Publicación
mensual del Oratorio. |
Núm.
285. NOVIEMBRE-DICIEMBRE. Año 1992 |
0.
SUMARIO |
DIOS
conmueve, sorprende y admira, cuando descubrimos que nos dio la vida, cuando
sabemos que nos espera en la muerte, cuando nos busca bajando a nuestro
camino terrenal, cuando nos acompaña y se hace experiencia en el alma. |
Cuando
se nos descubre más conocido y más nuevo, más profundo y más elevado, próximo
y sublime, humilde y majestuoso, pobre y riquísimo en gracia y misericordia,
humano y divino, temporal y eterno, de cada uno y de todos, en la fe, en la
esperanza y en el amor. Dios, en Jesucristo, es nuestro Hermano y nuestra
Paz. |
PALABRA
DE DIOS |
UNGIDOS |
PENSAMIENTOS
DE NEWMAN |
PALABRA
Y SILENCIO EN NEWMAN |
UTOPÍAS |
ÍNDICE
DEL AÑO 1992 |
{1
(89)} |
1.
PALABRA DE DIOS |
Señor
Jesús, tú eres la única Palabra de Dios; |
eres
el Verbo encarnado que ha tomado forma en nosotros; |
eres
la Palabra clave de la humanidad у de la historia: |
la
Palabra que nos forma, que nos ata, que nos une, |
para
llevarnos a todos al Padre de todos. |
Te
pedimos que hagas de nuestra vida, |
de
nuestras obras y de todas nuestras actitudes |
una
realización renovada de esa Palabra sagrada |
que
eres tú mismo, encarnación de la Palabra sagrada. |
Que
al oír el anuncio de tu Evangelio |
lo
recibamos como la santa comunión, |
como
carne y sangre para el alma, y colme nuestra vida, |
y
que el mundo entero se transforme |
en
la realidad única de lo que es este Evangelio, |
proclamado
de Norte a Sur, de Este a Oeste, |
y
sea la medida de la anchura, la altura y la profundidad |
de
la humanidad entera y de toda la historia. |
...
Ya apunta la aurora, y el Señor está cerca. |
Es
la hora de la espera, de la plegaria |
y
de poner en él todas nuestras aspiraciones: |
en
esto consiste el reino que nos trae. ―Amén. |
Erich
Przywara, s. j. |
{2
(90)} |
2.
Ungidos |
PARA
Newman, la verdad central—«the central truth»— del Evangelio es la
Encarnación; de ella derivan las demás verdades, que son alimento de la fe,
que disponen la relación y comunión de sus miembros en Cristo, y los aspectos
sacramental, jerárquico y ascético: Cristo, en quien convergen la naturaleza
humana y la persona divina, con lo cual Dios añade a su eternidad la
dimensión histórica del hombre asumido, Jesús, Cristo, el Ungido convertido
en «historia tangible de la Divinidad». Es, dice Newman, la maravilla, el
milagro y signo más estupendo de todo lo realizado por Dios, tal como ha
podido conocerlo el hombre. Pero este don, o entrega y gracia personal de
naturaleza a naturaleza ―la divina en la humana— es arquetipo
excelente, irrepetible, elevado a gran sacramento de lo que por la gracia de
adopción lleva a cabo Dios en todos los bautizados, asemejados al Hijo único
y primogénito, cuya unción, creada a partir de él, impregna a todos los
hermanos. San Pablo dice: «Somos el perfume suave de Cristo en el mundo»,
ungidos con el bálsamo del Ungido. |
La
encarnación es la maravilla de Dios en el mundo; la santidad es la maravilla
de Cristo en el hombre cristiano. La encarnación es la unión de la naturaleza
divina y la naturaleza humana en el vértice personal del Hijo; la santidad es
la unión del hombre con Dios en la gracia. La admiración y la gratitud son la
respuesta a tanta maravilla: la respuesta de Cristo al Padre; la respuesta
del bautizado a Cristo. Otros niveles, distanciados de esta comprensión
admirada, pertenecen al sueño de saberes ayunos de fe, o a los miedos del
fatalismo pagano todavía no liberado, o a oscuros restos de superstición y
fanatismo, de los que todavía no han descubierto al Dios
"personal", que se ha hecho concreto y próximo hasta invadir la
morada interior del corazón humano, para acompañarnos en el camino temporal
de la vida terrena, para hablarnos en la conciencia, y ser a la vez
manifestación providencial en la experiencia de fe, y esperanza de
bienaventuranza, más allá del tiempo, en el regazo de su misericordia. |
{3
(90)} Un Dios que ha de ser amado por el hombre, como respuesta del amor
primero con que el hombre ha sido amado por Dios. Un amor que no equivale a
una opción o adhesión selectiva y calculada, sino que resulta del
descubrimiento y aceptación de una manifestación que entusiasma. Bien
entendido que "entusiasmo" no es la mera vibración emocional de un
momento, sino el descubrimiento de una bondad ontológica, de una llenumbre de
ser que me invade y transforma el mío propio, sin mutilar mi libertad;
entendida ésta como una agilidad mayor, para una respuesta más plena. |
Este
entusiasmo necesita del silencio en el que envuelve la gravidez espiritual
del don de Dios, la gracia con que él se nos comunica. Los santos y
especialmente María, "llena de gracia", nos lo podrían mostrar. |
La
encarnación es única, y es la "santidad" de Jesús, plena y
definitiva. La gracia es la semilla de nuestra santidad, por analogía y
adopción, que nos hace hermanos del Ungido, Jesús, y nos consagra en comunión
con él. Se transforma el sentido natural de lo creado y estamos destinados a
ser hijos y familiares de Dios, Jesucristo. |
{4
(92)} |
3.
PENSAMIENTOS DE NEWMAN |
PARA
PROTEGER LA VERDAD REVELADA |
Si
creemos que la Iglesia, iniciada con los Apóstoles y continuada por sus
sucesores, ha sido instituida por la providencia amorosa de Dios con el fin
preciso de proteger, preservar y proclamar la Revelación, entonces estamos
afirmando con otras palabras que, en todo aquello que concierne al mensaje
que le ha sido confiado, la Iglesia es infalible. (Necesitamos una garantía
válida para siempre. Diff. II, 323). |
La
respuesta más obvia a la pregunta de por qué nos sometemos a la autoridad de
la Iglesia en materias de fe es que cuando se nos da una Revelación hace
falta una autoridad, y no existe ninguna otra sino la suya. Pues no podemos
hablar de Revelación sin una autoridad que determine qué es lo que ha sido
revelado. En palabras de Pedro a su Maestro: «Señor, ¿a quién iremos?» (Jn 6,
68). No hay que olvidar tampoco que la Escritura denomina expresamente a la
Iglesia «columna y fundamento de la verdad» (1 Tm 3, 15)... Ciertamente, o no
ha habido una Revelación objetiva o ésta ha sido dada junto con los medios
idóneos para que pueda llegar al mundo. (Un mensaje tan precioso ha de ser
conservado en medio de los avatares de la historia. Dev., 88-90). |
En
aquellos primeros tiempos, fue simplemente el espíritu vivo de miles de
fieles, todos ellos anónimos, quienes recibieron de los discípulos de nuestro
Señor la fe apostólica entregada de una vez para siempre. Fueron ellos
quienes con tanto cuidado la conservaron, tan extensamente la propagaron y
tan fielmente la transmitieron de generación en generación. Ellos la
mantuvieron en toda su pureza y en su integridad, e instruyeron incluso a los
iletrados para hacerlos capaces de distinguir instintivamente la verdad del
error, de rechazar de forma espontánea cualquier sombra de herejía y de
resistir incluso la fascinación de las mentes más {5 (93)} brillantes cuando
éstas pretendían desviarlas del camino estrecho del Evangelio. (La fe
verdadera es preservada por los fieles. H. S. I, 209- 210). |
A
lo largo y ancho de la cristiandad, fue el pueblo católico, y no precisamente
los obispos, el auténtico y tenaz defensor de la verdad católica... Quizás
esto fue permitido con el fin de inculcar en la Iglesia la gran verdad
evangélica que afirma que no son los sabios y poderosos, sino los humildes,
los ignorantes y los débiles los que constituyen su verdadera fuerza. (La
Iglesia es una comunión formada por todos sus miembros. Ari., 445- 446). |
Tomad
los anales de la historia de la Iglesia y decidme: ¿hubo algún tiempo en que
sus obispos ignoraran que tenían un mensaje que entregar al mundo? No debían
simplemente realizar tareas tales como dar consuelo espiritual, confortar a
los enfermos, formar buenos miembros de la sociedad o «servir las mesas»
(aunque todo esto se encontraba entre sus obligaciones), sino que, de una
forma especial y directa, debían comunicar un mensaje concreto de parte del
Creador del mundo para todos los hombres, tanto si éstos lo escuchaban como
si no. (La misión de la Iglesia. Diff. |
II,
197). |
Es
mucho más verdadero afirmar que la Revelación ha de contener un mensaje que
afirmar que ése debe encontrarse en la Escritura. |
Para
las personas cultas y de vida cómoda, con pocas preocupaciones, y también en
el tiempo alegre de la juventud, resulta fácil discutir y especular acerca de
cuestiones tales como «lo intangible y versátil» del mensaje divino; lo capaz
que es de cambiar, cual si fuera un camaleón; sus sucesivas «adaptaciones» al
entrar en contacto con cada nueva mentalidad. Pero cuando el hombre toma
conciencia del pecado queda pesaroso, angustiado, desalentado, y pide algo
donde apoyarse, algo exterior a sí mismo..., quiere algo más santo, más
divino y más estable que su propia mente..., y eso es un credo, un credo
necesario para la salvación. Un credo que se encontrará en la Escritura, o
bien fuera de ella; y si se encuentra en la Escritura lo será, por su propia
naturaleza, de una forma indirecta. (La verdad vivificante nos ha de ser
presentada. D. A., 133- 134). |
La
estructura de la Escritura es tan irregular y asistemática que, o bien
debemos afirmar que la doctrina o mensaje del Evangelio no está contenido en
ella (y si así fuera, o no se dio revelación alguna o ésta fue comunicada por
un medio distinto de la Escritura) 0, por el {6 (94)} contrario, hemos de
afirmar que sí se encuentra en la Escritura, pero de una forma indirecta y
oculta, es decir, bajo la apariencia exterior. |
¿Por
qué, por ejemplo, un determinado número de cartas más o menos privadas,
escritas por san Pablo y otros a personas o a comunidades, habrían de
contener la totalidad de lo que el Espíritu Santo les enseñó?... Ellos no
intentaron poner por escrito todo lo que tenían que decir o todo lo que
sabían sobre el Evangelio. (La Escritura contiene la Revelación, pero no la
agota. D. A., 142, 148). |
La
experiencia muestra con toda claridad que la Biblia no puede ser utilizada
para un propósito distinto de aquel para el que fue pensada. |
En
algún caso puede servir de medio para convertir a una persona, pero lo cierto
es que un libro, por sí mismo, no posee la capacidad de doblegar la mente
inquieta y altiva del hombre, ese poder corrosivo universal que con tanto
éxito está actuando en nuestros días sobre las religiones organizadas.
(Biblia y fe. |
Apo.,
245) San Atanasio no se propone, por lo general, demostrar el dogma mediante
la Escritura, ni tampoco apelar al juicio particular de cada cristiano para
determinar el significado de ésta. Tiene por indiscutible {7 (95)} que existe
una Tradición esencial, independiente y dotada de autoridad, capaz de
proporcionarnos el verdadero sentido de la Escritura en materias doctrinales,
una Tradición transmitida de generación en generación mediante la catequesis
y los demás ministerios de la Iglesia. No se preocupa de discutir si son
posibles o plausibles significados distintos de los tradicionales, por lo que
se refiere a pasajes concretos de la Escritura. |
Afirma
sencillamente que cualquier interpretación que no sea compatible con el
sentido católico es falsa. Y ello porque el significado tradicional es
apostólico y decisivo. Lo que aprendió en la escuela y en la Iglesia, la voz
del pueblo cristiano, los escritos de los santos: |
eso
le basta. (La Iglesia viva nos da la regla de la fe. Ath. II, 250). |
El
punto de partida de Atanasio en la controversia es un profundo sentido de la
autoridad de la Tradición, la cual posee para él fuerza vinculante incluso
cuando se trata de interpretar la Escritura, aunque al mismo tiempo parece
considerar que la Escritura así interpretada es el documento al que hay que
acudir finalmente en caso de duda o discusión... Para él, oponerse al
testimonio de la Iglesia, separarse de su comunión, hacer que predomine el
juicio particular sobre la enseñanza catequética oficial, las sectas o
«denominaciones», como hoy decimos, todo eso supone condenarse uno mismo. (La
Tradición ininterrumpida comprende también la Sagrada Escritura. Ath. II,
51). |
LA
IGLESIA, VISIBLE E INVISIBLE |
En
la Iglesia católica... reconocí enseguida algo nuevo para mí. Me di cuenta de
que no me estaba construyendo una iglesia por medio de un esfuerzo mental. No
necesitaba elaborar un acto de fe en ella. No tuve que hacer fuerza alguna
para mantenerme en una determinada posición: mi espíritu reposó en sí mismo,
relajadamente y en paz. La contemplé casi de una manera pasiva, como un gran
hecho objetivo. Mirándola —sus ritos y celebraciones, sus preceptos— me decía
a mí mismo: «Esto es realmente una religión». (Reacción de Newman al hacerse
católico. Apo., 339-340). |
Si
se diera hoy en el mundo una forma de cristianismo que fuese acusada de
superstición grosera, de adoptar ritos y costumbres del paganismo, y de
atribuir a formas y {8 (96)} ceremonias un poder oculto; una religión que
fuese acusada además de oprimir y esclavizar la personalidad humana con sus
exigencias, de dirigirse a los simples y a los ignorantes, de estar basada en
la sofistería y en el engaño, de contradecir la razón y exaltar meramente la
fe irracional; una religión que intranquilizase a las mentes sensatas con
ideas angustiosas sobre la culpabilidad y las consecuencias del pecado,
imputando a todas y cada una de las acciones cotidianas, por pequeñas que
sean, un valor determinado que las hace merecedoras de aprobación o de
condena, y ensombreciendo así el futuro; una religión que propusiese la
renuncia a las riquezas como algo digno de encomio y pusiese obstáculos a la
gente prudente para que disfrutara de ellas a su arbitrio..., si esta
religión existiera hoy, sin duda no sería distinta del cristianismo tal como
el mundo lo conoció al principio, cuando su divino Autor lo hizo nacer. (La
Iglesia se muestra de la misma manera a amigos y a enemigos. Dev., 246- 247). |
La
Iglesia es siempre militante: |
unas
veces triunfa y otras fracasa, y lo más frecuente es que esté triunfando y
fracasando casi al mismo tiempo. ¿Qué es la historia de la Iglesia sino un
testimonio del resultado de esa batalla, siempre incierto ―aun cuando
el resultado final no lo sea—? Acabamos de cantar un Te Deum y hemos de
volver a entonar el Miserere. Obtenemos la paz y enseguida somos perseguidos
de nuevo. Apenas hemos conseguido un éxito cuando nos vemos sumidos en un
escándalo. Más todavía: avanzamos a través de nuestros reveses. Nuestras
penas son nuestros consuelos. Perdemos a Esteban para ganar a Pablo, y Matías
sustituye a Judas el traidor. (La lucha constante de la Iglesia. H. S. II,
1). |
Z
Es verdad que ha habido épocas en las que, debido a causas internas o
externas, la Iglesia ha caído casi en un estado de deliquio. Pero sus
portentosos resurgimientos, acaecidos cuando el mundo estaba triunfando sobre
ella, constituyen una evidencia más de que no existe corrupción en el sistema
de doctrina y de culto dentro del cual se ha desarrollado... Se detiene en su
curso, y está a punto de suspender su actividad; cuando se levanta, es ella
misma otra vez: todo está en su sitio, dispuesto de nuevo para la acción. La
doctrina está donde estaba, y también los usos, la jerarquía, los principios,
la manera de actuar. Podrá haber cambios, pero se tratará de consolidaciones
o de adaptaciones. Todo es inequívoco y está determinado, con una identidad
que no admite confusión. (Los {9 (97)} límites de la desorientación en la
Iglesia. Dev., 444). |
Todo
el que anhela la unidad ruega por ella, trabaja por promoverla, testimonia en
su favor, todo el que se comporta cristianamente con los miembros de las
Iglesias separadas de la nuestra y se mantiene en amistad con ellos
―salvando siempre el cumplimiento de sus deberes para con la propia
comunión y para con la verdad—, todo el que se propone edificarlos mientras
edifica a los suyos y se edifica él mismo, podemos decir con seguridad que
está derribando el muro de la división y renovando los antiguos lazos de
unidad y de concordia, por la fuerza de la caridad. (Debemos trabajar y rezar
por la unidad. Ess. II, 374). |
Cuando
nuestro Señor ascendió al cielo, nos dejó como representante suyo a la santa
Iglesia. Ésta es, místicamente, su Cuerpo y su Esposa, una institución
divina, el santuario e instrumento del Paráclito, que habla a través de ella
hasta el fin de los tiempos. La Iglesia es, en palabras del poeta anglicano
John Keble, «su presencia misma aquí abajo», en la medida en que los hombres
son capaces de realizar tan altos ministerios, los cuales pertenecen
primeramente y de forma eminente a Cristo mismo. (La Iglesia es el Cuerpo de
Cristo, V. M. I, XXXIX). |
Ésta
es, pues, la gloria propia de la Iglesia cristiana: que sus miembros no
dependen meramente de lo que es visible, no son como piedras de un edificio
cualquiera, colocadas unas sobre otras y unidas externamente, sino que en
todos y en cada uno descubrimos los frutos y manifestaciones de una misma
fuerza y de un único principio espiritual invisible: son «piedras vivas» (1Pe
2, 5), que están conectadas internamente como las ramas de un árbol y no como
fragmentos apilados. Son miembros del Cuerpo de Cristo. La Persona divina que
los Apóstoles vieron y tocaron, después de ascender al cielo, llegó a ser
para los creyentes, por la donación del Espíritu Santo, el principio vital y
el origen secreto de la existencia... De manera que puede decirse con verdad
que desde el día de Pentecostés hasta hoy no ha habido en la Iglesia sino un
solo Santo, el Rey de reyes y Señor de señores, que habita en todos los
creyentes y gracias al cual éstos son lo que son. (Somos miembros de Cristo y
miembros los unos de los otros. P. S. IV, 170). |
2
La Iglesia es un conjunto de almas reunido y unificado por la gracia secreta
de Dios, aunque esta gracia {10 (98)} les llega mediante instrumentos
visibles y las une a una jerarquía visible. Lo que se ve no es la totalidad
de la Iglesia, sino sólo su parte exterior. Cuando decimos que Cristo ama a
su Iglesia queremos decir que ama no algo cuya naturaleza es terrena, sino el
fruto de su gracia en corazones innumerables. (La dimensión invisible de la
Iglesia. O. |
S.,
57). |
El
reino de Dios se extiende exteriormente sobre la tierra porque ejerce una
acción interior en nosotros, pues, en palabras de la Escritura, está dentro
de nosotros (Lc 17, 21), en el corazón de cada uno de sus miembros. Los que
lo ven se maravillan; los extraños intentan escudriñar dónde tiene su origen,
acuden a toda clase de razones humanas y de causas naturales para explicarlo,
porque no pueden ver ni sentir, y no llegarán a creer lo que es en verdad: un
dinamismo sobrenatural. (El poder oculto de la gracia. 0. S., 56). |
UTOPÍAS. |
Sueño
con ver la Iglesia "inculturada", con su renovación en la línea de
la oración y la contemplación. |
En
la línea de la pobreza, simplicidad y sencillez, en la línea de los pobres de
la tierra, de los pobres empobrecidos de los pueblos... En la promoción de la
paz fundamentada en la justicia y, consecuentemente, en el diálogo abierto
entre todas las religiones y los movimientos sociales y políticos que
promueven la paz, la justicia y la defensa de los derechos humanos y entre
los que defienden el derecho de los pueblos, que en la práctica no existe... |
Es
un sueño demasiado utópico, como lo es el Evangelio, la vida, la paz, el amor
a los hermanos. Pero si Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, es
evidente que nos ha hecho muy utópicos. Jesús dice: |
«Sed
como mi Padre celestial». ¡Qué mayor utopía que ésa! |
Mons.
P. CASALDÁLIGA |
La
verdadera felicidad. |
Sabemos
que la verdadera felicidad en esta vida se encuentra solamente en los bienes
espirituales, y no en los temporales, que miran sólo a la vida presente. |
¡Qué
engañados estamos! Aunque queremos la santidad, la quisiéramos sin que nos
costase fatiga ni pena; que se acomodase a nuestros placeres, y a las
comodidades que siempre deseamos tener. ¡Ah!, si yo fuese como aquél, como
aquélla, haría, tornaría... Y entre tanto no hace lo que ya es posible allí
donde está. El pobre piensa que sólo el rico puede hacer buenas obras y tiene
tiempo para ello; el rico ya se persuade de que nunca podrá ser santo; el
joven espera llegar a viejo para dejar los placeres; el viejo se entristece
de haber desperdiciado los medios que tuvo cuando era joven... Y así, con
estas falsas ideas que todos se forman, pocos buscan y siguen el camino de la
santidad y perseveran en él. |
Del
libro «Pregi della Congr. dell' Oratorio» |
{11
(99)} |
4.
PALABRA Y SILENCIO EN NEWMAN* |
«Cridá
l'amic en alt a les gents, e dix que amor los manava que amassen en parlant e
en callant, e en quals que coses feessen» (1). |
NOS
SUGIERE el tema de la palabra y el silencio en Newman lo que él mismo
escribió, en Historical Sketches, a propósito de las palabras y los silencios
de los santos, especialmente en las páginas introductorias al estudio de san
Juan Crisóstomo (2). |
La
vida es para la acción (3), dice Newman. E insistirá en que hemos sido
creados para la acción, y para la acción justa ―para el pensamiento, y
para el pensamiento verdadero— (4), mientras que el p. Henry Tristram no duda
en afirmar que en realidad, Newman era un hombre de acción, aunque obligado
por las circunstancias a convertirse en un hombre de letras (5), es decir, de
palabras. La síntesis nos la da seguramente el propio Newman, con esta
sentencia: Hemos de contemplar de modo constante la vida futura y actuar a la
vez en ésta (6). |
Para
Nédoncelle, el principio fundamental del ser de Newman ha sido el de la
conciencia (7). Si a este principio añadimos {12 (100)} el de la providencia
—"ad intra" la conciencia, "ad extra" la providencia—,
estamos en posición de poder abarcar aquella totalidad, as a whole, desde la
cual le gustaba a él acercarse a los grandes santos, convencido de conversar
con un alma bella iluminada por la gracia, mirando a este mundo sensible,
entrando en él y transformándolo (8). |
Dios
nos lleva por medio de su gran sistema de la Providencia (9), Providencia que
percibimos y nos hace conscientes de la inmediata Presencia Divina (10) en
todos los acontecimientos que tienen lugar en el mundo, donde cada suceso
conlleva su propio significado (11). Junto a esta presencia externa, existe
en la intimidad de todo ser racional un lazo que ata a la criatura con su
Creador (12), en forma de aprehensión viva (13), es decir, la conciencia,
gran maestro íntimo... y el más cercano a mí mismo entre los demás medios de
conocimiento (14). |
Y
aquí tocamos la relación entre conocimiento, verdad y palabra. La verdad hace
libre al hombre, porque equilibra la conciencia con la realidad objetiva;
pero la verdad es austera, y exige plena sinceridad en su expresión.
Excluida, bloqueada {13 (100)} la verdad, desaparece el valor y la necesidad
de la palabra. |
La
pasión de Newman por antonomasia sabemos que era la verdad (15). A ella
dedica las más contundentes alabanzas: es hermosa, poderosa, sólida, fuerte,
elevada..., y triunfa siempre, al fin, como en un resurgimiento pascual,
rompiendo el sello de su tumba (16). |
La
pasión por la verdad es la razón de su amor y su respeto por la palabra (17).
El respeto es la primera forma o, por lo menos, la condición previa de todo
verdadero amor (18). |
En
The Idea of a University, Newman se refiere con cierto detalle a la palabra
en sí misma, y nos da pie para una clasificación de la misma en función de la
verdad que expresa: |
palabra-símbolo,
palabra personal y, como una forma eminente y hasta trascendental de ésta,
palabra inefable. Ésta alcanza a Dios; la primera, los objetos propios de la
ciencia (19). La ciencia se ocupa de las cosas; la literatura, de los
pensamientos; la ciencia es universal, la literatura es personal (20). |
Newman
es bastante riguroso: cuando las palabras son mero vehículo de la expresión
de las cosas, nos encontramos fuera del campo de la literatura; pero hace una
excepción cuando la ciencia teológica toma la forma de oratoria sagrada (21).
La distinción entre palabra científica y palabra o lenguaje literario es
importante, porque destaca la relación o categoría personal en el concepto de
lenguaje. |
{14
(102)} Notemos, también, que Newman toma distancias frente al concepto de
literatura como fin en sí misma. |
Valga
por lo que dice en otras partes lo que afirma en uno de sus sermones luego de
hablar del peligro del éxito que puede alcanzarse en el mundo: Posiblemente
san Lucas (artista), si no hubiese sido cristiano, hubiera sido un sofista,
los cuales escriben elegantemente, tanto del bien como del mal (22). Lo
puramente estético es ambiguo. |
Literatura
es el uso o ejercicio personal del lenguaje (23). La cualidad del escritor
está en que más fácilmente expresa lo que todos sienten, pero no todos pueden
decir..., y en cuanto solamente ellos están en condiciones de manifestar lo
que es común al entero género humano, revisten el carácter de católico y
ecuménico (24), universal. |
Podemos
decir que Newman ya pertenece a éstos, porque él, que no era experto en
idiomas contemporáneos, sin embargo es ahora leído en todo el inundo con
pervivencia creciente. He aquí unas palabras que nos conciernen: Pienso que
mi influencia sobre las personas que no me han visto ha sido ilimitadamente
mayor que entre las que me han visto (25). Nostálgicos o afortunados,
nosotros pertenecemos al primero de estos grupos. Newman, predicador de
verdades olvidadas (26), nunca se acaba de leer, e irresistiblemente se
vuelve siempre a él con la seguridad de descubrirlo todavía nuevo. Dicen que
no era un romántico o, en todo caso, un clasicista con inclinaciones
románticas (27), y que más bien parecía situado en el viejo medioevo. Si fue
así, convendría pensar que se hizo atrás y regresaba al pasado para tomar
mejor perspectiva de futuro y de eternidad, en el misterio de lo inefable de
Dios. De este modo se convirtió, sin darse cuenta, en profeta: veía el cielo
desde la tierra y, por su fidelidad a una superior clarividencia, desde el
cielo interior de su alma veía la tierra. Y el profeta se convirtió en
erudito, no por capricho..., y abrió sus labios proféticos decididamente
vuelto hacia los cristianos de los primeros tiempos (28). |
Newman
no era un fantasioso, y {15 (103)} lo mismo desconfiaba del lenguaje
pietista, o de la superstición popular católica, que de la inteligencia pura
(29). Y también de las simples palabras (30). Vivimos en un mundo de hechos (
... ) y los tomamos como son (31). El mejor modo de razonar no consiste en
pasar de unas proposiciones a otras, sino de unos hechos a otros, de lo
concreto a lo concreto, de un todo a otro todo (32). Ve a las cosas
sinceramente, y tus palabras surgirán justas, sin que te des cuenta (33),
humildes, respetuosas, serenas, concisas (34). |
Si
Newman muestra reservas en cuanto al uso de la poesía como medio de
comunicación con los demás y de camino para el conocimiento, es porque la
consideraba como una forma de tensión estética dirigida más bien a la
complacencia del propio artista. Hoy seguramente cambiaría de opinión (35). |
No
le costaba versificar y compuso himnos y tradujo algunos del Breviario para
hacer accesible al pueblo sencillo la unción de la liturgia. |
Otras
poesías fueron compuestas durante pequeños huecos de tiempo, con el lápiz en
la mano, como cuando leía o rezaba. Tanto en éstas como en sus diarios,
observamos que respiran comunicación y comunión con Dios, estado de oración,
y no mera contemplación de sí mismo. En estos escritos piensa en los demás o
piensa en Dios; o mejor dicho, contempla a Dios y piensa en los demás desde
Dios. |
Pero
con ello entramos en lo que hemos denominado palabra inefable, la cual, en
rigor, también es persona], pero en la que una parte de la relación la
constituye el Ser que nos trasciende, Dios. Ya no se trata de la persona
humana que habla a otros hombres, aunque sea de temas divinos, sino de Dios
que {16 (104)} habla o se manifiesta al hombre, y del hombre que habla a
Dios. Newman, en su Grammar of Assent, donde vuelca su gran esfuerzo para
ayudar al paso de la religión natural a la religión revelada, escribe: Al
modo como la oración es la voz del hombre dirigida a Dios, así es la
revelación la voz de Dios dirigida al hombre (36). |
Dios
nos habla por dos medios: |
en
nuestros corazones y por medio de su Palabra (37). En The Idea of a
University, y a lo largo del espacio que dedica a la palabra, la verdad y el
pensamiento, Newman cita un par de veces el término Logos, que es central en
la filosofía griega, y se limita a traducirlo por pensamiento y palabra,
distintos pero inseparables uno de otra /como/ la luz no se puede separar de
la iluminación, ni la vida del movimiento (38). Evita así toda referencia al
Logos divino, o Verbo, o Palabra del Evangelio de san Juan, En cambio, sería
muy extensa una antología en la que se recogieran las repetidas referencias
newmanianas a la Palabra de Dios, en sus sermones, poesías, meditaciones y
demás escritos, cuando en ellos trata o cita la conciencia, o habla del
corazón, con tanta frecuencia. Por eso llamamos a esta palabra inefable; es
lo mismo que indecible, porque el valor y la fuerza de su expresión no se
agota en la medida del lenguaje humano: Es el Señor invisible, que se acerca
en secreto a los hombres, y habla al oído de sus corazones (39); es una
Palabra que encontramos dentro de nosotros (40), que se percibe en la
conciencia. Por esta Palabra los hombres son llevados a su Presencia como a
la presencia de una persona viva y devienen capaces de conversar con ella
(41); es la resonancia de una voz personal, exterior a mí (...), un amigo que
amo (42), a quien no corresponderle sería una ofensa y una ingratitud. |
Las
citas podrían multiplicarse largamente, y todavía nos dejaríamos el mundo
invisible, en el que no solamente está el Dios de la revelación y el Jesús
del Evangelio, sino todos los santos y las almas de los justos, y los ángeles
amigos nuestros, como él lo decía del suyo ―My oldest friend―, en
una poesía que habría podido servir de prólogo a su posterior The Dream of
Gerontius, al compartir el protagonismo con él (43), en el definitivo viaje
hacia la presencia y posesión de la Verdad eterna de Dios. |
Y
el mundo visible, la Naturaleza, parábola inmensa en la que se manifiestan
realidades que superan nuestros sentidos (44). Y la historia, {17 (105)} y
las culturas aun las más alejadas de la revelación, pero que preparaban el
tiempo del Evangelio. Y la Iglesia, que ella misma no es la Palabra, pero sí
guía y dispensadora de la revelación (45) y los sacramentos, evocación de lo
eterno (46) ...Todo son susurros que preceden o resonancias que siguen a la
divina revelación; palabra, símbolo, figura, imagen, voz, alegoría o reclamo
de Dios al hombre. San Juan de la Cruz diría de cada una de estas palabras,
siempre incompletas: ...mensajero, que no saben decirme lo que quiero (47),
como expresa Newman, superando el camino de la lógica natural, al concluir su
Grammar of Assent (48), y habla de argumentos demasiado profundos para poder
ser expresados en lenguaje, de palabras dichas a nosotros, uno a uno, y mis
ovejas escuchan mi voz... |
Es
la palabra inefable, la voz del misterio divino que se interioriza en
nosotros, hace de algún modo inteligible la Palabra, con la luz de la
Sabiduría, el calor de su Presencia, el resplandor de su Gloria, la fuerza y
el aliento de su Espíritu (49), y también desde ahí surge la debida respuesta
a un Dios que nos habla, que nos conoce, que nos ama y quiere establecer con
nosotros una relación de amor, sin lo cual todo quedaría malogrado (50). La
respuesta a lo inefable solamente es posible desde el silencio. Tu voz
soberana, Señor, ha despertado en mí el amor divino (51). Cualquiera que
fuera, en la naturaleza de Newman, su precedente psicológico, lo cierto es
que el mantendría siempre una fidelidad vigilante ante la divina Presencia
(52). |
Cuando
Newman habla o escribe, lo hace siempre saliendo de su silencio, de su
contención reflexiva, y desde esta intimidad habla de lo íntimo de su corazón
(53), y no por placer, cuando lo hace de sí mismo. Así nos lo dice al romper
uno de sus grandes silencios, y lanzarse {18 (106)} a escribir el más famoso
de sus libros: Apologia pro vita sua (54). |
Acompañar
a Newman por los caminos de sus silencios o entrar en sus soledades,
alargaría demasiado nuestro discurso. Pero hay dos grandes silencios que
resumen todos sus amores y todos sus dolores: Littlemore y Birmingham. En
Littlemore, puesto absolutamente de cara al desierto (55), abandonado a las
manos de Dios, entregado a la oración y pidiendo la de sus amigos,
incomprendido por el mundo y rechazado, como un hijo por su madre, de la
Iglesia de Inglaterra, sin poder dejar de amarla, agradecido, por las gracias
que en ella había recibido (56). |
Más
tarde, en Birmingham, my nest, en el Oratorio, donde toma a san Felipe Neri
por Padre que inspira su piedad y su vida de católico. Desde allí le
alcanzará la sorpresa de más largos y todavía más dolorosos silencios, además
de las dificultades y penalidades inmediatas de pobreza, de trabajo duro, de
solicitud constante, de viajes incómodos, de soledades... A distancia de todo
aquel drama, ya podemos afirmar que no fue motivado por exceso de
sensibilidad ante simples malentendidos, o por no tener amigos en Roma (57),
sino que la mezquindad y la envidia se cebaron en él, que precisamente no era
ni había sido nunca ambicioso (58). Pudo decirse que los suyos no lo
recibieron. |
Silencios
que no fueron de despecho ni de corazón resentido. Cito un par de anécdotas
que lo demuestran. Se refieren a la muerte de Faber y a la del propio Newman.
La muerte es la hora de la verdad; en la que nada valen ni las obras ni las
palabras si no están escritas en el libro de la vida; de otro modo, se
borrarían como las que se hubiesen escrito sobre arena (59). |
Newman
fue a visitar al padre Faber, en Londres, postrado ya en {19 (107)} el lecho
de muerte; estuvo un rato con él, hablaron del cielo, como amigos que se
encuentran; lo abrazó, le dio la bendición y se retiró en silencio, sin poder
ocultar las lágrimas (60). Años más tarde, Newman, también el próximo a la
muerte, y cuando los jóvenes del Oratorio, para consolarle, le propusieron
cantarle el ya entonces famosísimo Lead Kindly Light, el moribundo cardenal
replicó dulcemente: No, cantadme más bien The Eternal Years, del padre Faber,
porque he pensado siempre cuánto me gustaría escuchar ese himno al
encontrarme cerca de la muerte (61). |
En
el funeral de Newman predicó el sermón el cardenal Manning, el cual también
había tenido que ver con los sufrimientos de Newman católico. Manning hizo un
sermón magnífico (62), y sin duda sincero. Pero, si en el cielo caben las
sonrisas, Newman insinuaría, en medio de la Iglesia de los verdaderos santos,
aquella que le era tan propia, sin ironía alguna, dulce, humilde, inocente e
inteligente a la vez, comprensiva, de contención silenciosa, de cariño... y
de misericordia. |
La
pasión por la verdad va asociada con el retiro y el silencio (63); del
silencio nace también la poderosa Palabra que toca el cielo, pero camina
sobre la tierra (64). Se encarna, se hace vida, y se desarrolla, en una
evolución que la conduce a la verdad total. Como de un puñado de semillas, de
unas pocas palabras pronunciadas por algunos pescadores galileos, surge por
expansión un universo de pensamiento (65). Así sucede en la Iglesia, y así, a
nivel de fe, en cada cristiano. |
El
modelo ―our pattern― es María, nos dice Newman en uno de sus
sermones emblemáticos; María, tipo de la Iglesia y primera cristiana;
personaje con más silencios que palabras: O amore muto che non vói parlare!
(66). |
Por
esto, cualesquiera que fueran postponed to the next world». |
{20
(108)} las crisis de la Iglesia, los males del mundo, o las pruebas que nos
visiten a lo largo de la vida, siempre nos queda salvada para la Iglesia (67)
y para nosotros la Palabra de la verdad у el silencio que la integra y
transforma en vida. |
Siempre
existe un silencio que también habla (68). Porque Newman conocía bien este
silencio, rezaba para aprender a hablar también sin palabras y llevar así a
los demás a Dios (69), porque, en ocasiones, hay verdades inalcanzables si no
es a través del testimonio (70), como el silencio de los primeros santos, los
mártires, que hablaban por su muerte (71). |
Jean
Guitton se ha quejado, hace poco, del silencio de la Iglesia del silencio en
la Iglesia, y otros lo hacen de la nueva, según ellos, Iglesia del silencio
(72). Desde el lado de la cultura, Charles Moeller, denuncia el silencio de
Dios en la literatura de nuestros días (73). |
El
primer antologista de Newman, William Samuel Lilly, dijo, con evidente
exageración, que aquellos que conocen solamente las obras —es decir, las
palabras— de Newman conocen lo menos importante de él (74). Pensamos que
solamente podía estar en lo cierto si tenía por mejor parte la misma que
describe Newman, a propósito de la palabra, del silencio y de la oración,
comentando la conocida escena de Betania (75). |
En
cualquier caso, Newman nos diría siempre que: |
Llevemos
la voluntad de Dios en el corazón, el nombre de Dios en los labios, y el
Reino de Dios en la esperanza (76). |
*
Ponencia tenida en el IV Coloquio Internacional de la ASSOCIATION FRANÇAISE
DES AMIS DE NEWMAN, en junio de 1992, en Lyon, por el p. Ramón Mas. |
(1)
Ramon Llull, Llibre d'Amic e Amat (Barcelona, Edit. Barcino, 1927), p. 41.—
Ibíd., p. 31: «No cal que em parles; mas fe'm senyal ab tos ulls, qui són
paraules a mon cor, com te dó ço que em demanes». |
(2)
HS, II, pp. 217-231 pássim.— Véase también «Newman's Oratory Papers», n. 17,
incluido por P. Murray en NEWMAN THE ORATORIAN (Dublin, Gill & Macmillan
Ltd., 1969), pp. 255-258. (3) DA, p. 259. (4) Ibid., p. 214. |
(5)
Henry Tristram, LIVING THOUGHTS OF CARDINAL NEWMAN (London, Cassel & Co.,
1948), p. 1. (6) PS, VIII, p. 155. |
(7)
Maurice Nédoncelle, «Las diversidades de Newman», ORBIS CATHOLICUS, Barcelona |
vol.
I, 1960, p. 212.— También: Henry Brémond, THE MYSTERY OF NEW. |
MAN
(London, Williams & Norgate, 1907), pp. 332 ss. (8) HS, II, p. 229. |
(9)
PS, 1, pp. 19 y 54.— También: Mir., pp. 18 y 22, sobre los milagros como
parte del «sistema de la providencia». (10) GA, pp. 115-117. (11) US, p. 285.
(12) GA, p. 117. |
(13)
Ibíd., p. 118. |
(14)
Ibíd., pp. 389-390. |
(15)
Conf. MD, p. 264: «Ex umbris et imaginibus in veritatem»; inscripción elegida
y confirmada no sin cierta solemnidad, con la que desea expresar el sentido
total de lo que fue su vida.— También, en LOSS AND GAIN, el protagonista,
Charles Reding (trasunto de Newman), termina con la consecución de la
esperada Verdad, p. 431.— Hilda Graef, GOD AND MYSELF (London, Peter Davies,
1967), recoge estas palabras de Newman: «I have all my life been speaking
about suffering for the Truth, and now it has come upon me». |
(16)
Idea, p. 217; sobre verdad y error, Ibíd., p. 478; VVO, pp. 97 y 148. |
(17)
Henry Tristram, Tillotson and others, JOHN HENRY NEWMAN: CENTENARY ESSAYS
(London, Burns Oates & Co., 1945), p. 178. |
(18)
PS, I, p. 304. (19) Idea, p. 274. (20) Ibíd. (21) Ibíd., p. 275. |
(22)
PS, 11, 375. (23) Idea, p. 275. (24) Ibid., p. 292. (25) LD, XIII, p. 99. |
(26)
«Newman showed that he was a preacher of forgotten truths and that he
realized the harm of an unbalanced or truncated presentation of
Christianity», Charles S. |
Dessain,
JOHN HENRY NEWMAN (London, Nelson, 1966), p. 21. |
(27)
Así lo define Charles F. Harrold, JOHN HENRY NEWMAN (London, Longmans, Green
& Co. , 1946), p. 249.— Según Ian Ker, JOHN HENRY NEWMAN (Oxford―: |
New
York, Oxford University Press, 1988), p. 63, el viaje de Newman por el
Mediterráneo pudo tener algún efecto precisamente antiromántico. |
(28)
«The prophet was turned scholar, and in no fashionable department (…)
scarcely. |
had
he opened those prophetic lips and he shocked High Church and Low Church by a
resolute turning towards the only Christians he could discover in primitive
ages». En W. Barry, NEWMAN (London, Hodder and Stoughton, 1904), pp. 256,
258.— Se trata de un «return to the sources. This implies, of course, that
the sources must be rediscovered, non in a state of dead fixity, but rather
one of unending creativity. For Newman, such a "return" involved a
renewed knowledge of those first builders of the Church, in the
post-apostolic age, who have been called the "Fathers of the
Church" because they achieved a constructive encounter of the Gospel
with a non Christian world». En Louis Bouyer, C. O., NEWMAN'S VISION OF FAITH
(San Francisco, Ignatius Press, 1986), p. 11. |
(29)
Owen Chadwick, NEWMAN (Oxford-New York, Oxford University Press, 1983), pp.
10 y 37. |
(30)
Ian Ker, THE ACHIEVEMENT OF JOHN HENRY NEWMAN (London, Collins, 1990), p. 98.
(31) GA, p. 346. (32) Ibid., p. 300. (33) PS, V, p. 44. |
(34)
Ibid., IV, p. 227. (35) Charles F. Harrold, op. cit., p. 270. |
(36)
GA, p.404. (37) PS, II, p. 104. (38) Idea, p. 277. (39) OS, p. 66. (40)
Ibíd., p. 65. |
(41)
GA, p. 117. (42) Call., p. 314. (43) VVO, pp. 300, 323 y ss. (44) Apo., p 27.
→ |
(45)
PS, II, p. 361. |
(46)
LG, p. 328, se refiere a la Misa, «the greatest action that can be on earth.
It is no invocation merely, but, if I dare use the word, the evocation of the
Eternal». |
(47)
San Juan de la Cruz, POESÍAS (Madrid, Signo, 1936), «Canciones del Alma», p.
20. |
(48)
GA, p. 492. (49) PS, VI, p. 356. (50) Call., p. 293. |
(51)
VVO, p. 45, es la respuesta de la gratitud: «Lord, in this dust Thy sovereing
voice - First quicken'd love divine; - I am all Thine, Thy care and choice, -
My very praise is Thine». |
(52)
AW, p. 241: «Neque vero perdidi intimum sensum Praesentiae Divinae in omni
loco (...) Illa subtilis et delicata vis fidei et spei hebetata est in me
usque ad hunc diem».— MD, p. 52: «Every breath I breathe, every thought of my
mind, every good desire of my heart, is from the presence within me of the
unseen God (...) I recognise Thy voice in my own intimate consciousness». |
(53)
Apo., Preface, p. XXV. |
(54)
Ibid., p. XX. |
(55)
The Birmingham Oratory, CORRESPONDENCE OF JOHN HENRY NEWMAN WITH JOHN KEBLE
AND OTHERS, 1839-1845 (London, Longmans, Green & Co., 1917), p. 351: «For
three full years I have been in state of unbroken certainty, Against this
certainty I have acted, under the notion that it might be a dream, and that I
might break it as a dream by acting; but I cannot. In that time I have had no
ups and downs, though (...) the truth has often flashed upon me with unusual
force (...) I am setting my face absolutely towards the wilderness». |
(56)
SD, pp. 406-407: «O mother of saints! O my mother, whence is this unto thee,
that thou hast good things poured upon thee canst not keep them, and bearest
children, yet darest not own them?». |
(57)
AW, p. 251. |
(58)
Ibíd., pp. 252-253; conf. Vvo, p. 47; LD, XXVII, p. 334. |
(59)
VVO, p. 303.— También PS, II, p. 8: «The triumph of the Truth, in all its
forms, is |
(60)
Releigh Addington, FABER, POET AND PRIEST (London, Burns & Oates, 1974),
p. 342.— La entrevista fue breve, por precepto del médico. Los sentimientos
quedan descritos en un memorándum de Newman (conf. LD, XIX, pp. 559-561):
«Faber, poor fellow, is not much changed». |
(61)
Lo recordaban los padres más jóvenes, singularmente el p. Bellasis, en una
carta a su madre, y el p. Denis Sheil, fallecido en 1962, a los 96 años de
edad, último testigo de Newman, que fue quien le admitió en la Congregación.
Lo reporta Ronald Chapman, FATHER FABER (London, Burns & Oates, 1961), p.
344. |
(62)
John Moody, JOHN HENRY NEWMAN (London, Sheed & Ward, 1946), reproduce
íntegramente el sermón de Manning, al final del libro, pp. 263-266. |
(63)
Idea, Preface, p. XIII. (64) Sb, cap. XVIII, vv. 15-16. (65) US, p. 317. |
(66)
Iacopone da Todi, LE LAUDE (Milano, Le Edizioni di Uomo, 1945), p. 207. |
(67)
PS, III, p. 319. (68) GA, p. 396. (69) MD, p. 54. (70) Ess., p.31. (71) HS,
II, p. 225. |
(72)
Jean Guitton, SILENCIO SOBRE LO ESENCIAL (México, Claveria, s. d.), trad. |
esp.,
pp. 10-11. |
(73)
Charles Moeller, LITERATURA DEL SIGLO XX Y CRISTIANISMO (Madrid, Editorial
Gredos, 1958), trad. esp., pp. 25-32. |
(74)
William Samuel Lilly, A NEWMAN ANTOLOGY, first published in 1875, under the
title CHARACTERISTICS FROM THE WRITINGS OF JOHN HENRY NEW. |
MAN
(London, Dennis Dobson Ltd., 1949), Introd., p.17. |
(75)
PS, III, «The good part of Mary», pp. 318-335. (76) SD, p. 289. |
El
miserable no piensa en la transfiguración de su alma, de su vida, del mundo;
el nuevo rico se satisface con el fácil y engañoso resplandor que ven los
ojos. Y al mismo tiempo comprobamos que, día tras día, desaparece la libertad
necesaria para una contemplación generosa del universo. |
Emmanuel
Mounier |
{21
(109)} |
5.
UTOPÍAS |
De
una entrevista a mons. P. Casaldáliga en la revista SERRA D'OR del pasado mes
de octubre. |
EVIDENTEMENTE,
no es posible ser cristiano sin Iglesia. Ser cristiano es pertenecer a la
comunidad de seguidores de Jesús. Pero ocurre que la palabra
"Iglesia" significa muchas cosas; va cargada de residuos de poder,
de privilegio, de mundanidad, y es necesaria la purificación. Pero ser
cristiano al margen de la comunidad eclesial es imposible. Los cristianos
estamos incorporados a Cristo comunitariamente. Mi fe, a pesar de ser algo
tan personal, porque soy yo mismo el que cree, es siempre una fe comunitaria,
eclesial. |
TENGO
la plena convicción teológica, bíblica y de fe, de que no existe ningún
argumento, ni bíblico, ni teológico, ni de verdadera tradición, con que se
pueda justificar la exclusión de la mujer para que sea en la Iglesia
sacerdote, obispo o papa, y que no tenga en la Iglesia los poderes, las
atribuciones que tiene el hombre. Es evidente que nuestra postura actual y
nuestra doctrina son fruto de una masculinidad, de una tradición que no tiene
que ver con "la" tradición de la fe. Es una tradición cultural.
Somos hijos del mundo hebreo, griego, romano, sajón, con lo cual se explica,
pero no justifica, que existan dificultades. |
SE
DICE que carecemos de profetas. ¿O es que quiere decirse que no tenemos
bautizados? Los bautizados deberíamos de algún modo ser llevados del espíritu
profético. Es verdad que la Iglesia se mueve a la defensiva, y que aún
vivimos la sacramentalización de forma harto rutinaria y de cumplimiento. Tal
vez nos falte algo de libertad de espíritu, un poco de creatividad, de
esperanza pascual..., y nuestra vida se convertiría en testimonio de
coherencia diaria, personal o colectiva, con algo de profecía. Pero, eso sí,
recordando que los profetas normalmente tienen también la vocación de
mártires, de un modo u otro. Es preciso vencer el miedo a la incomprensión, a
la persecución, al martirio... Es el modo de preparar, poco a poco, la
llegada definitiva a la morada del cielo. |
{22
(10)} |
6.
ÍNDICE DEL AÑO 1992 |
|
TIEMPO
DE ORACIÓN | |
La
cruz de Cristo, medida del mundo (J. H. Newman) | 22 Oración de un cristiano
ruso perseguido (M. Polski) | 2 Palabra de Dios (E. Przywara) | 90 San Pietro
in Vaticano (J. M. Valverde) | 66 TEMAS | {t} El corazón | 23 El mayor
escándalo en la Iglesia | 5 La conversión de Bartolomé de Las Casas | 79
Oración, ayuno, limosna | 32 «Para comprender el ecumenismo» (J. Bosch) | 19
Principios | 67 Sacerdocio | 33 Sobre renglones torcidos | 87 Violencias | 3
SAN FELIPE NERI Y EL ORATORIO | {t} Apostolado y desprendimiento | 75 El
altar de nuestra iglesia | 43 El espíritu de san Felipe Neri | 54 La
verdadera felicidad | 99 Los ejemplos de san Felipe y de sus primeros
discípulos | 9 Permiso para ser cristiano | 76 Saint Philip Neri (J. H.
Newman) | 52 San Felipe cada año | 42 San Felipe Neri y los animales | 14
NEWMAN | {t} Cátedra Newman, en Salamanca | 68 Los verdaderos Santos (J. H.
Newman) | 50 Luces y sombras en la historia de la Iglesia (J. H. Newman) | 1
Palabra y silencio en Newman | 100 Pensamientos | 25, 45,48,69,72, 3,96
Responder a Dios (J. H. Newman) | 30 TEXTOS | {t} Bastan las Escrituras (san
Atanasio) | 12 Decálogo de la no-violencia (Comisión Paz y Reconciliación |
39 Preferencias desde una mentalidad cristiana (A. C. Comín) | 10 |
|