Publicación mensual del Oratorio.
Núm. 164. ENERO. Año 1979
SUMARIO
EDUCAR para la paz es creer que el hombre es capaz
de entender, de querer y de construir la paz. Edu-
car es educir, sacar a flote las virtualidades del ser
racional y responsabilizarse en el uso y destino de todas
sus fuerzas, capacidades y deberes. El ideal de la paz,
es posible, es necesario y es un deber, por lo menos como
seres racionales, pero sobre todo como cristianos.
NAZARET
Y AHORA, LA PAZ
CRISTIANISMO PERSONAL
KIOSCO
«SOIS LA PROMESA DE LA PAZ»
CAÍNES
PAZ Y DESARMAMENTO
ARMAS
1
NAZARET:
TRES LECCIONES
A casa de Nazaret es una es-
cuela en la cual se comienza
a conocer la vida de Cristo:
es la escuela del Evangelio.
Aprendemos en ella a ver, a es-
cuchar, a meditar, a comprender
la fuerza, profunda y misteriosa,
que se contiene en esta revelación
del Hijo de Dios. Tal vez aprende-
mos, también, sin darnos cuenta, a
imitarlo.
Porque podemos comprender a
Cristo y descubrir por qué es pre-
ciso observar una disciplina de
espíritu si es que queremos ser sus
discípulos.
EL SILENCIO
En primer lugar se nos da una
lección de silencio. Ojalá renaciera
en nosotros el amor al silencio,
este hábito mental admirable y
siempre necesario, pero más en
nuestros días, cuando la vida cada
vez más agitada nos acomete con
tantos estrépitos, tantos clamores y
tantas vociferaciones.
¡Enséñanos a elevarnos en los
buenos pensamientos, a atender a
las mociones interiores del espíritu,
a recibir sin error los consejos se-
cretos de Dios y los preceptos de
los maestros venerables! ¡Enséña-
nos cómo son imprescindibles y el
elevado valor de la adecuada for-
mación, del estudio, la meditación,
el orden personal e íntimo de vida,
y la oración que, en su secreto,
solamente es acogida por Dios!
LA VIDA EN FAMILIA
Aquí aprendemos, además, cómo
hemos de vivir en familia. Que
Nazaret nos enseñe qué es la fami-
lia, qué es su comunión de amor,
cuál su belleza, nítida y grave, cuá-
les son sus propiedades, sagradas
e inviolables, que nos demuestre
cuán dulce es la institución fami-
liar, que no puede ser substituida
por nada, que nos ilustre sobre su
cometido fundamental en el orden
de la sociedad!
EL TRABAJO
Finalmente, aquí conocemos la
disciplina del trabajo. Disciplina
severa, pero liberadora, la del tra-
bajo humano, por más que el tra-
bajo no sea un fin en sí mismo, ya
que extrae su fuerza liberadora y
su honor, no solamente de lo que
entendemos como aspecto econó-
mico, sino también de las demás
motivaciones que lo elevan a un
fin preclaro; por eso queremos
recordar la salvación de los obre-
ros de todo el mundo y proponer-
les un gran modelo, su hermano
divino, profeta de todas las causas
justas que les atañen, como lo es
Jesucristo, Señor nuestro.
PABLO VI,
5-I-164
2
Y ahora,
la paz
AHORA y siempre la paz. La paz, pero no esa paz que confunden con
el sosiego del reposo, que falsifican con la pereza enmohecido: sino
la paz que es la armonía de la actividad, el compás del pie sobre el
camino, el ritmo del crecimiento.
La paz, in paz cristiana, es activa: la paz cristiana es acción: la paz "se
hace".
Entre todos debemos hacer la paz. Siempre es hora de paz, siempre es
tiempo para hablar de la paz, y más, si cabe, cuando venimos de la Navidad
y queremos que su fuerza no se desvirtúe, que su lección no se olvide.
La paz, tarea de todos y de cada uno: programa para ahora y para
siempre: ideal para los hombres y actividad de Dios. Dios es Dios de paz y,
nosotros, hemos de ser hijos de la paz desde el momento que Cristo se nos
hace hermano y entra como pacificador de la humanidad.
Todos, o casi todos, queremos la paz. Las vacilaciones surgen solamente
a la hora de aprestar fuerzas para construirla y estilos para mantenerla.
La paz ha de comenzar siendo interior al hombre misino, pero al hombre
Activo, porque la paz es un hacer: un hacer que también es "Anuncio" como
el hacer y el anunciar de Cristo.
La paz ha de ser una efusión hacia los hombres y hacia las cosas. La
paz ha de ser la verdad sin aristas y el respeto al mundo creado, sin abuso.
La paz no es ninguna virtud, pero también es una fuerza y es el marco
de todas las virtudes.
Los hombres la quieren y, aun los que no la quieren, necesitan ―todavía
más― de ella.
Pero este mundo que nos toca vivir no es pacífico: dinero y codicia do
dinero y negocios de violencia, abusos de poder, desprecio de los hombres,
odio y oro para comprar armas, razonamientos prostituidos para enseñar
y aprender a matar, ciencia y técnica para que la materia apague la llama
del espíritu, desorden ordenado por la hipocresía... y todos los pecados del
mundo.
3
Sin embargo, los cristianos somos los hijos de la paz, hemos de con-
struirla en el mundo para el mundo que la necesita y para los pobres que la
piden.
Y esta es la hora. Hora de los hombres y hora de Dios porque Dios está
con los hombres y ha venido para decirles: «Os doy mi paz».
Y la paz de Dios no es la paz metálica del mundo, no es la paz asegu-
rada con abusos, la paz robada a los demás: es la paz de Cristo, la del
Hermano mayor de la humanidad, que camina delante de todos. Nosotros
Queremos anunciar, construyéndola, esta paz: la paz cristiana.
LA SILLA GESTATORIA.
El Papa decidió utilizar la silla gestatoria
sólo porque los fieles pudieran verle mejor
durante las ceremonias multitudinarias.
(De los periódicos)
Si no te ven ahí, sube a la altura
―Jesús lo hizo también— o a los balcones,
no a hacerte ver, sino a echar sermones.
Cada cual tiene sólo una estatura
por más que calce botas con tacones.
Ni el trono, ni la silla gestatoria
que llevan esforzados mal pagados
―¡y ellos serán los solos exaltados!—,
ni la mitra grotesca y delusoria
te otorgarán o aumentarán la gloria
de honor o vanidad acaparados.
Sólo la fe remedia la pobreza
de nuestros pobres ojos vacilantes.
Aquí nunca sabemos con certeza
sobre la pequeñez o la grandeza
de los que son de Dios representantes.
PERE QUART,
on Q.V.C., DOT. 1978
4
Cristianismo personal
y práctica, formación e información cristiana
EL cristiano parte de una fe,
pero esta fe sólo es auténtica
si se traduce a la realidad
práctica y viva de la existencia de
cada uno. El hombre cristiano,
cuando acepta intelectualmente el
contenido de esta fe, no puede ex-
cluir el trabajo de la razón sobre
las verdades del creyente, porque
la fe no es irracionalidad, aunque,
en un ser limitado como es el hom-
bre, supere la propia razón. Preci-
samente por esto, si cabe, debe con
mayor motivo el hombre colabo-
rar con la inteligencia para remo-
ver obstáculos de su mente, para
esclarecer verdades y para integrar
armonías que le ayudarán en el
enriquecimiento de la propia vida
de fe.
Además, el hombre cristiano no
camina solo: la misma fe le asocia
a los demás hombres, tanto si la
comparten, para formar Iglesia con
ellos, como si todavía no la conocen
o no han dado la respuesta a su
anuncio. El creyente, como parte
de la Iglesia, no puede desintere-
sarse de la vida de este organismo
desde este mismo estadio del acon-
tecer histórico en el que se integra
a ella; ni puede serle indiferente el
mundo al que debe ser anunciada
la fe, puesto que el anuncio de esta
fe al mundo, está no sólo en las
palabras sino también en la vida
de los mismos creyentes.
De donde práctica, formación e
información cristiana con tres as-
pectos o facetas de la vida personal
del creyente, que se completan en-
tre sí y que, en buena conciencia,
el cristiano no puede minusvalorar
sin correr el riesgo de incurrir en
deformaciones, no sólo en el aspec-
to práctico del cristianismo asumi-
do, sino en las ideas y conceptos
en los que apoya su creencia y en
el sentido y medida con que juzga
la actividad de la Iglesia a la que
pertenece.
El cristiano no lo es sólo porque
puede documentalmente demostrar
que fue bautizado y que no se opo-
ne, en abstracto, a una pequeña
lista de verdades sobrenaturales,
5
Todas las semanas en
vida nueva
―Una completa información de la
Iglesia en España y en el mundo
―Un estudio del problema de ma-
yor actualidad
—Una visión cristiana del mundo
político, social, cultural y artístico
vida
nueva
Revista semanal de
información general
y religiosa
P.P.C. - E. Jardiel Poncela, 4
Apartado 19.049 - Madrid (16)
6
sino que, además, es preciso que la
fe aceptada se traduzca en vida
práctica que la confirma, en ejem-
plaridad de actitudes mantenidas
frente a todo acontecer o estímulo
externo, en toda elección o res-
ponsabilidad asumida hasta el com-
promiso y la perseverancia en él.
Si no debiera ser así, si consciente-
mente y con toda sinceridad no se
esforzara en que pudiera ser así, el
que se atreviera o presumiera de
llamarse a sí mismo cristiano, co-
metería un abuso, porque la fe
cristiana es más que el puro cono-
cimiento o un contenido cultural.
Por lo demás, cuando esto se pro-
duce, ni siquiera se da esta cultura,
porque suele resultar que sólo se
posee un amasijo de ideas más o
menos desfasadas que casan mal
con el resto de la formación inte-
lectual y humana adquirida.
* * *
Por este motivo es preciso no
descuidar la propia formación en
la fe. La fe comienza siendo una
gracia, un don; pero se hace al
hombre, ser personal, inteligente y
libre, en el que el influjo de Dios
no opera de modo mágico, sino que
se desenvuelve desde la colabora-
ción y la respuesta —responsabili-
dad— que, con las propias fuerzas
y medios, el hombre aporta y
corresponde. Este desarrollo o en-
riquecimiento mental progresivo,
colaborador de la vida de fe, la
Iglesia lo fomenta de un modo
general por medio de la predica-
ción de la Palabra y su comentario,
especialmente en la celebración de
la Eucaristía y en otros actos litúr-
gicos. Pero además recomienda la
lectura privada de la Biblia y de
otros libros de tema cristiano. Esta
formación llevada de modo parti-
cular y privado no debiera descui-
darse jamás para que no ocurriera
lo que no es tan raro comprobar:
que, al paso que el hombre va cre-
ciendo en otros conocimientos pro-
fanos, inmoviliza su mente respecto
al conocimiento que tiene adquiri-
do de Cristo, de la doctrina cristia-
na y de la vida de la Iglesia.
Esta formación doctrinal puede
llevarse a cabo con la guía de
catecismos adecuados: el Concilio
Vaticano II ha dado pie para un
óptimo libro que no dudamos en
recomendar y que responde a las
exigencias culturales contemporá-
neas, de un modo general, y que
tiene por título "CATECISMO PARA
ADULTOS", aunque generalmente se
le conoce por el de "Catecismo
holandés". También, sin ser un
catecismo, ha tenido gran difusión
una obra del polémico Hans Küng
—"SER CRISTIANO"— si bien es
posible que muchas de las personas
que la han adquirido se hayan
llevado del espíritu de curiosidad,
precisamente por las críticas y dis-
cusiones suscitadas. Nosotros, ade-
más del citado "CATECISMO PARA
ADULTOS" (Ed. Herder), recomenda-
ríamos a aquellas personas de inte-
ligencia más cultivada, la reciente
obra del eminente teólogo Karl
7
Rahner, titulada "CURSO FUNDAMEN-
TAL SOBRE LA FE: INTRODUCCIÓN AL
CONCEPTO DE CRISTIANISMO", que
resume las lecciones que en las
universidades de Múnich y Münster
impartió el autor bajo el segundo
de estos títulos, y que recientemen-
te ha publicado en España la Edi-
torial Herder haciendo, creemos,
un gran servicio a los intelectuales
que buscan una síntesis actualiza-
da, sin que sea un catecismo, del
contenido de nuestra fe.
Por último, además de la práctica
sincera y de la formación adecua-
da, todo cristiano debe estar infor-
mado de la vida de la Iglesia y
debe procurar poseer una visión
de los demás acontecimientos del
mundo, a partir de una óptica cris-
tiana. También aquí nos permiti-
mos hacer una recomendación a
nuestros lectores que, por lo demás,
es la reiteración de anteriores
anuncios puestos en estas mismas
páginas. Nos referimos al semana-
rio "VIDA NUEVA", publicado por
P.P.C. Es un modo de estar al co-
rriente, a todos los niveles de com-
prensión, y de seguir el acontecer
de la Iglesia en España, en el mun-
do, y de ver los sucesos políticos,
sociales, culturales, sin adscripcio-
nes partidistas, pero en relación
con la fe y el comportamiento cris-
tiano. El principio de año es una
buena oportunidad para iniciar
una suscripción, o para regalarla a
un amigo. En su género, pensamos
que "VIDA NUEVA" es la mejor pu-
blicación que existe en España
para una información suficiente y
actualizada. Existen otras publica-
ciones muy meritorias, en algunos
aspectos excelentes, pero sin ese
matiz de generalidad para todos
los niveles.
Esta Congregación del Oratorio no
recibe ninguna clase de subvención
del Estado ni asignación alguna de
ninguna otra entidad u organismo.
8
kiosco
La Constitución, el futuro cristiano en España
... Pero el futuro no está en manos de los Gobiernos, sino en
las nuestras. Miramos demasiado al Estado, como si de él depen-
diera todo, y los males más hondos de España no son hoy políticos,
sino religiosos: la anemia de la fe, la crisis de la obediencia,
las ambigüedades teológicas, la artrosis operativa del cato-
licismo seglar. No bastara, pues, en lo futuro con solemnes
documentos venerables, que vengan a demostrarnos lo obvio y
sabido. La acción de la Iglesia se desvanecerá fuera de los
templos si los seglares no cooperan, organizados, a la evan-
gelización. Poco se arreglaría con dos o tres enmiendas cons-
titucionales...
Los santos fueron los grandes líderes de la historia de
la Iglesia y discutieron poco de política.
José M. Sánchez de Muniain,
en ECCLESIA. 2. 12. 1973
El Irracionalismo
No resulta fácil convencer con argumentos a quienes parten
del irracionalismo y defienden los privilegios y las desigual-
dades.
EL PAIS, 2. 12. 1978,
La fidelidad
Sólo la fidelidad inspira fidelidades.
J. Serra a Estruch,
en LA CLAU, nov. 1978
Alcohol y drogas
De nada sirve que haya una campaña publicitaria contra el
alcohol en televisión si al cabo de una semana empiezan a
salir botellas resplandecientes que animan la fiesta y se
ofrecen como estímulo continuo para vivir. Hoy los jóvenes
se reúnen en un «pub» y se pasan todo el santo día metidos
en él. Empiezan un sábado por la tarde y están hasta las
cuatro de la mañana. Al día siguiente vuelven a reunirse a
las doce del mediodía y están hasta las once de la noche. Lo
que supone un consumo de alcohol y droga constante.
Ernesto Beltrán,
en LEVANTE. 16. 12. 1970
Boicot a los juguetes bélicos
Gandía (Valencia).— «Si usted entrega armas a sus hijos,
aténgase a las consecuencias», es uno de los lemas que prego-
nan diversos pasquines pegados en las paredes de Gandía, en
una campaña, contra la compra de juguetes bélicos de cara a
Reyes. Los carteles van escritos en valenciano.
EL PERIODICO, 13. 12. 1978
9
«Jóvenes:
sois la esperanza de la paz»
PADRES Y educadores, ayudad a los niños y a los jóvenes
a hacer la experiencia de la paz en las mil acciones diarias
que están a su alcance, en familia, en la escuela, en el juego,
la camaradería, el trabajo en equipo, la competición deporti-
va, las múltiples conciliaciones y reconciliaciones necesarias.
El Año Internacional del Niño, que las Naciones Unidas han
proclamado para 1979, debería atraer la atención de todos
sobre la aportación original de los niños a la paz.
Jóvenes, sed constructores de la paz. Vosotros sois artífi-
ces con pleno derecho de esta gran obra común. Resistid a
las facilidades que os adormecen en la triste mediocridad, y
a las violencias estériles con que quieren utilizaros algunas
veces unos adultos que no están en paz consigo mismos. Se-
guid los caminos que os marca vuestro sentido de la genero-
sidad, de la alegría de vivir, de compartir. Vosotros deseáis
invertir vuestras energías nuevas que escapan a las discri-
minaciones apriorísticas en unos encuentros fraternales por
encima de fronteras, en el aprendizaje de lenguas extranjeras
que faciliten la comunicación, en el servicio desinteresado a
los países más necesitados. Vosotros sois las primeras víctimas
de la guerra que destroza vuestro ímpetu. Vosotros sois la
promesa de la paz.
10
Compañeros de la vida profesional y social, la paz os re-
sulta a menudo difícil de conseguir. No hay paz sin justicia y
sin libertad, sin un compromiso valiente para promover una y
otra. La fortaleza que hay que poner en práctica debe ser pa-
ciente, sin resignación ni renuncia, firme sin provocación, pru-
dente para preparar activamente los progresos deseables sin
disipar las energías en llamaradas de indignación violenta
prontamente extinguidas. Contra las injusticias y las opresio-
nes, la paz está llamada a abrirse un camino en la adopción
de una acción decidida. Pero esta acción debe llevar ya la
marca del objetivo a que tiende, a saber, una mejor aceptación
mutua de las personas y de los grupos. Encontrará una regula-
ción en la voluntad de paz que proviene de lo más profundo
del hombre, en las aspiraciones y en la legislación de los pue-
blos. Es esta capacidad de paz, cultivada, disciplinada, la que
da lucidez en orden a dar a las tensiones y a los mismos con-
flictos las treguas necesarias para desarrollar su lógica fecunda
y constructiva. Lo que ocurre en la vida social interna de los
países tiene una repercusión considerable —en lo bueno y en
lo malo― sobre la paz entre las naciones.
No tengáis miedo de apostar por la paz, de educar para
la paz. La Paz será la última palabra de la historia.
Juan Pablo II en el Mensaje sobre la Paz
11
caínes
PENSAMOS que estamos casi en paz
porque al hablar de conflictos ar-
mados nos referimos, comparati-
vamente, a las dos Guerras Mun-
diales padecidas en este siglo. Pero desde
que terminó la última, en 1945, ha habido
en las llamadas "guerras periféricas", más
víctimas que las causadas por la ultima
Guerra Mundial, que representa el mayor
de los desastres y de tragedias colectivas
causadas y sufridas por la irracionalidad
humana, equivalente a imaginar, por un
momento, que condenáramos a muerte
violenta a la entera población de España,
tras hambre, humillaciones, y miedos ho-
rribles.
Pero las guerras se hicieron y se hacen
con armas (¡Todavía hay gente mayor que
cometen la insensatez de regalar juguetes
de guerra a los niños!).
Desde siempre las armas se pagan al
contado, en oro (¡lo sabemos bien los es-
pañoles!) y no se discute el precio. Es el
mayor y más diabólico de los negocios,
monopolizado por los más poderosos del
mundo ―¡enormes y rápidos fortunones
de Caínes!—, pero que también practican,
hasta donde pueden, los menos grandes.
Hay grandes presupuestos incomprensi-
blemente empeñados en sostener propa-
gandas y estrategias de políticas e ideolo-
gías ―por supuesto en función de intere-
ses de determinados sectores económicos
que tienen sus tentáculos bien reparti-
dos― que se financian con estas ganancias
fratricidas. Los verdaderos violentos, los
partidarios de las razones de fuerza, nun-
ca se desprenden de un solo céntimo de
su bolsillo para sostener la propia cam-
paña, sino que son astutos para crear
mecanismos, apoyos y conexiones, apa-
rentemente asépticas, que les permiten
apostar a costa del dinero y de la sangre
ajena, para edificar y mantener, como sea,
la propia seguridad mundana que luego
colorean con la ideología que más les
conviene. Externamente decentes y hasta
osados para emplear el nombre de Dios
("en vano"), tratando de argumentar apa-
riencias de apologías de la sinrazón ego-
ísta que les tiene el alma carcomida y
enjuta de amor y de ideales, incapaces
como son de cualquier aspiración que no
sea medible en cantidad de dinero u 08-
tentada en soberbia de la vida.
En el primer tercio de este siglo, sólo
en Europa, se han sufrido 74 guerras, me-
nores que las dos mundiales, pero igual-
mente desastrosas para quienes las pade-
cieron. Además, con posterioridad a la
II Guerra Mundial, en base a un estudio
realizado por el Instituto sobre Investiga-
ciones de la Paz, de Estocolmo, ha habido,
hasta el año 1975 ―es decir, en el decurso
de treinta años― 119 guerras en las que
participaron 81 Estados del mundo en
que vivimos, si bien los territorios donde
tuvieron lugar las luchas armadas corres-
pondieron a 69 países, precisamente los
más pobres, a quienes en vez de armas
que les diezmaran, mejor les hubiera con-
venido poder emplear sus escasas econo-
mías, que el presupuesto militar estraga-
ba, en elevar su cultura, su sanidad y, en
definitiva, su nivel de vida.
Pero sus proveedores más civilizados
(?) ganaban más vendiéndoles armas y
mandándoles asesores militares, que en-
señándoles a descubrir su propia riqueza,
a elaborar en origen las materias primas,
a establecer escuelas y universidades y
mandarles maestros. Por eso, cuando se
hace cancerosa una guerra, o un estado
de violencia armada cualquiera, no se va
descaminado suponiendo que, en el fon-
do, allí se ventila un problema económico
y que la codicia de alguien está por me-
dio para imponer o para arrebatar, en
beneficio propio e injusto, una determi-
nada situación. El nombre, u otra razón
que se le dé, no hace a la cosa.
12
documento:
PAZ
Y DESARMAMENTO
LOS OBISPOS de Bélgica, con ocasión del XV aniversario de la promul-
gación de la encíclica PACEM IN TERRIS, de Juan XXIII, publicaban
una declaración colectiva sobre la paz y el desarmamento. El quince-
nario de la encíclica de Juan XXIII coincidía con la sesión especial que la
ONU celebraba sobre el desarmamento, y, por ello, los obispos pretendían
esclarecer las conciencias de los fieles sobre tan importante problema y pedían
a la comunidad cristiana el interés que el tema suscitaba y la oración para los
trabajos en pro de la paz. Concluían con la bendición del Sermón de la Mon-
taña de san Mateo (5,9) sobre los pacíficos: «Bienaventurados los artesanos
de la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios».
Después de establecer la fundamentación bíblica y cristiana sobre la
paz y de referirse a los textos fundamentales del papa Juan XXIII, decían lo
siguiente:
La carrera
de armamentos
Frente a este ideal cristiano y a este mensaje bíblico,
la carrera de armamentos de los últimos treinta años
aparece como un inmenso desafío. Esta carrera insensata
es la negación misma de lo que Dios espera de nosotros.
¿Por qué no pensar, ahora, en todos aquellos hombres y
aquellos pueblos que desean ardientemente la paz y
encuentran en la Sagrada Escritura y en la Tradición
tantos motivos para ponerse activamente a su servicio?
¡Cuál no será su angustia cuando ven que la carrera de
armamentos extiende sobre el mundo la sombra de la
muerte y de la destrucción!
13
Los enormes
presupuestos
financieros
Los hechos son bien conocidos, aunque alcancemos
con tanta dificultad su medida. Según datos dignos de
crédito, los gastos mundiales de armamento y de defensa
―calculados sobre la base de un año, y prescindiendo de
la tasa de inflación― son siete veces más elevados que
al principio de 1940. El año 1976 pasó por encima de la
cifra de 300 mil millones de dólares. Esta enorme canti-
dad representa con exceso, el 6 por ciento del producto
bruto mundial, es decir, de la totalidad de bienes y servi-
cios producidos por toda la humanidad. Esto representa
el 150 por ciento de lo que se gasta en el mundo entero
para educación y enseñanza, y más del doble de lo que
el conjunto de estados consagran a la salud de los ciu-
dadanos.
Desde 1945, el presupuesto militar acumulado en la
comunidad internacional ha sobrepasado ―comparati-
vamente— la totalidad de las sumas destinadas a arma-
mento entre 1900 y 1945, incluyendo los inmensos gastos
ocasionados por las dos guerras mundiales.
En estos mismos momentos, los gastos militares de
la comunidad mundial ascienden a mil millones de dó-
lares por día, es decir, más que el presupuesto anual
de la ONU.
Enorme es el número de sabios y de técnicos ―unos
400.000— que trabajan a plena jornada para producir
un arsenal de armas cada vez más perfecto, con el presu-
puesto anual de 25 mil millones de dólares.
Competencia
americano-soviética
Todo esto para construir aviones de combate cada vez
más eficaces, misiles y sistemas de radar de modelos
incesantemente renovados. Las dos superpotencias ―Es-
tados Unidos de América y la Unión Soviética― dispo-
nen en este momento de más de 50.000 armas nucleares
—11.000 de tipo estratégico y 40.000 de tipo técnico―,
todas y cada una de las cuales es suficientemente
potente para arrasar ciudades como Hiroshima y Na-
gasaki, e incluso para provocar destrucciones de 10 a
100 veces más fuertes. La potencia explosiva total bas-
taría para devastar totalmente el planeta Tierra doce
veces.
14
Los países
del tercer mundo
Pero hay todavía una circunstancia agravante causa
de gran inquietud: las dos superpotencias están a punto
de arrastrar el mundo entero hacia esa carrera de arma-
mentos. No solamente los estados miembros de las dos
grandes alianzas ―OTAN y Pacto de Varsovia—, sino
también, y cada vez más, los Estados y los Pueblos del
tercer mundo. Estos, en efecto, se sienten cada vez más
presionados a tomar partido por el Este o por el Oeste,
con las consecuencias fáciles de adivinar en lo que se
refiere a los presupuestos militares y al frágil equilibrio
de fuerzas que existen en las diversas regiones clave,
consideradas estratégicamente como importantes. De este
modo, los gastos militares de Israel y de los Estados
árabes están alcanzando techos de una altura estreme-
cedora, mientras la misma África es arrastrada por un
remolino de carreras regionales de armamentos que hacen
aumentar el peligro de una guerra.
La gran
amenaza
La carrera de armamentos se ha convertido, con toda
evidencia, en un monstruo de mil cabezas, que obliga a
todo el mundo a contener el aliento ante la eventualidad
de una conflagración que significaría, si estallaba, la
equivalencia al fin del mundo.
Condenación
de la Iglesia
La carrera de armamentos ha sido condenada sin
reserva por la Iglesia en la declaración de la Santa Sede
de junio de 1976. Este documento no duda en calificarla
literalmente de peligro, de injusticia, de violación del
derecho, de forma de robo público, de error, de pecado,
de locura y máquina de locura. Una firmeza semejante
aparece en el Concilio Vaticano II que condena radical-
mente el uso de armas de destrucción masiva (GS, 80).
Y es lo mismo que encontramos en las enseñanzas de los
últimos Papas (Pio XII, Juan XXIII, Pablo VI) cuando
condenan la guerra total.
Desarmar
para el desarrollo
En relación con los problemas de los países en vías
de desarrollo, la utilización de recursos financieros para
fines militares implica una dilación o una disminución
de la ayuda al tercer mundo. Hace difícil la substitución
15
"desarmar para asegurar el desarrollo" que reclamaron
los Padres del Concilio en la GAUDIUM ET SPES Y
Pablo VI en su discurso en Bombay o en la encíclica
POPULORUM PROGRESSIO.
Otros medios
para la paz
Cuando la Iglesia católica —lo mismo que el Consejo
ecuménico de las Iglesias, la Conferencia mundial de las
religiones por la paz, y también en el reciente Encuentro
europeo de Chantilly― condena esta carrera de arma-
mentos, apela a otros medios para llegar a la seguridad
de los pueblos. Incluso en el caso de que históricamente
pudiera explicarse la carrera de armamento nuclear y
de otras armas de destrucción masiva, el cristiano no
puede jamás resignarse a esta constatación sin plantearse
una cuestión. Del mismo modo como para el cristiano el
comercio de armas no es un comercio como los demás,
tampoco la carrera de armamentos puede ser para el
una necesidad fatal. Si es legítima la esperanza de un
mundo más pacífico, debe serlo principalmente para los
cristianos. Cuando se trata de encontrar medios para
salir del callejón sin salida donde la carrera de arma-
mentos acorrala a la humanidad, los cristianos han de
estar presentes y han de colaborar con todos los que
quieran romper el círculo infernal del miedo y del terror.
Si queremos que la Buena Nueva transmitida por las
generaciones precedentes se implante más profundamente
en nuestro siglo XX, a nadie le es lícito guardar silencio
en un momento en que tantas personas depositar su con-
fianza en las armas que son, precisamente, una amenaza
permanente para la humanidad. Porque han de existir
otros caminos que aseguren la paz: como cristianos
queremos apoyar esta búsqueda de nuevos métodos capa-
ces de engendrar la verdadera paz.
La paz
es posible
sin las armas
El desarmamento es una de las tareas más impor-
tantes confiadas a nuestra sociedad. El proceso de des-
armamento tendrá que respetar cierto número de con-
diciones, pero esto no puede disimular su urgencia... El
ejemplo de pueblos que han logrado la reconciliación
después de los períodos de guerra ha de ser tenido en
cuenta por todos como un ejemplo alentador.
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Para llevar a buen término esta empresa es preciso,
antes que nada, elaborar un nuevo orden jurídico inter-
nacional. Haciéndose eco de la PACEM IN TERRIS, la
declaración del Vaticano del 1976 propugna "la paz por
el derecho". En este sentido el Vaticano trabaja, de acuer-
do con las mejores tradiciones de la Iglesia, a favor de
una autoridad pública de competencia universal» (PA-
CEM IN TERRIS, 133) y «de una autoridad pública
universal reconocida por todos, que goce de un poder
eficaz susceptible de garantizar a todos la seguridad, el
respeto de la justicia y la salvaguardia de los derechos
(GS, 82)...
Responsabilidad
de todos
Nadie tiene derecho a predicar la paz si no cumple,
allí donde se encuentra, con todo lo que puede dar opor-
tunidad al establecimiento de la paz. Los mensajeros de
paz de los responsables de la Iglesia no tendrán reper-
cusión alguna, sino en la medida en que ellos animen a
todo el pueblo cristiano para comprometerse en servicio
de la paz. Esto exige una auténtica educación de los
fieles respecto de la paz y a la corresponsabilidad, una
sensibilización a dimensión mundial de los problemas
actuales, al diálogo y al acuerdo, a la solidaridad y a la
colaboración...
Recomendamos la labor de Pax Christi, el Movimiento
Internacional católico por la paz, así como la actividad
de la Comisión Justicia y Paz, dos organismos en el seno
de los cuales miembros competentes de la comunidad
cristiana emprenden de corazón la obra de la paz.
Pax Christi surgió en Francia al final de la Segunda
Guerra Mundial y actualmente se encuentra activa en
doce países de la Europa del Oeste, en los Estados Uni-
dos y en Australia. El movimiento se dirige explícita-
mente a las comunidades católicas, y ha realizado un
serio esfuerzo para sensibilizar a la opinión pública ca-
tólica sobre los problemas de la paz y recordar a los
cristianos la corresponsabilidad que les compete en esta
materia. Las Comisiones Justicia y Paz, activas en los
planos internacional, nacional y diocesano, se han cons-
tituido según las directrices de la encíclica POPULO-
RUM PROGRESSIO (1967) con el fin de coordinar los
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esfuerzos de las comunidades eclesiales en pro de la
justicia y de la paz, y con la finalidad de emprender
iniciativas concretas. Abrigamos la esperanza de que estos
dos organismos continuarán encontrando el apoyo y el
aliento en nuestras comunidades cristianas.
armas
EL Instituto sobre investigacio-
nes de la Paz, de Estocolmo,
publica cada año su Anuario,
además de otras obras sobre aspec-
tos más específicos, a partir del ge-
neral dedicado al progreso realiza-
do durante el año por los diferentes
Estados, en relación con la produc-
ción, la venta y el comercio de ar-
mamentos; también se ocupa de los
arsenales acumulados, lo mismo
que de las medidas tomadas en
favor de la limitación de armamen-
tos. Ni que decir que no es precisa-
mente el optimismo lo que se des-
prende de la lectura de los datos
que suministra.
Como desde hace años, a la ca-
beza de los proveedores mundiales
de armamentos, están Estados Uni-
dos de América y la URSS, les sigue
Francia, Gran Bretaña y China po-
pular. Sus clientes más importantes
son los países en vías de desarrollo.
Cada proveedor vende armas a los
países que considera han de ayu-
darle en su propia seguridad; algu-
nas veces, los suministradores de
armamentos, procuran obtener ba-
ses militares en el suelo de sus
clientes, como es el caso de España
para Estados Unidos y de Somalia
y Etiopía para la Unión Soviética.
Ello se debe a que ningún país,
por poderoso que sea, se siente
totalmente seguro sin contar con
otros que hace aliados suyos. Pero
es que el cliente pasa enseguida a
ser dependiente del proveedor y
controlado por él: la complejidad
de las armas modernas implica
que el importador debe depender
del exportador en lo relativo a
piezas de recambio, mantenimiento
de material y adiestramiento de
personal del lugar. Cada país pro-
ductor de armas, las fabrica en
mayor cantidad de las que él mis-
mo se reserva y, las restantes, las
vende a los que, de algún modo,
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pasan a ser, de clientes, dependien-
tes suyos.
El comercio de armas no siempre
se lleva a cabo de gobierno a
gobierno, sino que existen los
grandes intermediarios que forman
redes internacionales. El gran ries-
go está, además, en que no existe
un acuerdo o, por lo menos, con-
senso internacional para las trans-
acciones de armamentos.
No hace tantas semanas que nos-
otros mismos hemos podido leer,
en los diarios españoles, el miste-
rioso caso del barco ALLUL, de su
alijo descargado y desaparecido en
un puerto español, mientras nos
llegaban las crónicas de algún
enviado periodístico en Washing-
ton, donde la televisión americana
involucraba a una empresa espa-
ñola, antes constructora de auto-
móviles, como si tuviera que ver
con un envío clandestino de armas
a Suráfrica. Se citaban además dos
barcos ―LAGUNALAND y GREESANT—
que tocaron Barcelona, lugar del
transbordo de 55 contenedores de
munición y armamento.
También en España producimos
armas. En 1977 la producción as-
cendió al valor de cincuenta mil
millones de pesetas, de las que
se supone fueron exportadas una
cuarta parte, principalmente por
medio de la compañía exportadora
española Defex, S.A. Sin embargo,
recientemente, se ha dicho que, en
el futuro, el comercio armamentis-
ta militar español será controlado
por una junta interministerial.
Naturalmente que España, aun-
que exporte, no cree bastarse a sí
misma y, así, los periódicos de
estos días también nos informan
de que, según fuentes americanas,
España tiene concertado un con-
trato para adquirir material militar
a Estados Unidos por un valor que
oscila entre 400 y 600 millones de
dólares.
No hace mucho, un serio perió-
dico parisino, no sin cierta ironía
titulaba así uno de sus artículos:
"El ejército iraní, garantía de la
dependencia nacional"...
LAUS
se reparte gratuitamente
a los amigos del Oratorio
que lo solicitan
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Apartado 182
ALBACETE
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DOS CONCIERTOS
DE NAVIDAD
EN LA IGLESIA DEL ORATORIO
Día 4 de Enero, a las 8,30 de la tarde
CORAL POLIFÓNICA
CASTELLONENSE
Día 6 de Enero, a las 7,30 de la tarde
ORFEÓN
DE LA MANCHA
SE ENCARECE LA PUNTUALIDAD. LA ENTRADA ES GRATUITA.
ABSTÉNGANSE DE PASAR DURANTE LA INTERPRETACIÓN DE
LOS CANTOS.
LAUS
Director: Ramón Mas Cassanelles - Edita e imprime: Congregación del Oratorio
Placeta de S. Felipe Neri, 1 - Apartado 182 - Albacete - D.L. AB 103/62 - 2. 1. 79
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