Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm.
199. DICIEMBRE. Año 1982 |
0.
SUMARIO |
HAY
una esperanza más pura que la esperanza de obtener, de alcanzar: es la que se
elabora en el pensamiento, es la esperanza de saber, de entender, de
comprender. Esa es la gran esperanza que Cristo vino a colmar, como Sabiduría
de Dios: por él comenzamos a saber, a entender, a comprender nuestra propia
vida Fiel sentido del mundo, en camino hacia Dios. |
ENTRE
AMOR Y ESPERANZA |
BRISA
DE DIOS |
TRES
FRASES Y TRES PAPAS |
COMO
LAS ESTRELLAS |
EL
PAPA WOJTYLA Y EL "PAPA BLANQUERNA" |
PARA
CAMBIAR LA FORMA DEL MUNDO |
{1
(161)} |
1.
ENTRE AMOR Y ESPERANZA |
Por
cuanto tu justicia, Señor, tiene mayor bondad, poder, sabiduría y amor que
toda otra naturaleza creada, por eso das mayor perfección a tu humanidad que
a ninguna otra naturaleza creada. Y como esto sea así, conviene, pues, que
todos los ángeles y todas las almas de los santos, y aun todos los cuerpos de
los bienaventurados, después de la resurrección, tengan gloria en tu humana
naturaleza y por ella puedan ascender a haberla mayor en tu naturaleza
divina.... |
Tan
iluminado e inflamado de la divina luz estaba el espíritu de Blanquerna, que
decía estas palabras: «La mayor verdad que sea conjunta de verdad increada y
creada es en la encarnación; luego ¿cómo son más los hombres que la ignoran,
descreen y menosprecian que los que la honran y creen? ¡Ah justicia divina!
Tú, que eras tan grande de poder, saber y perfección, ¿qué harás?;
¿castigarás estos defectos tan grandes y tan mortales? ¡Ah misericordia! Tú,
en quien hay tanta benignidad, amor ciencia y humildad, ¿los perdonarás?»
Aquí lloró Blanquerna; y entre amor y esperanza se entristecía y se alegraba
contemplando la santa encarnación del Hijo de Dios. |
Ramón
Llull, en Llibre de contemplació, capítulo VI, traducción anónima castellana del siglo
XVIII. |
{2
(162)} |
2.
Brisa de Dios |
EL
AGUA, la vida, la luz, la verdad... surgen del silencio: de la profundidad de
la tierra, del misterio del ser, de la transparencia inaprensible, de la
quietud del pensamiento. El agua ruidosa no es pura, la vida agitada se rompe
en la muerte, la luz clamorosa es explosiva, pero la verdad es evidente y
silenciosa. Dios mismo es luz y vida y transparencia de verdad, desde el
silencio activo de su ser eterno. Y, cuando vino a nosotros, vino en
silencio, como remansando su presencia en el corazón de los primeros que le
recibieron: María, José, los pastores, los magos... |
Comenzó
haciéndose luz en la fe silenciosa de cada una de estas almas, aliento cálido
de vida para una novedad amanecida como milagro de la esperanza en cada uno
de ellos, que desde tiempo tenían puesto el corazón hacia Dios, que enviaría
el Salvador como, un rocío, dijo Isaías. Y esa presencia divina hubo de ser
expresada con palabras que la hicieran propia, porque les pertenecía, como
todo lo evidente e inmediato, sembrado en la vida como una semilla de luz. Y
ella, Maria, hubo de llamarle «hijo», y otros amigo, hermano, salvador,
sabiduría, remedio, esperanza cumplida, paz... |
y
todos «amor». Las primeras palabras de los primeros que se encontraron tan
cerca de Dios fueron todo, palabras silenciosas como el silencio del rocío
sobre las hojas, como el perfume discreto de las flores, como el color de las
cosas, como la luz sobre los cuerpos, como la sangre en las venas, como el
aire limpio en el cielo, como la paz guardada en las manos que bendicen...
Cristo vino así, en silencio. Aunque después añadamos músicas al arco
luminoso de esta presencia silenciosa. Cristo vino en silencio por: |
que
no tenía nada que ocultar tras los ruidos clamorosos que buscan distraerse
del dolor de las soledades. Cristo vino en silencio para que en la paz del
silencio le pudieran acoger los pobres, los limpios, los más sencillos. |
Cristo
era, totalmente, Palabra de Dios y, por eso, cuando vino a mostrarse a
nosotros como Palabra divina, omnipotente, dejó su altura real y descendió
hasta nosotros «cuando un silencio apacible envolvía todas las cosas» (Sab
18,14). Ya antes, Elías había experimentado que en el huracán no estaba {3
(163)} Dios, ni en los estruendos de las grandiosidades meteóricas, sino en
la suavidad de la brisa (1.º Re 19, 11-13). Dios se descubre cuando el
silencio lo acoge, cuando la oración abre el pensamiento hacia él, y la fe
reconoce su proximidad. De otro modo, los primeros que lo recibieron, los que
tuvieron fe cristiana antes que nadie, no lo habrían reconocido. |
Es
comprensible que añadamos músicas a la luz de Navidad; es legítimo que nos
alegremos al recordar el Nacimiento de Jesucristo. Pero es indispensable
superar la ruidosidad consumística y espectacular que se monta con pretextos
cristianos, para no reducir a fiesta pagana lo que ha de ser una celebración
cristiana, por lo menos para aquellos que profesamos la fe en Jesucristo,
Hijo de Dios, Palabra de Dios a los hombres, Primogénito de la humanidad
redimida. |
{4
(164)} |
3.
Tres frases y tres Papas |
EL
RESPETO que nos debe merecer la figura y la misión del sucesor de Pedro nos
impide dejarnos llevar por la riada triunfalista y casi divinizadora de su
personalidad, e igualmente no nos consiente exagerar el valor de sus
palabras. Lo primero sería ofenderle sustituyéndole por Dios; lo segundo
equivaldría a falsificar la Iglesia y relegar el Evangelio. Con razón, el
diario ABC#, en un editorial, advertía prudentemente: «Este hombre cuya
palabra y cuya presencia ha despertado un eco multitudinario no es la
Iglesia». Y cabría añadir, con mayor motivo: «Este hombre no es Dios». Quien
no lo tuviera en cuenta, y cualquiera que fuera el efecto o interés
pretendido, ofendería al Papa y perjudicaría gravemente a la Iglesia. Tampoco
es adulándole como más se le ama, ni apropiándose de su imagen y
manipulándola como mejor se pertenece a la Iglesia. |
Afortunadamente,
antes de partir nos ha dejado tres frases que, si las profundizamos, valen
más que todos sus discursos y condensan la razón de todo su mensaje. Sería
una prueba de amor al Papa y un beneficio para la Iglesia hacerlas tema de
nuestra reflexión y oración personal y sacar de ellas, honestamente y
valientemente, las derivaciones comunitarias y sociales que se desprenden de
las mismas. |
La
primera de ellas nos la decía el Papa, al despedirse, cuando nos invitaba a
iluminar desde la fe vuestro futuro». Porque es imposible construir la vida y
abrirla a la esperanza sin partir de la fe. Por eso en Madrid había dicho a
los jóvenes. «Sed fieles a la fe en Jesucristo». Porque la fe en Jesucristo,
{5 (165)} el Jesucristo del Evangelio, es insustituible. Los santos a los que
él se ha referido, no sin reiteración, durante su permanencia entre nosotros,
partieron de esta fe con muy pocos comentarios, salvo el de la entrega total
de sus vidas. Esta fe insustituible y radical se edifica sobre una realidad
que evita cualquier enajenación, y así el Papa añadía: «Sed fieles a vosotros
mismos». Y es aquí donde surgen los conflictos y la necesidad de comprometerse,
porque las realidades, para un cristiano, no pueden eludirse. Pero esta tarea
ya no es del Papa, o sólo del Papa. De otro modo no sería esperanza
cristiana, pues ésta se hace a partir de la fe, desde Jesucristo como
fundamento, y desde la realidad personal y social, desde cada uno y de todos,
para que el acercamiento a Dios no sea ilusión pasajera o apariencias
obtenidas por mera estimulación sociológica. Y, a partir de la verdad de
Cristo y de nuestra propia verdad, hacer Iglesia, purificándonos y
purificándola incesantemente. No podemos delegar en el Papa lo que hemos de
hacer nosotros; ni confiar en el Papa más que en Jesucristo. |
O,
como ya había advertido Pablo VI: «Es preciso volver siempre al Evangelio». |
Las
tres frases de Juan Pablo II nos evitarán engaños y desengaños lamentables,
completadas con la que acabamos de citar de Pablo VI y la que inspiró la
renovación iniciada por Juan XXIII, sacada del mismo Evangelio: «Atended a
los signos de los tiempos. |
Romance
de la Encarnación. |
En
aquel amor inmenso que de los dos procedía, palabras de gran regalo, el Padre
al Hijo decía... |
Al
que a ti te amare, Hijo, A mí mismo le daría, y el amor que yo en ti tengo,
ese mismo en él pondría, en razón de haber amado a quien yo tanto quería. |
San
Juan de la Cruz |
{6
(186)} |
4.
Como las estrellas. La beata Ángela de la Cruz y el Oratorio sevillano. |
LOS
SANTOS nunca van solos. |
Como
los grupos de estrellas que lucen en rodales del firmamento, así ello, forman
constelaciones en el cielo histórico de la Iglesia: Jerónimo, Paula,
Eustoquio ... Ambrosio, Mónica, Agustín...; Domingo, Francisco, Clara,
Buenaventura, Anselmo... Ignacio, Javier, Felipe Veri, Félix de Cantalizio,
Catalina de Ricci, Roberto Belarmino, Carlos Borromeo. Las teorías nominales
serían innumerables. |
Con
ocasión de haber sido beatificada por Juan Pablo II, la sevillana Sor Ángela
de la Cruz, nos ha bastado mirar hacia en rodal de azares, angustias y
bendiciones del siglo pasado andaluz y cortesano, para descubrir, junto a la
nueva beata, a otras almas santas, canonizadas o que podrían serlo, que
vivieron en su tiempo, que se trataron para compartir cansancios y esperanzas
de bien, transitando por las mismas calles mirando las cosas demás hombres
como hermanos que Dios les ponía cerca para remediarles los males y así
mostrar el amor que tenían por Cristo, reflejado en las miserias del mundo.
Los vaivenes políticos, las agitaciones sociales, las calamidades y miserias
no faltaron, y sirvieron de reto a la caridad de un buen puñado de almas
enamoradas de Cristo, cada cual en su puesto: pero que tuvieron
coincidencias, que se acompañaron, que se comprendieron y que se ayudaron.
Los demás hacían política, o conspiraban, o esperaban que otros se
adelantaran a precipitar cambios para mejorar el mundo, pero ellos
entendieron que desde la fe, debían lanzarse la tarea de hacer todo el bien
posible, por amor a Dios. |
No
se trata aquí de repetir los rasgos biográficos de Sor Ángela de la Cruz
difundido en estos días, por lo noticioso de su reciente beatificación. Nos
referiremos someramente al oratoriano Francisco de Jerónimo García Tejero
(1825-1909) que ingresó en el Oratorio de Sevilla {7 (167)} en 1852, y no
tardó, en emprender un amplio apostolado catequístico, que abarcó toda la
ciudad, en el que empleó a los seglares asiduos del Oratorio, y le valió el
apodo de "cura de los corrales", pues las reuniones, a veces un
tanto pintorescas, tenían lugar en los amplios patio en que convergían las
salidas de las casas sevillanas más humildes. |
Más
adelante fundaría dos congregaciones de mujeres dedicadas, la primera
―"Filipenses Hijas de María Dolorosa"― al generoso y
heroico fin de reinserción social de la mujer marginada, y otra
―"Hermanas de la Doctrina Cristiana"― dedicada
especialmente a la instrucción de la juventud. |
Angelita
Guerrero, todavía oficiala zapatera que trabajaba en el barrio de san Julián,
solía acudir a las predicciones del P. Tejero, que le aventajaba treinta años
en edad. |
Angelita
Guerrero ―la futura Sor Ángela de la Cruz― no contaba todavía
veinte años pero ya la vemos ayudando al P. Tejero en su fundación primera,
yendo a enseñar el arte de la confección de calzado a las mujeres amparadas
en su naciente obra apostólica. Además, el sacerdote que descubrió la
vocación de Angelita Guerrero a la santidad y la encauzó en la vida
espiritual y en los primeros pasos de la fundación que luego emprendería, fue
José Torres Padilla, que recibía consejo y era penitente del Padre Tejero. A
don José Torres Padilla le llamaban en Sevilla, el "santero" porque
"hacía santos"... |
{8
(168)} En el momento de su muerte, junto con Ángela de la Cruz, encontramos
cerca de don José Torres Padilla, a nuestro Padre Tejero, del Oratorio de
Sevilla, que le asiste. |
Ya
están todos en el cielo, los que habían compartido, en un mismo tiempo y
lugar, sin celos, la emulación por la santidad y por el bien misericordioso
de sus conciudadanos. Podríamos completar estas relaciones espirituales y
apostólicas con otros nombres: por ejemplo el de san Antonio María Claret
(amigo de los oratorianos de Vic y de Barcelona, que le acogieron y
acompañaron en horas difíciles...), con quien hubo de tratar, en Madrid, para
la primera congregación del Padre Tejero, la cofundadora y santa mujer
Dolores Márquez; también santa María Micaela del Santísimo Sacramento, quien,
de paso por Sevilla, estuvo cerca de la obra del Padre Tejero en la oración y
el estímulo, mandando antes de dejar Sevilla, a la comunidad recién fundada,
un hermoso ramo de flores... |
Sí,
podemos decir que los santos forman rodales de luz en el cielo de la Iglesia,
como las constelaciones del firmamento que presiden la oscuridad de la noche
con el resplandor de su pureza, mientras anuncian la plenitud ―y nos
consuelan con su esperanza― del amanecer del resplandor total de la luz
de Cristo. |
SÓLO
POR BUSCAR MÁS DE CERCA A DIOS. |
Todo
lo que ha de ser grande para Dios, comienza siendo humilde para los hombres. |
Es
una ley que Dios impone a lo que quiere puro, liberado de las esclavitudes
mundanas. |
Por
esto nació él mismo en la humildad y por esto buscó a los primeros para su
Iglesia, entre los capaces de desprendimiento, porque sólo así estarían
dispuestos para la entrega total. Escribiendo al padre Tejero, la madre
Dolores Márquez (la primera con la que contó para su fundación) se acusaba:
«...yo miro, como usted me ha dicho muchas veces, el resultado de la obra más
de lo que debo», cuando «las obras de Dios no se miden por los resultados». Y
en otra parte: «Fui a Sevilla, dejando el pueblo de mis padres y los lazos
familiares, sólo por buscar más de cerca a Dios. Estando allí me vio el Padre
Tejero en cuya mente surgía el pensamiento de fundar una casa asilo de
desgraciadas jóvenes. Y creyó que podía proponerme su idea para lo que le
parecía apta... Empecé con otra señorita y la dirección del Padre y ya me
entregué con todas las veras de mi alma a la obra. Algunos triunfos me
animaban; pero siempre me parecía todo pequeño y que no conseguía el fruto
que yo anhelaba...» Mas «todos me aseguraban que mi llamamiento había sido de
Dios y en esta creencia trabajaba con gusto». |
¡Oh,
Señor!, que todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que
si no mirásemos otra cosa sino el camino, presto llegaríamos: mas damos mil
caídas y tropiezos y erramos el camino por no poner los ojos, como digo, en
el verdadero camino. Parece que nunca se anduvo, según se nos hace nuevo.
Cosa es para lastimar, por cierto, lo que algunas veces pasa. Pues tocar en
un puntillo de ser menos, no se sufre, ni Parece que se ha de poder sufrir;
luego dicen: no somos santos... Mirad que, aunque no lo somos, es gran bien
pensar, si nos esforzamos, la podríamos ser, dándonos Dios la mano; y no
hayáis miedo que quede por él, si no queda por nosotros. |
Santa
Teresa de Jesús, en Camino de Perfección, XVI |
{9
(169)} |
5.
EL PAPA WOJTYLA Y LA UTOPÍA DEL PAPA "BLANQUERNA", MIGUEL CRUZ
HERNÁNDEZ |
Ramón
Llull no sólo es importante en la literatura peninsular medieval porque en él
resplandece el primer catalán puro, sino porque su amor a Dios, a la Iglesia
y a las almas, le lleva a hacer acopio de toda la sabiduría de su tiempo para
convertirla en instrumento de su celo. Sabio, santo, poeta y apóstol, cuya
vida culmina con el martirio, es ejemplo de intelectuales cristianos. No le
bastó el latín, como a los escolásticos, y por eso escribió, además, en
catalán y en árabe, para hacerse entender de todos. Hoy, el profesor Cruz
Hernández, eminente arabista, honra nuestras páginas inspirándose en el
místico de Miramar y teniendo presente a Juan Pablo II. |
LA
HERMOSA peregrinación apostólica de Juan Pablo II, me ha hecho recordar la
bella utopía del "Papa Blanquerna". |
A
finales del siglo XII, el Beato Ramón Llull trazó una de las líneas
dialécticas más profundas del pensamiento cristiano. Toda su especulación, en
el aspecto teórico, estaba al servicio de la contemplación amorosa de Dios,
que por esencia es utópico y ucrónico, en cuanto está allende de todo espacio
físico fuera del tiempo. En la dimensión "práxica", es un camino
para llegar a una forma social ideal; y aunque el santo mallorquín
considerase que los príncipes de la Corona de Aragón ―«humilde rey de
alta corona»― estaban llamados a dicha empresa, en su más alta
dimensión universal precisaba de un "modelo" definitivo: el
ejemplificado en el Libre de Evast e de Aloma e de Blanquerna. |
Blanquerna
es el Quijote catalán a lo divino. La "caballería", la pedagogía,
la ética social o política, y las cumbres de la más alta espiritualidad,
tienen en él su humanal espejo, presentado como modelo, cuando la futura y
poderosa "burguesía" empezaba a apuntar en las tierras de la Corona
de Aragón, y que ya conocía bien el Beato, pues dice en ella, que se afanaban
tanto en el trabajo y en el conseguir buenas amistades, como temían a la
pobreza. |
Tal
juicio, expresado en 1.275, se adelantó casi quinientos años al «Manifiesto
Comunista» de Marx. |
No
corresponde a esta ocasión la descripción de la educación, desde la cuna y la
lactancia, del {10 (170)} simbólico hijo de Evast y Aloma; sólo voy a
referirme a la parte de la utopía que refiere cómo el "obispo"
Blanquerna fue nombrado "Papa"; su modo de ejercer el apostolado
pontifical y su renuncia para consagrarse después a la amorosa entrega del
Amado. |
Había
llegado Blanquerna a Roma y a la corte pontificia; cuando el anterior Papa
murió, sintió el apostólico peregrino un gran dolor, pues veía cómo los
motivos que le movieron a su viaje parecían frustrarse. Pero los cardenales,
movidos por la ejemplar vida de Blanquerna, referida por el "Juglar
Valor", le ofrecieron el trono papal, que aquél rechazó por sus
dificultades. Mas ante la afirmación de que sólo él podía remediar los males
eclesiales, Blanquerna aceptó, «para con ayuda de los cardenales hacer que
todos conociesen a Dios y le amasen». A este Papa ideal se presentó
"Ramón el loco", como gustaba llamarse el Beato Llull, para
referirle los males de la cristiandad. |
Ordenó
el "Papa Blanquerna" su corte; no quiso recluirse en su palacio,
sino que con frecuencia recorría a caballo la ciudad de Roma, para conocer a
fondo las necesidades de todos los humanos. |
Preocupose
por el apostolado universal, hasta que envejeció en su menester evangelizador
y recordó su antiguo deseo de entregarse a la vida contemplativa. |
Ahora,
al cabo de muchos siglos, el Papa Juan Pablo II, antes de llegar al
pontificado, pasó también por la múltiple y dura vida de la nación polaca
ocupada, oprimida y destruida por alemanes y rusos. Allí se formó, como
Blanquerna, amamantado desde la cuna por la fe cristiana, probado en el
hambre y en el trabajo; buscador del Amado en la obra de san Juan de la Cruz,
hasta llegar como cardenal a Roma, harto desprevenido de que pudiera ser
Pontífice. La inesperada muerte de Juan Pablo I, le llevó a la cátedra de
Pedro; y se impuso como misión ordenar la grey cristiana, peregrinando por
todas partes, para que Dios sea conocido y amado y por él su pueblo sea
bienaventurado». |
El
Papa Wojtyla no ha podido visitar el sosiego hermoso de Miramar, donde el
santo "Ramón el loco" soñó su eterna utopía. Yo le he visto en
Santiago, {11 (171)} en la catedral de la gran española y europea ganando el
jubileo con las mismas palabras y gestos que los peregrinos emplean desde
hace mucho más de un milenio. Y aunque estos paralelismos a algunos
apresurados no les digan nada, por una vez la sombra del "Papa
Blanquerna", caballero de amor, Quijote a lo divino, y sobre todo buscador
del Dios amor, se ha hecho realidad con Juan Pablo II, apóstol peregrino. |
{12
(172)} |
6.
Documento: PARA CAMBIAR LA FORMA DEL MUNDO |
NO
HAY fórmulas nuevas, para el creyente, porque están todas en el Evangelio de
Jesucristo: están en el espíritu de las bienaventuranzas, muy diferente del
espíritu mundano. En el mundo triunfa el más rico, el más fuerte, el que
organiza mejor la propaganda de su propia alabanza, el que sorprende y
desbarata a los adversarios por la astucia táctica que se burla de la
justicia más elemental, el que se vale de cualquier medio para asegurar la
propia prevalencia. El mundo aplaude a quien le complace y no a quien
denuncia vicios e injusticias; el mundo sigue al que cosecha triunfos, y no
se preocupa demasiado de si lleva razón. El mundo vive preocupado por la
propia seguridad y por ello es egoísta y enemigo del riesgo que implican los
ideales generosos que no aspiran a otras recompensas que las que da Dios. Por
todo esto, el Papa, después de proponer el ideal de las bienaventuranzas, se
refiere al amor ya la necesidad de profundizar en el conocimiento de Dios.
Esto es lo único que llevará a la verdadera libertad, a la transformación del
mundo en el cual el hombre será hijo de Dios y la humanidad entera una gran
hermandad junto al Padre de todos. El Papa, comentando el Evangelio de san
Mateo, en el pasaje de las bienaventuranzas (cap. 5), y apoyándose en unas
palabras de la 1." Carta del apóstol san Juan (cap. 2), dice estas
verdades a los jóvenes, pero que valen para todos los cristianos. |
Hace
unos momentos se nos invitaba a reflexionar sobre el texto de las
bienaventuranzas. En la base de ellas se halla una pregunta que vosotros os
ponéis con inquietud: |
¿por
qué existe el mal en el mundo? |
Bienaventuranzas |
Las
palabras de Cristo hablan de persecución, de llanto, de falta de paz y de
injusticia, de mentira y de insultos. |
E
indirectamente hablan del sufrimiento del hombre en su vida temporal. |
{13
(173)} Pero no se detienen ahí. Indican también un programa para superar el
mal con el bien. Efectivamente, los que lloran serán consolados; los que
sienten la ausencia de la justicia y tienen hambre y sed de ella serán
saciados; los operadores de paz serán llamados hijos de Dios; los
misericordiosos alcanzarán misericordia; los perseguidos por causa de la
justicia poseerán el reino de los cielos. |
¿Es
ésta solamente una promesa de futuro? Las certezas admirables que Jesus da a
sus discípulos se refieren sólo a la vida eterna, a un reino de los cielos
situado más allá de la muerte? |
Sabemos
bien, queridos jóvenes, que ese «reino de los cielos» es el «reino de Dios» y
que «está cerca» (Mt. 3, 2). |
Porque
ha sido inaugurado con la muerte y resurrección de Cristo. Si, está cerca,
porque en buena parte depende de nosotros, cristianos y discípulos" de
Jesús. |
Somos
nosotros, bautizados y confirmados en Cristo, los llamados a acercar ese
reino, a hacerlo visible y actual en este mundo, como preparación a su
establecimiento definitivo. |
Y
esto se logra con nuestro empeño personal, con nuestro esfuerzo y conducta
concorde con los preceptos del Señor, con nuestra fidelidad a su persona, con
nuestra imitación de su ejemplo, con nuestra dignidad moral. Así, el
cristiano vence el mal; y vosotros, jóvenes españoles, vencéis el mal con el
bien cada vez que, por amor y a ejemplo de Cristo, os libráis de la
esclavitud de quienes miran a tener más y no a ser más. |
El
dilema: tener o ser |
Cuando
sabéis ser dignamente sencillos en un mundo que paga cualquier precio al
poder; cuando sois limpios de corazón entre quien juzga sólo en términos de
sexo, de apariencia o hipocresía; cuando construís la paz, en un mundo de
violencia y guerra; cuando lucháis por la justicia ante la explotación del
hombre por el hombre o de una nación por la otra; cuando con la misericordia
generosa no buscáis la venganza, sino que llegáis a amar al enemigo; cuando
en medio del dolor y las dificultades no perdéis la esperanza y la constancia
en el bien, apoyados en el consuelo y ejemplo de Cristo y en el amor al
hombre hermano. Entonces os convertís en transformadores eficaces y radicales
del mundo y en constructores de la nueva civilización del amor, de la verdad,
de la justicia, que Cristo trae como mensaje. |
{14
(174)} |
El
Evangelio en la vida |
De
esta forma, el hombre ―sobre todo el joven― que se acerca a la
lectura de la palabra de Cristo con la pregunta de «por qué existe el mal en
el mundo», cuando acepta la verdad de las bienaventuranzas, termina
poniéndose otra pregunta: ¿qué hacer para vencer al mal con el bien? Más aún:
acaba ya con una respuesta a esa pregunta, que es fundamental en la
existencia humana. Y bien podemos decir que quien halla esta respuesta y sabe
orientar coherentemente su conducta ha logrado hacer penetrar el Evangelio en
su vida. Entonces es verdaderamente cristiano. |
Con
los criterios sólidos que saca de su convicción cristiana, el joven sabe
reaccionar debidamente ante un mundo de apariencias, de injusticia y
materialismo que le rodea. |
Ante
la manipulación de la que puede sentirse objeto mediante la droga, el sexo
exasperado, la violencia, el joven cristiano no buscará métodos de acción que
le lleven a la espiral del terrorismo; éste le hundiría en el mismo o mayor
mal que critica y depreca. No caerá en la inseguridad y la desmoralización,
ni se refugiará en vacíos paraísos de evasión o de indiferentismo. Ni la
droga, ni el alcohol, ni el sexo, ni un resignado positivismo acrítico
―eso que vosotros llamáis "pasotismo"― son una
respuesta frente al mal. La respuesta vuestra ha de venir desde una postura
sanamente crítica, desde la lucha contra una masificación en el pensar y en
el vivir que a veces se os trata de imponer; que se ofrece en tantas lecturas
y medios de comunicación social. |
Evitar
la manipulación |
¡Jóvenes!
¡Amigos! Habéis de ser vosotros mismos, sin dejaros manipular; teniendo
criterios sólidos de conducta. |
En
una palabra: con modelos de vida en los que se pueda confiar, en los que
podáis reflejar toda vuestra generosa capacidad creativa, toda vuestra sed de
sinceridad y mejora social, sed de valores permanentes dignos de elecciones
sabias. Es el programa de lucha, para superar con el bien el mal. El programa
de las bienaventuranzas que Cristo os propone. |
Unamos
ahora la reflexión sobre las bienaventuranzas con las palabras antes
escuchadas de san Juan. |
La
fuerza del amor |
El
apóstol indica que quien ama a su hermano está en la luz, y el que le
aborrece está en las tinieblas; él escribe a las dos generaciones: a los
padres, que han conocido a Aquel que existe desde siempre; y a los hijos, {15
(175)} a vosotros los jóvenes, «que sois fuertes, y la palabra de Dios
permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno» (1 Jn., 2, 13 s.). |
¿Qué
sentido tienen estas palabras? San Juan habla dos reces de victoria sobre el
maligno; es decir, de la vi sobre el instigador del mal en el mundo. Es
idéntico tema al encontrado en las bienaventuranzas. |
Ahora
bien, sabemos que es Jesús quien nos da esa «victoria que vence el mundo» y
el mal que hay en el (cfr. |
1
Jn., 5, 4 s.), que lo caracteriza, porque «el mundo todo está bajo el
maligno» (ib., v. 19). |
Pero
notemos bien las dos condiciones o dimensiones esenciales que el Evangelio
pone para esa victoria: la primera es el amor; la segunda, el conocimiento de
Dios como Padre. |
El
amor a Dios y al prójimo es el distintivo del cristiano; es el precepto
«antiguo» y «nuevo» que caracteriza la revelación de Dios en el Antiguo y
Nuevo Testamento (cfr. DI., 0,5; Lev., 19, 8: Jn., 13, 34 s.). Es la «fuerza»
que vigoriza nuestra capacidad humana de amar, elevándola, por amor a Dios,
en el amor al «hermano» (1 Jn., 2, 9-11). |
El
amor tiene una enorme capacidad transformadora: |
cambia
las tinieblas del odio en luz. |
La
luz y las tinieblas |
Imaginaos
por un momento este magnífico estadio sin luz. No nos veríamos ni oiríamos.
¡Qué triste espectáculo sería! ¡Qué cambio, por el contrario, estando bien
iluminado! Con razón puede decirnos san Juan que «el que ama a su hermano
está en la luz», mientras que le aborrece «está en las tinieblas». Con esa
transformación interior se vence el mal, el egoísmo, las envidias, la
hipocresía y se hace prevalecer el bien. |
Lo
hace prevalecer nuestro conocimiento de Dios como Padre (cfr. Jn., 2, 14). Y,
por lo tanto, la visión del hombre como objeto del amor divino, como imagen
de Dios con destino eterno, como ser redimido por Cristo, como hijo del mismo
Padre del cielo. |
Por
ello, no como antagonista, no como adversario, sino como «hermano». ¡Cuántas
fuerzas del mal, de desunión, de muerte e insolidaridad se vencerían si esa
visión del hombre, no lobo para el hombre, sino hermano, se implantara
eficazmente en las relaciones entre personas, grupos sociales, razas,
religiones y naciones! |
{16
(176)} |
Responder
a la vida con el Evangelio |
Para
ello hace falta que, frente a la pregunta existencial del por qué el mal en
el mundo, descubramos en nosotros el amor como deseo de bien; más aun: como
exigencia de bien; como exigencia «antigua» y «nueva», actual, orientada
hacia los coeficientes únicos e irrepetibles de nuestra vida, de nuestro
momento histórico, de nuestros compañeros de camino hacia el Padre Así
entraremos en el ámbito de quienes dan una respuesta evangélica al problema
del mal y su superación en el bien. Así contribuiremos, desde la fidelidad a
nuestra relación con Dios-Padre y al nuevo mandamiento de Cristo, que es
verdadero Él y en nosotros (cfr. 1.° Jn.. 2,8), o que pasen las tinieblas y
aparezca la luz (ib.). |
Ése
es el camino para la construcción del reino de Cristo; donde tienen cabida
prevalente los pobres, los enfermos , los perseguidos, porque el hombre es
visto en su capacidad y tendencia hacia la plenitud de Dios. |
Un
reino donde impere la verdad, la dignidad del hombre, la responsabilidad, la
certeza de ser imagen de Dios. Un reino en el que se realice el proyecto
divino sobre el hombre basado en el amor, la libertad auténtica, el servicio
mutuo, la reconciliación de los hombres con Dios y entre si. Un reino al que
todos sois llamados para construirlo no sólo aisladamente, sino también
asociados en grupos o movimientos que hagan presente el Evangelio y sean luz
y fermento para los demás. |
Jesús
amigo de los Jóvenes |
Mis
queridos jóvenes: la lucha contra el mal se plantea en el propio corazón y en
la vida social. Cristo, Jesus de Nazaret, nos enseña cómo superarlo en el
bien. Nos lo enseña y nos invita a hacerlo con acento de amigo; de amigo que
no defrauda, que ofrece una experiencia de amistad, de la que tanto necesita
la juventud de hoy, tan ansiosa de amistades sinceras y fieles. Haced la
experiencia de esta amistad con Jesús. Vividla en la oración con El, en su
doctrina, en la enseñanza de la Iglesia que os la propone. |
María
Santísima, su Madre y nuestra, os introduzca por ese camino. Y os de valentía
el ejemplo de santa Teresa, esa extraordinaria mujer y santa; de san
Francisco Javier, el del gran corazón para el bien, y de tantos otros
compatriotas vuestros que consumieron su vida en hacer el bien a costa de
todo, aun de sí mismos. |
{17
(177)} |
Convertir
las tinieblas en luz |
Jóvenes
españoles: El mal es una realidad. Superarlo en el bien es una gran empresa.
Brotará de nuevo con la debilidad del hombre. Pero no hay que asustarse. La
gracia de Cristo y sus sacramentos están a nuestra disposición. entras
marchemos por el sendero transformador de las bienaventuranzas, estamos
venciendo el mal; estamos convirtiendo las tinieblas en luz. |
Sea
este vuestro camino; con Cristo, nuestra esperanza, nuestra Pascua. Y
acompañados siempre por la Madre común, la Virgen María. Así sea. |
La
idea del personalismo cristiano aplicado a las relaciones entre empresa y
hombre, empresario u obrero, es otra vertiente expresada en el discurso leído
por el Papa al mundo del trabajo. Extraemos los párrafos finales de su
exhortación pronunciada en Barcelona. |
El
trabajo es para el hombre, y no el hombre para el trabajo: por consiguiente,
también la empresa es para el hombre, y no el hombre para empresa. |
{18
(178)} Superar la innatural e ilógica antinomia entre capital y trabajo
―exasperada a menudo artificialmente por una lucha de clases
programada― es, para una sociedad que quiere ser justa, una exigencia
indispensable, fundada sobre la primacía del hombre sobre las cosas.
Solamente el hombre ―empresario w obrero― es sujeto del trabajo
yes persona; el capital no es más que "un conjunto de cosas". |
El
compromiso del empresario |
El
mundo económico ―lo sabéis bien― está sufriendo desde hace tiempo
una gran crisis. Ante tales dificultades, no vaciléis; no dudéis de vosotros
mismos; no caigáis en la tentación de abandonar la empresa, para dedicaros a
actividades profesionales egoístamente más tranquilas y menos
comprometedoras. Superad estas tentaciones de evasión y seguid valientemente
en vuestro puesto; esforzándoos en dar cada vez un rostro más humano a la
empresa, pensando en la gran aportación que ofrecéis al bien común cuando
abrís nuevas posibilidades de trabajo. |
La
solidaridad para la convivencia |
Y
ahora, al finalizar nuestro encuentro, quiero deciros una última palabra,
queridos hermanos obreros y queridos empresarios de España: ¡Sed solidarios! |
El
tiempo en que vivimos exige con urgencia que en la convivencia humana,
nacional e internacional, cada persona y grupo superen sus posiciones
inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más
difícil el diálogo e ineficaz el esfuerzo de colaboración. |
La
Iglesia no ignora la presencia de tensiones e incluso conflictos en el mundo
del trabajo. ¡Pero no es con los antagonismos o con la violencia como se
resuelven las dificultades! ¿Por qué no buscar vías de solución entre las
partes? ¿Por qué rechazar el diálogo paciente y sincero? |
¿Por
qué no recurrir a la buena voluntad de escucha, al mutuo respeto, al esfuerzo
de búsqueda leal y perseverante, aceptando acuerdos incluso parciales, pero
portadores siempre de nuevas esperanzas? |
El
trabajo tiene en sí una fuerza, que puede dar vida a una comunidad: la
solidaridad. Tal solidaridad, abierta, dinámica, universal por naturaleza,
nunca será negativa; una "solidaridad contra", sino positiva y
constructiva, una "solidaridad para", para el trabajo, para la
justicia, para la paz, para el bienestar y para la verdad en la vida social. |
DECLARACIÓN
ACERCA DE LAUS. |
En
relación con el artículo 24 de la Ley 14-1966 de 19 de marzo, de Prensa e
Imprenta, se hace constar: |
Que
LAUS es una publicación que pertenece a la Congregación del Oratorio de san
Felipe Neri. |
Que,
al igual que las demás obras apostólicas del Oratorio, se mantiene con las
aportaciones espontáneas de los fieles y el trabajo de los miembros de la
Congregación. |
Que
el contenido propagandístico y de anuncios que figura en la publicación es
económicamente desinteresado. |
Que
el P. Ramón Mas Cassanelles es el director de la revista y autor de los
artículos que van sin referencia. |
Agradecemos
la constante simpatía y apoyo de cuantos nos animan en nuestra tarea. |
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