Compendio Tiempo de Oración del LAUS (1972-1995)
TIEMPO LITÚRGICO: CUARESMA
Núm. 156. FEBRERO. Año 1978. Tiempo de oración:
Tú has sido el primero en amarnos, Señor.
Pero nosotros lo comentamos y tenemos en cuenta, como si solamente nos hubieses amado el primero no más que una sola vez, históricamente, a pesar de que, sin cesar, muchas veces, a lo largo de todos los días de nuestra vida, Tú has sido el primero en amarnos.
Cuando nos despertamos, cada mañana, y dirigimos nuestro pensamiento y el alma hacia Ti, ya te has anticipado Tú, para ser el primero en amarnos.
Tú eres el primero: antes de amanecer, antes de que yo principie mi oración, me has amado el primero.
Cuando abandono lo que me distrae y recojo mi mente para pensar en Ti, Tú eres también el primero en amarme.
Y así continuamente, a pesar de que hablamos de Ti con ingratitud, como si solamente una vez hubieses sido Tú el primero en amarnos.
Sören Kierkegaard 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 157. MARZO. Año 1978. Tiempo de oración:
SABEMOS...
QUE HEMOS DE SEGUIR TRABAJANDO.
Sabemos que no hay tierra
ni estrella prometidas.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.
Sabemos que mil veces y mil veces
pararemos de nuevo nuestro carro
y que mil y mil veces en la tierra
alzaremos de nuevo
nuestro viejo tinglado.
Sabemos que por ello no tendremos
ni ración ni salario.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.
Y sabemos
que sobre este tinglado
hemos de hacer mil veces y mil veces todavía
el mismo viejo truco bufo-trágico
sin elogios
ni aplausos.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando...
León Felipe 2 (38)
{2 (38)}
Núm. 201. FEBRERO. Año 1983. Tiempo de oración: HOMBRE INTERIOR (FRAGMENTO)
La Nada no es la Nada.
Se ha impregnado del Ser. Todo es presencia.
Hombre interior, ¡qué jubilo al sentirte
sin un apoyo táctil en torno de ti mismo!
Viajero irremediable de los aires,
pero no del vacío.
El vacío no existe. Dios lo colma.
Sin pedestal tangible
te hallas sobre la Roca que dura eternidades.
Ya todo el oleaje de tu inquietud ―tu esencia―
tiene un inmenso océano en que dance...
Señor, ¿qué han de decirme las estrellas
y las olas del mar
y el arpegio ondulante de la sierra?
Tú en mí. Yo en ti.
Tu hablar y el mío hechos ya monólogo.
Mis días enhebrados en tu eterno existir.
Todo mi ser en séptima morada.
Jorge Blajot Pena 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 237. FEBRERO. Año 1987. Tiempo de Oración: LA GRAN ORACIÓN
Tú abriste los ojos de nuestro corazón,
para conocerte a ti, el solo Altísimo en las alturas,
el Santo que reposa entre los santos.
A ti, que abates la altivez de los soberbios,
deshaces los pensamientos de las naciones,
levantas a los humildes y abates a los que se exaltan.
Tú enriqueces y tú empobreces.
Tú das la vida y la muerte.
Tú solo eres bienhechor de los espíritus y Dios de toda carne.
Tú miras a los abismos y observas las obras de los hombres;
ayudador de los que peligran,
salvador de los que desesperan,
criador y vigilante de todo espíritu.
Tú multiplicas las naciones sobre la tierra,
y de entre todas escogiste a los que te aman,
por Jesucristo, tu siervo amado,
por el que nos enseñaste, santificaste y honraste.
Te rogamos, Señor, que seas nuestra vida y protección.
Salva a los atribulados,
compadécete de los humildes,
levanta a los caídos,
muéstrate a los necesitados,
cura a los enfermos,
vuelve a los extraviados de tu pueblo,
alimenta a los hambrientos,
redime a nuestros cautivos,
levanta a los débiles,
consuela a los pusilánimes;
conozcan todas las naciones que tú eres el solo Dios,
y Jesucristo tu siervo,
y nosotros tu pueblo y ovejas de tu rebaño.
Clemente de Roma, (siglo I) 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 238. MARZO. Año 1987. Tiempo de oración: ORACIÓN POR LOS PECADORES Y EXTRAVIADOS
OH SEÑOR Jesucristo, tú has dicho desde la Cruz:
«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y ésta es, seguramente, oh Dios mío, la condición actual de vastas multitudes entre nosotros; ellas no saben lo que habrían podido saber, o han olvidado lo que antes sabían.
Niegan la existencia de Dios, mas no saben lo que hacen.
Se burlan de las alegrías del cielo y de las penas del infierno, mas no saben lo que hacen.
Renuncian a creer en ti, el Salvador del hombre, desprecian tu palabra y tus sacramentos, insultan y calumnian tu santa Iglesia y sus sacerdotes, mas no saben lo que hacen.
Extravían a los indecisos, asustan a los débiles, corrompen a los jóvenes, mas no saben lo que hacen.
Otros, en cambio, desean practicar la religión, pero se equivocan tomando el error por verdad, siguen sus propias fantasías y seducen a otros alejándolos de ti. No saben lo que hacen, pero tú se lo puedes dar a conocer.
Oh Señor, nosotros te insistimos, acordándonos de tus queridas palabras, «Señor y Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Enséñales, abre tus ojos aquí, antes de que llegue el tiempo futuro; dales la fe sobre lo que verán entonces, si es que ahora y aquí no quieren creer. Dales una fe plena y salvadora; destruye sus terribles ilusiones, y lleva a sus labios el agua de la vida, para que calme toda su fe.
John H. card. Newman, C. O.
{2 (42)}
Núm. 255. FEBRERO. Año 1989. Tiempo de oración: SENSIBILIDAD
Pasó aquel tiempo en que, alejado de lo bueno,
también tenía miedo de lo malo,
huía del combate del espíritu,
temiendo al enemigo amenazante y fuerte.
Ahora, sin embargo, más consciente,
siento el dolor de mi vergüenza,
descubro que aquel miedo era indolencia,
y pretender el cielo casi orgullo.
Mi Salvador me llama, me levanto
para entregarle generosamente
el corazón en paz; le miro a él,
en quien mi amor, por fin, confía.
Prescindo que otros vean mis tropiezos,
y, aunque sigo luchando entre temores,
camino hasta donde él me acepta,
me acerco a él le amo mucho más.
John H. Newman, C. O., (15.1.1833), (Traducción) 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 264. FEBRERO. Año 1990. Tiempo de oración: PARA PEDIR LA LUZ DE LA VERDAD
Yo haría siempre esta súplica:
Dios mío, creo firmemente
que tú puedes iluminar mi obscuridad,
que solamente tú puedes hacerlo.
Yo deseo, con todas mis fuerzas,
que se disipen mis tinieblas interiores.
Desconozco los caminos que has dispuesto para mí,
pero sé que tu poder y lo que anhelo
son razones suficientes para pedirte
lo que no puedes dejar de concederme.
Te prometo, desde ahora mismo,
que, ayudado por esta gracia que te estoy pidiendo,
abrazaré todo cuanto perciba como verdad cierta.
Y, con tu auxilio,
combatiré el peligro de engañarme y dejarme llevar
por lo que busca la naturaleza,
en contra de lo que la razón aprueba.
Amén.
John H. Newman, C. O., MD 262 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 273. FEBRERO. Año 1991. Tiempo de oración: PARA LA PAZ
Señor, tú que nos has dado todo cuanto poseemos,
danos también la paz;
la paz de tu descanso, la paz del sabbat,
la paz de aquel día que ya no tendrá noche.
Porque vendrá un tiempo en que
este nuestro mundo tan hermoso
tan repleto de maravillas, desaparecerá y dejará de existir.
Porque las obras que hoy admiramos
tienen un amanecer, pero tendrán también un anochecer.
El séptimo, día en cambio, no tendrá anochecer,
porque tú lo santificaste, Señor, para que permaneciera
durante toda la eternidad.
Así, al término de tus obras, que son muy buenas,
tú descansaste en el día séptimo
para decirnos proféticamente, por la voz de tu Libro,
que en el fin de nuestras obras
―que también son muy buenas, porque tú mismo nos las
has dado―
encontraríamos nuestro descanso en ti,
en el sabbat de la vida eterna.
San Agustín 2 (22)
{2 (22)}
Núm. 274. MARZO. Año 1991. Tiempo de oración: ORACIÓN POR LA SANTA IGLESIA Y POR TODOS LOS HOMBRES
Oh Jesús mío,
te encomiendo la santa Iglesia,
tu amada esposa y verdadera Madre nuestra;
también todas las almas justas
y todos los pobres pecadores,
los afligidos,
los moribundos,
la humanidad entera.
Que tu sangre no haya sido derramada en balde
para ninguno de ellos.
Que sea aplicada, igualmente,
para las almas necesitadas de purificación,
especialmente aquellas que durante su vida
te adoraron devotamente.
Renuevo y ofrezco estos actos de adoración y plegarias
por mí mismo, indigno pecador,
y por cuantos participan en esta misma adoración,
mientras dure mi existencia
y hasta el fin de mi vida.
John H. Newman, Mix. 341 2 (42)
{2 (42)}
Núm. 281. ENERO-FEBRERO. Año 1992. Tiempo de oración: ORACIÓN DE UN CRISTIANO RUSO PERSEGUIDO
Señor, a ti acudimos errantes bajo el peso del dolor, perseguidos sin piedad en nuestro propio suelo.
Nuestros días de desamparo se han prolongado, con demasiados sufrimientos, imposibles de calmar.
Señor у Dios nuestro, ten piedad de nosotros.
Rezamos, Señor, por nuestras familias perdidas.
Vemos cómo lloran y languidecen aquellos que amamos...
Te rogamos por todos los que padecen infamias y sin temor dan testimonio de compasión por nosotros.
Señor y Dios nuestro, ten piedad.
Te rogamos por los que han sido fusilados, por los que han sufrido torturas y los sometidos a duros trabajos, dispersados en las minas, los pantanos, los canales, y se han mantenido fieles, o te han descubierto en el dolor.
Señor Dios, ten piedad de nosotros.
Acuérdate, Señor, de los perseguidores, y perdónaselo todo, porque están ciegos.
Basta con que pongas fin a su furia persecutoria y concedas descanso a los extenuados por la prueba.
Te lo pedimos porque tu mano está llena de bondad, y porque eres omnipotente.
Por eso, te glorificamos ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Michel Polski 2
{2}
Núm. 293. MARZO-ABRIL. Año 1994. Tiempo de oración: CONTRA EL MIEDO
Oh Padre nuestro del cielo, tú eres el Padre de la libertad; el Padre de la libertad de tus misericordias, de la libertad de tu bondad, de la libertad de tu amor.
¡Oh Padre nuestro, cuán poco te conocemos!
Temblamos frente a ti como en presencia de un juez severo; huimos de ti como de un legislador temible. Pero huimos de ti solamente por miedo de tu misericordia; tenemos miedo de tu bondad, de tu amor. Por eso nos refugiamos bajo la protección de la ley, encerrados tras sus murallas.
Te pedimos, oh Padre, que destruyas nuestro miedo, que impidas nuestra huida, que nos libres de nuestra resistencia, Padre del cielo, te rogamos que nos tomes en tus brazos, lo queramos o no, y nos lleves en tu corazón. Y te damos gracias, en este momento, de que nos permitas postrarnos frente a ti sin protección ni seguridad alguna. Oh Padre del cielo, conduce nuestro sentimiento hasta la experiencia de que, mientras todo peligra, no disponemos de otra protección ni seguridad que la libertad de tu misericordia, de tu bondad y de tu amor.
Erich Przywara, sj 2 (26)
{2 (26)}
Núm. 298. ENERO — FEBRERO. Año 1995. Tiempo de oración: PARA LA UNIÓN DE LAS IGLESIAS
Dios mío, creador del hombre, que sólo has podido recibir una alabanza digna ―o menos indigna― multiplicando las especies, las razas y las naciones; que de esta manera, no sólo has manifestado una parte de tu gloria, sino toda la riqueza de tu creación y, principalmente, de tu criatura racional; que quisiste que tu Iglesia, desde sus mismos orígenes, hablara todas las lenguas, y no para que perturbara la expresión de la verdad, ni, con mayor motivo, para que no falseara la verdad misma, sino para que la verdad, que sólo la Iglesia debe proclamar, fuera entendida por cuantos hombres la oyeran: te pedimos que ensanches nuestros corazones para que sepamos hacernos comprender por los hombres y también nosotros les comprendamos a ellos, a todos ellos. Dios mío, me doy cuenta de mi pequeñez y pobreza, pero tú puedes dilatar abrir mi corazón para que alcance la medida de las necesidades del mundo. Esas necesidades que no se ocultan a tus ojos; que son muchas, y más de las que yo pueda conocer bien y expresar. Señor, danos muchos obreros y, sobre todo, obreros que se presten al trabajo con un gran corazón. Porque el tiempo apremia y hay mucho trabajo por hacer. Trabajos inmensos, misiones desproporcionadas para hombres como nosotros.
¡Ayúdanos, Señor: ensancha, purifica, organiza, inflama, llena de prudencia, aviva nuestras pobres almas!
Yves Congar 2
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Núm. 299. MARZO-ABRIL. Año 1995. Tiempo de oración: ORACIÓN DEL IV CENTENARIO DE S. FELIPE NERI
Oh Dios, Padre nuestro omnipotente,
que has querido reflejar tu paternidad
en el ejemplo de bondad y sabiduría con que san Felipe
guiaba a los más jóvenes hacia la responsabilidad
de la edad adulta:
concédenos el espíritu de sana alegría
y prudencia sobrenatural,
que es fuente de esperanza cristiana
y lleva a la plenitud de la vida contigo.
Oh Jesús, ungido Hijo de Dios,
que fuiste amado con amor inmenso por san Felipe,
y el único que merece el amor de todos los hombres:
concédenos que también nosotros sepamos descender
hasta comprender las inquietudes de este mundo,
proyectando en él nuestra fe,
y evitar que jamás nos convirtamos en sal insípida
que merezca ser rechazada fuera por los hombres.
Oh Espíritu Santo, que inflamaste con tu fuego
el corazón de san Felipe, todavía joven:
ven y libéranos de nuestras tristezas,
de nuestro egoísmo,
del frío e indiferencia del mundo,
y dilata nuestro corazón
para que sea capaz de compadecer y remediar
todas las pobrezas y miserias de los hombres.
Amén.
{2 (26)}