Boletín
del Oratorio de Albacete. |
Núm. 122. ABRIL. Año 1974. |
SUMARIO |
TRABAJAR por la verdad es
trabajar con la frater- |
nidad de los hombres,
había dicho Juan XXTII: Y |
ésa es la misión de la
Iglesia. Porque a ella corres- |
ponde extender el
beneficio de la Redención a todos. |
«La verdad os hará libres»
había dicho Cristo. Verdad y |
libertad, temerlas o
impedirlas sería una contradicción |
cristiana. |
CREER EN DIOS |
¡RENOVARSE... Y VIVIR! |
EL COMPROMISO |
¡CUIDADO CON LA
"RECONCILIACIÓN''! |
ESTAR INFORMADOS |
LA ACCIÓN, EXPRESIÓN
AUTÉNTICA |
DEL CRISTIANO |
CUANDO LLUEVE |
A PROPÓSITO DE LAS
ENCUESTAS |
CONTENIDO, MOTIVACIONES Y |
EXPRESIÓN DE LA FE |
1 (61) |
Creer en Dios para
liberarse del miedo y del odio |
y transformar el mundo
hacia su reino |
CREO EN DIOS, |
creador de un mundo no
terminado, |
como algo que está ahí y
así debe seguir; |
que no promulga un eterno
plan de desarrollo, |
en el que no podemos
participar. |
Creo en Dios, |
que no ha dividido a los
hombres en pobres y ricos, |
en especialistas e
ignorantes, amos y esclavos. |
CREO EN JESUCRISTO, |
que vio la situación de
este mundo |
y tomó postura ante ella. |
Le tomo por ejemplo |
y reconozco con cuánta
precaución |
nos tenemos que organizar, |
hasta qué punto nuestra
inteligencia está atrofiada, |
nuestra imaginación
empobrecida |
y nuestros esfuerzos
equivocados. |
Cada día tengo miedo |
de que El haya muerto
inútilmente, |
porque no vivimos como Él
vivió, |
porque hemos traicionado
su mensaje. |
Creo en Jesucristo, |
que resucitó para nuestra
vida, |
para que nos liberemos |
de los prejuicios y de la
presunción, |
del miedo y del odio; |
para que transformemos el
mundo hacia su reino. |
CREO EN EL ESPIRITU, |
que vino con Jesús al
mundo. |
CREO EN LA COMUNIDAD de
todos los pueblos |
y en nuestra
responsabilidad |
sobre lo que haremos en la
tierra: |
o un valle de miseria,
hambre y violencia, |
o la ciudad de Dios. |
CREO EN LA PAZ justa, |
que es posible construir, |
CREO EN UNA VIDA posible |
y con plenitud de sentido
para todos los hombres. |
y en el futuro de este
mundo de Dios. Amén. |
(Leída en la celebración
ecuménica |
de "Perskirche",
en Frankfurt) |
2 (62) |
¡Renovarse… y vivir! |
DEJEMOS lo de «renovarse o |
morir»... Un cristiano no
ha de |
tomar la renovación de la
vida, |
el esfuerzo por superarse
a fin de ser |
más fiel a su bautismo,
simplemente |
como una defensa vital.
Los cristianos |
no pretendemos abrirnos al
progreso |
de un mundo en constante
evolución, |
sólo por defendernos de la
muerte. |
Estamos en la vida más
para hacer que |
para evitar; más para
vivir que para |
no morir. |
No somos fatalistas, ni
estamos asus- |
tados. Los aldabonazos del
martillo |
del tiempo no nos
conmueven, no nos |
turban no nos acomplejan.
Son el |
ritmo y el latido del
mundo, que no |
puede parar, mientras
crece, porque |
Dios le ha dado un impulso
irrefrena- |
ble, en el que la quietud
congeladora |
del miedo o el sueño de la
pereza no |
tienen sitio. |
La vida avanza; la vida es
nueva |
cada día; la primavera
rompe en |
flor cada año. Se
amortizan invier- |
nos y tristezas,
oscuridades y dudas, |
cansancios y trabajos; sin
embargo |
amanece prometedora una
aurora de |
vida que resucita
esperanzas y las |
dilata. |
La vida es una tarea
siempre a punto |
de estrenar; siempre
estrenándose. |
Renovarse es vivir;
renovarse es en- |
trar en este día siempre
nuevo que la |
Providencia nos depara, en
el que hay |
problemas que resolver,
dificultades |
para superar y esperanzas
para realizar. |
Renovarse no es aceptar el
último |
recurso del cambio
impuesto para no |
abdicar de la existencia,
como si |
pactáramos con lo
irremediable, como |
si se cerrara toda
alternativa. Reno- |
varse no es para huir de
nada, sino |
para apostar gozosamente
todas las |
fuerzas, toda la capacidad
del ser que |
crece, se eleva y se
acerca a un ideal |
de realización, sin tiempo
para mirar |
atrás, ni para lamentar
pérdidas, ni |
para confiar en rentas,
fijo única- |
mente en la novedad que se
acerca a |
lo eterno; más nueva
cuando más lo |
supone. |
Vivimos mientras andamos.
Y vivi- |
mos —diría san Pablo— «de
lo que |
esperamos», no porque nos
llega de |
atrasos recuperados, sino
porque lo |
alcanzamos de esfuerzos
entusiasma- |
dos que la gracia de Dios
hace fe- |
cundos. |
Poco tenemos que atesorar,
que |
guardar, que proteger, que
no perder. |
No tuvimos, no tenemos, no
tendremos. |
Simplemente queremos ser,
y estrena- |
mos siempre. No fuimos;
seremos. |
Y nos renovamos para
vivir. No pen- |
samos en la muerte. La
muerte no |
existe. |
No se trata de «renovarse
o morir», |
sino de renovarse para
vivir. Solamente |
nos espera la vida. |
3 (63) |
Una buena información
sobre la Iglesia le |
ayudará a robustecer la
fe. Lea semanalmente |
VIDA NUEVA |
Pídala en librerías
católicas o, mejor, |
suscríbase solicitándola a |
P.P.C. E. Jardiel Poncela,
4 Madrid -16 |
Si prefiere una buena
revista |
católica mensual, le
recomendamos |
HECHOS Y DICHOS |
Puede encontrarla en los
quioscos mejor |
surtidos, o pedirla al |
Apartado 243 Zaragoza |
o bien a |
Pablo Aranda, 3 |
Madrid-6 |
4 (64) |
jóvenes: |
El compromiso |
UNA REVISTA mallorquina,
"Lluc", se refería, hace muy poco, a un |
estudio sociológico
humano-religioso, llevado a cabo en aquella diócesis, |
para descubrir el grado de
la fe-creencia y fe-vivencia, entre la juventud, |
y poder apreciar el
desnivel entre ambas. |
No pormenorizaremos las
cifras todas y las respuestas a cada una de las |
cuestiones planteadas en
el estudio-encuesta. Puede darnos una idea de la |
calidad personal de la
muestra interrogada, si tenemos en cuenta que la mitad |
de las respuestas procedía
de estudiantes y la otra mitad de trabajadores, si |
bien un cincuenta por
ciento de éstos (y éstas) además de dedicarse a su profe- |
sión también estudiaban en
vistas a una promoción mejor. |
Valores y actitudes |
Pero ¿sobre qué valores
humanos y desde cuáles actitudes fundamentales |
se obtenían las
respuestas? El resultado sobre los valores humanos preferidos, |
en una lista presentada,
daba esta selección ordenada de mayor a menor, en la |
que se destacaban los diez
siguientes: |
1.º sinceridad |
2.º fuerza de voluntad |
3.º justicia |
4.º libertad |
5.º honradez |
6.º paz |
7.º inteligencia |
8.º servicio de los demás |
9.º salud física y mental |
10.º educación humana |
El resto, de más a menos
preferidos, era el siguiente: pulcritud, progreso |
técnico, prestigio,
puntualidad, laboriosidad, éxito, generosidad, simpatía, |
formación intelectual y
alegría. |
Las actitudes
fundamentales elegidas fueron, por orden, las tres siguientes: |
1.º la derivada de tener
fe en Dios |
2.º la de estar en paz con
la propia conciencia |
3.º la de emplear la vida
en luchar por una causa justa |
Nos parece que estas
respuestas reflejan el criterio medio de una juventud |
creyente en el ambiente
común de nuestra sociedad, y que sirve como presu- |
5 (65) |
puesto para un
enjuiciamiento de los jóvenes de hoy, con una capacidad inicial |
de discernimiento que no
puede considerarse negativa. |
Personaje preferido |
Con todo lo que pueda
tener de condicionante el hecho de la sugerencia |
—puesto que se ofrecía
para la elección una lista más o menos extensa a los |
Encuestados—, la mayoría
seleccionaba a Jesucristo, entre los personajes histó- |
ricos en su concepto más
importantes. |
El hecho de que, todavía,
el Evangelio continúe siendo el "best seller" |
permanente en todas las
librerías del mundo, no permite que nos sorprenda |
que también prefiera a
Cristo la juventud de hoy. Nos llegan noticias, precisa- |
mente, de que la obra más
vendida, durante los primeros meses de este año, |
en el Japón, es una
"Vida de Cristo", del autor católico japonés Shusaku Endo; |
hecho que reviste una
significación especial, puesto que, como sabemos, en el |
Japón, el número de
habitantes se eleva a ciento cuatro millones, de los cuales |
son cristianos poco más de
un millón (los católicos apenas suman los trescientos |
sesenta mil). |
Evidentemente, Cristo
interesa también a los hombres de hoy y, en espe- |
cial, a los jóvenes. |
El desnivel entre fe y
compromiso de vida |
En verdad que el libro de
los cuatro Evangelios está en casi todas las |
bibliotecas y se vende en
todas las librerías. Pero as curioso comprobar, en la |
encuesta que comentamos,
que esa juventud interrogada y creyente —se trata |
siempre de la muestra
sobre la cual se ha hecho el estudio—, cuando se les |
pregunta si han leído
personalmente el Evangelio, solamente responde afirma- |
tivamente un seis y medio
por ciento. |
Además: a la pregunta de
si «El hecho de ser cristiano ¿te ha empujado a |
dedicarte más a los
demás?», el conjunto de los que francamente responden |
«No» y los que responden
«No sé qué responder», alcanza el porcentaje global |
del 57,7 —¡casi el
sesenta! — por ciento. |
Las reflexiones que este
resultado sugiere saltan a la vista: porque aquí |
ya no se trata de que la
fe, las creencias, lo entendido como religiosidad esté |
reducido a
sentimentalismos vagos, sino que tenemos motivos para pensar que |
la idea de lo cristiano
existe sobre una base bien razonada de aspiraciones |
lógicas, justas y humanas.
Lo que ocurre es que las ideas no se traducen en |
obra, hacia los demás. No
acaban de impregnar el programa de toda una vida, |
no se traduce la
convicción en acción, no arrastra al compromiso frente al |
mundo. |
Es un cristianismo,
todavía, inmaturo. |
Pero esto tal vez sea
válido no solamente para los jóvenes, sino para más |
amplios sectores de
nuestra sociedad. |
6 (66) |
¡Cuidado con |
la
"reconciliación"! |
EL SEÑOR obispo de Astorga
ha |
vertido reflexiones muy
acerta- |
das y prudentes,
recientemente, |
al hablar de la
reconciliación", pala- |
bra buena, pero que
podemos deterio- |
rar para que nos sirva de
recurso en el |
que quepan todas las
sobras de lo inso- |
luble, hasta hacer de ella
un ritornello |
beato o moda léxica de
temporada. |
La impostación cristiana
es ésta: |
Cristo nos ha reconciliado
con el Padre |
y, la Iglesia —extensión
de Cristo: los |
cristianos— han de
reconciliar a la |
humanidad, el mundo
entero, con Dios. |
«Es urgente, dice monseñor
Briva, |
dejar de generalizar y
dramatizar el |
fenómeno de la división
referida a la |
Iglesia». Cuando se dan
contrastes «tie- |
nen su raíz en una tierra
que no es la |
eclesial». Bastaría
observar la lamen- |
table frecuencia con que
se presentan |
noticias relativas a la
Iglesia y a sus |
ministros; noticias
seleccionadas desde |
un punto de vista
político, interpreta- |
das con parcialidad y
objetivamente |
incompletas que,
evidentemente, tur- |
ban al lector u oyente
sorprendido e |
indefenso en su buena fe. |
En la dimensión
perfectible de esta |
etapa temporal, todos, y
también la |
Iglesia que peregrina
hacia el Padre, |
debemos aplicarnos a una
incesante |
superación. Li
"conversión" es una |
actitud cristiana,
esperanzada y volca- |
da a la acción fecundada
por la gracia |
de Dios, que no permite
retrasos ni |
perezas. Pero la fe y la
esperanza, la |
generosidad abierta de
Dios y el gozo |
de haberle descubierto
como Padre, |
limpia de pesimismos y de
tentaciones |
derrotistas silbadas desde
fuera. En |
la Iglesia no se derrumba
nada; las |
demás cosas se derrumban,
si acaso. |
La Iglesia no pierde nada:
lo que de |
ella, en apariencia, se
desprende, le |
era ajeno. La Iglesia se
purifica, se |
convierte a Dios sin
cesar, se aproxima |
día a día al ideal del
Evangelio, no |
precisamente cuando se
aísla del |
mundo, cuando abandona el
camino |
polvoriento de los
hombres, sino |
cuando y porque camina
junto a ellos |
y les dice la verdad de
Dios, verdad |
muchas veces intolerada, y
siempre |
incompatible con los
egoísmos, los |
orgullos, los despotismos
de la tierra. |
Estos son los que hacen
por acusarla, |
por denigrarla, por
dividirla. |
Pero la Iglesia de Cristo,
vuelve cada |
vez que sucede esto, sobre
sí misma, y |
redescubre a Dios, y
repite su verdad, |
convertida, perseguida,
renovando la |
presencia de Cristo en el
mundo, de |
quien ella es extensión,
cierto que |
imperfecta; pero dispuesta
en continua |
aproximación hacia Él y
hacia los |
hombres, en el afán nunca
acabado de |
reconciliarles con Dios,
de preparar |
ese otro reino
inasimilable por los de |
este mundo, a pesar de los
intentos, |
de los errores y de las
culpas de los |
hombres de poca fe, o sin
fe. |
Reconciliar no es pactar
con el error; |
no es rebajar la fuerza de
la verdad, |
7 (67) |
no es falsear el bien,
silenciar la justi- |
cia... Reconciliar es
repetir, renovar, |
decir una vez más esa
verdad de Dios, |
y decirla cada vez más
cerca de cada |
hombre y de cada situación
que nece- |
sita ser configurada,
corregida según |
ella. Y hacerlo, decirlo,
no solamente |
donde, por lo menos en
teoría, se ad- |
mita la fe, sino incluso
donde se pres- |
cinde de Dios. No importa:
donde |
Dios, teórica o
prácticamente es recha- |
zado, por lo menos perdura
en la pre- |
sencia de su obra, en la
criatura huma- |
na y, entonces, la
predicación, el |
anuncio, la "verdad
buena" de Dios ha |
de dirigirse a la
inmediatez de los va- |
lores y de la dignidad
humana, para |
que, si ya no es posible,
o todavía no |
es posible descender de la
considera- |
ción de Dios a las de sus
obras que |
somos nosotros mismos, nos
acer- |
quemos a sus obras,
respetuosamente |
y, desde ellas, ascendamos
hasta Dios. |
De un modo o de otro, de
un modo y |
de otro, la Iglesia
prosigue la reconci- |
liación de lo creado con
el Creador. |
Es su misión. |
La autonomía de lo
temporal signifi- |
ca que la Iglesia no
pretende —no de- |
be pretender— dar
soluciones o fór- |
mulas técnicas concretas a
todos los |
problemas humanos; sino
recordar los |
principios sobrenaturales,
repetir la |
verdad divina sobre lo
creado, denun- |
ciar las desviaciones,
condenar el pe- |
cado. Bien entendido que
«cuando la |
Iglesia denuncia los
problemas, no los |
crea» (recordaba el
cardenal Bueno |
Monreal), y que pecado es
lo que se |
opone a la Ley de Dios, la
ley natural, |
los derechos de los
hombres (expre- |
sión evolucionada de la
misma), la |
verdad, la justicia, el
bien. La Iglesia |
hace un servicio a la
sociedad cuando |
se esfuerza por iluminarla
exhortándo- |
la para que enmiende los
errores, ofre- |
ciéndole perspectivas de
bien, que, en |
definitiva, favorecen la
verdadera paz |
y la felicidad social. |
Dice monseñor Briva, el
prelado de |
Astorga, además de señalar
"la raíz |
no eclesial" de los
contrastes entre |
creyentes, que evidencian
y son ma- |
nifestación, por otra
parte, del dina- |
mismo desbordante de la
doctrina |
cristiana y católica, la
cual tiende a |
vivificar toda la vida
social. La auto- |
nomía de las realidades
temporales, |
incluyendo en ellas las
sociales, eco- |
nómicas, políticas y
culturales, no pre- |
coniza la asepsia
religiosa de las mis- |
mas. Y a medida que estas
realidades |
se acercan más a lo
humano, se inten- |
sifica el rechazo de esta
asepsia. Se |
comprende, por
consiguiente, que el |
cristianismo seglar y aun
los mismos |
pastores presten continua
atención a la |
información evangélica de
las realida- |
des temporales. Pero ello
no ha de sig- |
nificar un germen de
división eclesial, |
sino un objeto de atención
y de empeño |
del crecimiento del reino
de Dios). |
Tranquilidad (?)
"camp". |
Es para hacer pensar un
poco la agudeza de "Mingote" en uno de sus |
chistes publicados,
durante la cuaresma pasada, en "ABC": un peque- |
ño grupo de personas
disconformes, al salir de una iglesia, comentan |
la homilía habida: |
—¿Por qué no se limitarán
a hablar del infierno, como antes, que |
estábamos tan tranquilos? |
8 (68) |
Estar informados |
LAS PERSONAS mayores
pueden recordar pretéritas campañas en pro de |
la "buena
prensa", en épocas en las que parecía indispensable el esfuerzo |
por contrarrestar el
ateísmo más o menos de moda, o la procacidad de |
exhibicionismos gráficos
que lesionaban el pudor. En nuestros días, sin quitar |
mérito a aquellos
esfuerzos, fruto, sin embargo, de la evolución del mundo, nos |
impresiona menos el
ateísmo cerrado, teorizante, que el práctico, que la desvin- |
culación de fe y vida. |
Diríase que, antaño,
buscábamos razones absolutas en Dios y, desde él, |
descendíamos a las
consecuencias morales; en la actualidad, sin que deje de ser |
verdad esencial que de
Dios desciende toda bondad, nos parece haber descu- |
bierto o nos hemos fijado
más en la realidad horizontal de la vida y, desde ella, |
hemos mirado a Dios.
Discutimos menos los principios, los dogmas, y nos preo- |
cupamos más por lo humano:
derechos, deberes, dignidad de la persona, cultura, |
organización de la
convivencia. |
Para el cristiano, desde
la fe, esto no constituye ningún obstáculo. Precisa- |
mente la fe es para la
vida; la fe sólo es para esta vida. Es posible que Dios nos |
conduzca por la aparente
horizontalidad de las presentes valoraciones precisa- |
mente para que la fe, que
decimos profesar, no se nos haga inservible, despla- |
zada, inútil para la vida. |
Nos conviene mirar esta
vida, desde su misma llanura, sin abandonar la |
fe. La fe, precisamente,
es para mirar la vida; no para alejarnos de ella, no |
para suplirla. |
Karl Barth, uno de los
mejores teólogos cristianos de nuestros días, ha |
dicho, a propósito de
interpretar la palabra de Dios en orden a la fe viva, que |
es imposible hacerlo «sin
leer al mismo tiempo la Biblia y el periódico». Hay |
que mirar a la vida, al
mundo, y hay que interpretar esta vida y los sucesos |
del mundo, día a día. |
Es decir: hace falta
creer, ilustrar la fe, meditar sus fundamentos, tratar a |
Dios en la oración,
impregnar con su pensamiento toda nuestra existencia. Pero |
al mismo tiempo es preciso
mirar hacia fuera, enterarnos, conocer y deducir el |
sentido del camino del
mundo, sobre los hitos de los hechos que se suceden en el |
tiempo, cuyos
protagonistas somos los hombres, cuya finalidad, para el creyente, |
desemboca en Dios. |
Cada vez que, desde estas
mismas páginas, nos referimos a la necesidad de |
estar informados —bien,
honestamente informados—, no lo hacemos para dete- |
nernos en preocupaciones
apologéticas, ni triunfalistas. Fe e Iglesia nos interesan; |
pero nos interesan como
algo vivo, que nos duele ver torcer o falsear. Por esto |
no falta, con alguna
insistencia, nuestra recomendación para que nuestros |
lectores se suscriban a
alguna de las revistas católicas que les indicamos. |
Creemos que, de este modo,
les ayudamos a ver y a creer mejor. A ser más |
cristianos y a preparar un
mundo mejor. |
9 (69) |
LA ACCIÓN, |
EXPRESIÓN AUTENTICA DEL
CRISTIANO |
Sobre la RESPONSABILIDAD
DEL CRISTIANO AN- |
TE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL
Y CÍVICA, el obispo |
auxiliar de Oviedo y
secretario del Episcopado Español, |
monseñor Elías Yanes, ha
publicado un interesante traba- |
jo, parte del cual
transcribimos. Al pie de esta reproducción |
explicitamos las
"siglas" de los documentos en él citados, |
según el orden de su
primera referencia. |
EL HIJO de Dios, al
hacerse |
hombre y morir por los |
hombres en la Cruz, es
para |
nosotros la nueva alianza
de |
amor entre Dios y la
humani- |
dad, signo evidente del
valor |
que el hombre tiene a los
ojos |
de Dios. Dios toma en
serio al |
hombre, a cada hombre.
Dios |
quiere la liberación y
salvación |
del hombre. Aceptar la
Encar- |
nación del Hijo de Dios,
su |
muerte y resurrección, es
acep- |
tar como norma de vida el
amor |
y el servicio a todo
hombre, sin |
distinción, sin
condiciones. |
La fe viva en Cristo Jesús
ha |
de incluir el esfuerzo por
liberar |
al hombre de todas las
escla- |
vitudes a través de cauces
con |
el Evangelio. El cristiano
debe |
reconocer que, cuando no
es |
justo con los demás
hombres, se |
quiebra su relación con
Dios. |
Trabajar por la justicia |
Trabajar por la justicia
es algo que |
compromete a toda la
persona. Antes que |
la programación concreta
en favor de la |
justicia, está la actitud
propia del hombre |
apasionado por la
justicia; y antes que el |
amor a la justicia está el
amor concreto y |
total a cada persona
singular como signo |
del amor a todos los
hombres. Ser justo es |
un aspecto de la vida
nueva del cristiano. |
Cada bautizado, al
asociarse al misterio |
de Cristo, por el bautismo
y la fe, por la |
penitencia, por la
Eucaristía, ha de dar |
muerte a su propio egoísmo
y renacer |
libre para amar la verdad,
para dar la |
vida, para entregarse y
comprometerse |
por los demás. |
Esta actitud radicada en
el ser mismo |
del cristiano, para ser
auténtica, ha de |
tender a expresarse en la
acción concreta. |
Hay que remediar los casos
que se ofrecen |
10 (70) |
cotidianamente en el
entorno de cada uno |
y participar en la
solución de los proble- |
mas más generales que
afectan a todo un |
amplio sector social, a
todo un país, a la |
humanidad entera. Pablo VI
nos lo dice |
así en la 0A, 48. |
El propósito de construir
un mundo |
más justo implica para el
cristiano el |
compromiso por construir
una sociedad |
más fraterna. No basta
para ello la sola |
transformación de las
actitudes o de la |
conducta individual. Es
necesario proce- |
der a la profunda
transformación de las |
estructuras sociales. |
Es preciso lograr que la
organización |
misma de la vida
económica, cultural, so- |
cial y política, y el
ordenamiento jurídico |
de la sociedad tiendan,
por su propio |
dinamismo, a crear unas
relaciones más |
fraternales entre todos
los hombres. |
Hacia un mundo más justo |
¿Cómo construir este mundo
más fra- |
terno y más justo? |
Es necesario actuar en el
campo de la |
educación, información,
vida asociativa, |
economía; es preciso tomar
decisiones |
políticas tendentes a
crear una atmósfera |
social de concordia,
cooperación, igualdad |
social, libertad
responsable. |
Pero no es competencia mía
entrar en |
la determinación precisa
de los medios |
concretos más aptos. Todo
hombre res- |
ponsable ha de sentirse
llamado a la |
creatividad, a la búsqueda
incesante, a la |
revisión crítica de lo
realizado y a la |
investigación de nuevas
posibilidades. |
Quiero limitarme a llamar
la atención |
sobre los valores morales
cristianos que |
deben guiar el esfuerzo de
todos los |
miembros del cuerpo
social. |
Una concepción de la
convivencia |
social que se inspire en
el reconocimiento |
de la dignidad del hombre,
a la luz del |
misterio de Cristo, debe
traducirse en |
líneas de acción. |
Según la enseñanza social
de la Iglesia, |
podríamos indicar las
siguientes: |
1.º Promover la igualdad
entre los hom- |
bres. Esto exige: |
—Luchar, con medios
conformes al Evange- |
lio, por superar el
clasismo (cfr. GS, 29, |
11 (71) |
58: MM, 73, 58: PT. 56:
OA, 21. 47. 16): |
procurar que disminuyan
todo lo posi- |
ble las desigualdades (GS,
66, 69). |
—Admitir con todas sus
consecuencias la |
función social de la
propiedad (cfr. GS, |
71). |
—Reconocer de manera
efectiva el dere- |
cho de todo hombre al
trabajo; reducir |
2 sus justas proporciones
las diferencias |
existentes
—manifiestamente injustas— |
en la retribución del
trabajo (cfr. GS, |
67: PT, 18-19: MM, 70). |
—Rechazar el capitalismo
en el sentido |
en que lo rechaza el
magisterio reciente |
de los Papas (cfr. PP.
26); rechazar la |
concepción materialista de
la vida (cfr. |
GS. 63). |
2.º Promover la
solidaridad. |
Esto exige: |
—Educar para la paz y para
la justicia |
(cfr. GS. 78; S, 1971). |
—Luchar por la superación
del indivi- |
dualismo (cfr. GS, 30). |
—Desarrollar el sentido de
responsabili- |
dad ante las exigencias
del bien común |
(cfr. PT. 60-61; GS, 74;
DH, 6). |
—Desarrollar la vida
asociativa en gene- |
ral (cfr. RN, 35: GS, 73;
PT, 23-24; OA, |
24). |
—Desarrollar la actividad
sindical (cfr. |
MM, 97; GS, 68: OA, 14). |
3.º Promover la
participación activa de |
todos en la elaboración de
las deci- |
siones que afectan a
todos. |
Esto exige: |
—Luchar por la superación
del confor- |
mismo individualista, de
la comodidad |
indiferente, del
escepticismo estéril. |
—Luchar contra los
extremismos del |
"todo" o
"nada" (cfr. MM, 238). |
—Suscitar actitudes de
esperanza, de |
apertura hacia el futuro,
de confianza |
en Dios (cfr. 0A, 48). |
—Promover la participación
activa en el |
ámbito de la empresa, del
sindicato, |
en la educación, etc.
(cfr. MM, 73, 83)- |
multiplicar los cauces de
participación. |
4.º Promover la libertad y
el diálogo. |
Esto exige: |
—Que la limitación de la
libertad no sea |
la norma, sino la
excepción (cfr. GS. 75; |
DH, 7). |
—Aceptación del pluralismo
(cfr. GS, 73- |
76, 43, 58). |
—Promover el diálago y la
comunicación |
entre las personas y los
grupos (cfr. ES, |
65, 69, 75). |
—Promover la información
veraz (cfr, |
CP, 24-33). |
—Respetar el principio de
subsidiariedad |
(cfr. MM, 53; GE, 3, 6:
GS, 86). |
—Rechazar el autoritarismo
(cfr. GS, 75) |
y la violencia (cfr. PP.
30-31). |
—Rechazar el modelo
marxista en el sen- |
tido en que lo rechaza el
magisterio |
de los Papas (cfr. OA, 26.
31-35; ES, 92- |
94). |
5.º Promover la
subordinación de la |
economía al bien integral
de la per- |
sona humana. |
Esto exige: |
—Rechazar el crecimiento
económico |
puramente cuantitativo
(cfr. OA, -11). |
—Dar prioridad a los
aspectos humanos |
del desarrollo: educación,
servicios sa- |
nitarios, convivencia
familiar, vivienda |
humana, medio ambiente,
participación |
activa, diálogo (efr. CS,
58, 63; PP, 21, |
6.º Promover el desarrollo
y perfec- |
cionamiento de un
ordenamiento |
jurídico, en el que los
derechos y |
deberes de la persona
humana que- |
den garantizados cada día
con mayor |
eficacia (cfr. PT, 51,
68). |
7.º Promover una relación
Estado-so- |
ciedad en virtud de la
cual sea la |
sociedad realmente
protagonista y |
12 (72) |
artifice de su propia
evolución, y el |
Estado, dentro de la
esfera de su |
especifica competencia,
promotor y |
garante de la igualdad, de
la soli- |
daridad, de la
participación, de la |
libertad, del desarrollo
integral de la |
persona humana. |
Esto exige: |
—Control social del poder
político (cfr. |
PT. 60-61; MM. 20,58; GS,
74-76; PT, 76). |
La plena aceptación de
estos valores |
lleva a no canonizar
ninguna realiza- |
ción histórica concreta
como el logro |
ideal de las exigencias
sociales y polí- |
ticas que derivan del
concepto cristia- |
no del hombre y mueve
constantemente |
a los hombres hacia metas
más eleva- |
das. Si, por una parte, el
servicio a los |
hombres y la fidelidad a
la verdad |
exige de cada uno que
reconozca todo |
lo que hay de positivo en
la sociedad |
a la que pertenece; por
otra parte, to- |
dos los hombres están
obligados a |
promover la realización de
un mundo |
más justo y más humano. A
nadie le |
es lícito desistir del
intento de colabo- |
rar en la construcción de
una sociedad |
más fraterna. |
El valor trascendente de
la persona |
humana impulsa hacia el
amor y el |
reconocimiento del hombre
concreto |
que tenemos a nuestro lado
y al mis- |
mo tiempo hacia la
superación de la |
situación presente de la
comunidad |
humana en tensión de
constante aper- |
tura hacia el futuro. |
La fuerza que nos mueve es
la espe- |
ranza del reino
definitivo, del reino |
que es promesa de Dios en
Cristo y |
que ya en germen crece en
la Tierra |
(OA, 45). |
Siglas. |
OA - Octogésima adveniens |
GS - Gaudium et spes |
MM - Mater el Magistri |
PT - Pacem in terris |
PP - Populorum progressio |
S 71 - Sínodo de obispos
de 1971 |
DH - Dignitatis humanae |
RN - Rerum novarum |
ES - Ecclesiam suam |
CP - Communio et
progressio |
GE - Gravissimum
educationis |
Documentos conciliares,
encíclicas o |
instrucciones pastorales
pontificias |
que existen coleccionados
en edicio- |
nes económicas, al alcance
de todo |
cristiano medianamente
cultivado. |
Las cifras hacen
referencia a la nu- |
meración de los párrafos
respectivos. |
LA IGLESIA CATÓLICA ESTÁ
BUSCANDO SU LUGAR EN EL MUNDO MODERNO. |
Recientemente el Vaticano
ha tomado la decisión de declarar vacante la sede |
arzobispal de Esztergom
(la sede de Mindszenty). Esto ha desencadenado una |
tempestad en parte de la
prensa occidental. Los reaccionarios se han irritado |
con el Papa, y se han
hecho correr rumores de que el Papa Paulo VI tomó |
dicha decisión bajo la
presión del Gobierno comunista húngaro. Y pienso que |
los que suponen que el
Papa Paulo VI desposeyó a Mindszenty de la sede |
de Esztergom a
consecuencia de nuestras presiones sobreestiman nuestra |
influencia y minusvaloran
al Vaticano. Las cosas han sucedido de forma |
muy distinta: la Iglesia
católica está buscando su lugar en el mundo moderno. |
JANOS KADAR, jefe del
partido comunista de Hungría. |
13 (73) |
Cuando |
llueve |
CUANDO llega marzo y
llueve sobre los campos, sobre esta |
tierra llana que todo lo
espera del cielo, y la humedad |
silenciosa del aire
amaneado impregna la luz y cala en los |
ojos, los más humildes de
los hombres que pisan nuestros caminos |
mojados – tal vez con
orillas de nieve, se alegran pensando en |
cosechas que guardan los
campos; los campos del pan que se |
espera, de la espiga que
está por nacer, como un don de la tierra |
que devuelve a la luz el
regalo que ahora recibe con el agua |
llovida del cielo. |
El silencio de los hombres
que miran los campos lloviendo, |
todavía sin gritos de
pájaros, se hace oración de los pobres |
y gozo de espera. Habrá
pan, y el resto de todo lo poco que |
se necesita para vivir y
volver a esperar. Y el que tenga podrá |
dar y el que aguarde
recibir, y el cansancio del trabajo no |
será maldición para nadie:
solamente promesa a medio camino |
del logro. |
Como la gracia de Dios en
las almas, cuando cala en la tierra |
—en la vida, en la planta—
del hombre. Dios y tú, Dios y el |
hombre, como nube y
semilla. Todo es gracia, cuando el tacto |
invisible, divino, penetra
los campos de la verdad, del sentimiento, |
de los trabajos y empresas
humanas; cuando Dios, en el creyente, |
no es sólo un dato lejano
que ayuda a aceptar los misterios del |
mundo, sino penetración
aceptada de su fuerza para cosechas de |
bien. Después de aceptar
ser semilla que apuesta gozosa su vida, |
en los surcos del tiempo,
después de saber, por la fe, que somos, |
cada uno, un campo de
Dios, para darle cosechas multiplicadas |
de vida, preparando su
Reino. |
Viene el Señor a nosotros
como lluvia; como la |
lluvia de primavera que
riega la tierra. (Oseas, 6,3). |
14 (74) |
A PROPÓSITO |
DE LAS ENCUESTAS |
LAS ENCUESTAS están al
orden |
del día y, a pesar de que
al |
aplicar su método al
fenómeno |
religioso no es posible
apurar lo último |
y más profundo porque
pertenece al |
orden de la gracia y la
intimidad de |
las conciencias, como
síntoma exterior |
más o menos comprobable,
ofrecen |
datos orientadores para
apreciaciones |
y juicios, provisionales,
si se quiere, |
pero que se acercan a la
realidad. Entre |
nosotros no ha tenido poca
importancia |
la llevada a cabo por la
revista VIDA |
NUEVA, por ejemplo, sobre
el proble- |
ma concordatario español:
la inmensa |
mayoría (90 por ciento) se
mostraba |
contraria a la
confesionalidad del |
Estado, el 73 por ciento
eran partida- |
rios de la libertad de la
Iglesia en los |
nombramientos episcopales,
el 65 por |
ciento deseaban la
abolición del fuero |
eclesiástico, el 52 por
ciento que la |
enseñanza de la religión
no fuese obli- |
gatoria, etcétera. |
De manera parecida
podríamos refe- |
rirnos a los trabajos del
Instituto de |
Sociología y Pastoral
Aplicadas (ISPA) |
de Barcelona, y los
importantes estu- |
dios que ha llevado a cabo
en Valencia, |
Vitoria, Salamanca,
Murcia, Asturias, |
Menorca, Málaga, Tierra de
Campos, |
Tarrasa, Sabadell, Mataró,
Campo de |
Gibraltar, Costa Brava,
San Sebastián, |
Sevilla, Bilbao,
Granollers, Pamplona, |
Gerona, Mallorca y
Barcelona. Dicho |
Instituto posee ya un
verdadero banco |
de datos socio-religiosos
que le capacita |
para más precisas y
ulteriores investi- |
gaciones hasta poder
ofrecer, dentro |
de poco, un objetivo y
valioso análisis |
sociológico del
catolicismo español, |
que superará notablemente
el que, el |
mismo Instituto, publicó
hace diez |
años, el primero en
España. |
Aspecto interesante, |
no pretendido |
Los estudios sociológicos,
las inves- |
tigaciones, las encuestas
religiosas |
tienen interés no
solamente para los |
estudiosos del fenómeno
específico |
de lo religioso y su
aplicación a la |
pastoral, sino que son
tenidos muy |
en cuenta, desde su
especial interés y |
finalidades, por los
mismos políticos y |
los economistas. Pero se
da un aspecto |
interesante, no
directamente preten- |
dido, que suscita una
conciencia de |
revisión, de
responsabilización y de |
examen serio en cuantos
intervienen |
conscientemente, ya sea
como agentes |
investigadores o como
participantes |
en las muestras elegidas
para que sean |
estudiadas o interrogadas.
Hasta cierto |
punto es como un examen de
concien- |
cia aunque simplificado en
su objeto, |
amplificado sin embargo en
su alcance |
y matizado por la
introducción, al |
menos implícita, de las
inter-relaciones |
sociales, complementarias
y explicati- |
vas, por lo menos, de las
conductas y |
actitudes individuales, y
correctoras |
15 (75) |
del significado de muchas
interpreta- |
ciones aparentes. |
La evangelización jamás se
podrá |
reducir, por ejemplo, a lo
que en la |
actualidad se entiende por
"propagan- |
da", ni la
planificación apostólica a |
una campaña de estrategia
parecida a |
la publicidad comercial o
a las manipu- |
laciones tecnificadas de
mentalización |
monopolizada y política;
sin embargo, |
las técnicas de
investigación social |
suministrarán datos
aproximativos de |
la realidad como para
permitir, si cabe, |
un mayor respeto de la
persona y de |
su libertad a la hora de
anunciarle el |
mensaje evangélico y, por
lo tanto, de |
convertir en más eficaz la
predicación |
cristiana y la presencia
de la Iglesia |
en el mundo. |
Una ciencia |
todavía joven |
La Sociología es, todavía,
una ciencia |
demasiado joven, pero con
perspecti- |
vas inmensas. Sus primeros
pasos han |
descubierto, a pesar de
las inevitables |
imprecisiones iniciales,
la importancia |
inestimable de su valor
realístico. Si a |
ella se aplica la
psicología de masas, o |
psicología social, ofrece
posibilidades |
todavía inexploradas a las
relaciones |
y comunicaciones humanas,
a los influ- |
jos y reciprocidades
grupales y a las |
dependencias de polos de
dominio, con |
el riesgo de masivas
manipulaciones |
enajenadoras y degradantes
para la |
persona —los fascismos
contemporá- |
neos y las guerras han
sido una triste y |
vergonzosa muestra—, pero,
al mismo |
tiempo, aplicadas a la
concienciación, |
a la educación para la
convivencia, |
la responsabilidad y la
libertad, pue- |
den suministrar medios
agilísimos |
para un progreso humano y
un mundo |
mejor. |
Ese mundo anunciado por
las espe- |
ranzas de todos, cuya
proximidad y |
exigencias se evidencian
en la magni- |
tud de las crisis
presentes; crisis de tan |
dilatado y dramático
alcance porque |
en ellas se ha de decidir
el dominio |
del hombre sobre la
técnica y vencer |
el riesgo de ser destruido
por ésta. Ese |
riesgo sería —no hay otra
palabra— |
la
"deshumanización" del hombre; el |
triunfo, la superación, ha
de ser el |
crecimiento, el
perfeccionamiento, el |
redescubrimiento de los
valores que |
Dios ha puesto en su
criatura racional |
y libre. |
Tenemos tesoros cerca. |
Posiblemente uno que los
cristianos tenemos muy cerca y que no |
Aprovechamos bastante, es
la Sagrada Escritura, que leemos muy |
poco, y que, en muchas
ocasiones, no atendemos bastante ni cuando |
Acudimos a las
celebraciones de la Eucaristía. Nos quejamos de las |
lecturas y de las homilías
de los celebrantes: pero permanecemos |
incorregibles en el poco
aprecio que hacemos de ese tesoro que |
tenemos tan cerca, que
tratamos tan mal por una mezcla de igno- |
rancia y ligereza, que nos
impide iluminar nuestra vida con la fe, y |
elevar la fe a oración y
trato con Dios. |
16 (76) |
CONTENIDO, |
MOTIVACIONES |
Y EXPRESIÓN DE LA FE |
LA REVISTA cristiana VIDA
NUEVA publicaba, hace pocas semanas, uno |
de sus excelentes pliegos
sobre "El Dios de los españoles", para ser conti- |
nuado con otros pliegos
sobre "El Cristo de los españoles" y "La Iglesia |
de los españoles",
preparados por varios miembros del Departamento de |
Investigación Sociológica,
a cargo de los jesuitas. No nos referiremos con |
detalle a los mismos,
porque suponemos que muchos de nuestros lectores |
son, además, suscriptores
de VIDA NUEVA y los han leído o leerán direc- |
tamente en sus páginas.
Pero esta clase de análisis recuerdan la utilidad de |
una revisión o examen
personal y colectivo sobre los aspectos más elementa- |
les y esenciales de
nuestra profesión de cristianos. |
Nosotros extraemos aquí,
de una revista francesa —I.C.I. — un cuestionario |
mucho más resumido sobre
el contenido, las motivaciones y la expresión de la |
fe en el creyente. Una
lectura atenta y personal puede ayudarnos a puntua- |
lizar nuestra identidad
cristiana. Constituye, por decirlo de alguna manera, |
como una especie de
"examen de conciencia" de nuestra fe. |
I ¿En qué o en quién
creemos? |
En el caso de tener que
elegir entre las formulaciones siguientes, ¿cuál |
sería la preferida?: |
1. Creo en Dios que nos ha
manifestado su amor mandándonos a su único |
Hijo entre nosotros. |
2. Creo en Jesucristo que
nos ha revelado el amor del Padre. |
3. Creo en Jesús de
Nazaret como en la más elevada realización de la |
humanidad. |
17 (77) |
4. Creo en el Espíritu
que, lo mismo en la actualidad que en tiempos |
pasados, nos permite
reconocernos reunidos como hijos de Dios. |
5. Creo en las enseñanzas
de la Iglesia y, en particular, lo que ella proclama |
sobre la divinidad de
Jesucristo. |
II ¿Por qué creemos? |
1. Porque he recibido una
educación cristiana: |
—principalmente de mis
padres, |
—principalmente de la
escuela, |
—o principalmente en el
catecismo. |
2. Porque me he convertido
(en la adolescencia, en la edad adulta): |
—al contacto de una
comunidad cristiana, |
—al encontrarme con un
creyente cuya fe me ha afectado de modo |
particular. |
—como consecuencia de
acontecimientos personales, |
—después de una lectura
(Biblia, testimonios diversos...) |
III ¿Cómo creemos? |
1. ¿Nos parece que la fe
pertenece al dominio de las certezas inmóviles, |
inquebrantables, o al de
las convicciones difíciles? |
2. ¿Qué papel concedemos a
la voluntad por el hecho de que permanecemos |
en la fe? |
3. ¿Qué papel concedemos a
la razón? |
¿Sabe cómo trabajan los
misioneros |
en los países menos
desarrollados? |
Pida un ejemplar de
URIMITHU NGUTU a esta dirección: |
ARTURO SORIA, 101 MADRID -
93 |
18 (78) |
En uno y otro caso ¿se
trata de un papel capital, secundario o irrelevante? |
¿Suponemos que la fe es
algo "razonable", susceptible de ser demostrado, |
de pruebas, de
explicaciones?... |
4. Si la fe suponemos que
ha de ser alimentada, ¿dónde encontramos |
principalmente este
alimento o apoyo?: |
—en la oración, |
—en una comunidad, qué
clase de comunidad, |
—en la lectura, qué
libros, |
—en la enseñanza
catequética, teológica. |
IV Fe y práctica cristiana |
1. ¿Cómo influye la fe en
nuestro comportamiento moral? |
2. ¿Cómo influye la fe en
nuestra actividad profesional y en nuestros |
compromisos sociales y
políticos? |
3. ¿Qué influjo ejerce la
fe en nuestra esperanza de una vida más fuerte |
que la muerte? |
V El futuro de la fe |
1. La evolución general
del mundo (ritmo y condiciones de vida, estados |
de espíritu...) tal como
nos es dado prever, ¿nos parece que ha de favo- |
recer la fe cristiana o,
por el contrario, que ha de hacerla más difícil? |
¿Por qué? |
2. ¿Suponemos que seremos
capaces de transmitir" la fe a los más jóvenes |
que nos suceden en la
vida? En caso afirmativo, ¿cómo pensamos hacerlo? |
En caso negativo, ¿a qué
será debido? |
El cuestionario que
transmitimos casi de forma completa, ha sido confeccio- |
nado esquemáticamente, en
vistas a una encuesta. Juzgamos que, incluso reducido |
a reflexión personal, no
carece de interés. |
19 (79) |
VALORES |
FUNDAMENTALES. |
Para alcanzar la plenitud
de su destino en |
la sociedad, necesita el
hombre algunos |
valores fundamentales,
entre los cuales so |
deben mencionar la
libertad, la justicia |
y la paz. Son valores tan
íntimamente |
ligados a la dignidad del
ser humano, que |
el hombre no puede
realizarse plenamente |
si carece de algunos de
ellos. Esta |
carencia dificulta la
reconciliación y |
genera odios y rencores de
imprevisibles |
consecuencias. Nuestra
palabra no tiene |
otra esperanza que la de
ayudar a |
mirarnos como iguales,
como hermanos. |
Pensemos que el mejor
aporte que la |
Iglesia puede dar a un
país es entregarle |
cristianos amantes de la
verdad y de la |
justicia. |
Conferencia Episcopal
Uruguaya |
Nov. 1973 |
LAUS |
Director P. Ramón Mas, C.
O. - Edita e imprime: Congregación del Oratorio |
Placeta de S. Felipe Neri,
1 - Apartado 189 - Albacete - D. L AD 10162 - 16. 4. 74. |
20 (80) |
|