Publicación mensual del Oratorio.
Núm. 163. DICIEMBRE. Año 1978
0. SUMARIO
LOS pastores, los magos, María, José... Figuras todas casi mitificadas, por encima de la realidad sencilla de su vida y de su encuentro con el Dios-Hombre.
Estilizado el pensamiento, su claridad simplificada se hace universal. Cristo es más que el hito de nuestra era: es Dios que debe ser adorado, es Rey que se convierte en nuestro guía, es Hombre que puede ser entendido. Nos falta sólo querer y ser capaces de un ideal. Ahora es Navidad: hay un camino y una estrella sobre el camino.
PADRE NUESTRO
DICE LA CONSTITUCIÓN
EL HOMBRE ESPIRITUAL
EL MISTERIO DE NAVIDAD
WOJTYLA
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1. Padre nuestro
PODRÍAMOS llegar a perder toda la Revelación, podrían borrarse todas las Escrituras, olvidarnos de todas las palabras que Jesucristo pronunció, ignorar todo lo que hizo; pero si reteníamos, por lo menos, las dos primeras palabras de la más bella y completa oración que enseñó a los hombres, cuando dijo "Padre nuestro...", nos bastaba, a partir de este principio de palabras incompletas dirigidas a Dios, para ir reconstruyendo la verdad olvidada, para recuperar el tesoro perdido, para ser, de nuevo, cristianos y para hacernos santos.
El amor más generoso que conocemos los hombres es el de padre, y por esto es legítimo que lo apliquemos a Dios. Pero el amor del hijo puede ser interesado, exclusivo y egoísta; basta que el padre lo sea de todos, para que todo egoísmo se disuelva. Cuando decimos "Padre nuestro" abrimos el amor de Dios a todos. Decir "nuestro" es salir de uno mismo; pero decir "Padre nuestro" es, además, afirmar la fraternidad de todos los hombres con uno mismo. Extraer de ahí todas las consecuencias nos lleva de nuevo al Cristianismo, que es la unción de la humanidad entera en el amor de Dios.
Ser hermanos de todos es ser cristianos, es no desmentir el amor universal de Dios a todos, por todos, en todos.
El ideal está ahí, hermoso y tremendo, porque el corazón de cada hombre es pequeño y mezquino y querer abrirlo y engrandecerlo es el deber y el drama doloroso que sólo un gesto de pureza y desprendimiento iluminado por la fe y el {3 (143)} principio de amor a Dios puede ir enderezando a través de toda una vida.
Para que el hombre no tenga que renunciar a esta grandeza, Dios mismo ha descendido al nivel del hombre y se ha hecho su hermano, hermano típico, hermano universal, hermano mayor de toda la humanidad, primogénito del Padre, la más alta creación de Dios entre todo lo visible que Dios nos ha mostrado. Y ha sido, no ya para hermosear la creación y darle el remate magnífico de una naturaleza humana ungida por la divinidad, sino para que, a partir de él, ejemplar y eficazmente, se iniciara una transformación de los demás hombres, llamados, por pura gracia, a ser todos "hijos de Dios", a poder invocarlo como Padre común: invocación que sólo es verdadera en la medida que se confirma por la fraternidad buscada y mantenida.
Que Dios sea Padre de todos los hombres, que todos los hombres se reconozcan hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos recíprocos. Que se extraiga de esta aceptación, hecha verdad en cada uno, todas las consecuencias superadoras de la inicial naturaleza egoísta de cada uno, y tenemos el "reino de Dios", el "reino del Padre", de ese que era "uno con el Hijo" y que quiere y busca una unidad con todos, hasta que sean todos "una misma cosa en el Padre".
La entrada de Jesucristo en la humanidad, la presencia de Cristo entre los hombres es el principio de este ideal de Dios, y es el fin de la felicidad y la perfección universal.
Sólo aquí —en el misterio de la encarnación de Dios— se nos promete en forma definitiva e históricamente aprehensible, el misterio de nuestra participación en la naturaleza divina. El misterio de la Iglesia no es sino la ampliación del misterio de Cristo. Pero en todos los misterios juntos está decidida nuestra fe. Este misterio es inagotable y, comparados con él, la mayoría de las otras cosas sobre las que hablamos son relativamente intrascendentes.
Karl Rahner, en INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE CRISTIANISMO
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2. Dice la Constitución:
ESTE párrafo, digno de alabanza, forma parte del artículo 16 de la Constitución, el cual, junto con el artículo 14 y todavía más específicamente, contiene y garantiza el principio de libertad y de respeto formal para todo ciudadano y para toda comunidad, desde el punto de vista de las ideas y de la fe, sin más limitaciones que las exigidas por el orden público.
El sentido inmediato de las palabras citadas no es solamente el respeto a la libertad de elección o inhibición ideológica o religiosa (en esta última alternativa lo sería el ateísmo), sino el respeto hasta evitar el compromiso o la coacción de tener que declarar, en lo que al orden legal respecta, si se tienen o cuáles sean las ideas o creencias.
Si no fuera apurando este sentido, no hacía falta el artículo 16, pues bastaba la no discriminación que ampara el artículo 14.
Si esto es así, resultaría anticonstitucional el proyecto de "impuesto religioso" del que se viene hablando para ser establecido una vez la Constitución entre en vigor. Pues estaría en pugna la técnica de recaudación con el respeto prometido en la Ley, porque resultaría "obligatorio" ―necesario... — hacer tal declaración con objeto de darle el adecuado destino, según la confesión religiosa declarada por el contribuyente, al que se le consiente todo: declarar la propia fe si la tiene, negarla aun teniéndola, destinar su tributo a una religión distinta de la que profesa, o declararse sin religión, en cuyo caso pasa al Estado el producto de lo recaudado, para relevarle, hasta donde le alcance, de lo que destinaría presupuestariamente a atenciones de beneficencia. Resumiendo: se trata de un impuesto más que se llama "religioso", pero que es estatal. Un {5 (145)} impuesto que parece principalmente destinado a remediar las necesidades económicas de la Iglesia (y de otras confesiones religiosas) y que ofrece al Estado ventajas igualmente económicas y le desembaraza de pasadas discusiones concordatarias.
Nos atrevemos a pensar, al margen de la anticonstitucionalidad señalada, que esta solución económica a base del "impuesto religioso" es peor que la mala situación precedente, la cual, encima de resultar insuficiente, tenía el color burocratizado de "paga del Estado" cuando apenas si era miserable restitución de pasados expolios que se hicieron en nombre del pueblo y para su bien, pero que nunca le alcanzaron... Con lo cual perdió la Iglesia y perdió el pueblo, aunque se hicieran títulos nobiliarios y precipitadas fortunas de políticos.
¿En qué acabó, si no, la desamortización? Las soluciones económicas de la Iglesia, con o desde el poder civil, ni tuvieron buen principio ni han tenido buen fin, pues sabemos que son parte triste de la historia de dependencias y ambigüedades en las que ha salido perdedora la imagen de la Iglesia frente al pueblo, y el pueblo mismo, apenas pasado el primer momento eufórico.
Es lástima que se desperdicie un momento en el que nos vemos providencialmente forzados a profundas revisiones que estarían incluso más cerca de la prudencia cristiana y del mismo Evangelio.
¿O es que Cristo fue a Pilatos para pedirle que sacara otro impuesto porque iba a fundar la Iglesia?
Aunque tengamos otros derechos ―Dios es nuestro Padre―, Cristo, con mayor razón, también los tenía y no los utilizó. Nos debería bastar que, a nosotros y a todos, se reconociera el derecho a ser totalmente hombres ―a Cristo ni se le reconoció...― y basta. En todo como todos, menos en el pecado.
«Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias»
(Art. 16, § 2)
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3. El hombre espiritual
ANTES se llamaba enajenado al loco o demente o, por lo menos, al distraído, al falto de atención, al embelesado. Fuera de sí, olvidado de su ser, el hombre es un ser espiritualmente paralizado.
Desde Hegel, pasando por Marx, se llama enajenación el estado de quien deja de ser dueño de sí mismo y se hace esclavo de las cosas, especialmente a través de la servidumbre del dinero, porque todo se mira y calcula y decide en función de la economía, se apoya en los condicionamientos no sólo políticos sino también religiosos. El hombre calcula o vegeta, pero no piensa.
Ya no se piensa, sino que se admite un conjunto estático de Ideas, más o menos coherentes o sistemáticas, que relevan al hombre de su vocación creadora y de los consiguientes cansancios al servicio de la verdad viva, aunque le mantienen en la apariencia de posiciones intelectuales fingidamente elevadas: vacío y vanidoso, distraído y mediocre, consumidor de rutinas, moviéndose dormido, profundamente ignorante.
Ese concepto de enajenación no ha extendido de la economía a la política, de la política a la religión y de la religión al Cristianismo, junto a los demás doctrinarismos moralistas o ideologizados, como si también fuera sólo una oferta intelectual.
Pero, con independencia de aquello a lo que sectorialmente seamos los hombres capaces de reducirlo, hay que afirmar una y otra vez que el Cristianismo en vida es más que una doctrina y más que una moral. Sería caricaturizarlo aceptar su reducción a módulo farisaico estructurado para protección de las propias seguridades o preeminencias, o para defensa de los miedos del que teme vivir y se cierre al mundo, esclavizado entre complejos de deseo y envidia de lo mismo que rechaza. Ese mundo salido de Dios y que el Cristianismo no menosprecio y cuyo sentido no destruye, porque seria destruir el sentido mismo de la vida del hombre, criatura de Dios.
Si bien, el entender que el Cristianismo es vida, no acaba tras la sola afirmación de su verdad luminosa, si luego deponemos las fuerzas y seguimos {7 (147)} tranquilos parapetados elegantemente tras la justificación, más o menos interesadamente razonada, del concepto, del ideal, de la utopía.
El Cristianismo es vida, vida espiritual; que no es lo mismo que vida intelectual, que vida moral. Ni el molde encorsetado buscado fuera, que contendría, deformándolo, nuestro sor y existir: ni In Asepsia mágica del pensamiento que se aleja de las premisas creadas, resignado A soluciones que no comprometen a nada, pueden ser el Cristianismo.
El Cristianismo es vida espiritual, que no adjetiva, sino que sustancia nuestra propia vida y que, prescindiendo de ella, no tendría nada que hacer.
El hombre cristiano es un hombre espiritual no enajenado, sino realísticamente espiritual. El espíritu no es una huida que convierte en falacia la verdad y en vanidad autocontemplada la moral.
El hombre cristiano lleva a Dios en su espíritu, es marcado por 61, lleva Au huella, cobija la llama inextinguible de algo que supera la mera creencia y que llamamos fe: desde esta fe, mira y contempla, Amándola, toda la creación y quiere restituirla a Dios, sin destruir su sentido, para preparar el Reino de Dios.
Todo esto no cabe en un pensamiento, no cabe en la categoría mental de una o varias ideas, ni basta la disciplinacización de la conducta, ni la construcción ejemplar de unas apariencias. Todo esto empeña la vida, toda ella ―conceptos, decisiones. Actitudes―, desde su centro, desde su vértice, desde el espíritu, desde donde el hombre mismo es inmortal ―sin muerte― para, precisamente, darse enteramente a la vida. Si no, ¿de qué le sirve la inmortalidad si no es la profundidad y la dimensión del espíritu? Lo contrario sería la enajenación: es decir, que prescindiera o falsificara la vida, o que prescindiera o se olvidara del espíritu.
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4. kiosco:
Ser algo o ser alguien
La obsesión de honores, títulos, medallas, cargos para no hacer nada, es propia de los mediocres. Existe en este deseo un provincianismo y una ingenuidad que, si no fueran ridículos, serían casi enternecedores. En realidad no es vanidad, como parece a primera vista, sino inseguridad. Necesitan superar sus complejos de inferioridad, su íntimo convencimiento de que no valen nada, y quieren aparentar ser algo. Pretenden que se les considere unos triunfadores. En el fondo son muy modestos ―y es bien cierto que las más de las veces reúnen poderosísimas razones para serlo...
Es curioso. Llamados a esto hacer una buena carrera.
A. de Senillosa, en EL PAÍS, 14.11.78 Ignorancia religiosa universitaria {t} La ignorancia del fenómeno religioso por buena parte del mundo universitario español, es inmensa, sólida, densa. Por no conocer, ni siquiera conocen bien el cristianismo.
J. M. Vía, en LA VANGUARDIA, 15.11.78 El Espíritu Santo {t} No debería sorprender a nadie que haya sido elegido un Papa polaco. En la sociedad cristiana, Polonia siempre ha representado al Cristo sufriente. Que haya sido traicionada muchas veces (una, incluso, por un Presidente americano) y no haya perdido la fe es verdaderamente milagroso. Que el Vicario de Cristo haya venido de este pueblo es solamente una reafirmación de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia.
Katherine Bieluck, en TIME, 20.11.78 Un sueño de otoño {t} Así en sueño ha sucedido lo que no puede suceder: que los cardenales, reunidos en conclave, no consiguiendo ponerse de acuerdo acerca de un papable, con los carismas debidos, se salían de los sólitos presupuestos y habían ofrecido la suprema cátedra a un laico, por añadidura mujer y por añadidura poco clerical...
Adriana Zarri en ROCCA, 111.78 9 (149)
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5. EL MISTERIO DE NAVIDAD
«Dios nace y tiemblan los poderosos. Yace desnudo el Señor del cielo. Se apaga el fuego, la luz se eclipsa, el Infinito acepta el límite y es despreciado el Rey de siglos; pero el mortal se ha revestido de gloria».
HE aquí un fragmento de una canción navideña polaca que contiene, a mi juicio, una formidable expresión del misterio de Dios encarnado. Se trata de un misterio que abraza contrastes la luz y las tinieblas de la noche, la infinidad de Dios y los límites humanos, la gloria y la humillación, la inmortalidad y la mortalidad, la divinidad y la pobreza del hombre. Los hombres ante el misterio fascinador de aquella noche santa de Navidad que une a los pueblos, se sienten en la actitud del que es consciente que en aquel momento sucede algo grandioso, algo que no tiene punto de comparación en toda la historia del hombre.
Navidad nos permite casi tocar nuestro propio nacimiento espiritual de Dios por medio de la gracia.
Nacidos por medio de la fe y de la gracia, hemos sido llamados hijos de Dios y lo somos en efecto, dice san Juan.
He aquí pues la noche de la mayor exaltación del hombre:
en ella encuentra su origen. Nace el Hijo de Dios como {10 (150)} hombre por medio del Espíritu Santo, y los hijos del hombre devienen hijos adoptivos de Dios, adquiriendo de esta manera el derecho a llamarle "Padre". Cambia en su dimensión esencial la faz de la tierra, y este cambio interior es el fruto fundamental de la Navidad, la razón principal de nuestra alegría navideña, el gozo de todos de los magos, de los pastores, de los obispos, de los sacerdotes, de los niños.
La Madre lo ha envuelto en pañales y lo ha acomodado en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada, nos recuerdan el Evangelio y la Liturgia.
Sobre este pesebre los ángeles han cantado himnos, y a este pesebre se han acercado los pastores y los magos. Este pesebre ha sido el primer lugar del encuentro entre Dios y los hombres, del encuentro por medio de la fe. Luego, de esta fe ha nacido la Iglesia y, de todo ello, nace y renace continuamente la esperanza del Hombre.
KAROL WOJTYLA (de una meditación predicada a Pablo VI) 11 (151)
Segunda generación migrante
Adviento trae el recuerdo, también, de un hombre y una mujer que tuvieron que ir ―huir― lejos de su tierra, con el Hijo recién nacido, para salvar la vida y para ganarse la vida. Pobres del mundo, pobres en el mundo, de todos los tiempos y también de nuestros tiempos con esa que puede llamarse nueva forma de esclavitud o deportación del miedo o del hambre.
Como otros años, el SECRETARIADO DE LA C.E. DE MIGRACIONES, nos lo ha recordado, esparciendo datos e ideas. Reproducimos aquí algunas, relativas a la juventud desatendida o injustamente tratada.
Ejército mundial de niños trabajadores
• 52 millones de niños menores de quince años son trabajadores activos en el mundo de hoy. Volumen aproximado a la población de Italia o Gran Bretaña.
• 12 millones trabajan en empresas familiares (particularmente en la agricultura), sin recibir remuneración alguna: 10 millones como asalariados en pequeñas empresas y en el campo.
• En Europa se emplean muchos niños como jornaleros baratos o en el cuidado de animales, comúnmente por poco más que la alimentación y el alojamiento.
(DATOS DE LA OIT) Los restos del naufragio {t} ¿Cómo estamos en lo referente al espacio vital, derechos, posibilidades de los niños y jóvenes de nuestros extranjeros?
Los titulares de los periódicos fueron, en los últimos meses, cada vez más alarmantes: "juventud sin oportunidades", "juventud sin futuro", "una generación perdida"...
Ellos formarán, si las cosas siguen así, los restos del naufragio que la ola de mano de obra migratoria deja atrás.
(EL OBISPO DE ROTEMBURGO) Los inadaptados {t} El informe realizado en un barrio periférico de Barcelona (el 95 por ciento de cuyos habitantes son inmigrados) revela que los muchachos que presentan síntomas de inadaptación y delincuencia, en un 64 por ciento proceden de familias problemáticas:
― 42,6 por ciento, de padres alcohólicos.
― 9,2 por ciento, de familias con padre fallecido.
― 1,8 por ciento, de familias de madre fallecida.
― 7,4 por ciento, de padres separados.
― 3,7 por ciento, de familia con tensión interna.
Se constata que tras la experiencia, durante dos años, de estos muchachos, en contacto con un Equipo educador, más de la mitad abandonaron las prácticas delictivas, aunque un 10 por ciento volvió a la delincuencia habitual.
(INFORME JOC) 12 (152)
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6. documento: WOJTYLA EN LA HISTORIA DE 40 AÑOS DE POLONIA
PUEDE ser interesante situarnos en la época de la juventud de nuestro actual Pontífice, cuya presencia en la silla de Pedro, varía la costumbre de más de cuatro siglos de historia de la Iglesia: desde 1523, en que fallecía el papa Adriano VI, holandés, todos los papas eran de nacionalidad italiana. Es cierto, como ha recordado el cardenal Benelli, que «en la Iglesia no hay extranjeros», pero el hecho de haber sido el último elegido para Sumo Pontífice, de nacionalidad polaca, además de venir a Roma «desde un país lejano, aunque siempre cercano por la comunión en la fe y en la tradición cristiana», este país pertenece a la órbita comunista, lo cual tiene indudable relevancia: porque ha sido allí donde se ha hecho el cristiano, el sacerdote y el obispo Wojtyla, y aunque la fe sea la misma para todos los creyentes y la Iglesia sea universal, cambia la óptica del mundo y de la Iglesia, según el lugar y el tiempo donde la fe cristaliza en el hombre fiel.
Origen de Polonia
Como entidad nacional arranca, Polonia, del siglo X.
Se consolida y conoce triunfos y esplendores en los siglos XIV y XVI. A partir del siglo XVII la historia nacional Y religiosa de Polonia ―no analizamos las razones― es la del calvario de todo un pueblo, siempre fiel a su catolicismo y al amor a su tierra y a su lengua; pero los que le rodean o son luteranos u ortodoxos, además tienen pretensiones sobre las tierras polacas y, culturalmente, se llega incluso a la prohibición del uso de la propia lengua.
Los primeros repartos
En el siglo XVIII tienen lugar tres divisiones de Polonia a beneficio de sus seculares enemigos: Austria, Prusia y Rusia. Y a pesar de que en 1807, en el tratado → {13 (153)} de Tilsit Napoleón restableciera un Estado independiente, en 1875, en el Congreso de Viena, se procedió a un nuevo reparto y, aunque quedara independiente la Republica de Cracovia, no tardó en apoderarse de ella Austria.
Mientras sufre Polonia una política de germanización y rusificación, según el poseedor de lo repartido, tendente a extirpar todo brote de espíritu nacionalista.
La I Guerra Mundial
La I Guerra Mundial principio con promesas de independencia para Polonia, ya que su posición era útil, como colchón, a alemanes ya rusos. En realidad la caída del zarismo favoreció que se le reconociera el derecho a la existencia en 1918, pero a punto estuvo de ser exterminada por los rusos, sin que nada hicieran los aliados por impedirlo. El comportamiento de los polacos adquirió grandeza épica hasta superar la amenaza, derrotar a los rusos y asegurar su derecho a la independencia. El Estado político surgido de esta situación era, después de 1926, una dictadura semi-fascista preocupada por armarse y hacerse fuerte ante la siempre temida invasión de Alemania o Rusia.
La invasión alemana y la nazificación
El temor se hizo realidad en 1939, en que comenzaba la II Guerra Mundial con la invasión de Polonia por los alemanes y éstos pactaban con la URSS una nueva partición : fue una invasión relámpago, luego, en Potsdam y Yalta se acordarían otros desplazamientos y cesiones, a costa de la siempre troceada Polonia.
El Joven Wojtyla
En 1939, encontramos a nuestro personaje, Karol Wojtyla, que hace sólo un año se ha trasladado, con su padre, a Cracovia, y está estudiando filosofía en la Universidad, mientras puede ser testigo de la nazificación planificada, de las persecuciones y redadas de la Gestapo y, pronto, sabrá de tantos prisioneros políticos, amigos suyos, que son llevados al no lejano campo de exterminio de Auschwitz. Lo mismo que su padre, es reclutado para la industria bélica. Aquí termina la juventud de aquel joven nacido el 18 de mayo de 1920. Pero no es vencido, sino que, frente a la imagen de la muerte y de la ocupación nazi, reacciona multiplicando su actividad y, mientras gana austeramente su pan en el trabajo, sigue sus {14 (154)} estudios y pasa enseguida a prepararse, contemporáneamente, al sacerdocio, cuya vocación surge en esa situación de dolor y clandestinidad, cuando fueron exterminados 3.000.000 de judíos polacos y asesinada más de la mitad de la población civil de Varsovia y destruida casi por completo esta ciudad. Su afición a la literatura ―es poeta― y al arte dramático, descubierta en sus años de adolescente, en la escuela de su pueblo natal. Wadowich, le sirve ahora para integrarse en el "Teatro rapsódico" de Cracovia, desde el que la parábola literaria y la representación de los clásicos son una predicación y vindicación indirecta, aunque arriesgada, contra el despótico invasor. El arte es la última palabra humana de los oprimidos. Se multiplica, además, en el socorro a los perseguidos, sacerdotes, patriotas, judíos: son años durísimos que el seminarista clandestino vive con ardor, talento y abnegación.
La liberación por los rusos
En marzo de 1945 se produce la liberación del país, por el ejército ruso. Todos los polacos deseaban que llegara este momento que fue acogido con entusiasmo, como ocurre con los deseos que el dolor hace más vehementes.." Ningún país europeo había sido tan martirizado, excepción hecha de Yugoslavia, y los rusos llegan tras de sus carros blindados, intentar mostrarse como verdaderos Libertadores dejando a la Iglesia la libertad de enseñanza y el papel necesario para la prensa católica, a la par que intentar abrir una brecha que desvincule a la Iglesia polaca del Vaticano. Esta situación no durará mucho y, bajo otro aspecto, será planteada de nuevo en 1953 con el movimiento "Pax".
Wojtyla sacerdote
En la Fiesta de Todos los Santos de 1946 Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote. Sigue trabajando de obrero.
Polonia vive en tensiones que se polarizan en dos direcciones: estalinistas y nacionalistas con, en medio, intereses de terratenientes e ideales de reforma agraria; capitalistas, socialistas y comunistas discutiendo en un ambiente casi de guerra civil. Y tienen lugar las elecciones trucadas de 1947, cuya consecuencia es la destitución de Gomulka (1948) y extensión del terror policíaco sobre todo el pueblo polaco. La presión político-militar de Rusia {15 (155)} domina la situación y se desata un ataque masivo contra la Iglesia.
Roma, Francia y Bélgica
Wojtyla  es mandado a Roma desde donde sigue el drama de su pueblo al paso que, en el Ateneo Angelicum y bajo la dirección del célebre P. Garrigou-Lagrange prepara su tesis sobre "La fe, en san Juan de la Cruz". Wojtyla tiene 29 años cuando es marcado por este doble influjo: la romanidad, desde la serenidad universal de la Iglesia, y la transparencia del más puro místico y poeta español. Pero aprovecha este par de años de ausencia de su país para sendos viajes a Francia y Bélgica: le interesa no solo perfeccionar su francés, sino conocer de cerca el movimiento obrero cristiano (JOC) y las democracias occidentales. Completará este interés con el estudio profundo del marxismo.
La vuelta a Polonia
De vuelta a su Polonia la encontrará distinta: fue en 19448, en vísperas del gran ataque a la Iglesia católica que se desala en 1949, cuando comenzar las racionalizaciones radicales. La Iglesia, absolutamente mayoritaria, es desposeída dictatorialmente de sus instituciones, escuelas y hospitales. En este momento surge el liderazgo de un campeón, el obispo de Lublin, Stefan Wyszynski, que acababa de ser nombrado arzobispo de la sede primada, Gniezno, y de la capital de Varsovia, y que es secundado por todos los obispos, el clero y la gran mayoría de la población. La tensión se agudiza y se llega a un acuerdo en 1950, entre la Iglesia, que no quiere transigir en sus derechos y el Estado al que es inútil imponer por la fuerza una ideología y un sistema extraño a todo el pueblo.
Pero el acuerdo sirve de poco. La Constitución garantiza formalmente la libertad de conciencia y de cultos, pero la práctica estatal lo desmiente.
La Iglesia del silencio
Es la Iglesia "del silencio", acallada. La Santa Sede quiere robustecerla y prever el riesgo de la incomunicación, nombrando a Wyszynski cardenal con plenísimos poderes de "legado personal" del Papa, que lo es Pío XII.
Estamos en 1953. El gobierno introduce la aprobación previa a cualquier clase de nombramiento eclesiástico.
Wyszynski protesta, y es detenido y confinado junto con otros obispos; los seminarios todavía abiertos, son clausurados. {16 (156)} Wojtyla, acaba de habilitarse como profesor de ética en la universidad de Cracovia con su tesis "Posibilidad de estructuración de una ética católica sobre el sistema de valores de Mar Scheler".
Las reacciones populares ―especialmente por las huelgas incontrolables de "trabajo lento"- ponen en peligro el Plan Quinquenal 1950-55. El Estado dictatorial no alcanza a todo, y su estabilidad se desmorona por momentos...
A la sazón Wojtyla hace compatible una coadjutoría en Cracovia con su labor apostólica entre estudiantes universitarios.
La desestalinización
El 5 de marzo de 1953 moría Stalin, si bien los efectos de la desestalinización no se hicieron sentir hasta 1956, tras la rebelión de Poznan, en la que, si cabe, el gobierno se hizo más impopular por la intervención del ejército soviético. Este suceso marca el declinar de la tendencia estalinista para resurgir, de algún modo, la nacionalista:
Gomulka es llamado de nuevo al poder y el cardenal Wyszynski es rehabilitado.
El grupo "ZNAK"
Se crea una comisión mixta gobierno-obispos; más tolerante el gobierno, pero siempre vigilante, es posible un principio de asociación de intelectuales católicos bajo la denominación de ZNAK (Signo), especialmente en Cracovia, con destacada intervención del sacerdote y profesor universitario Wojtyla. En realidad era una réplica totalmente ortodoxa al movimiento PAX (más o menos equivalente a "Cristianos para el socialismo") que surge en 1953 y que el Estado mima para separar de la jerarquía a los católicos polacos, pero sin éxito. De donde suele decirse que Wojtyla ―ya obispo y en especial cuando cardenal― representaba el progresismo católico de Polonia en confrontación con el cardenal Wyszynski tradicional y conservador. Pero lo cierto es que la jerarquía polaca, frente al gobierno comunista, siempre ha estado absolutamente unida y ello ha producido la robustez compacta eclesial del catolicismo polaco de estos años, fieles, por lo demás, a la historia milenaria de Polonia como nación católica.
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Wyszynski a Roma
Fruto de la desestalinización fue también que se permitiera al cardenal Wyszynski ir a Roma en su visita canónica al Papa. Allí se le recibe como a un confesor y mártir de la fe, totalmente respaldado en su conducta por la Santa Sede, lo que da motivo a disgustos con el gobierno polaco.
Pero, a partir de este momento, ya comprenden los polacos, que no es posible deshacerse del comunismo, y comprende, por su parte, el gobierno, que es imposible deshacerse de la realidad católica del 95 por ciento de la población de Polonia.
Wojtyla obispo
El 28 de septiembre de 1958 Karol Wojtyla es nombrado obispo auxiliar de la sede de Cracovia, con derecho a sucesión, que tiene efecto en 1964. En todo este tiempo Wojtyla representa la resistencia intelectual al marxismo-leninismo, a través del grupo ZNAK. El Estado intenta, pero no consigue comunistizar las fiestas, mientras la Iglesia se prepara a la celebración del milenario de Polonia y Pablo VI en persona manifiesta su deseo de asistir, en agosto de 1966, a la peregrinación nacional de la Virgen negra de Czestochowa, pero el gobierno polaco le niega el visado.
Por otra parte, las ilusiones de la desestalinización se esfuman ante la represión soviética para aplastar la "primavera de Praga", en agosto de 1968.
El Concilio y los Sínodos
Durante estos años ha tenido lugar el Concilio Vaticano II, en el que tuvieron singular importancia las intervenciones tanto de Wyszynski como de Wojtyla, pero que omitimos reseñar. Igualmente participaron en los Sínodos de 1969, 1971 y 1974. Estos años tienen algún significado para la historia reciente de Polonia porque 1969 marca la decadencia del poder de Gomulka: la servidumbre económico de Polonia a la URSS es causa de su insoluble miseria. Y se produce la rebelión de los puertos del Báltico; Wyszynski denuncia la sistemática conculcación de los derechos fundamentales del hombre. Y aunque Gomulka desaparece de escena, el forcejeo del gobierno con la Santa Sede no cesa, y se pretende entrar en tratos directos con ella, prescindiendo de la especial posición {18 (158)} del cardenal primado polaco, Wyszynski; entra en escena Casaroli y el viaje a Roma para el Sínodo de 1971 sirve para poner en guardia a la Santa Sede. En el Sínodo siguiente —1974 - Wojtyla es nombrado secretario permanente del Sínodo.
No reseñamos, decimos, la participación de Wojtyla al Concilio Vaticano II, pero lo cierto es que, casi dos años después de clausurado, en el Consistorio de 26 de junio de 1967, Pablo VI le otorgaba la púrpura cardenalicia.
En Polonia, mientras, en 1976, se ha querido corregir la Constitución copiada de la soviética y existen apariencias de cambio y mejoramiento, puesto que el año pasado el jefe del gobierno polaco, Gierek, visitaba a Pablo VI; pero las restricciones continúan y el campo de batalla es el de los derechos humanos y de la libertad religiosa, docente y de expresión.
Problemas y esperanzas
Polonia tenía, hasta ahora, dos cardenales solamente y, después de la elección de Juan Pablo II, queda reducida, otra vez, a uno solo: el viejo campeón cristiano, Stefan Wyszynski. Cuentan que, cuando le preguntaban al cardenal Wojtyla si era cierto que sabía esquiar, respondía sonriendo, que, en Polonia, el 40 por ciento de los cardenales son esquiadores. Al asombro del que le recuerda que en Polonia sólo había dos cardenales, Wojtyla replica: ―«Es que uno de ellos, Wyszynski, es el 60 por ciento de lo que juntan entre los dos. Y añade una amplia, Luminosa e intencionada sonrisa».
Mañana olvidaremos en la mesa a los pobres —¡tan pobres como somos!— Jesús, nacido ya, nos mirará un momento a la hora de los postres y, después de mirarnos, empezará a llorar.
Joan Salvat-Papasseit, (Trad. de P. Crurat)