más. Y, |
corresponde a comunidades,
porque San Lucas era muy viajero y visitador de co- |
munidades paulinas. Y si a
San Lucas se le ocurre presentar la figura de María |
en ese sentido es porque
eso preocupaba. En las comunidades fundadas por San |
Pablo se pensaba en María
todos los primeros capítulos de San Lucas, como |
una persona escogida
―el ángel―. En eso habrá un montaje. No sabemos hasta |
qué punto corresponde a un
reportaje, ni me interesa; incluso, cuanto menos re- |
portaje sea más me
interesa, porque indica la fe de la comunidad. Es la comu- |
nidad la que en su
reflexión sobre los datos que tuviera de María, la considera |
importante. A Jesús se le
presenta, como a todos los héroes en el Antiguo Testa- |
mento, como un proyecto de
Dios, que no era una casualidad. Por consiguiente, el |
meter ahí a María, y
además como protagonista, indica que, según creían aque- |
llas comunidades
primitivas, María formaba parte del proyecto de salvación. |
Y aparece como autora del
Magníficat, que a lo mejor lo invento San Lucas o la |
gente, además era un himno
bíblico. Lo interesante era que ellos se lo atribuyeran |
a la Virgen. Ellos veían a
la Virgen como protagonista de un proyecto de salva- |
ción, que es un proceso de
liberación también, no solamente un proceso de |
salvación del más allá. El
evangelio de San Lucas es tremendamente inmediato. |
Es el evangelio de las
bienaventuranzas y de las malaventuranzas: es el evange- |
lio que podemos llamar
social. Y ahí aparece María formando parte del proyecto |
de Dios con respecto a
Cristo salvador, pero salvador inmediato. Por consiguien- |
te para ellos significaba
un símbolo y un estímulo. Y después la conciencia cris- |
tiana a través de los
siglos ha seguido más o menos partiendo de ahí. Para noso- |
tros es el punto de
partida fundamental. Y claro, la Virgen es el consuelo de los |
afligidos, la Madre de los
desheredados. Eso, aplicado a hoy, significa que la |
devoción mariana debía ser
estímulo a los oprimidos para salir de su opresión. |
Una de las advocaciones
que habría que añadir a la letanía es "Madre de los |
oprimidos",
"Madre de los explotados", no de los explotadores ni de los opre- |
sores. Naturalmente esto
costará trabajo, pero creo que es lo que tiene sentido |
y lo que va en la línea de
lo que es redención, salvación, liberación. |
19 (111) |
HORARIO DE MISAS |
JULIO - AGOSTO -
SEPTIEMBRE |
DOMINGOS Y DÍAS FESTIVOS: |
10 y ll de la mañana y 8
de la tarde |
SÁBADOS Y VÍSPERAS DE
FIESTA: |
8 de la tarde |
DÍAS LABORABLES: |
7'45 de la mañana y 8 de
la tarde |
En octubre se repondrá la
misa festiva de las doce |
LAUS |
Director: P. Ramón Mas,
C.O. - Edita e imprime: Congregación del Oratorio |
Placeta de S. Felipe Neri,
1 - Apartado 182 - Albacete - D. L. AB 103/62 - 20. 6. 72. |
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