BOLETIN DEL ORATORIO DE ALBACETE.
N.º 50. ABRIL. 1965.
1. JUVENTUD
Primavera, resurrección y juventud, son conceptos que se compenetran.
Renace, en este tiempo, la naturaleza y la misma exuberancia de la vegetación nos ambienta para el entusiasmo luminoso con que nos enardece la celebración del triunfo del divino Resucitado. Y la imagen de Jesucristo, hombre nuevo que deja el sepulcro, se alarga en la luz de la vida de gracia de todo bautizado, especialmente cuando la imaginamos aureolando la pujanza de los jóvenes que se disponen a relevar las generaciones que amortizan sus esfuerzos por el triunfo del bien en el mundo. Ellos son la primavera de la humanidad y, en la Iglesia, la figura amable del resurgir, siempre nuevo, de los hijos de Dios, que caminan hacia Él, «en novedad de vida».
Vida de Dios y novedad de lo eterno, estreno continuo, esencialmente dinámico, pero inmutable, del amor de Dios, siempre fecundo, cuando sus brazos de Padre, serán la primavera de todos los elegidos en la fe, e imagen lograda del Hijo en quien Él se complace, como un campo en flor, en la heredad del mundo.
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2. LA BIBLIA Y LA JUVENTUD
Podríamos sacar de la Biblia una buena lista de referencias a la juventud; tipos, hazañas, pecados, virtudes, tantos como para basar en ellos todo un tratado sobre esta edad, la más hermosa de la vida del hombre y aquella de la que se pueden sacar más fuerzas para la santidad, salvados todos los riesgos.
En cuanto al A. T., bástenos señalar los nueve primeros capítulos del libro de los Proverbios, que contienen una colección de máximas, especialmente dedicadas a la juventud. Y resúmanlas todas el aserto del libro de la Sabiduría (4, 8-9), donde dice que el hombre no merece honra por los solos años que tiene, sino que la prudencia suple las canas, y se puede tener por hombre maduro el que lleva vida inmaculada.
En el N. T. vemos a Jesucristo, joven, que hace la elección de sus discípulos, precisamente entre los jóvenes, y sería imposible imaginarle, en las grandes escenas de su vida y de su predicación, sin este círculo de juventud que le seguía y que le comprendió mejor que los adultos. ¿Y quiénes fueron los principales beneficiarios o que dieron ocasión a la mayor parte de sus milagros? Bastaría reseguir las páginas de las narraciones evangélicas y ver, desde el primer pastor que le adoró en Belén, hasta el ladrón que perdono en la cruz, un desfile de rostros, de mirada brillante, para los que Cristo no fue indiferente y que hicieron inmortal su juventud, porque le siguieron; aunque tampoco falla esa escena del joven rico, que leemos en Maleo (19, {16-22) y en Marcos (10, 17-27), donde precisamente por ser} rico, no supo serlo mucho más: pudo más el brillo de las riquezas, que la mirada de amor que le dirigió el Señor, y un crepúsculo de tristeza le envejeció, súbitamente, el corazón.
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3. EL JOVEN RICO
¡El joven rico!... ¿Es que hay algún joven que no lo sea? Más aún que la riqueza del dinero, cuenta la riqueza de la vida, cuando comienza a cristalizar en responsabilidad la inquietud del corazón enardecido, la luminosa fluidez de la mente, la esperanza de ese tiempo que se presume largo... Y el cuerpo ágil, fuerte y hermoso, estrenando sus pasos en el estadio del mundo.
Todos los jóvenes son ricos. Por eso les conviene leer el relato evangélico de los tres sinópticos (Mt 19, 16-22; Mc 10, 17-22; Lc 18, 18-23), y sacar su lección, Después de que Cristo acababa de bendecir a los niños y jovencitos, un joven que lo estaba viendo o, tal vez, uno de los mayores que fueron acariciados por el Señor, se le acercó presuroso, fogoso, abierto, aunque no sin revelar cierta presunción ¡Qué difícil es ser bueno, o tener algo que lo parezca, sin que renunciemos a cotizarlo!
– Maestro bueno ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
— Conoces los mandamientos, Cúmplelos.
— Lo hice desde el comienzo de mi juventud.
Entonces, Jesús, fijó en el joven la mirada, amándole, y le dijo:
{3 (27)} — Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y ven, sígueme, y tendrás un tesoro en el cielo.
Pero el joven, al oír esto, se entristeció, y se fue malhumorado, porque era muy rico.
¡Cuántos jóvenes tienen que aprender de esta escena! O porque nada quieren dar al Señor, de la riqueza de su vida; o porque sólo lo dan a medias; o, también, porque aparentan darlo todo, fogosamente, pero se quedan con lo mejor y más íntimo para ellos mismos, impidiendo que el don sea perfecto. Y siguen tristes.
EN LA CIUDAD DE ALBACETE HAY 16.000 JOVENES!
DE 15 A 25 AÑOS.
¿DONDE ESTAN?...
¿QUIEN CUIDA DE ELLOS?...
¿QUIEN LES PREPARA PARA LA VIDA?...
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4. CONSEJOS A LOS JÓVENES
Vuestra vida valdrá lo que valga vuestro amor.
La vocación de todo hombre, pero especialmente la vocación de los jóvenes, es el amor:
huir del mentiroso, del soberbio, del envidioso, del resentido y del vengador, porque es incapaz de amar y os contaminaría del poso agrio que guarda y escupe de su corazón enfermo.
Guardar la juventud del corazón tanto y más que la del cuerpo; ésta pasa, pero la del corazón podéis hacerla inmortal.
Hay muchas falsificaciones del amor: el genuino viene siempre de Dios y vuelve siempre a Él.
No creáis en ninguna sabiduría que no sirva para el hombre integral, en ésta y en la otra vida, porque no sería sabiduría; ni confundáis nunca al charlatán y al demagogo con el sabio y prudente.
No os fieis de la palabra de ningún hombre, si no es trabajador, generoso, humilde y alegre de corazón.
{5 (29)} Quien no os pida sacrificio es que no os quiere bien; pero no os queráis sacrificar nunca sin saber por qué.
No os hagáis ideales a la medida, sino haceros a la medida del ideal.
Despreciar a quien no respete a la mujer o blasone de cualquier forma de poligamia. Tenerle lástima, porque es un débil como hombre, un monstruo como padre y un ingrato como hijo.
Creer en Dios y creer en lo bueno que Dios ha puesto en todos los hombres, y edificar la vida con ilusión, generosidad y valentía, mirando a Dios y arrastrando a los demás. Otra cosa seria perder el tiempo y perder la maravillosa oportunidad de la vida recibida.
Seréis felices si sois libres; seréis libres si sois fuertes; seréis fuertes si sois puros; seréis puros si sabéis amar.
Sabed que el odio es la mayor debilidad del hombre y la causa de todos los males; el amor, en cambio, es la causa y suma de todos los bienes y la única fuerza irresistible y la sola verdadera grandeza.
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5. MALOS EJEMPLOS
Los mayores suelen dar mal ejemplo a los jóvenes, especialmente en estos tres puntos:
1.° En la falta de respeto y de nobleza con que hablan de la mujer y tratan de todo lo referente a la sexualidad.
2.° En la constante y obsesiva referencia a las riquezas y bienes de este mundo, como medio para alcanzar la felicidad.
3.° En las mentiras y actitudes hipócritas con que matizan o sostienen su precario prestigio o su poder.
VIERNES SANTO VIA CRUCIS Por el Parque de los Mártires, a las 8 de la mañana, para todos los Hermanos y Señoras del Oratorio secular y demás fieles.