Boletín
del Oratorio de Albacete. |
Núm.
126. NOVIEMBRE. Año 1974. |
0.
SUMARIO |
V
ENOS organización externa; pero más vida interior. |
Sin
angelismos; pero más espirituales. Sin materialismo, pero más humanos. Sin
derrotismos; pero más realistas. Sin vanidades, ni triunfalismos; pero
sinceros reconocedores de todo el bien que debemos a la Iglesia,
purificándonos con ella, extrayendo de la fe y de la vida de gracia, sentido
y fuerza, esperanza y alegría de seguir caminando. |
LAS
COSAS IMPORTANTES |
LA
IGLESIA NO TIENE FUTURO |
¿QUÉ
ES LA VOCACIÓN? |
CARTA
AL CARDENAL TARANCÓN |
EL
DERECHO A LA ESPERANZA |
DERECHOS
HUMANOS |
TENDENCIAS
DE LA EVANGELIZACIÓN |
OPINIÓN
PÚBLICA Y EVANGELIZACIÓN |
VITTORIO
DE SICA |
{1
(141)} |
1.
LAS COSAS IMPORTANTES |
POR
PRINCIPIO no nos atrevemos a negar la primacía de los valores supremos.
Incluso los hacemos objeto de nuestras conversaciones. Otras, de nuestras
denuncias, otras nos lamentamos sobre nosotros mismos. |
Pero
no basta darse cuenta, pensar, juzgar, entender. Menos hasta limitarnos al
juego de la justificación propia, estableciendo comparaciones desvalorativas
frente a los demás, o derivando al pesimismo de las quejas sobre la propia
incapacidad. La dialéctica, si no es para la praxis, de cada vale, encerrada
o detenida en el armario de cristal de teorías centelleantes, pero inútiles y
paralizadas. |
"Deberíamos
hacer", "hace falta que me decida",
"comenzaremos"... Sí; pero ya.. Porque hacemos demasiadas cosas sin
pensar demasiado. Del mismo modo que, con frecuencia, hacemos poco de lo que
pensamos mucho. |
La
primaria de lo espiritual, no como huida de la trama de la vida, vino para
que la vida no se nos escape, como una cadena de automatismos somnolientes,
neutros de humanidad y desconectados de la dinámica de la le. |
Tantas
cosas son necesarias... Tantas nos empujan incesantemente nos atraen o nos
arrastran. E, preciso, sin embargo, abrir un paréntesis al propio
recogimiento, para no desperdigar fuerzas y aplicarlas a lo que, también
tantas veces, decimos que es primordial. Centrar el espíritu, concederle
respiro, acercarse y actuarse en la presencia de Dios, atender A su Palabra,
no perder el trato fraternal, desde la Eucaristía, hacia el mundo y la vida
abierta del deber, de los contactos personales, del bien que se busca para
multiplicarlo y repartirlo, con lucidez y sencillez purificada de
insinceridades y beaterías. |
¡Hay
tanto por hacer: no solamente porque hace falta que alguien lo haga, sino
porque "nos hace falta" que lo hagamos! Y es muy importante. |
El
futuro del hombre. |
Desde
que Jesús nació, creció, murió y resucito, todo ha continuado moviéndose,
porque Cristo no ha terminado de formarse: no ha terminado de hacer que se le
acaben los últimos pliegues del Traje de carne y de amor que le forman sus
fieles. El Cristo místico no ha alcanzado aún su pleno crecimiento. Y en la
prolongación de este irse engendrando está colocado el resorte último de toda
actividad creada. |
Teilhard
de Chardin |
{2
(142)} |
2.
La Iglesia no tiene futuro |
EL
FUTURO de la Iglesia se invoca por los que desean una mayor radicalización
espiritual de su institución; por los que se afanan en preparar su aptitud
ante el amanecer de nuevas edades para el mundo, envuelto, en esta época,
todo él, en presentimientos de profundas transformaciones; por loe vigilantes
celosos que no quisieran ver jamás llegar tarde el mensaje que Cristo urgió
transmitir: y hasta por los bien intencionados, pero animados por un secreto
triunfalismo, amoroso y partidista a la vez y, por lo mismo, que podría
merecer alguna parte de la reprensión que el Señor dirigiera al bueno de
Pedro, cuando éste pretendía disuadirle de penalidades y fracasos. Y no
digamos de cuando, impulsivo, quiso defenderle violentamente. |
También
se invoca, el futuro de la Iglesia, por los falsos profetas de calamidades,
contagiados, en el fondo, de fiebre maniquea y que someten, por lo tanto, a
la contingencia de las alternativa, temporales, de las incertidumbres
desesperanzadas, la posibilidad del Reino de Dios, como si se tratara de una
apuesta, o de la superación de un naufragio. |
Es
equivoca la apelación al futuro, referida a la Iglesia de Cristo, como Reino
de Dios. Este no tiene futuro: ya está en el presente, ya ha llegado, ya es
inextinguible, ya se ha superado, para siempre, el dilema repetido sólo en la
tragedia, "ser o no ser.. |
La
Iglesia, como Reino de Dios, no tiene perspectivas de futuro, sino de
eternidad. |
La
preocupación presente, no puede disponer el futuro; en cambio, la visión
contemplada de eternidad, sí que transforma el presente. |
Cierto,
se trata de un presente entre caminos de contingencias; pero superables, en
cristiano, sólo desde la visión de lo eterno. |
En
cierto modo un cristiano no es un ser que va hacia lo eterno; sino que viene
de la eternidad. Entenderlo es dejar florecer la esperanza en los caminos {3
(143)} de la vida. Y no como una apelación al quietismo falsamente
espiritual, ni como un refugio de pereza disfrazada de inactividad prudente,
sino como una razón y una fuerza que nos enseña y nos ayuda a inferir en lo
que en pagano se llama presente, y lo que en fiel se llama inmortalidad. |
Para
el fiel, el presente es ya eternidad. La eternidad no tiene futuro, porque es
un presente inmenso. |
No
podemos medir a la Iglesia de Cristo con las medidas de los reinos o de las
cosas de este mundo. Está en el mundo, pero no es del mundo. |
Con
frecuencia, las apelaciones al "futuro" de la Iglesia, tienen su
motivación en miedos o en nostalgias de triunfo. No hay lugar para el miedo
―No tengáis miedos, dijo Cristo―, ni para preparar triunfos,
porque ya tenemos el de Cristo ―«Yo he vencido el mundo»― para
siempre. Se trata nada más, de anunciar, desde esta visión de eternidad, el
triunfo de Cristo para que sea vida del mundo. |
La
victoria de Cristo, no es la derrota, sino la vida del mundo. |
No
podemos der avaros del presente; no podemos temer el porvenir; no se nos
permite cultivar nostalgias de nada perdido, pasado. Vivimos de la fe, que no
es solamente un modo superior de ver lo temporal, sino de vivirlo. Pero la fe
que la Iglesia de Cristo predica, que su mensaje extiende, que transforma a
los hombres que lo aceptan, ni cuino verdad puede compararse a las doctrinas
que convencen y congregan a los adheridos o militantes de los partidos
humanos, o de las conveniencias de las solidaridades sociológicas, o de los
movimientos humanitarios, o de las corrientes culturales, ni, como vida, a un
acontecer medido en el tiempo, .n cuyo paréntesis ha de resolver alternativas
problemáticas. |
El
paréntesis temporal del peregrinar de la Iglesia, tomado, juzgado o vivido
con abstracción de una perspectiva de eternidad, no tiene sentido para la fe
cristiana Solamente podemos entender la vida de cristianos, la vida de
Iglesia, si aprestamos nuestra mirada y todas nuestras fuerzas, y
precisamente con mayor generosidad si cabe, porque creemos, porque sabemos
que la eternidad ya ha comenzado. |
Pertenece
a la esencia misma de la fe el hacer presentes las cosas invisibles; el
actuar desde su misma simple perspectiva como ni ya se poseyeran realmente: y
el lanzarse a la aventura de apostar todo lo presente en aras de la
eternidad. |
John
H. Card. Newman, C.O. |
{4
(144)} |
3.
¿Qué es la vocación? |
¿Acaso
una elección, una respuesta, una necesidad de la Iglesia, una disponibilidad
incondicionada?... |
NOSOTROS,
los que somos cristianos, los que tenemos alguna noticia de Cristo y
agradecemos ser bautizados en la fu que nos une a él, sabemos que lo debemos
a los que nos han precedido en esta misma fe, y nos la han anunciado; sabemos
que, desde Cristo hasta nuestros días, no ha bastado, para esta transmisión,
la simple adscripción sociológica o histórica a pueblos y generaciones, sino
que, dentro de ellas, ha habido siempre algunos cristianos plenamente
dedicados al anuncio del Evangelio de Cristo, han existido grupos de
fidelidad intensa al Señor, desde cuya enucleación se ha visto amplificada y
asegurada la misión que Cristo confió a los primeros apóstoles y, más
ampliamente, también a la primera generación cristiana. |
Sabemos
que esta misión no terminaba con el primer mandato directo de Cristo, y que
tampoco termina con que haya llegado a nosotros mismos u mensaje. El mundo
sigue, las generaciones alcanzan, los hombres se multiplican y continúa la
necesidad, además del deber general de todo cristiano de hacer llegar a los
demás lo que para él ha sido el bien de la fe, esa necesidad de proseguir
específicamente el cumplimiento de la misión que diera a los apóstoles el
mismo Señor. |
Podemos
decir que la respuesta a esta llamada, para una plena dedicación apostólica,
es lo que podemos denominar "vocación". |
A
veces creemos que la fuerza de esta llamada, y el mismo deber de no dejarla
in respuesta obedece a la necesidad" que Cristo, la Iglesia, el mismo
bien del mundo, tienen de nosotros. Estamos a punto de decir, o decimos, que
"vamos" porque nos necesitan". |
Pero
es preciso aclarar que esta sola razón no bastaría para dar solidez a nuestra
entrega. Sin falsa postura de humildad, la realidad de una respuesta correcta
a la "vocación" ha de superar esta disposición de ser útiles a un
plan de difusión del mensaje, o de extensión de la beneficencia y de la
caridad que el Evangelio nos pueda inspirar en {5 (145)} orden a los demás.
De no superarlo podríamos correr el riesgo de detenernos en lo inmediato de
éxitos comprobables, o de perdernos en fantasías románticas y aventureras, y
hasta en hacer consistir el hecho de la vocación más como un abandono o huida
de ambientes profanos ingratos que del positivo encuentro o descubrimiento
del Señor que se acerca y nos habla, para que prosigamos juntos con él,
haciendo y obrando fu Evangelio. El ir lejos o el quedarnos lejos de donde
mismo nos llama, no puede ser una condición de su seguimiento: Él está en
todas partes, y también aquí. Pero aquí, no para justificar nuestros apegos
egoístas, sino para espiritualizar y transformar nuestra vida, desde dentro
mismo del alma. Lo de lejos o lo de cerca es algo posterior, que ha de ser
purificado de fantasías, de planificaciones programáticas, porque está su
providencia que lo realiza, y nos lleva con él. El camino es hacia dentro. |
La
respuesta a una llamada de Cristo comienza a crecer en nosotros, a edificar
el ser apostólico, no por lo que materialmente hagamos ―no por
"jugara apostolados"―, sino por la sincera y pura actitud de
disponibilidad sin condiciones; no porque Cristo nos necesita, sino porque
somos nosotros que le necesitamos. La respuesta surge de descubrir que nos
llama y de la necesidad que tenemos de entregarnos a él. |
Y
el modo de responderle casi nunca está demasiado lejos. No puede ser a través
de una exaltación romántica que necesitaría el cultivo de renovadas emociones
para agitar las velas de la fantasía y del sentimentalismo... sobrenatural
(?). Ha de ser convirtiendo en pan de la verdad de cada día, la prosa de la
existencia que el amor ―t o las circunstancias― renueva sin
cesar. Y, aun así, tal vez no de inmediato como un logro cuajado y completo,
Fino como algo que es posible hacer y que de cierto re está haciendo, cerca,
aquí mismo, como cuando se hace una familia, algo que empeña la vida y que es
creativo y que, casi sin palabras, es anuncio del Reino de Dios. Lo exterior
viene como una añadidura que surge de una sinceridad espontánea, como la
vida, de una generosidad limpia, como el verdadero amor. |
¿Cómo
fue, si no, el seguimiento de los primeros discípulos del Señor, cuando, a
orilla: del Jordán, le preguntan dónde vives? ¿Cómo sería el trato de Pablo
con Timoteo, con Tito, con Lucas...? ¿Cómo ha sido el surgido de los núcleos
de hombres y mujeres que, en humildad y perseverancia, se han dado a Dios y
han sido semilla de su Evangelio? |
No
es por lástima a los pueblos no evangelizados, ni por correr a denunciar
injusticias, ni por responder emocionalmente a la reparación de los males del
mundo... Es por haber encontrado a Cristo, e: por responderle a él mismo, es
por quererle amar, es por darse a él enteramente, es por necesitarle a él. |
Lo
demás es una consecuencia que él sacará de nuestro verdadero amor. |
Si
estableciéramos otro planteamiento, u otro orden en el planteamiento,
convertiríamos los apostolados en empresariales, profesionalizaríamos la vida
evangélica o, at lo rumo, nos engañaríamos con estímulos sentimentales y
fantasías que periódicamente necesitan renovarse para conseguir alguna
permanencia jugando a apostolados". |
Para
el apóstol "la vida es Cristo". |
{6
(146)} |
4.
De una CARTA AL CARDENAL ENRIQUE Y TARANCÓN |
Eminencia: |
Desde
estas cálidas playas, donde viene casi a fenecer el "Mare Nostrum",
hemos seguido muy de cerca el desarrollo del Sínodo Mundial de Obispos
realizado en Roma. |
Es
curioso observar cómo el cuarto poder" empieza también a sucumbir a las
maniobras ocultas de no se sabe quién, hasta llegar a presentar las cosas
exactamente al revés de como han sucedido Y digo esto, porque sectores muy
dignos de nuestra prensa nacional han caído inconscientemente en la trampa de
presentar una Iglesia dividida, sobre todo en España, creando para ello la
noticia superinflada y sensacionalista de que al margen del Sínodo auténtico
se desarrollaba un contrasínodo" a cargo de los rebeldes de costumbre. |
Yo
mismo he sufrido en mis propias carnes las consecuencias de esta
desinformación cuando, por arte de birlibirloque, me he visto actuando como
**padre contrasinodal" en la Ciudad Eterna, siendo así que me encontraba
arropado en mi propia ciudad de Málaga, atento a lo que pasaba en el Sínodo
"auténtico". |
Tengo
a la vista las notas que cierta agencia de prensa española distribuye, en las
que se destaca este título: Análisis muy confuso y lleno de dudas de Monseñor
Lorscheider en el Sínodo. |
A
continuación viene a decir lo siguiente: la primera intervención del Sínodo,
el pasado día 27, ha corrido a cargo de Monseñor Lorscheider, arzobispo
brasileño, a quien se le ha encargado hacer una "panorámica" del
momento actual de la Iglesia, que el prelado ha llevado a cabo con escasa
fortuna. El método de su relación era hacer un elenco de los aspectos
positivos y negativos de la Iglesia actual, y lo único que ha conseguido es
sembrar nueva confusión (por si en la Iglesia no la hay en los momentos
actuales)sobre todo porque se limitó a plantear problemas sin darles solución
alguna. |
Esta
última frase, que he subrayado yo, es la verdadera madre del cordero: |
{7
(147)} de la Iglesia – de los obispos – se espera la solución mágica de todo.
En el fondo, es una actitud idolátrica, que ya apuntó en las primeras
comunidades cristianas, tal como se desprende de la lectura del Nuevo
Testamento, Los responsables vendrían a constituirse en sucedáneos de Cristo,
y, como tales, también podrían presentarse ante sus comunidades como
auténticos "señores". Pablo es uno de los que reacciona más
vivamente contra esta usurpación, y así escribe a su comunidad de Corinto:
«Nosotros no nos proclamamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como
Señor, y a nosotros como servidores vuestros por amor a Jesús» (2 Cor. 4,5). |
Así
se explica que lo que para algunos es negativo, para nosotros sea positivo. |
Señor
Cardenal: en su relación vemos un tono humilde, objetivo, buscador, que nos
da muchas esperanzas. |
Es
un documento que no gustará a los que de los jerarcas eclesiales esperan una
auténtica postura de "señores", y no de servidores vacilantes de la
comunidad cristiana. Pero le aseguro que una gran mayoría de españoles
―dentro o fuera de la Iglesia― empiezan a mirarnos con respeto,
con simpatía e incluso con esperanza. |
Usted
mismo lo dice muy bien: «Con sus luces y sus sombras, creemos que el camino
emprendido es de gran esperanza, porque la Iglesia se ha acercado más a los
pobres y a los oprimidos; porque se ha robustecido, aunque no
suficientemente, el sentido comunitario de la fe y su compromiso con la
justicia; porque se ha abierto la participación en la vida de la Iglesia a
muchos sectores, sobre todo en lo que se refiere al ámbito de la renovación
litúrgica, y porque, como balance total, creemos que ha aumentado la
credibilidad de la Iglesia, especialmente por sus esfuerzos de mostrarse
libre de todo poder terreno, Asumiendo su papel de conciencia crítica de la
sociedad, aunque se haya producido la confusión en ciertos ambientes», Esta
inesperada y rápida caída de las cadenas triunfalistas que atenazaban a
nuestra Iglesia ha producido, como usted dice muy bien, la confusión en
ciertos ambientes. Era inevitable. Pero puestas en la balanza esta confusión
y aquella liberación, el platillo de esta última se inclina para abajo de una
manera inequívoca. |
Usted
hace muchas alusiones concretas; pero quiero destacar lo que dice al hablar
del difícil diálogo con los jóvenes: «Los pasos dados por los obispos al
aceptar el riesgo del cambio, al intentar vivir en mayor libertad y pobreza
evangélica, creemos que han sido comprendidos por los jóvenes y les han
predispuesto favorablemente a la aceptación del mensaje». Usted mismo nos da
un ejemplo de ello, que le agradecemos mucho. Me refiero a la nueva imagen
pública de "obispo" que se produce en su propia diócesis de Madrid,
y así en la zona IV ―la de Vallecas―, que es la que conozco
mejor, da gusto ver mezclado con la gente, que lo acepta como suyo, a un
hombre joven, pequeño, amable e inteligente a quien todo el mundo llama
cariñosamente "Alberto". Es el obispo auxiliar encargado de aquella
zona. |
José
M. González Ruiz en SÁBADO GRÁFICO. n. 909. |
{8
(148)} |
5.
El derecho a la esperanza |
Sí,
también es un derecho. Contra el pesimismo y contra los sembradores de
pesimismo. El reciente Sínodo de obispos, tras enumerar aquello que considera
como síntesis de los derechos fundamentales del hombre, terminaba su mensaje
con la proclamación del derecho a la esperanza. Necesitan levantar sus
corazones a la esperanza los pusilánimes, para quienes las primeras
impresiones inmediatas de cualquier contrariedad, les sumergen en turbaciones
que les impiden una visión más amplia del mundo y de la vida, de cuanto
ocurre y de la acción de la Providencia, no ya para soportar las penalidades
del esfuerzo momentáneo en la tarea del bien, sino para presentir y entrever
que todo se integra en el proceso perfeccionador del mundo y de la historia
del hombre, mientras crece y se acerca a las metas que le preparan a la
visión de Dios. Son de doler los errores, hay que señalar los males y
corregir las desviaciones para que se acelere, y no se retrase por culpa de
nadie, la hora del reino de Dios; pero éste está asegurado. «Del Señor es el
mundo y todo lo que en él se contiene», cantaba ya el salmista. |
Proclamar
el derecho a la esperanza es necesario y oportuno siempre, porque, para el
fiel, la vida en la tierra únicamente tiene sentido si se convierte en
explicitación de la esperanza cristiana. |
La
esperanza cristiana no es una suerte de tozudez espiritual; no es una
pseudomística de la cabezonería indomesticada, miópica o perezosa, de cómoda
o estúpida referencia a Dios, porque no se ve, no se sabe o no se quiere
estar en la vida y tomar la vida como una tarea personal, lúcida y
consciente, en la que vale tanto la fe como la abnegación laboriosa y la
diligencia entusiasta: sin éstas resultaría imposible la fe sincera al no ser
actuante. |
Es
necesario proclamar el derecho a la esperanza cuando los malévolos se
entristecen de no poder registrar fracasos a cuenta de la Iglesia cuyo
dominio se les escapa y cuyo aplauso ya no reciben. |
¿Quién
ha dicho que el pasado Sínodo ha sido un fracaso?... La iglesia no tiene
éxitos ni tiene fracasos: sirve al Señor, busca su rostro y se esfuerza,
venciendo debilidades y purificando sus palabras y sus gestos, en ofrecer el
mensaje del Evangelio a los hombres. Eso es todo. |
¿Debilidades?
¿Vacilaciones?... Las que puedan tener los demás hombres, mientras esté
formada por hombres, aunque caminen hacia Dios. Pero ojalá que todos los
humanos aun los que la miran, la juzgan, la "observan"
―¡también al Señor le "observaban"!― se esforzaran como
Ella, como los más conscientes de sus bautizados, como los más sencillos de
sus fieles, como los más reflexivos de sus sabios... para purificarse, para
ser fiel al encargo recibido del Señor y para hacer el bien a los hombres. |
Tenemos
derecho a la esperanza, porque Dios rige el mundo y lo ama. Y porque una de
las pruebas de este amor es la existencia de la Iglesia y las verdades que
anuncia a los hombres.... |
{9
(149)} |
6.
DERECHOS HUMANOS |
UNA
VEZ más se observa que la afirmación de los derechos de Dios engendra la de
los derechos del hombre. La religión del Evangelio es así: la caridad hacia
Dios es la raíz de la caridad hacia el prójimo, y todo el mundo es nuestro
prójimo. La renovada afirmación del valor y del deber humano y sociológico de
estos consecuentes y lógicos derechos del hombre viene a propósito hoy,
cuando tanto se habla de la liberación y de la promoción de la humanidad
hacia arduos niveles de la justicia, de la igualdad, de la fraternidad y de
la solidaridad. La dignidad humana aparece así reivindicada, en virtud de
aquel sentimiento religioso, que tantos no consideran en su justo valor, y en
el momento en que la convivencia civil, tocando el vértice de su feliz y
progresiva evolución, aún tolera hipótesis y condiciones contradictorias y
representa peligros de nuevas y espantosas conflagraciones. La historia es
siempre un drama de oscuros destinos. Y la Iglesia, impávida y amorosa,
levanta su bandera de justicia y de paz. — PABLO VI. |
CON
el título de "Derechos humanos y reconciliación" y apoyándose en la
cita de la encíclica "Pacem in Terris" y la declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos, los obispos reunidos en el Sínodo
del pasado octubre, en unión con el Santo Padre, redactaron un mensaje
dirigido a la Iglesia y al mundo, puestas las miras especialmente en aquellos
que ocupan posiciones de mayor responsabilidad, ya que de ellos depende, en
gran parte, el necesario y deseado progreso en la protección y desarrollo de
los valores y de los derechos de todos los hombres. |
La
preocupación por la defensa de estos derechos está en el mandato de Cristo;
la Iglesia «cree firmemente que la promoción de los derechos humanos es
requerida por el Evangelio y es central en su ministerio. |
Por
ello, la Iglesia quiere respetarlos más en su propia vida, con un continuo
examen y purificación de sus leyes, de sus instituciones y de sus programas. |
La
conciencia de nuestras limitaciones, carencias y fallos en la justicia nos
ayuda a comprender mejor las de otras instituciones e individuos. Ninguna
nación está hoy sin culpa cuando se trata de derechos humanos. Y aunque no es
función del Sínodo mencionar violaciones concretas ―ello se hace mejor
a nivel local―, señalamos, sin embargo, ciertos derechos hoy día más
amenazados». |
{10
(150)} El mensaje se refiere a cuatro categorías de derechos: el primordial
de la vida física, el derecho a la alimentación directamente implicado en el
orden de la economía; los derechos político-culturales, y, finalmente, el de
la libertad religiosa. |
No
es de extrañar que en estos cuatro polos se conjuguen todos los problemas del
ser, de la dignidad y de la libertad del hombre, tan agudizados en la hora de
nuestra historia; hora de un mundo de nuestra historia; hora de un mundo en
rápida transformación, en el que la avidez y el despotismo, o la envidiosa y
triste pereza, o el miedo impotente de los más pobres, nublan las esperanzas
de felicidad y aun de supervivencia. Pero la Iglesia nos invita a superar los
temores mientras nos recuerda su perenne lección de amor, desde el mismo
Evangelio. |
«Impávida
y amorosa, como ha recordado el Papa, mientras levanta su bandera de justicia
y de paz». |
El
derecho de los hombres a la vida |
Es
el primero a que se refiere el mensaje. Santo Tomás ya nos recordaba que el
primer y principal don que hemos de agradecer a Dios es que nos haya dado un
ser. El ser no lo dan los hombres, y por eso no lo pueden quitar. Dios solo
es el autor de la vida. Lo que Dios ha dado al hombre nadie tiene derecho a
arrebatárselo, a discutirlo, a impedirlo, a maltratarlo. Los demás dones que
Dios otorgue al hombre necesitan de esa primera plataforma que haga posible
el don, es decir, necesitan de la existencia previa del ser humano en su
propia naturaleza, que ha de ser respetada, favorecida, protegida. Hay que
desmontar los pretextos que pretenden falsas justificaciones alegando
beneficios para la humanidad, pero a base del absurdo de impedir la vida, o
de herir al hombre o de organizar o consentir o comerciar con horribles
matanzas. |
El
mensaje denuncia que este primer derecho – el derecho a la vida – está
«gravemente violado en nuestros días por el aborto y la eutanasia, por la
extensión de la tortura, por hechos de violencia contra víctimas inocentes,
por el flagelo de la guerra». Al citar la guerra se refiere al escándalo de
los armamentos, «como una locura que pesa sobre el mundo». En efecto, la
carrera de armamentos agota {11 (151)} las pocas reservas de los países
pobres, víctimas del comercio inicuo de los vendedores de armas, y los
precipita en el círculo vicioso de una miseria desesperada e incapaz de
liberarse a sí misma, reducida y explotada por los que controlan y
determinan, en provecho propio, la fluidez económica mundial. |
Si
se tiene en cuenta que el presupuesto estadounidense del año 1973 dedicaba
para armas, la cantidad de 21.000 millones de dólares y que esta cantidad es
superior al doble del total del presupuesto nacional español, para toda clase
de gastos del Estado, en el transcurso del año económico, se comprenderá la
enormidad de los gastos para armamento. Además, y precisamente en Estados
Unidos, si se paralizara la fabricación de armamentos, a los cinco millones
de parados actuales, habría que sumar doce millones más… ¿No es triste que
los hombres no alcancemos a organizarnos de tal manera que las actividades a
que nos dediquemos, se orienten a la construcción positiva de un mundo mejor,
sin la pérdida de tantas y tan cuantiosas energías solamente útiles para la
destrucción y la muerte? |
...
Y al pan |
Estrechamente
vinculado al derecho a la vida, está el derecho a la alimentación. Es
imposible pensar en una humanidad en vías de reconciliarse, es inútil hablar
de paz entre los hombres, si un sector de ellos carece de lo que es
indispensable para mantenerse en fuerzas y con vida. Corresponde a los
gobiernos la búsqueda diligente, sin pérdida de tiempo, de los medios para
remediar la carencia o mala distribución de los alimentos. Las masivas
desigualdades de poder y de riqueza se oponen a la necesaria hermandad de
todos los hombres. En orden a los derechos socioeconómicos «la concentración
del poder económico en manos de unas pocas naciones y de grupos
multinacionales, el desequilibrio estructural en las relaciones comerciales y
en los precios de los recursos, el fracaso en la combinación adecuada del
crecimiento económico con la justa distribución ―nacional e
internacionalmente―, el paro forzoso extendido y las prácticas
discriminatorias de empleo, así como los sistemas de consunción global de los
recursos, todo esto exige ser reformado si la reconciliación ha de ser
posible». |
En
este mes de noviembre, precisamente, la P.A.O. se dedica a estudiar los
problemas de la escasez y distribución de alimentos en el mundo. Al más alto
nivel ―participan Jefes de Estado y ministros de Exteriores y
Agricultura―, tendrá lugar la Conferencia Mundial de la Alimentación,
en Roma: países ricos y pobres, ideologías políticas opuestas, exponentes de
las naciones más poderosas y representantes de los movimientos de liberación
afro-asiáticos, hombres de todos los continentes se reúnen para discutir y
buscar solución al hambre de la humanidad. Es posible que sus debates causen
menos emoción que las conferencias sobre cuestiones de armamento o de
precarios "altos al fuego", pero tendrían, a buen seguro, más
importancia y eficacia para la paz si consiguieran convencer a todos para que
dedicaran, al pan y a la cultura de todos los hombres, las astronómicas
cantidades todavía destinadas al servicio del miedo y de la guerra, para
desgracia del mundo y riqueza de unos pocos. |
{12
(152)} |
Los
derechos político-culturales |
La
cultura ―el pan del espíritu del hombre―, el desarrollo de todas
sus potencialidades interiores y de su crecimiento en la verdad. De la verdad
que hace librea, según el aserto de Cristo. Porque la humillación de tener
que soportar la mentira y vivir en la obscuridad de la ignorancia en la peor
de las esclavitudes, como comentaba Pablo VI; a propósito de los derechos de
la inteligencia humana. |
Al
tratar de los derechos político-culturales, el texto redactado por el Sínodo
fe refiere a la participación política, al derecho al libre acceso a la
información, a la libertad de palabra y de prensa. «Condenamos, dice, la
negación o limitación de los derechos humanos por causa de la raza.
Requerimos de las naciones y de los grupos en conflicto que procuren la
reconciliación, suspendiendo la persecución de otros y concediendo la
amnistía, benevolente y equitativa, a los prisioneros políticos y a los exilados». |
Está
claro que las tan frecuentes negaciones y recortes hechos a la libertad en
materia cultural y política, suelen ir acompañados de razones que quieren
justificar el sacrificio impuesto, cuando ya no puede ocultarse tal
imposición, en aras de beneficios superiores que lo compensan. Es posible,
incluso, que la imposición proceda de una practicidad poco ilustrada o sin
mala fe; pero aun en tales casos, debe evitarse ―como recordaba Pablo
VI en la P. P., n. 33― el riesgo de ordenamientos o planificaciones
arbitrarias que, al negar la libertad, excluyen el ejercicio de los derechos
fundamentales de la persona humana. |
{13
(153)} |
La
libertad religiosa |
Es
evidente que las convicciones más profunda, del ser humano surgen, en el
creyente, de su fe en Dios, y que, de tal fundamento obtienen su fuerza
indestructible. Por esto no es extraño que, cuando desde el exterior del
mismo hombre no se puedan erradicar los ideales fundamentados en instancias
que trascienden el orden humano Y temporal, se desalen manifiestas o larvadas
persecuciones, o por lo menos, discriminaciones religiosas. Por esta razón se
explica que el derecho a la libertad religiosa sea «hoy negado y restringido
por diversos sistemas políticos, de modo que se impide el culto, la educación
religiosa y la acción social. Hacemos, dicen los obispos, un llamamiento a
todos los gobiernos no sólo para que reconozcan de palabra el derecho a la
libertad religiosa, sino para que eliminen cualquier discriminación e,
independientemente de sus convicciones religiosas, concedan, a todos, los
plenos derechos y oportunidades propios de los ciudadanos». |
El
hambre del mundo. |
Los
ricos y los pobres, |
los
poderosos y los débiles, |
los
sabios y los ignorantes… |
se
encuentran, discuten, |
Acusan,
prometen, |
protestan,
engañan, |
compran,
venden, |
prestan,
recobran... |
«Somos
demasiados», |
dicen
los ricos. |
«¡Que
se repara todo!», |
gritan
los pobres. |
Cuando
hay bastante |
Para
que todos tengan, |
sin
faltar, sin sobrar, |
para
vivir sin rencores, |
sin
envidias, |
sin
despilfarro. |
Pero
sigue el hambre. |
Y
no sólo de pan. |
Hambre
de vida: |
de
salud, |
de
justicia, |
de
información, |
de
verdad, |
de
fraternidad, |
de
responsabilidad, |
de
trabajo, |
do
fiesta, |
de
libertad... |
De
existir, simplemente. |
Dios
ha muerto. |
¡Dios!
Me dicen que estás muerto. |
Lo
dice Nietzsche, lo dice el Time, lo dicen los marxistas. |
Y
con tu muerte juegan todos: filósofos y teólogos. |
La
palabra de ahora ya no es Cristo. |
«¡Revolución
total, liberadora y santa! |
¡Que
mueras Tú y el hombre renazca!» |
Pero
aunque muerto, vives en mi humana nostalgia, quemante herida, pasión absurda
de esperanzas. |
Te
siento lejos, inmensamente lejos, y sin embargo, sé que estás adentro, pero
sé que eres Tú. |
y
ese Tú me doblega. |
Y
donde hay muerte y frío y hambre y odio me obliga a ver amor, luz que renace,
flor de fango y de lágrimas. |
Hernán
Larraín Acuña |
{14
(154)} |
7.
A propósito de la evangelización, tres tendencias: ESPIRITUALISMO DUALISTA.
TEMPORALISMO, FILOMARXISMO |
De
la intervención del card. Jubany, en el Sínodo, el día 11 de octubre de 1974,
en nombre de la Conf. Episcopal Española. |
1.
TENDENCIA DE TIPO ESPIRITUALISTA O DUALISTA |
La
más ampliamente extendida entre los católicos de España. |
He
aquí algunas de sus características. |
El
Reino de Dios es una realidad exclusivamente trascendente, sin relación
explícita con los problema de la sociedad humana; la vida cristiana debe
quedar reducida al culto y a la moral individual. |
La
preocupación de los cristianos debe ser, por lo tanto, la de "vivir en
gracia", sin explicitar más las consecuencias que de ello derivan en el
orden temporal; la acción cristiana en el mundo debe orientarse sólo hacia
los individuos (con el fin de que obren según su propia conciencia), no hacia
las instituciones, grupos o estructuras. Los problemas sociales políticos o
económicos de la sociedad son de orden puramente técnico, que deben ser
resueltos por los individuos; la esfera de influencia de la moral cristiana
se reduce al matrimonio, la familia, el trabajo profesional, como testimonio
de vida, y la beneficencia. |
De
esto nace un dualismo rígido entre evangelización y promoción humana. |
2.
TENDENCIA DE TIPO TEMPORALISTA |
Se
da en grupos minoritarios n.uy significativos. |
Algunos
cristianos defienden con tesón que la promoción humana siempre ha de ser
previa a la evangelización. Otros, en cambio, parten del principio de que la
humanidad está dividida en dos grupos: el de los opresores y el de los
oprimidos; la culpa de ello está en las vigentes estructuras socioeconómicas
de carácter capitalista. El encuentro del hombre con el Cristo de la fe se
verifica exclusivamente a través del encuentro con los oprimidos. |
Por
su parte, la Iglesia institucional, en virtud de compromisos históricos
seculares, es obstáculo para el acercamiento del hombre con los oprimidos:
por esto, frente a ella debe surgir la fraternidad de los oprimidos, cuyo
vínculo substancial es el compromiso solidario de suprimir, mediante la
revolución, la opresión en el mundo. |
La
celebración actual de la Eucaristía no tiene sentido porque reúne a opresores
y oprimidos; la auténtica eucaristía debe ser la reunión de los oprimidos
que, mediante su celebración, han de fortalecer su solidaridad y su unidad.
→ 15 (156) |
3.
TENDENCIA DE TIPO MARXISTA |
Propia
de algunos grupos cristianos, clérigos e intelectuales. |
Algunos
de los seguidores de la segunda tendencia optan por el marxismo militante y
se esfuerzan en conciliarlo con la fe cristiana. Su argumentación parte del
hecho de que el marxismo es un método de análisis científico de la realidad
social y política, que ha descubierto el funcionamiento de los mecanismos de
opresión propios del sistema capitalista, y un cambio científicamente
fundado, que permite elaborar una alternativa global a dicho sistema. El
cristiano marxista descubre en su fe una exigencia de liberación integral de
la persona humana y de la sociedad; así su fe, sui esperanza y su caridad
tienen una dimensión política y llevan consigo una exigencia de cambio
radical de la sociedad. |
La
opción por el socialismo deriva, pues, del análisis científico de la realidad
política actual, que descubre en el socialismo marxista la única salida
válida ante las contradicciones internas del capitalismo. |
La
lectura del Evangelio, hecha a la luz del compromiso político revolucionario,
ayuda al cristiano marxista: el análisis y la praxis revolucionarias se
erigen en criterios de interpretación del mensaje cristiano de salvación. |
No
podemos pasar por alto, dada su actualidad e importancia, la postura de estos
cristianos que han hecho una opción marxista. Por una parte se trata de una
cuestión que es muy difícil, porque las ideologías son plurales y cambiantes
y el lenguaje no es unívoco. Por otra parte, existen, entre otros, unos
problemas de orden teórico-pastoral que estos mismos cristianos se plantean y
aún no han aclarado debidamente. |
EVANGELIZACIÓN
Y LIBERACIÓN DEL HOMBRE |
Creemos
que es urgente y necesario, ante las posturas antes indicadas, profundizar
más en la relación que existe entre evangelización y progreso humano o
liberación integral del hombre. Se trata, según el Santo Padre, de dos
complementos que «aunque distintos y subordinados entre sí, se corresponden
recíprocamente por la convergencia hacia el mismo objetivo: la salvación del
hombre». |
Se
trata, por una parte, de superar el dualismo que experimenta hoy nuestra
pastoral tradicional, al tener que dar respuesta al hombre de muestro tiempo,
especialmente sensible a toda opresión social, económica o política, sin que
esta pastoral haya descubierto la relación intrínseca que todos estos
problemas tienen con la le cristiana. |
Por
otra parte, hay que salir al paso de cualquier reduccionismo del mensaje
evangélico ya sea de tipo espiritualista o temporalista. No es suficiente,
según nuestro modo de entender, optar por dar prioridad a uno de los dos
aspectos; porque esto equivaldría a seguir dividiéndolos, privando de unidad
a la acción evangelizadora que se enfrenta con una realidad única, en la que
la esfera personal se encuentra cada vez más implicada en contextos sociales
de opresión, de injusticia o de simple subdesarrollo. |
{16
(156)} |
8.
mass media: OPINIÓN PÚBLICA Y EVANGELIZACIÓN |
LA
OPINIÓN pública es una de las grandes fuerzas sociales del mundo actual. Lo
demuestran los conatos políticos y hombres de negocios para influenciarla y
movilizarla, a fin de conseguir sus objetivos partidistas y comerciales. |
Pío
XII definió la opinión pública como «el eco natural, la resonancia común, más
o menos espontánea, de los sucesos y de la situación actual en los espíritus
y en los juicios de los hombres». |
En
nuestros días, la multiplicación y creciente rapidez de los medios de
comunicación, un nivel más elevado de educación, una mayor socialización y
democratización, y una conciencia más viva del derecho a la información, han
desarrollado e enormemente el influjo social de la opinión pública, la
Iglesia no puede ignorar este fenómeno que constituye un verdadero
"signo de los tiempos". La formación de la opinión pública, y su
liberación de la fuerzas que la quieren suprimir o deformar, deberían constituir
hoy día uno de los principales objetivos de la tarea evangelizadora de la
Iglesia. |
La
adecuada formación y expresión de la opinión pública es necesaria para el
desarrollo humano integral que la evangelización quiere promover. Por
consiguiente, como el Concilio Vaticano II declaró: «Todo esto pide también
que el hombre, salvados el orden moral y la común utilidad, pueda investigar
libremente la verdad y manifestar y propagar su opinión y que se le informe
verazmente acerca de los sucesos públicos» (Gaudium et spes, n. 59). |
Los
dos elementos principales que de hecho forman y definen la opinión pública
son: por una parte, la información que se difunde sobre los hechos y las
ideas, sobre la realidad histórica en que vivimos; por otra, los valores,
esquemas mentales y actitudes que condicionan la recepción de esa realidad y
a veces hasta la deforman. |
Esforzarse
a fin de que la opinión pública no sea manipulada, sino que sea informada de
una manera objetiva e imparcial, para que esta información se reciba e
interprete a la luz de una visión cristiana del mundo, del hombre y de la
sociedad, es hacer obra de evangelización. |
{17
(157)} No cabe duda de que los medios de comunicación social son de los más
eficaces para informar y formar la opinión pública. Con frecuencia estos
medios están controlados por intereses políticos o económicos y la
información que dan es, si no falsa, por lo menos parcial e incompleta,
filtrada y viciada en su misma fuente. |
Aun
cuando se esfuercen por ser objetivos, los responsables de los medios de
comunicación social se encuentran con frecuencia sometidos a una triple
tiranía que constantemente les oprime: la tiranía del tiempo... la tiranía
del interés...; la tiranía de la originalidad... Estos condicionamientos y
tensiones explican, en gran parte, las inexactitudes de información, la
abundancia de casos extraños y escandalosos, y la presentación a veces
deformada de un hecho o de una información.- P. Pedro Arrupe, S. J. (en el
Sínodo). |
El
respeto, el amor. |
Cuando
digo a un hombre: |
―Te
respeto, |
te
admiro, |
te
venero...". |
¿no
puedo decirte, ya, nada que sea más elevado, |
que
sea más digno? |
¿He
agotado las palabras del lenguaje humano? |
No;
todavía me queda algo que decir. |
Me
queda una palabra, |
una
palabra única, |
la
última de todas... |
Puedo
decirle: |
«Te
quiero». |
Miles
de palabras la preceden; |
tras
ella, sin embargo, ya no hay ninguna otra, |
en
ningún idioma del mundo. |
Solamente
es posible, cuando ha sido pronunciada, |
repetirla
otra vez. |
Lacordaire |
{18
(158)} |
9.
el cine: Vittorio De Sica |
HACE
una treintena de años que aquellos niños del Oratorio de la Garbatelia, en la
periferia romana, a quienes un dudoso artista quería utilizar en una película
de éxito incierto, porque había que partir de recursos muy elementales, por
necesidad... y por convicción, no habrían podido sospechar que eran
candidatos a un protagonismo de ficción, que luego no solamente marcaría un
hito en la historia del Cine, sino que, ya sin duda, hasta los historiadores
que querrán asomarse a la tristeza de las caras, a los rostros de los
sencillos de corazón que hubieron de padecer la locura de las guerras
contemporáneas, sin saber por qué, tendrán que volver a contemplar. |
Charlie
Chaplin, con ironía y con ternura, criticó los despotismos contemporáneos.
Vittorio De Sica, dulce y triste, supo recoger la debilidad y la belleza de
lo elemental que, en el hombre, ni las guerras destruyen y que tal vez
excitan. «Tiempos modernos», de Charlie Chaplin, y «Ladrón de bicicletas», de
Vittorio De Sica, valdrán, para nuestra época, lo que la escritura cuneiforme
para las remotas, o los pergaminos para la Edad Media, si la Historia es más
que lista de fechas y crónica de batallas. |
Las
grandezas históricas que se pudieron asentar en el solar italiano son tan
antiguas, que el pueblo que lo habita ya no puede ser ni Soberbio por
presumirlas. ni resentido por recordarlas demasiado. La grandeza política y
militar del Imperio romano quedó disuelta o emigró. Pero como péndulo
mediterráneo, Italia no quedó inactiva: |
tuvo
sabios y allí nació la primera universidad europea; tuvo artistas, que
recogieron las luces, los colores y las formas de la belleza; tuvo un buen
puñado de santos para quienes el bien y el amor fueron una forma exquisita de
sabiduría, de orden, de belleza, de fortaleza y de verdad. |
Los
últimos totalitarismos que la cercenaron no pudieron suprimir esa herencia,
casi solamente espiritual. Vittorio De Sica participa de ella, con
Rossellini, como por otra parte ―aunque se proclame marxista― el
mismo Pasolini. |
No
se trata de hacer una apología italianizante de la cultura occidental. |
Pero
nadie puede dejar de reconocer esa nota de humildad, de sencillez humana que,
desde Italia, ha intentado repartir claridad, descubriendo la belleza de lo
elemental y la dignidad de la pobreza limpia, y la fuerza irresistible de la
verdad que se defiende sola, y se basta, «umile, casta e chiara» como del
agua pregonaba san Francisco; con «distacco», ágil, como quería san Felipe. |
Vittorio
De Sica ha muerto, y de él nos conforta, no sólo la autenticidad de su obra,
es decir, su «neorrealismo» que fue una lección ante la {19 (159)}
grandilocuencia hueca del arte mecanizado, derrochón pero estética y hasta
moralmente irrelevante, sino porque, hace muy poco, de paso por España
―su esposa María Mercader es catalana― decía, con sencillez que
no tenía miedo a la muerte, porque no podía separarle del recuerdo de lo
bello. Que es resplandor del Bien. |
También
dijo que «el cine de hoy, en general, es pseudointelectual, irresponsable,
deshonesto y pornográfico porque sí». Que de la vida, dolerle o arrepentirse
lo hacía de «haber trabajado con dinero americano y haberse sometido a su
servidumbre». Que su mejor recuerdo, o sus preferencias como creador estaban
en «Ladrón de bicicletas» y «Umberto D»... Tal vez, pensamos, porque en la
silenciosa elocuencia de este último se veía él mismo descrito, y también
porque en su primer film neorrealista reverdecía la ternura de su incipiente
vejez. |
Descanse
en paz. |
|