Compendio
Tiempo de Oración del LAUS (1972-1995) |
TIEMPO
LITÚRGICO: ORDINARIO |
Núm.
152. OCTUBRE. Año 1977. Tiempo de oración: |
Manifiéstate,
Señor, |
para
que resplandezca sobre nosotros |
tu
gloria y tu gracia. |
Se
apaga el brillo del mundo ante la belleza de tu rostro. |
Sólo
nos parece encantador antes de conocerte a ti, |
al
contemplar los soles perennes que iluminan el cielo, |
la
tierra cuajada de flores, |
los
árboles cargados de frutos... |
Pero
se desvanece su atracción |
cuando
se nos muestra tu puro y vivo rayo de luz; |
entonces
el día del mundo se hace súbitamente noche. |
Y
vemos, entre sus obras más destacadas, |
las
que hicieron derramar tu sangre, |
y
entre lo que son sus alegrías, |
los
pinchos que tejieron la corona de tu cabeza. |
Por
todo esto, Señor, |
cuando
por ti renunciamos a sus solicitudes ansiosas, |
cuando
nos olvidamos del pasado |
y
cuando no nos preocupamos demasiado |
por
lo que pueda venir, |
nuestra
dejación o sacrificio nos parece muy pequeño. |
En
realidad, desde tu claridad, |
sólo
nos desprendemos |
de
lo que no podemos quedarnos, |
sólo
dejamos |
lo
que no podemos amar. |
J-H.
card. Newman, C. O. |
{2
(122)} |
Núm.
169. JUNIO. Año 1979. tiempo de oración: CANTO DE ADMIRACIÓN DEL BARBERO
PARIA |
{R<}
(Fragmento de la literatura budista antigua, recogido por el P. Dieux, del
Oratorio, citado en un tratado de Yoga). {>R} |
El
Ser de Bendición pasa por delante de mi casa. |
¡Mi
casa, la mía, la casa del barbero! |
Yo
corro. Él se vuelve y me espera. |
¡A
mí, el barbero! |
Yo
digo: «¿Puedo hablarte, Señor?» |
Y
Él dice: «Sí». |
¡Sí,
a mí, el barbero! |
Y
yo digo: «La Paz, existe para un ser como el mío?» |
Y
Él dice: «Sí». |
¡También
para mí, el barbero! |
Y
yo digo: «¿Te puedo seguir?» |
Y
Él dice: «Sí». |
¡También
yo, el barbero! |
Y
yo digo: «Oh Señor, ¿puedo permanecer cerca de Ti?» |
Y
ÉL dice: «Puedes». |
¡También
yo, el pobre barbero! |
{2
(102)} |
Núm.
173. ENERO. Año 1980. Tiempo de oración: EL PERIÓDICO |
También
resuena aquí |
del
mundo como un eco aprisionado. |
Acercas
a él tu rostro |
y
parece que sientes el inmenso |
vaho
de su respiración |
acelerada,
ardiente, dolorida... |
Aquí
tienes la suma |
de
los pasos de un día; los kilómetros |
de
dolor y de gozo; la fatiga |
y
la dicha, caídas como hojas |
mustias
al aire del olvido... |
Tus
manos las recogen |
en
el silencio ahora |
para
besar en ellas el árbol de la vida: |
No,
no mueren en vano, |
día
a día, hoja a hoja, nuestros versos, |
nuestras
canciones; los insultos como |
piedras,
los besos como flores. |
¿O
no quedan grabados, |
vida
por vida, |
hombre
por hombre, nombre |
por
nombre, oh Dios, en tu silencio? |
Aquí
resuena, sí, el clamor del mundo |
recogido
en tus manos; |
a
él arrimas tus labios y el secreto |
rumor
callado de tu corazón... |
Rafael
Alfaro 2 (182) |
{2
(182)} |
Núm.
178. JUNIO. Año 1980. tiempo de oración: EL VIENTO DEL ESPÍRITU |
Más
despacio hacia Ti, pero seguros; |
pero
seguros no, sino con tiento: |
haciendo
nudos a través del viento |
para
saber volver. Vamos oscuros |
palpando
a ciegas los espesos muros |
de
tus manos. El tiempo se hace lento |
dentro
del corazón: presentimiento |
de
que el mirar y el ver caigan maduros. |
No
hay camino hacia Ti; se va inventando |
con
presentir y amar y estar atento |
al
silencio de Dios que va brotando |
debajo
de los pies. Así te invento: |
presiento,
escucho, piso y voy andando, |
y
haciendo nudos a través del viento. |
Jesús
Tomé 2 (102) |
{2
(102)} |
Núm.
233. OCTUBRE. Año 1986. Tiempo de oración: VERDAD Y VIDA |
¡Oh
Verdad, luz de mi corazón; |
que
no me hablen mis tinieblas! |
Por
éstas me dejé llevar, durante un tiempo, |
y
me sentí a obscuras. |
Pero
desde ellas, sí, aún desde ellas, |
te
amé, Señor, apasionadamente. |
Andaba
errante, y me acordé de ti (2). |
Oí
tu voz detrás de mí (3), que me llamaba, |
y
se apagaba envuelta en el fragor |
de
los que gritan, enemigos de la paz. |
Pero
heme ahora aquí sediento у sin aliento, |
para
beber el agua de tu fuente. |
Que
nadie me lo impida, |
pues
yo quiero beber, quiero vivir |
de
su frescor y de su vida. |
No
quiero ya vivirme a mí mismo, |
que
mala vida ha sido, y muerte. |
Reviviré
para vivir en ti. |
Y
pues, háblame tú, para que entienda |
tus
libros que mi fe venera, |
y
sus palabras llenas de misterio. |
{N<}
(1) Salmo 118, 176; (2) Juan 2, 8; (3) Isaías 30, 21. |
...
{>N} |
{2
(122)} |
Núm.
241. JUNIO. Año 1987. Tiempo de oración: A SAN FELIPE NERI, PARA OBTENER EL
ESPÍRITU SANTO |
Amado
san Felipe, vaso del Espíritu Santo, apóstol de Roma, Santo de los primeros
tiempos, ruega por mí. |
Te
pido que me obtengas la verdadera devoción al Espíritu Santo, por los medios
de gracia que Él mismo, la Tercera Persona de la gloriosa Trinidad, te
concedió. |
Hazme
participar de la ardiente devoción que tú tenías por Él, cuando estabas en la
tierra; puesto que, oh amado Padre mío, ésta fue una especial distinción tuya
respecto de otros santos; esto es, que si bien estos hubieran adorado por
encima de todo y de modo exclusivo al Espíritu Santo, como su único Dios, tú,
como el Papa san Gregorio, apóstol de Inglaterra, lo adoraste, no sólo como
Dios en la unidad de la Divinidad, sino también como procedente del Padre y
del Hijo, como don del Altísimo, y como Dador de la vida. |
Alcánzame,
oh san Felipe, tal medida de tu devoción hacia Él, de modo que, como se dignó
descender milagrosamente a tu corazón y lo encendió con el fuego del amor, Él
nos conceda también a nosotros el don especial de su gracia. Oh san Felipe,
haz que no seamos hijos indiferentes de tan ferviente Padre. |
Corazón
de fuego, Luz de la santa alegría, Víctima de amor, ruega por mí. |
John
H. card. Newman, C. O. |
(Meditations
and devotions) 2 (102) |
{2
(102)} |
Núm.
250. JUNIO. Año 1988. Tiempo de oración: TRES TÍTULOS |
Oh
Jesús, Señor mío, |
yo
reconozco estos tres títulos legítimos |
de
tu poder y autoridad sobre mí: |
el
de tu nacimiento, |
que
me hace tuyo por naturaleza; |
aquel
por el cual el Padre te lo ha dado todo, |
que
es la autoridad original que me somete a ti; |
у
el de tu misma voluntad, |
por
la que quieres que te pertenezca |
y
te dignas rogar al eterno Padre |
que
me restituya a él. |
Yo
acepto eso que tú quieres, oh Jesús, |
y
suscribo esta súplica, |
y,
si me es lícito hacerlo, |
quisiera
añadirle de mi parte |
lo
que pudiera. |
Yo
quiero ser |
enteramente
tuyo. |
Pierre
de Bérulle 2 (102) |
{2
(102)} |
Núm.
259. JUNIO. Año 1989. Tiempo de oración: TE HE BUSCADO, SEÑOR |
Hasta
donde he podido, |
hasta
agotar las fuerzas que me has dado, |
yo
te he buscado, Señor; |
he
deseado llegar a ver lo que |
he
creído, |
y
me he esforzado y trabajado para alcanzarte. |
Señor,
Dios mío, mi única esperanza, |
concédeme
que nunca cese de buscarte, |
que
todos los días busque ardientemente tu santo rostro. |
Dame
la fuerza para perseverar en este deseo, |
tú
que has permitido que te encuentre, |
y
mantenido en la esperanza creciente |
de
alcanzarte. |
Estoy
frente a ti, con mis fuerzas y mis flaquezas, |
conserva
mis fuerzas, cura mis debilidades; |
frente
a ti, mi fortaleza es mi ignorancia. |
Me
has abierto la puerta, |
déjame
entrar ahora; |
muéstrame
lo que |
todavía
me falta; |
concédeme
que jamás me olvide de ti, |
que
piense en ti, |
que
te comprenda, |
que
te ame. |
San
Agustín 2 (102) |
{2
(102)} |
Núm.
260. OCTUBRE. Año 1989. Tiempo de oración: EL SACERDOCIO DE CRISTO |
Señor,
Padre Santo: |
Que
constituiste a tu único Hijo |
Pontífice
de la Alianza nueva y eterna |
por
la unción del Espíritu Santo, |
determinaste,
en tu designio salvífico, |
perpetuar
en la Iglesia su único sacerdocio. |
Él
no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real |
a
todo su pueblo santo, |
sino
también, con amor de hermano, |
ha
elegido a hombres de este pueblo |
para
que, por la imposición de las manos, |
participen
de su sagrada misión. |
Ellos
renuevan en nombre de Cristo |
el
sacrificio de la redención, |
y
preparan a tus hijos el banquete pascual, |
donde
el pueblo santo se reúne en tu amor, |
se
alimenta con tu palabra |
y
se fortalece con tus sacramentos. |
Tus
sacerdotes, Señor, al entregar la vida por ti |
y
por la salvación de los hermanos, |
van
configurándose a Cristo, |
y
así dan testimonio constante de fidelidad y amor. |
Por
eso, Señor, cantamos tu gloria. |
(De
la liturgia de ordenación) 2 (122) |
{2
(122)} |
Núm.
263. ENERO. Año 1990. Tiempo de oración: ORACIÓN A JESUCRISTO SALVADOR |
Señor
Jesucristo, |
a
ti, que eres, a la vez, Dios salvador de los hombres |
y
Hombre todopoderoso ante Dios, |
te
invocamos, |
te
alabamos |
y
acudimos rogando: |
que
estés junto a nosotros con tu indulgencia |
tu
compasión |
y
tu perdón; |
que
siembres en nuestros corazones |
deseos |
que
tú puedas colmar, |
que
pongas en nuestros labios |
oraciones
que puedas complacer |
y
que nuestras obras y nuestros actos |
merezcan
ser bendecidos por ti. |
No
te pedimos, Señor, |
que
tu antiguo nacimiento según la carne |
se
reproduzca ahora para nosotros; |
pero
sí te rogamos que nos hagas nacer a tu Divinidad. |
Lo
que tu gracia única |
ha
realizado corporalmente en María |
realízalo
ahora, en el Espíritu, |
dentro
de tu Iglesia: |
que
su fe inquebrantable te conciba, |
que
su inteligencia sin mancha te dé a luz, |
que
su alma, cubierta por la virtud del Todopoderoso, |
te
guarde por siempre jamás. |
De
la liturgia mozárabe 2 |
{2} |
Núm.
268. JUNIO. Año 1990. Tiempo de oración: PARA OBTENER LOS DONES DEL ESPÍRITU
SANTO |
Oh
san Felipe, amadísimo protector mío, te ruego que, siguiendo tu ejemplo,
despiertes en mí una verdadera devoción al Espíritu Santo. Te pido que me
obtengas sus siete dones, para que mi corazón sea llevado fervorosamente
hacia la fe y las virtudes. |
Ayúdame
a alcanzar el don de la Sabiduría, para que prefiera el cielo a la tierra y
la verdad a la mentira. |
El
don de Entendimiento, para que se impriman en mi mente los misterios de su
Palabra. |
El
don de Consejo, para que pueda distinguir mi camino en medio de las
perplejidades. |
El
don de Fortaleza, para que sea valiente e inflexible en la lucha contra el
mal. |
El
don de Ciencia, para que dirija toda mi actividad con intención pura, a
gloria de Dios. |
El
don de Piedad, para que sea devoto y atento a la recta voz de la conciencia. |
El
don del santo Temor de Dios, para que le sea fiel, con reverencia y
sobriedad, en medio de todas las bendiciones espirituales. |
Dulcísimo
Padre, flor de pureza, testigo del amor, ruega al Señor por mí. |
John
Henry Newman, C. O. |
{2
(102)} |
Núm.
289. JULIO-AGOSTO. Año 1993. Tiempo de oración: VERANO |
Dios
mío, así tú me quisiste y ahora yo te correspondo... |
Los
rebaños de estrellas a tus manos dirijo, |
y
el alba, antes que yo pueda impedirlo, |
se
los ha llevado en sus redes, muy lejos. |
Así
tú lo quisiste. Afianzo en el aire |
colinas
con castillos y mares con frutales; |
la
campana del crepúsculo, con su copa, |
se
los bebe lentamente. |
Así
tú lo quisiste. |
Como
si gritara con todas mis fuerzas, |
arranco
la hierba y lanzo manojos al aire |
y
veo que caen de nuevo |
segados
por la daga de julio. |
Y
así tú lo quisiste. |
¿Qué
más, qué nueva prueba me aguarda? |
He
aquí que tú me hablas |
y
descubro el ser que me has dado... |
Ahondo
en las minas y trabajo los cielos; |
persigo
a los pájaros y en su peso me pierdo. |
Dios
mío, así tú me quisiste y yo ahora te correspondo. |
Te
descubro en los días y las noches, |
en
los soles y estrellas, en las tormentas y la calma, |
y
lo pongo todo en contra de mi propia muerte, |
porque
tú así lo quisiste. |
Odysseas
Elitis, «Axion esti», 1959 2 (70) |
{2
(70)} |
Núm.
290. SEPTIEMBRE-OCTUBRE. Año 1993. Tiempo de oración: LA MEDITACIÓN |
LA
MEDITACIÓN es, sobre todo, una búsqueda. En ella, el espíritu trata de
comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y
responder a lo que el Señor pide. Para ello hace falta una atención difícil,
que es preciso disciplinar. Habitualmente se hace con la ayuda de algún
libro, que a los cristianos no les falta: las santas Escrituras,
singularmente el Evangelio, las imágenes sagradas, los textos litúrgicos del
día o del tiempo, los escritos de los Padres espirituales, las obras de espiritualidad,
el gran libro de la creación y de la historia, la página del "Hoy"
de Dios. |
Meditar
lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo. Aquí, se
abre otro libro: el de la vida. Se pasa de los pensamientos a la realidad. |
Según
sea la medida de la humildad y de la fe, se descubren los movimientos que
agitan el corazón y se les puede discernir. Se trata de poner por obra la
verdad para llegar a la Luz: «Señor, ¿qué quieres que haga?». |
Los
métodos de meditación son tan diversos como diversos son los maestros
espirituales. Un cristiano debe proponerse meditar regularmente; de lo
contrario, se parece a una de las tres primeras clases de terreno de la
parábola del sembrador (cf. Mc 4, 4-7. 15-19). Pero un método no es más que
un guía; lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino
de la oración: |
Cristo
Jesús. |
Cat.
Igl. Cat., (nn. 2705-2707) 2 (94) |
{2
(94)} |
Núm.
295. JULIO-AGOSTO. Año 1994. Tiempo de oración: AMIGO Y AMADO |
El
amigo estaba un día en oración, sin alcanzar fervor, y para conseguirlo llevó
su mente a pensar en dineros, placeres, hijos, manjares, vanagloria. Y
comprobó su entendimiento que hay más gente dispuesta a servir cada una de
estas cosas nombradas, que no al Amado. Y entonces sus ojos se abrieron al
llanto, y su alma a la tristeza y al dolor. |
El
amor inflamaba y enardecía al amigo cuando éste recordaba al Amado, y el
Amado lo consolaba con lágrimas y dulce llanto, y con el olvido de todos los
placeres de este mundo, y de haber renunciado a la vanidad de sus honores. |
Y
el amor del amigo crecía cuando pensaba en el Amado, por quien sostenía
penas, tribulaciones, incomprensión de los mundanos, persecuciones. |
―Di,
oh loco, ¿qué es este mundo?― Respondió: |
―Cárcel
de amadores, servidores de mi Amado―. ―¿Y quién los mete en esta
cárcel?― Respondió: —La sinceridad de conciencia, el amor, el temor
reverente, el desprendimiento, la contrición, el hostigamiento de la maldad;
y fatigas purificadoras que no exigen recompensa. |
RAMON
LLULL, (s. XIII), LLIBRE D'AMIC E AMAT, 355... |
{2
(74)} |
Núm.
301. JULIO-AGOSTO. Año 1995. Tiempo de oración: LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO |
Oh
san Felipe, amadísimo protector mío, acudo a ti y me pongo en tus manos, y te
pido que me alcances una verdadera devoción al Espíritu Santo. |
Haz
que participe de tal manera del amor que tú le tenías, que, así como él se
dignó descender de un modo prodigioso a tu corazón y lo abrasó en amoroso
fuego, también a nosotros nos favorezca con los variados dones de su gracia.
No permitas que permanezcamos fríos, siendo hijos de un Padre tan fervoroso.
Implora para nosotros la gracia de la oración y el gusto de contemplar las
cosas divinas; haz que adquiramos la fuerza necesaria para dirigir nuestros
pensamientos y alejar las distracciones; consíguenos el don de conversar con
Dios, sin jamás cansarnos de estar con él. |
Vaso
del Espíritu Santo, corazón ardiente, luz de santa alegría, ruega al señor
por nosotros. |
J.
H. Newman, C. O., MD, I, 6 2 (74) |
{2
(74)} |
Núm.
302. SEPTIEMBRE-OCTUBRE. Año 1995. Tiempo de oración: PEDID Y SE OS DARÁ |
LA
CONCIENCIA me dice, oh Dios mío y Padre omnipotente, que la tarea principal y
el mayor deber de mi vida es que mi pensamiento se ocupe en ti y que todas
mis palabras hablen de ti, porque el uso de la palabra que tú me has
concedido no puede traer ningún beneficio mayor que el de servirte, dando
testimonio de ti y haciendo que los demás te conozcan como tú eres, es decir,
como Padre del Dios Unigénito, y mostrarlo tanto a los que te ignoran como a
los que te rechazan y niegan. El propósito de mí voluntad consiste solamente
en esto. |
Me
doy cuenta que necesito, y por esto te pido auxilio y recurro a tu
misericordia, para que, con el soplo de tu Espíritu, llenes la vela de
nuestra fe, desplegada para ti, al proclamar lo que creemos, y nos impulses
en el curso de la predicación iniciada. Creemos que lo hemos conseguir porque
tú mismo nos lo prometiste, diciendo: «Pedid y se os dará, buscad y
hallaréis, llamad y se os abrirá» (Lc 11,9). |
San
Hilario de Poitiers, siglo IV 2 (98) |
{2
(98)} |
|