Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm. 153. NOVIEMBRE. Año
1977 |
SUMARIO |
NOVIEMBRE, con la vida que
se amortigua y la |
muerte que se insinúa: con
el resto de calorcillo |
que se agradece mientras
se apaga, y el frío que |
nos saluda austero; con el
recuerdo de las cosechas |
menguadas y la avaricia de
la semilla que se pierde en |
los cálculos todavía
problemáticos, es el panorama del |
invierno que acecha. La
muerte y la vida, el frío y el calor, |
la pena y la esperanza...
Y, por dentro, el pensamiento |
que trabaja, el espíritu
que no muere, la inteligencia que |
recoge y organiza las
verdades de la vida, y las guarda, |
por encima de las
controversias, como rescoldo que prepa- |
ra y garantiza otras,
superiores, claridades. Hay que vivir |
más, y hay que saber más
cosas del mundo, del hombre y |
de Dios. La vida sigue. |
ACCIÓN Y CONTEMPLACIÓN |
NEWMAN |
LA FE Y LA ESPERANZA
IMPACIENTE |
CULTURA Y CRISTIANISMO |
LA RELIGIÓN EN LA
UNIVERSIDAD |
1 (141) |
Tiempo de orar: |
Señor, me pongo
enteramente entre tus ma- |
nos. |
Tú me has creado para ti.
Ya no quiero pen- |
sar más en mí mismo.
Solamente te quiero seguir. |
Señor: ¿qué quieres que
haga? |
Déjame, solamente, que
haga mi camino |
contigo, tanto si es en el
gozo como en la pena, |
yo te quiero acompañar.
Hago y te ofrezco el |
deseo de mis placeres, de
mis sacrificios, de mis |
debilidades, de mis
proyectos, de estos pensa- |
mientos que me retienen
lejos de ti y que me |
encierran replegándome en
mí mismo. |
Haz de mi lo que quieras.
Yo no quiero |
comerciar contigo. Yo no
calculo y busco, de an- |
temano, qué destino me
aguarda. Yo quiero ser lo |
que tú quieres que sea.
Tampoco te digo que «te |
seguiré dondequiera que
vayas», porque soy débil. |
Pero me entrego a ti para
que tú, incesantemente, |
me lleves por tu camino y
me conduzcas a tu fin. |
Cierro los ojos y sólo te
pido la fuerza que me es |
inprescindible para este
día y este momento. |
Dios mío, que no oculte
nada a tu mirada |
y pida tu consentimiento
en todas mis decisiones |
y tu bendición sobre cada
uno de mis actos. Lo |
mismo que un cuadrante
solar solamente deter- |
mina la hora si bate en él
el sol, también así yo |
quiero ser determinado
solamente por ti, en lo que |
te quieras servir de mí,
mientras me conduces. |
¡Que sea siempre así,
Señor Jesús! |
John Henry NEWMAN, C. O. |
2 (142) |
Acción |
y contemplación |
CUANDO nos encontramos
frente a los más grandes hombres y mujeres |
del Cristianismo, esos que
registramos en la liste de los Santos, y se |
nos fuerza a establecer la
clasificación entre "activos" y "contemplativos". |
las vacilaciones en que
nos debatimos no tienen fin, por poco |
que nos acerquemos al
análisis de sus vidas. Sólo si se nos ocultan o des- |
conocemos parte o aspectos
de ellas, podemos de algún modo resignarnos |
A esa convencional
bipartita clasificación. |
Si nos remontamos a los
principios ya se comprende que no puede |
haber actividad que
merezca llamaree cristiana si no es fruto y si no está |
animada por la
contemplación; ni ésta puede ser santa si impidiera la ac- |
tividad para el bien. |
Pensamiento y acción,
oración y actividad se hermanan y confunden |
en los santos. La
compartimentación estancada, seccionada, que en aras |
de una discutible
racionalización aplicamos a los modos de santidad, no |
nog sirve, por ejemplo,
cuando nos referimos a Jesucristo, el prototipo de |
los santos: ni vale para
ello que introduzcamos una tercera olasificación, |
la que hemos venido en
denominar "mixta". LA santidad es sencilla, sin |
mixturas ni conjunción de
elementos, aunque pretendiéramos extraerlos |
del mismo Evangelio. Del
Evangelio sacaríamos, en todo caso, que si el co- |
razón es claro y limpio,
todo eso deviene olaro y transparente, todo es uno. |
Cristo ve, contempla al
Padre, y opera y trabaja como el Padre trabaja y |
es una cosa con él. |
¿Podríamos clasificar a
san Pablo como contemplativo o como Activo? |
Igual dificultad
tendríamos al intentar hacerlo, si reflexionamos un poco, |
con santa Teresa de Jesús,
la mistica o incansable andariega; con sante |
Catalina de Siena, la
enamorada de Dios y celosa e intrépida servidora de |
la Iglesia con el
Poverello de Asís, identificado con Cristo y abierto a todas |
las cosas con san Felipe
Neri, absorto en Dios y hablando de continuo con |
todo el mundo por las
cnlleg de Roma: con san José de Calasanz, con ban |
Juan Bosco, con Ozanam,
con Newman... |
3 (143) |
Si nos fuera dado poder
seguir, nl detalle, los pasos de la vida y pene- |
trär los latidos del
corazón de cunlquier personne de veras cristiano, dea- |
cubriríamos la
perſeota trabazón entre actividad y contempinción, entre |
el hacer para Dios y el
pensar en Dios, entre Apostolado y oración. |
Veriamos además, que su
oración no seria metodizada, ni sumpostolndo |
demasindo organizado. Si
lo fuera, bate acabaría en anquilosante estructu- |
ra de sólo apariencias
para Amortizar y la crnción de reduciría A Cañama- |
zo metódico inservible
para conducir al fin, Dios, y acabaria convertida en |
la autoconiempinción del
meditante. No serviria para la santidad; a lo sumo |
compondria una apariencia
sin contenido real. A partir de este equivoco |
seria posible la
bugestión, el engaño autocontemplativo, la desviación fan- |
LÁstica por derroteros
divergentes de la verdadera mistica, que siempre |
fueron temidos y
combatidos implacablemente por los santos auténticos y |
por los buenos maestros de
la vida espiritual, porque descubrían |
en tales |
situaciones, las
complicidades no totalmente erradicadas del orgullo y las |
flaquezas del sentimiento.
San Felipe Neri perdín au proverbial dulzura y |
comprensión y las
transmudaba en dureza inexorable frente a estos dos |
peligros: las apariencias
místicas y la desobediencia. |
Se comprende que, en buena
lógica cristiana, toda actividad será ver- |
daderamente santa sólo en
la medida en que esté animada por un pedea- |
miento, por una intención
sobrenatural que surja del trato con Dios en la |
Oración y que la oración
no es el ocio o somnolencia si es estimulada por |
la acción generosa y
oreadora del ngente que se olvida de sí mismo para |
Yolcarse en Dios. |
La oración no es huir ni
diferir el trabajo, el deber, la actividad, como |
quiera que esta se
elasifique y aunque se llame "apostólica". El buen trabajo |
de un cristiano tampoco es
un estorbo para la oración. Lo uno y lo otro |
constituye la trabazón de
la santidad o si se quiere, el ser y el hacer de la |
vida cristiana. Porque,
&qué se puede hacer santamente, si no resulta de ha- |
berlo tratado con Dios? 20
de quó otra cosa puede ser resultado la santidad |
si no de tratar
amorosamente a Dios y dedicarle todo el hacer de la vida? I |
CONFERENCIA |
PARA LOS AMIGOS DEL
ORATORIO |
CONCEPTO DE AMOR |
Por el P. Ramón Mag |
VIERNES 9 DE DICIEMBRE, A
LAS 8,30 DE LA TARDE, |
EN LA SALA DEL ORATORIO
SECULAR |
4 (144) |
NEWMAN |
OTRAS VECES, desde estas |
mismas páginas, nos hemos |
referido a Newman. La re- |
ciente publicación de la
APOLO- |
GIA PRO VITA SUA, ofrecida
por la |
BIBLIOTECA DE AUTORES
CRISTIANOS |
(B. A. C.), pone otra vez
de actuali- |
dad en España, el
itinerario espiri- |
tual de este gran
convertido. La |
APOLOGIA es el más
interesante |
de todos los escritos del
célebre |
convertido de Oxford,
John-Henry |
Newman, que al poner al
descu- |
bierto su alma marcó, en
la historia |
de la Iglesia y en la de
todos los |
peregrinos que caminan
hacia la |
luz, un hito parecido al
de otro gran |
convertido, de casi quince
siglos |
atrás que también alcanzó,
crucifi- |
cado antes por el dolor de
la duda, |
el tesoro luminoso de la
fe. Es claro |
que nos referimos a las
CONFESIO- |
NES de san Agustín que,
según |
César Baronio (ANN. ECC.
ad ann. |
395), fueron escritas a
instancias de |
s. Paulino. |
Además, el reciente
Concilio Va- |
ticano II, ha aventado las
cenizas |
que cubrían las ascuas del
fuego |
latente que Newman nos
legara en |
el rescoldo más vivo de la
Cristian- |
dad, y hasta se puede
decir que |
la brasa se envuelve en
llamas, |
allí donde todas las ideas
capitales |
del cardenal Newman son
luz pro- |
fética, aun ahora, al cabo
de un |
siglo. |
La trascendencia de los
santos y |
de los genios excede el
marco de |
su propia vida y de su
época; su |
huella, en la historia y
en la Iglesia, |
no sólo perdura indeleble,
sino que |
abre camino por el que
luego eg |
preciso transitar,
mientras experi- |
mentamos, junto con la
certeza que |
nos viene de atrás como
algo reci- |
bido, una cautivadora y
fuerte im- |
presión primaveral que nos
lo hace |
siempre nuevo, como si lo
acabára- |
mos de estrenar. |
No importa que estos seres
extra- |
ordinarios hayan sido más
o menos |
incomprendidos, o que
incluso ha- |
yan sido perseguidos. En
realidad, |
para los espíritus
vulgares que te- |
nían cerca, pegados a un
concreto |
cómodo, de riesgo mínimo y
casi |
sin futuro, ellos
resultaban incom- |
prensibles cuando no
compromete- |
dores. Existe en las almas
verdade- |
5 (145) |
ramente grandes una
sencillez tan |
profunda que, sin que
ellas mismas |
lo pretendan y ni se
percaten, po- |
nen en evidencia lo
mezquino y lo |
vulgar, incapaz de
calibrar ni la |
fuerza sobrenatural del
amor de un |
santo, ni la profundidad
de la in- |
tuición genial. A pesar de
todo, el |
santo y el genio, gozan de
una ac- |
tualidad perenne y de una
perte- |
nencia universal. |
Newman fue lo uno y lo
otro; |
virtud y genio se combinan
en él, |
hasta erigirlo, sin darse
cuenta, en |
una figura que más bien
podría |
alinearse, por su
santidad, por su |
inteligencia y por su
influjo en la |
Iglesia, junto a estas
columnas de |
la misma con el nombre de
Santos |
Padres. Pío XII dijo de
él, en cierta |
ocasión, que Newman no
solamente |
sería inscrito en la lista
de los san- |
tos, sino que sería
declarado Doctor |
de la Iglesia. |
― Newman es ya, en
la estimación |
de todos, universal y
perdurable; |
su figura es venerada y
respetada |
por todos, dentro y fuera
de la Igle- |
sia católica, aunque en
realidad |
haya sido menos conocido
en los |
países latinos y, si cabe,
aún menog |
en España y hasta en
Italia, lo que |
resulta en parte
explicable por la |
dificultad lingüística y,
consiguien- |
temente, por la falta de
intercambio |
cultural suficiente entre
nuestras |
latitudes y la patria del
insigne |
convertido, y también,
porque la |
problemática religiosa y
apostólica |
de la Inglaterra
victoriana no era |
la nuestra. |
Hoy, sin embargo, cuando
las |
comunicaciones acercan no
sólo los |
lugares sino también las
ideas, y |
todo, en el mundo
presente, tiende a |
la homogenización de
inquietudes |
y al reparto y
participación vital |
en todas las
responsabilidades, co- |
bra mayor actualidad la
figura y el |
pensamiento de John-Henry
New- |
man, porque su
trascendencia nos |
alcanza ineludiblemente.
Habría de |
bastar un repaso, siquiera
superfi- |
cial, de su obra, antes y
después |
Si reseguimos la Biblia y
miramos a las figuras que sirvieron a Dios, |
aun cuando veamos que
comenzaron su tarea con éxito, comprobamos |
que al fin acaban en el
desengaño y la frustración. Lo cual no quiere |
decir que el plan de Dios
y de sus colaboradores deba necesariamente |
fracasar, sino que la
cosecha de lo sembrado para el Reino de Dios |
no se comprueba en nuestro
tiempo; por esta misma razón apenas |
puede percibirse el fruto
visible en la vida de ningún hombre justo. |
JOHN HENRY NEFMAN |
6 (146) |
de convertirse al
Catolicismo, y |
cotejarla con el reciente
Concilio |
―Iglesia, laicado,
ecumenismo...- |
para darnos cuenta de cómo
la |
lealtad y la clarividencia
de New- |
man, no solamente puede
aún cons- |
HITOS |
DE LA VIDA |
DE NEWMAN |
1801 Newman nace en
Londres, el 21 de Febrero. |
1816 Primera conversión. |
1817 Es admitido en el
Trinity College, en la |
Universidad de Oxford. |
1822 Es elegido Fellowship
en el Oriel College, de Oxford. |
1826 Predica su primer
sermón en la Universidad. |
1832 Durante un viaje por
el Mediterráneo, con Hurrell |
Froude, escribe el poema
Lead Kindly Light. |
1833 Publica The Arians of
the Fourh Century. |
1841 Publicación del Tract
Ninety. |
1843 Predica su último
sermón como anglicano y se |
retira a Litti |
emore. |
1845 El 9 de Octubre es
recibido en la Iglesia Católica. |
Publica la obra The
Development of Christian |
Doctrine. |
1848 Se establece el
Oratorio de Birmingham. |
1852 Publicación de The
Idea of a University. |
1854 Rector de la
Universidad Católica de Dublín. |
1858 Vuelve a Birmingham. |
1859 Funda en Birmingham
la Escuela del Oratorio. |
1864 Publica Apologia pro
vita sua. |
1865 Publica The Dream of
Gerontius. |
1870 Publica Tle Grammar
of Assent. |
1875 Publica The Letter to
the Duke of Norfo |
1879 Es creado cardenal
por León XIII. |
1890 El 11 de Agosto muere
en el Oratorio de |
Birmingham. |
7 (147) |
tituir una aportación
"actual" para |
la Iglesia de nuestros
días, sino que, |
en muchos puntos, sigue
siendo |
"avanzado",
después de cien años. |
Entonces no faltaron
quienes se |
escandalizaran, e incluso
ahora, a |
pesar del respeto y
garantía reco- |
nocidos, no se podrían
repetir to- |
das sus palabras, sin que
cundiera |
el escalofrío que suele
causar, en |
los más prudentes, un
inesperado |
exceso de prudencia,
aunque venga |
de un santo. |
En el año 1964, con
ocasión del |
centenario de la
publicación de la |
APOLOGIA, se celebraron en
In- |
glaterra, en Alemania y en
Estados |
Unidos de América, una
serie de |
conmemoraciones y, hace un
par |
de años, un Symposium
internacio- |
nal en Roma. |
Las ediciones y las
traducciones |
de las obras de Newman,
los estu- |
dios sobre sus escritos,
su figura y |
su influjo, se deben no
sólo a la |
fidelidad con que algunos
oratoria- |
nos especializados
(Tristram, Boyer, |
Dessain...) lo han hecho
tema casi |
constante de su estudio,
sino al |
interés de muchos más,
sacerdotes |
O seglares, católicos o no
católicos, |
que no han cesado ni cesan
de |
tenerlo en cuenta en sus
investiga- |
ciones. Newman es
universal. |
No hace mucho, desde las
pági- |
nas de VIDA NUEVA (nº
1100, de 15 |
oct. 1977), ese inquieto y
lúcido |
cristiano que es José
Miguel Oriol |
(prescindan del prejuicio
del clan |
del nacional-catolicismo
familiar |
que sugiere el apellidol),
actual |
responsable de las
ediciones ZYX, |
se lamentaba del
"verdadero desastre" |
de la cultura cristiana en
Espa- |
ña. «Por dar un síntoma -
decía, |
aquí no se han traducido
las gran- |
des obras de la literatura
y el pen- |
samiento católico del
siglo XIX y |
XX. ¿Quién conoce la
dogmática |
de Barth? Se conocen
retazos de |
Newman, de Von Balthasar,
de Ma- |
ritain, etc., y, sin
embargo, son au- |
tores importantísimos
dentro del |
pensamiento cristiano». |
No han faltado esfuerzos
prece- |
dentes en editoriales y
revistas |
o simplemente culturales
(por ej. |
REVISTA DE OCCIDENTE) para
ofrecer |
algún que otro estudio
serio sobre |
Newman; la misma edición
de la |
APOLOGIA tiene un
precedente en |
la primera, en castellano,
de 1934 |
(Ed. FAX, de Madrid); pero
confie- |
mos que la más moderna que
ahora |
se nos ofrece por la
B.A.C. contri- |
buya al redescubrimiento
de esta |
gran figura cristiana, por
lo menos |
entre los cristianos
medianamente |
cultos e interesados en la
renova- |
ción de la Iglesia. |
Desde nuestras páginas,
con los |
límites que nos son
propios, conti- |
nuaremos aludiendo a este
herma- |
no nuestro en san Felipe
que, por |
fuerza, consideramos
también ma- |
estro, tanto cuando
miramos al in- |
terior de la institución
que nos |
agrupa -el Oratorio-, como
cuan- |
do miramos al mundo y a la
Iglesia |
con la esperanza de
encontrar res- |
puestas cristianas a sus
acuciantes |
preguntas. |
8 (148) |
La fe |
y la esperanza impaciente |
Creer significa rebasar,
en una esperanza que se adelanta, las barre- |
ras que han sido
derribadas por la resurrección del Crucificado. |
Si reflexionamos sobre
esto, entonces esa fe no puede tener nada |
que ver con la huida del
mundo, con la resignación y los subterfugios. |
En la resurrección de
Cristo la esperanza no ve la eternidad del |
cielo, sino precisamente
el futuro de la tierra sobre la que se yergue su |
eruz. Ve en la cruz
precisamente el futuro de la humanidad por la que |
Cristo murió. |
Por ello, para la
esperanza cristiana, la cruz es la esperanza de la |
tierra. Esperanza hecha,
construida por la obediencia corporal, porque |
aguarda y le corresponde
la resurrección corporal. Por esto se hace |
cargo, con dulzura, de la
tierra destruida y de los hombres maltratados, |
porque le está prometido
el reino de la tierra. Ave crux, spes unica! |
Pero, a la inversa, esto
significa que, el que así espera, no se podrá |
conformar jamás con las
leyes y los sucesos inevitables de esta tierra, ni |
Aceptar la fatalidad de la
muerte, ni la necesidad del mal que engendra |
otros males. |
Para la esperanza
cristiana la resurrección de Cristo no es sólo un |
alivio en una vida llena
de asechanzas y condenas a morir, sino también |
la contradicción de Dios
al sufrimiento y la muerte, a la humillación y la |
injusticia, a la
perversidad del mal. |
Para la esperanza, Cristo
no es sólo consuelo en el sufrimiento, sino |
también la protesta de la
promesa de Dios contra el sufrimiento. |
Si Pablo llama a la muerte
el último enemigo" (1 Cor 15, 26), tam- |
bién hay que proclamar, a
la inversa, que el Cristo resucitado - y, con |
él, la esperanza de la
resurrección, es el enemigo de la muerte y de un |
mundo que se conforma con
ella. |
La fe se introduce en esta
contradicción, y con ello se convierte a si |
misma en una contradicción
contra el mundo de la muerte. Por esto la |
fe, cuando se dilata hasta
llegar a la esperanza, no aquieta, sino que |
inquieta, y no pacifica,
sino que impacienta con la fuerza de esta misma |
esperanza. |
MOLTMANN |
9 (149) |
CULTURA Y CRISTIANISMO |
EN NEWMAN |
CUANDO decimos
"cultura" no nos ceñimos demasiado |
escrupulosamente a la
definición, que puede con- |
siderarse clásica, dada
por el contemporáneo de |
Newman, e igualmente
inglés, que le dio el concepto |
descriptivo de acervo o
complejo que incluye los |
conocimientos, las
creencias, la moral, el derecho, las costum- |
bres y las demás
capacidades adquiridas por el hombre como |
miembro de la sociedad.
Esta definición es la repetida por la |
generalidad de los
sociólogos. Tal vez la tuvo también en |
cuenta Newman, atento, en
todos los aspectos del saber, al |
pulso de su tiempo y
abierto a las intuiciones algunas no |
comprendidas entonces,
cuya validez le hacen, después de |
un siglo, todavía actual
ante las perspectivas que se abren y |
los proyectos que se
inventan en nuestros días, frente a este |
mundo que es preciso
transformar. |
La cultura supone la
sociedad, y supone más que la sim- |
ple naturaleza. Es como
una "sobrenaturaleza" –excede lo |
simplemente biológico, que
se da en el hombre y al hombre |
pero para que la
transmita-- al estar en la encrucijada de |
las coordenadas históricas
y que ha de constituir una heren- |
cia para las generaciones
que sigan y que reciben para ser |
crecida o transformada.
Tal vez desde ahí podamos compren- |
der un poco el por qué del
esfuerzo de Newman por relacio- |
nar el progreso en la fe
con el hecho cultural, si bien de la |
cultura tenía un concepto
que hoy llamaríamos, sin rodeos. |
"laico" y que de
él le vino el tropezar con tantas oposiciones, |
precisamente desde las
posiciones de los creyentes oficial- |
mente responsables en la
sociedad, para quienes, la cultura, |
10 (150) |
más que un ambiente para
el acercamiento a la verdad, era |
considerada como un
recurso, en todo caso, o como un instru- |
mento maleable y dócil,
más bien surgido de las verdades |
trascendentes, que no
constituyente del camino que, por ser |
el honesto del
perfeccionamiento del hombre en la verdad de |
su auténtico desarrollo
total, le conduce pacientemente y se- |
guramente al fin
sobrenatural de la Gracia. |
Newman, a fuer de
pragmático -como buen inglés- y de |
ser más teólogo que
dogmático, tenía una fe que superaba la |
pobreza mental de los que,
por ingenuidad o por envidia ya- |
cían, demasiado seguros
-en realidad profundamente insegu- |
ros- de sí mismos y que,
por eso, desconfiaban anticipada- |
mente de cualquier
proyecto no apto, inmediatamente, a la |
instrumentalización
clerical. Mientras que para unos la simple |
palabra
"cultura" era sospechosa de liberalismo y corrosiva |
para el dogma, Newman
trataba de hacer entender que era |
preciso aceptar el reto de
la frialdad racionalista y enfrentar- |
se con sus críticas, ya
que la verdad cristiana nada podría te- |
mer de la razón honesta ni
de la independencia soberana de |
la conciencia del hombre
frente al torbellino de las libertades |
románticas. Era al hombre
al que había que salvar, para que |
pudiera ser cristiano, y
no pensar que se lograrían buenos |
cristianos y buenos
"católicos" a base de embutir sus mentes |
en el ejercicio de un
control cultural (más bien intelectual) |
desde concesiones que
pasaran por la censura. |
Los tradicionales de
siempre decían que cultura sí, pero |
cultura secular no o, en
todo caso, que lo fuera sólo de nombre, |
pero permaneciera
clericalmente domesticada. El proyecto |
11 (151) |
de la Universidad fundada
por Newman fracasó porque no |
comprendieron que, la
Universidad católica no puede ser |
equivalente a un
seminario. «Un seminario, decía Newman, |
es un colegio, no una
Universidad. Los hombres primero gon |
católicos, luego miembros
y alumnos de la Universidad: la |
Universidad no es ipso
facto una institución de la Iglesia». |
No lo comprendieron, no
pudieron comprenderlo. En |
ellos se operaba y
planeaba todo desde una "confusión" donde |
entraba todo lo dominable
para instrumentalizarse como una |
"propaganda" de
la Iglesia. Newman, en cambio, concebía la |
necesidad de una autonomía
para la cultura y creía que ello |
disponía a un mejor fin.
Precisamente él, en medio de esta |
libertad había encontrado
la fe católica desde un ambiente |
anglicano. El afirmaría
que la Universidad le hizo católico, no |
el ejemplo ni las obras de
los hombres católicos. |
Cierto, que la Universidad
a que él se refería no era la de |
nuestros días, y ni
siquiera la que inmediatamente siguió al |
"Movimiento de
Oxford". No pudieron entenderlo los que |
veían en la Universidad un
medio de obtener panoplias de |
vanidad o capacitaciones
para empleos o ascensos. Newman |
pensaba en lo más genuino
del espíritu universitario, objeto de |
nostalgia todavía en
nuestros días, pero que él pudo vivir en |
Oxford. Y, mientras le
reprochaban que no hiciera bastantes |
conversiones entre sus
compañeros, él respondía que «antes |
de preparar a los honbres
para la Iglesia, le preocupaba pre- |
parar a la Iglesia para
los hombres». |
+ Para Newman, la cultura,
no era sólo lo que había defi- |
nido o descrito Taylor y
luego repetirían los sociólogos: era, |
básicamente, desde su
perspectiva de hombre profundamente |
creyente, la actitud
humana y abierta que surge no de la suma |
de conocimientos que la
memoria almacena y la vanidad exhi- |
be o la ambición explota,
sino la serenidad de espíritu, la paz |
de la inteligencia, la
libertad de la honradez que transforman al |
hombre en caballero:
sabio, inteligente, artista, leal y valiente, |
o lo que él llamaba la
"genti |
emanlikeness" frente
a los demás |
hombres, frente a la
verdad y frente a Dios. Un cristianismo aje- |
no a esta actitud era
beatería, propaganda u ostentación. |
Pero sobre estas líneas
algún día tendremos que volver. . |
12 (152) |
documento: |
LA RELIGIÓN |
EN LA UNIVERSIDAD |
EL MONJE BENEDICTINO Lluís
Duch ha publicado, con este título, un |
trabajo en el que analiza
la situación crítica de la Universidad y de la |
enseñanza de la Religión
en ella. Esta crisis tiene una historia que |
arranca principalmente de
la Ilustración y atraviesa la sucesión de corrientes |
sociologistas,
evolucionistas, historicistas y llega, en la actualidad, a interesar |
en las principales
universidades europeas, como fenómeno humano que ad- |
quiere, desde hace una
veintena de años, un extraordinario vigor teórico |
y práctico. De estas
breves páginas documentales no recogemos el análisis |
histórico que tan
esquemáticamente resumimos. Ofrecemos solamente la |
traducción de las
conclusiones principales a que llega el ilustre teólogo y |
antropólogo de la Facultad
de Teologia de Barcelona. |
LA CRISIS |
DE LA UNIVERSIDAD |
La crisis generalizada en
que se encuentra hoy en día |
el concepto y la enseranza
universitarios, no es más que |
un síntoma muy elocuente
de la crisis total (principal- |
mente de valores) de la
sociedad occidental. La descon- |
fianza ante cualquier
autoridad (paterna, política, re- |
ligiosa, científica...) es
una de las características más |
notables de nuestro
momento, y esto se hace particular- |
mente sensible en la
universidad que ha sido tradicional- |
mente como el termómetro
de las vicisitudes sociales, si |
bien es preciso tener en
cuenta las especiales caracteristi- |
cas de la clase social y
de la edad de los universitarios. |
LA CRISIS RELIGIOSA |
La crisis de las
religiones, como la de la universidad, |
es un signo muy claro de
la situación conflictiva general |
13 (153) |
que padece la sociedad de
nuestro tiempo. Es, si se quiere, |
un indicio
extraordinariamente significativo de la crisis |
de lo humano: de la
comprensión que tiene el hombre de |
sí mismo, de los demás, de
la naturaleza y de Dios. |
En el fondo, la crisis
religiosa ha de considerarse como |
una crisis de diferencias,
0, si se quiere, del orden cultu- |
ral tomado en conjunto.
Este orden cultural no es otra cosa |
que un sistema organizado
de diferencias, toda vez que |
son las separaciones
diferenciales las que confieren al in- |
dividuo su identidad, y
así le permite situarse en relación |
con los demais. Ocurre
que, cuando la religión se descom- |
pone, no es solamente la
integridad fisica de los indivi- |
duos que resulta
amenazada, sino todo el orden cultural |
que regula las relaciones
de un determinado grupo. Enton- |
ces las instituciones
pierden su vitalidad y la erosión de |
los ralores se produce
cada vez mois precipitadamente: las |
metas colectivas que
antaro se había propuesto la socie- |
dad se problemalizan con
mayor insistencia y los indivi- |
duos se sienten incapaces
para asumir la identidad que les |
proporciona su adaptación
al grupo mediante la tradición |
comin. La superación de la
crisis consistirá en la obten- |
ción o en el intento por
obiener-- de un nuevo sistema |
de diferencias, de una
renovada ordenación que haga po- |
sible la recuperación de
la identidad perdida, tarto en el |
plano colectivo como en el
individual. En este sentido re- |
sulta del todo ilusorio
pretender la solución de la crisis |
religiosa sin el
plantenmiento serio de la cuestión del hom- |
bre en su totalidad; o
pretender resolver la crisis universi- |
taria sin enfrentarse con
la situación global de la sociedad |
en la cual se halla
inserida. |
INSTRUMENTALIZA- |
CION DE LA RELIGIÓN |
Y DE LA UNIVERSIDAD |
Para comprender la
situación actual de la religión y |
de la universidad (como,
por lo denidis, de los restantes |
aspectos de nuestra
sociedad), es preciso hacer referencia |
a la instrumentalisación
de que han sido objeto en los |
ultimos siglos. |
Es, en efecto, a partir de
Hegel, que bien puede ser |
considerado como el
filósofo de la burguesía, cuando el |
hombre se ha convertido en
autometa personal (person- |
liche
Selbstzwecklichkeit). De este modo, el principio de |
la salisfacción individual
de las necesidades se considera, |
14 (154) |
sobre todo a partir del
siglo XIX, como un derecho abso- |
luto (por lo menos, como
es natural, por parte de aquellos |
que pueden efectivamente
salisfacerlas). Este principio es |
considerado por la
sociedad burguesa como racional de |
acuerdo con uno de los
puntos de partida de la burguesía: |
la ratio como conservatio
sui y también como disposi- |
ción de poder para proveer
a esta misma conservación. |
En este contexto, la misma
religión, solamente queda |
legitimada a partir de
igual principio conservador, de lo |
que resulta el talante
individualista y privado de la reli- |
gión aburguesada. |
Pero también la ciencia
moderna resulta aburguesada, |
porque su ratio es siempre
una razón Interesada y parti- |
dista, incapaz de
funcionar de modo neutral. La raciona- |
lidad de la ciencia
moderna -y su combate contra el |
homo religiosus como
posible experimentador de Dios- |
consiste en la dominación
y la explotación de la natura- |
leza (la
"desdivinación de la naturaleza" de Max Weber) |
y del hombre como sujeto
natural", con el fin de salisſa- |
cer las necesidades del
sujeto, inmergido en un proceso |
sin fin de necesidades
satisfechas y necesidades a satisfa- |
cer: la sociedad de
consumo. |
RAZONES DE UTILIDAD |
En este contexto burgués
de la vida europea, la reli- |
gión y la universidad se
funcionalizan, según sean |
entidades útiles o
inútiles respecto a las necesidades a |
satisfacer en el grupo: se
mantendrá la religión si avuda |
a la consistencia del
orden establecido; se rechazará si se |
la considera perjudicial
(como por ejemplo, si adopta la |
protesta profética), y
será considerada como un producto |
de "minoría de
edad" de la humanidad. |
Con la universidad ocurre
lo mismo: su misión es re- |
ducida al ejercicio de una
función de formación de buenos |
cuadros o de excelentes
técnicos con aptitud para resolver |
los problemas concretos de
la "administración total del |
mundo". De esta
manera, ni la universidad ni la religión |
ya no pueden ser otras
tantas respuestas existenciales a |
la presente existencia
humana concebida como misterio, |
sino aparatos
administrativos de un determinado orden |
establecido con intereses
muy precisos (especialmente de |
carácter económico). |
15 (155) |
LA RELIGION |
EN LA UNIVERSIDAD |
Hay que anticipar esta
afirmación: la universidad no |
puede ser el lugar para
una catequesis, o sea, no puede |
ser el ámbito de la
confesión religiosa (cristiana). porque |
la universidad como tal y
la ciencia que ha de impartir |
son aconfesionales. Entre
nosotros, la confesionalización |
del Estado, inspirada a
menudo en motivos muy poco |
religiosos, ha conducido a
una pretendida, y en el fondo |
irreal, confesionalización
(catolización) de la unirersidad |
(con las clases de
"religión"). Por otro lado, la universi- |
dad no forma una comunidad
creyente (por ejemplo, |
una "parroquia
universitaria"). apoyada en un mismo |
convencimiento y en una
idéntica opción, sino que, por el |
contrario, es el lugar del
diálogo, de la convivencia plu- |
ralista, de la discusión
franca y de la fundamentación |
científica de la realidad
del hombre y de su entorno. Con |
lo cual tampoco se quiere
dar a entender que la universi- |
dad deba ser el espacio de
la "neutralidad": los universi- |
tarios (profesores y
alumnos) pueden (y probablemente |
deben) asumir opciones,
compromisos de acuerdo con sus |
convencimientos íntimos
(en el plano religioso, politico, |
social...), pero no pueden
hacerlo comunitariamente en la |
universidad, es decir,
como miembros de una pluralidad |
que se identifica por una
creencia compartida, aunque las |
expresiones de tal
creencia sean a menudo diferenciadas. |
ANTROPOLOGÍA |
RELIGIOSA |
Todo esto lleva a plantear
la presencia de la religión |
en la universidad en
términos de antropología y no por |
medio de la calequesis. Es
preciso reconocer que la inves- |
tigación en torno a los
fenómenos religiosos no se cor- |
sidera demasiado
importante en la universidad peninsular |
actual. Posiblemente
deberá atribuirse esta situación defi- |
citaria a la desconfianza
de los investigadores respecto al |
hecho religioso, dado que
éste se ha presentado casi siem- |
pre con unas erigencias de
absolutidad que en el foro |
libre de la universidad
resultan incompatibles. Por ello se |
da la tendencia a excluir
la religión de la investigación |
antropológica, porque se
confunde el estudio de los len- |
guajes y de las
manifestaciones religiosas con el asenti- |
miento otorgado a una
determinada confesión religiosa. |
En algunos casos también
ocurre que se investiga la reli- |
gión con la única
finalidad de poner al descubierto los |
datos inhumanos y
opresivos que siempre, de un modo u |
16 (156) |
otro, se dan en cualquier
religión histórica. Tal suerte de |
CRÍTICA |
DE LA RELIGION |
otro, se dan en cualquier
religión histórica. Tal suerte de |
investigación, de sobra
determinada en la expresión de |
"critica de la
religión", es sumamente importante, princi- |
palmente dondequiera que
los sistemas religiosos hayan |
llevado a cabo, ya desde
antiguo, funciones económicas, |
políticas y sociales; pero
será preciso reconocer que este |
tipo de análisis no
alcanza jamais sacar a luz de modo |
exhaustivo la totalidad de
la religión, porque, en definitiva, |
sólo se trata de
aproximaciones a los fenómenos religiosos, |
calificables de
económicas, jurídicas, élicas..., pero no |
religiosas. Cumplen, en el
universo religioso, una misión |
que no puede despreciarse,
pero jamás se explicarán la |
religión religiosamente. |
INTEGRACIÓN |
UNIVERSITARIA |
DE LA RELIGION |
Pero, aunque sólo sea
brevemente, hemos de ofrecer |
un plan de integración de
la religión en la universidad. |
Se trata de la religión
entendida como una parte de la |
cultura humana, que goza,
por este mismo motivo, del |
derecho de ser expuesta
libremente y sin prejuicios en el |
mismo ámbito
universitario. La religión es demasiado |
importante en la vida
humana para que pueda recluirse |
en "seminarios"
eclesiásticos predeterminados o ser redu- |
cida a las clases de
religión" que casi nunca fueron inte- |
resantes por causa del
soporte oficialista (equiparables a |
las clases de formación
política") y también por la falta |
de seriedad científica. |
DEPARTAMENTO |
DE ANTROPOLOGÍA |
RELIGIOSA |
De acuerdo con la
comprensión que tenemos de la |
religión, tendría que
estudiarse en un "departamento de |
antropología
religiosa", en contacto constante con todas |
las ciencias humanas,
tanto desde el punto de vista ideo- |
lógico como metodológico.
Este departamento debería de |
comprender tres secciones,
que ejercerían funciones bien |
distanciadas en la
explicación del fenómeno religioso: |
a) RELIGION |
Esta primera sección
comprendería aquellas especiali- |
dades que se enfrentan con
los fenómenos religiosos con |
una perspectiva
preponderantemente estructurológica. En- |
tre las disciplinas que
debería comprender, se pueden |
señalar: filosofía de la
religión, fenomenología de la reli- |
17 (157) |
gión, sociología de la
religión, psicologia de la religión. Se |
trataría, pues, de
estudiar teóricamnte la religión desde los |
planos de la
significación, la función y la motivación. |
b) RELIGIONES |
En esta sección debería
tenerse en cuenta, primordial- |
mente, la "historia
de las religiones", es decir, las diversas |
INSTITUTO ESPAÑOL DE
TEOLOGIA A DISTANCIA • Plaza Ramales, 2 • Madrid-13 |
«Es de desear que los
laicos reciban una buena |
formación de las ciencias
sagradas y que no |
pocos de ellos se dediquen
ex profeso a estos |
estudios y profundicen en
ellos» (GS, 62). |
SABER de Dios |
SABER SER cristiano |
SABER HACER en la Iglesia |
El Instituto Español de
Teología a Distancia está concebi- |
do, estructurado y
programado para dar una formación teoló- |
gica permanente, abierta,
viva y actual: |
es un medio de enseñanza
que permite compaginar el |
trabajo habitual con el
estudio; |
es un servicio en la línea
de igualdad de oportunidades |
que permite hacer realidad
el derecho a la educación |
teológica que tiene todo
cristiano; |
• es una innovación en el
método de enseñanza de las |
ciencias teológicas y
bíblicas. |
Pueden matricularse en el
Instituto Español de Teología a Distancia, todas aquellas |
personas que deseen
interesarse en el estudio de la teologia. |
Vd. puede ser una de
ellas. Hable de su caso con algún sacerdote enterado, o escriba |
directamente al Instituto
para más amplia información. |
18 (158) |
religiones históricas en
sus rasgos distintivos y socio-cultu- |
ralmente determiados.
Sería preciso un estudio profundo de |
las diversas lenguas
sagradas de las religiones, porque |
constituyen la plataforma
desde donde alcanzar las parti- |
cularidades que forman los
diversos universos religiosos. |
C) HISTORIA DE LA |
CULTURA CRISTIANA |
Dada la excepcional
importancia del cristianismo en |
la formación y el
desarrollo de la cultura occidental, es |
preciso crear una sección
especial que tenga por fin su |
estudio histórico. La
teologia cristiana, por ejemplo, no |
es solamente una
exposición eclesiásticamente dirigida |
del dogma cristiano, sino
que forma parte, además, de la |
totalidad de la cultura
occidental. Por esta razón creemos |
que sería de gran interés
para estudiarla en el marco de |
la universidad, tal como
se hace, por ejemplo, en Francia, |
Belgica, Inglaterra,
Alemania, Italia... |
Estas tres secciones
deberían estar en intimo contacto |
porque la religión no es
exclusivamente una realidad teo- |
rica que se pueda cenir
exhaustivamente, por ejemplo a |
unas tipologías, sino que
es praxis que se especifica en el |
espacio y en el tiempo a
través de las diversas religiones |
históricas y, todavía más
concretamente, en el ámbito |
conformado, cualquiera que
sea el juicio, por el cristia- |
nismo. La teoría de la
religión se ha de verificar en las |
religiones como entidades
prácticas. Lo cual significa, |
evidentemente, que cuando
estudiamos los fenómenos re- |
ligiosos tropezamos
siempre con la tensión Estructura- |
Historia, o, si se
prefiere, que es preciso no perder de vista |
las articulaciones
socioculturales (religiosas) del hombre. |
CONCLUSION |
Ha de haber religión en la
universidad: un replantea- |
miento menos patético y
más realista de ambas realidades |
pondrá en evidencia su
trabazón y la mutua aportación |
por la cual sea posible en
la sociedad tecnológica de |
nuestros días, una
auténtica apología de lo humano. |
No se trata de
confesionalizar la universidad, sino, |
por el contrario, de hacer
que sea realmente universal, |
capas de investigar en
constante lucha contra toda clase |
de prejuncios, las
infinitas dimensiones del ser humano. |
Entonces, tal vez, la
religión podrá mostrar, en el seno |
misino de una universidad
crítica, el talante crítico de |
las expresiones
religiosas. |
19 (159) |
gente |
joven |
del Oratorio |
TODOS LOS DOMINGOS |
A LA UNA MENOS CUARTO: |
FORMACION |
CRISTIANA |
DE |
GENTE JOVEN |
DE 9 A 16 AÑOS |
LAUS |
Director: Ramón Mas
Cannelles - Edita e imprime: Congregación del Oratorio |
Placeta de S. Felipe Neri,
1. Apartado 182. Albacete - D. L. AB 103/62 - 25.11.77 |
20 (160) |
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