Boletín del Oratorio de Albacete.
Núm. 127. DICIEMBRE. Año 1974.
0. SUMARIO
NACER y novedad se parecen a Navidad. Tal vez para que aprendamos a nacer, a estimar mejor la vida de hombres, desde que Dios la ha compartido.
La vida cristiana es totalmente "vida": nacimiento, resurrección. La nada no existe y la muerte tampoco. Por esto cantan los ángeles y sonríe el mundo: ese gran portal de los vivientes que van despertándose para mirar al cielo.
UN ANUNCIO DE BIEN
LA SEGURIDAD" DEL MATRIMONIO
LA COMISIÓN "JUSTICIA Y PAZ"
ANUNCIAR EL NACIMIENTO DE CRISTO
DESDE, FRENTE, FUERA, CONTRA...LA IGLESIA
"IGLESIA-NOTICIA"
X CONGRESO DE LA U. C. I.
{2 (162)}
1. Un anuncio de bien
EL ESTRENO de la primera Navidad de la Historia, fue por el anuncio de un bien, de un gran gozo" que los ángeles, los mensajeros de Dios, hicieron a los más sencillos y a los limpios de corazón. No era la sencillez bobalicona, o el infantilismo muñequil y simplón la atención Ilusionada y llena de lux que arrebató los corazones de los pastores y luego de los magos de Oriente, sino la solicitación de la gracia de Dios, de la misma manera que había preparado esta gracia, la fidelidad en las esperanzas de los santos de la antigüedad judía del «resto de Israel», de los que habían depurado sus aspiraciones y miradas hacia Dios, de complejidades terrenales y de pactos codiciosos.
Los profetas que entrevieron los días del Señor, los que más de cerca lo presintieron aun antes de recibirle, como Maria, José. Ana, Joaquin, el Bautista... estaban purificados de ambiciones de grandeza. Nada de lo quo los poderosos del mundo, o los soberbios de la vida hubieran osado exigir o pedir a un Todopoderoso, se les hubiera ocurrido a ellos, que ya descubrían el espíritu de su reino, harto diferente de las prevalencias mundanas, objeto de las aspiraciones y de las ambiciones, legitimadas por el consenso humano, casi en todas partes y por casi todos los hombres.
Cristo, el Ungido de Dios, venía para traer a los hombres capaces de comprenderlo, un gran gozo", una noticia de bien, una palabra liberadora, un reino de paz, una fuerza de amor como una levadura que en el vigor {3 (163)} de su energía, sería capaz de obrar la transformación del mundo entero, en la medida en que fuese aceptado por los hombres.
Esta aceptación no sería fácil. Contradicciones sin fin habrían que superar los que, incluso bien intencionados, se abocaran hacia él a la primera buena impresión que les atraía su gesto o su palabra. Esta aceptación todavía es condicionado por las actitudes de los hombres de hoy.
y seguirá siéndolo hasta el fin de los tiempos. No por falta de eficacia del don que Cristo ofrece al introducirse en nuestra historia, sino porque no renuncia a darnos un bien inferior, y por eso depende de la aceptación del hombre, que regatea con in infinidad del amor de Dios.
Dios solamente transige con el modo de acercarse, de expresarse cuando nos ama: pero no transige con la medida de su entrega, ni acepta limitaciones a la respuesta del hombre.
Pureza, limpiarse de mixtificaciones y complejidades inútiles; no ceder A la tentación de pactos y divisiones para conllevancias de opuestos entre bondad y egoísmo, verdad y mentira, espíritu y tiempo.
Por encima, más allá, aunque desde aquí, como ángeles y pastores:
Andando con los pies, pero cantando con el corazón; batiendo las palmas del gozo, y extendiendo las alas de la esperanza en un bien creciente, todavía se anuncia el nacimiento de Cristo, y sigue por todas las noches del mundo, por todas las colinas del frio, por las oscuridades y tinieblas de las dudas de los pusilánimes, para darles un anuncio gozoso, de verdad, de bien, de liberación.
LA POBLACIÓN DE LA MANCHA ENVEJECE.
Ha perdido casi medio millón de habitantes en diez años La población de La Mancha disminuye y envejece. En la década de los 60 ha perdido 415.476 habitantes y su agricultura está subdesarrollada, afirma un informe que publica el boletín informativo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones. Las provincias de Ciudad Real, Albacete, Cuenca y Toledo constituyen el objeto del citado informe. De 1940 a 1970 La Mancha ha perdido 893.385 habitantes por emigración, de los que 684.660 fueron a partir de 1950 y 415.476, en la década de los 60.
Albacete y Ciudad Real tienen menos habitantes de hecho en 1970 que en 1940. Toledo, menos que en 1930, y Cuenca, menos que en 1920.
Entre los que quedan están los menos jóvenes y los más viejos.
Respecto de los trabajadores de la industria, que son el 18 por 100 de la población activa, viven con una renta que es el 52 por 100 de la de una persona activa en España.
{4 (164)}
2. La "seguridad" del Matrimonio
OTROS la llamarían "indisolubilidad". Pero es el caso que muchos padres, al referirse a los hijos que "sientan la cabeza" curándose con lo que dicen una buena chica, o a las hijas que "colocan" en matrimonio, toman esta relación o estado de hombre y mujer, como una "seguridad".
Probablemente por lo que tiene de garantía estable, de impugnabilidad en su permanencia "hasta la muerte", de seguro vitalicio, por lo tanto, de convivencia honorable, incluso afectiva y socialmente compensada, y jurídicamente reconocida.
Pero... a uno le darían ganas de salir a la calle y preguntar a las personas casadas, «¿qué es el matrimonio?» Y, desde la fe, naturalmente; porque la mayoría, casi la totalidad de personas casadas, han llegado a este estado a través del matrimonio católico; el matrimonio que es un sacramento.
Sin grandes decepciones no sería posible confeccionar una colección de las respuestas posibles.
Posiblemente los mayores todavía recuerden aquellos tiempos en los que, los futuros esposos eran requeridos por el párroco para ser examinados, en el despacho parroquial, sobre la parte sustancial del Catecismo católico, que respecto a la fe y a los sacramentos, más les afectaba. La práctica de este requisito se apoyaba no solamente en preceptos legales eclesiásticos, sino en la lógica: mal podían recibir con fruto un sacramento cuya esencia ignoraban, y poco o nada influirían en la educación cristiana de los hijos surgidos en la familia que iban a fundar, si desconocían lo más básico y elemental de lo que se disponían a celebrar y de los deberes que, con ello, asumían, Esta práctica se ha ido abandonando o supliendo por otros medios. De todas formas, un examen general de las parejas que se acercan a recibir el sacramento del Matrimonio, lleva a la conclusión de que suelen ser muchos los casos en los que la ignorancia básica cristiana o la mezcla confusa de conceptos equivocados acompaña a los contrayentes, que toman la "ceremonia" matrimonial como un requisito que legalice la futura convivencia, sin que esté mal que también la bendiga Dios...; pero sin atención al valor sacramental del acto realizado "in facie Ecclesiae". En muchos casos la noción de sacramento que tienen los contrayentes, se reduce a ese nombre de resonancia misteriosa, de contenido confuso, más o menos sagrado...
Lo de sacramento como "signo eficaz de gracia" y, más en particular (porque es lo que más debe interesarles) de la específica "significación" referida a Cristo y a la Iglesia, según la doctrina efesina de san Pablo, asumida por la teología católica, nada, o casi nada...
Y hay que preguntarse: ¿tales personas han recibido "un" sacramento de la Iglesia, sacramento que se apoya {5 (166)} en verdades que ignoran? Porque los sacramentos los reciben las personas" personalmente, es decir, como seres libres y racionales. ¿Es posible recibir lo que se ignora, lo que se desconoce?
No puede aceptarse como conciencia de lo que es "sacramento", ni el extremo de reconocer un valor mágico vinculado al automatismo de un signo sagrado, ni tampoco el soportar con somnolencia mental, ignorancia o rutinarismo sociológico, convencional y externo, y sin referencia, o con imprecisa referencia a lo sobrenatural.
De vez en cuando ―e irá en aumento, a medida que vayan cediendo otras presiones humanas― se oye reclamar, ya por aquí, que la Iglesia, al menor en algunos casos, debiera abrirse a la aceptación del divorcio, para dar paso a reales desvinculaciones matrimoniales. Cuando esta petición arranca de algún fiel católico, uno se plantea, inevitablemente, estas dudas: Si no es casado, ¿sabe lo que es sacramento, y lo que es la significación asumida en el matrimonio? Y, si es casado, ¿fue válido, recibió efectivamente el sacramento y las obligaciones y deberes en él expresados? porque es probable que solicite un divorcio que no necesita.
Porque hay seguridades que deberían ser revisadas, porque no son tan seguras como parecen.
Los sacramentos son para los creyentes, y su celebración fructuosa exige una actitud de fe.
¿Qué hacer cuando los piden personas de una fe débil o inexistente? Con gran respeto a las personas y a la diversidad de las situaciones, los obispos españoles estudian la manera de dar una mayor autenticidad a muestra práctica sacramental, para que los cristianos los reciban con un mayor sentido de responsabilidad y de forma más consciente. Vista desde esta perspectiva, la materia tiene un íntimo nexo con la opción evangelizadora de la Iglesia en España y con la preocupación insistentemente repetida en los últimos años: el paso de unas motivaciones sociológicas a otras más personales.
Mons. Yanes, Secr. de la Conf. Episcopal Esp.
{6 (166)}
3. LA COMISIÓN NACIONAL ESPAÑOLA "JUSTICIA Y PAZ"
ALGUNAS informaciones recientes han afirmado que la Comisión Nacional "Justicia y Paz" no gozaba de reconocimiento legal.
Un portavoz de la presidencia de la citada Comisión, que ostenta don Joaquín Ruiz Jiménez, ha puntualizado a un redactor de la agencia Logos, el día 21 del pasado mes de noviembre, los siguientes aspectos:
La Comisión nacional Justicia y Paz" española, se creó por expreso deseo del Papa Pablo VI, que pidió que en todas las naciones se constituyeran delegaciones de la Comisión Pontificia "Justicia y Paz".
• Los estatutos de la Comisión Española están aprobados por la asamblea plenaria del Episcopado español, celebrada el año 1972, y este acuerdo fue ratificado por la Santa Sede.
• La Comisión Episcopal de Apostolado Seglar es la que efectúa los nombramientos de los cargos directivos de la Comisión Nacional Justicia y Paz".
• El secretariado de la Comisión Nacional no sólo trabaja a nivel nacional, sino que se están realizando gestiones en las diócesis de nuestro país: en algunas van ya muy adelantadas, para poner en marcha las comisiones diocesanas de "Justicia y Paz".
• El reconocimiento de la Comisión Nacional Justicia y Paz" ca oficial a nivel eclesial.
{7 (167)}
4. GLORIA A DIOS EN LO ALTO DEL CIELO ANUNCIAR SIEMPRE EL NACIMIENTO DE CRISTO
El ángel les dijo: «No tengáis miedo: os traigo una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo». Y PAZ EN LA TIERRA ENTRE LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.
EL ERROR de los que esperaban el Mesías de las promesas veterotestamentarias, consistía en imaginar su aparición triunfal, definitiva, acabada, perfecta en su efecto, lograda en todos sus frutos, Este fue el error de los naturalmente buenos, pero en cambio poco espirituales, cuya superficialidad no pudo penetrar hasta descubrir la calidad profunda del bien y de la clase de liberación que Cristo traía al mundo.
... Este mismo error indujo a las aberraciones persecutorias de los que, después de oponerse y de suprimir, condenándolo, a Cristo, el verdadero Hijo de Dios, siguieron persiguiendo a su iglesia, como Cristo en su infancia, de un Egipto a otro...
{8 (168)} Este error es el mismo de los cegados soberbios que buscan en el triunfo histórico prepotente de imaginarias formas de cristiandad, la realización de un reino ciertamente visible, pero que no tiene cabida en los moldes evangélicos, relegados de las grandezas humanas.
Y es el mismo error de loe qué, poderosos y miedosos al mismo tiempo, como Herodes, temen cualquier sombra de poder, aunque se llame espiritual y aunque lo sea realmente, porque radicalmente se oponen a ver discutido el suyo, ni siquiera en nombre de Dios. Llegarían a admitir y a confesar externamente un Dios que necesitara de ellos, pero jamás a un Dios a quien tuvieran que someterse, porque, por otra parte, tampoco sabrían someterse a Él, ni le reconocerían en la pobreza de un Portal. Si posteriormente Cristo, después de haber nacido en Belén, de haber predicado y de haber muerto, y de haber fundado su Iglesia, ha recibido homenajes de los grandes de este mundo, ha sido porque los mismos hombres lo han disfrazado para cubrir aquella extrema sencillez de su aparición, demasiado barata, demasiado humilde, para merecer las adoraciones de este mundo.
Por esta razón la Iglesia, año tras año, vuelve a anunciar el nacimiento del Señor. Nace cada año, nace siempre. Y es necesario que así sea para que cada vez nos acerquemos a reconocerle más cerca de la autenticidad depurada y original del espíritu con que entró en nuestra {9 (169)} Historia de hombres fantasiosos y soberbios.
Por esta razón cada año la Iglesia nos invita a unirnos, si domos sencillos a los pastores, y si somos sabios a los personajes orientales que le buscaron y adoraron, para que nos acerquemos a la sencillez que ellos descubrieron y, envueltos en ella, como pañales de pureza inmixtificada, reconozcamos al Señor y Rey del mundo, al salvador de todos los hombres.
Para que, una vez descubierto, volvamos con gozo del abrazo en el que lo hemos contenido, y lo anunciemos a los demás. Para que seamos no sólo pastores y magos, sino también ángeles que lo anuncian al mundo... Al mundo de los sencillos, de los que esperan y buscan el bien, de los que buscan la verdad, de los que la sirven y la proclaman.
¡Venid, adoremos, y llevemos esta adoración al mundo, para una fe que necesita y que ha de nacer de nuevo!
La Iglesia es joven todavía; es como un niño en un portal: Cristo que sigue naciendo, al lado de todos los ruidos del mundo, comenzando melodías de paz.
¡Venid, vamos a Belén, andemos, caminemos... hay algo nuevo, mucho nuevo que hacer! Y nos espera el Señor, envuelto en pañales de debilidades y limitaciones, que la fe descubre Señor del Universo, inaugurando una nueva era. La que el mundo busca, la que necesita.
DECLARACIÓN ACERCA DE LAUS En lo que el Artículo 21 de la vigente Ley de Prensa e Imprenta afecta a esta publicación, se hace constar:
Que LAUS. Boletín del Oratorio, es propiedad de la Congregación del Oratorio de san Felipe Neri, persona jurídica debidamente inscrita en el Registro de Empresas Periodísticas, del Ministerio de Información y Turismo.
Que, lo mismo que las demás obras apostólicas del Oratorio, se mantiene, económicamente, por las aportaciones espontáneas de los fieles y el producto del trabajo de los miembros de la Congregación.
Que el padre Ramón Mas Casanelles, como Director de la revista, es el responsable de su contenido.
Al cumplir con estas declaraciones, lo que prescribe la Ley y, en especial, en orden a enterar a los lectores de los recursos y situación económica de la publicación, tomamos Oción para expresar nuestro agradecimiento a cuanto nos alientan y ayudan en el mantenimiento de nuestra modesta tarea.
{10 (170)}
5. Desde, frente, fuera, contra… la Iglesia
HAN PASADO los tiempos de inflación apologética, y estamos entrando, parece, en los de la crítica. ¿Llegaremos a otra inflación, aunque de sentido contrario?
Para aparentar estar al día, para presumir de visión de futuro, para inspirar confianza en indecisos admiradores, o por llana y pura ligereza, muchos se sienten obligados a echar por tierra todo, y criticar como sea, sin reflexión, la mayor parte de las veces, rozando apenas las simples apariencias, con superficialismo temerario.
La Iglesia, experta en Historia, ya no puede temer demasiado las críticas.
Antes de ellas ha pasado por duras persecuciones, sin comparación posible con otra cualquier institución histórica, y, perseguida o criticada, aún prevalece, a entidades o dinastías que, con más recursos que ella, han fenecido finalmente, indefensas y fracasadas.
Pero es lástima que le lleguen las críticas, en no pocas ocasiones, de los que no deberían criticarla, o porque, tan ajenos a ella no pueden tener elementos para juzgar lo que desconocen y son incapaces de ajustarse al sentido del ser y del obrar de la Iglesia, irreductible a las categorías puramente terrenas, aunque éstas a veces pretendan ser introducidas en ella por los hombres que desearían instrumentalizarla en provecho de su gloria o poder.
O porque proceden de los que utilizan, desorbitándolos, los mismos datos que ella lealmente les suministra, pero que no saben interpretar.
Tanto es así, que sin temor a exagerar y dejando un apartado para la ignorancia, se podría incluir en la lista de los perseguidores a los aparentemente y los materialmente poderosos del mundo, pero agitados por secretos y fatales miedos, al estilo del de Herodes, que temen, sin conceder el mínimo tiempo para el análisis a que in vita la misma liturgia navideña ―«no quita los reinos mortales, fenecedores, el que da los del cielo»― cualquier asomo de poder, terreno o celestial ―para ellos todo es terreno―, y no reparan en desembarazarse como sea. Mientras que en la lista de los criticones no se erraría mucho si se incluyera en ella a todos aquellos que tienen algo que agradecerle, y pretenden, tontamente, excusarse de todo reconocimiento, con la ingratitud altanera y mordaz, construyendo reproches y formulando acusaciones que su misma ligereza contradice.
En estos últimos se acompaña, no pocas veces, el desquite de la vanidad inconsentida, pobreza de imaginación, y el oportunismo de lances en los que se pretende combinar el lucimiento y el aprovechamiento al mismo tiempo, o la venganza de estar forzados a renunciar al último.
{11 (171)} La Iglesia no teme a las críticas.
Tampoco las desafía. Le duelen cuando no parlen del amor, del deseo sincero de sus hijos que la quieren cada vez más fiel a la misión confiada por Cristo.
Cuando viene de este amor, la Iglesia agradece ese examen y esfuerzo de purificación que desde dentro mismo se busca y procura. No hace falta demasiada atención para darse cuenta que, en nuestra época ―y también en otras― este esfuerzo interior representa una tensión viva y testimonial de la fidelidad al mensaje cristiano que quiere transmitir a los hombres también de hoy.
Hay críticas desacertadas y oportunistas que llevan su contradicción en el mismo planteamiento que establecen: hay quien dice que la Iglesia no enseña, y dice esto sirviéndose de las mismas enseñanzas que en ella ha recibido; quien dice que la Iglesia mira con indiferencia el mundo, cuando el interés que el acusador pueda tener por este mundo, lo ha aprendido de la Iglesia; quien aspira a reformas evangélicas, que únicamente las ha podido sacar del Evangelio que ella le ha transmitido...
Porque eso sí es verdad: de ser ciertas algunas acusaciones, el Evangelio ya se habría pulverizado. No obstante, lo verdadero e incontestable es que este Evangelio y toda la Palabra de Dios, ha sido guardada y trasmitida con un respeto y absolutez insuperables, y ella misma, constantemente, se ha sometido a una crítica y rigor extremos para salvar, pasando por las rugosas manos de sus siglos, la integridad impoluta de la verdad recibida de Dios, y escrita y copiada, miles de veces, por los hombres.
No basta repetir ya la frase paulina:
«¿Qué tienes que no hayas recibido?» Es preciso completarla: ¿Qué sabes de ella, que ella misma no te lo haya enseñado? Calla pues, y aprende un poco más, hasta que se te despierte el amor, «La Iglesia necesita ser amada», ha dicho Pablo VI.
Es de desear que la legitima búsqueda de información discurra libremente por cauces variados y amplios, pero también inmunes A la tentación de querer descubrir secretos que pertenecen a la Hola intimidad personal o familiar... Un tipo de periodismo contrario al descrito, sería rechazado. Ante todo, por los mismos periodistas honestos, quienes, como lo demuestran algunas de las recientes denuncias e iniciativas, se niegan a ser considerados meros prestadores de trabajo, como obreros manuales de empresas industriales, y he niegan a rebajar el propio ingenio y la propia conciencia ante fuerzas ideológicas.
Pablo VI, al X Congreso Mundial de la U.C.I.P., celebrado en Buenos Aires
{12 (172)}
6. "IGLESIA-NOTICIA"
un programa informativo de la Cadena de Radio Popular.
HA SIDO una feliz iniciativa: lo primero que debe hacer un I medio de comunicación social para el pueblo, es informar. Se echaba de menos, en España, una buena información de la Iglesia y desde la Iglesia.
La C.O.P.E. se propone hacerlo, y puede llenar este vacío que, a nivel de difusión máxima, no podían alcanzar otras obras meritísimas, a pesar de los esfuerzos y del incalculable bien logrado. Por aquello de que "todos somos católicos", cualquier noticia sobre la Iglesia re recibe como completa y como verídica por el lector o el oyente desprovisto de defensas críticas o de una visión completa y auténtica sobre las materias de que se le informa.
Hemos padecido, y padecemos todavía, el mal de noticias deformadas, sembradoras de confusionismo y, por lo tanto, desorientadoras.
Cuando es necesario para la vida de la fe, no solamente la adhesión a un conjunto de verdades teóricas, sino sentir el pulso de la Iglesia y acusarlo como miembro de la misma, es de todo punto indispensable seguir y conocer, en un grado homogéneo de capacidad y comprensión, los hechos y sucesos que dan testimonio de su vida, y de los matices el que se orienta y desenvuelve ese andar y buscar, desde la iluminación de la fe, el modo de extender el mensaje cristiano en la época que vivimos.
Lo primero estar informados, y estar bien informados.
Es evidente que para unos buenos medios de información, además de los propósitos de honradez, veracidad y respeto al público destinatario, y de conocimientos y preparación profesional adecuada y competente para estar a la altura de la responsabilidad social que se adquiere, hace falta disponer de medios técnicos que cuestan grandes cantidades de dinero. No todo se puede ni debe reducir a problema económico; pero sucede con harta frecuencia que los mejores y más perfectos medios materiales no están en manos de los que mejor los utilizarían, ni la superficialidad de los contenidos a la altura de la perfección técnica empleada en la difusión. No digamos de cuando esa perfección se desvía, tendenciosa o incapaz, dando mensajes o contenidos de tema religioso que necesariamente llegan tarados, deformados o incompletos al público inocente e indefenso.
Supuesta la capacidad técnica, los presupuestos éticos de la información son el gran problema a cuya solución Be oponen las ideologías de todos los signos. Y prueba de ello es la imposibilidad {13 (173)} de haber llegado a conclusión alguna internacional válida, en todas las veces que se ha intentado. Una vez más, los hombres de nuestro mundo, con mil pretextos, no logran ponerse de acuerdo ni para repartir el pan suficiente entre todos, ni para repartir la verdad: fracasaron los esfuerzos iniciales en la extinguida Sociedad de Naciones y los reanudados por los organismos de las actuales Naciones Unidas.
Supuesta una garantía de imparcialidad en las informaciones, no haría falta, o no sería tan necesario que la Iglesia asumiera la de dar por sí misma la que le compete. Pero cuando no es posible tal seguridad, debe la Iglesia, por sí misma, procurar tales medios y ejercer la labor informativa de su área, por sí misma; so pena que se resigne a ser interpretada o manipulada por intereses ajenos que darían, a la postre, una imagen falsa de su vida, de su misión y de su ser.
Por esto nos alegramos del programa introducido en la cadena de Ondas Populares. No está reñido con que unos medios de comunicación que son propiedad de la Iglesia, ofrezcan buena música y den criterios cristianos sobre materias culturales, o instrucción religiosa... Estas y otras actividades le competen, a ella y a otros, por derecho y por deber. Pero es esencial que el "medio" se dedique a informar en lo que es más inmediato a la vida de la Iglesia, de sus fieles y pastores, desde la verdad objetiva, sin otros intereses que la inspiren, evitando, en especial, que puedan ser políticos, cuyo terreno ha de superar, precisamente para hacer el único servicio que le corresponde en este campo, que es llevar siempre a la confrontación de los principios cristianos los sucesos profanos y las variadas iniciativas de los hombres, que ella no interfiere, pero ilumina, critica, valora, alienta o denuncia desde su visión universal, espiritual y más profundamente humana.
Los recursos técnicos a través de los que la C. O.P. E. ofrece su nuevo programa, no son la última perfección radiofónica... se adivina el esfuerzo por superar lo posible, y poner a la altura debida, la calidad material de las transmisiones; pero no se puede ocultar la pobreza de los medios que se han usado. Nos duele solamente por las exigencias de los impacientes.
Pero nos conforta porque confirma, sin pretenderlo, la pobreza de la Iglesia. Ella, que tiene lo mejor para servir, dispone de tosca bandeja que, incluso a ese nivel, postula la fe del que recibe.
Sí, la Iglesia es pobre, afortunadamente, todavía, y digan lo que digan los envidiosos y resentidos acusadores y expoliadores y aprovechados de siempre.
¡Oigan, oigan todos los días el programa "Iglesia-Noticia", diario hablado de Radio Popular, emitido a las tres de la tarde, justo después del servicio de información que da Radio Nacional!
No puede aceptarse como conciencia de lo que es "sacramento" en la Iglesia, ni el extremo de reconocer un valor mágico al signo sagrado, ni el de soportar Con ignorancia o cualquier somnolencia intelectual un rutinarismo convencional o sociológico, sin referencia alguna, o con sólo imprecisa referencia sobrenatural.
{14 (174)}
7. mass media: «El trabajo del periodista sólo es concebible en un contexto de libertad»
... se afirmó en el X Congreso de la Unión Católica Internacional de Prensa celebrado en Buenos Aires el pasado mes de noviembre
EL PASADO día veintidós de noviembre se clausuró, en Buenos Aires, el X 11. Congreso de la U.C.I.P., que tuvo, como tema central de sus deliberaciones y estudios, el análisis de "la ética en el periodismo".
Tras cinco días de labores, los doscientos cincuenta delegados de 36 países que participaron en el Congreso aprobaron un "informe final" sobre la ética periodística que, «sin el propósito de elaborar un código de deontología», llegó a las siguientes conclusiones:
―Una concepción cristiana del periodismo supone la inspiración en el Evangelio: «El amor del hombre en la perspectiva de su destino eterno, la defensa de los más débiles y, en especial, de los que no tienen voz».
―El periodista, que es testigo y protagonista, «debe sentirse responsable y asumir un compromiso para con los lectores, estar al servicio de éstos, permitirles participar en la comunicación social y en la vida de toda la sociedad humana», que debe ser pluralista y respetar la diversidad de juicios.
―El periodista no debe prestar sus servicios con fines mercenarios, porque «su trabajo no es concebible sino en libertad, tanto en lo que respecta a limitaciones económicas como al poder político».
El "informe final" se dirige a todos los gobiernos pidiendo respeto a los principios de la democracia y afirma que, consciente de sus responsabilidades, la U.C.I.P. seguirá denunciando todos los ataques contra la libertad informativa.
Al respecto, informa que envió telegramas de protesta por la expulsión de nueve periodistas peruanos y por la prohibición en Rhodesia de la publicación de un semanario.
Por último, recoge la iniciativa de los delegados de los países en vías de desarrollo, en favor de realizar un programa para los medios de comunicación social en esas naciones, y exhorta a llevar a la práctica la instrucción pastoral "Communio et progressio" en relación con la información sobre la vida de la Iglesia.
Por último, recoge la iniciativa de los delegados de los países en vías de desarrollo, en favor de realizar un programa para los medios de comunicación social en esas naciones, y exhorta a llevar a la práctica la instrucción pastoral "Communio et progressio" en relación con la información sobre la vida de la Iglesia.
{15 (175)} LAUS LAUS