Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm. 152. OCTUBRE. Año
1977 |
SUMARIO |
TEMOS de movernos, hemos
de hacer y trabajar, sin |
perder jamás la
clarividencia interior, contemplan- |
do, desde la fe, la vida,
el mundo. Trabajar bien, |
de prisa, y mantener viva,
constante, la conciencia de la |
compañía de Dios. El resto
es buen gusto y buenos mo- |
dales. Bastaría para la
fidelidad al mejor ideal y al más |
sencillo buen ejemplo
cristiano. |
OCTUBRE |
INTERESES, SENTIMIENTOS,
IDEALES |
LA IGLESIA NO ES EL OPIO
DEL PUEBLO |
LA HONRADEZ DEL CRISTIANO |
LA ORACIÓN: CIEN
DEFINICIONES |
1 (121) |
Tiempo de oración: |
Manifiéstate, Señor, |
para que resplandezca
sobre nosotros |
tu gloria y tu gracia. |
Se apaga el brillo del
mundo ante la belleza de tu rostro. |
Sólo nos parece encantador
antes de conocerte a ti, |
al contemplar los soles
perennes que iluminan el cielo, |
la tierra cuajada de
flores, |
los árboles cargados de
frutos... |
Pero se desvanece su
atracción |
cuando se nos muestra tu
puro y vivo rayo de luz; |
entonces el día del mundo
se hace súbitamente noche. |
Y vemos, entre sus obras
más destacadas, |
las que hicieron derramar
tu sangre, |
y entre lo que son sus
alegrías, |
los pinchos que tejieron
la corona de tu cabeza. |
Por todo esto, Señor, |
cuando por ti renunciamos
a sus solicitudes ansiosas, |
cuando nos olvidamos del
pasado |
y cuando no nos
preocupamos demasiado |
por lo que pueda venir, |
nuestra dejación o
sacrificio nos parece muy pequeño. |
En realidad, desde tu
claridad, |
sólo nos desprendemos |
de lo que no podemos
quedarnos, |
sólo dejamos |
lo que no podemos amar. |
J-H. card. Newman, C. O. |
2 (122) |
Octubre |
ES EN OTOÑO, cuando las
viños mueren, doradas y hasta enrojecidas |
por el sol de poniente: en
otoño cuando la luz se hace oblloua, |
sesgando el oare de las
hojas morteoinas sobre las ramas CADEA- |
dos de los árboles. Es en
octubro cuando se olerran la primeras |
ventanas, cuando el ciclo
de la vida revierte a la interioridad, cuando el |
recogimiento se hace
réplica silenciosa, pero activa, a la exuberancia del |
Vorano que huye, perdidas
sus claridades en el rocuerdo de las últimas |
luces de los cálidos díag
deelumbrantes. Otoño Apaga lng luces de fuera |
Y enolendo claridades
interiores. Es el mejor tiempo para pensar, para |
batudiar, para que ochen
raices, mandamente, las convlociones: para que |
be ordenen, lógicamente,
los pensamientos: para que se berenen los sen- |
tidor y no haga más
vigilante ol spiritu. La inteligencia no aclara y ve Alzn |
para caminar, hacia
adentro, Afanoua por descubrir nuovos o más puros |
saberes. |
El trabajo, en verano: 08
Agotador o disipante: en otoño, en cambio, al |
apuntar el primer frescor,
se hace Actividad espiritualmente liberadora, |
favorocida por la
concentración de la mente, menos dispersa, más vigoro- |
samonto dispuesta a la
perseverancia en la tareu reemprendida. Hasta la |
tierra aguarda este tiempo
PAFA FOOomenzar el repetido turno Homontero |
mientras escondidanente
preparará, atravesando el frío silencioso del |
invierno y tras el anuncio
florido de la primavera, la generosidad de otra |
coaccha que dará pan y
vino para el cuerpo y el corazón del hombre. |
Octubre es, en nuestra
latitud, la transiolón otoñal, para el trabajo tenaz |
y hacia la conecha futura.
Ha de ser también, para el hombro todavía cami- |
nante sobre la tierra, la
hora de organizar y renovar esfuerzos ailenoiosos y |
eficaces. Para el orlati |
ano, no sólo en las
actividades profesionaleg -trabajo, |
3 (123) |
estudio, servicio-, sino
además en el ordenado tesón que cultivo y Acrece |
In ilustración de la fe. y
In practica y In participación encramental. y |
In convivencia fraterna
para la construcción comunitarin. para las cong- |
telaciones humanas, tan
indispensables como difíciles, para una Iglesia Viva |
y vivida, y no simplemente
teorizante. doctrinarin, moralista, que os a lo |
que se reduciria si la
savia del esfuerzo silencioso y escondido. pero ge- |
nero90 y perseverante, no
reanimarn incesantemente lo que ha de ser su |
vida en el misterio de
Cristo. |
Octubre es el pórtico
otoñal hacia la interioridad. hacia el espiritu y |
todo lo que en el espíritu
descansa. y el espíritu comprende y organiza. EI |
cristiano, en cierto modo,
también "comienza el curso", una vez más, des- |
pués del paréntesis
estival, no porque se haya olvidado de la fe durante los |
meses del verano, sino
porque ahora todo le invita más a la profundización, |
a la reflexión sobre la fe
mantenida: que, precisamente para mantenerse- |
ha de ser incesantemente
ilustrada, al compás de la dinámica de los dias |
y del sentido de los
tiempos. Reflexión que descenderá a los planos de la |
Actividad y los hará
fecundos y hermosos. |
Muchos discuten lo que
desconocen, |
o critican lo que no
entienden, |
o juzgan desde la
ignorancia, |
o exigen con
irresponsabilidad. |
Pocos estudían |
para disipar dudas, |
y trabajan para remediar
males. |
Los constantes, los
abnegados, |
los gozosamente
esperanzados, |
mantendrán vivos los
ideales |
y transmitirán a los que
les sigan |
un mundo mejor que el que
ellos heredaron. |
4 (124) |
Intereses, |
sentimientos, |
ideales |
HE AQUÍ tres conceptos que |
mezclamos y confundimos, |
no siempre sin
culpabilidad. |
Confusión que no solamente
difi- |
culta que nos podamos
entender en |
los debates sobre las
motivaciones |
con que queremos
ennoblecer la |
vida, sino que, a nivel
estricta- |
mente individual, son
causa de la |
mayor parte de penas y
sinsabores |
en los que se malgastan
las apuestas |
por lo que suponemos mejor
de |
nuestras vidas. Con suma
facilidad, |
sin detenernos siquiera en
el análi- |
sis de lo que nos mueve en
la vida, |
hacemos el tránsito
conceptual has- |
ta los ideales a
planteamientos y ra- |
zones que no se elevan por
encima |
de lo que son simples
intereses. |
Confundimos el interés con
el |
bien, sin reparar que, en
rigor, el |
interés mira sólo, de modo
inme- |
diato, al provecho, a la
utilidad, a |
la ganancia. Cierto que,
gran núme- |
ro de personas no se van a
declarar |
egoístas, aunque lo sean
ferozmente |
y, para ellas, la palabra
interés es |
suficientemente discreta y
racio- |
nal para amparar las
motivaciones |
calculadas de sus
planteamientos |
vitales. Hasta la fe,
hasta la religio- |
sidad pueden plantearsela
como un |
interés: de prestigio tal
vez o de |
resorte moderador en esta
vida, y |
de "ganancia" o
salvación en la |
otra. Y habrá que
regalarles indul- |
gencias lo mismo que en
las tiendas |
dan "cupones" a
los clientes, para |
que sigan fieles. |
Hay una forma
pseudo-idealista |
más sutil, y es el
sentimentalismo. |
El sentimental se cree
fácilmente |
idealista, sin serlo. En
el fondo, |
cuando se deja dominar y
llevar |
del sentimiento, no pasa
de ceder a |
una forma más escondida de
egoís- |
mo. Es un conductor de su
vida |
que pretende hacer andar
el motor |
echándole lubrificante en
vez de |
carburante. Si el interés
se llama |
falsamente bien, el
sentimiento se |
llama falsamente amor.
Pero el |
amor es una fuerza,
mientras que |
el sentimiento se
manifiesta como |
una debilidad cuando
hacemos que |
intervenga irracionalmente
invir- |
tiendo la proporción
integradora, |
única que dispondría y
facilitaría |
el verdadero amor. |
Y hay el ideal. Cristo
mismo, |
cuando habla del Reino de
Dios |
recurre a su planteamiento
idealis- |
ta al decir que hay que
anteponerlo |
a todo lo que podamos
lícitamente |
5 (125) |
querer en este mundo
(padres, cón- |
yuge, hermanos, hijos,
posesiones...) |
El ideal es un
planteamiento o ac- |
titud profunda de todo el
ser frente |
a la vida, para un
propósito que |
vale más que la vida
entera. Sin |
una gran capacidad para el
amor |
es imposible aceptar un
verdadero |
ideal; sin generosidad
para amar, |
nos quedamos en los
míseros suce- |
dáneos de sentimentalismos
hueros, |
llámense como se les
llame. Así |
hay abuelas ricas que
compran |
besos a sus nietos, y
llaman amor a |
lo que pagan con regalos o
dinero; |
hay mujeres que "se
colocan" en |
matrimonio para una
soledad en |
compañía", aunque
materialmente |
confortable, pero
salpicada de con- |
tinuas infidelidades que
las con- |
tinuas erupciones
sentimentales |
jamás restañarán; hay
padres que |
no sacarán ningún provecho
de sus |
hijos, porque confunden a
los que |
engendraron con muñecos
parlan- |
tes, sin advertir que la
vida no era |
un juego, y se lamentarán
de la |
falta de ideales de la
juventud ac- |
tual, cuando ellos no
supieron ha- |
cer otra cosa que
educarles para |
el interés o estimularles
en el cum- |
plimiento de los pocos
deberes de |
la infancia con
gratificaciones co- |
rruptoras. |
No es que el ideal sea más
her- |
moso y noble que el
interés y más |
verdadero y sólido que el
senti- |
miento. Es que, como el
hombre es |
capaz de ideal y tiene
necesidad |
de superarse para ser
feliz y como |
solamente el ideal puede
llevarle a |
esa verdadera superación,
el ideal |
es necesario para la
felicidad del |
hombre, tanto como para
hacer de |
todos los hombres y con
todos los |
hombres, un mundo mejor y
un |
mundo feliz.. |
El mal de los hombres, de
las fa- |
milias y de la sociedad, y
el ham- |
bre de felicidad clamada a
gritos |
por todos, es consecuencia
de la |
falta de ideales. Y la
falta de ide- |
ales, en parte por lo
menos, es |
consecuencia del engaño
con que |
fácilmente, y no siempre
sin intima |
complicidad, se cae en la
falsifica- |
ción de lo que es el
ideal. No somos |
puros en los pensamientos,
ni leales |
en la trabazón lógica del
bien; te- |
nemos miedo, o un cierto
miedo al |
bien a secas, puramente, y
nos |
quedamos en los sucedáneos
del |
sentimiento o en la
gratificación |
inmediata motivada por el
interés. |
Todo lo hacemos depender
del |
dinero: el prestigio, la
insegura |
seguridad, la comodidad de
no im- |
portarnos nada los demás,
hasta |
que se reseca el corazón,
y aunque |
digamos que no hemos
perdido la |
fe, la fe también es un
medio, Dios |
mismo es un medio y no un
fin, y |
somos incapaces de ideales
y, con- |
siguientemente, de
transmitirlos. |
El que consiga despertar
un ideal |
en un niño, en un joven,
aunque |
no logre darle ni un solo
céntimo, |
le ha legado una semilla
de felici- |
dad y la mayor riqueza y
la más |
exquisita sabiduría con
que pueda |
ennoblecer su vida y
enseñar a ser |
felices a los demás. |
Sobran interesados,
estorban sen- |
timentales y faltan
idealistas. |
6 (126) |
LA IGLESIA NO ES |
«EL OPIO DEL PUEBLO» |
ha dicho Luis Corbalán |
El pasado mes de marzo, en
los locales de la Asociación |
de la Prensa Extranjera,
en Roma, el secretario general del |
Partido Comunista de
Chile, cuya libertad, como se sabe, |
fue intercambiada por la
del contestatario soviético Vladimir |
Boukovski en diciembre del
año pasado, hizo la siguiente |
declaración que recogemos
de La Documentation Catho- |
lique (17.4.1977). |
TODOS SABEMOS que, a raíz |
del Vaticano II, se la
produ- |
cido en la Iglesia un
cambio |
muy importante, que
ciertamente |
ya se había esbozado
tiempo atrás, |
antes de esta reunión. El
Vaticano |
II ha tenido el mérito de
mostrar |
a la Iglesia y a los
católicos la |
necesidad de otorgar
primordial |
importancia a los
problemas tem- |
porales, de preocuparse
primor- |
dialmente de la ciudad del
hombre, |
sin olvidar la ciudad de
Dios. |
Usando su propia
terminología, ha |
mostrado la necesidad de
preocu- |
parae en primer lugar de
los pro- |
blemas humanos, de la vida
del |
hombre sobre la tierra, de
la sal- |
vación del hombre sobre la
tierra, |
sin abandonar la visión
escatoló- |
gica de la liberación, de
la reden- |
ción del hombre. |
Después del Vaticano II,
en 1968, |
en Medellín (Colombia),
tuvo lugar |
la celebración de la
Asamblea |
Episcopal
latino-americana, a la |
que cupo el gran mérito de
mostrar |
la necesidad de que la
Iglesia cató- |
lica ponga el acento sobre
la libe- |
ración del hombre
latinoamericano |
y apoye los esfuerzos para
trans- |
formar la sociedad. |
La Iglesia católica ha
actuado |
de acuerdo con esta
orientación. |
Antes de las elecciones
chilenas de |
1970, en las que triunfó
Salvador |
Allende, la Iglesia
católica de Chile |
declaró que no tenía
ningún candi- |
dato ni partido político,
y se limitó |
a reafirmar las
orientaciones del |
Vaticano Il y de la
Asamblea de |
Medellín. A partir del
mismo día |
del golpe de estado de
Pinochet, la |
Iglesia católica comenzó a
padecer |
7 (127) |
persecución por parte de
la dicta- |
dura militar. La iglesia
católica se |
encontró ante el dilema de
guardar |
silencio ante los crímenes
de la |
dictadura, o de hablar
para denun- |
ciarlos. Decidió hablar. A
causa de |
ello ha venido a
convertirse, la |
Iglesia, en gran manera,
en la voz |
de los que no tienen voz,
en el paño |
de lágrimas de los pobres.
Ha sido |
la única organización que
en Chile |
ha contado con la
posibilidad de |
prestar una asistencia
jurídica a |
los encarcelados, a los
perseguidos, |
y ha proporcionado una
asistencia |
social, en otros campos, a
los aban- |
donados, a los obreros sin
trabajo, |
a las familias de los
perseguidos. |
Creo que la Iglesia
católica de |
Chile ha de salir, de todo
ello, con |
un prestigio mayor, más
cerca del |
pueblo. Con anterioridad
se había |
manifestado un cierto
divorcio con |
el pueblo y la tendencia a
un acer- |
camiento a los ricos.
Ahora el pro- |
ceso se ha invertido. |
En esta situación,
nosotros, los |
comunistas, pensamos que
en la |
misma medida en que la
Iglesia |
católica se mantenga en
esta orien- |
tación, las afirmaciones
de que la |
Iglesia sea «el opio del
pueblos o |
un factor de enajenación
humana, |
pierden valor. |
A la luz de todo esto no
veo |
ninguna posibilidad seria
para ulte- |
riores dificultades entre
la Iglesia |
católica y los partidos
marxistas |
de mi país. Más bien todo
lo con- |
trario, pues creo que la
posición de |
la Iglesia católica
chilena es un fac- |
tor que facilita la
coexistencia, de |
hoy y de mañana, entre
marxistas |
y cristianos, entre
creyentes y no |
creyentes. Además, el
movimiento |
obrero chileno jamás ha
sido anti- |
clerical y mucho menos,
todavía, |
antieclesial. |
CONFERENCIA |
PARA LOS AMIGOS DEL
ORATORIO |
LA ESENCIA DEL MATRIMONIO
CRISTIANO |
Por el P. Ramón Mas |
LUNES 7 DE NOVIEMBRE, A
LAS 8,30 DE LA TARDE, |
EN LA SALA DEL ORATORIO
SECULAR |
8 (128) |
IETD: |
INSTITUTO ESPAÑOL DE
TEOLOGIA A DISTANCIA • Plaza Ramales, 2 • Madrid 13 |
«Es de desear que los
laicos reciban una bue- |
na formación de las
ciencias sagradas y que |
no pocos de ellos se
dediquen er profeso a estos |
estudios y profundicen en
ellos» (GS, 62). |
SABER de Dios |
SABER SER cristiano |
SABER HACER en la Iglesia |
El Instituto Español de
Teologia a Distancia está concebi- |
do, estructurado y
programado para dar una formación teoló- |
gica permanente, abierta,
viva y actual: |
• es un medio de enseñanza
que permite compaginar el tra- |
bajo habitual con el
estudio; |
• es un servicio en la
línea de igualdad de oportunidades que |
permite hacer realidad el
derecho a la educación teológica |
que tiene todo cristiano; |
• es una innovación en el
método de enseñanza de las cien- |
cias teológicas y
bíblicas. |
Pueden matricularse en el
Instituto Español de Teologia a Distancia, todas las perso- |
nas que deseen interesarse
en el estudio de la teologia. |
Vd. puede ser una de
ellas. Hable de su caso con algún macerdote enterado, o ceeriba |
directamente al Instituto,
para más amplia información. |
9 (129) |
La honradez del cristiano |
está en el trabajo, |
el estudio y la oración |
ESTUDIAR bien es un buen
trabajo; |
hacer bien la oración es
un buen |
estudio. |
Trabajar, estudiar, orar,
podría |
ser el programa
sintetizado de un |
buen cristiano. |
Afortunadamente hay gente
que estu- |
dia, gente que trabaja
perseverantemente, |
gente que reza. Suelen ser
los más atareados, |
los más diligentes en el
cumplimiento pun- |
tual del propio deber, los
que más tiempo |
dedican a la oración, los
que más conscien- |
temente y a menudo
participan en las Eucaristías. A la inver- |
sa ―la pereza es
madre de todos los vicios, dice el refrán-, |
suelen ser los más
desocupados, los inconstantes aun en las |
empresas materiales, los
que "no tienen tiempo" para atender |
al espíritu; o, si parece
que van a hacer oración, es sólo para |
huir de un deber que les
sería más incómodo. |
― Acostumbrados a
tomar las apariencias por realidades, |
nos hemos perdido mil
veces, enviciados en el cansancio del |
fingimiento, permaneciendo
vacíos de contenido: se finge tra- |
bajar para disimular
escondidas holganzas; se finge estudiar o |
haber estudiado en gentes
jóvenes y menos jóvenes...-- |
para mantener la barnizada
elegancia de los pseudo-selectos; |
se finge también, entre
somnolencias beatas, una amistad con |
Dios, para pasar por
santos o "almas de oración"... |
¿Cuándo seremos
auténticos? |
Será imposible si
permanecemos aletargados, sin el esco- |
zor de un verdadero ideal
en el alma; será imposible si no |
despertamos a la evidencia
de las fuerzas desperdiciadas, si |
no abandonamos el lujo de
tanto tiempo perdido, si no nos |
convertimos de la
hojarasquera vanidad inútil. De frustración |
en frustración, tendremos
que inventarnos otros males menos |
vergonzosos para ocultar
los verdaderos que nos aquejan y |
nos humillan, sin pararnos
a reconocer que nunca acabamos |
10 (130) |
de proponernos seriamente
querer ser hombres para poder |
ser cristianos. |
De nada servirá, si la
conciencia no se ha encallecido, el |
que hayamos encontrado o
consigamos mantenernos en una |
solución materialmente
cómoda para seguir viviendo o vege- |
tando. No seremos
creadores de nada y tampoco alcanzaremos |
la virtud de aceptar
inevitables dependencias, al no bastarnos |
a nosotros mismos para
mantener apariencias inmerecidas, y |
nos rebelaremos para no
tenerlas que agradecer jamás. Sere- |
mos infelices por culpa
nuestra, aunque sigamos acusando a |
los demás injustamente. |
. ¡Cuántas críticas
dirigidas a la Iglesia, por los que, díganlo |
o no, están ya casi
definitivamente separados de ella, no son |
otra cosa que producto de
un resentimiento que parte de la |
envidia, de la pereza y de
la ignorancia! ¡Cuántas incomodida- |
des para muchos que están
dentro de ella, que son consecuen- |
cia de no profundizar en
su conocimiento y de haber abando- |
nado el trato con Dios: de
no trabajar, de no estudiar, de no |
orar! Se pertenece a la
Iglesia, no porque "se está" en ella, sino |
porque se trabaja, se
aprende, se estudia y se vive con ella; |
y esto es imposible sin el
deseo de profundizar en el saber |
humano tanto como en el de
las cosas de Dios, y es imposible |
sin tratar con Dios como a
un Ser personal. |
11 (131) |
En esta época en la que se
muestran más acelerados los |
cambios, más exigentes y
profundas las transformaciones, mu- |
chos se sienten incómodos
al moverse en el presente marco |
histórico y
circunstanciado de la fe. Algunos ocultan o distraen |
su inconformidad creyendo
superarla a través de un fanatismo |
más o menos cerril y a la
par sentimental, sin mayor efecto |
que el de cubrir o aplazar
el verdadero problema: éste se re- |
solvería no por medio de
esta huida enajenadora, falsamente |
piadosa, sino superando
estas dos perezas: una de la mente y |
otra del corazón. La mente
ha de ser nutrida, alimentada con |
ideas, con conocimientos
más que infantiles sobre la fe que |
decimos profesar. El
corazón ha de tratar con Dios lealmente |
sin acudir a Dios para
huir del deber, sin fabricar con pretex- |
tos de piedad,
autosugestiones o vanidades falsamente místicas. |
A los que confiesan
carecer de la fe, sólo les pediríamos |
que no juzguen lo que
desconocen; que apliquen a ella y a |
los que dicen profesarla,
la misma lógica que utilizan para |
otros aspectos. Y que sean
honestos y sinceros consigo mismo. |
La fe no se puede alcanzar
por deducción filosófica: siempre |
parte de un primer don, de
una gracia inicial de Dios, que |
se concede siempre a quien
no pone obstáculos. Que sean |
honestos y, al final, nos
encontraremos. Todos los caminos |
llevan a la verdad, y es
cierto que la verdad se hace andando, |
se hace "al
andar" si el pie inicia y sostiene el paso honesta- |
mente, buscándola de
corazón. |
Esta honestidad tal vez
sea el común denominador para |
todos: para el fiel, para
el tibio, para el que se aleja y critica, y |
para el descreído. El
tibio inicia, con su pereza, un alejamiento |
de Dios y cultiva un
autoengaño que aparentemente lo justifi- |
que, entre miedos y
escrúpulos; el alejado no aplica a la Iglesia |
la lógica que le sirve
para otros órdenes incluso de menor |
entidad; el descreído, si
no escamotea el hacer de su vida un |
testimonio de la verdad,
hallará, al fin, su plenitud en Dios. |
Resumiendo: hay que
trabajar, hay que estudiar, hay-el |
que tenga alguna fe, - que
hacer oración. Hay que ser since- |
ros, para mantenernos en
el bien, para reparar el mal. Y hay |
que mantener,
recomenzándola siempre, esta radical honradez. |
12 (132) |
documento: |
LA ORACIÓN: |
CIEN DEFINICIONES |
DISCUTIMOS estudiamos,
organizamos. Nos preocupa el mundo, la Igle- |
sia, nuestra propia vida.
Queremos entender cada situación, mejorar |
las cosas, transformarlo
todo. Criticamos más que construimos, deci- |
mos más que hacemos, y
ojalá que, lo que digamos, lo hayamos pensado pri- |
mero, pensado y hecho
nuestro, asimilado. Tal vez esta simple y elemental |
coherencia entre
pensamiento reflexivo y acción responsable, bastaría para |
acreditar nuestra
condición de hombres. |
Pero como cristianos nos
faltaria todavía algo más. No basta discutir, es- |
tudiar, hacer y organizar.
Como al ser vivo le es indispensable la respiración, |
es necesaria al cristiano
la oración, el trato con Dios, la plegaria. |
¿Qué es la oración? |
En el primer número de
este año de la revista La Vie spirituelle, ha escrito |
Michel Germain Guillot
esta cadena de pensamientos sobre la plegaria, como |
un rocío de palabras sobre
la mente, que describen, que definen, que descu- |
bren, despacio, qué es la
oración. Damos su traducción. |
Escuchar a Dios |
que habla |
ORAR es escuchar a Dios
que te habla. |
Ora es abrirle finalmente
a lo que Dios nos ha pro- |
puesto desde siempre. |
Ora es dejarse llenar de
todo el deseo de paz que hay |
en el corazón de Dios y
dejar que se haga eficaz en |
nosotros. |
Ora es ponerse a
disposición de Dios para que pueda |
decirnos una vez lo que
siempre ha querido decirnos. |
Ora es ofrecernos a Dios
para que puedo hacer en nos- |
otros lo que siempre
quiere hacer. |
Ora es tomar conciencia
del llamamiento de Dios, es |
consentir en su designio y
en lo que nos propone. |
13 (133) |
Orar es recibir lo que
Dios nos quiere dar. |
Orar es abrirse al perdón
que Dios nos propone. |
Orur es acoger a Dios que
se nos ofrece. |
Orar es aprender |
de Dios |
ORAR es aprender a
escuchar. |
Orar es remontar nuestras
tareas hasta Dios mismo, |
hacerlas brolar de Cristo,
sumergirlas en la gran corriente |
de amor, de liberación y
de esperanza que ha de transfor- |
mar el mundo. |
Orar es tomar conciencia
de las palabras que Dios nos |
dirige en su Libro la
Biblia-, pero también escuchar lo |
que nos sugiere a
propósito de nuestra propia existencia. |
Orar es abrirse a la
solicitación de Dios, para comuni- |
carnos su aliento, su gozo
para crear y para amarlo. |
Orar es abrirse a Dios
para que nos abra a los demás. |
Orar es pensar en Alguien
con amor. |
Orur es un momento de
intimidad con Dios, es la aper- |
tura a la verdadera vida. |
Orar es descubrir que Dios
nos quiere. |
Orar es ser la imagen del
Cuerpo de Cristo. |
Y ponerse a dispo- |
sición de Dios |
ORAR es, de una vez,
escuchar al Señor, ponerse a su dis- |
posición, ser alabanza y
acción de gracias, aliento filial, |
petición confiada. |
Orar es intercambiar,
conversar con Cristo. |
Orar es encontrar un
tiempo de silencio. |
Orar es encontrar un
tiempo para detenerse, para repen- |
sar, para reordenar, en
presencia del Señor, los días, las |
horas, los
acontecimientos. |
Orar es encontrar un
liempo gratuito de alabanza, de |
contemplación del amor
infinito de Dios. |
Orar es dar un alimento
indispensable a la vida de la |
ſe, un alimento al
que hay que recurrir a menudo, incluso |
después de períodos de
indigencia. |
Orar es respirar, es tomar
conciencia de Dios y mante- |
nerse en su presencia como
el que se pone al sol para |
recibir el beneficio de su
calor. |
14 (134) |
Orar es dejar que Dios se
apodere progresivamente de |
nuestro ser, de toda
nuestra vida, para que tenga a reali- |
zar en nosotros su plan de
amor, a pesar de nuestra resis- |
tencia y de nuestro
pecado. |
Orar es "hacer
memoria" y recordar que el aconte- |
cimiento que se recuerda
es un misterio que no pierde |
actualidad. |
Orar es acoger |
al Espiritu |
ORAR es acoger en nosotros
al Espíritu Santo. |
Orar es hacer muestra la
plegaria de Cristo dirigida al |
Padre. |
Orar es abrirnos al amor
de Dios. |
Orar es elevar un lamento,
una voz de angustia, una |
petición de socorro, una
contemplación serena. |
• Orar es un estado de
alma que mira a Dios sin decir |
palabra, ocupada
únicamente en contemplarlo, diciéndole |
que lo ama mientras lo
mira, enmudecidos los labios y |
hasta el pensamiento. |
Orar es desprenderse un
poco de uno mismo, volverse |
alguna vez penosamente
hacia este Dios misterioso, cuyo |
rostro hará sufrir siempre
a los hombres porque no lo aca- |
ban de descubrir, ni ven
en él la luz definitiva que da cla- |
ridad a su condición de
hombres. |
Orar es entrar en relación
con Alguien. |
Orar es tratar con Dios
como a uno que está cerca. |
Orar es acercarse a Dios y
descubrir su distancia y su |
proximidad. |
Es renovarse |
ORAR es dejarse renovar
por Dios. |
Orar es la felicidad del
alma sobre la tierra. La vida |
interior es un baño en el
cual el alma se sumerge, y devie- |
ne anegada en el amor. |
Orar no es nada más que la
unión con Dios. |
Orar es hacer una
determinación de fe, apoyándose en |
la certidumbre de que Dios
mora en lo intimo del corazón. |
Orar es hacer una
determinación de amor que nos da |
acceso a la proximidad del
Padre. |
15 (135) |
Orar es adherirse al
designio de amor del Padre. |
Orar es rolver al Padre,
desde lo profundo de nuestra |
friseria de pecadores,
mientras aceptamos el compromiso |
de perdonar a los que nos
han ofendido. |
Orar es dialogar con Dios
en una conversación de amor |
que fiende a la
comunicación silenciosa. |
Orar es dejar que el
Espíritu sea en nosotros, enteramen- |
te, un impulso que nos
lleva al Padre. |
Orar es entregarse |
a Dios |
ORAR es presentarse a Dios
con entrega total, con total |
abandono, dispuesto a
recibirlo todo de él y de los hom- |
bres. |
Orar es mecerse en la onda
de la comunicación con |
Dios. |
Orar es remitirlo todo a
Dios, con palabras o sin ellas. |
Orar es tener la
certidumbre de que Dios sabe lo que |
nos conviene mejor que
nosotros sabemos lo que queremos. |
Orar es redescubrir el
rostro de Dios riro para poder |
maravillarros de él y
tratar verdaderamente con él. |
Orar es desposar la
voluntad de Dios con nuestros |
deseos. |
Orar es pedir a Dios que
venga a dar su combate en |
nosotros. |
Orar es establecer un
lenguaje habitual con Dios en una |
amistad verdadera y real. |
Orar es consentir a uno
que es mayor que nosotros. |
Orar es penetrar en |
DIOS |
ORAR ex penetrar, como
sea, en Dios vivo. |
Orar es ponerse bajo el
influjo del Espíritu Santo, cal- |
marse, recogerse para
dejar que surjan, se filtren y apa- |
rezcan nuestras
actividades más profundas, para hacerse |
dácila Otro que ruega en
nosotros. |
CADA PRIMER JUEVES DE MES,
A LAS 4,30 DE LA TARDE: |
RETIRO ESPIRITUAL PARA
SEÑORAS |
por el P. Romando Ugenn |
16 (138) |
Orar es dejar que
despierten y se desborden en nosotros, |
la alegría, el amor del
hijo hacia su Padre. |
Orar es ponerse a
disposición de Dios para dejarle ha- |
cer en nosotros, siquiera
un momento, lo que él quiere |
hacer desde siempre, y
para lo que nunca le concedemos |
tiempo para que lo haga. |
Orar es establecer una
relación, un diálogo con esle ser |
misterioso que "nadie
ha visto jamás", pero que presenti- |
mos en el corazón de la
vida que hay en nosotros. |
Orar es dilatar el corazón
y el espíritu al soplo de Dios. |
Orar es dejar que exista
en nosotros el hombre nuevo |
que ya vive en cada uno de
nosotros. |
Orar es dejar paso a la
savia vital que hay en nosotros |
para que reviente en Dios
y se dilate. |
Orar es decir
"yo", es hablar de cara a Dios, es lanzar |
un mensaje con la cierta
esperanza de que será captado. |
Orar es percibir el |
mensaje de Dios |
ORAR es alender y
esforzarse para recibir el mensaje de |
Dios. |
Orar es creer que Dios se
ocupa de nosotros y que espe- |
ra una intervención de
nosotros. |
Orar es creer que Dios
prevé nuestro lugar en su pro- |
grama. |
Orar es creer que Dios
siempre lleva razón. |
Orar es descubrir que el
amor no ha consentido la sole- |
dad de Dios. |
Orar es una aventura que
no se limita a la aportación |
de emociones apasionantes,
sino que comporta responsa- |
bilidades nuevas. |
Orar es saber que hemos
sido adoptados y que nos di- |
rigimos a un Dios que nos
escucha. |
Orar es hablar la lengua
de Dios, una lengua nueva |
que se despierla en
nosotros. |
Orar es obtener un lugar
nuestro en el corazón orante |
de Cristo. |
Es ser como un río... |
ORAR es ser como el cauce
de un río... |
Orar es la llave de la
mañana y la cerradura de la |
noche. |
17 (137) |
Orar es hacernos niños y
dejarnos colmar por el amor |
espontáneo de Dios. |
Orar es dejar que el
Espíritu transmita a través de nues- |
tros instintos de vida y
de muerte los sueños más grandes |
del Reino: el Evangelio
vivido y la paz finalmente esta- |
blecida para siempre. |
Orar no es cambiar las
intenciones de Dios, sino dejar- |
nos cambiar a nosotros
mismos y permitir que seamos |
interiormente
transformados, renovados, recreados por su |
Espíritu de amor. |
Orar es abrir nuestro
corazón para acoger el don gratui- |
to de Dios hecho a
nosotros mismos y a todos los hombres. |
Orar es cambiar de figura,
es ser configurado con Cristo |
transfigurado delante de
sus Apóstoles. |
Orar es aceptar ser
llamado por Cristo. |
Orar es pensar en Dios
mientras lo amamos. |
Orar es |
comprometerse |
ORAR es enrolarse
totalmente. |
Orar es reconocer la
absoluta prioridad de Dios, Señor |
y Maestro de nuestra
existencia. |
Orar es tomar conciencia
del Espíritu que nos da vida |
y por el cual clamamos:
";Abba, Padre!" |
Orar es entrenarse para
poder hacer el esfuerzo que |
tiende a transformar
nuestra existencia y que permite la |
realización práctica del
pensamiento de Dios sobre noso- |
tros mismos y sobre el
mundo. |
Orar es hacernos
disponibles para Dios. |
Orar es prepararse y estar
dispuesto para la acción de |
Dios sobre nosotros. |
Orar es cambiar la faz del
mundo. |
Orar es tener la fuerza de
hablar a Dios en nombre de |
todos y hablar a todos en
nombre de Dios. |
Orar es convertirse en el
instrumento vivo y verdadero |
querido por Dios desde su
eternidad, pero para esta hora |
presente y nuestra. |
Orar es revestirse |
de la dignidad de |
Cristo |
ORAR es hacer al hombre
digno del Eva |
ORAR es hacer al hombre
digno del Evangelio y digno de |
Cristo. |
Orar es reconocer nuestras
flaquezas de cada día, y |
admitirlas. |
18 (138) |
Orar es la mejor arma de
que disponemos, porque abre |
el corazón de Dios. |
Orar es proclamar que
existe siempre otra alternativa, |
más allá de nosotros. |
Orar es comprometerse en
el camino de la verdad. |
Orar es,con frecuencia, lo
contrario de la seguridad. |
Orar es ser como un río
que va cavando su lecho, que |
va abriendo su espacio, en
medio del flujo y reflujo de |
todas nuestras obras. |
Orar es convertirse a la
esperanza. |
Orar es aceptar ser pobre
y aceptar buscar camino. |
Orar es creer en la |
luz |
ORAR es creer que al final
de la ruta hay una luz. |
Orar es esforzarse para
encontrar, más allá de la pe- |
numbra del velo, el rostro
de Dios. |
Orar es afirmar, con un
movimiento simple del alma, |
que Dios existe y que nos
contempla, que nos escucha, que |
nos responde, que nos
comprende y que nos ama. |
Orar es afirmar, con un
gesto espontáneo, una necesidad |
de compartición. |
Orar es un reflejo de
enamorado que se sorprende de ser |
amado, de ser mirado
amorosamente, de ser preferido. |
Orar es, alguna vez,
constatar un fracaso, hallarse ante |
lo irreparable y atreverse
a decir a Dios que no compren- |
demos por qué. |
Orar es ser auténtico
frente a Dios. |
Orar es, luego de
renunciar a la acción, ponerse con |
frecuencia mirando a Dios,
escucharlo, responderle y, en |
este contacto solitario,
hallar la gracia, la fuerza para |
vivir cada instante en su
presencia. |
Orar es creer que en el
corazón de la noche más oscura, |
existe la luz. |
LAUS se reparte
gratuitamente |
a los amigos del Oratorio |
que lo solicitan |
19 (139) |
gente |
joven |
del Oratorio |
TODOS LOS DOMINGOS, |
A LA UNA MENOS CUARTO: |
FORMACION |
CRISTIANA |
DE |
GENTE JOVEN |
DE 9 A 16 AÑOS. |
COMIENZA EL CURSO EL DÍA
16 DE OCTUBRE |
LAUS |
Director: Ramon Man
Cassinelles - Edita e imprime: Congregación del Oritorio |
Placeta de S. Felipe Neri.
I - Apartado 102 - Albacete - D. L. AB 103,62 - 17. 10. 77 |
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