Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm.
183. FEBRERO. Año 1981 |
0.
SUMARIO |
APOSTAR
por el hombre desde la realidad creada, y apostar por el mundo, en el tiempo,
como un acto de fe de gratitud at Creador, sin reduccionismos ni renuncias,
hi huidas, sino para recoger el sentido, de nuestro ser y de todo lo que nos
envuelve, y restituirlo a Dios. Sin servirnos de Dios, para descansar en la
beatitud de los aprovechados, sino para servir a Dios. Servirle es una
gracia, un gozo, y la libertad. |
EL
SENTIDO DE LO SAGRADO |
SIN
PRIVILEGIOS |
PRESUMIR
DE LOS HIJOS |
SECULARISMO
Y SECULARIDAD |
LA
CRÍTIICA FÁCIL Y DIFÍCIL |
PLEGARIA
HUMILDE |
LA
RELIGIÓN EN LA SOCIEDADS ACTUAL |
LANZA
DEL VASTO |
DIOS
APUESTA POR EL HOMBRE |
{1
(21)} |
1.
EL SENTIDO DE LO SAGRADO |
ACABAMOS
de salir de un largo período en el que, dentro de la vida de la Iglesia,
fórmulas, símbolos y signos han sido poco comprensibles. De donde el deseo de
hacer tabla rasa a fin de aproximarse a Dios por otros caminos. Puede, en
ello, haber una sana reacción contra todo lo que significa automatismo,
ausencia de participación, palabras estereotipadas. |
Estamos
en vísperas de un nuevo amanecer. Pero nos permite presentir, a pesar de
todo, que la relación con Dios no suprime el misterio. Al contrario:
permanece una línea de separación más allá de la cual no es posible pasar
porque más allá está el misterio. |
Si
queremos explicarlo todo, nos exponemos a no comprender nada, pues así de
cierto es que, con la sola inteligencia, no podemos abarcar el misterio de la
Iglesia. Para acercarnos a él y penetrarlo, nada es tan necesario como los
actos, los gestos, los signos humildes, que alcanzan la profundidad de
nosotros mismos, los "arquetipos", como dicen algunos. |
El
fervor no se puede alimentar con la sola explicitación. En la vida de la
oración común no basta con los gestos más explicados para romper los
automatismos. |
Reduciéndolo
todo a fórmulas nos arriesgaríamos a perder el sentido de lo sagrado. Se
crearía un vacío en el cual se filtraría la indiferencia e incluso el
rechazo. El que pierde el sentido de lo sagrado siente la tentación de
ironizarlo y de convertirlo en deformación caricaturesca. Crece en él una
fuerza subyacente que expele cualquier gesto de humildad, hasta impedir
doblar la rodilla ante el misterio de Dios y de la Iglesia. |
Quien,
sin perder el sentido de lo sagrado, quiere lograr un mundo cada vez más
secularizado, ha de tener en cuenta dos cosas que le servirán para
profundizar en las fuentes de la vida contemplativa: |
a)
vivir el misterio de la Iglesia, b) permanecer en la espera contemplativa de
Dios. |
Roger
Schutz, en Dynamique du provisoire 2 (22) |
{2
(22)} |
2.
Sin privilegios |
COMO
GRAVITANDO en torno al gran misterio navideño, la liturgia nos lleva a
contemplar una constelación de personajes y santos que reviven, como figuras
de un gran belén, para ayudarnos a profundizar espiritualmente el sentido de
la encarnación del Verbo. Evocamos el más sugestivo, Maria, porque con la
fiesta de su Purificación (reverso de una sola celebración que comprende,
también, la Presentación de Jesús en el Templo), se cierra el tiempo de
Navidad. La celebración es antigua; de ella nos da cuenta santa Eteria,
intrépida peregrina española, que en el siglo IV ya la encontró establecida
en Tierra Santa y que la llamó Cuaresma de la manifestación del Señor,
Cuaresma de la Virgen... Ya entonces, la piedad de los más antiguos
cristianos, recordaba a Maria resumiendo en ella el significado espiritual de
la Navidad, desde el símbolo de su representación sencilla ―hoy
diríamos "secular"―, de mujer de pueblo como las demás
mujeres, que se sometía a un precepto legal sin alegar excusa alguna, a pesar
de que, para ella existía la razón más alta = u maternidad divinas, como para
expresar mejor que con mil razonamientos, que Cristo no viene a dar
privilegios de ningún género a sus seguidores. |
Cierto
que tampoco viene a rebajar ni a mundanizar ninguna de las exigencias
divinas, que seguirán siendo puras y totales; pero deja claro que no viene
para anticipar, precipitándolo, ningún triunfo, ni a que el reino de Dios
resista comparación posible con los reinos de este mundo. |
Los
aprovechados no tendrán cabida en el reino de Dios. Podrán, si acaso,
revolotear en torno a él, y hasta presumir por apropiación de los reflejos
que, al aproximarse, les alcancen; pero no entenderán su verdad ni vivirán su
vida. No será posible, a costa de Dios y de la Iglesia, buscar preeminencias
que Dios bendiga, y equivocarán camino los que apunten a puestos o dispongan
estrategias para sus medros porque los juzguen más fáciles que los que
reparto el mundo. Si de cualquier modo los alcanzaran, no serían más que
falsificaciones humanas de equivocados o frustrados que un día tendrían que
avergonzarse frente al juicio de Dios, y hasta de los hombres. |
{3
(23)} Encarnarse es descender al nivel común de los hombres ―«menos en
el pecado», puntualizar San Pablos. Las primeras generaciones cristianas ya
lo entendieron así. Y no tardaron en proponer a la Virgen como ejemplo,
porque la Virgen era símbolo de la Iglesia. Ellos sabían, porque Cristo lo
había proclamado, que era bienaventurada «más bien por haber oido la Palabra
de Dios y ponerla en práctica» que por haber engendrada materialmente al Hijo
de Dios. |
La
secularidad es la encarnación, es Dios que vino al mundo, al siglo. |
a
la tierra y al tiempo, para caminar junto a los hombres, "con"
ellos ―"Emmanuel"―. La Iglesia lo entiende y continúa
su gesto. Mientras los fieles seguimos a Cristo, sabemos que el reino está
cerca, pero que todavía no ha llegado, por lo menos en su fase triunfante,
que no nos es licito anticipar, sin cometer graves errores y tal vez incurrir
en idolatrías, porque ello no seria posible, en apariencia, sin objetivar la
trascendencia, o sin la pretensión vana de encerrarla en cualquier limitación
creada, presuntuosa y mezquina. |
Como
el agua que corre, como el sol todavía elevándose, como la vida que sigue,
así, la Palabra de Dios está en la vida de los que siguen a Cristo con fe,
puros de la codicia pretenciosa de cobrarse, antes de tiempo, el servicio que
le hacen a Dios. |
Somos
todavía caminantes, en trance aún de purificación, y andamos por los caminos
de los hombres, a campo abierto, sin tener ni pretender mansión estable, sino
sabiéndonos peregrinos en este siglo. Todo es provisional. Está muy de
acuerdo con el Evangelio que, cada vez más, por ejemplo, no sea un honor el
ser sacerdote o que ser cristiano no sea motivo de prestigio o recomendación
social. El que quiera acercarse a Cristo para seguirle sin reducciones
ideológicas ni escapatorias beatas o farisaicas, que no venga a nosotros con
esperanzas de compensaciones para su honra porque habrá cada vez menos
gratificaciones para repartir A ambiciosos pueblerinos. El que las espere
tendrá que buscarlas en otro lugar. Porque nos vamos Acercando, poco a poco:
fieles y pastores, a tener que repetir y a volver a creer que seguir a Cristo
es abandonarse a la suerte de quien dijo: «Las alimañas tienen cobijos y
guaridas, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». |
Pero
tiene la verdad y tiene el camino para la vida, porque él mismo es el camino
y la verdad y la vida. |
Hay
cuatro clases de hombres: el mediocre, que dice: lo mío es mío y lo tuyo es
tuyo; el hombre ordinario, que dice: lo mío es tuyo y lo tuyo es mío; el
santo, que dice: lo mío es tuyo y lo tuyo es tuyo. Finalmente hay el hombre
malvado que dice: lo tuyo es mío y lo mío es mío. |
DE
LA TRADICIÓN JUDÍA |
{4
(24)} |
3.
PRESUMIR DE LOS HIJOS |
SAMANIEGO
había ironizado sobre la altivez de la espiga hueca de granos, y la humildad
de la inclinada por el peso que promete generosidad de cosecha. |
Los
hombres solemos ser, con frecuencia, como las espigas; el soberbio se alaba a
sí mismo, tal vez porque, en el fondo duda de su propio valer; el humilde no
necesita la cuidada estrategia del juego de apariencias. No cabe duda de que
la Virgen María es ejemplo de humildad, o ¿qué mujer, que hubiese sido Madre
de Dios, se habría resignado al silencio que la relegara a la condición
humilde y sencilla de las demás mujeres pobres de su pueblo? |
Las
historias cuentan que a principios del verano de 1846, dos mujeres viajaban
en una misma diligencia-correo, en el trayecto de Ancona a Ferrara, entonces
pertenecientes, todavía, a los Estados Pontificios. Eran los principios del
pontificado de Pío IX, ese papa de talante liberal y amado por el pueblo, que
admiraba su sencillez; si bien más tarde no le faltarían aflicciones y
turbulencias que modificaron su carácter. |
Iban,
pues, dos mujeres en la citada diligencia. Una de ellas, más joven, ricamente
vestida y engalanada con joyas de precio, hubo de esperar, en la primera de
aquellas poblaciones, a que subiera una anciana, vestida decorosamente, pero
de aire sencillo y pacífico. La dama engalanada preguntó a la recién llegada
anciana, que ocupó asiento a su lado, en la diligencia, que adónde iba: |
―A
Senigallia— le contestó. |
―¿Vais
a Senigallia? La conozco. |
Es
una ciudad pobre... Yo voy a Turín. Turín es una gran ciudad y alberga
grandes títulos de nobleza. |
Yo
misma me visito con la marquesa de Suza, con la condesa de Ivrea, con la
condesa de Villanuova, con la baronesa de Asti Spumante... En invierno da
gusto participar en los bailes de la corte. ¿Vos asistís al {5 (25)} baile,
en Senigallia? |
La
anciana se limitó a sonreír y desvió la vista y las palabras contemplando el
Adriático, cuyas aguas eran visibles desde la ventanilla del carruaje. En una
de las paradas un mendigo se acercó a los viajeros, y la dama anciana
depositó una limosna. La dama ufana echó en el sombrero del mendigo,
ostentosamente, una moneda de plata. Diríase que una hinchazón de orgullo
comprimido hacia brillar los ojos y convertía en ampulosos los gestos y
palabras de la dama ricamente vestida. |
Finalmente
llegaron a Senigallia. |
La
dama rica iba a perder la compañía de la anciana que con pocas palabras, casi
monosilábicas, y amable y pacífica sonrisa había soportado caritativamente la
vanidad de su acompañante, a lo largo de todo el viaje. Pero la dama rica no
quiso perderse, en el último momento, la respuesta a lo que tal vez esperaba,
pero sobre lo que no había sido preguntada por la discreta anciana. |
―¡En
fin, señora, ya veo que no me conocéis dijo la señora engalanada, ya sin
disimular su orgullo―, mi hijo es gobernador! |
―¡Y
bien, distinguida dama, mi hijo es el Papa! ―Respondió la anciana, al
mismo apearse de la diligencia. Era, en efecto, la madre de Pío IX, que
volvía de la coronación de su hijo, que había tenido lugar en Roma, en la
basílica lateranense. Junto a la portezuela del carruaje la esperaban algunas
personas, entre las cuales un obispo, que le hizo una reverencia. |
Si
te viene el pensamiento de que todo lo que has pensado sobre Dios es
equivocado y que no hay Dios, no te consternes por ello. Tu falta de fe no
procede de que no hay Dios. Si no crees ya en el Dios en que creías antes,
eso procede de que en tu fe había algo equivocado, y debes esforzarte en
entender mejor a qué llamas Dios. Si un salvaje deja de creer en su dios de
madera, esto no significa que no hay Dios, sino sólo que Dios no es de
madera. |
LEÓN
TOLSTOY |
{6
(26)} |
4.
Secularidad y secularismo |
NO
SE TRATA de dar nuevas definiciones al cristianismo, ni de desvirtuar su
vigor o rebajar sus exigencias haciendo concesiones a estilos o modas para
mantener o aumentar la clientela. |
No
se trata de introducir una solución nominalista que nos libre de dar la
imagen de atrasados culturales, para tratar de salvar, a última hora, el
prestigio maltrecho. Ni tampoco se trata de recurrir a un "-ismo"
que, para criterios simplemente humanos, encubra retrasos prácticos, excuse
ignorancias crasas o absuelva de obtusidades mentales, que no tendrían
justificación. |
Por
eso no somos partidarios —creemos que no podemos serlo― del
secularismo, cuando por él se entiende una actitud sistemáticamente
iconoclasta, neurotizada por la obsesiva visión de un mundo cerrado que
incurre en los mismos errores que censura de los demás, con la pretensión de
imponer, con esa reincidencia, su concepto propio de cristianismo, al fin y
al cabo reducido a una ideología más que, esta vez, se llama secularismo. |
El
secularismo es una reducción sectaria; la secularidad, en cambio, es un
espíritu. Secularismo y secularidad aparecen como una reacción frente al
concepto estático del cristianismo más o menos convencional; pero mientras el
primero opone una reacción inquieta, novelera, cambiante, inestable, la
secularidad se presenta como una reacción activa, creadora, explicativa,
desarrollante. El primero reduce lo espiritual a lo secular; la segunda se
eleva a lo espiritual desde lo secular, liberándolo. El primero se detiene
clamorosamente en lo superficial, aparente, más preocupado por la imagen,
autocontemplativo; la secularidad tiende a lo profundo y es desprendida,
proyectada al mundo para espiritualizar, simplificándolas, sus estructuras, y
evitar que cristalicen en la inmovilidad. El secularismo es más destructivo
que revolucionario, en apariencia más intransigente, pero en realidad más
anárquico; la secularidad es espiritualmente revolucionaria, es decir, que
acelera la evolución desde un realismo total, superador de los sectarismos
díscolos, destructivos. |
Cristo,
respecto del judaísmo, es un hombre secular, difícilmente {7 (27)}
encasillable y, por lo tanto, controlable por el poder de aquella sociedad
sedimentada en la teocracia. Y el cristianismo surge liberándose de las
estructuras sacralizadas del judaísmo, y es merced a ello que se hace
universal. Desde la sacralización y de las idolatrías del poder se explican
la muerte de Cristo, los sufrimientos de los mártires y las luchas y
contradicciones que ha padecido la Iglesia. Tanto cuando los poderosos del
mundo han querido aprovecharse de ella para integrarla en sus sistemas de
dominio, como cuando ha sido tentada para repetir, en su vertiente humana,
esas reducciones sacralizadas tendentes a encerrarla en sí misma, sofocando,
de este modo, la necesidad expansiva y profundizadora de su mensaje
libertador, redentor, a cambio de apariencias de grandeza y solidez terrena,
como la de los grandes del mundo rivalizando con ella. Afortunadamente, cada
una de estas tentaciones ha sido compensado por otras tantas reacciones de
signo espiritual, de vuelta al Evangelio, que han protagonizado los santos,
los cuales, desde heroicas posiciones de desprendimiento frente a todo lo que
representaba seguridad y prestigio, dentro del concierto humano incluso
creyente, que les envolvía, repetían en sí mismos las actitudes de Cristo y
el espíritu de las primeras comunidades cristianas. No otra cosa
representaron el movimiento eremítico y el origen del monacato, las grandes
órdenes medievales y las fundaciones religiosas de los albores de la Edad
Moderna. Los fundadores y reformadores siempre partieron del desprendimiento,
de la desacralización de las seguridades, incluso jurídicas, buscando y
defendiendo su libertad para seguir a Cristo. Ellos han salvado la santidad de
la Iglesia, es decir, la radical fidelidad a Cristo, y han evitado los males
de una fosilización institucional que la hubieran podido hacer regresar al
espíritu de la Sinagoga, al sectarismo judaizante, al servilismo de la ley, a
las idolatrías del poder. Que son el refugio de los miedos y de las
ansiedades vanas cuando falla la fe. |
El
cristianismo es liberación, y enseña a ser libres para el bien. |
Nadie
que no alcance a ser, primeramente, él mismo libre, podrá jamás liberar a los
demás, había dicho Mounier. Esa libertad está en la secularidad. Nadie podrá
liberar al mundo, si no está en el mundo, sin ser del mundo. Es la
secularidad de la levadura y de la luz: |
el
secularismo corrompería la levadura y convertiría en tinieblas la luz;
mientras que la secularidad trasforma la masa por la levadura e ilumina la
oscuridad con la luz. |
La
ciencia sin religión está coja, la religión sin ciencia es ciega. |
ALBERT
EINSTEIN |
{8
(28)} |
5.
LA CRÍTICA FÁCIL Y DIFÍCIL |
SE
HABLA de desinterés por la religión y de decadencia del cristianismo, pero lo
cierto es que, incluso en los diarios liberales y agnósticos aparecen, día
tras día, informaciones y comentarios directa o indirectamente referidos a
temas religiosos. Y si bien no siempre demuestran una objetividad que los
hagan, sin más, fiables, por lo menos revelan el concepto que del
cristianismo tienen algunos comentadores y críticos. |
Inevitablemente
produce dolor la inexactitud o el oportunismo tendencioso de alguna letra
impresa, cuando se piensa en la cantidad de lectores desinformados a los que
pueda alcanzar. Pero no por ello han de dejarse de constatar algunos
beneficios. Por lo pronto nos enteramos de los juicios que merecen a algunos
y a alguna parte de la sociedad, nuestras creencias y el conjunto moral de
«pueblo de Dios» en que se profesan. También es cierto que algunas de las
críticas no nos pueden alarmar porque nos damos cuenta que parten de
supuestos inexactos o se apoyan en datos improvisados e incompletos; otras
son simple repetición de las mismas que internamente se hace la misma
Iglesia, en busca incesante de conversión y purificación; otras, finalmente,
debemos agradecerlas porque nos descubren o recuerdan aspectos que, desde
dentro de ella, éramos propensos a olvidar. |
Las
críticas pueden venir del despecho, de la envidia, del resentimiento; pero no
es menos cierto que también de la nobleza y honestidad de quienes nos
contemplan, pues la Iglesia no tiene el monopolio de la virtud ni de la buena
intención. Si bien es lógico que supongamos que la conozcan menos los
extraños y que lo que en ella es esencial ―fe, gracia― les
resulte incomprensible, lo cual les descalifica para juzgar de ella más allá
de sus aspectos históricos o de las valoraciones humanas, culturales,
sociales. Pero la crítica formulada con honestidad nunca debe de alarmarnos
ni de entristecernos, porque nos preserva, por lo menos, de triunfalismos
peligrosos. |
Es
triste, sin embargo ―ya no se trata en general de la prensa―, la
ligereza de quienes, desde la cómoda posición de la irresponsabilidad, se
atreven a juzgar doctrinas en las que no creen, proponer reformas para
instituciones de las que son ajenos, o dar consejos de remedios que ellos
mismos no se aplican. Espectadores descomprometidos, teóricos aficionados
que, si en vez de hablar de religión, osaran, con igual ignorancia, tratar de
discutir de matemáticas o de medicina, serían el hazmerreir de sus oyentes.
¿Será que abusan de la gratuidad de Dios para hablar de él impúdicamente en
vano? |
{9
(29)} |
6.
PLEGARIA HUMILDE |
Oh
Jesús, Señor mío, yo creo y por tu gracia yo quiero creer |
y
reconocer que es verdad hasta el fin del mundo, |
que
nada de grande se hace sin sufrimiento, |
sin
humillación |
y
que, por estos medios, todas las cosas son posibles. |
Yo
creo, Dios mío, |
que
la pobreza es mejor que la riqueza, |
el
dolor mejor que el placer, |
la
oscuridad y el desprecio mejor que el renombre, |
y
la humildad mejor que los honores. |
Dios
mío, no te pido que me sometas a estas pruebas, |
que
no sé si podría soportar; |
pero,
por lo menos, Señor, tanto en prosperidad como adversidad, |
yo
quiero creer lo que he dicho: |
no
quiero poner mi confianza en la riqueza, |
el
rango, el poder, la reputación; |
{10
(30),,} |
no
quiero que mi corazón descanse en el éxito de este mundo, |
ni
se apoye en sus ventajas; |
no
quiero desear lo que los hombres llaman |
recompensas
de la vida. |
Antes
bien yo quiero, con tu gracia, |
preferir
lo que el mundo desdeña u olvida, |
honrar
a los pobres, |
venerar
a los que sufren |
admirar
y venerar a tus santos y confesores |
y
caminar con ellos, sin hacer caso de los criterios del mundo. |
Finalmente,
mi amado Señor, soy tan débil |
que
no soy capaz de pedirte estos sufrimientos como un don, |
y
no tengo fuerza para hacerlo; |
pero
te pido, por lo menos, |
que
sepa recibirlos, |
cuando
tu sabiduría y tu amor me los quisieran mandar. |
{12
(32)} |
7.
LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD ACTUAL |
A
VECES tomamos como señal de descristianización lo que no es más que el
decaimiento de ideologías, substitutivas del verdadero cristianismo, y que
había sido posible construir a base de absolutizaciones parciales o
temporales del mensaje de Cristo. Aunque en ocasiones se haya pretendido
confundirlo con él, afortunadamente el cristianismo no es una ideología. Por
eso, lo que ocurre actualmente, tal vez tenga más que ver con una depuración
saludable que con un descenso del cristianismo. Las ideologías se anticipan
al ejercicio de la libertad humana, cuando resulta que la religión, en todo
caso, ha de ser tomada como una relación de libertad y de liberación
―redención― apoyada en la gracia, más que en ningún otro caso, en
el cristianismo. En este sentido nos parece interesante un trabajo de Gabriel
Armengual, publicado en el número 99 de «Qüestions de vida cristiana», cuyos
párrafos principales traducimos a continuación. |
Cuando
nos referimos al «aislamiento del cristiano» hacemos una afirmación
valorativa del creyente en el mundo de hoy. La primera cuestión que se
plantea es, por lo tanto, la de preguntar por la fe en este mundo actual,
caracterizado por un ateísmo masivo. |
Sobre
esta cuestión habría que considerar dos aspectos: |
el
primero, desde un análisis de la actualidad, desde la sociología, sobre el
lugar o función de la religión en el conjunto social de la formación del
capitalismo tardío; el segundo, desde la teología, sobre lo que es religión.
→ 13 (33) |
1.
La religión no es una ideología |
Esta
es la afirmación sociológica sobre el lugar y función de la religión en la
sociedad actual. Esta afirmación no es más que la aplicación a la religión de
la afirmación de Marcuse y Habermas (y, en general, de la escuela de
Frankfurt) sobre la ciencia y la técnica como ideología, aplicando el
concepto a las sociedades tecnológicamente avanzadas de nuestros días. |
El
nacimiento de la modernidad |
Las
raíces de nuestra sociedad arrancan de la Ilustración, del surgir de la
burguesía y la economía mercantilista: es el nacimiento de la modernidad y
del capitalismo como modo de producción. La sociedad moderna se caracteriza
por un desarrollo constante de las fuerzas productivas; desarrollo que no
depende del influjo de un marco institucional orientado según las tradiciones
culturales, sino que las fuerzas productivas se van independizando de dicho
marco y, de vez en cuando, un poniendo en cuestión, minándola y
destruyéndola, la fuerza legitimadora de las tradiciones culturales. |
La
nueva ideología |
El
capitalismo es el modo de producción que se caracteriza por la erosión de las
legitimaciones que provienen de las tradiciones culturales y cosmovisiones.
Pero también para ofrecer otra que ya no baja del cielo, sino que puede ser
recogida desde la base del trabajo social. Es la institución del mercado, en
la cual, los propietarios privados intercambian mercancías entre las que se
incluye, para los que carecen de propiedad, la propia fuerza del trabajo,
todo lo cual se rige por «la justicia del intercambio de equivalentes». Esta
es la ideología burguesa, expresada en las categorías de libertad, igualdad,
tolerancia, reciprocidad. |
Lo
que ocurre es que, estas categorías, en las leyes del mercado, se convierten
en la ley del más fuerte, para dar lugar a lo que se denomina capitalismo
liberal. |
La
consecuencia es que el poder ya no es político, sino económico, legitimado
por la ley del intercambio de equivalentes. Así, la racionalidad del
capitalismo acaba con la legitimación que provenía de cosmovisiones y
tradiciones culturales, carentes ya de vigencia social. |
{14
(34)} la primacía de las fuerzas productivas destaca la acción técnica
instrumental, basada en saberes empíricos y también en la elección nacional,
según estrategias que parten de saberes analíticos. La elección racional de
la acción estate oriente por una correcta valoración de las alemanes
posibles. Es lo que desde M. Weber, lleta el nombre de racionalización,
en nombre de la cual se implanta una forma determinada de dominación política
no confesada. |
La
doble racionalización |
Esta
racionalización se extiende en dos direcciones: |
a)
desde la base, la racionalidad invade todos los campos: |
educación,
sanidad, familia, seguridades económicas, laborales, de tiempo libre. Puede
ser indicativo el observar que las afiliados a sindicatos de izquierda no
siempre rotan a partidos políticos de izquierda. Por otra parte, b) desde
arriba, en tanto que interpretaciones del mundo, pierden fuerza convincente y
circulante y capacidad para motivar. Estas legitimaciones se substituyen por
otras que se basan, fundamentalmente, en la critica a las interpretaciones
del mundo y en los rendimientos del sistema. |
Son
las ideologías en sentido estricto a diferencia de las cosmovisiones. Tales
ideologías se basan siempre en la ciencia y en la técnica, que adquieren
función legitimadora y tienen carácter ideológico. |
Conciencia
tecnócrata |
En
la evolución del capitalismo se evidencia este proceso de racionalización. La
ciencia no sólo se convierte en primera fuerza productiva, sino que asume
funciones Legitimadoras. La ciencia se tecnifica y pasa a crear el fenómeno
de la conciencia tecnócrata, que subordina la política a la técnica. |
En
contra de las previsiones de Marx, luego de que La ciencia y la técnica se
conviertan en ideología, las fuerzas productivas pierden su carácter crítico,
progresista, revolucionario, y se convierten, paradójicamente, en
legitimadores del sistema. Es el punto en el cual los intereses de las
fuerzas productivas convergen con los de la autoperpetuación del sistema. |
Con
la tecnificación de la política las masas se despolitizan, incluso la
"moralidad" es eliminada. |
{15
(35)} |
Tres
consecuencias |
De
cuanto hemos descrito podemos deducir tres afirmaciones: 1.4 La ciencia y la
técnica han invadido todos los ámbitos y han substituido las tradiciones
culturales y las cosmovisiones. Y por esto la religión no es ya un elemento
de la estructura social, y menos todavía una ideología legitimadora, como
pudo ser en otras épocas. |
2.
Se da un gran vacío causado por la erosión que la racionalidad técnica del
capitalismo ha causado a las cosmovisiones y o las tradiciones culturales. Es
un vacío de acción comunicativa, de orden político y moral, incluso de crisis
de identidad: de legitimación a nivel estructural y de motivación a nivel
personal. |
3.
Para colmar este vacío no es posible volver a cosmovisiones para las cuales
sería preciso recurrir a estadios espirituales anteriores (milicos,
románticos...), que no responden a la problemática actual. Aunque si cabe una
apropiación crítica de las tradiciones culturales, con lo que podrían
recobrar vigencia, en la medida en que fueran internalizadas, y serían
internalizadas en la medida en que fueran objeto de discusión libre y
razonable. |
2.
La religión es la relación libre entre sujetos libres |
Se
trata de una afirmación teológica o definición de la religión que rechaza las
concepciones (en el fondo románticas) de la religión que, de antuvio, ya se
presenta como una cosmovisión. La religión (sobre todo y expresamente la
cristiana) no es, por su misma naturaleza, una interpretación global del
mundo, o «la captación global del sentido de la propia vida en un momento
histórico determinado». Tal concepto solamente podría ser operativo
presuponiendo una antropología (naturalista, romántica), no existente, del
hombre como ser estructuralmente religioso. La religión puede implicar
ciertos elementos de una cosmovisión, Y excluir otros, incluso, extrapolando,
puede explicar o excluir una cierta interpretación del mundo, pero en sí
mismo no es una interpretación del mundo, como lo muestra la misma historia
del fenómeno {16 (36)} religioso, que se ha vivido y ha convivido en multitud
de interpretaciones del mundo. |
Con
esta aclaración, tratemos de explicar el contenido de la afirmación
establecida. |
Libertad
y gracia |
La
libertad de la relación viene afirmada en su carácter de gratuidad, de
gracia, aunque se pueda considerar, además, como la respuesta adecuada al
deseo natural de alcanzar a Dios, porque la respuesta no es anterior a la
demanda o al deseo, sino al revés, el deseo mismo es ya acción gratuita y
libre de Dios, en quien lo suscita. En teología esto se suele mostrar tanto
en el plano ontológico trascendental (Rahner), como también, y es más
directamente teológico, en la doctrina de la Trinidad. La acción del Padre
(la creación = hacerse compañero de diálogo) es anterior y en vistas a la
encarnación del Hijo; lo mismo que la acción del espíritu no es otra cosa que
la demanda y la respuesta de nuestra fe en Dios, al acoger su autodonación, y
es así como nosotros volvemos a Dios volviendo Dios a sí mismo desde y
mediante la exteriorización o apertura divina al mundo. |
Superación
extrañamiento |
La
libertad de la relación se muestra también en la superación de todo
extrañamiento en esta relación: se alcanza la unión con el opuesto, como en
casa propia en la de otro, a sí mismo en el extraño, recobrando la propia
identidad y la autoconciencia. |
Este
movimiento de exteriorización y de retorno nos descubre el dinamismo
libertador de tal relación; no se trata de una libertad duda de una vez para
siempre, naturalísimamente, sino que la libertad consiste en edificarse en la
alteridad, no en la pura autoposesión particular, sino que es preciso salir
de sí mismo y reencontrarse en el otro. Dicho teológicamente, mediante la
cruz: pues ésta constituye el camino de la realización de la libertad, que es
todo lo contrario de un camino fáustico, acumulativo, progresivo, de
libertad. |
Religión
y persona |
La
libertad del hombre se hace visible, seguramente más que nunca, cuando la
religión deja de ser una cosmovisión y toma un carácter personal y
personalizador, y por eso mismo de libertad y liberador. El tema de la
personalización del hombre mediante la relación con Dios → {17 (37)}
debe ser uno de los temas mus originales del cristianismo. |
Por
un lado, la relación con Dios es ciertamente la expresión de la estructura
espiritual del hombre, de su "apertura al mundo" que jamás lejos de
lo inmediato dado, pero también esta "apertura al mundo" no pasaría
de simple ampliación del entorno si no fuera una apertura personalizadora
hacia Dios, es decir, si la relación con Dios no fuese liberadora y
constitutiva de la persona, en su singularidad, no reducible a género o
grupo, precisamente porque es una relación con lo absoluto, que no solamente
supera el colectivo anónimo o el particular concurrente, sino que posibilita,
crea y garantiza la afirmación de cada sujeto en su carácter de sujeto libre. |
Religión
y comunidad |
La
religión es también relación libre entre sujetos libres de la comunidad
religiosa. La relación con Dios se manifiesta en esta misma posibilidad y
realidad de relación libre, porque la relación entre tales sujetos no es
únicamente una relación singular más, sino la realidad que posibilita y hace
real la relación libre comunitaria. |
{18
(38)} La personalización se mediatiza en la relación con los desde. La
relación libre con Dios es la relación fundadora de la comunidad, porque
universaliza la relación personal, creando comunidad en la anulación de los
singulares, por lo cual. La comunidad deja de ver un conglomerado natural, de
carne y sangre, y pasa a ser comunidad de sujetos libres. |
Espíritu
comunicación y libertad |
¿Qué
tiene que ver esta definición de religión con lo dicho antes? |
1.
Que la religión, por su contenido, no se define como una cosmovisión, sino
como una relación libre de sujetos libres, que en relación personalizadora y
liberadora, constituyente de sujetos libres y capaces de un diálogo libre de
dominio y capaz de crear relaciones libres en la sociedad. Dicho en términos
teológicos: el espíritu vive en la comunidad, y por lo tanto ésta no depende
de objetividad externa alguna de ley o de tradición. Incluso el recuerdo que
tiene de Cristo es recuerdo de la propia historia de la comunidad que en él
tiene comienzo y se constituye, pero que no nos obliga a ser repetidores,
sino "seguidores". |
2.
La capacidad de crear discursos comunicativos le viene de la misma libertad,
que es la única determinación: libertad que no se creen mediante acción
técnica alguna, sino mediante la superación de cualquier no-identidad. De
donde, para la reactualización constante de la "tradición"
(paradosis) del Señor, es esencialmente una comunidad enarrante constituida
por la interacción y la comunicación. |
3.
La "vocación a la libertad", que nos ha constituido en Hijos es un
llamamiento para liberar la creación entera. |
La
libertad y la cruz |
Por
todo ello, si se pueden encontrar situaciones en las que el cristiano aparece
como aislado en el mundo actual, tales situaciones han de tomarse como
impulsos del cristiano hacia el exterior, hacia la comunicación y hacia la
realización de la libertad. Pero esto no puede tomarse como un proyecto de
cumplimiento inmediato, porque la realización de esta liberación total se va
produciendo, en este mundo, por medio de la cruz y de la conversión o
transformación. |
LANZA
DEL VASTO. |
Discípulo
de Gandhi, quien le impuso el sobrenombre de Shantidas, aprendió de él la
doctrina de la paz y de la no violencia, desde posiciones no sólo cristianas,
sino incluso católicas. De regreso a Europa, fundó una primera comunidad
pacifista en Montpellier, regida por estos siete principios: obediencia a la
decisión común, trabajo manual, responsabilidad y corresponsabilidad,
purificación, veracidad, no violencia y pobreza. Todo dentro de un marco
austero, pues la jornada de la comunidad tiene su inicio a las cinco de la
mañana y finaliza a las diez de la noche. Los alimentos no comprenden la
carne. Tampoco se admiten asalariados, sino que todo se comparte. Otras
fundaciones se esparcieron por Europa y, finalmente acababa de iniciarse una
en nuestra misma provincia, en Elche de la Sierra, donde precisamente la
muerte acaba de sorprender a este insigne pacifista. Hace muy poco que, con
ocasión de su estancia cerca de nosotros, había declarado: «Creamos
comunidades tales en las que, si todos hicieran lo mismo, no habría guerra,
ni revolución, ni miseria, ni servidumbre. Compartimos nuestros bienes, no
los acumulamos ni personal ni comunitariamente. Todo el sobrante que nos
queda va destinado al Tercer Mundo». |
{19
(39)} |
8.
Dios apuesta por el hombre |
Decir
que el optimismo tiene la última palabra es reconocer que el pesimismo tendrá
muchas de las palabras penúltimas. Decir que es la última supone igualmente
que el optimismo gana esa palabra vencedora en la fe, no meramente en la
experiencia de la vida; y la gana contra la incredulidad (lo que no significa
contra la realidad, ni al margen de ella, ni como huida de ella...)
Finalmente, decir que es la última supone recibir esa palabra como gracia. |
Y
por eso no es falso, aunque sea hiperbólico, decir que, el ser cristiano, en
definitiva, no consiste en creer en Dios, sino en creer en el hombre. ¡Esto
es lo difícil y lo milagroso! Pero creer en el hombre, no porque éste se
muestre, o se haya mostrado, o se vaya a mostrar en el futuro digno merecedor
de esa fe, sino por algo más radical: porque primero Dios ha creído en él,
porque Dios tuvo esa audacia de apostar primero por el hombre y, en esa
apuesta, le ha salvado. |
José
Ignacio González Faus José Ignacio González Faus |
|