BOLETIN DEL ORATORIO DE ALBACETE.
N.º 76. FEBRERO. 1969.
1. EL MAYOR PELIGRO
Uno de los mayores peligros que ha de vencer el hombre cristiano ―en cierto modo peor que no serlo― es considerarse un ser "completo" respecto a Dios, apoyarse en esta seguridad.
Otros errores pueden mermar o frenar el crecimiento cuantitativo del Reino de Dios entre los hombres; pero éste afectaría a su misma calidad, y causaría su corrupción. No importa que pudieran ser factores de progreso numérico, si, fatalmente, iban a desvirtuar la eficacia del Evangelio ―luz que se expande, semilla que germina, levadura que fermenta...― hasta impedir que, los tenidos por fieles, pudieran realmente ser testigos de Cristo en el mundo.
Si esa convicción de lograda madurez y suficiencia cristiana pasaba, de lo simplemente individual, a lo colectivo e institucionalizado, no digamos las aberraciones a qué daría lugar.
Las primeras Oposiciones y las más graves con las que tropezó el Cristianismo provinieron precisamente de los considerados "buenos", "completos".
"perfectos", según las ideas religiosas de su tiempo. No vinieron las dificultades de los "pobres según el espíritu", sino de los ricos y maduros en ser, en saber y tener ideas sobre Dios: así eran los fariseos que se opusieron a Cristo, así los judaizantes que hostigaban a San Pablo...
El cristiano es un ser en crecimiento sobrenatural constante. Sabe que "hay que volver siempre al Evangelio", como diría Pablo VI: que hay que volver siempre a Dios; que hay que renacer, una vez más. Lo que llamamos "muerte" será el último y definitivo "renacimiento".
{1 (21)} si lográramos hacer de esta disposición una actitud profunda y mantenida, se desperdiciarían muy pocas fuerzas al margen del desarrollo del Reino de Dios, y seriamos santos, es decir, lógicos con el Bautismo abrazado.
La Cuaresma está a las puertas, otra vez. Preparemos nuestra Cuaresma renunciando a la seguridad y suficiencia farisaica, que sólo nos haría discutidores y exigentes con los demás, y ciegos con nuestra propia actitud viciada.
Se trata de disponernos, otra vez, a una conversión.
2. ¿TODAVÍA PAGANOS?
Para muchos que se llaman ―incomprensiblemente― cristianos, el aviso de la proximidad de la Cuaresma, consiste en un carnaval, más o menos sonado. Desearían más cuaresma Dara tener, así, más carnavales. Son, todavía, paganos.
Pero... ¿y su Bautismo?
Los que los llevaron a bautizar, además de inscribirles en un registro e Imponerles un nombre, sabían muy poco o nada lo que era un sacramento y menos, si cabe, lo que era el Bautismo. Llegados, más tarde, a la edad adulta, o no tuvieron ocasión de hacer consciente la fe recibida, o no se interesaron, por simple ignorancia o por temor de comprometerse más de lo que les sugería el egoísmo y las demás pasiones.
¿Puede decirse, de ese número de bautizados así, y así de inconscientes respecto a la fe, que "son Iglesia de Cristo"?
Si son ignorantes y pobres materialmente, Cristo y la Iglesia les interesa muy poco, salvo si se les presenta como agencia benéfica de socorros y colocaciones.
Si son instruidos, es frecuente que se dé en ellos una fuerte desproporción entre sus elementales y recortadas ideas sobre el Cristianismo y sus conocimientos humanos no relacionados con la religión. Entonces, Cristo, lo aceptan, a lo sumo, como un ideal descomprometido, lirico y lejano. Mirado de cerca les molesta y por eso, de variadas maneras, acusan o desprecian{1} a la Iglesia, de la que no acaban de saber si son o no miembros.
De ellos diría San Pablo, que si son capaces de pensar y razonar, "no tienen excusa", porque deberían revisar {2 (22)} sus ideales, examinar lo que, de algún modo, llaman fe, elevar su pensamiento a Dios, e instruirse para despertar de la inconsciencia y facilitar su acercamiento a la verdad. Hay muchas personas relativamente cultas, que permanecen en una disimulada ignorancia religiosa, simplemente por vanidad: creen que si demostraban interés por lo religioso, delatarían la carencia de algo que debían tener, ¡No digamos de las personas que pasan por cultas y no lo son, ni siquiera "relativamente"... Hay mucho "subdesarrollo mental" en materia de cristianismo.
La fe es la primera gracia, lo primero que Dios da y aumenta en quien sinceramente abre su alma y no se opone al don.
La fe es algo más que ese demasiado  general envoltorio ambiguo de apariencia cristiana y contenido pagano, sensual y avariento, convencionalmente disimulado.
La fe es la visión comprometida de nuestro ser y del mundo, desde Dios y hacia Dios. El Bautismo es este compromiso, generador de una vida, sobrenatural . Es más que un barniz superficial, más que un título de salvación individual, más que un tranquilizante o una solución ante el misterio de la vida que sorprende y de la muerte que aterra...
¿Sabemos que somos cristianos?
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3. UN PROGRAMA DE CUARESMA
— Procura, ante todo asistir a mis todos los días. Sé regular y puntual: elige  una hora y mantenla; no llegues tarde, que sería una falta de buenos modales para con Dios. El desorden y la pereza, por otra parte, no pueden dispone jamás para nada bueno y santo.
— Presta atención a las lecturas que el sacerdote hace en la misma: repásalas en la Biblia, antes o después cuando es tés en tu casa. La palabra de Dios Sacramentalizará tus ideas y te ayudará a encarnarlas en tu vida de cristiano. Intenta retener y aplicarte la homilía, si la hay.
— ¿Hace falta que te digan que comulgues en la misa? Una misa sin comulgar es un convite sin comida, un encuentro sin abrazo. La costumbre de acudir a misa sin acercarse a comulgar es una lamentable degeneración y un absurdo de cierta piedad atrofiada, debido a la falta de verdadera fe o de auténtica conversión y vida de gracia.
— Acude a alguna tanda de conferencias o instrucciones cuaresmales. Ello te permitirá revisar tus esquemas mentales cristianos, o simplemente instruirte algo más en orden a tus relaciones con Dios y la realidad de la Iglesia. No vayáis de un lugar a otro, llevado de la curiosidad, superficial y Sensualoide, sino asiste a todos los actos, enteros, del ambiente que has elegido porque crees que te puede ir mejor, y persevera ahí".
— Mira el fondo de tu alma: tus pecados... Pero aún más que tus pecados, descubre sinceramente y do histerias sentimentales, tus ACTITUDES PROFUNDAS, y enderézalas hacia Dios... Es posible que, sólo, te cueste mucho: busca a un sacerdote, ábrete totalmente, déjate iluminar.
— Eres pecador: no te olvides que tienes necesidad de la misericordia de Dios. Haz penitencia, mortifícate en tus codicias, en tu orgullo, en tu sensualidad.
Si te resistes a hacerlo, o si no lo haces de veras, nunca serás libre; si no eres libre, no podrás amar; si no amas, no serás  jamás feliz.
— Haz limosna. Sé generoso con los pobres y con la Iglesia. Cuando pienses en los pobres no detengas tu pensamiento en las solas visibles miserias materiales. Remédialas, sí; pero eso no es lo principal. Piensa en la pobreza de ideas, en la ignorancia, en la desoladora vaciedad de ideales en que viven tantos hombres, incluso no tenidos por pobres siéndolo más. Y ayuda a remediar tanta miseria mental y espiritual, porque ésta es la causa principal de todas las demás pobrezas. Ayuda a los que trabajan por la cultura, porque haya ideales de bondad, porque haya justicia y libertad y amor, porque la doctrina de la Iglesia sea conocida, por el Evangelio...
— Y trata con Dios. Su pensamiento que te acompañe: trabaja y cánsate pensando en El, amándole. Él siempre está cerca. Cuando te parezca que lo llevas en el corazón, es El que t lleva en el suyo.
Vuelve a leer y pensar en todas estas cosas, y te ayudarán a «convertirte» otra vez.
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4. Seguridades, no; sólo humildes certezas.
Hace solo unos meses, EDICIONES PENÍNSULA ofrecía la versión castellana de "VIELLARDS DE CHRETIENITE ET CHRETIENS DE L'AN 2000", de Jean-Marie Paupert. Este joven periodista católico ha llamado la atención, en el país vecino, por el nervio con que, desde su posición de laico, ha sabido captar el dinamismo que el Concilio ha imprimido a la Iglesia de 12uestros días. Una sólida formación religiosa adquirida en la Universidad Gregoriana de Roma, complementada con enseñanzas recibidas de los PP. Garrigou-Lagrange, Chez y Congar, y otros estudios cursados en el Angelicum, le han capacitado para dirigir importantes colecciones de editoriales católicas y ser, durante varios, redactor-jefe de la revista "Ecclesia". Entre sus libros más conocidos, pueden citarse: "Pour une politique évangélique", que despertó amplios comentarios en la última sesión del Vaticano II y fue uno de los libros más leídos en Europa, en el año 1965, "Taizé ou l'Eglise de demain" y "Peut-on étre chrétier aujour'hui?". Esta última publicada con el título "Es todavía pobre la fe?", también por EDICIONES PENINSULA.
Los párrafos que reproducimos, a continuación, constituyen el cuerpo del epilogo de la obra "ANCIANOS DE CRISTIANDAD Y CRISTIANOS DEL AÑO 2000":
En el fondo soy solamente un integrista asaz mezquino, convertido al Evangelio.
Más o menos bien convertido. Por otra parte, mi primera naturaleza era de dureza, de cólera, de reprobación, de inquisiciones, de fuegos, llamas y hogueras, de seguridad en fin. Estaba seguro de mí mismo, seguro de la verdad, admiraba a Bloy y... a Maritain.
Y luego encontré a un hombre sin prestigio (¡pero cómo brillaba a los ojos del corazón que ven a Dios!), un hombre de ojos claroscuros, como de un agua profunda, que casi no hacía más que mirarnos con amor y pronunciar de nuevo el Evangelio. Pero esa mirada y este amor y este Evangelio {5 (25)} redivivus me planteaba una cuestión extraña y sencilla, que siempre era la misma: ¿te reconoces pecador ante el Señor?
Me empapé en el agua profunda de esta mirada; y todo mi baratillo de relámpagos y truenos, de filosofía eterna y seguridad, se fue a pique y se quedo en el fondo. Reconocí que la seguridad: hay cosas para eso, y policías para eso, y administraciones para eso, e incluso ministerios para eso. Y que la seguridad, y todo el prestigio de la seguridad, y todas las pompas y todas las obras de la seguridad, no son otra cosa en el fondo que unos mecanismos de defensa, como dicen los psicólogos; argollas y corsés, esqueletos de crustáceos que sólo tienen sentido y utilidad en cierto paganismo del espíritu y del corazón, en cierto cristianismo de crustáceos y de ghetto, duro en el exterior y totalmente blando en el interior, un cierto cristianismo blando endurecido en los fuegos del paganismo, un cierto cristianismo de cristiandad que sustituye, por las murallas y la rigidez de conceptos, la verdadera talla y la verdadera fuerza del cristiano, que consisten en reconocerse pecador ante Dios.
Entonces ya no he estado seguro de nada, salvo del Símbolo de los Apóstoles  y del Evangelio, y de algunas verdades muy sencillas, como aquéllas en las que mi amigo François Houang —sacerdote del Oratorio, nacido en el budismo, y luego militante marxista, convertido a Cristo por un "ideósofo" judío de la existencia, Jean Wahl, y algunos santos sacerdotes como Monchanin, abiertos a las Ideosofías— resume admirablemente el Cristianismo:
Dios es Amor, Cristo es la encarnación del Amor, la Iglesia es la encarnación del Amor prolongada. Y podría decirse también que este amor de la Iglesia es camino, y que el amor de Cristo es verdad, y que el amor de Dios es vida.
+ Pero estas humildes certezas eran bastante fuertes, y el vacío que creaban lo bastante profundo para obrar, por combinación de esta presión y de esta depresión, una gran apertura, una inmensa súplica de aire. El Espíritu se hundía por ahí con toda su obra, los hermanos reconciliados y su valor critico; era, me parece, alguna leve corriente de ese viento impetuoso que desde el Génesis y Pentecostés no cesa de planear sobre la faz de la tierra y de girar por encima de nuestras cabezas, presto a penetrar en ellas desde el momento en que oramos juntos, en nuestra desnudez, presto a otorgarnos el don del testimonio en todas las lenguas y en todas las ideosofías, el habitus teológico virtual en todo hombre.
Sólo que, como decía, me convertí mal. Soy, pues, un violento que sé que el Evangelio no es violento, un aprendiz teólogo que no ha perdido totalmente el gusto de la sabiduría filosófica eterna, y que no obstante sabe que el Evangelio es una locura encarnada en el tiempo.
No siempre el sentimiento se opone al amor. Pero amar no es sentir el bien, sino hacerlo.
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5. TRES TENTACIONES
Ofrecemos un fragmento de una conferencia del Padre François Houang, del Oratorio, que junto con otras pronunciadas en el Instituto Católico de Paris, apareció en el libro editado por "Editions Casterman", con el título "AME CHINOISE ET CHRISTIANISME".
Alguna otra vez nos referimos al Padre Houang, cuyo doloroso itinerario espiritual, hasta llegar al Cristianismo, hace sumamente interesante el testimonio de su vida. Chino de nacimiento, fue educado en el budismo; hizo sus estudios en Pekín, Lyon y Paris. Desde el budismo, sinceramente profesado, había sido orientado, más tarde, hacia el racionalismo, pero en esta última universidad fue adquiriendo, poco a poco, una visión cristiana del mundo, hasta que, en 1945, se coinvirtió al Catolicismo. Al año siguiente ingresaba en la Congregación del Oratorio.
Seis años después —1952— era ordenado sacerdote, cuando acababa de profundizar sus estudios de filosofía y se doctoraba, por la Sorbona.
Ha ejercido un dilatado apostolado entre intelectuales y estudiantes universitarios.
El libro del que hacemos referencia, constituye una llamada angustiosa y conmovedora de un cristiano chino a los cristianos occidentales, únicos responsables del mensaje cristiano hasta el momento. Es elocuente la dedicatoria del libro, que dice: "A la memoria de mi madre que, educándome en la fe y la piedad budista, me preparó para conocer la luz de Cristo" ¿Qué pueden esperar los católicos chinos de sus hermanos de Occidente?
Que les amen, En primer lugar, amar a los católicos que viven China. Estos comprenden todas las aspiraciones legítimas de sus compatriotas no católicos, aunque sean tratados como si estuvieran fuera de la ley, como a extranjeros. Por ser cristianos es conocido su deber de fidelidad a Roma, pero sólo pueden cumplirlo mediante el martirio. Si es razonable que recéis por ellos, también deberíais {7 (27)} evitar hacer algo que pudiera comprometer y crear dificultades a su existencia. En cuanto sea posible, procurad no pronunciar palabras que asocien la Iglesia a un anticomunismo negativo. La Iglesia es portadora de un mensaje divino de amor universal, y no tiene nada que ver con ninguna política occidental. En el mundo moderno, en el que la Prensa y la radio propagan con tanta rapidez las noticias, todo juicio desconsiderado o ligero, puede provocar la persecución en China.
Directamente, por los católicos que viven en China, no podéis hacer más; en cambio, si podéis con los que estamos exilados en Europa. Nosotros tenemos tres grandes tentaciones, comprendiéndonos y amándonos podéis ayudarnos a no sucumbir.
La primera tentación que nos asalta cada día, es la TENTACION DEL TABOR. Recordad que San Pedro, al ver a Cristo transfigurado, quiso permanecer con El en estado de gloria. Esto mismo nos ocurre a nosotros cada vez que, ante las dificultades que surgen, deseamos refugiarnos en el cobijo provisional ofrecido por la cristiandad occidental. Pero así como Jesús bajó de la montaña para cumplir su misión y morir en la cruz, así nosotros, católicos chinos, debemos desear ocupar el sitio que nos corresponde al lado de nuestros hermanos en China. Porque, aunque seamos derribados, no debemos perder jamás el ánimo.
Es vuestra obligación, católicos europeos, no apagar nunca en nosotros esta  esperanza.
La segunda es la que podríamos llamar TENTACION DEL BRAZO SECULAR. Condenados a vivir para siempre en tierra extraña, ¡cuántas veces hemos deseado en secreto que estalle una nueva guerra mundial que, en el caso de vencer los anticomunistas, nos permitiera regresar a nuestro país en los furgones de los extranjeros! Pero esta tentación es en realidad diabólica:
¿quién tendría la ligereza de aceptar la destrucción de la mayor parte de la humanidad para liberar a la pequeña minoría de católicos chinos? Por otra parte, regresar a la Patria bajo la protección del ejército extranjero seria desprestigiar la Iglesia y provocar el odio del pueblo.
Existe otra tentación, más sutil aún que las dos anteriores: es la TENTACION DE JUDAS. Desconozco los argumentos dados por los exégetas para explicar el móvil que empujó a Judas a traicionar a Cristo. Por mi parte no creo que su traición fuera motivada por las treinta monedas de plata, sino por la decepción que le causó Jesús, al renunciar a ser un Mesías nacional, para convertirse en Mesías universal.
Poco importa que mi explicación sea auténtica o errada; sólo quiero ilustrar  mediante este ejemplo la tentación experimentada por ciertos exilados.
¿Habéis estado nunca obligados a vivir fuera de vuestro país? ¿Sabéis lo que es estar desterrado? El exilado en todas partes se encuentra solo. Al principio se interesa por las cosas nuevas, por los conocimientos del país en que se halla; {8 (28)} incluso se divierte. Pero el día en que cae enfermo, no tiene a nadie cerca para que le consuele, para que le hable. Todo acrecienta la nostalgia de la patria y el deseo de regresar a ella. Entonces puede preguntarse: "¿por qué he renunciado a mi familia, a mis amigos, a mi país, sino por amor a Cristo?; pero, ¿qué he encontrado en los países europeos que se llaman cristianos?; lo más frecuente, la indiferencia; alguna vez, el desprecio, incluso la hostilidad". Se convierte entonces en una presa fácil de la "tentación de Judas", de la tentación nacionalista. Arde en deseos de volver a China, participar en la edificación de un estado fuerte que sepa hacerse respetar y hacerse temer, Intenta consolarse diciendo: "la próxima vez que venga a Europa, lo haré con un ejército poderoso, y no seré yo quien mendigue un pedazo de pan en nombre de la caridad cristiana, sino los cristianos occidentales quienes me suplicarán de rodillas perdón y protección", Que Dios guarde a los católicos exilados de caer en semejante tentación. Pero está en vuestras manos hacer más soportable su doloroso exilio.
Al hablar de los chinos católicos, no quiero olvidar a los que no lo son, pero que están también desterrados. Junto a ellos tenéis asimismo una misión que cumplir. Tened en cuenta que vuestro encuentro con alguno de ellos es quizá la única ocasión que se les presenta para conocer a Cristo. ¿Cómo se explica que un hombre como Chu-En-Lai, antiguo obrero de la fábrica Renault y luego primer ministro en la China comunista, conociera en Francia el Marxismo, y no el Cristianismo? He conocido chinos convertidos al Catolicismo, y todos han llegado a él por haber descubierto en los cristianos un verdadero testimonio de amor.
Este testimonio es el que os pido, porque vuestros hermanos chinos tienen derecho a él.
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6. EL HAMBRE
Todos los años, por estas fechas de febrero, se nos viene recordando, insistiendo, sobre el problema del hambre en el mundo. Sabemos todos que, fundamentalmente, no se debe a la escasez de alimentos, sino al mal reparto de los bienes materiales, a la incultura y, aún más, a la falta de amor de los que tienen, saben y pueden.
Recientes sucesos del Brasil ―donde hay zonas en las que la vida media del hombre, de las barracas al cementerio, no va más lejos de los 27 años― nos han dado la noticia de encarcelamientos de religiosos y sacerdotes, acusados de "subversivos", pero de los que sus superiores y obispos han podido garantizar que no ha habido indisciplina alguna en lo que se refiere a su predicación y apostolado". La misma Conferencia Episcopal del Brasil ha rechazado de plano toda acusación formulada por las autoridades militares brasileñas, añadiendo, entre otras cosas, dicha Conferencia Episcopal y traducimos directamente de la información aparecida en "L'OSSERVATORE ROMANO" del 30 de enero último—que "la Iglesia que es acusada hoy de subversiva en sus miembros, reivindica una participación activa en la tarea de desarrollar integralmente al hombre, ya que, con ello, no se aparta de su campo especifico religioso, porque esa tarea forma intrínsecamente parte de su misión al servicio de la humanidad".
Recientemente, en el mundo, el problema del hambre ha sido tema de estudio  y reflexión, e incluso puede decirse, en cierto modo, que ha surgido una "literatura del hambre". Todo ello puede servir para acelerar el esperado remedio, que exige una revisión profunda de todas las relaciones humanas en orden a facilitar el acceso indiscriminado a todos los bienes, en favor de todos los hombres.
No resistimos la tentación de reproducir unos párrafos de una mujer brasileña, que en un admirable libro, titulado "CUARTO DE ESPEJO", con un gran espíritu de observación y notable carga poética, unido todo ello a un gran sentido de la dignidad humana, nos ha dejado escritas varias de sus impresiones y aleccionadoras vivencias.
He aquí algunas:
Sufro mucho viendo a mis hijos con hambre. Cuando ven algo de comida, gritar: "viva mamás/" Su contento me produce alegría, pero he perdido va el hábito de sonreír.
Esta mañana me he levantado triste, porque llovía. Hay un gran desorden {10 (30)} en la barraca. Es que no tengo jabón, ni siquiera para lavar los platos. Digo platos" por la costumbre, pero en realidad son latas. Si tuviese jabón lavaría la ropa, porque no soy una mujer sucia y holgazana. Si voy sucia es debido a vivir en un suburbio.
Me he dado cuenta que es terrible tener solamente aire en el estómago. He Comenzado a sentir la boca amarga. He pensado: ¿no son suficientes las amarguras de la vida? Parece que, cuando nace, la vida me marcó con la palabra "hambre".
Dormí. Y tuve un sueño maravilloso. Soñé que era un ángel. Mi vestido era amplio: mangas anchas color de rosa. Yo iba de la tierra para el cielo. Y cogía las estrellas en la mano para contemplarlas. Conversaba con las estrellas.
Ellas organizaban un espectáculo en mi honor. Danzaban a mi alrededor y formaban un surco luminoso.
Cuando me desperté pensé: soy tan pobre que no puedo ir a ningún espectáculo, y por eso Dios me manda estos sueños deslumbrantes para mi alma  dolorida. A Dios que me protege envió mi agradecimiento.
Hoy estoy alegre. Estoy tratando de aprender a vivir con el espíritu. Me parece que es porque en estos días he tenido que comer.
Ha muerto un niño aquí, en el suburbio. Si hubiera vivido iba a pasar hambre.
Yo no nací ambiciosa. Recuerdo estas palabras de la Biblia: "No acumules tesoros, porque allá estará tu corazón".
Siempre oí decir que el rico no tiene tranquilidad de espíritu. Pero el pobre tampoco la tiene, porque lucha para conseguir dinero para comer.
... Miles de palabras más. Esa mujer brasileña, Carolina María de Jesús, por ser inteligente, aguzada su sensibilidad, tal vez sufría más. Le quedaba, empero, la compensación de su alma refinada.
En cambio, ¿tantos pobres y hambrientos materiales que, sin saberlo quizá, lo son mucho más en el alma?..
No nos extrañe, pues, que haya sacerdotes de Cristo, los cuales, como el Maestro, "tengan compasión de las multitudes, que desfallecen, sin tener que comer"... por los caminos del mundo.