BOLETIN
DEL ORATORIO ALBACETE. |
N.º
86. MARZO. 1970. |
1.
RESPONDER A DIOS |
Cristo
nos llama a lo largo de toda nuestra vida. Nos llamó al principio en el
bautismo y también más tarde; obedezcamos o no a su voz, de manera
misteriosa, nos sigue todavía llamando. Si faltamos a las promesas del
bautismo, nos llama al arrepentimiento; si nos esforzamos por cumplir nuestra
vocación, nos impulsa siempre hacia adelante, de gracia en gracia, y de
santidad en santidad, mientras nos dure la vida. |
A
todos se nos llama sin cesar de una cosa a otra, siempre para ir más lejos,
"que no tenemos aquí morada permanente" (Hebreos, 13, 14), sino que
vamos subiendo hacia lo eterno, amoldándonos a una disposición de Dios sólo
para disponernos a recibir otra. Nos llama constantemente a fin de
justificarnos sin cesar, y sin cesar hacemos más santos y más capaces de
participar de su gloria. |
Sería
estupendo comprender esto. Pero somos lentos en darnos cuenta de esta gran
verdad: que Cristo camina en cierto modo como entre nosotros y con sus manos,
sus ojos y su voz nos impulsa a seguirle... |
Sucede
que, entre las ideas que son en sí buenas, algunas lo son sólo en parte,
otras son imperfectas, otras andan muy mezcladas con el mal; y una sola es la
mejor. La verdad es una sola, la verdad perfecta: nadie sabe cuál es, tal vez
ni los que la posean. Pero Dios sí la conoce, y nos va conduciendo hacia esta
sola y única verdad. Conduce a los redimidos, impulsa a los elegidos, a cada
uno y a todos, hacia el único y perfecto conocimiento y obediencia de Cristo,
aunque no sin su cooperación, sino por incitaciones que deben ser secundadas;
si no lo son, pierden su rango y se regazan en su camino. |
O
también sucede algo que nos fuerza a tomar partido por Dios o contra Dios;
porque el mundo nos hace una oferta tentadora, o porque se nos amenaza {1
(21)} con algún reproche o descrédito, o porque se nos piden sacrificios, o
bien tenemos que decidir y confesar dónde está el error y dónde está la
vanidad. Lo cierto es que aunque contamos con lo necesario para obrar como
Dios querría vernos obrar, lo hacemos sumidos en el temor y perplejidad. No
vemos claro nuestro camino, no adivinamos el resultado de cuanto hemos hecho,
ni qué influencia tendrá sobre el conjunto de nuestras ideas y de nuestra
conducta; y, sin embargo, las consecuencias pueden ser muy importantes. Una
leve acción que se nos pide repentinamente, que decidimos y ejecutamos casi
al instante, puede ser la puerta de entrada al segundo o tercer cielo; el
paso a un estado de santidad más elevado, a una visión de las cosas más
conforme con la verdad que la que hasta entonces teníamos. |
Hay
una cosa cierta: algunos hombres se sienten llamados a cumplir deberes graves
y a realizar grandes obras, mientras que a otros no parece que se les exigen.
Ignoramos la razón: quizá porque los no llamados traicionan la llamada por
haber sucumbido en pruebas anteriores, porque fueron llamados y no
obedecieron; quizá porque Dios, aunque a todos da su gracia, no elige a todos
para lo mismo. Lo cierto es que ocurre así: uno ve cosas aparatosas que
permanecen ocultas a otro, o tiene una fe más grande, un amor más ardiente,
una inteligencia espiritual más desarrollada. Pero sea como sea, nadie tiene
derecho a tomar como ideal de su santidad el ideal inferior de otro. |
No
temamos, por lo tanto, al orgullo espiritual, cuando seguimos la llamada de
Cristo, si le seguimos con verdadero celo. Si nuestro celo es auténtico nos
faltará tiempo para entretenernos en comparaciones con el prójimo: la
inquietud sobrenatural que suscita es incompatible con el orgullo. El celo
busca, simplemente, hacer la voluntad de Dios. Y dice con sencillez:
"Habla, Señor, que tu siervo escucha" (1 Samuel, 3, 9);
"Señor, ¿qué quieres que haga?" (Hechos, 9, 6). |
JOHN
HENRY CARD. NEWMAN C. O. |
en
Parochial and Plain Sermons VIII, 2. |
{2
(22)} |
2.
"VIDA NUEVA" CRECE |
La
revista "VIDA NUEVA" crece en suscripciones: en el último año han
aumentado, en total, en un 32 por ciento. |
Nos
alegramos, porque estamos convencidos del bien que hace esta puntual y
meritoria publicación semanal de la P.P.C. |
Pero,
especialmente, nos alegramos por razones todavía más próximas: entre todas
las provincias españolas, ha sido la de Albacete ―solamente precedida
por la de Lugo― la que ha alcanzado un porcentaje mayor de nuevas
suscripciones; casi el doble en relación al año anterior, puesto que ha sido
el 86 por ciento. Esto demuestra el creciente interés que aquí se siente por
seguir, día a día, la vida de la Iglesia, y el acierto en elegir un cauce
sano y digno de confianza, tanto más indispensable cuando por otros medios se
difunden noticias mutiladas o tendenciosas y, por lo tanto, desorientadoras
o, por lo menos, panfletarias y cultivadoras del sensacionalismo consumista y
cotillero. |
También
nos causa gozo poder pensar—si se nos permite que una pequeña parte de este
aumento puede ser la respuesta a las recomendaciones que, desde estas mismas
páginas de LAUS, hemos repetido con cierta frecuencia, para que nuestros
amigos se suscriban a "VIDA NUEVA", convencidos del beneficio y
satisfacción que en dicha revista encontrarían. |
Si
ya tiene la suerte de recibir, cada semana, "VIDA NUEVA", hable de
ella y enséñela a sus amigos, y anímeles a que se suscriban. Ya conoce las
señas: PPC-Acebo, 54. - apartado 19.049.– Madrid (16). |
{3
(23)} |
3.
SACERDOCIO |
Hace
algunos meses, el cardenal Pellegrino, arzobispo de Turín, no dudaba en
señalar el relieve positivo que encerraba, en nuestros días, el interés o
"curiosidad" despertado por los hechos eclesiásticos y, más
especialmente, por el sacerdote católico. "A pesar de todos los
equívocos, decía, esta curiosidad demuestra que en la conciencia de los
hombres de hoy el sacerdote ocupa un puesto relevante". La dificultad
con que se tropieza, cuando se le observa y critica, depende, en buena parte,
de que los que miran al sacerdote no saben ponerse siempre en el punto de
vista exacto para juzgar su realidad y, en general, la realidad religiosa. |
Con
independencia de la fundamentación evangélica del sacerdocio cristiano—que es
a la que habría que referirse en todo momento, existen imágenes históricas,
no solamente eclesiásticas, sino paganas y judías de las que no se está
totalmente purificado y, a través de las cuales, se mira y confunde la
verdadera realidad cristiana. Puede seguirse, a través de la historia de la
Iglesia, todos los esfuerzos que, a partir del Evangelio, se han realizado
para acercarse a esta realidad: el celo de los pastores, la vida de los
santos, las órdenes religiosas y los movimientos que despertaron nos lo
atestiguarían. A pesar de todo, el sacerdocio cristiano se mueve en medio de
una realidad humana, que le condiciona e influye, a la vez que también él
influye y penetra esta misma realidad en evolución, marcada ya
inevitablemente por el cristianismo. Aunque se erijan criticando o atacando a
la Iglesia, cada vez que al hacerlo también defiendan ideas de
"libertad", "igualdad", "fraternidad",
"paz", "justicia", "unión", "patria
universal", "hermandad de todos los hombres", y otras, no
pueden hacerlo sin reproducir ideas cristianas, bien que no explicitadas. Al
final, inevitablemente, los caminos volverán a encontrarse. Lo dijo Cristo:
"Otros vendrán de Oriente y Occidente...". |
SACERDOCIO
PAGANO |
Primitivamente,
las funciones cultuales y proféticas eran realizadas por los jefes de los
clanes o tribus, o por carismáticos esporádicos. En la civilización agrícola,
al tener que dividirse el trabajo, surgió la "clase" sacerdotal.
Era competencia de la misma ocuparse de los mitos, del derecho y de la
organización de la vida social. Función muy relacionada con el ejercicio del
poder; y como el poder va unido a la riqueza, el sacerdocio pagano constituía
una clase rica. |
Presidía;
pero estaba separado del pueblo, no sólo por esta diferencia social {4 (24)}
―el pueblo siempre ha sido pobre— sino de acuerdo con la tendencia a la
separación acusada entre lo considerado sacro y lo profano: el mundo era
considerado cada vez más impuro y dependiente de fuerzas misteriosas y
fatales. En medio de esta visión pesimista, la clase sacerdotal, y solamente
ella, tenía acceso a lo sagrado y desde allí ejercía su poder mágico. En
realidad, era el reflejo de la situación del mundo, anterior a Jesucristo: un
mundo roto, separado de Dios. |
SACERDOCIO
JUDIO |
El
sacerdocio judío, frente al pagano, supone un cambio trascendental: en el
existe un poder personal de Dios, de modo que el hombre no puede disponer de
sí mismo de manera mágica: es él el que está a disposición de Dios y abierto
totalmente a su poder. Ciertamente que el sacerdocio judío no estará libre de
las tentaciones paganas; pero la profecía lo advierte y salva de caer, una y
otra vez, en el sacerdocio mágico-ritualista del paganismo. |
Existe
además, una visión optimista de lo sagrado: todo el pueblo de Israel es
"el pueblo santo de Jahve". Ello no obstante existen limitaciones,
como la de una casta sacerdotal vinculada a la tribu de Leví, al linaje de
Aarón y a la familia de Sadoc (el sumo pontífice); existe, todavía, la
separación entre sagrado y profano; el ejercicio del poder no está ajeno a la
institución sacerdotal, de modo que, cuando desaparece la monarquía es la
clase sacerdotal la que toma el poder total sobre el pueblo y da lugar al
régimen teocrático. |
SACERDOCIO
DE CRISTO |
En
el Nuevo Testamento se nos presenta una figura de Cristo radicalmente
diferente de la del sacerdote judío: Jesús no pertenece a la casta sacerdotal
ni a la tribu de Levi, aparece independiente del poder sacral tanto como del
político; se opone a una interpretación abusiva de la Ley: posee una
dimensión profética inaudita y habla con el poder de Dios; rompe la
anquilosis farisaica y es rechazado como un cuerpo extraño por los que habían
"organizado" la predilección divina de su pueblo. |
Se
trata de un sacerdocio único y eterno; es El este único sacerdote. No ofrece
en sacrificio cosas materiales ni externas: se ofrece a sí mismo y se da por
amor. Este amor causa la reconciliación del mundo con Dios. El mundo ya está
salvado, el pueblo ya puede penetrar en el santuario, y desaparece, así, la
separación entre sagrado y profano, porque ya todo queda santificado, porque
toda la vida, como dirá San Pablo (Romanos, 12, 1), entera, se hace materia
de sacrificio y todo el pueblo se hace pueblo sacerdotal, profético y señor. |
{5
(25)} Pero, para el servicio de este pueblo sacerdotal ha de existir un
ministerio visible, desde el mismo inicio de la vida de la Iglesia. El Nuevo
Testamento, singularmente el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos habla
de este ministerio que fue la primera figura histórica del sacerdocio
cristiano. Esta figura sacerdotal, administradora de los beneficios
inmutables obtenidos por Cristo, irá evolucionando en matices importantes,
aunque no esenciales a su carácter radical; evolución arriesgada, pero
benéfica, asociada vehicularmente a la extensión del reino de Cristo, que no
es como los reinos de este mundo. |
LA
HISTORIA |
La
última figura histórica que ha llegado hasta nosotros de este ministerio O
sacerdocio cristiano es, en conjunto, la que salió del concilio de Trento,
portadora, ciertamente de muchos valores contingentes estimables, positivos,
pero que, a medida que ha prosperado la gran crisis de secularización del
mundo, también ella ha entrado en la necesidad de evolucionar, a pesar de los
cuatro siglos de actitudes prevalentemente defensivas", hasta desembocar
en el Concilio Vaticano II, el cual, por un lado, habla de la función
profética del ministerio sacerdotal y, por otro, del sacerdocio de los
fieles. |
La
figura tridentina, "barroca", del sacerdote como persona relevante
en la sociedad, como personaje, desaparece; desaparecen igualmente ciertas
funciones sociales con los honores y privilegios que les acompañaban;
desaparece la apariencia de casta comprometida con el poder político,
desaparece el altar que sostiene al trono. Se va, en cambio, hacia una
presencia" o inserción en la vida: se trata de una opción de la Iglesia
(basta repasar la Gaudium et Spes), que está más de acuerdo con el fundamento
evangélico. Se camina hacia una figura de sacerdocio cristiano que vive más
cerca de los hombres, no para mundanizarse, sino para ser "sal de la
tierra". |
Después
de la Pascua de Cristo ya no hay razón para separaciones, excepto el pecado.
Y se vislumbra un pluralismo de figuras que, lejos de reducir la eficacia del
ministerio sacerdotal cristiano, la enriquecerán notablemente. |
Basta
leer despacio el sermón de la montaña, o meditar en las tentaciones del
desierto, que venció el primer Sacerdote Cristo, para darse cuenta de lo que
ha de ser el sacerdocio de hoy. Caen conceptos paganos, anacronismos judíos y
polvo de los siglos; pero cada vez es más nítida, si la referimos al
Evangelio, la figura del sacerdote. |
ANTES
DE JUZGAR |
Los
que se atreven a juzgar y a exigir a los sacerdotes de hoy, que miren cerca,
en su misma casa, en su familia; que revisen su conducta, sus ideas, sus {6
(26)} palabras y deduzcan si, como consecuencia de la rectitud que las
inspira, puede allí despertarse una auténtica vocación entre los que todavía
no han elegido camino en la vida. |
Consagrarse
a Dios es todavía más hermoso hoy, que siglos atrás, cuando lo hicieron San
Benito, o San Francisco, o Santo Domingo, o San Felipe, o San Bernardo, o
Santa Teresa, y tantos otros. Estos dígase lo que se diga, no huyeron del
mundo, sino que lo santificaron. Y cran épocas parecidas a la nuestra, que
llamamos de crisis. |
4.
LA MUJER SACERDOTE, ¿POR QUÉ NO? |
No
podríamos tener otra cosa que admiración, para el culto y piadoso sacerdote
florentino, Divo Barsotti, cuyas obras espirituales son bastante conocidas,
especialmente en Italia, y que causaron, veinte años atrás, innegable buena
impresión en aquella promoción sacerdotal. Su libro "Il mistero
cristiano nell'anno liturgico" marcó un hito de profundidad en las
corrientes litúrgicas de la patria de Dante, tal vez no superado en otras
obras posteriores, aunque muy interesantes, como "Meditazioni sulla
preghiera" o "Verso la visione". |
Divo
Barsotti se asoma, con frecuencia, a diarios y revistas católicas. En estos
días, precisamente, acabamos de leer uno de sus últimos artículos, titulado
"Il fondamento della vocazione al Sacerdozio", que nos ha causado
sorpresa, y no por la postura que sostiene, sino por la argumentación
esgrimida. Pensamos que se trata de una réplica apresurada a la ya conocida
proposición holandesa relativa a la ordenación sacerdotal de la mujer.
Decimos apresurada, porque, de no mediar la urgencia de concurrir al tema
debatido, no comprendemos, en la calidad del escritor, que pueda considerar
suficientes las solas razones que aduce, en apoyo de su tesis contraria a la
ordenación femenina. Su tesis no satisface como conclusión de un
razonamiento; sino que parece, más bien, un apriorismo que luego intenta
razonarse, apresuradamente. El caso es que, el artículo de don Divo Barsotti
ha adquirido cierta instantánea celebridad, incluso fuera de Italia, debido
sin duda, también, al contraste con que concurre en ese debate que la Prensa
ha hecho rápidamente famoso. |
Pero
el tema no es nuevo. Podríamos reproducir palabras, casi proféticas, de
nuestra Concepción Arenal; palabras tristes, inteligentes. Más cerca en el
tiempo, podríamos reflexionar sobre las palabras del Concilio Vaticano II:
"Como quiera que en nuestros días las mujeres tienen una parte cada vez
más activa {7 (27)} en toda la vida de la sociedad, es muy importante que
aumente su participación en los diversos sectores del apostolado de la
Iglesia". Y más concreta es, todavía, la resolución adoptada el 17 de
octubre de 1967, en el III Congreso para el Apostolado de los Laicos,
celebrado en Roma, en la que se declara "convencido del lugar que
corresponde a la mujer dentro de la Iglesia", y formula "el voto de
que se concedan a la mujer todos los derechos y todas las responsabilidades
del cristiano en la Iglesia Católica, y que se emprenda, con toda seriedad,
un estudio doctrinal sobre el lugar que corresponde a la mujer en el orden
sacramental y en la Iglesia". |
No
ha pasado mucho tiempo; pero estudios doctrinales positivos si han aparecido
algunos; contrarios, que sepamos, solamente breves disquisiciones como el
artículo de referencia. |
"No
tenemos más remedio que reconocer que Jesús no llama a las mujeres al
ministerio, no comunica a las mujeres la misión que ha recibido del
Padre", afirma Barsotti. Hace un análisis del sacerdocio del pueblo
cristiano y del sacerdocio ministerial. Aquél comprende a todos, también a
las mujeres; éste solamente a los hombres, "por voluntad positiva de
Cristo", que, por lo tanto, "la Iglesia no podría cambiar",
porque es la voluntad positiva de Cristo y no la igualdad de naturaleza"
en que debe apoyarse "el fundamento de la dignidad sacerdotal". |
Pero,
en el Evangelio, la manifestación de esta voluntad positiva de Cristo, de
manera concreta y singular se da solamente en la elección de los doce, que
resulta que cran hombres. A las mujeres, explícitamente, ni se las llama ni
se las excluye. En toda la conducta de Jesús respecto a ellas y en la de
ellas respecto a Jesús) no encontramos nada que pueda significar
discriminatorio u objetable a la "dignidad sacerdotal". Sería
fácil, pero demasiado largo, detallar, desde el Evangelio, los aspectos
reivindicativos de Cristo frente al concepto discriminatorio y hasta el
desprecio de los judíos para la mujer: y otro tanto, desde las primitivas
comunidades cristianas, respecto a la discriminación pagana de sexos. |
La
realidad de la encarnación de Cristo implicaba el condicionamiento de la
cultura, del ambiente social y de las tradiciones, más aptas o menos aptas,
para recibir, inmediatamente o más tarde, el mensaje de redención universal.
Parece más obvio admitir que, realísticamente Cristo hubo de tener en cuenta
aquellas circunstancias sociales de su mundo, porque allí la mujer no habría
podido ejercer misión pública alguna de enseñanza, de gobierno o de culto. Y,
puestos a admitir, admitamos también que, hoy todavía, es posible que no
hayan cambiado tanto las mentalidades, lo cual, si explica que la mujer siga
siendo considerada, en tantos aspectos, como un ser humano de segunda clase,
no justifica en modo alguno, desde el punto de vista cristiano, que podamos
resignarnos, y mucho menos colaborar, con el mantenimiento de tal
discriminación. Si son las circunstancias y las mentalidades, habrá,
necesariamente, que luchar por cambiarlas, con {8 (28)} el fin de que los
planes de Dios sobre la humanidad, sean universalmente realizables. |
Bueno
es que observemos lo que Cristo hizo, pero teniendo en cuenta sus motivos
reales; sin atribuirle jamás elecciones caprichosas, sólo porque así quedara
más patente que es su voluntad. Si apuráramos el hecho de la elección de los
doce, tendríamos que concluir que, por la misma razón que eran varones los
elegidos, como también cran judías, en adelante judíos y varones tendrían que
haber sido los sujetos del Orden. Podríamos llegar a suponer que, la
profesión de carpintero, es un estado de perfección... |
Es
verdad que, salvada la esencia del sacramento, en lo que Cristo no haya
determinado, la Iglesia, como admiten los teólogos, tiene poder para
determinar. |
Tal
vez éste sería uno de los puntos. Pero sospechamos que no llegará a
pronunciar, más allá de lo que pueda ser un estatuto disciplinar, la
exclusión de la mujer en este sacramento. Y si llega a pronunciarse en este
sentido, cuando más tarde otros analicen las razones, descubrirán que,
todavía en nuestra época, apedrearíamos a las adúlteras y dejaríamos en paz a
los libertinos. |
Si
el Evangelio no excluye, no excluyamos nosotros. |
5.
EL ANTICLERICALISMO, ANTES BURGUÉS QUE MARXISTA |
"Negar
la existencia de Jesucristo es contradecir conclusiones científicas
universalmente admitidas", acaba de afirmar la revista soviética
"NOVY MIR", con palabras del investigador soviético Koublanov. Y
añadía: "La propaganda atea de los años 1920-40, ha equivocado el
camino, al seguir servilmente las tesis anticlericales burguesas contra la
existencia de Jesús Casi como decir que lo peor que el comunismo haga,
respecto al cristianismo, no le es original. |
Lo
sabíamos. Anterior al ateísmo marxista se ha dado, y persiste, el ateísmo
burgués. Sin este precedente le habría sido muy difícil teorizar contra la
idea de Dios, y más concretamente contra el cristianismo occidental, a Marx y
a los comunistas. No importa que luego aquellos ateos prácticos se
profesaran, corrompiendo conceptos, "defensores" de la religión.
¿Defendían a la religión, o se defendían con la religión? |
No
se puede negar, globalmente y sin más, la buena fe, incluso en el error, de
los que la han defendido o la han atacado. Y mucho menos cuando lo hayan
hecho deponiendo toda acción violenta, porque entonces el Evangelio {9 (29)}
Mismo les justifica. Sin embargo, en todos los casos no ha existido esta
buena fe. Y ha sido posible, y es todavía posible, sin demasiado esfuerzo,
comprobar el daño que han hecho y hacen a la sencillez de tantos creyentes,
los que, sin profesarse enemigos de la religión, y hasta a veces alardeando
de defensores, la comprometen y procuran maliciosamente desprestigiarla
cuando "ya no les sirve para sus intereses terrenos, avariciosamente
apoyados en tantas inseguridades humanas, hasta quererlas reforzar con la
apariencia sacralizadora de su pseudo-religión. |
Estos
han sido los maestros del ateísmo marxista. |
6.
TELEGRAMAS |
Hace
algunos días, una ilustre personalidad eclesiástica se asomó a la pantalla de
TVE para dirigir un mensaje a los católicos españoles. La ilustre
personalidad pintó ante los televidentes un negro panorama de la situación
actual de la Iglesia. Y como conclusión pidió que Instituciones, organismos y
particulares de la "católica España" dirigieran al Papa
―¡pobre y solitario Papa!― telegramas de adhesión. Parece que la
ilustre personalidad eclesiástica se asomó a la pantalla a eso: a pedir
telegramas. |
Ante
el televisor, fresca aún la imagen del ilustre eclesiástico, no pudimos menos
de hacernos una serie de preguntas que transmitimos ahora a nuestros
lectores. |
¿De
quién partió la idea de este mensaje" peticionario de telegramas? En la
presentación del "mensajero" se dijo que era hombre "muy
cercano al Papa". |
¿Significa
eso que se trata de un hombre "que está en los secretos pontificios y
por tanto es poco menos que un "enviado especial"? ¿Partió la idea
del mismo Vaticano? ¿De TVE? ¿De algún organismo oficial? Preguntas que se
quedan sin contestación y que arguyen un estado de confusión lamentable. |
Tratamos
de imaginar la reacción del "buen cristiano de la calle" : un
dignatario vaticano que viene a dar un grito de alarma y a sugerir, casi
oficialmente, la solución: enviar telegramas de adhesión al Papa para que se
sienta menos solo, más apoyado por todos los "buenos". Imaginamos
al "buen cristiano corriendo a la oficina de telégrafos más próxima para
decir... (pero, ¿qué decir telegrama? Lenguaje deportivo: "Cuente
conmigo, Santidad". |
Lenguaje
fervoroso: "Siempre estaremos con la Iglesia de Dios".
Lenguaje...). |
Nos
resulta demasiado sospechoso el partido" que determinados órganos de
difusión están sacando al actual clima de tensión. Los mismos órganos que tan
poco interés dedicaron al Concilio y tan pocas armas batieron ante
manifestaciones del Magisterio eclesiástico como las encíclicas "Mater
et Magistra" y "Populorum Progressio". |
{10
(30)} Sospechamos ―¿nos pasamos de listos?— que tras todo esto no son
intereses puramente religiosos los que se mueven, sino trastiendas que no
pueden tener cabida en ningún índice del Evangelio. |
Por
supuesto, después de la emisión televisiva nos quedamos sin saber en carácter
de qué acudió a los estudios la ilustre personalidad eclesiástica. Porque
traer de Roma a alguien "muy cercano al Papa" para que pida
telegramas **de consuelo" a los españoles, nos parece, en el mejor de
los casos, un recurso que no tenemos más remedio que lamentar. Y sin ánimo de
ofender a nadie nos atreveríamos a preguntar: ¿tiene noticia el Papa de esta
"solemne" llamada a la conciencia tradicional de España, de esta
incitación a ser "consecuentes con la historia "defensiva" de
nuestro catolicismo"? |
España
ha debido superar su "complejo" de defensora de la Iglesia, adalid
de Occidente, hija predilecta del Papa… y demás calificativos historiados que
disimulan muy mal un orgullo poco cristiano. |
De
lo que debe tratarse no es de "defender" sino de "vivir".
Vivir intensamente el compromiso evangélico con todas sus consecuencias. Ahí
está el mejor servicio a la Iglesia, al Papa, a Cristo. Es decir: a la
Verdad. |
Revista
VIDA NUEVA, número 720 |
7.
UNA VOCACIÓN POR CADA VEINTE CATÓLICOS |
En
Yamanashi (Japón) entre una población de 780.000 habitantes, existe una
comunidad de 925 católicos. De ella han surgido, y existen actualmente, 47
vocaciones entre hombres y mujeres; es decir, una vocación por cada veinte
católicos. |
Cabe
preguntarse si, donde hay demasiados» católicos, ha de ser menor la
generosidad. Porque Dios sigue llamando en todas partes. |
|