Compendio
SUMARIOS del LAUS (1972-1995) |
Núm.
127. DICIEMBRE. Año 1974. |
NACER
y novedad se parecen a Navidad. Tal vez para que aprendamos a nacer, a
estimar mejor la vida de hombres, desde que Dios la ha compartido. |
La
vida cristiana es totalmente "vida": nacimiento, resurrección. La
nada no existe y la muerte tampoco. Por esto cantan los ángeles y sonríe el
mundo: ese gran portal de los vivientes que van despertándose para mirar al
cielo. |
Núm.
145. DICIEMBRE. Año 1976. |
SUMARIO
{T} |
CUANDO
Dios entra en la historia – tiempo y espacio, de los hombres, también
nace". Luego acepta la humildad de morir, como los hombres; pero
transforma la muerte en un supremo y glorioso nacimiento: la Resurrección. |
Dios
se encarna y entra en nuestra vida, y los cristianos creemos y la fe nos
incorpora a la suya: renacemos después de nacer. Ya no es la vida un continuo
morir, ni el hombre un proyecto para la muerte, sino un ser abierto a la
bienaventuranza. Por eso los primeros cristianos llamaban, a lo que los
paganos denominaban "muerte", el nacimiento para el cielo" v
la "vida en Cristo". Hay dos nacimientos: el terreno y el de la
bienaventuranza; para el fiel siempre es Navidad. |
Núm.
154. DICIEMBRE. Año 1977 |
NAVIDAD
de novedades, Navidad de esperanzas y de incertidumbres, de fugacidad del
gozo para adentrarnos en la presentida austeridad invernal, más rigurosa, nos
aparece, este año, que otras veces. Navidad, no obstante, que, como todas las
Navidades, nos lleva a acercarnos a los personajes de la primero de este
mundo, para mirarlos y aprender de ellos a entrar y seguir por los caminos
humildes que Dios depara a los que quiere más puros para que vean mejor,
desde la misteriosa sencillez de lo más santo, la aparición y la presencia de
Dios entre los hombres. |
Núm.
163. DICIEMBRE. Año 1978 |
LOS
pastores, los magos, María, José... Figuras todas casi mitificadas, por
encima de la realidad sencilla de su vida y de su encuentro con el
Dios-Hombre. |
Estilizado
el pensamiento, su claridad simplificada se hace universal. Cristo es más que
el hito de nuestra era: es Dios que debe ser adorado, es Rey que se convierte
en nuestro guía, es Hombre que puede ser entendido. Nos falta sólo querer y
ser capaces de un ideal. Ahora es Navidad: hay un camino y una estrella sobre
el camino. |
Núm.
190. DICIEMBRE. Año 1981 |
HACE
veinte siglos que Dios recomenzó la creación. |
Lo
celebramos cada año, y es la Navidad. No sería poco que todos los hombres
pusiéramos nuestra voluntad, y la hiciéramos buena y constante para
reconstruir gozosamente el mundo que tenemos entre manos, y en el que es
posible abrir caminos para la felicidad, si trabajamos, si nos damos
generosamente. Es preciso volver a nacer para recompensarlo todo. |
Núm.
209. ENERO. Año 1984 |
MÁS
QUE unas vacaciones de invierno; más que un paréntesis idílico para
recuperaciones sentimentales de lazos familiares desmoronados; más, mucho más
que un pretexto para consumir o intoxicarse, llevados por la corriente
adocenada, que disimula su primitivismo irracional con la abundancia del
dinero mal. |
gastado...
Navidad ha de ser el recuerdo agradecido de los comienzos de la vida del
Señor Jesucristo, que se hizo hermano nuestro; ha de ser volver a él, con la
fe y con la vida. Otra clase de celebración de la Navidad, es una farsa; otro
cristianismo, es una mentira. |
Núm.
226. DICIEMBRE. Año 1985 |
OLVIDÉMONOS
de Herodes, de los sumos sacerdotes y de los letrados del pueblo que
escrutaban las Escrituras para averiguar el lugar del nacimiento de Cristo...
Hagamos abstracción de todo cuanto rodeó aquel acontecimiento santo y
quedémonos sólo con el espíritu que se traslucía en todo el misterio de la
primera Navidad. Y preguntémonos: si Cristo volviera hoy a nacer en nuestro
mundo, ¿en qué lugar amanecería a la vida? Si los ángeles nos lo anunciaran,
¿hacia dónde deberíamos encaminarnos y cómo lo reconoceríamos? Si hubiera
necesidad de cobijo, ¿quién se lo ofrecería? |
Núm.
235. DICIEMBRE. Año 1986 |
DIOS
viene y pasa; pero se queda, también, con nosotros. Presencia y trascendencia
divinas. Se hizo presente, como un gran signo evidente para siempre jamás, en
la historia de los hombres. Pero luego sigue, nos acompaña, nos lleva y nos
espera, más allá de todo lo que vemos, para más vida que la que vivimos. |
Por
esto, al acabarse esta forma de vida de ahora, al encontrarnos
―reencontrarnos― con él, será otra Navidad, la nuestra,
definitiva, en su regazo. |
|