Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm.
155. ENERO. Año 1978 |
0.
SUMARIO |
LA
PAZ, ese concepto ultrajado, que todas las teorías defienden, pero que se
desmiente prácticamente en añicos de hipocresía y asepsia farisaica. Una
palabra más, utilizada como el resto de la colección de egoísmos, de engaños,
desde el momento en que, íntimamente, el hombre no purifica su mente de la
idea de lucha ―¿fratricida?― con que toma la vida, donde la
profunda ignorancia de lo mejor, le hace ter a los demás como contrarios o
como rivales y, enseguida, maniqueamente, como "malos". Donde la
ignorancia se viste de humildad, la ambición de buen celo, el silencio y la
mentira de prudencia y el orgullo de dignidad. ¿Quién quiere, quién sabe
querer, quién desea honradamente la paz? |
QUERER
LA PAZ |
LA
ENSEÑANZA |
ESCUELA
Y MARCO SOCIAL |
"MI
BANDERA" |
DEBATE
SOBRE LA ENSEÑANZA |
LOS
QUE OS VAIS A CASAR... |
{1} |
SALMO
84 |
Señor,
has sido bueno para que tu pueblo se alegre contigo. |
Señor,
has sido bueno con tu tierra... |
Has
perdonado la culpa de tu pueblo, |
has
sepultado todos sus pecados... |
¿No
vas a devolvernos la vida |
para
que tu pueblo se alegre contigo? |
Muéstranos
tu misericordia |
y
danos tu salvación. |
Voy
a escuchar lo que dice el Señor: |
«Dios
anuncia la paz |
a
su pueblo y a sus amigos |
ya
los que se convierten de corazón». |
La
salvación está ya cerca de sus fieles |
y
la gloria habitará en nuestra tierra; |
la
misericordia y la fidelidad se encuentran, |
la
justicia y la paz se besan; |
la
fidelidad brota de la tierra |
y
la justicia mira desde el cielo. |
El
Señor nos dará la lluvia, |
y
nuestra tierra dará su fruto. |
La
justicia marchará ante él, |
la
salvación seguirá sus pasos. |
{2} |
1.
Querer la paz |
SE
INVOCA siempre lo paz ―tal vez porque ella viene a resumir todos los
bienes― cuando surge la primera discusión en el seno de la familias, o
se hacen polémicos y ásperos los puntos de vista puestos en contrasto durante
una reunión, o surgen bandos en una sociedad, o ye asiste a transformaciones
inevitables en la organización política, o en el mundo unas naciones disputan
A otras la hegemonía que pretenden ejercer sobre las restantes. Paz que los
egoísmos, las envidias, el orgullo amenaza. Y todos dicen querer la paz y
hasta pretenden enmascarar con esta confesada aspiración las pasiones
radicales escondidas que se disponen a hacerla imposible. Parece como si el
hombre viviese preocupado más por aparentar una bondad y un pacifismo que
espera ser alabado, que no dispuesto y lanzado generosamente al trabajo
constructivo por esta paz. |
Los
que pagan por idealistas apenas si proclaman la necesidad de la paz por nada
más que por la utilidad que de ella se desprende para el bien físico,
sensible del hombre. |
Pero
―por lo menos en cristiano― Hay que querer la paz por encima de
su ventajosa relativa utilidad. Hemos de querer la paz porque en el ambiente
de toda bondad: hemos de querer la paz no porque es útil ―no lo es
siempre― al hombre, sino porque con ella defendemos el hombre. |
En
este sentido debe constituir no sólo una aspiración, sino una preocupación
primordial, una tarea capital, una finalidad indeclinable en toda actividad
encaminada a preparar a los hombres para la convivencia y en los sistemas
organizativos de la convivencia social misma y en la estructura y ejercicio
de la autoridad pública. Por esta razón el Vaticano II, en la const. IM, al
referirse a la comunidad política, recordaba esta primera obligación de
educar al hombre, es decir, de ayudarle a descubrir y adherirse {3} A la
posibilidad de incorporarse a las responsabilidades de la vida,
culturizándolo previamente, para que entrara en plenitud de relaciones con
los demás hombres, no como el que penetra en un campo de batalla, en espera
de vencer o desplazar a los demás para gozar finalmente de la preeminencia
que in vanidad aconseja, sino con espíritu activo de paz y con el propósito
creador de bien para todos los hombres y en beneficio de la entera familia
humana. |
Pero
ni el mismo bien a los demás es edificador de paz, cuando su motivación viene
sugerida por la búsqueda del balago humano, o de la recompensa interesada.
Cabria imaginar, de este modo, una culturización ―Una
pseudocultura― reducida a equipar a codiciosos y vanidosos, de más
sutiles y eficaces modos para facilitarles los éxitos del orgullo y el
triunfo egoísta en las rivalidades terrenas. Por esto corresponde al
Cristianismo liberar de esta miseria al saber humano. Tentación sutil y pegadiza
a la pobreza de la condición humana, hasta el punto que, ni siquiera en el
mismo saber de Dios, se ha conseguido en todo momento mantener la pureza.
Para que su conocimiento ―por lo demás siempre tan limitado―, sea
para amarle y para hacerle amar, y no distorsionado a la ostentación
excesivamente magistral y vanidosa. |
La
paz, y la educación para la paz. Una paz querida con el mismo amor que se ha
de tener al hombre, y un amor al hombre que no se distinga del amor a Dios.
Eso es lo cristiano, y así se ha de querer IA PAZ. Y, si así se quiere, la
paz ―la verdadera paz, no la declamada y tópica― será posible. |
El
bien común del género humano se rige principalmente por la ley eterna, pero
en sus exigencias concretas, durante el transcurso del tiempo, será sometido
a continuos cambios; por eso, la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino
un perpetuo quehacer. |
Vaticano
II, const. IM, n. 78 |
{4} |
2.
LA ENSEÑANZA |
LIBERTAD,
DERECHOS Y DEBERES |
SIQUIERA
por la relación que tiene la escuela y la enseñanza con las bases para
disponer una sociedad capaz de vivir en paz y merecerla y consolidarla, no es
ocioso que le dediquemos estos párrafos. |
Complicado
y sencillo a la vez, es un tema, el de la enseñanza, de los que ahora se
hacen interesantes entre nosotros. Su discusión irá en aumento y, como otras,
será instrumento de intereses e ideologías ante las cuales naufragará con
frecuencia la objetividad. Por esta razón nos inclinamos, de momento, por
exponer, con sencillez, unas pocas ideas elementales. |
Si
se trata de saber si tiene la Iglesia derecho a enseñar, no se ve qué
objeción puede oponérsele cuando, en una sociedad libre, es un derecho que
tampoco se puede negar a los demás. |
Si,
en segundo lugar, se trata de qué materias o cuál sea el objeto de su
actividad pedagógica, la respuesta tampoco parece complicada: |
en
los saberes profanos, científicos o literarios, la Iglesia tiene igual
derecho —supuesta la misma capacitación, que los que lo puedan hacer por
cuenta del Estado o privadamente. |
Tampoco
puede haber dudas cuando se trate de impartir la enseñanza de materias
teológicas o derivadas directamente de la teología, de que la competencia de
la Iglesia católica es autónoma y exclusiva en orden a la autenticidad, como
lo será la de otras Iglesias o confesiones para los respectivos fieles. El
Estado no puede negar ni coaccionar estos derechos, sino que tiene el deber
de garantizarlos adecuadamente. |
El
cómo deban armonizarse ambas enseñanzas ―profanas o religiosas―
es cuestión de los fieles de cada religión y de su Iglesia. |
Parece
que, en nuestra sociedad, la confesión mayoritaria es la católica y por
lógica y por justicia no se pueden ignorar sus consecuencias; pero la
verificación de esta realidad social no legitima para un monopolio que
transforme el ejercicio {5} de un derecho en imposición para los no creyentes
o no católicos. Es una cuestión de principios y de garantías prácticas que
afectan al orden público y a las libertades humanas y que el Estado tiene el
deber de proteger y amparar eficaz y honestamente. |
Hemos
citado, esquemáticamente, "derechos" de la Iglesia, de las
Iglesias, y de los fieles, y usado la palabra "deber" al referirnos
al Estado. Conviene, todavía, insistir sobre estos "deberes" del
Estado, porque se acabarían, de una vez, las más convulsionantes polémicas
que el tema suscita, si el Estado cumpliera, y cumpliera bien, sus deberes.
La Iglesia tiene –aunque no sólo ella, el "derecho" de enseñar.
Pero el Estado tiene el "deber" de que todos los ciudadanos puedan
ser igualmente instruidos. Con intención deliberada decimos "igualmente
porque las palabras "privilegio" y "discriminación" andan
sueltas en todas las polémicas tendenciosas al respecto. Estas palabras, sin embargo,
carecerían de cualquier actitud equívoca para distracciones demagógicas o
excusas tópicas, en el momento que, efectivamente, la enseñanza pública o
estatal fuera suficiente, buena y accesible a todos los ciudadanos. |
Ello
ayudaría, además, a la mejor y más rápida corrección de los defectos que,
como todo lo humano, tenga la enseñanza privada. |
Se
arguye que el Estado es pobre. |
Pero
es más cierto, todavía, que los analfabetos y los mal instruidos no tienen la
culpa de los despilfarros públicos ni de que la política haya sido y pueda
ser fácil e inimpugnable negocio a costa de las carencias nacionales. Que el
Estado sea mejor ecónomo, que administre mejor sus ingresos y atienda como es
debido, desde la propia austeridad, {6} el cumplimiento de sus deberes y no
descuide, ni cuantitativa ni cualitativamente, el de proporcionar enseñanza a
todos, que es uno de los primarios. De nada sirve criticar y envidiar lo que
otros han hecho cubriendo negligencias de los ociosos más obligados. |
Nuestras
polémicas serían ridículas y actualmente impensables en Inglaterra, en
Alemania, en Francia y hasta en Italia... Claro que, proporcionalmente y con
todo y sus problemas, en estos países tienen más escuelas que nosotros y
mejores, y más universidades y más bibliotecas y, naturalmente, más
maestros... |
En
cambio nosotros les aventajamos, también proporcionalmente, y todavía por
ahora, en que tenemos más policías. Aunque a lo mejor — para poner un
ejemplo, a alguno o a muchos de nuestros policías les convendría y hasta les
gustaría ser maestros. Pero no depende principalmente de ellos mismos.
Depende de los presupuestos y de más claras decisiones a la hora de invertir
para el bien del hombre, si es que, por encima de todo, es de esto de lo que
se trata. |
Ahora
bien, si no se trata de esto, a los que no encuentran plaza en la escuela
pública ni se puedan pagar la privada, les queda el recurso de seguir el
ejemplo de "el Lute": hacer por ir a la cárcel y aprovechar en ella
el tiempo de condena para suplir la falta de escolarización. |
Las
formas concretas de la estructura política comunitaria y la organización de
los poderes públicos, pueden ser diferentes, según la índole de cada pueblo y
el desarrollo de su historia; pero siempre deben atender con preferencia a la
formación de un tipo de hombre culto, pacifico y benéfico para todos, para
que resulte favorecida la entera familia humana. |
Vaticano
II, const. IM, D. 74 |
Anticlericales,
todavía. |
En
España el rescoldo anticlerical es antiguo y pertinaz. Existe un
anticlericalismo de derechas y un anticlericalismo de izquierdas. |
Aquellos
liberales que se enriquecieron con los bienes eclesiásticos en tiempo de
Mendizábal, pasándolos de unas "manos muertas" a otras ―las
suyas, nunca a las del pueblo― se hicieron anticlericales por
conveniencia. ¿Sucederá también ahora que alguien se haga anticlerical por
interesada estrategia más que por convicción? La Iglesia reducida y encerrada
en las sacristías es una táctica de sobra conocida, lo mismo en los países
del Este que en los occidentales. |
No
es político arrinconar a la Iglesia; la Iglesia es y representa un patrimonio
espiritual de muchos millones de seres humanos; establecer diálogo con ella,
de modo constructivo y desapasionado, es lo adecuado. Y no olvidemos que,
cuando la Iglesia reclama un derecho humano para todos, como lo es ahora la
libertad de enseñanza, debe ser atendida. Se trata de principios sociales
fundamentales. |
Si
libertad sindical, libertad de partidos, libertad de prensa, libertad
artística, libertad de empresa, etc., ¿por qué no, también, libertad de
enseñanza? Seamos lógicos, que la lógica es una disciplina intelectual que
ayuda mucho a la serenidad de espíritu. |
JUAN
BAGUÉ, Profesor de Historia en la Facultad de Teología de Barcelona |
{7} |
3.
Escuela y marco social |
LEEMOS
en una revista madrileña: «...las encuestas han demostrado que dichos centros
religiosos de enseñanza han prestado un flaco servicio de cara a la educación
de la fe, ya que muchos de los alumnos que pasaron por sus aulas, al
separarse de su tutela, fueron progresivamente abandonando las creencias y
las prácticas cristianas, confesando en casos muy representativos una abierta
increencia, una abúlica indiferencia o un rechazo total del cristianismo».
Para atemperar tal aseveración dice, sin embargo, en otra parte, que «tenemos
que reconocer también los excelentes servicios que algunos centros religiosos
han prestado y siguen prestando... » etc. |
El
tópico es repetido una y otra vez, con excesiva generalización. No sería
difícil, también con estadísticas, acumular datos que evidenciaran, en
conjunto, un saldo positivo, no solamente en los aspectos humanos y
pedagógicos ―siempre en el marco de la relatividad que tiene en cuenta
otros estilos de escuela, a los que se la quiera comparar― sino también
en el de la educación para la fe, especialmente exigible en los colegios
confesionales. |
Pero
cuando se señalan casos y se generalizan fracasos en la perseverancia
cristiana de ex-alumnos de escuelas católicas, antes de acusar a la escuela,
con tan elíptica facilidad argumental (y sin necesidad de proclamarla siempre
in falible y perfecta), sería indispensable analizar varias cuestiones más,
bien importantes aunque ajenas a la escuela, cualquiera que sea. |
La
primera cuestión podría ser, por ejemplo, de si los padres que eligieron
aquella escuela para su hijo eran, ellos mismos, cristianos, y de qué clase
de cristianismo. ¿Qué pretendieron, primordialmente, al mandar a sus hijos a
una escuela católica? ¿Que estudiaran mejor y aprobaran más seguramente? |
¿Que,
sin descuidar la formación humana, fueran, realmente, preparados con una
educación para la vida de la fe, que luego, en el hogar paterno, no era
desmentida? |
La
responsabilidad más inmediata, para la ejemplaridad cristiana, alcanza antes
a los padres que a los maestros, antes a la familia que a la escuela. En
casos extraordinarios puede que los maestros suplan, es cierto, el vacío
cristiano que el niño o el joven encuentran en la propia casa, su primer y
más decisivo núcleo social. Pero no tiene nada de extraordinario que un
alumno separado del colegio en el cual, por impulso o inercia disciplinar,
mantuviera, en una edad nada o poco conflictiva, un comportamiento de
observancia religiosa, la abandonara totalmente al ausentarse del ambiente
colegial y ser en vuelto en el paganismo familiar de origen. Reino {8} de
Dios, amor efectivo y activo a la humanidad, justicia y desprendimiento...
¿qué pueden significar, más allá de esporádicas emociones sentimentales, a
quien se le ofrece o pinta la vida como una carrera de éxitos económicos, o
de triunfos de la vanidad, donde todo, o casi todo se valora con el dinero,
codiciado o envidiado en más de la mitad de las conversaciones diarias de la
encelofanada vulgaridad humana?... |
Pero
no siempre será culpa de la familia. Puede suceder que esta primera y más
decisiva zona de influencias para el hombre en formación, resulte impotente
para sobreponerse a la libertad que desprecia todo influjo bueno o puede
suceder que esa libertad esté fuertemente influida por el ambiente no ya
familiar. |
El
hombre es libre y es, también, capaz de error: los demás pueden cometerlo
respecto de él y él respecto de los demás. La misma escuela es influida por
los hombres y por el entorno social en que surge y se desarrolla y actúa. No
podemos juzgar una determinada escuela sin hacer referencia al marco social
que la envuelve. En este sentido nos parecen ilustrativas las siguientes
palabras de un ilustre pedagogo (Víctor García Hoz)que escribe: |
«La
escuela es la unidad social dentro de otra sociedad más amplia. |
Entre
una y otra comunidad ge establecen relaciones a través de las cuales se
canalizan los influjos mutuos de la escuela y la sociedad. |
Conviene
tener presente que, al hablar de la escuela y la comunidad, no se plantea el
problema de las relaciones entre la escuela y la sociedad en general, sino
las relaciones de una escuela, o de un tipo de escuela particular, con la
comunidad en que vive; y esta comunidad do es una comunidad amplia que
abarque al género humano de una época, ni siquiera a una nación entera, sino
la comunidad de límites más cortos con la cual la escuela mantiene relaciones
directas: |
concretamente
el pueblo, la ciudad, la comarca; es decir, aquel tipo de comunidad que el
escolar ve todos los días. |
Todos
los cristianos tienen derecho a la educación cristiana. |
Es
deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la
piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación personal y
social de los hijos. |
Vaticano
II, decl. Ed. Crist., 2 y 3. |
{9} |
4.
"MI BANDERA" |
Mientras
no venzamos la razón de la fuerza con la fuerza de la razón no habrá paz
humana. El 25 de marzo del pasado año, un sacerdote madrileño ―José
María Aguirre Amirilla―, llamado a jurar bandera por la Capitanía de la
Séptima Región Militar (Valladolid), creyó deber responder con la siguiente
carta, que reproducimos. En ella fundamenta su objeción de conciencia, desde
una actitud cristiana, respetable y respetuosa. |
SEÑOR
Capitán General: |
De
su Capitanía General me llega el ruego de acudir a prestar juramento de
fidelidad a la Bandera. |
Me
pide que en el caso de imposibilidad de verificarlo le manifieste las causas
que lo impiden. Este es el motivo de mi escrito. |
La
imposibilidad de hacerlo no es material, sino ética y de fe. Hay en mi vida
otra bandera a la que he jurado fidelidad: la del hombre, que se concreta en
mi opción por estar al lado de los oprimidos, de los que sufren la
injusticia, de los marginados. Mi bandera es la de los que luchan por
construir un mundo de fraternidad, de los que luchan por una auténtica paz
construida en la justicia y no en la fuerza del dinero y todas sus armas. |
{10}
No puedo jurar fidelidad a la bandera roja y gualda porque nunca daré mi vida
en lucha contra los franceses, ni los marroquíes, ni ningún otro pueblo.
Porque mi bandera está en hacer desaparecer toda bandera que separe a los
hombres. |
No
puedo jurar fidelidad a una bandera de la que los poderosos se sirven para
mantener sus privilegios y defender sus intereses. |
No
puedo jurar fidelidad a una bandera que portan los militares. Estoy
totalmente convencido de que la paz nunca Ya a surgir de la punta de los
fusiles ni del vientre de las bombas. Es absolutamente aberrante la carrera
de armamentos en la que está embarcada la humanidad, más exactamente los
poderosos, los dirigentes de los pueblos. Sé que detrás de la carrera de
armamentos existen otros intereses, que no coinciden con los intereses del
pueblo, de los pobres, de la inmensa mayoría, sino con los de los poderosos,
de unos pocos. Buscar la paz y la fraternidad con la fuerza de las armas me
parece sencillamente irracional. Mientras no venzamos la razón de la fuerza
con la fuerza de la razón no habrá auténtica paz humana. |
¿Es
de locos pensar en una sociedad desarmada? No lo creo. Y si así fuera, me
alisto en las filas de esos locos antes que apuntarme a la lucha entre
irracionales. |
¿Es
de ilusos luchar por una sociedad fraterna donde serán anacrónicas las armas
y las guerras? No lo creo. Y si {11} así fuera prefiero ser iluso de esa
forma a ser realista de otras formas que vemos cada día. Si nadie piensa que
esto puede ser posible nunca será realidad, a no ser cuando junto con las
armas desaparezcamos todos. |
Con
esta opción por mi parte me apunto al grupo de los objetores de conciencia,
que buscan y luchan por una sociedad en paz y fraternidad, aportando lo que
está en sus manos para hacer desaparecer las causas que lo impiden: la
injusticia, la incultura, la explotación del hombre por el hombre, etc. Con
ellos me niego a colaborar, ni siquiera simbólicamente, con algo que suponga
participación o apoyo a una lucha fratricida, a una carrera de armamentos, a
una bandera que divida a los hombres en lugar de unirlos. |
Esta
opción me viene exigida por mi forma de entender y de vivir mi fe en Jesús.
Acepto que pueda haber otras formas de vivir la misma fe, y que la lucha por
una sociedad sin clases, fraterna, pueda en nuestras circunstancias ser
distinta. |
Pero
a mí me ha llevado a ésta. Desde mi opción de fe y en concreto desde mi
opción de servicio como sacerdote quiero que mi vida se parezca a la de
Jesús. Si alguien se considera mi enemigo que sean los poderosos, los que no
quieren una sociedad en libertad, igualdad y fraternidad. Me niego a
participar desde mi Iglesia en la justificación de tantas injusticias. |
No
quiero servir de justificación ideológica de una sociedad visceralmente
deshumanizadora ni a los intereses de una clase dominante. |
La
Buena Noticia de Jesús me exige amar a todos, pero desde la opción por los
pobres, por los explotados. Quiero estar encarnado en su situación para
luchar juntos por hacer desaparecer toda opresión y toda división. Esa es mi
bandera, a la que he jurado fidelidad. No hace falta decir que no siempre
mantengo esa fidelidad. Pero si se me acusa de algo, que sea de mi
infidelidad a esa bandera. Si se me acusa de lo contrario me contaré entre
los dichosos" de las bienaventuranzas de Jesús. |
J-M.
A. A. |
{12} |
5.
documento: DEBATE SOBRE LA ENSEÑANZA |
NO
ESTAMOS tan lejos del tiempo en que los templos sirvieron de cobijo a grupos
y hasta multitudes que buscaban amparo en su protesta contra la dictadura;
que los sacerdotes eran espiados y multados, y que las voces del
resentimiento pedían el paredón" para un cardenal, mientras esbirros
adolescentes eran incitados a embadurnar impunemente el exterior de las
iglesias, cuando, de otro lado ―¿y del mismo?...― ahora resurgen,
más allá de la crítica serena, baldonazos anticlericales, como si los
españoles no pudiéramos librarnos de la alternancia pendular entre fanatismo
y anticlericalismo (que viene a ser la misma cosa...). Con ser importante el
tema de la enseñanza, es posible que la gravedad de nuestro momento pudiera
dar ocasión a otros todavía más dramáticos aunque, de momento, menos
apasionantes porque no tan de cerca facilitan esa derivación facilona para
meterse, entendiendo o sin entender, con la Iglesia. |
Puede
que no sea inútil ofrecer un par de fuentes para formarse criterio, y por
ello damos, además de las conclusiones a que llegó el pasado mes la asamblea
de la Federación Católica de Padres de Familia, celebrada en Madrid, el punto
de vista de una eminente pedagoga barcelonesa, Marta Mata. |
Las
conclusiones aprobadas al final de la asamblea fueron las siguientes: |
•
Toda persona, hombre o mujer, tiene el derecho y el deber de educarse y ser
educada para poder alcanzar su desarrollo integral de acuerdo con sus
creencias y convicciones. |
•
Cuando la persona no es capaz de decidir por si misma, los padres tienen el
deber y el derecho de elegir el tipo de formación que desean dar a sus hijos,
derecho que es de orden natural y anterior al del Estado y al de la sociedad. |
{13}
• Todos estos derechos se realizan mediante la libertad de enseñanza, con
igualdad de oportunidades para todos. |
•
La libertad de enseñanza se concreta en la libertad de elección de centro
docente dentro del marco de un pluralismo escolar que garantice todas las
legítimas opciones educativas. El Estado tiene que reconocer el derecho de
los distintos grupos sociales a crear escuelas de acuerdo con su ideología. |
•
En los niveles obligatorios, la enseñanza tiene que ser gratuita para toda la
población escolar española y su financiación debe hacerse en función del
sujeto de la educación, que es el alumno, independientemente del centro en el
que esté escolarizado. Obligar a los alumnos a asistir a unas escuelas
determinadas para obtener enseñanza gratuita es alentar contra su libertad. |
•
La Constitución no puede ser neutra o indiferente ante cuestiones como la
enseñanza, que afectan al concepto mismo del hombre y de cuya orientación
dependerá el futuro de nuestra sociedad. Es necesario que refleje las
declaraciones y pactos de los organismos internacionales suscritos por el
Estado español. |
•
La Constitución, que reconoce el derecho a la libertad de enseñanza y no
establece unos cauces concretos para su financiación, encierra una
contradicción en su planteamiento. Las libertades, para que sean reales,
necesitan unos medios de expresión. Una libertad que no tiene medio de
expresión es un engaño. |
Marta
Mata lamenta que, en el análisis y discusión del tema de la enseñanza, se
dedique más atención a las polémicas ideológicas que al planteamiento de los
problemas tal como se presentan en términos reales. (Conf. |
"Oriflama",
n. 30). |
ESCUELA
PÚBLICA |
Entiendo
por "escuela pública" una red de escuelas distribuidas por todo el
territorio, que comprenda a todos los niños y que no los separe por motivo
alguno aparentemente ideológico (católicos - no católicos) y económico (ricos
- pobres). Para mí una escuela así concebida, será válida en la medida en que
contribuya a la liberación {14} cultural del pueblo. No entiendo de otro modo
la libertad de la escuela y menos, todavía, que se pretendiera encubrir
cualquier privilegio con pretextos ideológicos. |
EL
DERECHO DE LOS PADRES |
Necesitamos
crear muchas y buenas escuelas, especialmente allí donde sean más necesarias:
en el campo, en los suburbios. Mi parecer es que los padres tienen algo más
que el simple derecho de elegir el tipo de educación y de escuela que quieren
para sus hijos. Tienen la obligación de participar en la gestión de la
escuela de sus hijos, de manera que puedan colaborar en la formación cultural
y aseguren el respeto y la apertura ideológica, y pienso que esta
participación es la única garantía de eficacia y de justicia que cabe en
política educativa. |
PLURALISMO
IDEOLÓGICO |
Esta
concepción del pluralismo ideológico la juzgo como uno más de tantos
desvaríos imaginados en la fiebre de la discusión ideológica y me extraña que
se plantee en un cuestionario. El pluralismo democrático de una sociedad se
fomenta y se garantiza en la escuela si en ella se respetan las diversas
ideologías de los padres y de los maestros y se forma a los niños en la
difícil práctica del respeto mutuo, del diálogo, del espíritu de
colaboración, de la defensa de la justicia y de la libertad. Lo cual resulta
ser todo lo contrario a que el maestro explique su propia ideología. |
¿ESCUELA
NEUTRA Y LAICA? |
No
creo que pueda darse la existencia de institución humana alguna que pueda
calificarse de "neutra", ni deseo, por lo tanto, que lo sea la
escuela. "Neutro" quiere decir, en su original latín, "ni uno
ni otro", mientras que yo desearía una escuela "en uno y en
otro", es decir, que informe y que forme en el respeto a todas las
ideologías y opciones posibles en la vida humana. Esto es indispensable si
queremos que el alumno llegue a ser capaz de hacer su propia opción personal. |
Muy
diferente es el concepto de escuela laica, es decir, de escuela que no impone
la concepción de un compromiso religioso junto, por ejemplo, al estudio de
las matemáticas. |
La
escuela laica pretende ofrecer una formación que sea válida para todos. La
formación religiosa, en la escuela {15} laica, queda separada de la vida
escolar y situada en el contexto propio de la comunidad no de cultura sino de
vida, familiar, eclesial. |
LA
SOCIALIZACIÓN DE LA ESCUELA |
No
es posible, en mi concepto, imaginar una escuela "pública" si la
gente, maestros, padres, alumnos, vecinos, etc., no la sienten y no la hacen
como suya. Por otro lado, no puedo considerar como buena, desde el punto de
vista educativo, una iniciativa privada que no aspire a ser pública. Tanto
tiempo dedicada al trabajo, desde la clandestinidad y privadamente, para
llegar a conseguir la escuela pública, es decir, buena para todos, no me
consiente pensar de otro modo. |
LAS
SUBVENCIONES |
El
problema no radica en si se dan a la escuela pública o a la privada, sino en
si realmente se dan a la escuela. |
Mientras
no se acabe con la vergüenza de un Estado que impone la obligatoriedad de la
educación pero no la concede gratuitamente, es evidente que los recursos con
que se cuente han de destinarse a los más necesitados. A cuartos pongan la
cuestión habrá que responder que vean quiénes son los más necesitados, en
cada caso, si los niños que van a la escuela pública o los que van a la
privada. |
Un
Estado laico. |
El
Estado, por ser una instancia suprema y por ser temporal, debe ser laico, es
decir, no confesional de religión o ideología alguna, sea católica o
musulmana, marxista o positivista. Debe serlo, también, para que pueda
garantizar la paz ciudadana. Debe serlo ―y esto interesa a los
creyentes― en beneficio de la fe, dado que un Estado laico garantiza la
libertad del acto de fe, mientras que un Estado confesional religioso la
corrompe y la impide. La laicidad, la temporalidad, constituyen el espacio en
el que se puede dar el encuentro libre con Dios. Incluso en el supuesto de
que todos los ciudadanos de un país profesaran la misma religión o siguieran
una misma ideología, el Estado debería seguir siendo laico, neutro, para
permitir la libre adscripción a la correspondiente religión o ideología. |
Si
no queremos anticlericalismo, no hagamos ninguna clase de clericalismo. |
En
vez de obrar como estructura de poder, intentemos mejor obrar de acuerdo con
la fe y el Evangelio. Todos saldríamos ganadores en ello. |
J.
LLIMONA |
{16} |
6.
Los que os vais a casar... |
Sería
Indigno obrar contra la propia conciencia si no tenéis clara vuestra fe. Los
curas de la parroquia de María Inmaculada de Malvarrosa, de Valencia, (17.000
habitantes; unos 200 frecuentan la iglesia), cuando los novios llegan
preguntando: «qué papeles hacen falta para casarse», les entregan esta hoja,
cuyo texto reproducimos, para que después de leerla vuelvan otro día, para
ver «qué tipo de papeles y de boda necesitan de nosotros, pues hay varios». |
Por
fin han llegado tiempos en que podemos hablar con claridad y obrar con entera
libertad. |
Y
vamos a hacerlo con ocasión de vuestra boda. Os expreso mi pensamiento por
escrito para que nos entendamos mejor y para que podáis comentarlo con
vuestra familia y amigos; bien entendido que no vais a hacer lo que ellos os
digan, sino lo que os parezca a vosotros, pues sois vosotros quienes os
casáis y tenéis personalidad de sobra para obrar con absoluta independencia. |
Lo
primero que os digo (no "a pesar de ser el cura", sino precisamente
porque lo soy), es: SI NO TENEIS CLARA VUESTRA FE CATÓLICA, no hagáis el
primo de casaros por la Iglesia, aunque muchos os digan que "siempre se
ha hecho así". Ello no es razón ninguna. |
Durante
los años que estoy en Malvarrosa he conocido bastantes parejas de novios
(gente estupenda y buenos amigos míos) que, no importándoles nada la Iglesia
y siendo indiferentes a la fe católica (ser católico no es sólo creer que
"debe de haber algún Dios allá arriba") cediendo a las presiones de
los padres o de la suegra, o para que la abuelita no se disguste, o porque
"hace más bonito", o por "no hacerse de señalar por el
vecindario", etc..., se han resignado a "pasar por el aro",
casándose por la Iglesia, confesando y comulgando contra sus propios
criterios y su propia conciencia. |
Pero
ahora, la situación, gracias a Dios, ha cambiado: ya no está "mal
visto" el casarse sólo por lo civil, sino por el pequeño grupo de gente
cerrada a todo razonamiento sereno e incapaz de comprender y de evolucionar,
pero que rápidamente va a menos. |
El
compromiso de amor entre hombre y mujer ―sean católicos o no
sean― SIEMPRE es algo maravilloso, cuando es verdadero. Por tanto, no
es menos digno el matrimonio sólo por el juzgado que el matrimonio en la
Iglesia. Lo realmente {17} indigno es obrar contra la propia conciencia y
mentir en público simulando un acto religioso que no existe, por el simple
miedo al "qué dirán". |
Actualmente
están garantizados en España los mismos derechos civiles para los casados
sólo por el juzgado ("matrimonio civil") que para los casados por
la Iglesia ("matrimonio canónico"), y en un futuro inmediato lo
estarán, si cabe, todavía más con toda seguridad. |
No
entro a discutir la ya preparada ley civil permisiva del divorcio en España
en determinados casos extremos, con posibilidad de contraer nuevas nupcias,
ley que la Iglesia no puede aceptar para los cónyuges creyentes y en el
terreno de su competencia por ser, según su doctrina, indisoluble el
matrimonio entre católicos. |
No
os imaginéis que "no quiero casaros, lo que quiero es lo mejor para cada
pareja: no tienen por qué sujetarse a las condiciones que exige el matrimonio
católico quienes no lo son y lo que me resulta incomprensible es "hacer
teatro" en la iglesia con actos religiosos fingidos por un
"cumplimiento social" impropio de jóvenes de hoy como vosotros, y
de cuya validez ante Dios dudo muy seriamente. |
En
resumen: 1º.—Si hablando en confianza entre vosotros dos solos la verdad es
que os consideráis los dos ajenos a la religión católica en la que os
bautizaron, pero que habéis abandonado de hecho de manera que la boda va a
suponer para vosotros los "últimos sacramentos" pues ya no pensáis
volver más por la iglesia si no se casa o se muere algún familiar o amigo, lo
mejor para vosotros y vuestro deber es cagaros solamente por el juzgado. |
2º.—Si
uno de los dos es creyente católico y el otro no, os podéis casar en la
iglesia, recibiendo los sacramentos que desee, sólo la parte creyente. Y
asistiendo con respeto el no creyente, para el cual el acto supone tan sólo
su compromiso matrimonial humano-social, sin doblegarse en modo alguno a las
exigencias que su consorte elige libremente en consecuencia con su fe. |
+3º.—Si
los dos os consideráis católicos, buscad un rato y tendré mucho gusto en que
hablemos despacio y a fondo de la preparación de todos los aspectos de
vuestro matrimonio como sacramento de vuestra fe. |
Conviene
también que sepáis que aun en caso de matrimonio católico, no es preciso
"casarse con misa": el sacramento del matrimonio tiene su ritual
propio en la Iglesia, y lo mismo que se puede dar el bautismo en la misa o
fuera de la misa, con el matrimonio se puede elegir igual. |
Yo
creo que todo está dicho en el Evangelio. Kierkegaard decía que resultaba
absurdo que alguien que recibe una carta de la persona amada necesitara un
intérprete. La carta de amor está ahí en los Evangelios: nos sobran los
comentadores. LA teorización quita fuerza y nos lleva a términos abstractos,
y lo que es vida lo convierten en doctrina. |
El
cristianismo es vida y pierde sentido cuando se la convierte en razonamiento
y simple teoría. Es muy interesante darse cuenta de que en el año 1848ante la
ola revolucionaria europea, Kierkegaard, Aunque en política era más bien
reaccionario, dijo: |
«Estos
movimientos comunistas obligarán al cristianismo a dejar de ser doctrina y
convertirse en vida». |
José
M.ª Valverde |
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