Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm.
217. DICIEMBRE. Año 1984 |
0.
SUMARIO |
LA
LIBERTAD es necesaria y, a la vez, temida. Se resiste a concederla el que
identifica bondad con poder, y tiene miedo a usarla el inexperto que la
descubre por primera vez. Sólo la compañía de Dios, en nuestra historia de
hombres, nos conforta con la presencia adorable de su Hijo, Jesucristo,
haciéndonos partícipes de la filiación divina, y enseñándonos que todos somos
hermanos. Desde este momento, la verdadera libertad ya no es un peligro que
temer, sino una necesidad para poder decidirse a obrar como Dios obraría, y
para amar como él ama. Sin este amor, que sólo ella hace posible, nadie
podría contraer compromisos con la verdad y la justicia, y menos aún podría
ser santo. |
CRISTO
O MARX |
EL
PADRE, CRISTO Y LOS HOMBRES |
JUAN
XXIII Y PABLO |
LA
INMACULADA Y EL ORATORIO |
LAS
CUEVAS DE BELÉN |
ENCARNACIÓN
Y TEOLOGÍA |
{1
(161)} |
1.
CRISTO O MARX |
No
por referencia a Marx, sino por referencia a Cristo. Por eso es muy
importante profundizar a nivel de fe, a nivel de reflexión teológica y
espiritual esta "opción por los pobres". Porque no puede tratarse
de una opción coyuntural, es decir, que no sólo porque hay pobres resulta que
la Iglesia quiere inclinarse a ellos, sino porque las raíces de esta opción
residen en la misma naturaleza de la Iglesia, en la misma relación con el
Jesús que hemos conocido y en la propia experiencia que hicieron los
apóstoles. Por estos motivos nuestras razones no son de orden político, ni de
orden ideológico, sino de orden estrictamente teológico, o sea que derivan de
la riqueza misma de nuestra fe, de lo que guardamos de nuestra esperanza y de
la referencia que hacemos a Dios. Y esto es precisamente lo que irrita a los
que nos calumnian sin comprender qué es la Iglesia. Hemos llegado a eso, no
porque hemos leído «El Capital» de Marx, sino porque hemos leído los
Evangelios y adoramos a Jesucristo y amamos a Dios. |
LEONARDO
BOFF, julio 1984 2 (182) |
{2
(182)} |
2.
El Padre, Cristo y los hombres |
LOS
que buscan explicaciones al espíritu de la precoz independencia que distingue
a las nuevas generaciones, han creído descubrirlo en la teoría freudiana del
«rechazo del padre», y la han utilizado incluso para adivinar la llamada
crisis del cristianismo contemporáneo, huérfano de Dios, según dicen: pues lo
cierto es que hay aspectos de los valores positivos cristianos, que se
aplican de manera secularizada, abstraídos de toda trascendencia
sobrenatural, como la fraternidad, la justicia, el amor a todo hombre, la
no-violencia, y otros. Ocurriría que en el cristianismo contemporáneo se da
la preferencia a la figura de Jesucristo, el Hijo de Dios, como oposición a
la persona de Dios Padre, quedándonos sólo, o principalmente, con lo más
humano del misterio de la Redención, para motivar las urgencias concretas de
las nuevas teologías, en trance de resucitar, larvadamente, otra forma de
Arrianismo. De donde el énfasis de lo secular, la incesante invocación de los
derechos humanos, el compromiso por lo temporal, la suficiencia de la
mundanidad, el orgullo de la técnica, la critica a İA autoridad, el
desprecio por lo establecido e institucionalizado... |
Lo
más probable, sin embargo, es que todo sea efecto y desarrollo de aquella
sorprendente y colosal iniciativa divina, la Encarnación. Es posible que el
hombre se olvide de Dios, pero es absolutamente cierto que Dios jamás se ha
olvidado del hombre y que, precisamente como Padre, lo ha Amado tanto, «que
le ha dado su propio Hijo», en Jesucristo, para que fuera Dios-Hombre,
verdadero Hijo de Dios y primogénito entre todos ellos, considerados como
hermanos, porque, a partir de él, su propio Padre lo seria de todos los demás
hombres: seria el Padre nuestros, invocado por la gran familia humana sobre
la tierra, desde el tiempo, en la vida de este mundo, en el cual, cuando
contemplamos a Cristo en medio de todos, le reconocemos tan distante de las
demás formas de divinidad, porque en Cristo se supera la estrechez de raza,
de nación, de lengua y de rito, que sofocaba el concepto de Dios en las
religiones de todos los pueblos y hasta del mismo {3 (183)} pueblo judío, si
bien los profetas habían clamado por su día, y habían descrito su espíritu,
como evoca la Liturgia de este tiempo de Adviento y esperanza. Salvación,
libertad, justicia, santidad, hermandad universal auspiciaban. Al llegar
Cristo, sólo unos pocos le recibieron, porque él exigía una verdadera
conversión que tenía que transformar a cada hombre y las relaciones de todos
los hombres entre sí y con Dios. |
Y
en esto estamos. Las tensiones del cristianismo de nuestros días son signos
de que la Encarnación no se ha paralizado en abstracciones teóricas, ni se ha
podido condensar en preceptivas farisaicas; ni bastan las evocaciones
sentimentales, ni son posibles aplazamientos y remisiones ultraterrestres.
Por descontado que lo que Dios quiere darnos en Jesucristo, no cabe ni en
esta vida ni en nuestro tiempo; pero es igualmente cierto que nos compromete,
desde ahora mismo y radicalmente. Por la Encarnación no solamente confesamos
que Jesucristo, Hombre y Dios, es Hijo del Padre, sino que, a partir de él,
se genera una familia de hermanos, que a todos nos convierte en hijos de
Dios, a imagen suyo, con la obligación de convertirnos cada uno y de cambiar
y convertir el mundo. No se puede disociar un deber del otro, porque vienen a
ser la misma cosa, inseparablemente. Los que profesamos la fe cristiana hemos
de reproducir y continuar a Cristo. Y así, el Cristo-Hombre se hace piedra
fundamental y angular de una gran construcción que llamamos Iglesia, que
deviene el «Cristo místico». |
Si
el ser cristiano conllevara solamente la exigencia de una adhesión mental y
abstracta a Cristo, se acabarían los problemas y las tensiones. |
Pero
es precisamente esto lo que hay que hacer y que está por hacer. Por hacer en
este mundo, en nuestra vida, con los hombres que nos acompañan. Y Cristo está
ahí, como el hermano mayor de todos, como un modelo comprometido y
comprometedor, que no es posible eliminar, ni escamotear. Les dificultades de
In Iglesia de nuestros días, no son resultado de que con ella se repite la
historia de Cristo y sus contradictores, sino de que esta historia todavía no
ha terminado. Y comenzó con la Encarnación. Un cristianismo teórico, aséptico
y desencarnado no tendría dificultades. Pero tampoco sería cristianismo,
aunque usurpara su nombre. |
{4
(164)} |
3.
JUAN XXIII Y PABLO VI |
EL
MISMO modo que nadie pudo sorprenderse que, a la muerte de Pío XI, en 1939,
le sucediera con el nombre de Pío XII el cardenal Pacelli, nadie se habría
sorprendido que, a la muerte de éste, hubiese ocupado su puesto el entonces
arzobispo Montini (todavía no cardenal), que, de todos modos, casi cinco años
más tarde, también sería elegido papa y se impondría el nombre de Pablo VI.
Lo sorprendente, a la muerte de Pío XII, fue el surgir de la figura de
Roncalli, el papa Juan XXIII, que, a medida que transcurra el tiempo, ha de
pasar a la historia de la Iglesia, no solamente como un papa santo, sino como
la figura más importante que ha presidido la Iglesia en este siglo nuestro. |
Aceptada
o discutida la renovación —"l'aggiornamento"— que imprime a la
Iglesia, el impulso que en ella desató, ya es imparable, irreversible. |
No
fue el suyo un pontificado largo, pero significó un paso suficientemente
determinante, en el que su intuición sobrenatural guiada por el Espíritu
Santo, abría una nueva primavera eclesial, a la que no faltarían ráfagas de
vientos adversos ni lluvias purificadoras, pero que ya dejaban el
rejuvenecimiento de los espíritus en un camino del que no se podría volver
atrás. El imprimió un "modo" a la Iglesia, y tuvo conciencia de
ello, de la misma manera que se daba cuenta de lo breve que sería su paso por
la silla de Pedro. Por eso fue diligente, sin perder la serenidad de su
espíritu, colmado de experiencia y joven de esperanzas, que supo transmitir a
todos. Quien heredó estas esperanzas con todo el cansancio y el dolor de
perseverar en ellas, fue Pablo VI. En realidad éste era el sucesor de Pío
XII, pero a través del "modo" de Juan XXIII, quien, al hacerlo casi
inmediatamente cardenal, ya veía en él a su sucesor, como algunos {5 (165)}
años atrás, Pío XI había visto al suyo al poner el capelo a Pacelli. Se dice
que Juan XXIII, una vez papa, en la primera ocasión que se encontró con
Montini, le dijo: «Lei dovrebbe essere il papa, e non io», provocando la
confusión del entonces arzobispo de Milán, aterrorizado por la descarga de
tal profecía. |
Y
llevaba razón Juan XXIII, puesto que en la persona de Montini se concitaban
todas las cualidades para una aparentemente acertada elevación al supremo
pontificado. Pero Montini, con ser un candidato casi perfecto, que estaba en
posesión de la mejor experiencia para regir y pastorear la Iglesia de hoy,
cual era, por un lado, su prolongado paso por la curia romana, su formación
jurídica y diplomática, su experiencia apostólica universitaria, todo ello
acumulado bajo la maestría siempre cercana, iluminadora y afectuosa de Pío
XII, y por otro lado su ejercicio pastoral en la diócesis de Milán,
necesitaba algo que ya, en los últimos años Pío XII no podía ofrecerle;
necesitaba la paternidad de un hombre cuyo amor a Jesús, a la Iglesia y al
mundo, levantara sus ánimos у le infundiera una tenacidad perseverante
para emplearla en concluir una tarea enorme, pero gozosa, que tenía que
cambiar el aspecto de la Iglesia para poder ofrecer un rostro que fuese
inteligible a los hombres de hoy. Montini tuvo un maestro en Pío XII y un
padre en Juan XXIII; de aquél recibió una formación, cuya última asignatura
fue mandarle a la diócesis de Milán; de éste recibió una herencia, la de
concluir el Concilio y de resistir los primeros vendavales que los
inmovilistas manifiestos o solapados desatarían. |
Pero
estas mismas contrariedades no colapsarían ni harían retroceder el
desenvolvimiento de la renovación de la Iglesia, sino que serían un motivo
para mayores profundizaciones y purificaciones, todavía no concluidas que
servirán para afianzar la obra iniciada proféticamente por Juan XXIII. |
En
esta época en que los que dicen seguir a Marx, Nietzsche y Freud nos hablan
de una hermandad universal, pero se olvidan del padre en virtud del cual los
hombres pueden ser hermanos; o propugnan por la eficacia de un poder, pero
sin amor, o de un amor sin alma, Juan XXIII casi vino a desmentir la tesis
del «rechazo del padre» que se dice característica de nuestro tiempo. Juan
XXIII fue un papa «Padre» no sólo de los católicos, sino de todo el mundo, de
todos los hombres, en el espacio de unos pocos años, en que la humanidad puso
los ojos en él, porque los hombres, nunca tanto como ahora, en tránsito hacia
otra edad, necesitamos mirar a un padre y seguirle de cerca. |
{6
(166)} |
4.
La Inmaculada y el Oratorio |
EL
AMOR a la a virgen María es una constante en toda la historia del Oratorio de
san Felipe Neri, porque de éste heredó una devoción tierna y serena a la vez,
como suele darse en el equilibrio humano que el cristianismo contiene y que
deriva del Evangelio. Tan presente se quiso tener el legado piadoso del
Padre, que cuando el pintor Guido Reni concluyó la pintura que debía ser
trasladada al mosaico que se colocaría sobre el altar del sepulcro de san
Felipe, no se quiso que faltara la representación de la Virgen, y se le
añadió, aun a costa de reducir la proporción de la imagen y de tener que
admitir que, en el éxtasis en que se representa al Santo, éste parezca ajeno
al añadido, si se observa la dirección de su mirada. |
Además,
se quiso que en todas las capillas de la iglesia romana de la Vallicella,
hubiera una pintura o imagen de María. |
Ahora
la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen
María, en diciembre, nos vuelve a sugerir que la relacionemos con el
Oratorio. |
En
otra ocasión ya dijimos que el más famoso pintor de Inmaculadas, Bartolomé
Murillo, adorna una de las iglesias más célebres de España con la única de
sus cuatro Purísimas que ostenta la firma del pintor. Esta iglesia es la del
Oratorio de Cádiz, que, como se sabe, fue escenario de la primera
Constitución española, la de 1812. |
Pero,
además, tiene que ver con el Oratorio el primer templo o santuario que se
erigió en el mundo en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
El hecho se debió a la iniciativa de un padre del Oratorio de Valencia, y
profesor de la Universidad de aquella ciudad, Bonaventura Guerau {7 (167)}
Mullor. Transcurría el verano de 1653 y dicho padre, de cierto renombre en
todo el País Valenciano, había sido invitado a predicar en Játiva, con
ocasión de la fiesta patronal de esta ciudad, el 15 de agosto. Coincidiendo
con la presencia del padre Guerau, un desconocido había escrito en la puerta
del sagrario de la seo palabras injuriosas para María. Ello afectó hasta el
desconsuelo al citado padre, pero fue un acicate para el fervor de sus
palabras en el púlpito. Después no pudo dejar de pensar en este suceso y
dedicó mucho tiempo a la oración, especialmente al ir, pocos días después, a
Alcoy, su ciudad natal; y haciendo participes de sus penas a algunos
sacerdotes amigos, especialmente a Joan Baptista Borrell, se sintió
sobrenaturalmente inspirado para emprender la edificación de un santuario que
reparara aquellas blasfemias que conmovieron a los buenos cristianos de
Játiva. A las afueras de Alcoy, en el lugar llamado del Carrascal y el paraje
de la «Font Roja», unos lirios allí florecidos le parecieron señal querida
por Dios para llevar adelante su propósito, secundado con entusiasmo por los
alcoyanos y convertido, desde entonces, en centro espiritual de aquella noble
e industriosa ciudad. |
El
templo actual data de 1891, y sustituye a dos anteriores, que hubieron de ser
reconstruidos, el primero de los cuales pudo ser inaugurado en vida del padre
Guerau, a partir de lo cual el santuario ostentó la doble titularidad de la
inmaculada Concepción y de san Felipe Neri, pero el santuario siempre se
llamó de «la Verge dels lliris». |
Estas
dos invocaciones son, junto con la de san Jorge en abril y la de los Magos en
enero, como el símbolo de toda la piedad popular de los alcoyanos, que en
parte han trasladado a la ciudad de Valencia, con una reproducción de la
Inmaculada «de los Lirios» de Alcoy, en {8 (168)} una capilla de la iglesia
de san Martín. |
Resultaría
prolijo reseguir los testimonios de la devoción mariana, expresada en la
representación de la Inmaculada, en todos los Oratorios del mundo. Pero si
cruzáramos el Atlántico, podríamos admirar, en el de la ciudad de México, la
Purísima del valenciano Manuel Tolsá, de sorprendente belleza, con la que
vino a rematar la restauración de la iglesia de aquel Oratorio (conocida como
La Profesa), a mediados del siglo pasado, y que constituye una parte de los
tesoros artísticos que, junto con la famosa pinacoteca, posee y custodia
aquella Congregación. |
En
España se puede admirar la bellísima talla de la Purísima de Josep M.ª Camps
Arnau, que preside el altar mayor de la iglesia del Oratorio de Gracia
(Barcelona). El rostro y actitud de la Virgen, en esta escultura, tiene gran
parecido con la venerada "Madonnina" del Oratorio de Florencia. Con
modestia, también nos parece que hemos de mencionar la Virgen que hermosea la
entrada de nuestra iglesia de Albacete, escultura en piedra, cincelada por el
hijo y discípulo del anterior, Jordi Camps Vila, siguiendo criterios del
arquitecto Antonio Escario. Por nuestra parte nos complace, que esté ahí,
como bendiciendo la calle y la ciudad toda donde estamos. |
*
Conf. «LAUS», diciembre 1990 ... |
Hemos
de afirmar que la Teología de la Liberación es una de las creaciones
originales de nuestros cristianos y una contribución positiva a las otras
iglesias, también ellas peregrinas y enfrentadas a los problemas y desafíos
de nuestra época. Lo cual no significa que debamos rechazar otras tendencias,
sino que debemos asumir todo lo que nos pueda ayudar a ser más fieles al
Evangelio, a la gran tradición, al pueblo de Dios y especialmente a las
ansias de liberación de los pobres. |
XIX
Asamblea episcopal brasileña, febr. 1981 |
A
menudo se hace referencia a la Teología de la Liberación en relación
exclusiva con América latina, pero debemos reconocer que constituye una
exigencia de relieve universal. Es función de la teología encontrar su
verdadero significado para la liberación en las diversas y concretas
coyunturas históricas contemporáneas. |
Pues
pertenece a la verdad el llamar con su propio nombre a la injusticia, al
abuso del hombre por el hombre o por el estado, o por los mecanismos y
sistemas económicos. |
JUAN
PABLO II, 20 feb. 1979 |
{9
(169)} |
5.
Las cuevas de Belén |
LOS
PEREGRINOS que van a Tierra Santa, cuando les acompañan a Belén, lugar del
nacimiento de Cristo, no saben bien si pensar en la vida o pensar en la
muerte. En la basílica llamada de la Natividad, debajo de su altar mayor,
casi como un nicho escondido, hermoseado por una bella estrella de plata,
está el lugar que se señala como del nacimiento de Cristo, desde que santa
Elena, en 326, mandó construir allí una basílica. |
Sin
embargo, cerca de la gruta que la piedad secular atribuye al nacimiento de
Jesús, existen otras vinculadas al recuerdo de los más ilustres peregrinos
que acudieron a aquel lugar, llevados de la fe. Nos referimos especialmente a
san Jerónimo y a aquel grupo de mujeres santas que allí le acompañaron para
con él estudiar y meditar, en el mismo lugar de los hechos, la vida y las
palabras del Señor y la historia de los profetas que lo anunciaron. Así
llegaron a santos, pues solamente existe la santidad buscándola en
Jesucristo, lo más directamente posible. Por esto la Iglesia nos vuelve a
llevar cada año, espiritualmente, a Belén, para que volvamos a contemplar,
desde el principio, la vida de Jesucristo y nos penetremos de ella. |
{10
(170)} San Jerónimo había pasado en poco la edad de los cuarenta años, y
poseía una copiosa erudición que empleaba en servicio de la Iglesia, guiada
entonces por el papa san Dámaso, español, que había encontrado en Jerónimo un
gran colaborador, sabio, capaz y virtuoso. Humanamente hablando, ésa fue la
culpa que las envidias de otros clérigos romanos jamás le perdonarían, pues
al morir aquel santo pontífice, las acusaciones y maledicencias de todo
género se cebaron en el que había sido leal y ejemplar secretario del papa, y
Jerónimo no vio más salida que la de alejarse definitivamente de Roma,
huyendo de las envidias y codicias y, después de ensayar la vida eremítica se
retiró a Belén, para estudiar a Jesucristo, y trabajar en las Sagradas
Escrituras. Al poco se le unieron otros discípulos, hombres y mujeres, y a
todos organizó en vida monástica, dedicados al estudio y a la oración. |
De
tan noble aventura surgiría la traducción al latín de las Sagradas Escrituras
(llamada Vulgata), que ha sido utilizada como texto oficial de la Iglesia
hasta nuestros días. Pero sus obras abarcaron otras traducciones, comentarios
y estudios sobre la historia de la Iglesia y las vidas de los Padres, y
homilías y cartas. Conocía bien el griego, latín y hebreo, además {11 (171)}
del caldeo, o arameo, lo cual le capacitaba admirablemente para aquella
labor, en la que santa Marcela, santa Paula, santa Eustoquio..., también
formadas e instruidas por él, le ayudaban traduciendo, leyendo,
coleccionando, copiando, con un hervor de trabajo y un entusiasmo espiritual,
que la ruidosa Roma no habría permitido, o por lo menos hubiera estorbado.
Había tenido que huir de Roma casi expulsado, mas pudo de este modo acercarse
más a Cristo y servir mejor a la Iglesia, aunque era inevitable que recordara
la reflexión del salmista: «Mis hermanos, los mismos hijos de mi madre, han
peleado contra mí y me rechazan». |
Ya
anciano y viendo cerca la muerte, no quiso volver a su tierra, sino morir y
ser sepultado junto al lugar de la cuna del Señor. Es así como la tradición
todavía señala al peregrino de hoy, cuando visita Belén, las cuevas cercanas
a la del Nacimiento, que se llaman Grutas de san Jerónimo, porque san
Jerónimo las escogió como lugar de sepultura para sí mismo y para los
miembros de la comunidad por él fundada. El y su familia espiritual,
quisieron morir donde Cristo nació, asociando en el amor a Cristo, tanto la
muerte como la vida, empleada toda ella en conocerle desde lo más cerca y
mostrarlo así a la Iglesia. La tradición también dice que hay allí más
tumbas, porque los primeros cristianos desearon, cuando pudieron, ser
sepultados cerca de donde Cristo nació a la vida, en esta tierra. De hecho,
la Iglesia, siempre ha enseñado que, lo que llamamos "muerte", es
simplemente nuestro propio nacimiento o navidad para el cielo. |
Tal
vez por eso pensamos que es entre el nacer y el morir que se cimbrea la vida;
y que nacer es comenzar a morir, y morir entrar en la verdadera vida. Y por
eso los sepulcros nos parecen cunas más grandes, y las cunas sepulcros
pequeños. Y llamamos portal a la cueva, y cueva al portal. |
{12
(172)} |
6.
Documento: ENCARNACIÓN Y TEOLOGÍA |
«El
misterio de la encarnación de Jesucristo es el centro de la Teología de la
Liberación» CARD. ALOISIO LORSCHEIDER |
SI
en el Cristianismo no creyéramos en el misterio de la encarnación nos
habríamos ahorrado muchos problemas morales y casi todas las polémicas
teológicas. Pero este misterio está presente e informa el conjunto de la
teología cristiana. Cada vez que en la Iglesia se produce alguna conmoción a
causa de las consecuencias de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo
presente en la historia de los hombres, asumiendo esta misma naturaleza,
lejos de turbarnos por el temor de males o amenazas de cualquier género,
debiéramos consolarnos al comprobar que la Iglesia está viva y que sus
señales de vitalidad aparecen, precisamente, en torno a la profundización del
misterio de Jesucristo hecho hombre y de las consecuencias que de ello
derivan, porque ya no es aplazable para la eternidad el efecto del compromiso
que la fe cristiana entraña. Si bien habrá de quedar claro que tan erróneo
sería hacer del Evangelio una reducción política, como incurrir, por el lado
opuesto, en un reduccionismo espiritual. Así se proclamó por los obispos
latinoamericanos reunidos en Puebla. |
En
estos últimos meses, la prensa de todo el mundo y de todos los matices, se ha
hecho eco de la llamada Teología de la Liberación, y más profusamente en las
revistas católicas especializadas. Del conjunto de lo que se ha podido leer
se desprende que acabará aportando un crecimiento positivo en {13 (173)} el
campo doctrinal, y que las advertencias sobre posibles desviaciones, no
afectan a la ortodoxia de sus teólogos. |
Juzgamos
de interés unas declaraciones del cardenal Lorscheider, brasileño, sacadas de
una revista italiana, y que pueden ser iluminativas. |
―Eminencia,
¿qué es la Teología de la Liberación? {1} |
|
―Es
una teología eminentemente pastoral, que responde a esta pregunta: «Lo que
estás haciendo, está de acuerdo o no con el Evangelio?» Aplica el método de
Cardjin en cuanto que analiza y juzga la realidad. Se parte de la realidad y
se la quiere iluminar con la fe. «La realidad, ¿está de acuerdo con el plan
de Dios, o no? Si no lo está será preciso cambiar la realidad, transformarla,
porque todo lo que no es conforme al plan de Dios, se convierte en dominación
que ha de padecer el hombre». El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios,
soporta Todos los mecanismos de injusticia que oscurecen esta imagen. El
centro de la Teología de la Liberación es el misterio de la encarnación de
Jesucristo. La encarnación subvierte la realidad terrena para hacer de alguna
manera celestial lo que es terrenal. |
—¿No
pueden crear dificultades {1} los teólogos que adopten el análisis marxista,
en vez de la doctrina social de la Iglesia? |
―Ciertamente,
la mayor dificultad está ahí. Algunos teólogos debieran referirse con mayor
discreción a ese tipo de análisis, y es conveniente que se les amoneste sobre
eso. Pero la verdadera TL es pastoral y tiende necesariamente a la praxis
cristiana, que es algo muy diferente de la praxis marxista. Cierto que cuenta
con su antropología; pero también la doctrina social de la Iglesia cuenta con
sus instrumentos para leer la realidad. Este instrumento tendrá que someterse
a clarificación. |
{14
(174)} |
—¿No
cree que se ha producido, recientemente, {1} una campaña contra la TL? |
―Yo
no veo que exista una campaña contra la TL. Polémicas sobre la misma han
existido siempre. Puede ocurrir que después de la publicación del parecer
expresado por el cardenal Ratzinger en una reunión reservada a los jefes de
los dicasterios romanos y el reciente documento de la Congr. para la doctrina
de la fe, estas polémicas hayan adquirido mayor vigor. Pero en general, la
acogida del parecer personal del cardenal Ratzinger entre los responsables de
la Iglesia en América Latina ha sido más bien de perplejidad, porque se cree
que la TL no es la que se ha tenido en consideración. Se trata más bien de
movimientos de dentro de la Iglesia, que se muestran contrarios a la TL, pero
no creo que puedan llegar muy lejos. |
Yo
conozco bien a estos teólogos y conozco suficientemente bien, además, los
problemas de toda la América latina: |
pienso
que lo importante ahora es dejar que estos teólogos trabajen con
tranquilidad. |
―Eminencia,
aparte de las cuestiones doctrinales, {1} cuáles son los verdaderos problemas
con que se enfrenta vuestra Iglesia? |
―Creo
que los problemas principales son éstos: la organización del comercio
internacional, el hambre y la ecología. Es preciso tener en cuenta que la
falta de desarrollo de los países pobres no es debido a su pereza, ni a su
incompetencia, sino al mecanismo que regula la organización del comercio
internacional, que se ha convertido en una auténtica explotación de los ricos
sobre los pobres. |
Es
preciso que la ONU cambie las relaciones de fuerza que existen actualmente
entre las naciones y que se establezca una mayor igualdad. Por ejemplo,
Estados Unidos, especialmente después de la llegada de Reagan a la
presidencia, quiere aumentar cada vez más su dominio. No se dan cuenta que,
con ello, además de aumentar la antipatía de nuestra gente hacia ellos,
resulta una táctica que, al final, será contraproducente incluso para los
mismos norteamericanos. Por todo creen ver amenazas de comunismo: pero no
descubren lo que es peor, por ejemplo: no reconocer los derechos
fundamentales de los pueblos. |
—¿Cómo
viven ustedes {1} el problema del hambre? |
—En
Brasil son muchísimos los que viven en condiciones de subalimentación
general. A pesar de que Brasil es un país rico y fértil. La subalimentación
es gravísima porque los hijos ya nacen con lesiones cerebrales. Para
nosotros, allá, el problema no es tanto como entre vosotros aquí y tal como
lo he comprobado, incluso por las propuestas {15 (175)} para el próximo
sínodo de obispos) la relación entre fe y cultura, sino entre fe y
supervivencia, entre fe y hambre. Si lo miramos bien, incluso el secularismo
resulta un eslogan. El ateísmo de muchos no es tanto la negación de Dios como
una mala interpretación o un mal uso de la libertad humana. Muchas veces se
trata de un rechazo de las leyes de Dios por el modo como nosotros las
concebimos. Porque, ¿usted cree que en Rusia todo el mundo es ateo, o que,
por lo menos lo son sus gobernantes? Yo pienso que muchos lo son por
oportunismo y que al llegar a la noche incluso estoy hacen la señal de la
cruz. |
Créame,
no comprendo esta insistencia sobre el secularismo y sobre el ateísmo. Mejor
sería que se desarrollara el sentido de la libertad del hombre de sus límites
según la auténtica visión de Cristo. Nosotros, en una palabra, estamos muy
preocupados por el hambre que sufre nuestro pueblo, incluso cuando parece que
vive en la abundancia. Pues todo lo que se produce viene enseguida dilapidado
por los que viven preocupados solamente de su propio bienestar, pues no
dudan, para conservarlo, mantener a los demás en la esclavitud. |
—¿Es
perceptible, en su país, esta dependencia {1} esclavizadora? |
―Sí,
porque entre los brasileños existe un profundo sentido de la responsabilidad.
Quieren ser respetados tal como debe ser respetado todo hombre. Rechazan el
ser explotados y por eso defienden la dignidad de la persona humana. No es
cuestión de más riqueza, ni de disfrutar de un mayor bienestar económico,
sino más bien se trata de la aspiración por una auténtica vida humana, para
poder ser hombres según la dignidad que Dios mismo les ha concedido. Por eso
actualmente, entre nosotros, se da también una gran sensibilidad por el
problema ecológico. |
{16
(176)} 17 (177) |
—¿Puede
explicar cómo se entiende la ecología hoy en día en Brasil? |
―No
se trata solamente de combatir el establecimiento de fábricas que contaminan
el ambiente, ni de defender los bosques en peligro de desaparición. Ecología
significa, sobre todo, luchar contra todo lo que se estropea inútilmente,
contra la malversación (ésta es la palabra central) de las cosas que
poseemos, en tanto que se convierten en negación de la vida. Ecología también
es querer la salud de las personas, proporcionar una habitación digna al
hombre (no hacen falta palacios), una educación para que viva dignamente; y
además una educación cristiana y la posibilidad de estar en contacto con la
Iglesia y con sus sacerdotes. En resumen, es la lucha para {18 (178)}
realizar la vida en sentido cualitativo y no solamente en sentido
cuantitativo. Mire, yo estoy convencido de que el Espíritu Santo está
presente en todas estas cosas y que actúa suscitando y sosteniendo estas
aspiraciones. |
—¿Cuál
es la postura de la Iglesia brasileña en este contexto? |
―Tengo
la impresión de que la Iglesia católica se encuentra muy próxima, incluso muy
presente en medio de los problemas de los hombres. Y hemos de dar gracias a
Dios por ello, pues es el fruto del trabajo realizado durante los años en que
hemos estado difundiendo sus derechos. |
Ahora
que todo se desenvuelve en un sentido más democrático, tal como la Iglesia
había deseado, los ciudadanos comprenden que llevábamos razón, que hicimos
bien en no radicalizar las posturas, a pesar de que siempre nos hemos puesto
de su lado. Esto es obra del Espíritu Santo, y no nuestra, porque nosotros
somos demasiado débiles. |
El
primero de mayo pasado vino a entrevistarme una periodista brasileña y me
dijo que por la mañana, al asistir a misa, había oído el mensaje de los
obispos a los trabajadores. Me dijo: «Solamente vosotros, los obispos, tenéis
la valentía de hacer estas cosas». La gente se da cuenta de que la Iglesia
comprende sus problemas concretos. Y E lo entienden sobre todo los pobres,
los obreros, los que están sin trabajo. La Iglesia está a su lado y ello es
motivo de esperanza para ellos. |
―No
parece que en Europa la Iglesia sea así. |
―La
Iglesia en Europa hizo esto mismo en el pasado, y es preciso que lo vuelva a
hacer ahora. Debe acercarse a los pobres. Yo sufrí mucho el pasado
septiembre, cuando estuve en Puglia y pude constatar que la Iglesia no es la
Iglesia del pueblo. Es muy devota, pero poco evangélica. |
Falta
la presencia del pastor en medio de la gente. Es preciso renunciar a los
honores, a las reverencias, a hacer esperar horas y horas para una audiencia
con la excusa de que «están muy ocupados». Incluso las ceremonias en san
Pedro están llenas de obispos, prelados, embajadores, dignatarios, pero los
pobres no se ven por ninguna parte; muchos ni siquiera consiguen un permiso
de entrada en la basílica. Pero la Iglesia de Jesús reclama que los pobres
estén en primera fila, que sean los más cercanos. Es urgente que en muchos
lugares los hombres de Iglesia sepan bajar del trono y caminar cerca del
pueblo, especialmente cerca de los pobres. |
No
pretendemos acumular la posesión de la verdad y tenemos conciencia de no ser
más que una voz en medio de las otras, pero una voz eclesial con pleno
derecho. El hecho que el mensaje cristiano se viva en situaciones diversas y
de modos diversos es hoy una señal de la fecundidad del Evangelio. La
teología no hace más que expresar y reflexionar críticamente sobre esta
situación, y ello es motivo para el gozo, más que para alarmarse... |
Concilium,
Revista de teología. |
Existen
diversas expresiones de la Teología de la Liberación: |
algunas
plenamente legítimas y necesarias, otras criticables y otras, finalmente,
inaceptables. Al respecto es indispensable una reflexión crítica a partir de
la dimensión liberadora de la fe cristiana. La fe, en realidad, es
liberadora, a condición de que permanezca como fe auténtica, incontaminada. |
Card.
RATZINGER, oct. 1984 |
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