Compendio SUMARIOS del LAUS (1972-1995) acerca de María o Virgen
Núm. 103. MARZO. Año 1972.
CUARESMA, Semana Santa, Pascua: tiempo de revisar nuestro Bautismo, tiempo de purificación, de aproximación al misterio de Cristo; tiempo de agradecer su sacerdocio y todas las formas de consagración que le siguen, de cerca, en la vida, en el dolor y en la esperanza de su Reino, como la Virgen, la primera cristiana.
Este número contiene además de los horarios de las Conferencias Cuaresmales y de los cultos de Semana Santa.
Núm. 163. DICIEMBRE. Año 1978
LOS pastores, los magos, María, José... Figuras todas casi mitificadas, por encima de la realidad sencilla de su vida y de su encuentro con el Dios-Hombre.
Estilizado el pensamiento, su claridad simplificada se hace universal. Cristo es más que el hito de nuestra era: es Dios que debe ser adorado, es Rey que se convierte en nuestro guía, es Hombre que puede ser entendido. Nos falta sólo querer y ser capaces de un ideal. Ahora es Navidad: hay un camino y una estrella sobre el camino.
Núm. 208. DICIEMBRE. Año 1983
CUANDO parece que todo cambia, es que todo comienza de nuevo. Y todo comienza de nuevo cuando sentimos que Dios se acerca, que la vuelta al absoluto nos reclama. Ahora mismo, la humanidad entera tiende los brazos ―entre miedos y esperanzas― hacia esa novedad que ha de cambiar el mundo. Algunos, como la Virgen, han descubierto y experimentado el misterio de esta aproximación, de esta invasión de Dios y de su gracia, y se han sentido colmados, desde su pequeñez y miseria. Otros han luchado y luchan, todavía, buscando a Dios. La misma Iglesia quiere su propia renovación. Parece como si estuviéramos en vísperas de un gran acontecimiento. Para los que tenemos fe, ese acontecimiento ha sido yes, también en la hora presente, Jesucristo.
Núm. 244. DICIEMBRE. Año 1987
TENEMOS más razones, para creer en Dios, desde que nos consta, por la Encarnación, que Dios ha creído en el hombre, y ha aceptado el riesgo de no ser recibido y hasta de ser rechazado. Pero el más pequeño entre los que le reciban será mayor que los más grandes que le desprecien. El problema, para el hombre, está en mantener limpio el propio corazón para "ver" las formas de su presencia entre nosotros. Los santos ―singularmente la Virgen— lo vieron, creyeron y, así, fueron bienaventurados. Desde que esto empezó, la Iglesia se esfuerza en cumplir la misión, y ejercer el ministerio de seguir anunciándolo y servir, de este modo, a Dios y a los hombres, y con fe y esperanza nos enseña a creer en él y en éstos.
Núm. 253. DICIEMBRE. Año 1988
ADVIENTO es el tiempo de la esperanza. Pero es que "tiempo", para los cristianos, siempre es esperanza.
Mejor diríamos, pues, que Adviento es el tiempo de la esperanza de la Virgen, o tiempo de María, tal como lo hizo notar el papa Pablo VI, al hablar del culto de la Iglesia a la Madre de Jesús. Por esto dedicamos a Maria principalmente las páginas que siguen, y tomamos ocasión para referirnos, brevemente, al pensamiento de Newman sobre la que él se complace especialmente en llamar nueva Eva, Sede de la Sabiduría y Madre del Redentor, que es, además de Dios, y por medio de ella, hombre verdadero y hermano mayor de todos los demás hombres.
Núm. 294. MAYO-JUNIO. Año 1994
LO BELLO no es lo bueno, sino viceversa; de no ser así, llamaríamos belleza al envoltorio edulcorado de la mentira, al exhibicionismo vano. Lo bueno es limpio, desprendido, con espacio para Dios, que es incompatible con lo artificioso y se muestra a los sencillos de corazón. La sencillez es difícil, porque no puede suplirla ni la mejor inteligencia, tentada a veces por la astucia y el orgullo. Los santos triunfaron de estas tentaciones y alcanzaron a Dios.