BOLETIN
DEL ORATORIO DE ALBACETE. |
N.º
66. ENERO. 1968. |
1.
«¡JAMÁS LA GUERRA!» |
La
paz no se construye solamente por medio de la política y del equilibrio de
las fuerzas y de los intereses. La paz se construye con el espíritu, con las
ideas y con las obras de la paz. |
Pero...
¿el mundo llegará algún día a cambiar la mentalidad particularista y belicosa
que ha tejido hasta ahora una gran parte de su historia? |
Preverlo
es difícil; pero es fácil afirmar que es preciso ponerse decididamente en
ruta hacia la nueva historia, la historia pacífica, la que será
verdaderamente y plenamente humana, la misma que Dios ha prometido a los
hombres de buena voluntad. |
Los
caminos están delante de vosotros: el primero es el del desarme. |
Si
queréis ser hermanos, dejad caer las armas de vuestras manos. Es imposible
amar mientras se empuñan las armas ofensivas. Las armas, sobre todo las
terribles armas que os ha dado la ciencia moderna, aún antes de causar
víctimas y ruinas, engendran malos sueños, alimentan sentimientos perversos,
crean angustias, desconfianzas, resoluciones tétricas; exigen gastos enormes;
paralizan los proyectos de solidaridad y de trabajo útil; falsean la
psicología de los pueblos. |
...
No uséis ya más las prodigiosas energías terrestres y las magníficas
invenciones {1} de la ciencia, para que sean instrumento de muerte, sino de
vida para la nueva era de la humanidad. |
...Hemos
de acostumbrarnos a pensar en el hombre de una manera totalmente nueva;
también nueva la vida de los hombres en común, nuevos en fin los caminos de
la historia y los destinos del mundo, según la palabra de San Pablo:
"Revestíos del hombre nuevo, creado según Dios, en la justicia y
santidad de la verdad" (Eph 4, 24). |
PABLO
VI 4-10-85 |
2.
EL PRECIO DE LA GUERRA |
¿Sabe
Vd. lo que cuesta la guerra del Vietnam?... Ahora que los americanos vienen a
Europa para «defender el dólar» O, según algunos, para que los europeos les
paguemos la guerra de allá, muchos se han preocupado del aspecto económico. |
Según
cifras «revelables», a Estados Unidos, en dinero, la guerra del Vietnam les
cuesta, a estas fechas, la suma de 15.000.000.000.000 de pesetas. |
Es
decir que si cada ciudadano español, rico o pobre, chico o grande, sin
privilegios ni distinciones, tuviera que contribuir a tan enorme gasto,
deberíamos dar, cada uno, medio millón de pesetas. |
Pero
hay un capítulo que debería impresionarnos más: el de las lágrimas, de los
dolores, de las muertes y de los pecados. |
¿No
es estúpido quemar dinero de esta manera cuando, con el mismo, y con menos,
se podrían remediar las causas reales de la guerra: ignorancia, pobreza,
injusticias...? |
{2} |
3.
Para construir la Paz |
En
el semanario católico italiano IL NOSTRO TEMPO, se ha publicado hace poco el
siguiente interesante artículo, que reproducimos. |
Servicio
civil en los países subdesarrollados y objeción de conciencia contra la
prestación del servicio militar, son dos problemas típicos del mundo
contemporáneo, que sienten de modo particular los jóvenes, y sobre los cuales
piden a la sociedad compromisos más claros y decididos. |
Este
clamor, casi universal, de los jóvenes de nuestro tiempo, ha encontrado eco
en la legislación de muchos estados contemporáneos que han considerado la
racionabilidad de sus peticiones. |
En
Italia, concretamente, ha sido aprobada, el pasado mes de octubre, la llamada
Ley Pedini, en virtud de la cual, en el próximo año, cien jóvenes serán
dispensados del "servicio militar" y autorizados para sustituirlo
por un servicio, de dos años por lo menos, de asistencia técnica en los
países subdesarrollados. Si tenemos en cuenta las grandes necesidades del
Tercer Mundo, es un número ciertamente pequeño; pero se ha comenzado así con
el fin de ir formando paulatinamente en los jóvenes la conciencia de
servicio, la única capaz de contribuir eficazmente a la construcción de la
paz. Este trabajo formativo es importantísimo e indispensable, a fin de que
el servicio de asistencia técnica en favor de estos países no se convierta en
una astuta escapatoria para evitar el servicio militar, sino que responda en
verdad a profundos deseos de solidaridad. |
No
se trata, pues, de una supresión del servicio militar, sino, más bien, de una
sustitución voluntaria, en determinados casos, por un servicio social de
asistencia técnica. |
Se
presume, asimismo, que se habrá evitado el posible riesgo de que las casas
comerciales, que trabajan en los países subdesarrollados, recurran a la Ley
Pedini para retener en aquellos países a los jóvenes, una vez presentes allí,
mas por motivos técnicos que por una verdadera conciencia de solidaridad. |
Salvados
éste y otros riesgos posibles, y si se consigue en los jóvenes la conciencia
de servicio, no cabe duda que esta ley ofrece a los católicos la posibilidad
de responder al llamamiento de Pablo VI en su reciente encíclica {3}
"Populorum progressio", donde dice textualmente: "Sentimos
viva satisfacción al saber que en ciertas naciones el servicio militar puede
convertirse, en parte, en un servicio social, un simple servicio. Bendecimos
estas iniciativas y la buena voluntad de los que las secundan" (núm.
74). |
En
relación con la llamada "objeción de conciencia" —periódicamente
repetida en los cada vez más frecuentes procesos que se suceden en Italia y
otros países, por jóvenes reacios al servicio militar, que alegan motivos
religiosos o de conciencia pacífica—, no puede ni debe menospreciarse. Es un
problema que se planteó también a los primeros cristianos. Y es preciso que
se tome en consideración el hecho de que, sobre todo en la juventud, se está
produciendo una profunda maduración de conciencia, que tiene su origen en
motivos de solidaridad humana o, más típicamente, en imperativos de
naturaleza religiosa. |
Rinaldo
Bertolino, profesor universitario italiano, en un amplio y detenido estudio
sobre este tema ("La objeción de conciencia en los ordenamientos
jurídicos contemporáneos"), ha afirmado recientemente que la
"objeción de conciencia" con relación al servicio militar, está
apoyada en la libertad de conciencia, o libertad religiosa. La libertad moral
del hombre, su conciencia —viene a decir—son bienes tan grandes y
fundamentales, que no pueden ser oprimidos precisamente en nombre del derecho;
sino, por el contrario, en nombre del derecho, defendidos y amparados. |
Si
consideramos las grandes necesidades del Tercer Mundo, no puede menos de
alegrarnos este anhelo de solidaridad —verdadero signo de nuestro tiempo—
por parte de los jóvenes, y ver en esta mirada amplia y universal, el
camino mejor para lograr la paz y la construcción de un mundo mejor. |
A
los responsables de la cosa pública quisiéramos repetirles la invitación
dirigida por los padres conciliares en su mensaje a los gobernantes: «La
Iglesia sólo os pide la libertad. La libertad de creer y predicar su fe, la
libertad de amar a su Dios y de servirlo, la libertad de vivir y de llevar a
los hombres su mensaje de vida. No tengáis miedo a la Iglesia: está hecha a
imagen de su Maestro, cuya misteriosa acción no usurpa vuestras
prerrogativas, sino que defiende lo humano de su fatal caducidad, lo
transfigura, lo llena de esperanza, de verdad y de belleza». |
Pablo
VI 28-12-67 |
{4} |
4.
Predicación, Política y Moral |
Una
Agencia Informativa ha difundido la noticia de que se ha impuesto una multa
gubernativa a un sacerdote por conceptos expresados durante la homilía ante
sus feligreses, con ocasión de la celebración de la Santa Misa en un día de
precepto. |
No
queremos entrar en la casuística de este hecho entre otras cosas porque
desconocemos los detalles pero si contemplar el ejercicio de una facultad
gubernativa que incide en el apostolado de la palabra, de forma que puede
coartar en lo sucesivo la imprescindible libertad de expresión de otros
ministros de la Religión. |
La
Iglesia, a través de sus ministros, tiene derecho y obligación de enseñar su
doctrina (canon 1.322), la cual no sólo afecta al Dogma, sino también a la
Moral. |
En
la sociedad humana se producen constantemente hechos que pueden ser
analizados en bus aspectos morales, y cuando han tenido relevancia en una
parroquia, es obvio que los encargados de la misma los enjuicien moralmente,
evitando cualquier alusión a personas, incompatible con los deberes de la
Caridad; pero lo que no pueden es omitir esta labor pastoral por temor a una
autoridad ajena, ya que de ese modo habría el grave peligro de convertirse en
"instrumentum regnis" o de dar la sensación de Una aprobación
tácita. No quiera verse en esto una "patente de corso" que diese
ocasión a que se aprovechasen las homilías dominicales para dar rienda suelta
a ideas y deseos, ya que la organización jurídica de la Iglesia prevé la
jurisdicción sancionadora de las posibles transgresiones de esta naturaleza
(canon 1.553). |
Lo
que no debemos de perder de vista es que la Moral debe inspirar j corregir la
norma jurídica. Es decir, que hay dos momentos distintos en el tiempo en la
relación principios morales-norma jurídica, uno anterior en el que debe
inspirarse el legislador para dictar la norma, y otro posterior para
modificarla cuando, por defectos o corruptelas, no cumple con su fin ético. |
Todos
los hechos ajustados a Derecho deben ser morales, pero es evidente que hay
algunos en que —revistiendo y cumpliendo los fines legales— no se ajustan a
la ética; para comprobar lo anterior piénsese en las "obligaciones
meramente civiles", los abusos de situaciones, el ejercicio de
"derechos" obtenidos por una violencia Indemostrable, etc.; y
siendo esto así, ¿cómo vamos a pedir a los ministros de la {5} Iglesia que no
clamen contra estos desafueros? |
La
libertad de expresión es absolutamente necesaria para el magisterio (tanto
desde el Altar, como desde la Cátedra y de la Prensa), de otro modo el miedo
a una sanción, procedente de otro Poder, puede provocar una
"autocensura" que, en algunos casos, puede ser más rigurosa que la
"previa censura". Esta idea se recoge en el Concordato de 1.851 al
decirse que "no se pondrá impedimento a los ministros de la Iglesia en
el ejercicio de sus funciones, ni les molestará nadie bajo ningún pretexto,
en cuanto se refiere a los deberes de su cargo"; articulado que se
adiciona al Concordato vigente a través de su protocolo final. |
(Editorial
de "CUADERNOS PARA EL DIALOGO", Diciembre de 1967). |
5.
LOCALES DEL ORATORIO |
El
pasado día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, se
bendecían los locales del Oratorio, destinados al apostolado. A pesar de que
no se pretendía dar una excesiva solemnidad al acontecimiento, toda vez que
no alcanzaba, dicha inauguración, la totalidad de dependencias que se están
preparando, fue acompañada del entusiasmo juvenil de los más adictos al
Oratorio. Queda por terminar (amueblar, decorar, proveer de instalaciones
convenientes) la sala de actos, que representa la futura etapa de nuestros
esfuerzos, en el deseo de disponer de todos los medios propios del apostolado
que el Oratorio dedica, especialmente, a la juventud. |
Podemos
llamar a ésta que reseñamos, la inauguración parcial de nuestros locales.
Supone ya una ventaja y comodidad relevante para nuestras reuniones de
formación, destinadas a los seglares. |
Mientras
nos disponemos esperanzadamente, para épocas más densas aun en actividades
formativas y apostólicas, de momento podemos anunciar que estos locales
inaugurados, están regularmente abiertos a los hermanos y amigos del
Oratorio, todos los martes, miércoles, jueves y domingos, desde las 8 hasta
las 945 de la tarde, además de los horarios especiales que se anuncien para
otras actividades o acontecimientos del Oratorio secular. |
{6} |
6.
HERODES |
El
miedo es malo en los buenos, porque les deforma la óptica de la realdad y
puede llegar a causarles un estado habitual y patológico de vértigo
espiritual, que les inutilice para todo lo positivo. |
Pero
cuando el miedo es el humo de ideales corrompidos, ennegrecidos por la
maldad, entonces es capaz de sugerir las peores atrocidades y los crímenes
más horrendos. Tal es el caso del rey Herodes. |
Herodes
era un ser mezquino, cobarde, astuto, rastrero y cruel Quiso ser, tal como
nos lo presenta el relato evangélico, tan radical en su ambición, que ni le
dio tiempo para comprender que "no venía a quitar las cosas que mueren,
Aquel que daba el reino de los cielos", como canta la Iglesia en uno de
sus himnos. |
Le
bastó, en el caso del Mesías esperado, oír las palabras "rey" o
"reino", para desasosegarse presa de la inquietud: con los romanos
—los señores, los "grandes" del mundo de entonces— había encontrado
o tenido que aceptar una fórmula que le permitía seguir siendo o pareciendo
un "rey" ante los demás; pero aquí era distinto, porque un misterio
indescifrable rodeaba la aureola de ese Mesías, que respondía sin duda al
anuncio de las profecías y que, llegado el momento, se presentaba con una
puntualidad ya inevitable. Comprendió que con un poder así, con un
"rey" y un "reino" de tal naturaleza, era más difícil
componer sus ambiciones con fórmulas parecidas a la interesada tolerancia
romana, en la que, a fin de cuentas, se amparaba. Comprendió a su modo, pero
no entendió. Antes, pues, de que ese nuevo rey creciera y fuese poderoso
—cualquiera que fuese la naturaleza de su poder— había que eliminarlo. |
Por
lo demás, los detalles y las descripciones de los Profetas, eran ciertamente
una señal que hacían cierta la esperanza de otros. Para él eran simplemente
unos datos utilísimos que no debía despreciar, antes de que fuese demasiado
tarde. Como todo soberbio y ambicioso, no creía en signos espirituales: los
juzgaba inútiles si no se le sometían previamente. Y Cristo hacía su entrada
sin tenerle en cuenta a él; a él de quien ni siquiera habían decidido {7}
prescindir del todo los romanos, amos del mundo. Decididamente: lo que no se
podía o no se dejaba dominar, le parecía más que simplemente Inútil: era un
estorbo. Y más que un estorbo: era un rival, y un rival hay que exterminarlo
cuanto antes. Como sea. |
Lo
que nos cuenta el Evangelio es fácil de comprender, y queda como una ·lección
siempre oportuna para todos los poderosos del mundo, a quienes su ambición o
la prolongada costumbre de dominar les puede llevar a la sugestión y al
erróneo convencimiento de que su derecho al dominio es absoluto, aun en casos
parecidos como en el de Herodes, tan precario e hipotecado. Y, entonces,
incluso cuando tropiezan con Dios, no pueden librarse de concebirlo, tanto Él
como su reino espiritual, como algo que ha de ser también dominable. Si a
pesar de sus intentos absorbentes y de la falsa prudencia de sus planes, Dios
se les escapa "por los caminos", fácilmente les invade el miedo
herodiano, y los dedos se les hacen huéspedes y las sombras gigantes y la fantasía
se excita sin razón, víctima de pavorosos e inútiles temores, que les
conducen a desatinadas y desesperadas tácticas y defensas, incapaces de darse
cuenta que el verdadero motivo de temor debían de haberlo buscado como
hubiera de haber hecho Herodes en sí mismos, porque Dios nunca viene a
derribar ningún trono de este mundo. Estos, como todo lo humano, pueden ser
asiento de la justicia o de la injusticia: los justos nada han de temer, y
los injustos se derriban por sí solos, tarde o temprano, lo mismo que el
trono ficticio de Herodes. |
Como
un aplauso de pureza, como lirios encendidos de rojo, como estrellas doradas
con llamas de sangre, las almas de los inocentes, segados por la espada del
rey cruel, hacían de corona de luz, vía láctea y palio luminoso sobre los
caminos del Señor que huía a Egipto. Mientras, una estrella más grande
conducía a los Magos hacia Oriente. Y Herodes, ahogando su rabia en el clamor
de las madres betlemitas, se hundía en el pozo verde y horrible de un miedo
mayor y desesperado, hasta acabar en la locura. |
Que
cese toda especie de violencia... Como meta final no se busque la victoria
que oprime, sino la seguridad, la paz y la libertad para todos. |
PABLO
VI 28-12-67. |
{8} |
7.
SER PADRE |
Hay
una existencia difícil de ser y que siempre está en peligro de no ser: la
existencia del hombre que es, Además, padre. O que es, también, padre. Más
concretamente: del hombre que, después de la urgencia de las leyes físicas de
la paternidad, resulta padre. No se pensaba en ello... Es probablemente una
de las situaciones humanas dotadas de más relatividad, con temblor: porque
resulta que todo esto desemboca, no en el padre, sino en el hijo. Es en el
hijo que el padre queda o no realizado como tal... El hijo es el juez visible
del padre. |
El
problema se abre por esta brecha: se puede ser padre del engendramiento, y no
serlo ni siquiera del nacimiento del hijo. O ser padre del engendramiento y
del nacimiento, porque se reconoce y acepta el nacimiento, pero a
continuación, no ser padre del crecimiento, de la infancia, de la
adolescencia, de la juventud del hijo. En la realidad verdadera, es padre de
un hijo el que hace de padre a un hijo. Lo que, de un hombre, hace justamente
un padre es la continua acción de padre después del engendramiento y el
nacimiento. La fisura que, en este tiempo, se ha abierto en una mayoría de
familias, concretamente entre el padre y el hijo, procede de este hecho: el
padre del engendramiento no resulta ser padre del crecimiento. Y el hijo,
como es natural, no crece como hijo, sino como hombre. Hacer de hijo no
existe. |
Al
escribir su obra teatral "Padre", Strinberg planteó, en burgués
exasperado, la tragedia de resultar ser padre. El misteriado ser de padre.
Strinberg atornilló el drama de la paternidad en la imposibilidad de saber
uno, el varón, si es el padre de su hijo. Ni tan sólo por el parecido. Esto,
científica y biológicamente, es cierto. Lo que no resulta cierto, ni siquiera
visto, es el drama. Porque se es padre del hijo, si se hace de padre al hijo.
Y, en cualquier caso, donde recaen el drama o el hecho positivo de la
filiación es en el hijo. |
Una
luz latidora de poder indicativo sobre el verdadero ser del padre aparece en
la situación, tan clara como malentendida, incluso ironizada, que describe
Mateo, cobrador de contribuciones y evangelista: la situación profunda de
José con María y su hijo... A ese malentendido e ironía sobre la paternidad
de José, ha contribuido mucho la nomenclatura piadosa y tradicional de
"padre adoptivo". |
Es
esta una municipal expresión de emergencia, una salida por donde sea. |
{9}
Porque este carpintero e el padre más profunda y completamente varón, que se
ha dado en la historia del hombre padre sobre la tierra, ¿Por qué?. |
En
principio, y en José, se descubre una inaudita formación del hombre varón
existencial y teológico: no fue determinante físico del engendrar Liento de
Cristo, pero se hizo responsable y quiso ser padre, que significa algo más
que la simple aceptación del prodigio maravilloso obrado en su mujer por
quien había depositado en el agua salobre del mar la célula aquella, que
tenía el suficiente poder intrínseco y desde arriba para desarrollarse y
evolucionar hacia la "aparición de la libertad en la Naturaleza": |
el
hombre. |
BLAI
BONET. |
Atended
al espíritu y a la letra de los principios doctrinales, cuyas consecuencias
son ineludibles ... Abrid los ojos, el espíritu, la voluntad, a las
orientaciones previsoras de la Iglesia, siempre Madre para todos. |
Todavía
estamos a tiempo; se pueden superar los obstáculos de la ética individualista
y acometer las reformas necesarias de responsabilidad, participación y
comunitarismo. No dejemos pasar las horas trascendentales de paz exterior.
Más tarde puede resultarnos demasiado tarde. |
Son
claras las aspiraciones del hombre de hoy: «Verse libre de la miseria, hallar
con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable;
participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opresión y al
abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruídos;
en una palabra: hacer, conocer y tener más para ser más» (P.P. 6). |
Todas
estas justos y cristianas aspiraciones reclaman una respuesta fraterna,
generosa y al mismo tiempo urgente. |
Mons,
ANTONIO AÑOVEROS obispo de Cádiz. |
{10} |
8.
EL IDEAL |
Un
adulto, frente a un joven no puede, muchas veces, aprobarlo todo, y no por
falta de comprensión de la madurez frente a la juventud, sino porque es
verdad, con harta frecuencia, que al empuje de la juventud suele faltarle La
perspectiva que sólo da la experiencia de la vida, superior y más exacta que
las simples intuiciones geniales, o la teoría bien aprendida de los más
perspicaces e inteligentes. Pero esta experiencia práctica que falta al
joven, él mismo nos la solicita, si es honesto, porque es el primero en darse
cuenta —¡la lleva dentro!— de su pobreza, en este sentido. Cuando un adulto
ayuda a un joven, él mismo evita hacerse viejo de corazón, mientras convierte
en hombre a su discípulo, encauzando su ímpetu, sin comprimirlo, en el campo
de la vida. |
Esa
juventud alocada, de la que tanto se habla hoy en día, o no ha quería do
aceptar la guía de sus mayores, o éstos no se la han querido dar o,
simplemente, nadie se ha preocupado de ellos, después de ser puestos al mundo
por unos padres que se han limitado a satisfacer su hambre o su glotonería y
han pensado que les "preparaban para la vida" con cuatro consejos
egoístas, disimulados o envueltos en prudencias retrógradas, que muy pronto
serían{1} totalmente inútiles a los menos tontos y mezquinos. Esa juventud es
la que luego ha ido a parar a manos de los que les han explotado para
hacerles consumidores de artículos estrafalarios, o compradores de discos, o
fanáticos de novelerías inútiles, o clientes del vicio o soldados de las
guerras... |
Y
también por los que parecen muy interesados en apasionar a la opinión pública
con "problemas de la juventud", para distraer incluso a los adultos
de los verdaderos y más importantes problemas de la vida. Un eminente
pedagogo, el Padre Octavio Fullat, Sch. P., ha hablado de esta innoble
explotación de la juventud actual... |
Pero
aun en medio de todas las agitaciones típicas o circunstanciales de nuestros
jóvenes, nadie que tenga algún trato con ellos, podrá dejar de reconocer que
es característica normal en esa edad la aparición de los ideales y {11} un
singular ardor para abrazarlos. Un ardor y un entusiasmo radicales,
Inconformistas, a pesar de la falta de madurez personal y compatible con
ella, y por esto causa de tantas luchas interiores, de tanto sufrimiento del
alma: |
luchas
y angustias que los adultos olvidamos demasiado pronto, y, por ello, causa
frecuente de nuestras incomprensiones ante los jóvenes y del mal que algunas
veces les hacemos... |
De
los jóvenes los adultos solemos admirar su docilidad; pero menos la exigencia
de sus ideales, que despiertan, con demasiada frecuencia, temores a nuestras
seguridades, y por eso buscamos en seguida "razones" para
censurarlos o, por lo menos, para recortarlos. |
Es
claro que no se trata de aceptar como ideal cualquier botaratada de mala
crianza o cualquier pretexto estúpido y, en el fondo, desagradecido y
perezoso, siempre posible. Pero lo que no puede hacerse sin asesinar lo más
noble de la profundidad del hombre —¡precisamente en los momentos en que está
cristalizando su personalidad!— es echar cenizas y agua sobre la llama
nobilísima del Ideal que surge, y que puede llamarse verdad que tío se quiere
ocultar, justicia que no admite soborno, libertad que se define, solidaridad
humana. Todo esto son valores que Dios ha puesto en el hombre y que se
manifiestan y encarnan en evidencias concretas y urgentes que conmueven a
toda conciencia humana normal. |
Cuando
un joven se levanta y alza, sinceramente, la llama de esa luz, 720 es lícito
burlarse de él, ni con razones bautizadas de falsa e interesada prudencia, ni
con promesas de cielo terreno. Cansados de vivir, muchos adultos, pretenden
buscar más gusto en la vida, precisamente rastreando más en ella, sin
elevarse jamás a lo que supera a la simple poesía y es más que adorno de
palabras: sin elevarse a lo que son las razones para vivir. Ellos tienen
también sus razones, unas razones terrenas, que valen menos, mucho menos que
la vida: razones estomacales, digestivas, pasionales, vanidosas, confortables
a costa de los demás (¡no quieren pensar en los demás, si se extienden hasta
más allá del "clan" familiar, que convierten en tribal!). Estas razones
no valen para vivir, porque son menos que la vida. |
Y
un joven no corrompido aún, comprende fácilmente que las razones para vivir,
valen más que la vida. Son el ideal. |
{12} |
9.
INTEGRISMO |
El
padre agustino Robert Adolfs, en su libro Die Kirche ist Anders (que pronto
podremos leer en su versión castellana y cuyo título podría ser La Iglesia es
otra cosa, o La Iglesia es algo más...) se ocupa del fenómeno del integrismo,
como contrario a la catolicidad dimensional y profunda de la Iglesia de
Cristo, y su análisis nos sirve admirablemente para desbrozar ese
enmadejamiento de las llamadas "tensiones" postconciliares,
imposible de valorar con más o menos acierto, sin una visión total de la
Iglesia, liberada, además, de supeditaciones culturales, raciales, sociales,
nacionales o políticas. Porque la Iglesia es otra cosa, es más que eso... |
Con
la palabra integrismo, el padre Adolfs designa a una concepción del
Cristianismo saturada por la convicción absoluta, o por lo menos muy
profunda, de poseer la exclusiva de la verdad. Lo cual le aísla, cada vez con
más fuerza, del conjunto social a que pertenece, porque, por sistema, tiende
a ignorar a "los demás", o los desprecia y los excluye, por lo
menos, o, más frecuentemente, los combate e intenta someterlos por los medios
que sea. |
El
integrismo no es un fenómeno nuevo: un breve repaso a la Historia de la
Iglesia bastaría para ver cómo, en sus hitos más altos, se ha manifestado la
actitud integrista, empeñada en tomar, sin misión para ello, el cargo de la
prudencia, creando obstáculos a toda renovación, mutilando la verdad,
manoseando y comprimiendo la libertad de la Iglesia, abalanzándose siempre
sobre Ella para frenar, sofocar o destruir el impulso de cualquier afirmación
evangélica, hasta extinguir, si hubiese sido posible, la llama vivificante
del Espíritu, cada vez que su ardor prendía en las almas o renovaba la pureza
del impulso de Dios en el mundo. |
En
nuestra época, difícil y hermosa, en que también sopla fuerte, otra vez, el
Espíritu, es frecuente tropezar, acá y allá, con esa actitud negativa del
integrismo. Cuando esta actitud procede de temores invencibles, de contagios
recelosos no buscados, de la buena fe mal informada o deformada, con el
tiempo y la caridad, finalmente, se obra la conversión o el despertar a la
lucidez; porque no ha sido más que otra evidencia de las limitaciones
humanas. Pero cuando {13} esa actitud de freno surge de, o se alía con los
intereses terrenos de instalaciones egoístas, enquistadas cancerosamente en
el cuerpo de la sociedad y por lo tanto capaces de comprometer cualquier otro
ideal humano, cultural, social o político, que pueden ser muy nobles en sí
mismos...—entonces, el dicen que defienden a la Iglesia es que pretenden
mantenerse a costa de Ella y ésta defensa la aprisiona, si le dan un subsidio
es que la compran y si la abrazan la corrompen... Existe una frase
clarividente del cardenal Ottaviani, quien dijo: |
"Una
cosa es servir a la Iglesia, y otra muy diferente, servirse de la
Iglesia..." La Iglesia es madre y "servidora" de los hombres;
pero todo intento de ser "utilizada", constituye, más allá del
simple equivoco, una profanación innoble y hasta sacrílega. La forma de
integrismo que más dolores ha causado a la Iglesia y más ha retardado y
falseado su misión entre los hombres, ha sido la de estas
"utilizaciones". Porque le impiden ser católica, es decir, ser de
todos, ser de siempre, ser de todas partes y acabar de hacerse a sí misma. |
LA
CLERICALIZACION DE LA POLITICA DEGENERA EN ANTICLERICALISMO Ha dicho el
cardenal M. Conçalves Cerejeira, Patriarca de Lisboa: «No se puede hablar del
obispo defensor de la ciudad. Lo es siempre, iluminando, restaurando y
elevando a las fuentes divinas de la fe y de la gracia de Cristo todo orden
temporal. Ya no es, como en la infancia de Europa, y también, hasta cierto
punto, en el régimen feudal, el sustituto o participante de la autoridad
pública asumiendo tareas terrenas. |
En
la sociedad actual, consciente de la autonomía de lo profano, por un lado, y
de la independencia, pureza religiosa y moral del poder espiritual, por otro,
la clericalización de la política, como la participación en ella de la
jerarquía, trae consigo, tarde o temprano, el anticlericalismo, con perjuicio
de aquel al que no se quiere servir». |
«Ecclesia».
—30-12-67. |
{14} |
10.
DILEMAS |
El
doctor Strigfellow, en un folleto titulado Hagámonos parte de la raza humana,
propone que para entender lo que ocurre en gran parte del mundo nos hagamos
cuenta que vamos a nacer hoy, al mismo tiempo que otras 200.000 personas.
¿Dónde? No lo sabemos, pero oigámoslo: |
"Probablemente
nacerá usted de color"; probablemente será en un país que recientemente
se ha rebelado y expulsado a los blancos o que está a punto de hacerlo. Si
nace en África, es probable que aprenda la máxima: |
"Nunca
te fíes de un blanco". Tiene solo una probabilidad contra cuatro de
nacer cristiano. Es mucho más probable que nazca confuciano, budista o
mahometano. Si nace usted en la India, tiene apenas una probabilidad contra
cuatro de vivir más de un año, y si logra pasar de la infancia, tiene un
cincuenta por ciento de oportunidad de llegar a la edad adulta. Si nace de
color, lo más probable es que este enfermo toda la vida; de paludismo,
parálisis intestinales, tuberculosis o aun de lepra, Es probable que el
hambre le cause debilidad y a veces tendrá tanta que no vacilará en comer
cortezas de árboles. Y si usted nace de color, existe una probabilidad contra
cuatro de que jamás aprenda a leer. |
Es
casi seguro que ha de trabajar la tierra, y la mayor parte de lo que cultive
irá a manos del amo. Además, lo probable es que viva usted muy endeudado no
sólo con el amo, sino con el usurero del pueblo, cuya tasa de interés podrá
ser entre el 30 y el 100 por ciento". |
Estos
datos desoladores se contienen en cualquier hoja impresa al alcance del
hombre de la calle. Hoy la raza humana va adquiriendo una fuerte conciencia
de la solidaridad universal. |
Hoy
no podemos vivir en la torre de marfil de un aislado provincianismo
Ideológico, político, social, religioso, en una palabra, humano. |
El
dolor humano se nos entra de rondón en nuestra cámara intima, sin necesidad
de que vayamos a buscarlo en aquellos rincones pudorosos en los que Sc
escondía antaño, lleno de vergüenza. |
La
nueva generación ha nacido ya en este clima de absoluta intercomunión humana,
y ha adquirido, por ello, una tremenda sensibilidad al dolor humano. |
Esto
la ha hecho más seria y más profunda. Pero al mismo tiempo la ha sumergido en
un ancho mar de angustia. La angustia ha llegado a convertirse {15} en una
palabra de moda, y los que ya no somos jóvenes no tenemos derecho a burlarnos
bonitamente de un hecho real y vital que lacera a esta juventud deslumbrada
por la visión trágica del dolor humano. |
Muchos
de nosotros aprendimos en nuestra juventud la táctica del avestruz: meter la
cabeza, en un hoyo para ignorar la existencia de lo desagradable. Se nos
hablaba de los "pobres" come de una abstracción mítica, puesta casi
en el mismo plano que las brujas, las hadas y los enanos del bosque. |
Naturalmente
este encuentro facial de la Juventud con el dolor humano en su concreta
realidad existencial puede tener consecuencias fatales para los jóvenes.
Ellos intentarán lanzarse a una tarea inmediata de redención. |
Históricamente
se les presentan dos maneras de redimir: marxismo y cristianismo. El marxismo
se empeña en suprimir espectacularmente las grandes alienaciones humanas,
sobre todo la gran alienación moderna de la esclavitud proletaria de los
pueblos subdesarrollados. |
El
cristianismo puede hacer una válida competencia al marxismo, pero sólo si se
presenta como un sistema eficaz e inmediato de redención plena de todo el
hombre. El precepto del Amor fraterno, vértebra capital del Mensaje
cristiano, una vez instalado en una sociedad, suprimiría automáticamente al
menos el 75 por ciento del dolor humano, ya que este 75 por ciento de dolor
está producido por el egoísmo que rige las relaciones humanas de una sociedad
cuyos miembros sufren ignorados, despreciados y desatendidos por los que
viven bajo el mismo cielo y respiran en la misma atmósfera. |
Y
si ninguna de estas dos tareas —marxista o cristiana— se ofrece a los jóvenes
para luchar contra el dolor, caerán fácilmente en una postura negativa de un
nihilismo irreparable. |
Esta
función organizadora (del Estado) exige la creación de unas condiciones
públicas tales, que permitan a las personas y a las sociedades menores —entre
las cuales la primera es la familia— el ejercicio de los propios derechos y
perseguir los propios fines. Es preciso, pues, que el bien común del Estado
esté determinado, básicamente, en orden a los bienes comunes humanos. Por lo
tanto, el Estado no debe ser totalitario, absorbiéndolo todo y sujetándolo
todo: la persona es un valor anterior al Estado. |
A.
G. Cardenal Cicognani, Secretario de Estado. 6.12.67. |
{16} |
11.
PRENSA CATÓLICA |
La
celebración, en este mes, de la Conversión del apóstol San Pablo, nos evoca
su colosal figura cristiana —"Platón de Cristo", se le ha
llamado…–, que tantas veces se ha querido comparar, en la dimensión de su
celo, a la del periodista más universal, a pesar de los veinte siglos que nos
separan de él. De haber vivido en nuestro tiempo, celo, apostolado y
periodismo se habrían fundido, en San Pablo, porque solamente así, en esa
conjunción, habría encontrado cauce humano adecuado el gran impulso de su
ardor por difundir la verdad evangélica. Los periodistas católicos, los
escritores y todos los que comuniquen a los demás las cosas de Dios y de la
Iglesia, si no se resignan a ser simples técnicos o profesionales de la
palabra escrita o hablada, tendrán siempre, en San Pablo, un ejemplo de
dinamismo, de valentía y de fidelidad insobornable e invencible al transmitir
al mundo, "desatada" de servidumbres —como diría el Apóstol— la
palabra de Dios. |
Existen
hombres admirables que le siguen, al frente de una prensa auténticamente
católica y militante: son ellos los que, en nuestra época, han contribuido
mayormente a despertar esa atención mundial puesta sobre la Iglesia, en
particular desde que, proféticamente, el Papa Juan XXIII Le señalaba nuevos
rumbos... Gracias a ellos, creyentes e incrédulos, se han fijado en el rostro
rejuvenecido de la Esposa de Cristo y muchos indiferentes han despertado de
su letargo, cautivados por la autenticidad evangélica con que quiere realizar
su misión, en el mundo de hoy. |
Pero
los medios de difusión con que cuenta la Iglesia, para dar noticia de su
mensaje y de su vida, no han alcanzado neutralizar el silencio hostil que
respecto a Ella se observa en amplias zonas del globo, ni vencer la
desconfianza con que, en muchas partes, se censura y recorta o deforma la
recta información, con grave daño para la Iglesia y lesión de los derechos de
los hombres a la verdad, y a la verdad entera, a los que se pretende hacerles
llegar como noticias sobre Catolicismo ciertas informaciones tan mediatizadas
y tendenciosas, que constituyen una ofensa tanto más grave cuanto que,
cínicamente, en más de una ocasión, se presentan por "defensores"
—no sabemos con que investidura— de la Iglesia. |
{17}
En tales casos sería de desear que tales periodistas o agencias de noticias,
se abstuvieran de hacer alusión a ningún hecho, ni a ninguna persona
relacionada con la Iglesia. Vale más callar que morder; sobre todo cuando, el
que muerde, dice que besa... |
En
el caso concreto de nuestro país, y después de las explícitas y conocidas
declaraciones de monseñor Cantero, presidente de la Comisión episcopal
española para los Medios de Comunicación Social, podemos bien decir que
carecemos de una verdadera y suficiente Información católica, porque, en
rigor, ésta se reduce a muy poco más que a los solos Boletines Oficiales de
Los Obispados españoles, que no pueden ser, a pesar de las garantías que
poseen, medios suficientes de información para formar y mantener una opinión
católica popular. Las pocas y esforzadas revistas católicas de España, llevan
adelante la no fácil misión de suplir, de alguna manera, ese vacío inmenso. |
Por
esta razón nos parece un deber recomendar, como sacerdotes, que ciertas
noticias relativas a la Iglesia, o a militantes de sus organizaciones o a
ministros de la misma, sean sometidas a atenta y prudente critica personal,
especialmente en aquellos casos en los que se publican hechos o palabras de
sacerdotes y hasta de obispos de la jerarquía católica, y que se presentan
como responsables o sospechosos de delitos o infidelidades. |
Tal
reserva en el juicio constituye una precaución elemental cuando la Iglesia no
dispone de una propia agencia de noticias y los medios de información a su
alcance resultan incomparablemente exiguos en relación con los generales.
Hemos podido observar, en alguna prensa, la referencia irrespetuosa a
personas y la deformación de hechos relativos a la Iglesia, que nos
convencen, como sacerdotes, de la urgencia de este consejo. |
Positivamente,
recomendamos que las personas que puedan y, en especial, las familias, se
suscriban a alguna de las buenas revistas católicas que, sin excluir a otras,
recomendamos desinteresadamente en otra parte de este mismo Boletín. |
… Y
que San Pablo interceda para que, todos los periodistas católicos del mundo,
jamás renieguen de su bautismo, en pecados profesionales de palabra, obra u
omisión. ¡o que dejen de decir que son cristianos, o que no hagan de
periodistas! |
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La
paz no puede estar basada sobre una falsa retórica de palabras, bien
recibidas porque responden a las profundas y genuinas aspiraciones de los
hombres, pero que pueden también servir y han servido a veces, por desgracia,
para esconder el vacío del verdadero espíritu y de reales intenciones de paz,
si no directamente para cubrir sentimientos y acciones de prepotencia o
intereses de parte. Ni se puede hablar legítimamente de paz donde no se
reconocen y no se respetan los sólidos fundamentos de la paz: la sinceridad,
es decir, la justicia y el amor en las relaciones entre los Estados y, en el
ámbito de cada una de las naciones de los ciudadanos entre sí y con sus
gobernantes; la libertad de los individuos y de los pueblos en todas sus
expresiones cívicas, culturales, morales, religiosas; de otro modo no se
tendrá la paz —aun cuando la opresión sea capaz de crear un aspecto exterior
de orden y de legalidad—, sino el brotar continuo e insofocable de revueltas
y de guerras. |
PABLO
VI.— Mensaje para el Día de la Paz, |
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