BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º
14. FEBRERO. 1961. |
1.
LA CUARESMA |
La
Cuaresma es un tiempo de preparación. Como Adviento nos dispone a las fiestas
navideñas, la Cuaresma nos prepara e introduce a las celebraciones pascuales. |
La
Cuaresma contiene la liturgia más rica de todo el año: |
continuas
alusiones al bautismo y a la eucaristía y esparcidos en todos los textos,
sentimientos de penitencia, ansias de purificación de los pecadores,
ofrecimientos de misericordia por parte de Dios, y el deseo de la Iglesia de
ver aumentado el número de sus hijos, como una familia que crece, y la espera
del retorno de los pródigos que el pecado le ha arrebatado. |
Poco
a poco, también, va perfilándose en su horizonte, la figura de Cristo
doloroso, que con su muerte nos va a redimir, transformando en tesoros de
gracia y de vida para las almas, lo que era desolación miserable y pecado. |
Cada
día, en el Misal, encontraremos lecciones y estímulos que nos dispondrán a la
penitencia, a la humildad y al fervor constante, que deben culminar en
nuestra propia renovación espiritual, al llegar a la celebración de la
Pascua. |
{1
(5)} |
2.
SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE LOS FIELES EN LA SANTA MISA |
Es
muy laudable y querida por la Iglesia la participación, cada vez más
extendida, de los fieles en la santa Misa. Pero es muy conveniente, para
evitar desviaciones, conocer en qué consiste esta participación, para no
pecar por exceso ni por defecto. |
Cuando
se trata de fórmulas dialogadas entre el celebrante y los fieles, cada cual
debe recitar lo que le corresponde, sin invadir el campo ajeno. Por ejemplo,
no haría bien el fiel que acompañara al sacerdote repitiendo con él la
pronunciación del Dominus vobiscum», que es una salutación del celebrante a
los fieles y que, por lo tanto, carece de sentido en labios de éstos; más
reprobable seria, aún, si algún fiel pronunciare este saludo u otras partes
semejantes que corresponden al sacerdote, en voz allá, por la consiguiente
molestia que causaría a los demás fieles con tan extraña singularidad. |
Algo
parecido cabe decir si nos fijamos en la parte instructiva o catequética de
la santa Misa —Lecciones, Epístola, Evangelio—, en la que es recomendable que
los fieles se sirvan del misal para seguir lo que el sacerdote recita en
latín, que la mayoría no comprenden. Pero sería reprobable que los fieles
recitaran paralelamente con el sacerdote estas partes de la Misa en voz alta,
por lo que deben limitarse a una lectura mental, sin voz ni rumor alguno Es
incluso discutible la recitación paralela en lengua vulgar por un lector,
porque no está prevista en ninguna regla (más bien lo contrario) y aunque no
sea molestia para los fieles, lo es para el celebrante, que debe modificar el
modo preceptuado de su propia recitación en voz alta. |
Hay
además otras oraciones que son exclusivas del celebrante, tales como la
oración «Aufer a nobis», la colecta, secreta y postcomunión, la oración
«Munda cor meum», el canon que comienza con el prefacio y termina
inmediatamente antes del «Pater noster»... Todas estas oraciones es laudable
que los fieles las sigan mentalmente con sus misales, pero les está vedado
que las reciten en voz perceptible. La razón es que los fieles congregados en
asamblea, están presididos por el sacerdote celebrante, que es su mediador
oficial y puente entre ellos y Dios, por lo cual le corresponde dirigirse a
Dios en nombre de todos los que preside. Aunque debe suponerse por lo dicho,
{2 (6)} ni que decir que sería un abuso y crasa desviación el que los fieles,
aun por devoción, pronunciaran la fórmula de la Consagración, que es
indicativa, exclusiva del sacerdote celebrante. |
La
Iglesia desea que se reciten conjuntamente por el celebrante y los fieles el
Gloria, Credo, Pater noster y Sanctus. |
Estas
fórmulas es el sacerdote el que las comienza y los fieles quienes continúan
una vez incoadas. Sería un abuso comenzarlas con el celebrante, o seguirlas a
más o menos velocidad que él, o con voz más alta que la del celebrante. |
Para
terminar, séanos lícito dar algunos consejos para el buen orden en la
asistencia y participación en la santa Misa: |
1.
° No responder antes de que el sacerdote haya terminado las invocaciones. |
2.
° Pronunciar clara y distintamente las palabras. |
3.°
Llevar todos un mismo ritmo, haciendo las mismas pausas. |
4.
° Rezar con naturalidad, sin afectación teatral. |
5.
° Llevar siempre preparado y registrado el misal, antes de que la Misa
comience, para poder estar atento desde un principio, y no distraer ni
distraerse. |
Podrían
añadirse otros consejos que miran más al buen gusto y urbanidad, dignos de
tenerse en cuenta, más que en otras partes, en la casa de Dios, y que ayudan
además al orden, seriedad y atención religiosa necesaria para participar en
los actos del culto, como es, por ejemplo, el evitar toser. En el caso de la
tos es fácil observar como, por simpatía, basta que alguien la inicie para
que, donde haya varias personas, otras imiten, por inercia, las explosiones
de tos, muchas veces innecesarias o viciosas o, cuanto menos, exageradas. |
También
es conveniente tener presente que, los niños, no deben ser llevados a los
actos del culto si no han cumplido los seis años: se les obliga a que
soporten lo que no entienden y son causa de continuas distracciones a los que
les acompañan y a los circunstantes. Los que tengan niños que cuidar y no
cuentan verdaderamente con quien dejarlos, están excusados de oír misa. |
ORACION
DE S. FRANCISCO DE ASIS |
Oh,
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz: |
que
donde haya odio, yo lleve el Amor; |
que
donde haya ofensa, yo lleve el Perdón; |
que
donde haya discordia, yo lleve la Unión; |
que
donde haya duda, yo lleve la Fe; |
que
donde haya error, yo lleve la Verdad; |
que
donde haya desesperación, yo lleve la Esperanza: |
que
donde haya tristeza, yo lleve la Alegría; |
que
donde haya tinieblas, yo lleve la Luz. |
Oh
Maestro, haz que busque más bien |
consolar,
que ser consolado; |
comprender,
que ser comprendido; |
amar,
que ser amado. |
Ya
que es dando que se recibe; |
perdonando,
que se alcanza perdón; |
y
muriendo, que se resucita a la Vida eterna. |
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